No podemos apreciar plenamente la naturaleza del ser del hombre, tal como aparece en la actualidad, sin fijar nuestros ojos en los largos períodos por los que ha pasado en el curso de su evolución. Esto se hará evidente al considerar los hechos descritos por mí durante los últimos días. Nuestras almas pasan por repetidas vidas terrestres, siempre separadas entre sí por la vida que media entre la muerte y un nuevo nacimiento. De este modo, nuestras almas han atravesado los más diversos períodos de la evolución humana. Reflexionando sobre estas cosas, reconoceremos claramente que la naturaleza del ser humano sólo puede ser comprendida cuando consideramos largos períodos durante los cuales nuestras almas han vivido repetidamente en la tierra.