El
puente entre la espiritualidad universal y la Constitución
física
del hombre
Alma
y Espíritu en la Constitución Física Humana
Hoy quiero interpolar un tema que posiblemente pueda parecerles un tanto remoto, pero será de importancia para el desarrollo ulterior de los temas que estamos estudiando en la actualidad. Hemos sido capaces de reunir juntos muchos detalles esenciales que son esenciales para el conocimiento del ser humano. Por un lado, poco a poco estamos descubriendo el lugar del hombre en la vida del cosmos, y por el otro, su lugar en la vida social. Pero será necesario hoy considerar ciertos asuntos que contribuyan a una mejor comprensión del ser y la naturaleza del hombre.
Cuando
el hombre es estudiado mediante el pensamiento científico moderno,
sólo se toma en consideración una parte del ser. No se toma en
cuenta el hecho de que, además de su cuerpo físico, el hombre
también tiene otros miembros más elevados. Pero dejaremos esto de
lado hoy y pensaremos en algo que es más o menos reconocido por la
ciencia y también ha abierto un camino en la conciencia general.
Al
estudiar al ser humano, sólo se consideran pertenecientes a su
organismo aquellos elementos que se pueden representar como sólidos
o sólidos-fluidos. Se reconoce, por supuesto, que el fluido y los
elementos aeríformes entran y salen del ser humano, pero éstos no
son considerados en sí mismos como miembros integrales del organismo
humano. El calor interno del hombre que es mayor que el de su entorno
es considerado como un estado o condición de su organismo, pero no
como un miembro real de su constitución. Enseguida veremos lo que
quiero decir con esto. Ya he llamado la atención sobre el hecho de
que cuando estudiamos el ascenso y descenso del líquido cerebral a
través del canal espinal, podemos observar un movimiento oscilatorio
regular hacia arriba y hacia abajo causado por la inhalación y la
exhalación; cuando respiramos, el fluido cerebral es impulsado hacia
arriba y golpea, por así decirlo, contra la estructura del cerebro;
cuando exhalamos, el líquido desciende de nuevo. Estos procesos de
los componentes puramente líquidos del organismo humano no se
consideran parte integrante del propio organismo. La idea general es
que el hombre, como estructura física, consiste en las sustancias
más o menos sólidas, o al menos sólido/ líquidas que se
encuentran en él.
El
hombre es representado como una estructura construida a partir de
estas sustancias más o menos sólidas (véase el Diagrama I).
Los
otros elementos, el elemento fluido, como lo he mostrado por el
ejemplo del fluido cerebral y el elemento aeriforme, no son
considerados por la anatomía y la fisiología como pertenecientes al
organismo humano como tal. Se dice: Sí, el ser humano atrae el aire
que sigue ciertos caminos por su cuerpo y también tiene ciertas
funciones definidas. Este aire se exhala de nuevo. - Entonces se
habla de esa condición de calor del cuerpo, pero en realidad se
considera el elemento sólido como el único factor organizador y no
se dan cuenta de que además de esta estructura sólida también
deben ver al hombre entero como una columna de fluido (Diagrama II,
azul),
como permeado por el aire (rojo) y como un ser en el que hay un grado
definido de calor (amarillo). Un estudio más exacto muestra que así
como los constituyentes sólidos o fluido/sólidos deben ser
considerados como una parte integral o miembro del organismo, por lo
que la fluidez real no debe considerarse como un fluido muy uniforme,
sino como diferenciado y organizado - Aunque el proceso aquí es más
fluctuante - y tiene su propio significado particular.
Por
lo tanto, además del hombre sólido, debemos tener en cuenta al
«hombre fluido» y también al «hombre aeriforme», pues el aire
que está dentro de nosotros, en cuanto a su organización y
diferenciación, es un organismo en el mismo sentido que lo es el
organismo sólido, sólo que es gaseoso, aeriforme, y en movimiento.
Y por último, el calor en nosotros no es un calor uniforme que se
extiende sobre todo el ser humano, sino que también está
delicadamente organizado. Sin embargo, tan pronto como empezamos a
hablar del organismo fluido que ocupa el mismo espacio que ocupa el
organismo sólido, comprendemos inmediatamente que no podemos hablar
de este organismo fluido en el hombre terrenal sin hablar del cuerpo
etérico que lo impregna y lo llena de fuerzas. El organismo físico
existe por sí mismo, por así decirlo; Es el cuerpo físico; En la
medida en que lo contemplemos en su totalidad, lo consideramos, en
primer lugar, como un organismo sólido. Este es el cuerpo físico.
Vamos
entonces en segundo lugar a considerar el organismo fluido, que, por
supuesto, no puede ser investigado de la misma manera que el
organismo sólido, por disección, sino que debe ser concebido como
un organismo fluido interiormente móvil. No puede estudiarse a menos
que pensemos en él como permeado por el cuerpo etérico.
En
tercer lugar, existe el organismo aeríforme que de nuevo no puede
estudiarse a menos que tambien lo consideremos como permeado de
fuerzas provenientes del cuerpo astral.
En
cuarto lugar, está el organismo calorico con toda su diferenciación
interior. Está permeado por las fuerzas del Ego. - Así es como se
constituye el ser humano como ser terrenal hoy.
Pensemos,
por ejemplo, en la sangre. En la medida en que es principalmente
fluida, y por consiguiente esta sangre pertenece al organismo fluido,
encontramos en la sangre el cuerpo etérico que la permea con sus
fuerzas. Pero en la sangre también está presente lo que
generalmente es llamada propiedad calórica. Pero ese «organismo»
no es de ninguna manera idéntico al organismo de la sangre como tal
fluido. Si fuéramos a investigar esto -y también puede hacerse con
métodos físicos de investigación- encontraríamos al registrar la
calidez en las diferentes partes del organismo humano que la calidez
no puede ser identificada con el organismo fluido ni con cualquier
otro.
Reflexionando
directamente sobre el hombre de esta manera, encontramos que es
imposible que nuestro pensamiento se detenga dentro de los límites
del propio organismo humano. Podemos permanecer dentro de estos
límites sólo si pensamos meramente en el organismo sólido que está
aislado de lo que está fuera de él, por la piel. Incluso esto, sin
embargo, sólo es aparentemente así. La estructura sólida se
considera generalmente como si fuera un bloque firme y cerrado; Mas
también está interiormente diferenciado y está relacionado de
múltiples maneras con la tierra sólida como un todo. Esto es obvio
por el hecho de que las diferentes sustancias sólidas tienen, por
ejemplo, pesos diferentes; lo cual solo demuestra que los sólidos
dentro del organismo humano se diferencian, tienen diferentes pesos
específicos en el hombre. En cuanto a su organismo físico, por
consiguiente, el ser humano está relacionado con la tierra como un
todo. Sin embargo, es posible, al menos según la evidencia externa,
colocar límites espaciales alrededor del organismo físico.
Es
diferente cuando llegamos a la segunda, en la que el organismo fluido
es permeado por el cuerpo etérico. Este organismo fluido no puede
ser estrictamente demarcado del medio ambiente. Todo lo que es fluido
en cualquier área del espacio es colindante al elemento fluídico en
el ambiente. Aunque el elemento fluido como tal está presente en el
mundo fuera de nosotros en un estado enrarecido, no podemos
establecer una demarcación tan definida entre el elemento fluido
dentro del hombre y el elemento fluido fuera del hombre, como en el
caso del organismo sólido. Por lo tanto, la frontera entre el
organismo fluido interior del hombre y el elemento fluido en el mundo
externo debe dejarse indefinida.
Hay
que hacer aún mayor hincapié cuando llegamos a considerar el
organismo aerífero que está permeado por las fuerzas del cuerpo
astral. El aire que hay dentro de nosotros en un momento dado, estaba
fuera un momento antes, y pronto volverá a salir. Estamos entrando y
sacando el elemento aeriforme todo el tiempo. Podemos realmente
pensar en el aire como algo que rodea nuestra tierra y decir: penetra
en nuestro organismo y se retira de nuevo; Pero al penetrar en
nuestro organismo se convierte en una parte integral de nosotros. En
nuestro organismo aeriforme en realidad tenemos algo que se construye
constantemente fuera de toda la atmósfera y luego se retira de nuevo
a la atmósfera. Cada vez que respiramos, algo se construye dentro de
nosotros, o, por lo menos, cada respiración causa un cambio, una
modificación, en un proceso constructivo dentro de nosotros. Del
mismo modo, un proceso destructivo, parcialmente destructivo, tiene
lugar cada vez que exhalamos. Nuestro organismo aeríforme sufre un
cierto cambio con cada respiración; tanto cuando inhalamos como
cuando exhalamos. Cuando exhalamos, el organismo aeríforme, por
supuesto, no muere, simplemente experimenta un cambio; sino que hay
una interacción constante entre el organismo aeriforme dentro de
nosotros y el aire exterior. Las concepciones triviales usuales
acerca del organismo humano sólo pueden deberse al error de no darse
cuenta de que existe un ligero grado de diferencia entre el organismo
aeríforme y el organismo sólido.
Y
ahora llegamos al organismo calorico. Por supuesto, forma parte de
acuerdo con la forma de pensar materialista-mecanicista, el estudiar
sólo el organismo sólido e ignorar el organismo fluido, el
organismo aeríforme y el organismo calorico. Pero no se puede
adquirir ningún conocimiento real del ser del hombre a menos que
estemos dispuestos a reconocer que tambien forman parte de él como
miembros el organismo cálorico, el organismo aeríforme, el
organismo fluido y el organismo terrestre (sólido).
El
organismo calorico es primordialmente el campo del Ego. El Ego mismo
es la organización espíritual que imbuye con sus propias fuerzas el
calor que está dentro de nosotros, y que gobierna y le da
configuración, no sólo externamente sino también internamente. No
podemos entender la vida y la actividad del alma a menos que
recordemos que el Ego trabaja directamente sobre el calor. Es
principalmente el Ego en el hombre el que activa la voluntad, el que
genera impulsos de voluntad. - ¿Cómo genera el ego los impulsos de
la voluntad? Desde un punto de vista diferente hemos hablado de cómo
los impulsos de la voluntad están conectados con la esfera
terrestre, en contraste con los impulsos de pensamiento e ideación
que están conectados con las fuerzas exteriores de más allá de la
esfera terrestre. Pero ¿Cómo el Ego, que sostiene unidos los
impulsos de la voluntad, envía estos impulsos al organismo, a todo
el ser del hombre? Esto se logra a través del hecho de que la
voluntad trabaja principalmente en el organismo calorico. Un impulso
de voluntad que procede del Ego trabaja sobre el organismo de calor.
Bajo las condiciones terrestres actuales, no es posible que lo que
ahora voy a describirles les aparezca como una realidad concreta. Sin
embargo, puede concebirse como algo esencialmente presente en el
hombre. Se puede concebir si pasamos por alto la organización física
dentro del espacio delimitado por la piel humana. Pasando por alto
esto, también el organismo fluido, y el organismo aeriforme.
Entonces el espacio permanece lleno de nada más que calor el cual
está, por supuesto, en comunicación con el calor de afuera. Pero
lo que está activo en este calor, lo que lo hace fluir, lo que lo
pone en movimiento y lo convierte en un organismo - es el Ego.
El
cuerpo astral del hombre contiene dentro de si, las fuerzas del
sentimiento. Este, lleva esas fuerzas del sentimiento a obrar
físicamente en el organismo aeriforme del hombre.
Como
ser terrenal, la constitución del hombre es tal que, por via del
organismo calorico, su Ego da lugar a que se plasmen en el mundo
fisico cuando actúa como un ser de voluntad. Los sentimientos
experimentados en el cuerpo astral y que llegan a su expresión en
la organización terrenal, se manifiestan en el organismo aeríforme.
Y cuando llegamos al organismo etérico, al cuerpo etérico,
encontramos en él el proceso conceptual, en la medida en que éste
tiene un carácter pictórico - más fuertemente pictórico de lo que
conscientemente somos conscientes, para empezar, porque el cuerpo
físico todavía estorba y reduce las imágenes a conceptos mentales.
Este proceso trabaja sobre el organismo fluido.
Esto
nos muestra que tomando en consideración estos diferentes organismos
en el hombre, nos acercamos a la vida del alma. La observación
materialista, que se detiene en la estructura sólida e insiste en
que según la naturaleza misma de las cosas, el agua no puede
convertirse en un organismo, está obligada a enfrentarse a la vida
del alma con una completa falta de entendimiento; Porque es
precisamente en estos otros organismos, donde la vida del alma llega
a su inmediata expresión. El organismo sólido en sí es, en
realidad, sólo el que proporciona soporte a los otros organismos. El
organismo sólido está ahí como una estructura de soporte compuesta
de huesos, músculos, y demas. Dentro de esta estructura de soporte
está como miembro el organismo fluido, con su propia diferenciación
y configuración interior; En este organismo fluido vibra el cuerpo
etérico, y dentro de este organismo fluido se producen los
pensamientos. ¿Cómo se producen los pensamientos? A través del
hecho de que dentro del organismo fluido algo se afirma en una
metamorfosis particular - osea, lo que conocemos en el mundo externo
como tono.
El
tono es, en realidad, algo que con el modo ordinario de observación
llevamos muy confundidos. Como seres humanos terrenales, percibimos
que el tono nos es transmitido por el aire. Pero, de hecho, el aire
es sólo el transmisor del tono, que en realidad teje en el aire. Y
cualquier persona que asuma que el tono en su esencia es meramente
una cuestión de vibraciones del aire es como aquél que dice: El
hombre sólo tiene su organismo físico, y no hay alma en él. Si se
piensa que las vibraciones del aire constituyen la esencia del tono,
cuando en realidad son sólo su expresión externa, es lo mismo que
ver sólo el organismo físico sin alma. El tono que vive en el aire
es esencialmente una realidad etérica. Y el tono que oímos a través
del aire surge por el hecho de que el aire está permeado por el Éter
Tónico (véase el Diagrama III)
que
es el mismo que el Éter Químico. Al permear el aire, este Éter
Químico transmite lo que vive dentro de él al aire, y entonces se
nos hace presente aquello que llamamos el tono.
Este
éter tónico o éter químico está esencialmente activo en nuestro
organismo fluido. Por lo tanto, podemos hacer la siguiente
distinción: En nuestro organismo fluido vive nuestro propio cuerpo
etérico; Pero además penetra en él desde todas las direcciones el
Éter Tónico que subyace al tono. Por favor distingan cuidadosamente
aquí. Tenemos en nosotros nuestro cuerpo etérico; Funciona y está
activo dando lugar a pensamientos en nuestro organismo fluido. Pero
lo que puede llamarse el Éter Químico fluye continuamente dentro y
fuera de nuestro organismo fluido. De este modo tenemos un organismo
etérico completo en sí mismo, que consiste en Éter Químico, Éter
Calorico, Éter Luminico, Éter de Vida, y además encontramos en él,
en un sentido muy especial, el Éter Químico que entra y sale por
medio del organismo fluido.
El
cuerpo astral que tiene como expresión el sentimiento, opera a
través del organismo aeriforme. Pero hay aún otro tipo de éter que
está conectado especialmente con el organismo del aire, permeandolo.
Es el Éter Luminico. Las concepciones anteriores del mundo siempre
hacian enfasis sobre esta afinidad del aire físico exhalado con el
Éter Luminico que lo impregna. Este Éter Luminico que, por así
decirlo, es acarreado por el aire y está conectado con el aire de
manera aún más íntima que el tono, también penetra en nuestro
organismo aéreo y es el causante de lo que pasa dentro y fuera de
él. Así pues, tenemos nuestro cuerpo astral que es el portador del
sentimiento, y que es especialmente activo en el organismo aereo, y
allí está en contacto constante con el Éter Luminico.
Y
ahora llegamos al Ego. Este Ego humano, que está activo en el
organismo calorico por medio de la voluntad, está de nuevo conectado
con el calor exterior, con el flujo entrante y saliente del Ether
calorico.
Ahora
consideren lo siguiente. El cuerpo etérico permanece en nosotros
también durante el sueño, desde el momento de dormirnos hasta el
momento de despertarnos; Por lo tanto, la interacción entre el Éter
Químico y el cuerpo etérico continúa dentro de nuestro ser, a
través del organismo fluido, también mientras estamos dormidos. Es
diferente en el caso del cuerpo astral y de sentimientos. Desde el
momento de dormirnos hasta el momento de despertarnos, el cuerpo
astral está fuera del organismo humano; El cuerpo astral y de
sentimientos entonces no trabaja sobre el organismo aereo, sino que
el organismo aereo que está conectado con todo el mundo circundante
– es sostenido desde fuera durante el sueño. Y el ser humano
mismo, con su cuerpo astral y de sentimientos, sale del cuerpo y pasa
a un mundo con el cual se relaciona principalmente a través del Éter
luminico. Mientras está dormido, el hombre vive directamente en un
elemento que es transmitido a su cuerpo astral por el organismo aereo
durante la vigilia. Lo mismo podemos decir de manera similar del Ego
y del organismo-calorico.
Es
obvio por tanto, que la comprensión de la conexión del hombre con
el universo circundante es posible sólo como resultado de un estudio
profundo de estos miembros del ser, de los cuales el pensamiento
mecanicista ordinario no tiene en cuenta en absoluto. Pero todo en
nosotros se interpenetra, y como el Ego está en el organismo
calorico, también permea el organismo aeriforme, el organismo fluido
y el organismo sólido,permeándolos del calor que todo lo impregna.
Así, el organismo calorico vive dentro del organismo aériforme; El
organismo calorico, como es impregnado con las fuerzas del Ego,
también trabaja en el organismo fluido.
Esto
indica cómo, por ejemplo, debemos buscar la forma en que el Ego
trabaja en la circulación sanguinea. Actua en la circulación
sanguinea por medio del organismo calorico Actua como la entidad
espiritual que, por así decirlo, envía la fuerza de voluntad fuera
del calor, a través del aire, al organismo fluido. Así, todo en el
organismo humano actua sobre todo lo demás. Pero no llegaremos a
ninguna parte si sólo tenemos ideas generales y abstractas de esta
interacción; sólo conseguiremos algun resultado si podemos
desarrollar una idea concreta de la constitución del hombre y de
cómo todo lo que está a nuestro alrededor participa en nuestra
estructura.
La
condición del sueño, también, puede entenderse pero sólo si nos
acercamos mucho más a estas cuestiones. Durante el sueño, sólo el
cuerpo físico y el cuerpo etérico permanecen como son durante el
estado de vigilia; El Ego y el cuerpo astral están fuera. Pero en el
ser humano durmiente las fuerzas que están dentro de los cuerpos
físico y etérico también pueden estar activas – tanto en el
organismo aeriforme como también en el organismo calorico.
Cuando
volvamos a considerar la vida de vigilia, desde lo que hemos dicho
comprenderemos la conexión del Ego con el cuerpo astral y con todo
el organismo. Durante el sueño, cuando el Ego y el cuerpo astral
están afuera, los cuatro elementos están, sin embargo, dentro del
organismo humano: la estructura de soporte sólida, el organismo
fluido, pero también el organismo aereo en el cual por lo demas
actua el cuerpo astral y el organismo calorico en el cual el Ego
actua. Estos elementos se encuentran dentro del organismo humano y
funcionan con la misma regularidad y de manera organizada, tanto
durante el sueño como durante el estado de vigilia, osea cuando el
Ego y el cuerpo astral si están activos dentro de ellos.
Durante
el estado de sueño tenemos dentro de nosotros, en lugar del Ego, que
ahora está fuera, el espíritu que todo lo permea en el cosmos y que
en la vida de vigilia hemos dejado afuera a través de nuestro Ego
que es parte de ese espíritu. Durante el sueño nuestro cuerpo
calorico está permeado por la espiritualidad cósmica, nuestro
organismo aeriforme por lo que podemos llamar astralidad cósmica (o
mundo del alma), que también hemos dejado afuera mientras estamos
despiertos.
La
vida cuando estamos despiertos y la vida cuando dormimos, también
pueden ser estudiadas desde este punto de vista. Cuando estamos
dormidos, nuestro organismo calorico está permeado de la
espiritualidad cósmica que al despertar dejamos afuera a través de
nuestro Ego, porque en la vida despierta es el Ego quien produce en
el organismo-calorico lo que de otra manera es causado por la
espiritualidad cósmica. Lo mismo ocurre con la astralidad cósmica;
La dejamos afuera cuando nos despertamos y la readmitimos en nuestro
organismo cuando nos dormimos. Así podemos decir: en cuanto dejamos
nuestro cuerpo durante el sueño, permitimos que el espíritu cósmico
sea acogido en nuestro organismo calorico, y al mundo del alma, o
astralidad cósmica, en nuestro organismo aeríforme.
Si
estudiamos al hombre sin ideas preconcebidas, alcanzamos a comprender
no sólo en cuanto a su relación con el mundo físico circundante,
sino también de su relación con la espiritualidad y la astralidad
cósmicas.
Este
es un aspecto del tema. Podemos ahora considerarlo también desde el
aspecto del conocimiento, de la cognición, y verán cómo los dos
aspectos coinciden entre sí. Es costumbre llamar al «conocimiento»
sólo lo que el hombre experimenta a través de la percepción y la
elaboración intelectual de las percepciones desde el momento de
despertar hasta el de dormirse. Pero así sólo llegamos a conocer el
ambiente físico del hombre. Si nos atenemos a los principios del
pensamiento científico-espiritual y no nos entregamos a la fantasía,
no consideraremos, por supuesto, las imágenes de la vida onírica
como realidades inmediatas en sí mismas, ni buscaremos en los sueños
el conocimiento tal como lo buscamos despiertos con la actividad
mental y la percepción. Sin embargo, en un cierto nivel inferior,
soñar es una forma de conocimiento. Es una forma particular de
autoconocimiento físico. A grandes rasgos, puede ser obvio que un
hombre ha estado "soñando" con las condiciones interiores
cuando, digamos, se despierta con el sueño de haber soportado el
calor de una estufa intensamente caliente y luego, al despertar,
encuentra que tiene fiebre o está sufriendo de algún tipo de
dolencia inflamatoria. En otras ocasiones también, los sueños
asumen una configuración definida. Un hombre puede soñar con
enroscar serpientes cuando algo está en desorden en sus intestinos;
O puede soñar con cuevas en las que se ve obligado a deslizarse, y
luego se despierta con un dolor de cabeza, y así sucesivamente.
Tenue y oscuramente, los sueños apuntan a nuestra vida orgánica
interior, y ciertamente podemos hablar de una especie de conocimiento
inferior hacindo acto de presencia en los sueños. Sólo hay un
realzamiento de esto cuando los sueños de personas particularmente
sensibles reflejan de forma muy exacta funciones del organismo.
Generalmente
se cree que el dormir profundamente y sin sueños no contribuye en
absoluto a una forma de conocimiento, que el dormir sin sueños no
tiene ningún valor en cuanto al conocimiento. Pero este no es el
caso. El sueño sin sueños tiene definida su tarea a llevar a cabo
para el conocimiento - el conocimiento que tiene una conducta
individual y personal. Si no durmiéramos, si nuestra vida no
estuviera continuamente interrumpida por períodos de sueño,
seríamos incapaces de alcanzar un concepto claro del Yo, el Ego; No
podríamos tener una comprensión clara de nuestra identidad. No
experimentariamos nada excepto el mundo exterior y nos perderiamos
enteramente en él. Se presta poca atención a esto, porque las
personas no tienen el hábito de pensar de una manera realmente
desprejuiciada sobre lo que se experimenta en la vida del alma y en
la vida corporal.
fig. IV |
Miramos
hacia atrás sobre nuestra vida, a la serie de imágenes de nuestras
experiencias hasta donde nos permite la memoria. Pero toda esta
corriente de recuerdos se interrumpe cada noche por el sueño. En
esta retrospección sobre las imagenes de nuestra vida, los
intervalos de sueño no son tenidos en cuenta. No se nos ocurre que
la corriente de recuerdos es interrumpida cada vez por los períodos
de sueño. El hecho de haber tantas interrupciones significa que, sin
ser conscientes de ello, miramos un vacío, una nada, algo así como
una esfera llena de contenido. Si aquí (figura IV) tenemos una
esfera blanca con un área negra en el medio, vemos el blanco y en el
medio el negro, que, comparado con el blanco, es un vacío, una nada.
(Esto no es absolutamente preciso, pero no tenemos que pensar en eso
en este momento.) Vemos el área negra, y vemos que en la esfera
blanca algo ha quedado libre, pero esto es igualmente una impresión
positiva aunque no idéntica a las impresiones de la esfera blanca.
El área negra también da una impresión positiva. De la misma
manera la experiencia es positiva cuando miramos hacia atrás sobre
nuestra vida y nada fluye en esta inspección retrospectiva de los
períodos de sueño. Lo que dormimos está en realidad incluido en la
inspección retrospectiva, aunque no somos conscientes de ello
directamente porque la conciencia se centra enteramente en las
imágenes dejadas por la vida despierta. Pero esta conciencia se
fortalece interiormente por el hecho de que en el campo de la visión
retrospectiva también hay lugares vacíos; Esto constituye la fuente
de nuestra conciencia en tanto que es la conciencia interior. Nos
perderíamos por completo en el mundo exterior si estuviéramos
siempre despiertos, si este estado de vigilia no fuese interrumpido
continuamente por el sueño. Pero mientras que el dormir lleno de
sueños nos refleja en cuadros caóticos ciertos fragmentos de
nuestras condiciones orgánicas internas, el sueño sin sueños nos
imparte la conciencia de nuestra organización como hombre de nuevo,
por lo tanto, el conocimiento. A través de la conciencia despierta
percibimos el mundo externo. A través de los sueños, percibimos
-aunque débilmente y sin definición firme- fragmentos únicos de
nuestras condiciones orgánicas internas. A través del dormir sin
sueños llegamos a conocer nuestra organización en su totalidad,
aunque tenue y oscuramente. Así pues, ya hemos considerado tres
etapas del conocimiento: el dormir sin sueños, el dormir lleno de
sueños y el estado de vigilia.
Luego
llegamos a las tres formas superiores de conocimiento: Imaginación,
Inspiración e Intuición. Estas son las etapas que se encuentran por
encima de la conciencia ordinaria despierta y como estados de
conciencia cada vez más claros, nos proveen de más y más datos de
conocimiento, Mientras que por debajo de la conciencia ordinaria
llegamos a esos fragmentos caóticos de conocimiento que son sin
embargo, necesarios para las formas ordinarias de la experiencia.
Así
es como debemos pensar en el campo de la conciencia. No debemos
hablar de tener sólo la conciencia de vigilia ordinaria como tampoco
debemos hablar de tener sólo el conocido organismo sólido. Debemos
hablar del hecho que el organismo sólido es algo que existe dentro
de un espacio claramente demarcado, de modo que si pensamos de una
manera totalmente materialista, lo tomaremos como el organismo humano
propiamente dicho. Debemos recordar que la conciencia ordinaria está
realmente presente y que sus ideas e imágenes mentales nos llegan en
contornos definidos. Pero no por ello debemos pensar que tenemos
solamente el cuerpo sólido, ni que tengamos la conciencia de vigilia
solamente. Puesto que el cuerpo sólido está permeado por el cuerpo
fluido que tiene una organización que fluctúa interiormente, y a su
vez la conciencia clara del día está permeada por la conciencia del
sueño, produciendo cuadros que no tienen contornos agudos sino
contornos fluctuantes, aquí la conciencia se vuelve "fluida"'
en cierto sentido. Y así como tenemos el organismo fluido, tenemos
el organismo aereo, que durante el estado de sueño está siendo
sostenido por algo que no somos nosotros, y por lo tanto no está
enteramente, sino sólo parcial y transitoriamente, conectado con
nuestra propia vida del alma – es decir solamente en la vida de
vigilia; sin embargo lo tenemos dentro de nosotros como un organismo
real.
También
tenemos un tercer estado de conciencia, la oscura conciencia del
dormir sin sueños, en la que las ideas y las imágenes de los
pensamientos se vuelven no sólo nebulosas, sino atenuadas hasta el
grado de oscuridad interior; En el dormir sin sueños dejamos de
experimentar por completo la propia conciencia, así como bajo
ciertas circunstancias, mientras estamos dormidos, dejamos de
experimentar el cuerpo aeriforme. (Diagrama V)
Así
que ya ven, no importa si estudiamos al hombre desde el aspecto
interior o exterior, alcanzamos una concepción cada vez más llena y
más amplia de su ser y de su constitución. Pasando del cuerpo
sólido al cuerpo fluido, al cuerpo aereo y al cuerpo calorico,
llegamos a la vida del alma. Pasando de la clara conciencia del día
a la conciencia del sueño, llegamos al cuerpo. Y llegamos al cuerpo
en un sentido aún más profundo a través del conocimiento de estar
dentro de él a través del dormir sin sueños. Cuando llevamos la
conciencia despierta hacia abajo hasta la conciencia del dormir sin
sueños y observamos al ser humano en los miembros de su conciencia,
llegamos a la constitución corporal. Cuando consideramos la propia
constitución corporal, desde su estado sólido hacia arriba hasta su
estado calorico, salimos de la constitución corporal.
Esto
les muestra lo necesario que es, no simplemente aceptar lo que se nos
presenta a la sesgada observación externa. Ahí, por un lado, está
el cuerpo sólido, al que está anclado el pensamiento
materialista-mecanicista; Y en el otro lado está la vida del alma
que para la conciencia moderna aparece dotada de contenido sólo en
forma de experiencias pertenecientes a la clara conciencia del día.
El pensamiento basado únicamente en la observación externa no baja
de este estado de conciencia. (Véase el Diagrama V: Ego),
pues si lo hiciera llegaría al cuerpo. No baja del cuerpo espiritual
(cuerpo-calorico), porque si lo hiciera sería llevado al cuerpo
sólido. Este tipo de pensamiento estudia el cuerpo sólido sin el
cuerpo fluido, el cuerpo aereo o el cuerpo calorico y la conciencia
de día, sin aquello que en realidad refleja la naturaleza corporal
interna, sin la conciencia del sueño ni la conciencia del dormir sin
sueños .
Sobre
la base de la psicología académica, surge la pregunta: ¿Cómo vive
el alma y el espíritu en el hombre físico? - En realidad tenemos el
cuerpo sólido, el cuerpo fluido, el cuerpo aereo y el cuerpo
calorico. (Diagrama V). A través del cuerpo, el Ego despliega
la clara conciencia del día. Pero bajando tenemos la conciencia del
sueño, y aún más abajo la conciencia del dormir sin sueños.
Descendiendo incluso más lejos (Diagrama V, sombreado
horizontal), llegamos - como ustedes saben por el libro La
Ciencia Oculta - a otro estado de conciencia que no necesitamos
considerar ahora. Si nos preguntamos cómo se relaciona lo que está
aquí a la derecha (Diagrama V) con lo que está a la
izquierda, encontraremos que armonizan, porque aquí (flecha al lado
izquierdo), ascendiendo desde abajo hacia arriba, llegamos al reino
del alma-; Y aquí (flecha en el lado derecho) llegamos a la
constitución corporal: la derecha y la izquierda armonizan.
Pero,
hablando llanamente, el pensamiento externalizado de hoy sólo tiene
en cuenta el cuerpo sólido, y una vez mas, solo un estado de
conciencia (Ego). El Ego flota en las nubes y el cuerpo sólido está
en el suelo - y no se halla ninguna relación entre los dos. Si usted
leen la literatura de la psicología moderna, encontrarán las
hipótesis más increíbles de cómo el alma trabaja sobre el cuerpo.
Pero todo esto se debe al hecho de que sólo una parte del cuerpo es
tenida en cuenta, y luego algo que está totalmente separado de el -
una parte del alma. (Diagrama VI, sombreado verde).
Lo
que la Ciencia Espiritual apunta por todas partes para la totalidad
de la visión, que en verdad se debe construir el puente entre la
constitución corporal por un lado y la vida del alma por el otro,
que ponga de relieve, los estados del ser donde el elemento del alma
se convierte en elemento corporal y el elemento corporal en elemento
del alma, todo esto arruina a nuestros contemporáneos, que insisten
en no ir más allá de lo que se presenta ante ellos en una
contemplación externa, cargada de prejuicios.
miembro
|
fuerzas
|
Area de actuación
|
Ether
|
Ego
|
Voluntad
|
Organismo Calórico
|
Calórico
|
Cuerpo Astral
|
Sentimiento
|
Organismo aereo
|
Lumínico
|
Cuerpo Eterico
|
Pensamiento
|
Organismo Fluido
|
Químico
|
***** fuente *****
http://www.rsarchive.org/