GA228-1 Dornach, 27de julio de1923 -la individualidades espirituales de los planetas

 RUDOLF STEINER

LAS INDIVIDUALIDADES ESPIRITUALES DE LOS PLANETAS




Dornach, 27de julio de1923

Quisiera dar alguna aclaración sobre ciertos profundos fundamentos de los misterios de los mundos, acerca de los cuales se ha perdido todo conocimiento en la actual civilización moderna. Solo tenemos que pensar en el concepto moderno que se tiene del sistema planetario, para darnos cuenta de la pérdida: Según ese concepto, se originaron en algún tipo de nebulosa giratoria y primitiva, de la cual se dispersaron los diversos cuerpos planetarios. Las especulaciones derivadas de esta imagen han llevado simplemente a la idea de que no hay diferencias fundamentales entre estos cuerpos celestes, y esta es la actitud predominante respecto a ellos.
Si todo el sistema planetario consiste en la imagen de una nebulosa giratoria, de la cual los cuerpos celestes se separaron gradualmente, ¿qué diferencia esencial hay, por ejemplo, entre la Luna y Saturno? Por supuesto, es cierto que investigaciones muy importantes llevadas a cabo durante el siglo XIX sobre sustancias terrenales, particularmente los minerales, han podido decir mucho sobre la composición material de los cuerpos celestes, y han desarrollado un cierto tipo de física y química para ellos. Esto ha hecho posible que los libros de texto ordinarios aporten detalles específicos sobre Venus, Saturno, la Luna, etc. Pero todo ello no sirve más que para, digamos, reproducir una imagen del organismo físico del hombre dejando al margen el hecho de que es un ser con alma y espíritu. Con la ayuda de la Ciencia Iniciática debemos aprender nuevamente a darnos cuenta de que nuestro sistema planetario también está impregnado de alma y espíritu. Y hoy quiero hablar de las "individualidades" y de los rasgos individuales de varios planetas.
Para empezar, pensaremos en el planeta más cercano a la Tierra, el planeta cuya historia, aunque solo en cierto sentido, está ligada a la historia de la Tierra y que una vez jugó un papel en la vida terrenal completamente diferente del papel que juega hoy. Ustedes saben por mi libro "La Ciencia oculta: un bosquejo" . Que hubo una vez una era cósmica, en un pasado no muy remoto relativamente hablando, donde la Luna todavía estaba unida con la tierra. Mas tarde La Luna se separó de la Tierra y ahora gira a su alrededor.


LA LUNA
Cuando hablamos de la Luna como cuerpo físico en los cielos, su naturaleza física es solo la manifestación externa, totalmente externa, de lo Espiritual que hay tras ella. Para aquellos que tienen conocimiento tanto de su naturaleza externa como interna, la Luna en principio, se presenta en nuestro universo como un conjunto de Seres espirituales que viven en un gran aislamiento. Exteriormente, la Luna actúa como un espejo del universo; El hecho de reflejar la luz del Sol es evidente para la observación más superficial. Por eso podemos decir: Lo que viene de la Luna es la luz del Sol que ha brillado sobre ella y luego se refleja. Por lo tanto, la Luna es ante todo, un espejo de la luz del Sol. Ahora bien, como todos saben, frente a un espejo, solo vemos lo que está afuera pero no vemos lo qué hay detrás de él.
Pero La Luna, puesto que refleja todo lo que irradia sobre ella, no es tan solo el reflejo de la luz Solar, aunque tales radiaciones son por supuesto, las más fuertes, sino que todos los cuerpos celestes en el universo envían sus rayos hacia la Luna, y ésta, como un espejo del universo, las irradia en todas direcciones.
Por tanto puede decirse, que el universo se muestra en un doble aspecto ante nosotros. El que se revela en el entorno de la Tierra y el que es irradiado por la Luna. Los propios rayos del sol así como los que se reflejan desde la luna, ejercen un tremendo poder. Pero la Luna también refleja además, cualquier otra radiación habida en el espacio cósmico. Existe el universo manifiesto y existe además su reflejo desde la Luna.
Los Seres espirituales que pueblan la esfera más interna de la Luna son Seres que se mantienen en estricta reclusión del resto del universo. Viven en su luna "fortaleza". Y solo aquél, que habiendo desarrollado ciertas cualidades relacionadas con el corazón humano, logra relacionarse con la luz Solar de manera que no vea el reflejo de la Luna, solo así, la Luna se vuelve para ese hombre como si fuera interiormente transparente pudiendo penetrar en esa fortaleza lunar del universo. Entonces hace el significativo hallazgo de que a través de la pronunciación de esos Seres, que se han retirado a la reclusión en esta fortaleza de la Luna, a través de sus enseñanzas, pueden revelarse ciertos secretos que alguna vez estuvieron en posesión de los espíritus más avanzados de la Tierra, pero que se han perdido desde hace mucho tiempo.
Cuanto más retrocedemos en la evolución de la Tierra, menos verdades abstractas encontramos, verdades que por otra parte, son el orgullo de la humanidad actual. Vamos encontrando, empero, cada vez más imágenes, mas verdades expresadas en imágenes. Nos abrimos paso a través de verdades profundamente significativas que aún se conservan, como un último eco de la sabiduría oriental, en los Vedas y en la filosofía Vedanta; Prosiguiendo hasta las primordiales revelaciones ocultas que subyacen en los mitos y sagas, y nos damos cuenta con asombro y admiración de que una vez los hombres poseyeran tal gloriosa sabiduría, recibida desde los mundos espirituales como una gracia, sin requerir esfuerzo intelectual. Y finalmente llegamos al cúmulo de conocimientos que en aquél entonces se impartieron a aquella primitiva humanidad en la Tierra, por los mismos Seres que ahora se han retirado a la fortaleza Lunar en el universo, después de que junto con la Luna abandonaran la Tierra. Se ha preservado un cierto recuerdo del conocimiento que una vez fue revelado por estos Seres a los pueblos de un pasado remoto: a hombres cuya naturaleza humana era bastante diferente de la naturaleza que hoy posee.
Si tenemos éxito en desentrañar ese misterio, (lo denominaré el misterio Lunar del universo), obtenemos la confirmación de que tales Seres que ahora se hallan atrincherados en la fortaleza Lunar, fueron una vez los grandes Maestros de la humanidad terrenal; pero se ha perdido toda conciencia de aquellas realidades, del espíritu y del alma ocultas en esta fortaleza. Lo que todavía se transfiere a la Tierra desde los cielos, representa únicamente el reflejo de la superficie exterior, las paredes por así decirlo, de aquella fortaleza Lunar, de todo lo que le viene irradiado desde el resto del universo.
Este misterio lunar fue uno de los secretos más profundos de los antiguos misterios, ya que es la sabiduría primordial que la Luna custodia dentro de sí. La parte de todo lo irradiado por el universo que la Luna puede reflejar, es el equivalente a la suma total de las fuerzas que sostienen el mundo animal de la Tierra, especialmente las fuerzas que están relacionadas con la naturaleza sexual de los animales; Estas fuerzas también sostienen el elemento animal en el hombre y están relacionadas con el aspecto físico de su naturaleza sexual. Así pues, la naturaleza inferior del hombre es fruto de la irradiación Lunar, mientras que la elevada sabiduría que una vez poseyó la Tierra yace oculta dentro de la fortaleza de la Luna.
De ese modo se llega gradualmente al conocimiento de la "individualidad" de la Luna, al conocimiento de lo que es en realidad la Luna, mientras que cualquier otro conocimiento, se asemejaría al tipo de información que podríamos extraer sobre un ser humano, si partiésemos de una imagen en una cartulina mostrada en cualquier exposición. Tal imagen no nos diría nada sobre la individualidad del hombre. De modo equivalente, tampoco es posible para una ciencia que rechaza cualquier enfoque hacia la iniciación conocer algo sobre la individualidad de la Luna.
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SATURNO
Pasemos ahora a Saturno. En los primeros tiempos, Saturno era considerado como el planeta más externo de nuestro sistema, mucho más tarde fueron agregados Urano y Neptuno, que por ahora dejaremos fuera de consideración y nos centraremos en Saturno como una especie de antítesis de la Luna.
La naturaleza de Saturno es de tal género, que recibe muchos impulsos diversos del universo, pero no permite que ninguno de ellos se irradie hacia fuera, al menos, no a la Tierra. Saturno también es irradiado por el Sol, por supuesto, pero para la vida terrenal, lo que refleja de tales rayos solares, apenas tiene importancia. Saturno es un cuerpo celeste de nuestro sistema planetario totalmente absorto, que irradia su propio ser hacia el universo. Cuando contemplamos a Saturno, siempre nos habla de lo que es. Mientras que la Luna, (contemplada en su aspecto externo), nos habla de todo lo demás en el universo, Saturno no nos habla para nada sobre los impulsos que recibe del universo. Él solo habla de sí mismo, nos habla solo de lo que él mismo es. Y lo que él es consiste en algo similar a una especie de memoria del sistema planetario, que va revelándosenos gradualmente.
Saturno se presenta ante nosotros como la individualidad celeste que ha terciado fehacientemente en todo lo que ha sucedido en nuestro sistema planetario preservandolo fielmente en su memoria cósmica. Él guarda silencio sobre el presente cósmico. Recibe las cosas del presente cósmico en sí mismo y trabaja sobre ellas en su vida interior anímico-espiritual. Es cierto que la multitud de Seres que moran en Saturno están volcadas al universo exterior, pero silenciosa y calladamente reciben en el reino interior del alma, los acontecimientos en el universo, y solo hablan de los eventos cósmicos pasados. Es por eso que Saturno es como la memoria cambiante de nuestro sistema planetario. Como un confidente, que guarda sus secretos de este tipo dentro de sí mismo, sobre lo que ha sucedido en el sistema planetario.
Mientras que en vano recurramos a la Luna tratando de comprender los misterios del universo, mientras que debemos ganarnos la confianza de los Seres de la Luna si queremos aprender de ellos algo sobre los misterios cósmicos, esto con Saturno no es necesario. Con Saturno, todo lo que se necesita es estar receptivos para recibir lo espiritual. Y acto seguido Saturno se convierte, para los ojos del espíritu y del alma, en un historiador vivo del sistema planetario. Ni tampoco retiene las historias que puede contar sobre lo que ha sucedido en el sistema planetario. A este respecto, Saturno es exactamente lo contrario de la Luna. Saturno habla incesantemente del pasado del sistema planetario con tal calor interno y entusiasmo que un conocimiento íntimo de lo que dice puede ser peligroso. Porque la devoción con la que cuenta los sucesos pasados en el universo, despierta en nosotros un amor abrumador por el pasado cósmico. Saturno es el tentador constante para quienes escuchan sus secretos; los tienta a prestar poca atención a los asuntos terrenales de hoy y a sumergirse en lo que una vez fue la Tierra. Sobre todo, Saturno habla gráficamente acerca de lo que era la Tierra antes de convertirse en Tierra, y por esa razón él es el planeta que hace que el pasado sea para nosotros infinitamente querido. Aquellos que tienen una inclinación particular hacia Saturno en la existencia terrenal son personas a las que les gusta mirar siempre hacia el pasado, oponiéndose al progreso, quieren una y otra vez traer de vuelta el pasado. Estas indicaciones dan una idea de la individualidad, el carácter individual de Saturno.
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JUPITER
Júpiter es un planeta con un carácter diferente. Júpiter en nuestro sistema planetario es el Pensador, y pensar es la actividad que cultivan todos los Seres en su dominio cósmico. Los pensamientos creativos recibidos del universo nos son irradiados desde Júpiter. Júpiter contiene, en forma de pensamientos, todas las fuerzas formativas para los diferentes órdenes de Seres cósmicos. Mientras que Saturno cuenta el pasado, Júpiter da una representación viviente de lo que está conectado con él en el presente cósmico. Pero lo que Júpiter revela al ojo espiritual debe captarse con inteligencia pensativa. Si un hombre no hace esfuerzos por desarrollar sus capacidades del pensar, no puede, aunque sea clarividente, acercarse a los misterios de Júpiter, ya que se revelan en forma de pensamientos y solo pueden abordarse a través de una actividad genuina del pensar. Júpiter es el Pensador en nuestro universo.
Cuando, debido a impedimentos físicos, etéricos y especialmente astrales, fracasa todo esfuerzo por aportar claridad de pensamiento sobre algún pesado problema de la existencia, los Seres de Júpiter vienen en ayuda de la humanidad. Quien se haya esforzado por aplicar un pensar claro sobre algún problema pero es incapaz de llegar a la raíz del mismo, descubrirá si es paciente y trabaja internamente en ello, que los poderes de Júpiter realmente lo ayudarán durante la noche. Y muchos de los que han encontrado una solución para algún problema, mejor durante la noche que durante el día anterior, como si saliera del sueño, tendrían que admitir, si lo supieran, que son los poderes de Júpiter quienes infunden movimiento y entusiasmo en el pensar humano.
Por lo tanto, si Saturno es quien preserva la Memoria de nuestro universo; Júpiter es el Pensador en nuestro universo. El hombre debe a Júpiter, todos los impulsos que puede recibir del presente espiritual en el universo. A Saturno le debe todos los impulsos anímico-espirituales que puede recibir del pasado cósmico.
Fue debido a una cierta intuición por lo que Júpiter era tan venerado en los tiempos de la antigua Grecia, cuando el espíritu humano vivía tan intensamente en el presente.
Gracias al papel desempeñado por Júpiter en el ciclo del año, se proporciona también un estímulo para el pleno desarrollo del ser humano. Todos ustedes saben que, en lo que respecta a su movimiento aparente, Saturno se mueve alrededor de su órbita, lenta, muy lentamente, tardando unos 30 años. En cambio Júpiter se mueve más rápido, tarda unos 12 años. Debido a este movimiento más rápido, Júpiter puede brindar satisfacción a las necesidades de sabiduría del hombre. Y cuando en la vida de un ser humano, llega la hora cósmica del destino en que entre Júpiter y Saturno se establece una cierta relación, destellan en el destino humano esos maravillosos momentos de iluminación donde, a través del pensar, se revelan muchas cosas relacionadas con el pasado.
Si buscamos ocasiones en la historia en la época del Renacimiento, particularmente durante su último período, cuando tuvo lugar una gran renovación de los antiguos impulsos, descubriremos que esto estaba directamente relacionado con una cierta relación entre Júpiter y Saturno.
Pero, como ya se ha dicho, Júpiter es en cierto sentido impenetrable y sus revelaciones, si el hombre por sí mismo no le aplica pensamientos llenos de luz claros y activos, permanecen en el inconsciente. Y por eso en la antigüedad, cuando el pensamiento activo aún estaba en un estado muy prematuro de desarrollo, el progreso de la humanidad siempre dependía de la relación entre Júpiter y Saturno. Cuando Júpiter y Saturno formaban juntos una cierta constelación, durante esos días le eran reveladas muchas cosas a nuestros antepasados. En el curso de su desarrollo espiritual, la humanidad moderna tiene que depender más de recibir por separado la memoria de Saturno y la sabiduría de Júpiter.
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MARTE
Tomemos ahora a Marte. Es difícil encontrar expresiones apropiadas para estas cosas, pero a Marte se le puede llamar el gran planeta "Hablador" del sistema planetario. A diferencia de Júpiter, que retiene su sabiduría en forma de pensamientos. Marte está constantemente soltándole a las almas de su esfera, todo lo que esté disponible en el cosmos para ellas, lo cual no es todo. Marte es el planeta más locuaz de nuestro sistema, y está particularmente activo cuando los seres humanos hablan en sueños o mientras duermen. Marte tiene un gran deseo de estar siempre hablando, y en un ser humano esa tendencia se ve estimulada siempre que en su naturaleza haya alguna cualidad que le permita hablar con soltura.
Marte piensa poco. Tiene pocos pensadores, pero muchos conversadores, en su esfera. Los espíritus de Marte siempre están atentos a lo que surge aquí o allá en el universo y después hablan de ello con gran entusiasmo y fervor. Marte es la individualidad planetaria que, en el curso de la evolución de la humanidad, instiga a los seres humanos de múltiples maneras a hacer aseveraciones sobre los misterios del cosmos. Marte tiene su lado bueno y su lado menos bueno: su Genio y su Demonio. Su genio actúa de tal manera que los hombres reciben del universo los impulsos del habla; La influencia, por el contrario de su Demonio, hace que el discurso sea mal utilizado de muy variadas maneras. En cierto sentido, Marte puede ser llamado el Agitador en nuestro universo. Siempre tiende a persuadir, mientras que Júpiter solo pretende convencer.
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VENUS
El planeta Venus en cambio, es diferente. De alguna manera, ¿Cómo lo diría yo? - Venus se protege del universo. Es difícil de ser abordado; él no quiere saber nada sobre el universo. Su actitud es que si quedase expuesto al universo externo, perdería su naturaleza virginal. Se conmociona profundamente cuando cualquier impresión del universo externo intenta acercarse a él. Él no desea el universo y rechaza a todos los posibles partners. Es muy difícil expresar estas cosas, porque las circunstancias y condiciones tienen que describirse en términos de lenguaje terrenal. Por otra parte, Venus es altamente sensible a todo lo proveniente de la Tierra. La Tierra es, por así decirlo, su amante. Mientras la Luna refleja todo el universo circundante, Venus no refleja nada del universo, no quiere saber nada de él. Pero si refleja con amor lo que proviene de la Tierra. Si con los ojos del alma pudiésemos vislumbrar los misterios de Venus, la Tierra entera con sus secretos de la vida anímica está allí una vez más ante nosotros.
La verdad es que sobre la Tierra, los seres humanos no pueden guardar nada secretamente en sus almas sin que Venus lo refleje otra vez. Venus mira profundamente en los corazones de los seres humanos, porque eso es lo que le interesa, eso sería lo único que permitiría que se le acercase. Por lo tanto, las experiencias más íntimas de la vida terrenal se ven reflejadas de nuevo desde Venus, de una manera misteriosa y maravillosa. Con el reflejo todo sufre una transformación, al igual que un sueño transforma los acontecimientos de la existencia física. Venus transforma las acontecimientos de la vida terrenal en imágenes oníricas. En realidad, por lo tanto, toda la esfera de Venus es un mundo de sueños. Los secretos de los hombres en su existencia terrenal son transformados por Venus en imágenes oníricas de diversidad infinita. Venus tiene mucho que ver con los poetas, aunque ellos no lo saben.
Dije antes que Venus se resguarda del resto del universo. Sin embargo, no todo lo repele de la misma manera. En su corazón, Venus repele lo que se le acerca desde el universo pero no lo que proviene de la Tierra. Como ya dije antes, rechaza cualquier pretensión de los aspirantes, pero escucha con atención las declaraciones de Marte. Transforma e ilumina sus experiencias oníricas de cosas terrenales con lo que se le comunica desde el universo a través de Marte.
Todas estas cosas también tienen su lado físico. De estas fuentes salen impulsos hacia lo que se hace y surge en el mundo. Venus recibe en sí misma todo lo proveniente de la Tierra y escucha siempre a Marte, pero sin ningún ánimo de que él se de cuenta de que tiene su atención. Y de este proceso, por supuesto el Sol está allí para regularlo, surgen las fuerzas hacia los órganos correspondientes, que son la verdadera razón de la formación del habla humana.
Si queremos entender los impulsos del universo que están relacionados con la formación del habla humana, debemos dirigir nuestra mirada a esa vida extraña entretejida entre Venus y Marte. Cuando lo requiere el destino, la relación de Venus con Marte es, por lo tanto, un factor de gran importancia en el desarrollo del habla o el lenguaje de un pueblo. Un lenguaje se profundiza, imbuido de cualidad anímica, cuando, por ejemplo, Venus está en cuadratura con Marte. Por otro lado, un lenguaje tiende a volverse superficial, pobre en cualidades anímicas, cuando Venus y Marte están en conjunción, y esto a su vez tiene una influencia sobre las personas o la nación en cuestión. Tales son los impulsos que se originan en el universo y luego trabajan en el mundo terrenal.
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MERCURIO
Nos acercamos ahora a Mercurio. En contraste con los otros planetas. Mercurio no está interesado en cosas de naturaleza físico-material como tal, sino en todo lo que sea capaz de coordinarse. Mercurio es el ámbito de los Maestros del pensar coordinado; Júpiter es la sede de los Maestros del pensar lleno de sabiduría.
Cuando un ser humano desciende de la vida preterrenal a la existencia terrenal, el impulso de la Luna es el que proporciona las fuerzas para su existencia física. Venus le proporciona las fuerzas para las cualidades básicas del corazón y del temperamento. Pero Mercurio proporciona las fuerzas para las capacidades del intelecto y la razón, especialmente del intelecto. Los Maestros de las fuerzas del conocimiento coordinado y la actividad mental tienen su sede en Mercurio.
Entre estos planetas y la vida y el ser del hombre, hay una conexión notable. La Luna, que consagra a los Seres que viven en estricta reclusión, y refleja solo lo que primeramente le viene irradiado desde el universo, construye y crea la forma externa, el cuerpo del hombre. Por lo tanto, gracias a la Luna las fuerzas de la herencia se incorporan en su constitución corporal. La Luna es la ciudadela cósmica de esos seres espirituales que, en total aislamiento, reflexionan sobre lo que se transmite en la corriente de la herencia que fluye de generación en generación a través de lo físico.
El motivo de que los científicos modernos no sepan nada esencial sobre la herencia, se debe a que los Seres de la Luna permanecen tan firmemente arraigados en su fortaleza. Desde una perspectiva más profunda, y en términos de lenguaje cósmico, podría decirse que cuando en la actualidad se discute la herencia en uno u otro campo de la ciencia, esta última está "desasistida por la Luna" y "hechizada por Marte". Porque la ciencia habla bajo la influencia de las fuerzas demoníacas de Marte y ni siquiera ha comenzado a acercarse a los verdaderos misterios de la herencia.
Venus y Mercurio traen al ser humano el elemento kármico que más relacionado está con la vida del alma y del espíritu expresándose en las cualidades de su corazón y en su temperamento. Por otra parte, cuando un hombre tiene una relación correcta con Marte, y especialmente Júpiter y Saturno, ellos actúan como factores liberadores. Apartando al hombre de lo que está determinado por el destino y convirtiéndolo en un ser libre.
Podrían usarse las palabras bíblicas, cambiándolas un poco, de la siguiente manera. Saturno, el fiel custodio de la memoria cósmica, dijo: Hagamos que el hombre sea libre en el ámbito de su propia memoria. Por consiguiente la influencia de Saturno se vio forzada a recluirse en el inconsciente; La memoria del hombre se convirtió en su propia posesión y con ello adquirió el fundamento seguro de su libertad personal.
El impulso de voluntad interno contenido en los actos del pensar libre se debe a la gracia que Júpiter le otorga. Estaría pues, en poder de Júpiter gobernar y controlar todos los pensamientos de los hombres. En él es donde encontraremos los pensamientos de todo el universo si somos capaces de acceder a ellos. Pero Júpiter también se ha retirado, dejando a los hombres que piensen como seres libres.
En el habla el elemento de libertad, se debe al hecho de que Marte también ha sido clemente. El hombre es libre, en cierto sentido, no del todo, pero en cierto sentido es libre también en el ámbito del habla, porque Marte se vio, (digamos obligado) a aceptar la resolución tomada por los otros planetas exteriores, impidiéndole ejercer una mayor coerción.
Desde otro punto de vista por lo tanto. Marte, Júpiter y Saturno también pueden llamarse los planetas liberadores; pues le dan libertad al hombre. En tanto que, Venus, Mercurio y la Luna serían llamados los planetas determinantes del destino.
En medio de todos estos hechos e impulsos de las individualidades planetarias se halla el Sol, creando armonía entre los planetas liberadores y los que determinan el destino. El Sol es la individualidad en la cual el elemento que determina la necesidad en el destino y el elemento de libertad humana se entretejen de la forma más maravillosa. Y nadie puede entender lo que está contenido en el brillo llameante del Sol, a menos que pueda contemplar esta vida entretejida de predestinación y de libertad, en la luz que se expande en el universo y que nuevamente se concentra en el calor solar.
Tampoco podemos captar nada esencial sobre la naturaleza del Sol, si nos conformamos con asimilar únicamente lo que los físicos saben de él. Solo podemos captar la naturaleza del Sol, si conocemos algo de su naturaleza anímico-espiritual. En la esfera solar, es su poder el que imbuye de calor lo que en el destino, constituye un elemento de necesidad, haciendo que en sus llamas se resuelva el destino en libertad, y si la libertad se usa mal, la condensa una vez más entre su propia sustancia activa. El Sol es como la llama donde la libertad se convierte en una realidad luminosa en el universo; y al mismo tiempo, el Sol es la sustancia en la cual, como cenizas condensadas, la libertad mal utilizada se remodela en destino, hasta que el propio destino pueda volverse luminoso y constituirse en llamaradas de libertad.

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919