GA218 Dornach, 9 de octubre de 1922 Las experiencias del sueño del hombre, su trasfondo espiritual y su significado para la vida cotidiana

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Nexos espirituales en la formación del organismo humano

RUDOLF STEINER

Dornach, 9 de octubre de 1922

Hoy en día, cuando se habla de la vida del alma, tiende a resumirse mucho en una determinada expresión para admitir, por un lado, que en relación con el alma hay que hablar de fuerzas o similares que no entran en la conciencia ordinaria. Pero, por otro lado, admite al mismo tiempo la impotencia para hablar de tales fuerzas. La expresión en la que se resume lo que debería corresponder a tal interpretación es: el inconsciente; se habla del inconsciente. En la actualidad, cuando se habla de la naturaleza especial del conocimiento humano se indica cómo es instruido el hombre en primer lugar para buscar su conocimiento del mundo exterior a través de la observación, la experimentación y el intelecto combinado. Y luego también se sugiere que si uno busca en su propia conciencia, encuentra todo tipo de cosas en ella: Pensamientos, sentimientos, impulsos volitivos, etc. Se da uno cuenta entonces de que en la vida del alma se producen impulsos, revelaciones, que no pueden ser encontradas en su esencia más profunda ni procediendo según el método de la observación científica exterior en el sentido de experimentar, observar, combinar el pensamiento, ni penetrando de algún modo en la esencia de lo que se revela en la vida del alma del hombre a través de lo que se acaba de observar cuando practica la auto-observación con los poderes ordinarios de la conciencia. Y por eso se habla del inconsciente, pero al mismo tiempo se renuncia a penetrar de alguna manera en el mundo de este inconsciente. En realidad, esta renuncia está plenamente justificada si uno quiere limitarse a los medios de conocimiento generalmente reconocidos hoy en día.
Porque, en efecto, nadie podrá ir más allá con estos medios de cognición, especialmente en lo que se refiere a la vida del alma, salvo a la opinión de que precisamente durante la vida diurna de vigilia, desde las profundidades del ser humano, surgen ideas, sentimientos, impulsos de la voluntad, expresiones del ser humano, de las que se puede ver, fácilmente cómo están ligados al cuerpo exterior, y no encontraremos ningún medio irrefutable para decir que lo que a primera vista parece depender tan fuertemente de las condiciones corporales, tiene una existencia especial más allá de estas condiciones corporales.
Ahora bien, todos ustedes saben que es precisamente de este punto del que parte nuestra contemplación antroposófica, que esta contemplación antroposófica se toma en serio el hecho de que con los medios de conocimiento que hoy se reconocen, realmente no se puede calar en las profundidades del alma, que esta contemplación antroposófica se toma en serio el hecho de que para estos medios ordinarios hay que apuntar a un inconsciente. Básicamente, no necesitamos ni siquiera mirar -lo haremos en la próxima conferencia; pero no necesitamos ni siquiera mirar- los dos puntos límite de la vida física en la tierra, el nacimiento y la muerte, sólo tenemos que mirar el estado humano ordinario y cotidiano del sueño y tendremos que decirnos a nosotros mismos que para un conocimiento real del alma, es realmente imposible que lo que los medios ordinarios de cognición puedan decir sobre las experiencias del alma puedan de alguna manera defenderse, contra una objeción como la siguiente: Para estos medios ordinarios de cognición parece haber una dependencia tan grande de toda imaginación, sentimiento y volición, tal como están presentes en la conciencia en la vida cotidiana ordinaria, de los estados corporales, que se puede decir muy bien que las experiencias del alma sólo surgen de los estados corporales como de un subconsciente, y durante el estado de sueño la mera vida orgánica se superpone, no permite que las ideas, los sentimientos y voluntades fluyan fuera de sí; realmente no se puede decir nada más al respecto. A lo sumo, se puede deducir de la reproducción de los sueños, que parecen venir del estado de sueño y ser simplemente recordados en la vida de vigilia, del hecho de que los sueños han sido interpretados durante el estado de sueño, quizás se deduzca que el alma continúa de algún modo como tal durante el sueño; pero todas estas son cosas inciertas. En el fondo, ninguna persona seria y desprejuiciada con los medios ordinarios de cognición puede hablar del alma de otra manera que diciendo que presenta fenómenos que parecen depender totalmente de los estados corporales.
Debido precisamente a que la cognición antroposófica se toma en serio esta capacidad o incapacidad de los medios ordinarios de cognición, por otra parte debe esforzarse por recurrir a otros medios de cognición.  Y ustedes saben que tales medios de cognición se utilizan en la cognición imaginativa, inspirativa e intuitiva que a menudo se describe aquí. A través de este tipo especial de cognición, que se desarrolla primero como una habilidad fuera de la vida ordinaria del alma, que puede ser desarrollada si uno realmente se esfuerza por desarrollarla, uno debe pues esforzarse por alcanzar primero la claridad sobre aquello respecto a lo cual no se puede obtener claridad con los medios ordinarios de cognición. 
Y ahora, sin tener que volver a entrar en la descripción que tantas veces he hecho de la naturaleza de la cognición imaginativa, inspirativa e intuitiva, quisiera describir simplemente, sobre la base de estas mismas tres etapas de la cognición, un área, una de las más importantes del subconsciente o inconsciente del hombre, a saber, el área de la vida anímica entre el dormir y el despertar. Ya he dado esta descripción varias veces desde ciertos puntos de vista, pero hoy me gustaría darla nuevamente desde un punto de vista especial. En primer lugar, me gustaría describir simplemente las consecuencias de la cognición imaginativa, inspirativa e intuitiva para el estado del sueño. Para la conciencia ordinaria realmente sólo existe lo siguiente, que ese llenado de la conciencia con un cierto contenido, tal como lo tenemos desde que nos despertamos hasta que nos dormimos, al dormirnos primeramente se amortigua, y luego se apaga, y que entre el dormirse y el despertarse se produce un estado inconsciente. Durante la conciencia diurna y con los medios ordinarios de cognición que posee el hombre, este no puede decir al principio lo que su alma está haciendo realmente en el tiempo que transcurre entre el sueño y el despertar. Porque lo que ocurre allí, si es que un alma se experimenta como tal en este estado, no entra en la conciencia ordinaria. Porque sobre esa conciencia ordinaria se extiende la oscuridad que el alma experimenta, si es que la experimenta en el estado de sueño. Ahora bien, cuando la cognición imaginativa entra por primera vez, el estado de sueño comienza a iluminarse, la oscuridad comienza a cambiar en luminosidad, y con la cognición imaginativa uno ya puede obtener juicios sobre lo que es experimentado por el alma al menos para las primeras etapas del estado de sueño. Uno puede entonces ir más allá en la comprensión inspirativa e intuitiva, más allá en estas experiencias. No se trata de imaginar que uno se asoma al sueño como a una mirilla, sino que a través del conocimiento imaginativo, inspirativo e intuitivo uno experimenta estados anímicos que se asemejan al sueño en cuanto a que en ellos uno se encuentra en una relación similar a la que tiene con su cuerpo durante el sueño, salvo que no experimenta esta relación inconscientemente, sino en un estado plenamente consciente. Y por lo tanto, dado que durante la vida de vigilia se experimenta con plena conciencia de forma similar a como se hace durante el sueño, también se puede observar lo que ocurre con el alma humana durante el sueño, y entonces se puede describir.
Ahora bien, cuando el ser humano se duerme, así que ya saben: al dormirse, la conciencia indistintamente vaga puede prevalecer con los sueños. Este mundo onírico no puede, al principio, ser de gran ayuda para conocer la vida del alma. Porque lo que uno puede saber sobre los sueños con los medios ordinarios de cognición en la conciencia diurna sigue siendo algo sumamente externo, y los propios sueños no se manifiestan de tal manera que uno pueda basarse en ellos con suficiente certeza antes de tener un conocimiento del sueño. Aquel que realmente penetra en el conocimiento del estado de sueño sabe que los sueños en realidad son más propensos a engañar que a iluminar un conocimiento real de este estado de sueño. Lo que experimenta el alma lo experimenta inconscientemente.
Debo ahora, puesto que lo describo para un conocimiento imaginativo, inspirativo e intuitivo, describírselo como si fuera experimentado conscientemente por el alma; tendré por tanto que describirles las experiencias del alma desde que se duerme hasta que se despierta como si fueran experimentadas conscientemente; no son experimentadas conscientemente, sino que lo que describiré como si fuera experimentado conscientemente, eso ya lo experimenta el alma, aunque no sepa nada de ello. Sin embargo, está presente como un hecho, y como tal no sólo actúa desde que se duerme hasta que se despierta, sino que también se abre camino en el organismo físico humano, y en él sobre todo durante las horas de vigilia. Durante el día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, siempre llevamos dentro las secuelas de nuestras experiencias nocturnas, y aunque para la cultura exterior todo lo que tiene gran importancia está basado en lo que el ser humano realiza a través de su conciencia, lo que ocurre dentro del propio ser humano, no depende mucho de su conciencia, sino que depende en el mayor grado de lo que experimenta inconscientemente desde que se duerme hasta que se despierta. 
Allí, cuando las percepciones sensoriales gradualmente se paralizan por completo, cuando los impulsos de la voluntad dejan de actuar, experimentamos por primera vez un estado indiferenciado del alma. Se trata de una experiencia general e indeterminada, una experiencia en la que efectivamente existe un claro sentido del tiempo, mientras que el sentido del espacio se extingue casi por completo. De modo que esta experiencia puede compararse realmente con una especie de flotar, con una especie de movimiento en una vastedad general e indeterminada. Es necesario formar vocablos nuevos para expresar lo que el alma experimenta. Se podría decir que el alma se experimenta a sí misma como una ola en un gran mar, como una ola que, sin embargo, se siente organizada dentro de sí misma, que se siente rodeada por todos lados por el resto del mar, y que siente los efectos de este mar sobre sí misma de la misma manera que uno siente, percibe y piensa en las impresiones de los colores o de los sonidos o del calor de una cierta manera diferenciada en la vida cotidiana. 
Pero así como en la vida diurna uno se siente un ser humano encerrado en su piel,  sintiéndose en un lugar determinado, así en este momento que sigue a quedarse dormido -digo que uno se siente, lo experimenta; lo describo como si fuera consciente; el hecho está ahí, sólo que la conciencia de ello no está ahí- uno se siente como una ola en un mar general, se siente de pronto ahí, de pronto allá, como dije, el sentido definido del espacio cesa realmente. Pero el sentido general del tiempo sigue allí. Pero esta experiencia está relacionada con la otra de sentirse abandonado. Es algo así como hundirse en un abismo. Si el ser humano no estuviera preparado para ello, se expondría a muchas cosas al experimentar conscientemente esta primera etapa del sueño, pues le resultaría casi insoportable perder el sentido del espacio casi por completo, vivir sólo en un sentido general del tiempo, sentirse tan indeterminadamente integrado sólo como en un mar sustancial general en el que hay extraordinariamente poco que distinguir, sólo distinguir que se es un yo en un ser general del mundo interior. Uno se sentiría realmente -precisamente si la conciencia estuviera presente- como si flotara por encima del abismo. Y a la vez, relacionado con esto hay algo que surge en el alma como una tremenda necesidad de apoyarse en lo espiritual, una tremenda necesidad de estar conectado con algo espiritual. En el mar general en el que uno nada, ha perdido, por así decirlo, esa sensación de seguridad de estar conectado con las cosas materiales del mundo de la vigilia. Por lo tanto, se siente -se sentiría, si el estado fuera consciente- un profundo anhelo de estar conectado con lo divino-espiritual. También se puede decir:
Se experimenta realmente este movimiento general en una sustancia del mundo indiferenciada como si se estuviera seguro en algo Divino-Espiritual. - Les ruego que consideren la forma en que tengo que describirlo aquí: repito se lo describo, como si el alma experimentara conscientemente. No experimenta conscientemente de esta manera, pero pueden ustedes imaginar cómo, mientras están ustedes experimentando conscientemente en su vida diaria de vigilia, muchas cosas les están pasando en su organismo de las que no son conscientes, lo cual es simplemente un hecho. Digamos, por ejemplo, que ustedes experimentan alegría; ciertamente, durante la alegría la sangre pulsa de manera diferente que durante la tristeza. Ustedes experimentan la alegría o la tristeza en su conciencia, pero no experimentan la pulsación de la sangre ni en uno ni en otro estado. 
Sin embargo, esta pulsación de la sangre es un hecho. Del mismo modo, lo que describo aquí corresponde, por un lado, a lo que describo como un nadar en general en una sustancia mundial indiferenciada y, por otro lado, a lo que describo como una necesidad de Dios, corresponde a un hecho en la vida del alma. Y el conocimiento imaginativo no hace otra cosa que elevar esta actualidad a la conciencia del mismo modo que la conciencia diurna ordinaria de los seres humanos eleva a la conciencia la pulsación sanguínea que subyace a la alegría o a la tristeza. Los hechos están ahí, y los hechos tienen un efecto en la vida de vigilia del día, de modo que cuando nos despertamos por la mañana encontramos nuestro organismo en una condición renovada porque esta experiencia nocturna ha tenido lugar para nuestra vida anímica. Lo que ocurre en el alma, separada del cuerpo, entre el sueño y el despertar, tiene su gran importancia como secuela durante la vida de vigilia del día siguiente. Y no podríamos utilizar nuestro cuerpo de forma correcta al día siguiente si no nos hubiéramos desprendido de la conexión con las cosas exteriormente físico-sensibles y nos hubiéramos sumergido en esta experiencia indeterminada que he descrito. Y el hecho de que en la vida diurna de vigilia tengamos algo que emerge de las profundidades de nuestra voluntad como una necesidad de relacionar lo que está tan diferenciado a nuestro alrededor con algo general, y que tengamos la necesidad de relacionar el mundo de lo sensorial con algo divino, no es más que una secuela de esta primera etapa del estado de sueño. Podemos preguntarnos: ¿Por qué el hombre no se conforma con mirar las cosas individuales del mundo una junto a otra durante el estado de vigilia, por qué no se conforma con ir por el mundo y observar las plantas, los animales, etc.? ¿Por qué empieza -y esto lo hace hasta el hombre más sencillo, no sólo el filósofo; además, el hombre más sencillo lo entiende mucho mejor que el filósofo- por qué empieza a filosofar cómo están conectadas las cosas, por qué relaciona lo individual que ve con lo general, por qué se pregunta cómo se fundamenta lo individual en un cosmos general? No lo haría si no se viviera realmente lleno de vida en algo tan indeterminado durante su estado de sueño. Tampoco llegaría a sentir a Dios en su estado de vigilia si no experimentara el hecho correspondiente, este sentimiento de Dios, en la primera etapa de su estado de sueño. Le debemos algo extraordinariamente importante al sueño, especialmente para el funcionamiento interno de nuestra humanidad.
Cuando el ser humano continúa después su sueño, entra en otras etapas que ya no pueden ser vistas con el conocimiento imaginativo, sino que para ello es necesario el conocimiento inspirativo. Lo que aparece de nuevo como un hecho de la experiencia del alma, y que se refleja en la conciencia inspirada de manera parecida, digamos, a la pulsación de la sangre en la alegría y la tristeza, es al principio una cierta fragmentación del alma en tantos detalles como sea posible, entidades individuales. El alma realmente fragmenta su vida en partes, y esta fragmentación está conectada con algo que, cuando brilla en la conciencia, aparece como ansiedad.  Después de que el alma haya pasado por lo que puede llamarse un flotar sobre el abismo o un nadar en una sustancia del mundo general y un anhelo de lo Divino-Espiritual, cae en una cierta ansiedad, es decir, en algo que sería ansiedad para la conciencia si se experimentara conscientemente, que se basa esencialmente en el hecho de que el alma no sólo nada en una sustancia del mundo general, sino que también tiene una existencia para sí misma, con lo Divino-Espiritual.   
El alma no sólo está nadando en una sustancia mundial general, sino que tiene una existencia propia, con la que ahora entra en cierta relación, de modo que no es realmente una unidad, sino que es muchas cosas. Pero este ser-muchos se experimenta como ansiedad.  Y el hombre tiene que superar esta ansiedad de una manera determinada. 
En el tiempo que precedió al Misterio del Gólgota en el desarrollo de la tierra, las instrucciones para la humanidad emanaban de los centros de misterios en los más variados ejercicios religiosos, que ya encontraban su camino hacia los seres humanos individuales, donde las almas, además de los sentimientos que podían experimentar en el mundo exterior sensual, experimentaban otros por el hecho de tener sus concepciones de Dios adecuadas a estos tiempos antiguos. Ahora bien, en estos tiempos antiguos los hombres eran de tal manera que incluso durante su vida diurna despierta tenían en su conciencia algo así como un resplandor del mundo espiritual. Cuanto más retrocedemos en el desarrollo de la humanidad en la tierra, más nos damos cuenta de que la gente tenía una especie de clarividencia en tiempos muy antiguos, y luego ecos de esta clarividencia en tiempos posteriores, que para la gente de ese tiempo era una percepción interna de que el hombre mismo, antes de comenzar su vida terrenal, habitaba como un ser espiritual en una existencia pre-terrenal. No era algo que la gente había descubierto, no era algo en lo que simplemente creían, sino algo que era una certeza para ellos, porque experimentaban en su ser interior algo que había permanecido con ellos desde una existencia preterrenal. 
Si se me permite hacer una comparación algo trivial, me gustaría decir: si alguien ha heredado una determinada fortuna de sus padres, también reconoce cómo esta fortuna interviene en el curso de su vida a través de su existencia inmediata, reconoce que no la ha adquirido él mismo, sino que le ha llegado de sus antepasados. De igual manera, las personas de una época más antigua sabían que ciertas experiencias de su alma no provenían de lo que sus ojos habían visto, sino que reconocían que estas experiencias del alma eran una herencia de una existencia preterrenal. Ellos mismos lo reconocían en estas experiencias anímicas. Siempre hay que subrayar que en el curso de su desarrollo los hombres se han liberado de tales experiencias anímicas, que nuestra época actual es una época en la que la conciencia ordinaria no tiene tales experiencias anímicas que podrían explicarse como una herencia de una existencia preterrenal. Así que era más fácil para estas personas de la época más antigua ser enseñados por sus guías espirituales en los centros de misterio sobre cómo deberían relacionar los sentimientos en su alma con lo que obtenían como experiencia espiritual en el alma. Y a partir de la fuerza <que les fue dada entonces por los impulsos que los hombres recibieron de los centros de misterios, ahora llevaron de la vida diurna ordinaria a la vida nocturna, a la vida del sueño, la fuerza para permanecer vencedores sobre el temor que se acaba de describir. El miedo emerge así de las profundidades de la vida dormida.  El poder de traer algo con nosotros para el día siguiente fuera de esta ansiedad, no algo como un embotamiento general del organismo, sino algo que es una renovación del organismo, tuvo antes que acumularse durante la vida diurna del día anterior; así están conectados entre sí los días y las noches. En cierta etapa del estado de sueño, la noche trae ansiedad; en esta ansiedad debe verterse la fuerza que uno ha obtenido de la experiencia religiosa o afín del día anterior, y cuando estas dos cosas, este residuo del día anterior, se unen con la experiencia original de la noche, entonces la fuerza renovadora irradia en el organismo en la nueva vida diurna del día siguiente.
Ya no es aceptable para una verdadera ciencia espiritual hablar sólo con frases generales y abstractas de la existencia de un gobierno mundial divino general. No es aceptable describir las cosas individuales del mundo sólo según su apariencia y decir: Bueno, en esta apariencia hay un gobierno mundial general. - La ciencia espiritual debe señalar en términos concretos cómo funciona este gobierno mundial divino. Si uno quiere estar a la altura de las tareas del desarrollo humano en el futuro, ya no puede limitarse a decir que se siente renovado después de un sueño profundo, que Dios le ha concedido esa renovación. Habría que desesperar de todo lo científico si, por un lado, hubiera que buscar una ciencia estricta para el mundo sensorial y no se pudiera extender el rigor de esta ciencia a lo que se refiere a lo suprasensible; si hubiera que quedarse en lo suprasensible simplemente con la frase general: bueno, sí, hay algo así como un gobierno divino del mundo en el fondo. Uno se adentra cada vez más en lo definitivo, uno puede señalar cómo esta ansiedad, que se produce en esta segunda etapa del sueño, se mezcla, por así decirlo, con la fuerza extraída del sentimiento religioso del día anterior, que sigue teniendo efecto hasta la noche, y de la que, a su vez, se convierte la fuerza renovadora para el organismo físico del día siguiente. De este modo, se adquiere más y más conocimiento de cómo lo verdaderamente espiritual vive dentro de lo verdaderamente físico, mientras que para los medios de cognición en uso hoy en día sólo se tiene un contenido físico y los dichos generales de que algo espiritual también vive en este contenido físico o por encima de este contenido físico. Pero la humanidad se degradará cada vez más en su cultura si no se toma la molestia de extender al mundo espiritual el rigor que se tiene para mirar el mundo exterior y el conocimiento. Y ahora uno se da cuenta, si continúa siguiendo estas etapas del sueño desde la primera hasta la segunda etapa con la conciencia inspirada, que la experiencia interna del alma se convierte entonces en algo muy diferente de lo que era en la vida diurna.
Ahora bien, también a través de la ciencia natural ordinaria se puede reconocer, si se lleva a cabo con coherencia, cómo se encuentra uno dentro del alma en el proceso de la respiración, en el proceso de la circulación sanguínea, en el proceso de la nutrición que se lleva a cabo a través del proceso de la circulación sanguínea, se puede sentir que algo sucede cuando uno se esfuerza en el movimiento y así sucesivamente. Uno siente lo anímico-espiritual relacionado con las actividades corporales, y cuando describe el proceso de la respiración o el proceso de la circulación sanguínea, sabe que está describiendo algo en lo que la experiencia del alma está presente durante la vida de vigilia del día. La experiencia anímica desde que se duerme hasta que se despierta no está contenida en lo sensorial, pero también es una vida interior muy específica, una vida interior que puede relacionarse con algo de la misma manera que la vida interior del día puede relacionarse con la vida de la respiración o la vida de la circulación sanguínea. Y resulta que esta vida interior nocturna está conectada con un desarrollo interior de fuerzas que es comparable con el desarrollo de las fuerzas de la respiración y la circulación de la sangre, con un desarrollo de fuerzas que es una imitación de los movimientos planetarios de nuestro sistema planetario. Fíjense que no estoy diciendo que cada noche desde que nos dormimos hasta que nos despertamos estemos dentro de los movimientos planetarios o conectados con ellos, sino que estamos dentro de algo que es una réplica, por así decirlo una miniatura de nuestro cosmos planetario o de sus movimientos. Así, al igual que en la vida del alma diurna estamos en la circulación de la sangre, en la vida del alma nocturna estamos en algo que es una réplica de los movimientos planetarios de nuestro sistema solar. Si para el día decimos: en nosotros circulan los glóbulos blancos, en nosotros circulan los glóbulos rojos, en nosotros circula la potencia respiratoria por la que inspiramos y espiramos, para la vida nocturna del alma debemos decir: en nosotros circula una imagen secundaria del movimiento de Mercurio, una imagen secundaria de Venus, una imagen secundaria del movimiento de Júpiter. -Un pequeño cosmos planetario es, por así decirlo, nuestra vida anímica desde que nos dormimos hasta que nos despertamos. A partir de que nos dormimos hasta que nos despertamos, nuestra vida se convierte en algo cósmico desde lo personal-humano. Y la cognición inspirada puede entonces encontrar cómo, cuando estamos cansados por la noche, en primer lugar lo que en el día anterior eran las fuerzas que mantenían la sangre pulsando puede por su propia persistencia mantener la vitalidad por la noche, pero cómo, para que pueda convertirse de nuevo en vida del alma diurna, necesita el impulso que viene de experimentar una imagen secundaria del cosmos planetario en la noche. Cuando nos despertamos, se implantan en nosotros las secuelas de lo que hemos vivido en las réplicas de los movimientos planetarios desde que nos dormimos hasta que nos despertamos. Esto es lo que conecta el cosmos con nuestra vida individual. Cuando nos despertamos por la mañana, no podría irradiar en nosotros de la manera correcta, para que la conciencia esté correctamente presente, lo que necesitamos como fuerzas, si no tuviéramos esta secuela de las experiencias nocturnas.
Ya pueden ver con esto lo poco correcto que es que algunos se quejen del insomnio de forma escandalosa. Esto suele ser un autoengaño extraordinariamente fuerte. Pero no voy a entrar en eso ahora, porque los que están sujetos a este autoengaño no lo creen después de todo; creen que realmente no están en un sueño, mientras que sólo están en un sueño anormal, a través del cual creen que su alma no está fuera de su cuerpo y experimentando la existencia planetaria. Se encuentran en un estado que es ciertamente embotado, pero que sin embargo les permite experimentar lo mismo que otro experimenta en un sueño profundo. Pero, como he dicho, no quiero entrar ahora en estas excepciones.
En general, como estoy describiendo ahora, el hombre experimenta una vida cósmica en la segunda etapa de su sueño. Les he indicado que en los tiempos antiguos, antes del Misterio del Gólgota, los impulsos surgieron de los centros de Misterio, a través de los cuales el hombre recibió la fuerza para salir del miedo, para resistir la fragmentación, por así decirlo, y ahora para pasar de manera sana por lo que debe pasar. Este poder hizo que uno entrara en la experiencia planetaria y no se quedara con la experiencia de la fragmentación. El temor provenía de la experiencia de la fragmentación; la experiencia de estar en los planetas le llegaba a uno a través del hecho de que se llevaba consigo el poder descrito de la experiencia del día anterior. Desde el Misterio del Gólgota, los hombres han tenido la posibilidad, dirigiendo sus almas a los acontecimientos de este Misterio del Gólgota, de obtener el poder que antes se daba en la forma descrita por los Misterios. Para aquellos que viven el Misterio del Gólgota de la manera correcta, el Cristo se convierte en una fuerte guía en el momento en que el alma entra en la región de la ansiedad en el tiempo que va desde que se duerme hasta que se despierta, de modo que la humanidad más nueva obtiene a través de la experiencia del Cristo lo que una humanidad más antigua obtenía de los Misterios. A partir de esta etapa del sueño, que acabo de describir, el hombre entra entonces en lo que puedo llamar ahora de una manera más simple, por así decirlo, que las anteriores, porque no se lo tomarán a mal que hable de tales cosas, después de haberme detenido un poco más en la experiencia planetaria: el hombre tiene la experiencia de la estrella fija después de la experiencia planetaria.
Habiendo vivido en la segunda etapa del sueño en la recreación de los movimientos de los planetas, ahora vive en las constelaciones de las estrellas fijas, preferentemente en las recreaciones de las constelaciones de las estrellas fijas del zodiaco. Esta experiencia de las constelaciones de las estrellas fijas del zodiaco es un hecho muy real durante la tercera etapa de la vida nocturna. Entonces el hombre también comienza a experimentar la diferencia entre el sol como planeta y como estrella fija. No está nada claro para la gente de hoy en día por qué en las astronomías más antiguas el sol era considerado al mismo tiempo un planeta y, sin embargo, en cierto sentido también una estrella fija. Durante la segunda etapa del sueño, el sol tiene realmente cualidades planetarias para esta experiencia. Uno se familiariza con su posición particularmente excelente para la experiencia del hombre en la tierra. También conocemos el Sol en su constelación en relación con las otras constelaciones, digamos del zodiaco. En resumen, se vive en el cosmos de una manera más intensa que en la etapa anterior del sueño. Uno obtiene la experiencia de la estrella fija, y de esta experiencia de la estrella fija el hombre recibe impulsos aún más profundos y significativos para la experiencia del día siguiente que los que puede tener de la mera experiencia planetaria. De la experiencia planetaria se recibe, si se me permite la expresión, el disparo del proceso respiratorio y del proceso de circulación de la sangre; Pero que estos procesos son sustanciales, que están impregnados por lo que necesitan, por la sustancia, que por lo tanto estos procesos son también procesos nutritivos perpetuos del organismo, esta propulsión del alimento a través del organismo, que es aparentemente lo más material, pero que sale de fuerzas más elevadas que el mero movimiento de la circulación de la sangre, esta experiencia se basa en su activación para la vida cotidiana en una secuela de la experiencia de la estrella fija. La forma en que nosotros, como seres humanos físicos, dependemos en nuestra vida anímica espiritual de la forma en que estas o aquellas sustancias circulan en nosotros, está conectada, si puedo expresarlo así, con los cielos más elevados, está conectada con el hecho de que nosotros, como seres anímicos espirituales, en la tercera etapa del sueño, sentimos en nosotros mismos imágenes secundarias de las constelaciones estelares fijas, así como sentimos en nosotros mismos durante el día cuando estamos despiertos el estómago o los pulmones.
Ahora bien, les he descrito desde los más diversos aspectos cómo se pueden abordar estas fuerzas; quiero describírselas hoy desde el aspecto cósmico. Si uno llega a conocer la experiencia de la estrella fija a través de la intuición, entonces también llega a conocer cómo las fuerzas que conducen al ser humano hacia el organismo físico son las fuerzas lunares, es decir, lo que corresponde en lo espiritual a lo que aparece como imagen física de la luna. 
Por supuesto, esto no depende de si hay luna llena o algo así, pero la luna también puede brillar a través de la tierra en una relación espiritual. Tiene algo que ver con las metamorfosis que se expresan en la visibilidad de la luna, pero eso llevaría a distinciones mucho más sutiles que no queremos discutir hoy. Generalmente son las fuerzas lunares las que llevan al hombre de vuelta.  Se podría decir que como alma, el hombre está siempre impregnado desde que se duerme hasta que se despierta por las fuerzas planetarias, por las fuerzas que se revelan en las constelaciones de las estrellas fijas, así como está impregnado allí y permanece impregnado, porque estas cosas siguen teniendo efecto en la vigilia, así el hombre está siempre impregnado por lo que corresponde en el cosmos como fuerzas espirituales a la luna física. Son estas fuerzas lunares las que nos dirigen de vuelta. En realidad es un proceso extraordinariamente complicado; Es un proceso extraordinariamente complicado en la realidad; si queremos expresarlo de alguna manera, me gustaría decir así: No es cierto, cuando expandimos un elástico, éste llega hasta cierto punto, luego se contrae de nuevo; así expandimos, por así decirlo, las fuerzas lunares hasta cierto punto, donde de nuevo tenemos que volver. Esto se alcanza en la tercera etapa del sueño, y de nuevo somos conducidos de vuelta etapa por etapa por las fuerzas lunares, que en general están íntimamente conectadas con la introducción del alma espiritual en el mundo físico; desde la tercera etapa a través de la segunda etapa, a través de la primera etapa, somos de nuevo conducidos de vuelta. 
Como ven, todo lo que el ser humano puede llevar en sus poderes de imaginación y sentimiento durante el día despertando como poderes iniciáticos, todo eso es la secuela de la experiencia de la estrella fija durante la noche. Todo lo que el hombre puede llevar en sus poderes de imaginación y sentimiento como poderes de combinación, como poderes de sabiduría, como poderes de conocimiento, es la secuela de la experiencia planetaria. Pero lo que irradia del cosmos desde la experiencia nocturna a la vida diurna debe venir por todos los medios a través del cuerpo. La experiencia de las estrellas fijas se introduce en nuestra vida cotidiana mediante un desvío a través de la transformación de los alimentos. Nuestro alimento no entraría en el cerebro de tal manera que nos permitiera desarrollar fuerzas de iniciativa si todo este proceso no fuera estimulado por lo que experimentamos por la noche a través de la experiencia de la estrella fija. Y no podríamos pensar racionalmente si no hiciéramos llegar a nuestra circulación respiratoria, a nuestra circulación sanguínea durante el día, las secuelas de la experiencia planetaria durante la noche. Tales cosas son siempre ciertas sólo en general, y si en las personas que sufren mucho de insomnio tales hechos parecen estar frustrados, uno tiene entonces la tarea de explicar las anormalidades correspondientes. Si uno ve realmente a través de ellos, no hablan en contra de estas verdades. Pero estas verdades, que en su conjunto son correctas, sólo permiten realmente una posibilidad de explicar al individuo de una manera realmente esencial.
El reconocimiento real del ser humano sólo es posible cuando se toma conciencia en grado sumo de que el ser humano no sólo vive en su cuerpo físico dentro de su piel, sino que vive en el mundo entero. La vida en el mundo entero sólo está velada para la conciencia ordinaria, porque está muy embotada durante las horas de vigilia del día. A lo sumo, experimentamos en la percepción general de la luz algo de lo que es nuestra participación en el ser de un cosmos general. Quizás en otras, pero muy apagadas, el hombre tiene algo de sensación de estar dentro del cosmos entre la vigilia y el sueño. Pero todo lo que se da es silencioso, para que el ser humano pueda desarrollar su conciencia individual desde que se despierta hasta que se duerme, para que no pueda ser perturbado por todo lo que interviene en su experiencia desde el cosmos.  Durante la noche es justo al revés. Allí el ser humano tiene como experiencia una experiencia cósmica, pero una imagen residual de una experiencia cósmica, pero una imagen residual fiel, como he indicado. El hombre tiene realmente una experiencia cósmica, y debido a que tiene que pasar por esta vida cósmica, su conciencia diaria está embotada y paralizada.
El desarrollo futuro de la humanidad consistirá en que el hombre se integre cada vez más en el cosmos, y que un día llegue el momento en que se sienta con su conciencia en el sol, la luna y las estrellas, igual que ahora se siente con su conciencia en la tierra. Entonces mirará desde el cosmos a la tierra, como ahora mira desde la tierra al cosmos en su actual estado de vigilia. Pero la mirada será esencialmente diferente.
Si alguien quiere honestamente aferrarse al desarrollo en su totalidad, también debe tomar conciencia de que la propia conciencia del hombre está sujeta al desarrollo, que la conciencia corporal que el hombre tiene en la etapa actual es una etapa de transición hacia otra conciencia que, al fin y al cabo, no es otra cosa que el reflejo anímico de los hechos, pero los hechos que el hombre ya experimenta cada noche; los necesita porque en sus secuelas sólo puede sostener realmente su vida cotidiana. El desarrollo ulterior consistirá en que el hombre tenga como conciencia durante su vida normal lo que ahora es su inconsciente; pero es necesario que el hombre encuentre su camino en la ciencia espiritual, pues así como uno debe en cierto sentido tener una dirección si va a nadar a alguna parte, también necesita una dirección para la conciencia ordinaria actual. Uno no puede simplemente dejarse llevar, como es el caso de los medios de cognición ordinarios. Uno necesita una dirección. Esta dirección sólo puede darla la propia ciencia espiritual antroposófica, porque revela, en la medida en que es necesario para hoy, lo que ya vive en el ser humano, aquello de lo que el ser humano aún no es consciente. Debe traerlo a su conciencia, de lo contrario no experimentaría ningún progreso cósmico real.
Con esto les he descrito hoy una parte de lo que hoy se arroja al cubo de la basura del conocimiento en el concepto del inconsciente. En mi próxima conferencia trataré de describir las experiencias del ser humano que están detrás del nacimiento y la muerte, así como hoy les he descrito los estados inconscientes durante el estado de sueño.
Traducido por J.Luelmo sep.2022





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Nexos espirituales en la formación del organismo humano

RUDOLF STEINER

Dornach, 22 de octubre de 1922

Me gustaría indicar hoy cómo todo lo que se puede comprender sobre el hombre, puede servirnos de base para que consideremos los grandes nexos de la historia. Para así poder entender mañana algo en esta dirección acerca de nuestro tiempo presente. Como saben, anteayer hablé del hombre mismo en su constitución. Me gustaría hacer esto hoy desde un punto de vista diferente.

Veamos esta vez al hombre de manera simple, tal y como se presenta en la vida cotidiana y desde un punto de vista ordinario. El hombre necesita alimentarse para mantenerse. Tiene que asimilar en su propio organismo lo que llamamos sustancias de la naturaleza, del reino animal, vegetal y también en parte del reino mineral. Pero lo que el hombre ingiere del medio ambiente exterior, sufre un cambio muy poderoso dentro de su organismo. Lo primero es que, cuando tomamos alimentos los recibimos ordinariamente, (a lo sumo preparados en la cocina), Tal como están en la naturaleza, tal vez preparados de alguna manera. Además de eso, recibimos a su vez el aire a través de la respiración "en ese estado que se encuentra en nuestro entorno". Dejemos ahora de lado algo tan importante, como por ejemplo la luz, que también recibimos de nuestro entorno, pero veamos primero otras cosas. Tanto los alimentos como el aire deben sufrir poderosos cambios dentro de nuestro organismo, para que se adapten y se vuelvan humanos, por así decirlo, dentro de nuestro organismo. 
Descrito externamente el proceso es muy conocido hoy en día. Tomamos la comida -quedémonos con esto ahora, después seguiremos-,  tal vez ya un poco preparada, como se dijo antes. Luego la digerimos internamente, concretamente mediante la secreción de las glándulas, a través de otro aparato digestivo. Lo tomamos dentro de nosotros, lo lavamos, saturándolo con una sustancia llamada ptialina, que es segregada por las glándulas salivares de la boca. A continuación, llevamos la comida más lejos hacia nuestro aparato digestivo. No tengo que describir aquí la forma en que todo el proceso se lleva a cabo. Al tomar elementos de comida dentro de nosotros y asimilarlos, ya se cambian un poco con respecto a como son en nuestro entorno exterior. Los alimentos nunca podrían convertirse en lo que se convierten en el interior de nuestro organismo por procedimientos externos. Podemos trabajar con las sustancias que presentan nuestros alimentos de las formas más diferentes dentro de los laboratorios químicos - pero allí nunca se producirá, lo que sucede con los alimentos cuando los llevamos a nuestro estómago y desde allí a nuestro aparato digestivo. Allí los alimentos se transforman en algo totalmente diferente de lo que eran fuera.
Primeramente se extingue todo rastro de vida, por así decirlo. La gente come carne. Esta es tomada del entorno exterior, del reino animal. Pero al comerla, el hombre expulsa de inmediato, a través de la primera etapa de la digestión (varverdauung) y me gustaría decir mediante la digestión posterior, todo lo que estas sustancias representan en el cuerpo del animal. También, todo lo que los alimentos vegetales contienen como vida en sí mismos, puesto que formaban parte de un ser vivo en la planta, tiene que ser expulsado. Sólo tomamos las verdaderas partículas minerales como sustancias materiales externas. Cuando añadimos a nuestras comidas sal, que ya es de por si, una sustancia mineral externa, o si añadimos azúcar, que a través de preparaciones externas - aunque originalmente podría tener un origen orgánico ha sido tan elaborada, que se ha convertido en algo muerto, hemos tomado algo ya muerto. Estas requieren una menor transformación en nosotros; en realidad, sólo sufren una transformación, que se podría lograr ya también de manera exterior dentro de un laboratorio. Pero todo lo que entra en nuestro organismo desde el reino animal o vegetal, tiene que ser matado completamente, si quiero expresarme de esa manera.
Al cocinar los alimentos, también logramos una especie de eliminación avanzada de todo resto de vida al someterlos al calor y demás. Esto se hace más a fondo a través de nuestra digestión, de modo que -cuando nuestros alimentos se han sometido a un cierto desarrollo interno hasta llegar a los intestinos, al acercarse a estos órganos digestivos inferiores- esencialmente se ha extinguido todo lo que eran externamente cuando estaban, por ejemplo, sometidos al cuerpo etérico de las plantas, o bien al cuerpo astral del animal, etc. Por consiguiente, debe lograrse primero en el trayecto de la boca a los intestinos, que todos los alimentos estén muertos.
diagrama1

Porque, cuando ahora los alimentos llegan a los órganos glandulares, que transmiten los restos de comida del intestino a las glándulas linfáticas y luego a los vasos sanguíneos, en este camino de regreso debe tener lugar una revitalización de los alimentos. La comida al principio debe morir en nosotros y luego debe revivir de nuevo. No podemos tolerar en nuestro organismo humano una continuación de ese tipo de vida, que existe en el animal o la planta de la que tomamos el alimento. A lo sumo podemos tomar la naturaleza inorgánica para que nos ofrezca nuestras propias leyes. No podemos, digamos, comer col, no podemos dejar que llegue durante el proceso digestivo a nuestras vellosidades intestinales para que las propias fuerzas etéricas que tiene la col estén presentes allí, porque es una planta. Lo etérico, lo astral, que tienen los alimentos, debe ser eliminado primero. De ese modo, lo que recibimos debe entonces ser atrapado por nuestro propio cuerpo etérico, para que pueda ser revivido de nuevo. La vida del alimento dentro de nosotros, debe venir de nosotros. Y esto se produce durante el trayecto desde los intestinos a través de los vasos hacia el corazón. Para que puedan hacerse una idea: cuando los alimentos que vienen de la boca llegan a los intestinos, deben haberse perdido gradualmente los últimos rastros del mundo exterior (ver dibujo 1, rojo) pero en su camino hacia el corazón se revivirán de nuevo. Ser vivificados de nuevo significa que son absorbidos por nuestro propio cuerpo etérico. Pero ahora apenas tendrían alguna característica de lo terrenal, si tan sólo sucediera lo que os he descrito hasta ahora. Es decir, tendríamos que ser seres que tienen una boca - y un aparato digestivo sólo hasta el corazón, y entonces tendríamos que empezar a ser ángeles, porque nuestro cuerpo etérico tomaría los alimentos y los disolvería completamente. No podríamos ser seres terrestres. Seríamos una especie de boca volando con un esófago unido a ella. Todavía tendríamos el estómago, los intestinos y el corazón, y todo eso sería absorbido por nuestro cuerpo etérico. Pero entonces seríamos sólo un cuerpo etérico y en el cuerpo etérico la comida se disiparía. No seríamos capaces de ser seres terrenales. El hecho de que podamos ser seres terrenales se debe al oxígeno que es absorbido por el aire. Por consiguiente, en lo que ha sido permeado por el cuerpo etérico como alimento, el oxígeno del aire es absorbido. Haciendo posible que seamos seres terrenales (de carne y hueso) aquí en la tierra entre el nacimiento y la muerte (diagrama 1, en blanco). Es el oxígeno lo que nos convierte de nuevo en una sustancia terrestre que de otra manera se disiparía en nuestro cuerpo etérico. El oxígeno es el tipo de sustancia que lleva al estado terrenal, lo que de otra manera por sí mismo sólo se formaría como algo etérico. El corazón no nos convertiría todavía en un ser humano terrenal, sino que sólo nos llevaría lo suficientemente lejos como para que uniéramos nuestro corazón con el cuerpo etérico y voláramos por la tierra como tales ángeles. Pero como el corazón está conectado con el pulmón y absorbe el oxígeno, la comida que absorbe no sólo se eteriza sino que también se hace terrenal.
Ahora surge la necesidad de que lo que es tomado por nuestro cuerpo etérico y es saturado por el oxígeno, para que podamos ser seres humanos terrenales, tiene que ser insertado en el cuerpo astral. Hasta ahora, no ha sido absorbido por el cuerpo astral, sólo por el cuerpo éter. Ahora se tiene que desarrollar una actividad para que todo lo que se ha formado hasta la actividad corazón-pulmón, sea absorbido por todo el organismo; pero de tal manera que también el organismo astral tenga algo que ver con ello. Esto es llevado a cabo por el sistema renal humano, que segrega ahora lo que no puede utilizar de la materia que ha sido absorbida, y lo que queda lo hace llegar a todo el organismo por caminos que la fisiología actual no describe en absoluto, pero que sí existen.
Y ahora toda la pulpa - si puedo expresarme de esa manera que ahora ya se mantiene viva - sólo fue completamente matada dentro del canal intestinal y ahora ha sido revivida, y saturada de oxígeno - para ser enviada al cuerpo astral a través de la actividad del sistema renal que se extiende sobre todo el organismo e irradia por todas partes, de modo que este cuerpo astral puede cooperar en la configuración posterior de todo eso, lo que se efectúa en nosotros a través de la comida. (ver diagrama 1, amarillo).
Este organismo astral, en la medida en que recibe sus impulsos del sistema renal, está a su vez conectado con el sistema sensorial de la cabeza, que, por así decirlo, es como un techo por encima. El sistema renal y el sistema de la cabeza trabajan conjuntamente de forma continua, de modo que todo lo que es líquido y se disuelve a través de la actividad del corazón, tomará forma ahora en los órganos especiales. No tendríamos órganos sólidos si sólo hubiera boca, estómago, intestinos, corazón y pulmones. Sino que el estómago en sí mismo tendría que ser un órgano difuminado movible en sí mismo, lo mismo que el corazón, el pulmón. Todo eso no podría ser sólido. Estos órganos obtienen su configuración a través de los riñones, y los riñones son ayudados por lo que proviene de la cabeza.
Estos órganos no solo tienen que formarse durante la infancia, sino continuamente porque nuestros órganos se destruyen continuamente. Un órgano como el estómago se destruye por completo en el transcurso de 7-8 años. Su sustancia es completamente demolida, completamente eliminada y siempre se renueva nuevamente. Siempre tiene que haber fuerzas que dan forma, que renueven estos órganos. Todavía hay que trabajar mucho más en esto en la infancia. Pero más tarde, estas fuerzas dadoras de la forma también están ahí.
diagrama2


diagrama 2a
Esto sucede de la siguiente manera: (diagrama 2). El sistema renal, que irradia estas fuerzas por un lado, sólo haría que estos órganos se movieran de un lado a otro. O, por ejemplo, formaría un lóbulo del pulmón de manera que estaría bien definido hacia atrás, pero en el frente se disiparía. Aquí la fuerza de la cabeza debe venir y encontrarse, de modo que la superficie frontal sea formada por la cabeza; de modo que las diferentes formas individuales del ser humano siempre se forman de manera que el riñón irradia las fuerzas y que desde la cabeza entonces las fuerzas vienen y se refrenan, a fin de que los órganos tengan contornos, que sean redondeados. Por la cabeza las superficies se forman en el exterior. Pero el riñón entrega una especie de radiación al organismo. Es aproximadamente como si yo quisiera construir algo plásticamente. Tomo el mortero, o cualquier sustancia blanda, en la mano y luego aprendo a tirar el mortero hacia arriba (ver diagrama 2º, amarillo - rojo) y para suavizarlo con la otra mano. La primera, el lanzamiento hacia arriba, corresponde a la actividad de los riñones - por encima yo lo aliso y consigo así estos órganos, que realmente irradian y se forman. Es de esta manera cómo los órganos son formados por el sistema de los riñones en conexión con el sistema de la cabeza y donde las fuerzas del cuerpo astral están trabajando. Por lo tanto, esto es algo que procede bajo la alteración extraordinariamente fuerte del nitrógeno. Aquí el nitrógeno ya no es lo que es afuera, porque el nitrógeno que aún conserva una similitud con el nitrógeno exterior se va a través del ácido úrico y la urea. Pero lo que irradia desde los riñones y se trabaja a través de estos, es realmente un nitrógeno modificado en su naturaleza interna por las fuerzas efectivas del cuerpo astral, y eso es algo completamente diferente al nitrógeno exterior.

Aquí tienen pues lo que el hombre recibe como alimento, impulsado hasta el punto de que es llevado al cuerpo astral del organismo humano. Estos procesos, tal y como se los he descrito, tienen lugar también en el animal, aunque de forma algo diferente. El animal también tiene estos procesos que van aún más allá en el animal superior. Pero en el animal inferior sólo hay indicios de lo que está por venir. Los animales superiores lo tienen, porque fueron una ramificación de la raza humana, todavía lo tienen, pero está deformado y degenerado con ellos.

Pues bien, algo más está irradiando en todo lo que se está formando allí. Primero tenemos el alimento llevado hasta el punto en el que es eliminado todo rastro de vida. Luego es llevado aproximadamente hasta donde tenemos la glándula pancreática como una de las últimas glándulas que llevan los alimentos lo suficientemente lejos como para ser empujados hacia la linfa y ser vivificados, para poder ser tomados por el cuerpo etérico; de modo que entonces a través de la comunicación del corazón hacia los riñones todo pueda ser llevado al cuerpo astral. Pero ahora el ego también interviene. Todo lo que tenemos en nuestro organismo debe ser intervenido por el ego.

Les he mostrado ahora cómo lo que se une a nosotros es reclamado por el organismo etérico y astral, cómo todo ello es absorbido por el sistema renal, irradiando hacia el astral, y cómo con la ayuda del nitrógeno se convierte en algo terrenal. De lo contrario tendríamos que convertirnos en ángeles de nuevo, si el nitrógeno no actuara en nosotros, el cual nos mantiene mediante el cuerpo astral dentro del reino terrenal a través del sistema renal. Pero todo esto no nos daría una configuración en la que el ego participe en el conjunto, si el sistema hepático no estuviera allí. (ver diagrama 1)
La absorción a través de los vasos linfáticos sigue siendo algo que pertenece al corazón. Por regla general, el corazón es ese órgano que, junto con el pulmón, conduce las sustancias externas hacia nuestra propio organismo etérico. A partir de ahí, es el sistema renal el que las conduce a nuestro organismo astral. Y sólo el sistema hepático, con su secreción biliar, conduce el conjunto hacia nuestro propio ego. La vesícula biliar y el sistema hepático también se encuentra sólo en el reino animal superior, no con los animales inferiores, ni siquiera el ácido biliar se encuentra entre sus sustancias corporales. Por lo tanto, el sistema hepático, con su peculiar construcción de la vena porta y demás, -también se puede verificar esto anatómicamente en cada parte-, conduce el conjunto ahora de manera que sea absorbido por el ego. Si sólo estuviera allí dentro del cuerpo lo que irradia el riñón, sólo sería absorbido por el cuerpo astral. Debido a que el hígado está allí y la vesícula segrega la bilis y se mezcla ya con el quimo dentro de los intestinos y el conjunto ya está impregnado por los productos del hígado (diagrama 1, azul), todo esto es impulsado dentro de la organización del ego. De esta manera también nuestra organización del ego participa a través del hígado, que tiene como su representante esencialmente el hidrógeno, en todo el edificio de la organización humana. El hombre, de hecho, no tiene que tomar nada vivo, nada astral del exterior. Todo esto tiene que transformarse primero dentro de su propio sistema orgánico de tal manera que pueda ser absorbido por su astral y su propio ser etérico y por su organización del ego.
He ahí pues, toda la organización normal del hombre. Imaginen, como todo eso tiene que ir acompasado en el tiempo. Por ejemplo, la actividad de los riñones no debe ser interrumpida. Si eso sucediera a causa de un riñón mermado, el cuerpo astral no estaría involucrado. En realidad, es al revés: si el cuerpo astral no funciona correctamente, se desarrollará un riñón encogido. Por lo tanto, cuando existe un riñón encogido, tendremos una perspectiva exacta de un corazón degenerado por lo que está pasando en el cuerpo etérico. Ya les dije la última vez, que incluso hay una disposición en concordancia con el ritmo. Siempre hay 4 impulsos presentes en el redondeo que viene del riñón (diagrama 1, amarillo) mientras que lo que ocurre en las fuerzas de redondeo, que vienen de la cabeza sólo hay un impulso. Es la misma relación que se expresa en la relación entre la respiración y el pulso. Por lo tanto, debo decir si puedo usar esta comparación de nuevo, las fuerzas de redondeo son 4 veces más lentas aquí que con la mano. Esa es la forma en que el organismo lo hace.
Todo esto debe ser armonizado de la mejor manera. De lo contrario no funcionará. Estar enfermo significa no estar en armonía. Tomemos por ejemplo lo siguiente: el cuerpo etérico está completamente en orden, pero el cuerpo astral no es lo suficientemente fuerte como para absorber todo lo que fluye del corazón hacia los riñones ni para trabajarlo suficientemente. Esto puede producirse a través del cuerpo etérico, si éste trabaja con demasiada fuerza. Tal como he dicho, el cuerpo etérico podría estar bien, pero asumamos ahora que está trabajando demasiado fuerte. En este caso si el cuerpo astral es normal, puede desarrollarse un encogimiento de riñón con sus peculiares consecuencias. Si el cuerpo etérico está en la condición correcta y el cuerpo astral trabaja demasiado fuerte, el riñón no está lo suficientemente comprometido. Lo que se está irradiando, a causa de que el cuerpo astral está trabajando demasiado fuerte, será pretendido por él sin que el riñón haya actuado de manera ordenada en la regulación correcta. El riñón queda fuera de uso y se desarrolla el encogimiento del riñón. Al mismo tiempo, debido a que causa una reacción, esto conducirá a una generación de la función cardíaca y del propio corazón.

Se puede apreciar a modo de resumen de lo que está pasando en el organismo humano y que es visible por la degeneración de los órganos, que los miembros del ser humano, el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el ego no están trabajando conjuntadamente de la manera correcta.
Hay que ser conscientes de que todas estas cosas deben estar en armonía entre sí y que deben funcionar de manera correcta. Pongamos, por ejemplo, que cualquier área del sistema orgánico no está permeada debidamente,  por cualquier miembro del organismo humano, tal vez por el cuerpo astral. Esto puede suceder de una doble manera. O bien lo que procede del sistema renal (como se mencionó anteriormente, las fuerzas de redondeo salen de la cabeza, mientras que del sistema renal proceden las radiaciones) es estimulado con demasiada fuerza, de modo que realmente todo lo que está trabajando desde el corazón hacia el sistema renal será demasiado estimulante para el sistema renal. En tal estimulación, que es demasiado fuerte, finalmente se descubren las causas originales de todas las inflamaciones y ulceraciones en el organismo humano. Uno tiene que encontrar la forma en que en cualquier parte del organismo se desarrolla tal inflamación. Hay que tratar de equilibrar la materia con medicamentos de tal manera que se reduzca el efecto demasiado fuerte en la actividad del riñón.
diagrama 3

El medio más simple para lograrlo es tratar de frenar el desarrollo demasiado fuerte de la radiación de calor corporal interno, induciendo un enfriamiento interno. Tal vez esto podría hacerse con la ayuda de la aplicación de sustancias que se generan en las flores (órganos) de las plantas. La peculiaridad de estas sustancias, que se generan en los órganos de las flores de las plantas, es que uno puede contrarrestar las inflamaciones a través de ellas y provocar un enfriamiento interno. O también puede ser que la actividad plástica del riñón, trabaje con demasiada fuerza. Entonces surgirán algunas formaciones tumorales. Aquí la actividad plástica, el redondeo, la actividad de cristalización - me gustaría decir - es demasiado grande. Entonces se tiene que envolver el tumor a través del calor del exterior (ver diagrama 3, amarillo, rojo). Todos los tumores se curan de hecho desde el exterior. Sólo hay que introducir en el organismo, mediante inyecciones de sustancias que se difunden de cierta manera, la posibilidad de envolver el tumor con la radiación de dichas sustancias (diagrama, rojo). Si se consigue que la radiación penetre y rodee el tumor, éste se disolverá, se desmoronará y se detendrá. Si tienes una inflamación, tienes que llevar el remedio al órgano a través del aparato digestivo, donde se encuentra la inflamación. Tienes que llevar algo refrigerante, a través del aparato digestivo. Una inflamación tiene que ser tratada desde adentro (diagrama 3a).
Sólo hay que encontrar el camino hasta aquí. Cada sustancia tiene una forma específica de propagarse en el organismo humano. Por ejemplo, hay sustancias que, administradas por vía oral a un ser humano, no tiene en cuenta el esófago; no les importa en absoluto - toda la pepsina, ptialina etcetera - se preocupan, por ejemplo, sólo por el corazón. Para otras el corazón no cuenta: Se conducen primero a través del estómago, y del corazón, hacia los riñones, y sólo allí se activan. Así que cada sustancia tiene su afinidad; sólo hay que aplicar la sustancia adecuada. Pero también hay sustancias que, si se inyectan, no harían efecto en un carcinoma de estómago en absoluto, sino que serían muy eficaces, digamos, en un carcinoma de mama.
Por lo tanto, hay que encontrar la manera de atacar una úlcera o una inflamación internamente, de tomar algo del exterior, de asediarlo, por así decirlo. Los tumores tienen que ser asediados desde el exterior. Las cosas tienen que ser estudiadas de esta manera, y deben ser sintonizadas de una manera minuciosa. Por supuesto, para hacer esto hay que conocer los miembros superiores de la naturaleza humana. Es imposible hablar del riñón poniendo al hombre sobre la mesa de disección y abriéndolo después de haber muerto. Entonces el riñón está ubicado junto al hígado, en lo que a mí respecta; pero, cuanto mas se sabe sobre el riñón y el hígado aparte del hecho de que ambos están constituidos por células, que ambos están construidos, de diferentes maneras, por células! Pero el riñón tiene una relación íntima con el cuerpo astral y el hígado con el ego. Sólo eso les da su carácter. Sin considerar esto, no tiene sentido definir o considerar todo el asunto.
Ahora, tomemos un órgano como el bazo. La fisiología y la medicina ordinaria no tienen mucho que decir al respecto. En todos los libros de texto correspondientes se encontrarán la anotación: sobre el bazo no se tiene aún nada que decir hoy en día. Lo encontrarán en todas partes, si lo buscan. Eso no es muy sorprendente. Verán, el genio del lenguaje es realmente más sabio en este aspecto que la ciencia. En este caso, - en otros casos, el genio del lenguaje alemán es extraordinariamente sabio, -el genio del lenguaje inglés es el que designa al (Milz =bazo en alemán) como "spleen". Y esta es una designación extraordinariamente favorable, porque el bazo está conectado con todas aquellas actividades del hombre que van más allá del ego, que se aproximan al yo espiritual. El bazo es incluso directamente el órgano del yo espiritual. Entra de lleno en el reino espiritual. Sólo que hay que ser capaz de tolerarlo. La mayoría de la gente no pueden tolerar el verdadero elemento espiritual. Por lo tanto, la actividad del bazo (spleen en inglés) no los anima de ninguna manera a una actividad que es espiritual, sino que se convierten en "spleeny en ingles" (extravagantes). Al contrario, se desarmonizan. El "bazo" no es otra cosa que un espíritu que, en lugar de entrar en la cabeza, está enredado en las entrañas. Por lo tanto, "bazo" es una designación extraordinariamente buena, que apunta directamente hacia el espíritu, del cual el bazo es el órgano correspondiente.
El bazo es eficaz para lograr un equilibrio, tal como figura en el folleto, -que ha sido elaborado en nuestro instituto de fisiología en particular por el P. Dr. K., - donde la actividad del bazo se presenta en relación con la formación del desarrollo de las membranas y todo el proceso digestivo.
(El Dr. Steiner expresó entonces su decepción en alusión al hecho de que esto, que se estaba elaborando dentro de la sociedad, no llegara al mundo exterior. Ni que tampoco los miembros le prestaron atención...) Esto es lo que quiero decir hoy sólo entre paréntesis.
De hecho, sólo podemos entender el organismo humano cuando entendemos su organización superior. Ya ven cómo tienen que encajar estas cosas. Dentro del organismo hay algo que anda mal, cuando en el organismo astral actúa algo que no funciona correctamente, porque en ese momento el riñón no funciona correctamente, entonces aparecen todos los fenómenos que se derivan de un riñón que no funciona correctamente.
Pero esto no es así para el hombre en general, sino que cambia de una época a otra. La organización del hombre es extremadamente fina, pero no siempre es la misma. Si retrocedemos sólo unos pocos siglos -parece que un par de siglos no sea mucho para toda la evolución-, entonces llegamos a un tiempo en el que nuestra era actual, la verdadera época de desarrollo del alma consciente, dio comienzo. Nos remontamos desde los siglos XV, XIV y XIII hasta el tiempo post-cristiano. Por grotesco que esto pueda parecerle al hombre de hoy, especialmente en el mundo civilizado, -aproximadamente esto era así- durante el tiempo que va desde el siglo IV hasta el XIV la actividad del riñón era lo más importante. Desde entonces, la actividad del hígado se ha convertido en lo más importante para la naturaleza del hombre. La anatomía y fisiología del hombre cambia realmente en el curso de los siglos, y especialmente de los milenios. No se puede estudiar la historia si no se entra en la fina estructura del hombre, de modo que se sabe cómo tales transformaciones relativas a los fenómenos exteriores en la civilización, como la de la edad media en tiempos recientes, están también conectadas con una transformación de toda la organización humana.
Hay que volver de nuevo sobre estos asuntos; de lo contrario, por un lado la ciencia se paralizará siempre, haciéndose cada vez más irreligiosa y antirreligiosa, ya que finalmente sólo andará a tientas con la sonda y el cuchillo de disección, etc., y por otro lado está la vida religiosa, que ya no tiene nada que decir sobre el mundo, sino que se dirige únicamente a los instintos egoístas del hombre para la vida después de la muerte. Ambas cosas van unidas. Nuestra actitud religiosa de hoy ha olvidado simplemente que Dios ha creado el mundo, y que uno puede encontrar en todas partes en las cosas del mundo rastros de la creación divina. Pero no hay que hablar de cambios abstractos de la civilización en la historia como si fueran nubes; hay que saber cómo, especialmente a través de la delicada organización humana, a través de esta sintonía del infinito y fino mecanismo de la organización del hombre, las fuerzas divinas y creadoras transforman al hombre. Así como en un tiempo determinado aprietan un poco más las cuerdas de la actividad renal, luego se relajan y aprietan las cuerdas de la actividad hepática, y surge una música de la civilización completamente diferente.

Sólo si no nos limitamos a mirar a un Dios que está separado, sino que seguimos a Dios en una actividad detallada, llegaremos a lo que la humanidad necesita en el futuro. De lo contrario, la humanidad finalmente se preocupará sólo por lo abstracto, y llegará a una ciencia puramente materialista. Sólo y únicamente si podemos penetrar en los detalles concretos, la eficacia de la materia en la creación divina, llegaremos donde podamos impregnar la religión con la ciencia y llevar la ciencia de vuelta a la religión.
Verán, alrededor de los siglos XII, XIII y XIV se produce una actitud en Europa, que ya he descrito desde lados muy diferentes. Se expresa en la leyenda del Grial, en la leyenda del Parsifal, en todo lo que han escrito poetas como Wolfram von Eschenbach, Hartman von der Aue, Gottfried von Strassburg, etc. Allí los motivos emergen. En la epopeya del Parsifal, en la verdadera epopeya del Parsifal surge especialmente un motivo. Consiste en el deseo repentino, de presentar ahora cómo tiene que desarrollarse el hombre hacia algo que en aquel tiempo se llamaba "Sälde". Es el sentimiento de una cierta sensación interior de felicidad - Sälde - relacionada con lo que llamaríamos "dicha" pero no es lo mismo. Sälde significa ser penetrado por un cierto sentimiento de felicidad. Esto surge y domina toda la civilización de los siglos XIII y XIV. Todos los motivos poéticos, pero en particular el motivo del Parsifal, están impregnados por él y todo se esfuerza por alcanzarlo. Uno se esfuerza por esta Sälde, por este sentimiento interior de felicidad, que no debe ser irreligioso, o tal vez un estado de confort dichoso, sino un estado de ser dotado de las fuerzas divinas del Creador.
¿Por qué surge esto? Surge porque se produce la transición de la actividad del riñón a la actividad del hígado. Podrán ustedes entender esto si se ayudan de la fisiología. Los primeros fisiólogos, por supuesto, eran mejores fisiólogos en muchos aspectos que los fisiólogos materialistas de hoy. Ellos, quiero decir, fueron los escritores del Antiguo Testamento, donde uno, por ejemplo, decía, si uno tenía pesadillas - ya he hecho mención sobre esto - "el Señor me ha castigado esta noche a través de mis riñones". El conocimiento de ciertas conexiones de la actividad anormal de los riñones con las pesadillas continuaba, y en los siglos VIII, IX y X, por ejemplo, aún se estaba profundamente impregnado por la convicción de que uno se vuelve pesado por la actividad del riñón. La actividad del riñón se había convertido en algo como la pesadez para el hombre. Por supuesto, sólo se hablaba exteriormente de algo que se volvía pesado para el hombre. No era posible salir de eso. Uno estaba pegado a lo terrenal. Y entonces uno sentía que era penetrado por la hiel desde el lado físico - pero de una manera que estaba conectada con ser "penetrado interiormente por el Sälde" - como una liberación, una redención interna - pero era un sentimiento interno de felicidad lleno de Dios, - un esfuerzo por alejarse de la torpeza del riñón. Es por eso, que el riñón también desarrolla una actividad de pensamiento. El riñón desarrolla la actividad de pensamiento embotado en el hombre a través del desvío del sistema ganglionar. Esto se conecta a través de la inducción con el sistema de la médula espinal y el sistema del cerebro. Desarrolla en particular ese tipo de pensamiento que también ha jugado un papel directo en la Edad Media. En esa época se le llamaba "torpeza". Y este desarrollo que va desde torpeza (Tumpheit) a la iluminación, (Sälde); esto fue lo que se convirtió en el motivo de Parsifal. Parsifal se desarrolla desde la opacidad hasta el Sälde.
No sólo hay que mirar esto de manera abstracta, sino que también hay que mirarlo con sentimiento y sensibilidad. Al principio Parsifal es como lo que surge de una cultura que se ha vuelto pesada. No se lo puede poner en movimiento. Sólo más tarde, después de haber pasado por sus dudas, Saelde lo impregna. Esta duda en él surge al ser sacudido por el sistema corazón-pulmón. Después de pasar por eso, encuentra la entrada a Sälde.
Es posible seguir en los miembros del organismo humano lo que ha sucedido en la gran historia del mundo. Se puede decir: las personalidades destacadas, como las que han creado el motivo de Parsifal, fueron pioneras, los primeros precursores de la organización corporal humana moderna, que ha pasado de la antigua actividad del riñón a la nueva actividad del hígado.
No ha que sentir desprecio por algo así. No hay que decir: eso es sólo la naturaleza sensorial inferior. Ni siquiera Dios despreció la creación de la materia inferior, de hecho, ¡Él fue su Creador! Por la misma razón estamos obligados a través de la cognición, a perseguir la actividad divina del creador en las ramificaciones más externas de lo material. No se debe ser un historiador digno que describe a Parsifal y dice: Si se describe a Parsifal, no se debe mirar al mismo tiempo a algo tan bajo como la actividad fisiológica del hombre.
El mundo es una unidad, y para entender las grandes conexiones históricas, hay que ser capaz al mismo tiempo de iluminar las diferentes conexiones humanas. Los hombres de la antigüedad, e incluso hasta la Edad Media, todavía tenían rastros de tal conocimiento. Se puede seguir en descripciones como la de "Armen Heinrich", donde vemos que aún se producen curaciones de naturaleza moral, y cosas por el estilo.

Estos asuntos discutidos hoy deberían ser una indicación preliminar del hecho de que toda la cognición humana presenta una gran unidad. Uno puede descender de lo que debe ser concebido como las más altas ideas religiosas a algo que la gente a menudo considera tan bajo, que no quiere mirarlo. La ciencia actual es culpable de tal actitud, porque no se da cuenta en absoluto de que hay que seguir al espíritu hasta las ramificaciones más externas de la materia. Porque sólo entonces se aprende a entender el mundo. Sólo entonces se aprende también a luchar por una verdadera comprensión religiosa del mundo. De lo contrario, se tiene generalmente un único punto de vista egoísta, que especula sobre los motivos egoístas del hombre, pero no entra en la cognición y nos llevará a la decadencia, en lugar de una renovación de la civilización.

Un nuevo surgimiento de la civilización está conectado con la gente que recibe la Luz en sí misma y que contempla el mundo en esta Luz, y no en la oscuridad. La fisiología y la anatomía de hoy en día, sólo coloca a la gente en la mesa de disección y mira pero a aquellos síntomas que todavía pueden ser observados en los enfermos por la ciencia materialista. Pero esto nunca logra una verdadera comprensión del hombre.
Uno puede decir: el alimento es tomado, matado, revivido, astralizado, transformado en el ego - sólo entonces uno entiende la ptialina, pepsina, en el alimento que ha sido tomado y matado, y luego transportado a las glándulas linfáticas transportadas al corazón, inflamadas por el corazón. Los riñones entonces irradian a través de él, y todo es astralizado, tomado por la acción del hígado y transportado al Ego. Entonces el conjunto puede ser atrapado por la actividad del bazo y entonces, bajo ciertas circunstancias la persona se convertirá en un entusiasta, en alguien que recibe fuerza del mundo espiritual a través de la actividad del bazo, (spleen) -o de lo contrario se convertirá en una persona "spleeny", depresiva- en alguien sin la voluntad de mantener la cabeza erguida, a través de la actividad del bazo, en alguien que sólo quiere sentarse en su silla y prefiere no dejarse impregnar por el espíritu, que no quiere hacer ningún tipo de pensamiento. Hay mucha gente así hoy en día. Se sientan en sus sillas, realmente sólo como una gran masa, como si no tuvieran cabeza en absoluto. La actividad del bazo, que podría ser algo elevado en el hombre, realmente tiene un efecto aplastante en estas personas. En lugar de entusiasmo, tienen "bazo" (spleen en ingles también significa malcarado, malhumorado ndt.) y el "bazo" aparece hoy en día ya en una variedad de formas.
Pero lo que se necesita hoy en día es el tipo de trabajo que transforma el "mal humor" en entusiasmo, en fuego para que los hombres no tengan una civilización dormida, sino más bien despierta. Esto es lo que debería surgir de la Antroposofía: estar despierto, tener entusiasmo, transformar el conocimiento en una verdadera actividad, en hechos, para que el hombre no sólo sepa más sino que se convierta en algo a través de la Antroposofía. Sólo entonces la Antroposofía tiene una meta y puede ser verdaderamente alcanzada. Pero adormecerse por medio de la Antroposofía significa que se respeta demasiado las cualidades física del bazo y que no se fructifica la alta naturaleza espiritual del bazo. Pero esto apunta a algo que la humanidad actual necesita desesperadamente. Los hombres necesitan fuego, necesitan entusiasmo, necesitan ser inspirados por algo. Mientras no podamos hacer eso, mientras pensemos sólo en nosotros mismos, estaremos dando demasiado valor a lo que excretamos como urea, ácido úrico, que no está destinado a estar contenido en la esfera de una célula, de proteína - sino que debe ser llevado al estado de proteína fluctuante, que somos en todo nuestro ser. Básicamente somos algo así como un ser vivo, pero con una gran célula, que se mantiene en continuo y vivaz movimiento. Debido a que tenemos carbono en nosotros, recibimos oxígeno a través de la eterización de los alimentos, obtenemos nitrógeno, porque las sustancias alimenticias son irradiadas por la actividad de los riñones. Recibimos hidrógeno, porque la actividad del hígado interviene en él, y en relación con la actividad de los sentidos, también recibimos azufre, ya sea el inadecuado, que es el que más se discute hoy en día, o el azufre adecuado. Realmente obtenemos lo necesario, por lo que somos un ser vivo que consiste en proteína - carbono, oxígeno, nitrógeno y también azufre - pero debe ser el azufre adecuado. Pero el hombre debe estar vivo de principio a fin, de principio a fin, impregnado de espíritu. Esto es algo que también se puede aprender, especialmente si se observa en las ramificaciones más externas de la materia. Sólo entonces obtendremos una fisiología, y también algo que realmente pueda acercarse terapéuticamente a la naturaleza del hombre.


GA218 Dornach, 23 de octubre de 1922 Características de la antigua etapa de la iluminación. Naturaleza de la enfermedad y la salud;

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Nexos espirituales en la formación del organismo humano

RUDOLF STEINER

Dornach, 23 de octubre de 1922


Habrán visto por las varias consideraciones anteriores que no me gusta la frase: "Vivimos en una época de transición", porque toda época no es más que una época de transición, una transición que va de la época anterior a la posterior. Tan sólo es cuestión de hasta qué punto un tiempo es un tiempo de transición, y qué es lo que está cambiando.
Para la persona que puede ver en el mundo espiritual, el nuestro es, en efecto, el tiempo de una importante transición. La sabiduría de los tiempos más antiguos siempre ha apuntado a esta importante transición. Durante las épocas en las que se hablaba de un mundo espiritual de forma veraz, aunque sólo fuera por un conocimiento onírico, siempre se decía: después de que pase cierto tiempo, la llamada Edad Oscura llegará a su fin y comenzará una edad llena de luz. Si uno examina ahora las palabras de los antiguos sabios y las toma en serio, se da cuenta de que se referían a que la transición de la Edad de la Oscuridad a la Edad de la Luz se produciría a finales del siglo XIX y principios del XX, la época en la que vivimos ahora. Pero no tenemos que pasar a través de la Antroposofía para ir hacia una renovación de la antigua sabiduría onírica. A menudo he dicho que no ha de ser así, que con la Antroposofía la cuestión es averiguar que se puede adquirir como conocimiento en nuestro tiempo a través de la investigación espiritual. Por lo tanto, la Antroposofía no será la renovación de ningún tipo de sabiduría antigua, sino un modo actual de cognición. Pero en lo que respecta a la transición de la Edad de la Oscuridad a la Edad de la Luz, la cognición actual tiene que coincidir completamente con la antigua sabiduría.
Aunque difícilmente se puede decir que nosotros como humanidad, especialmente como humanidad civilizada europea, pasemos de peores condiciones a mejores, lo que la antigua sabiduría tenía en mente con respecto al paso a la edad de la luz, y lo que también debemos pensar hoy, es sin embargo cierto. Sólo nosotros debemos entender las cosas de la manera correcta. Me gustaría aclarar, con la ayuda de un ejemplo, cuál es la diferencia entre la Edad de la Luz -entendida de esta manera- y la Edad de la Oscuridad.

Aquellas personas que una vez, en el quinto milenio precristiano, hablaron de tales Edades de Luz y Oscuridad, consideraron esta edad oscura como la continuación de una Edad de Luz anterior, y expresaron la opinión de que, después de que la Edad de Oscuridad durara un tiempo, una Edad de Luz vendría de nuevo. Sería instructivo mirar hacia atrás y ver cómo - principalmente en los asuntos humanos - la Edad de la Luz, que una vez existió (aproximadamente en el 7º u 8º milenio) fue diferente de la posterior Edad de la Oscuridad, de la que nosotros como humanidad emergeremos ahora.
Me gustaría aclarar esto con un ejemplo - como dije - a través del ejemplo de la curación. El ejemplo de la curación es muy adecuado en este sentido, porque se puede ver mucho por medio de él. A saber, durante esa era de Luz, o era iluminada, no mirábamos al cuerpo humano físico. No se pensaba en eso en absoluto. Para nada, se hablaba durante esa Edad de Luz, de la enfermedad de la misma manera en que se habla hoy en día de la enfermedad, y de la cual no se hablará tampoco en el futuro. Por supuesto que en aquellos tiempos antiguos también se tenía el fenómeno de que una persona experimentaba el decaimiento de sus órganos en tal o cual dirección, que simplemente no estaba sana. Sin embargo, no se hablaba de enfermedad, sino que se decía de inmediato: La muerte existe y se apodera del hombre. Uno veía algo así como una lucha entre la vida y la muerte en la situación en la que hoy diríamos: esta persona está enferma. Así que en aquellos tiempos antiguos no se hablaba de enfermedad y salud cuando una persona se había enfermado en el sentido que entendemos, sino que se hablaba de esta manera: en él la muerte está luchando. Y hacer que uno sea considerado como combatiendo, como expulsando a la muerte de esta manera. La enfermedad era sólo un caso especial de muerte, se podría decir, "un poco de muerte", y la salud era la vida.

¿Por qué se hablaba de esa manera? Se hablaba así porque la curación se hacía entonces enteramente desde el cuerpo etérico del hombre. No se prestaba atención al cuerpo físico, sino que se curaba por completo en relación con el cuerpo etérico.
¿Cómo se producía esto? Supongamos ahora, que un ser humano se ha enfermado de algo que hoy llamaríamos neumonía. La forma de la enfermedad en caso de neumonía era de un tipo algo diferente en aquel tiempo, pero sin embargo se puede hablar de este tipo de enfermedad. Uno se decía a sí mismo: esta persona se ha vuelto demasiado dependiente de la región de la tierra donde vive. Esto tenía lugar en tiempos en que las migraciones de personas, cuando el desplazamiento de los lugares, era más inusual que hoy en día. La gente - al menos la mayoría de la gente - en su mayoría pasaba toda su vida en el mismo lugar. Sin embargo, en tal caso se decía: esta persona se ha vuelto demasiado dependiente del lugar terrenal donde nació. En aquellos tiempos antiguos se sabía muy bien: el hombre ya había tenido una existencia pre-terrenal; a través de una visión general, por así decirlo, a través de su destino, él mismo había decidido sobre que lugar en la tierra. Por lo tanto, uno se decía a sí mismo que si una persona ha enfermado sobre los 40 años o antes por una neumonía, entonces simplemente era porque no había elegido su lugar en la tierra de la manera correcta. No encajaba en este lugar de la tierra. En resumen, la enfermedad era a consecuencia de la relación que su organización humana tiene con el lugar de la tierra en el que se encuentra.

Si tuviera que hacer un boceto de esto, sería de esta manera: (diagrama 1). Si alguien se imaginaba la tierra de esta manera, se decía a sí mismo: si la persona vive allí, entonces es demasiado dependiente de ese punto concreto de la tierra. Hay que curarlo liberándolo interiormente de la dependencia exterior de ese lugar terrenal. Esto puede hacerse poniéndolo en conexión con el cosmos circundante al cosmos celeste exterior. El cielo es el hogar del hombre antes de que bajara a la tierra. No encaja en el entorno terrestre. Se le tiene que curar poniéndolo en la relación correcta con el cosmos. Se hacía de tal manera que se decía: como esta persona lleva consigo demasiados efectos de la tierra -porque hay demasiada gravedad, mas todo lo relacionado con la gravedad, en él, hay que darle alivio - hay que traer fuerzas supraterrenas hacia él. Se decían: En estos u otros brotes de plantas, las fuerzas supraterrenas están trabajando. Por lo tanto, se preparaban tales o cuales plantas extrayendo su jugo. Se decían a sí mismos: esta planta está floreciendo en una cierta estación, está floreciendo en esta estación por la influencia del cosmos. Se investigaba hasta qué punto esta persona está influenciada por esa estación en particular. En la antigüedad, la dependencia de una persona de las fuerzas cósmicas se investigaba a través de una especie de horóscopo. Se daba entonces como medicación algo que hacía que su cuerpo etérico vibrara en general. Se lo auto representaba de la siguiente manera: Si este es un hombre (diagrama 2, rojo), entonces este será su cuerpo etérico. Se ha enfermado de neumonía porque su cuerpo etérico en la región de los pulmones está demasiado inclinado hacia la tierra (azul) y porque las fuerzas de la tierra tienen una influencia demasiado grande sobre él. Entonces se le dan simplemente los jugos de las flores de las plantas, que actuarán en él y le ayudarán a superar estas fuerzas (Amarillo). De esta manera se le imparten fuerzas que lo conectan con el cosmos. A través de este tratamiento, uno se esforzaba por colocar todo el cuerpo etérico en la vibración correcta para equilibrar las diferentes vibraciones incorrectas. Es por eso que uno siempre se preguntaba: ¿qué tiene que hacer uno con respecto al cuerpo etérico?
diagrama 2
En conjunto, ¿cómo se podría proceder de esa manera? Podría hacerse eso, porque se tenía una imagen distinta del cuerpo etérico humano. En aquellos tiempos no sólo se veía el cuerpo humano físico, sino que también se veía el cuerpo físico luminoso, se veía el cuerpo etérico. El hombre era un ser de luz, y así como hoy se juzga por la complexión de una persona, por ejemplo, si alguien está pálido, es que está enfermo de la misma manera uno se formaba una opinión sobre su estado de salud por su cuerpo etérico, por el color, si se volvía rojo, o azul o verde. ¿En qué se basaba el conocimiento del ser humano en aquellos tiempos? En la luz, en lo que era la luz en el hombre. Uno tiene que tomarlo bastante literalmente: era la Edad de la Luz, era la edad en la que uno realmente veía lo que vivía en el hombre como Luz.
Si se mira al hombre desde el punto de vista actual en lo que respecta a la salud y la enfermedad, se verá que también hoy en día, debe decirse: que la luz tiene una tremenda y fuerte influencia en la salud humana. La gente tiene que procurar recibir la cantidad adecuada de luz en su organismo. Sabemos que los niños que a una edad delicada sufren de falta de luz, contraerán el raquitismo u otras enfermedades, que están relacionadas con la falta de luz. Por supuesto que también están relacionadas con otros factores -una enfermedad nunca puede derivarse de una sola causa-, pero casos como el raquitismo, pueden estar relacionados en todo momento con la falta de luz. Se puede relacionar con certeza la frecuencia con que el raquitismo se produce entre los niños que viven en apartamentos de la ciudad, donde entra poca luz, y la inclinación de los niños pequeños al raquitismo - aproximadamente, por supuesto - que pueden ser expuestos a la luz de la manera adecuada. Así que también podemos decir con razón hoy en día que el ser humano toma la luz en sí mismo.
Pero la luz que el hombre recibe hoy en día es - si puedo expresarme así - luz mineral. El hombre absorbe esa luz que se irradia a la tierra, a los minerales, y le viene de vuelta, o bien la luz que recibe directamente del sol. Es luz mineral. La luz que cae en los prados y en los árboles también se nos transmite de forma mineral. Es luz muerta que absorbemos a través de nuestra piel, en todo nuestro ser humano. Durante aquella antigua edad llena de luz, que precedió a nuestra edad oscura, los hombres eran conscientes de que esta luz muerta no tenía ningún significado para ellos.
El historiador de la investigación de hoy, así como el historiador cultural no saben absolutamente nada de tales cosas. La luz que tanto apreciamos hoy en día no era considerada digna de ser apreciada por los hombres de antaño. Ellos diferenciaban entre la luz que apreciaban y la luz que es tan apreciada hoy en día. Por ejemplo - nos sentamos a la mesa y tenemos platos y tenedores y cuchillos, y en el plato algún tipo de pastel u otra cosa que sea comestible. Luego comemos el pastel; naturalmente, también apreciamos los cuchillos y tenedores, pero no los comemos, simplemente están ahí. Lo que valoramos como la luz guardaba la misma relación con lo que los antiguos valoraban tanto como los utensilios en relación con la tarta. Pero lo que ellos consideraban como luz viene del reino vegetal. Esto no lo retomamos en absoluto, tal como se retomaba en las antiguas edades de la luz. Disfrutamos hoy en día cuando podemos caminar bajo el sol. El hombre de antaño disfrutaba cuando caminaba sobre un prado, o a través del bosque, porque absorbía en sí mismo - a través de su piel - la luz que el bosque había absorbido primero, que había sido vivificada en el bosque, vivificada en el prado. La otra, la luz muerta - eso era un añadido, "recortes", por así decirlo. Para nosotros, los adornos se han convertido en lo principal. El hombre de antaño vivía en la luz que le daban las flores y los árboles del bosque. Para él, eso era una fuente de vida interior con luz, con luz viva interior y no con luz muerta. Con nuestra disfrute abstracto por los bosques, con nuestra disfrute abstracto por las flores, con todo eso, tenemos, básicamente, lo que podría llamar filisteísmo, en el sentido cósmico. Puede que todavía sea muy hermoso, pero es filisteo en contraste con lo que existía en los antiguos como júbilo interior del alma frente al bosque, de la pradera, frente a todo lo que vivía fuera. El anciano se sentía relacionado con sus árboles, con todo lo que era para él precisamente la planta adecuada. Sentía simpatía y antipatía de la forma más animada con esta o aquella planta. Nosotros, por ejemplo, caminamos por praderas como las que rodean el Goetheanum en otoño. Juzgamos de forma filistea: el azafrán de la pradera, el colchium autumnale podría ser quizás hermoso. El hombre de antaño pasaba por estas plantas y se ponía triste, de modo que hasta su piel parecía estar algo seca. Incluso sentía algo como si su pelo se volviera flácido. Mientras que, cuando pasaba, digamos, por plantas de floración roja, podrían ser plantas como la amapola de hoy, su pelo se volvía suave y liso. Así que experimentaba la luz de las plantas de una manera absoluta. Era la edad de la luz, y toda su vida cultural se orientaba en consecuencia. Por consiguiente, también se le indicaba que podía curar - es decir, podía combatir la muerte - a través de la observación y el tratamiento del cuerpo etérico.
Esto siguió siendo efectivo durante mucho tiempo y hasta hoy vemos, cuando volvemos a la antigua medicina griega, a Hipócrates, cómo se hablaba entonces de los "humores" del hombre, de la bilis negra o clara, de la sangre y de la flema. Esto era realmente lo que se pensaba como recuerdos de la antigua edad de la luz. La flema se entendía esencialmente como el cuerpo etérico y la sangre, las vibraciones que el cuerpo astral produce en el cuerpo etérico, y así sucesivamente. Así que estas secuelas todavía estaban ahí, y básicamente sólo en la época de Galeno se empezó a depender del mero mundo físico, incluyendo el resto de la vida cultural humana. La concepción del hombre, en la medida en que debería ser la base de los procesos de curación, recibió un carácter físico. Se miraba el cuerpo físico.
Pero fue de hecho sólo en el gran cambio de la primera mitad del siglo XV cuando ya no se sabía nada del cuerpo etérico humano, ni siquiera según se expresa en los temperamentos; a partir de entonces se empezó a mirar cada vez más sólo al cuerpo físico del hombre. La medicina física más antigua era aún algo más que lo que llegó a ser más tarde, principalmente en los siglos XVIII y XIX. La antigua medicina física siempre tuvo tradiciones, al menos, de la curación anterior a través del cuerpo etérico. En realidad, se tiene la impresión de que en esta antigua medicina europea, se habían conservado los antiguos principios y sólo se habían trasladado a la física. En cierto modo, el organismo humano físico seguía siendo visto como bajo la influencia del organismo etérico. Sólo en tiempos más recientes - en la época de Copérnico y Galileo - se comenzó a observar más y más meramente el cuerpo humano físico y se dejó de saber algo que los tiempos anteriores habían conocido de manera exacta. Hoy en día se piensa: cuando el hombre come tal o cual sustancia, que se encuentra en la naturaleza, se mantiene básicamente igual dentro del organismo humano. Pero eso no es cierto. Sólo las sales permanecen aproximadamente iguales. Pero todo lo que hay en el reino animal y vegetal se convierte en algo completamente diferente en el organismo humano. El organismo humano lo cambia completamente. Se sabía que el organismo físico humano "no es de este mundo" en su consistencia interna y se sabía fundamentalmente que enfermarse no es otra cosa que una prolongación de lo que sucede a través de la alimentación. De hecho, hubo un tiempo, especialmente entre los médicos árabes, en el que se consideraba cada digestión como un proceso parcial de enfermedad, donde se veía la digestión de una manera que no estaba realmente equivocada; cuando el hombre ha comido, ha introducido algo extraño en él y que realmente está "enfermo". Primero debe, a través de su organismo interno, a través de las funciones orgánicas internas, superar la enfermedad. De modo que se vive continuamente en un estado de estar "un poco enfermo", y "un poco superando la enfermedad". Uno se come a sí mismo enfermo y se digiere sano de nuevo. Esto fue de hecho durante algún tiempo, especialmente entre los médicos árabes, un punto de vista que es en conjunto - si puedo expresarme de esa manera - algo bastante saludable, porque no existe una frontera real entre lo que uno llama hoy "comerse bien" y "comerse mal". Piensen en lo fácil que es poner el estómago en desorden, algo que - como se dice - normalmente aún podría ser superado, rápidamente se convierte en algo que ya no se puede superar. Entonces se está simplemente enfermo. Pero el límite no se puede trazar en absoluto.
Es igual de difícil trazar una línea divisoria con respecto a las confusiones entre algo que todavía puede ser equilibrado de una manera completamente natural y algo donde uno tiene que acudir y prestar ayuda a través de un proceso de curación. Así que una vez que se veía correctamente la enfermedad como una prolongación de la alimentación - que comer no se hacía correctamente. Se estudiaba el proceso diario de la digestión, es decir, la digestión de uno mismo en la salud; esto se estudiaba.
A este respecto, es una práctica bastante buena si una persona u otra que no puede tolerar tal o cual alimento sin sal, añade más sal para sí misma. Algunos incluso tienen que añadir pimienta, otros añaden pimentón, ¿no es así? Como no puede digerir las cosas tal como son, las ajusta a sus necesidades. Tampoco existe un límite si alguien necesita pimienta o pimentón como factor de curación; tampoco existe un límite si uno da más pimienta o pimentón para poderse digerir bien, o si, cuando las cosas empeoran, uno saca algo del reino mineral. No importa si uno entonces da eso como adición a la comida, o como medicina. Una vez más, las cosas fluyen entre sí, no hay ningún límite.
Por lo tanto, lo que se sabía de manera precisa era que si el hombre toma algo completamente del mundo exterior, esto dañará su organismo interno y debe por todos los medios superarlo. Si finalmente me clavo un hierro oxidado y mi organismo tiene que supurarlo, o si introduzco algo en mi estómago, que no debe permanecer así, y mi organismo tiene que pasar por todos esos procesos para poder asimilarlo, estas son sólo gradaciones de diferencia. Pero el conocimiento de que el organismo humano no es de esta tierra, y que sólo puede sostenerse en esta tierra si es continuamente estimulado para superar las fuerzas de esta tierra - este conocimiento existía. Es decir, no comemos para conseguir este o aquel alimento en uno mismo, sino que comemos para que podamos desarrollar las fuerzas internas que pueden superar este alimento. Comemos para crear resistencia en esta tierra, y vivimos en esta tierra para crear resistencia.
Pero esto se fue olvidando poco a poco. Se enfocó todo el asunto de una manera materialista y finalmente sólo se centró en saber si tal o cual sustancia en estas u otras plantas podría ayudar. Sí, eso es lo que significó una vez, y lo que debemos tener en mente de nuevo con respecto a la edad oscura. Todo se ha vuelto simplemente oscuro. En tiempos pasados uno miraba al cuerpo etérico de luz, y lo consideraba como el hombre. Ahora ya no se ve nada de esta luz. Uno percibe sólo donde hay materia, y se aferra a la luz muerta. Pero esta luz muerta sólo le da al hombre conceptos abstractos, sólo ha dado lugar al intelectualismo. Pero hoy nos encontramos en una transición hacia la necesidad de reconocer la luz de nuevo de una nueva manera. Antes, el hombre sabía que dentro de sí mismo: tenía este cuerpo etérico de luz. Ahora debemos desarrollar cada vez más ese conocimiento, y reconocer lo etérico en el mundo exterior, especialmente en el reino vegetal.
Goethe comenzó a trabajar con esto en su teoría de la metamorfosis, aunque todavía puso el conjunto en conceptos abstractas. Esto debe desarrollarse más y más en la imaginación. Y debemos tener claro que simplemente debemos llegar al punto de percibir el ser de la planta en imágenes luminosas. Mientras que el hombre mismo era luminoso en la primera edad de luz, en el futuro la naturaleza que nos rodea, en la medida en que es el mundo vegetal, tiene que brillar en las más variadas imaginaciones de las formas de las plantas. Y sólo con la ayuda de estas formas vegetales, luminosamente brillantes, podremos encontrar nuevos remedios en las plantas. Esta necesidad nos confronta. Mientras que el hombre en la primera era de luz veía una luz interior, la gente de la era actual tiene la obligación de "ver" en el mundo exterior, para contemplar de nuevo una luz, esta luz en el mundo exterior.
Si se profundiza cada vez más en el estudio de la ciencia espiritual, se puede encender esta luz. Pero por mucho que se pueda decir: ciencia espiritual, Antroposofía - allí también sólo leo conceptos, y finalmente, si leo Ciencia Oculta, también encuentro allí sólo conceptos; eso no me da ocasión de "percibir" realmente. Sin embargo, mis queridos amigos, esta Ciencia Oculta tiene un doble objetivo. El primero es que uno aprenda a saber lo que se relata allí; pero eso no es todo. Si han leído mi Ciencia Oculta como si fuera cualquier otro libro, entonces sólo conocerán lo que es el fósforo, (las cerillas). Pero si quieren encender fuego, no deben decir: ¡este fósforo no es fuego! No tiene sentido decir que si me dan un fósforo, es como si me dieran fuego, ¡no parece fuego! La Ciencia Oculta no se parece a la clarividencia; es como decir que el fósforo no se parece al fuego. Sin embargo, se verá como fuego con sólo encender el fósforo. Y si no funciona la primera vez, háganlo otra vez, y así sucesivamente. Así es como da resultado la Ciencia Oculta. Si lo han leído como otro libro, entonces es simplemente "el fósforo", pero si lo has frotado de la manera correcta en todo tu ser humano, entonces verán, ¡se enciende! ¡Se ha encendido sólo un poco! Pero se enciende, mis queridos amigos. Y la persona que diga: esto se aleja de lo que uno se esfuerza por conseguir, es decir, la clarividencia, sólo mirará el fósforo y no lo frotará. Pero el hecho es que primero hay que conocer el fósforo, de lo contrario uno se entregará a la ilusión de que podría encenderlo con un alfiler. Por supuesto, no se puede encender con un alfiler, es decir, con la ciencia moderna, sólo se puede hacer con una cerilla real.
La raza humana se enfrenta precisamente a esta necesidad y puede mostrarse especialmente en algo como el conocimiento médico y la capacidad médica. Si uno encuentra la transición de una mera mirada a la oscuridad de las sustancias - en la forma en que uno de alguna manera mira una flor de planta, como se hace hoy en día - a una forma imaginativa de mirar, "frotando el fósforo" - entonces uno adquiere el conocimiento de cómo esta u otra sustancia afectará al ser humano. Y si uno piensa un poco en el asunto, tiene que decirse a sí mismo: la humanidad de hoy se enfrenta a eso: de la oscuridad debe entrar de nuevo en la luz, debe aprender a juzgar de una manera llena de luz.
diagrama 3
Quiero dejar esto claro una vez más con un ejemplo. Supongamos que un médico de hoy en día hace un diagnóstico de, digamos, un aumento de tamaño del corazón. Lo hace de la manera en que se hace hoy en día. No se puede hacer gran cosa con tal diagnóstico. Tal vez se haya intentado si esto o aquello puede ayudar aquí. Pero el hecho es que no se tiene ninguna conexión integral. No se tiene nada completo porque no se mira a través de todo el asunto. Una verdadera penetración en el conjunto daría como resultado lo siguiente: Supongamos una vez que el ser humano, como lo he presentado bastante a menudo, renueva su organismo después de siete años. Pero también mencioné la última vez cómo se produce esta renovación. Siempre hay sustancias inacabadas en una forma enviada hacia arriba o también hacia adelante o hacia abajo por el sistema de los riñones. Desde la cabeza se hace el redondeo (diagrama 3) de modo que continuamente tales ondas (azules) vienen del sistema de la cabeza, que dan forma, y que a través del sistema de los riñones se producen tales efectos - cuatro veces más rápido - que se rompen y se forman por las ondas (rojas) como he descrito.
Tomen un órgano como el corazón (naranja). También en este caso el intercambio se produce en cada humano después de 7 u 8 años. El corazón se renueva. Se hace de nuevo. Lo que se ve en las uñas, que crecen hacia afuera y siempre vuelven a crecer después de que uno las corta, también es el caso de todo el ser humano: renueva la sustancia material desde el centro. Supongamos a su vez que el hombre rítmico no esté en orden, puede ser que para su organismo, los rayos del sistema renal se disparen demasiado rápido, de modo que no exista la relación correcta de 4 a 2. Esto varía según el individuo - cada persona es una individualidad a este respecto - pero es el caso en lo que respecta a toda su construcción como ser humano. Supongamos entonces, que esto no está en orden, que la radiación del sistema renal está empujando demasiado rápido. ¿Qué sucederá con ello?
diagrama 4
Puede suceder lo siguiente. El proceso de renovación se está produciendo de forma continua; imaginemos entonces que el nuevo corazón se mueve en (rojo) antes de que el viejo corazón sea completamente expulsado (diagrama 4, blanco). Entonces va demasiado rápido. Si la renovación va demasiado rápido, se produce un fenómeno como el agrandamiento del corazón. En primer lugar, se puede detectar en el comienzo de un agrandamiento del corazón que algo no está en orden en la actividad del riñón. Justo donde se toma en serio este asunto de una renovación del ser humano en 7-8 años se verá: si lo que vendrá como sustancia renovada ya está ahí después de 6 años, lo que sigue ahí del antiguo corazón aún no ha sido sustituido lo suficiente y el órgano se expande, o trata al menos de expandirse. Así es como se debe aprender a mirar las cosas; uno debe aprender a ver las cosas en movimiento vivo. A eso es a lo que nos enfrentamos. Debe verse, sobre todo, aquello que siempre se ha visto con límites fijos. ¿Cómo hace el médico hoy en día un diagnóstico?
El médico de hoy en día diagnostica de tal manera que prefiere seguir los contornos del corazón como si fuera un órgano acabado. No se trata tanto de ver lo que es el órgano terminado, ya que simplemente es un órgano que siempre se está expandiendo y contrayendo. En esta expansión y contracción hay algo que se mueve hacia adentro. Si me aferro a ello, es esencialmente como si me aferrara a un rayo, está constantemente en movimiento. Por lo tanto, si quiero comprender al hombre, tengo que agarrarlo en su vivacidad. Esta viveza la entiendo y la encuentro hoy solamente cuando entiendo el mundo entero, y al hombre fuera del mundo y del cosmos. A esto nos enfrentamos: todo tiene que pasar a un conocimiento que sea flexible. Es algo terrible si mantenemos a los niños en la escuela inmóviles. Por ejemplo, siempre es muy doloroso para mí ver a los niños usar cualquier tipo de triángulo terminado, con el que hacen todo tipo de cosas. Este objeto fijo no es realmente nada. Uno debería tener un tipo en el que el triángulo pueda ser desplazado. Este es el punto: que los niños tengan la concepción correcta de que todo debe ser captado en movimiento.
Por supuesto, es terriblemente difícil hablar de estas cosas con aquellos a quienes más les gustaría tener su paz y simplemente no quieren tener nada en lo que uno tenga que estar activo como ser humano; Es difícil comunicarse con personas como las suyas. Quieren tener paz y tranquilidad, y que se enojan cuando los niños son espectaculares, y ahora se supone que las herramientas de enseñanza también los hacen espectaculares. Es una cosa terrible, por supuesto: pero es así, tenemos que pasar a los vivos. Y todo esto resumido da como resultado la demanda de llegar a la era brillante y luminosa. Tenemos que pasar de la oscuridad a la era luminosa y brillante.
Y porque la gente no puede hacerlo -es decir, imaginan que no pueden hacerlo- porque la gente no lo quiere, porque la gente se aferra a lo viejo y no quiere entrar en lo nuevo, y como lo viejo ya no encaja, es por esto que experimentamos las terribles catástrofes en nuestro tiempo presente. Y las experimentaremos aún más si la gente no quiere tomarse la molestia de entrar en lo nuevo.
Lo que se presenta como catástrofe es la reacción de la edad oscura, que no pertenece a nuestro tiempo. Pero es, por supuesto, terriblemente difícil llegar a un entendimiento. En el mejor de los casos, algo parecido a un presentimiento aparece en la actitud contrastada entre los viejos y los jóvenes de hoy, como un presentimiento de la nueva luz: la edad plena. Los jóvenes dicen como regla: oh, los viejos son filisteos. Esto también tiene sus precursores. El gran filósofo alemán Johann Gottlieb Fichte tuvo un presentimiento previo al hacer la declaración clásica, de que uno realmente debería matar a todas las personas a la edad de treinta años porque el hombre es sólo un ser humano decente hasta los treinta años. Esta es una famosa frase de Fichte y como Goethe en el momento en que Fichte hizo esta frase era ya considerablemente mayor, estaba terriblemente molesto y ha ridiculizado toda esta teoría en la segunda parte de su Fausto. Fue realmente provocador para Goethe, ¡por supuesto! Así que uno encuentra que la juventud está de acuerdo en que los ancianos son filisteos, pero hasta ahora no ha habido resultados serios en este asunto, porque los jóvenes lo declaran hasta cierta edad y luego se convierten en filisteos aún más grandes de lo que han sido los ancianos. Incluso este lado debe ser visto desde un punto de vista interno.
Lo que quiero decir es la pregunta que ya conocemos: o bien el spenglerismo - es decir, la decadencia de Occidente - o bien tomarnos la molestia de ajustarnos a la nueva apariencia de la edad de la luz en contraste con la oscuridad, durante la cual los hombres eran "lombrices de tierra" en lo que respecta al cosmos. No puede ser diferente. Pero durante un tiempo en el curso de la historia el hombre tuvo que ser una lombriz de tierra porque de otra manera habría sido absorbido completamente por la luz. Sólo pudo luchar por su libertad durante la edad oscura, y sobre todo durante el final de la edad oscura, en los tiempos más recientes. Podía adquirir su libertad sólo porque la luz lo dejaba libre para que pudiera llevar una existencia de lombriz.
Pero ahora les digo: los hombres de las edades de luz prefirieron recibir la luz del mundo vegetal. Las plantas estaban, por así decirlo, bebiendo la luz del cosmos y el hombre a su vez bebía la luz de la copa que las plantas le presentaban.
Hoy sólo tenemos la luz muerta. Pero en los rayos de la luz muerta Cristo ha venido y ha logrado el Misterio del Gólgota. Ese es el gran Misterio cósmico del nuevo tiempo. Aunque tenemos la luz muerta - la luz muerta que no puede bendecirnos - sin embargo, en los rayos de esta luz muerta, Cristo ha entrado en la tierra y ha logrado el Misterio del Gólgota. Y aunque por fuera tenemos a nuestro alrededor la luz muerta, podemos traer a la vida al Cristo que hay en nosotros. Y con Cristo en nosotros de la manera correcta vivificaremos toda la luz de la tierra a nuestro alrededor - llevaremos la vida a la luz muerta, nosotros mismos tendremos un efecto revitalizador en la luz. Esto significa que debemos entrar en la nueva era con el correcto impulso de Cristo. La negación del impulso de Cristo es la base de todo lo que mantiene a los hombres lejos de ver correctamente cómo una edad oscura transita a la edad de la luz.
diagrama 6

Es realmente así. Cuando la planta crece en la tierra (diagrama 6) desarrolla el brote de la semilla - como ya os he mostrado - aún a través de las fuerzas del año anterior; sólo los pétalos crecen con la luz de este año. Lo que saca a la planta de la tierra realmente viene del año anterior. Así que en realidad fue luz conservada la que las plantas una vez dieron al hombre durante la vieja era de la luz. Tenemos que encontrar la posibilidad de comprender la luz muerta con la mente y el corazón que se engendra en nosotros si recibimos la fuerza de Cristo en la percepción viva del Misterio del Gólgota. Entonces reviviremos la luz como he indicado. Pero sólo podremos hacerlo si aprendemos a tratar de ver todas las cosas de la manera que he tratado de describirles en estas conferencias.

 

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919