GA194 Dornach 29 de noviembre de 1919 - La Misión del Arcángel Micael - Su acción y su influencia como contrapunto a la influencia ahrimánica

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LA ACCIÓN DE MICAEL Y SU INFLUENCIA COMO CONTRAPUNTO A LA INFLUENCIA AHRIMÁNICA


La futura cultura de Micael

quinta conferencia, 29 de noviembre de 1919.

Solo a través de un conocimiento de las leyes más importantes y esenciales de la evolución humana puede el hombre obtener una consciencia real que respalde su alma. Debe aprender a conocer los sucesos de la evolución humana y hacerlos constar como una cuestión a tener plenamente en consideración -hace unos días hice este comentario– que la evolución de la humanidad es en sí misma la evolución de una entidad viva. Exactamente igual que hay crecimiento ordenado en el ser humano individual, también hay crecimiento ordenado en la evolución de la raza humana completa. Y ya que ahora es el momento en que tenemos que hacernos conscientes de ciertas cosas, y puesto que el ser humano ha participado, durante sus sucesivas vidas terrestres, en las diversas configuraciones de la historia evolutiva de la humanidad, es también necesario desarrollar una comprensión de los diferentes estados del alma humana en las diversas épocas de la evolución de la humanidad. He afirmado a menudo que lo que llamamos hoy historia es en realidad una fábula convencional, una fábula acordada, por la razón de que el relato abstracto de sucesos y la búsqueda de la causa y efecto en los procesos históricos en un sentido externo no tiene en cuenta las transformaciones y metamorfosis de la vida del alma humana en sí.
Cuando, desde este punto de vista, hacemos experimentos, podemos fácilmente demostrar que es un prejuicio creer que el estado del alma del hombre moderno prevalecía también en los tiempos a los que se remontan los primeros documentos históricos. Este no es el caso. Los seres humanos de los siglos nueve y diez de nuestra era, incluso el más simple, el más primitivo, tenían una actitud del alma completamente diferente que los seres humanos de después de mediado el siglo XV. Podemos examinar esto hasta el estrato más bajo de la raza humana, y también en los niveles superiores. Traten, por ejemplo, de familiarizarse con el curioso trabajo de Dante acerca de la “Monarquía”. Si leyeran tal trabajo, no como una rareza, sino con una cierta sagacidad histórica cultural, entonces notarían que ese libro de un representante de su tiempo contiene cosas que no podrían posiblemente ser dichas por el alma de un ser humano moderno.
En este libro, que se pretendió que fuera un tratado serio sobre los fundamentos legales y políticos de la monarquía, Dante trata de demostrar que los romanos fueron el pueblo más excelente del mundo, hasta donde se sabía en aquella época, era el derecho primitivo de los Romanos. Trata de demostrar que la conquista del mundo entero por los Romanos constituyó un derecho mayor que por ejemplo el derecho a la independencia de pueblos individuales, más pequeños; ya que fue la voluntad de Dios que los Romanos gobernaran sobre los diversos pueblos más pequeños, por el propio bien de estos últimos. Dante ofrece muchas pruebas, a partir del espíritu de su tiempo, de porqué los Romanos estaban justificados a gobernar la Tierra. Una de estas pruebas es la siguiente: Él dice: Los Romanos descienden de Aeneas. Aeneas se casó tres veces. Primero, con Creusa; a través de este matrimonio él adquirió el derecho, como progenitor de la raza, de gobernar Asia. Segundo, se casó con Dido; a través de su matrimonio obtuvo el derecho, como antepasado de los Romanos, de gobernar África. Entonces se casó con Lavinia; a través de este matrimonio adquirió el derecho para los Romanos de gobernar Europa. Hermann Grimm, que discutió una vez este asunto, hizo el siguiente comentario elocuente: ¡Qué suerte que en aquella época América y Australia aún no hubieran sido descubiertas!
Pero esta clase de conclusión era algo bastante evidente por sí mismo para un espíritu iluminado de la época de Dante, ciertamente, para el más excepcional espíritu de aquella época. Esto era una presentación jurídica en aquella época. Ahora les pido que se imaginen que cualquier abogado de la época actual llegara a tales conclusiones. No pueden imaginarlo. Y tampoco pueden imaginar que el modo de pensar que Dante emplea en relación con otras materias pudiera surgir en la constitución del alma de un hombre de la época actual.
Así, un hecho bastante obvio demuestra que tenemos que tener en consideración, la transformación de las constituciones anímicas de los seres humanos. Fracasar en comprender estas cosas era tolerable hasta cierto grado hasta hoy. Pero ya no lo será en nuestra época, y sobre todo especialmente no lo será para la humanidad del futuro, por la simple razón de que la humanidad, justo hasta nuestro tiempo, o al menos hasta finales del siglo XVIII, tenía ciertos instintos; (desde que los asuntos de la revolución francesa han cambiado gradualmente, pero aún así, quedaron restos antiguos de la constitución del alma en cuestión). A partir de estos instintos la humanidad fue capaz de desarrollar una consciencia que apoyó al alma. Pero en el presente estado del organismo constantemente cambiante de la humanidad, estos instintos ya no existen y el hombre debe adquirir conscientemente la conexión con la totalidad de la humanidad. Esto es, después de todo, el significado más profundo de la cuestión social en nuestra época actual. Lo que la gente afirma en sus manifiestos son sólo formulaciones superficiales. Aquello que surge de las profundidades de las almas humanas, se expresa a sí mismo en tales fórmulas; la humanidad siente que es necesario adquirir una relación consciente del individuo con el resto de la humanidad, es decir, adquirir un impulso social.
Ahora bien, no podemos hacerlo sin enfocar nuestra atención sobre la ley de la evolución. Hagamos esto una vez más, después de haberlo hecho repetidamente en
relación con otras cuestiones. Tomemos el tiempo desde el siglo cuatro hasta el siglo XVI de nuestra era. Vemos ahora cómo la Cristiandad lleva el carácter del que les hablé ayer y en ocasiones anteriores. Encontramos que se tiene gran cuidado durante este período por comprender los secretos del Gólgota a través de conceptos e ideas humanas tal como fueron transmitidas por la cultura Griega. Entonces comienza una forma de evolución cambiada. Sabemos que realmente comenzó en una época anterior, en torno a mediados del siglo XV; pero se hizo claramente discernible sólo en el siglo XVI. En aquella época el pensamiento orientado natural-científicamente comenzó a tomar posesión del nivel superior de la humanidad y a extenderse cada vez más.
Fijemos nuestra atención sobre este pensamiento natural-científico en relación a una determinada cualidad. Hay muchas cualidades del pensamiento natural científicamente orientado que podrían ser mencionadas, pero hoy queremos hacer hincapié en una cualidad en particular. Es la siguiente: si somos realmente un pensador moderno y eficiente en el sentido actual, somos incapaces de lidiar con el problema de la necesidad de la naturaleza y la libertad humana. El pensamiento científico-natural de la era moderna presionó hacia adelante más y más hacia una concepción del ser humano como un miembro del resto de la naturaleza, esta última siendo considerada como una corriente de causas y efectos determinándose unos a otros. Ciertamente, existen hoy muchos seres humanos que ven claramente que la libertad, la experiencia de la libertad, es un hecho de la consciencia humana. Pero esto no evita que sean incapaces de lidiar con este problema cuando se empapan en la configuración especial del pensamiento natural-científico. Si pensamos sobre el ser humano de la forma que la ciencia natural moderna demanda somos incapaces de reconciliar este pensamiento con el pensamiento sobre la libertad humana. Algunas personas se lo toman con mucha calma en relación con la libertad humana, en relación con el sentido de la responsabilidad humana. Conocí a un profesor de derecho penal que comenzaba sus conferencias sobre derecho penal siempre con los siguientes comentarios: Caballeros, tengo que darles una clase sobre derecho penal. Comencemos asumiendo el axioma de que hay libertad y responsabilidad humana. Ya que, si no hubiera libertad y responsabilidad, no habría derecho penal. Sin embargo, el derecho penal existe, ya que tengo que darles una clase sobre ello; por lo tanto, también existen la responsabilidad y la libertad. – Esta argumentación es algo simple, pero apunta a la dificultad que surge para los seres humanos cuando se hacen la siguiente pregunta: ¿cómo puede ser reconciliada la necesidad de la naturaleza con la libertad? Demuestra, en otras palabras, cómo el ser humano ha sido forzado cada vez más a través de la evolución de los últimos siglos a reconocer una cierta omnipotencia de la necesidad de la naturaleza. No se expresa con estas palabras; sin embargo, se concibe una cierta omnipotencia de la necesidad natural. ¿Qué es esta omnipotencia de la necesidad natural?
Nos entenderemos mejor si les recuerdo algo que he mencionado con frecuencia. Los pensadores modernos creen que actúan, o, mejor dicho, piensan, sin prejuicios, simplemente como investigadores científicos, cuando afirman que el hombre consiste en cuerpo y alma. La gente, hasta el gran filósofo Wilhelm Wundt, (su grandeza es, sin embargo, simplemente gracias a su editor), sostiene que: si pensamos sin prejuicios, debemos considerar al hombre compuesto de cuerpo y alma, si es que hemos de atribuir alguna validez al alma. Y solo tímidamente aparece la verdad, a saber, que el hombre consiste en cuerpo, alma y espíritu. Los filósofos que se consideran imparciales en su creencia de que el hombre se compone de cuerpo y alma no saben que su concepto es simplemente el resultado de un proceso histórico que tuvo su punto de partida en el octavo concilio de Constantinopla cuando la iglesia católica romana abolió el espíritu al establecer el dogma de que en adelante el cristiano ortodoxo debía pensar que el hombre consiste en cuerpo y alma, y que el alma tiene algunas cualidades espirituales. Esta era una ley de la iglesia; Los filósofos todavía lo enseñan hoy y no saben que simplemente están siguiendo una ley de la iglesia. Creyendo que están aplicando una ciencia sin prejuicios. Esta es la situación actual en relación con muchas cosas llamadas "ciencia sin prejuicios".
El asunto es similar en lo que atañe a la necesidad de la naturaleza. Durante la evolución completa entre los siglos IV y XVI el concepto de Dios asumió una forma bastante particular. Si se tienen en cuenta los aspectos más íntimos de la evolución espiritual de estos siglos, seremos conscientes del hecho de que un concepto bastante definido de Dios era cada vez más complejo en el pensamiento humano, un concepto de Dios que culminó en el dictum: Dios, el Omnipotente, el Todopoderoso. Pocas personas saben que no habría tenido sentido para los seres humanos anteriores al siglo IV después de Cristo hablar de Dios, el Todopoderoso. Queridos amigos, no nos ocupamos de las verdades del Catecismo; allí ustedes encontrarán, naturalmente: Dios es todopoderoso, Todo Sabio, Todo Benevolente. Todo esto son cosas que no tienen nada que ver con la realidad. Antes del siglo IV, nadie habría pensado en considerar la
omnipotencia como una cualidad fundamental del Ser Divino si comprendiera estos asuntos y realmente viviera con ellos. Ya que en aquella época aún predominaban las secuelas de los conceptos Griegos. Al pensar en el Ser Divino, la gente no hubiera hablado de Dios, el Todopoderoso, sino de Dios, el Omnisciente, el Todo Sabiduría. Dios, el Todopoderoso (Previamente: Dios el Todo Sabiduría) siglo cuarto al dieciseis. La sabiduría era considerada el atributo fundamental del Ser Divino. El concepto de Omnipotencia penetró gradualmente en la idea del Ser Divino, sólo a partir del siglo IV en adelante. Continuó desarrollándose. El concepto de personalidad fue abandonado y las prédicas fueron transmitidas al mero orden natural, que se concibe cada vez más
mecánicamente. Y el concepto moderno de la necesidad de la naturaleza, la omnipotencia de la naturaleza, no es sino el resultado de la evolución del concepto de Dios desde el siglo cuarto al dieciseis. Sólo las cualidades de la personalidad fueron abandonadas y aquello que constituía el concepto de Dios fue sustituido por la estructura del pensamiento sobre la naturaleza.
Ahora, mis queridos amigos, los científicos naturales genuinos de hoy en día se opondrían vigorosamente a tales afirmaciones. De la misma forma que muchos filósofos creen que están pensando sin prejuicios sobre el hombre al considerarlo constituido por cuerpo y alma, cuando en realidad están simplemente siguiendo el octavo Concilio Ecuménico de Constantinopla en el año 896, - de la misma forma que estos filósofos dependen de una corriente histórica, tambien todos los Haeckelianos, Darwinistas y físicos con su orden natural dependen de una corriente teológica que se desarrolló en el período entre San Agustín y Calvino. Estas cosas tienen que ser comprendidas. Es el carácter peculiar de cada corriente evolutiva que consta de evolución así como de involución. Y mientras el concepto “Dios el Todopoderoso” se desarrolló, existió una sub-corriente en las esferas subconscientes de la vida del alma
humana, que entonces se convirtió en la corriente directriz superior: la necesidad natural. Y desde el siglo XVI existe una nueva subcorriente que se prepara precisamente en nuestros días para convertirse en una corriente superior.
Es característico de la era de Michael que lo que se ha preparado en forma de una subcorriente de necesidad de la naturaleza debe convertirse en lo sucesivo en una corriente superior. Pero si deseamos adquirir un posible concepto de qué es lo que se ha preparado, debemos entender el espíritu interior de la evolución de la Tierra.
Recientemente llamé su atención sobre el hecho, de que lo que ocurre en la evolución de la Tierra y de la humanidad en particular, se mueve en una línea descendente. La humanidad terrestre y la evolución de la tierra misma están en el camino de la decadencia. Llamé su atención sobre el hecho de que esta es hoy una verdad geológica reconocida, que los geólogos que deben tomarse en serio admiten que la corteza terrestre está en proceso de descomposición. La humanidad misma, en particular, está en un proceso de decadencia a través de las fuerzas sensuales-terrenales. Y la humanidad, en su proceso evolutivo, debe recibir impulsos espirituales que contrarresten la decadencia. Por lo tanto, una vida espiritual consciente debe entrar en la humanidad. Debemos tener claro el hecho de que ya hemos pasado más allá del pináculo de la evolución de la Tierra. Para que pueda proceder, lo espiritual debe ser tomado cada vez más claramente.
Al principio, esto parece un hecho abstracto. Pero para el investigador espiritual no lo es. Ustedes saben que podemos seguir el rastro de la evolución de la Tierra a través de los estados de Saturno, Sol y Luna hasta el estado de la Tierra. Esta evolución también puede caracterizarse de la siguiente manera: si hablamos de la humanidad actual, podemos considerar la evolución de la humanidad a través de los períodos de Saturno, Sol y Luna como una preparación, como un estado previo. Solo en la propia Tierra, el hombre, al recibir su yo, obtuvo su verdadera humanidad, y recibirá más elementos en su verdadero ser durante las etapas evolutivas subsiguientes de la Tierra.
Ahora saben que los llamados Arcai, los Espíritus actuales de la Personalidad o Espíritus del Tiempo, en el antiguo Saturno se encontraban en la misma etapa de evolución que ahora se encuentra el ser humano, aunque en formas bastante diferentes, con un aspecto exterior completamente diferente. He expresado esto en mis libros diciendo: los seres que designamos hoy como Arcai, como Espíritus de la Personalidad, fueron hombres durante el período de Saturno. Los Arcángeles fueron hombres durante el período del Sol, los Ángeles durante el período de la Luna. Durante el período terrestre somos nosotros los hombres.
Nuestra propia evolución, por supuesto, siguió paralelamente a todo esto, como medio de preparación. Si volvemos al estado de la Luna debemos decir: Aquí los Ángeles fueron seres humanos, seres humanos, recalco, con una apariencia bastante diferente de la nuestra, ya que las condiciones eran muy distintas sobre la antigua Luna. Pero al lado de estos hombres Lunares, los Ángeles, nosotros desarrollamos en un pre-estado de la evolución de la Tierra, en un estado muy avanzado, de una forma que tuvimos que ser considerados por los Ángeles, especialmente durante la fase descendente de la evolución de la Luna constituimos, a veces, una molesta preocupación para los Ángeles. Lo mismo ocurre, sin embargo, con nosotros en la evolución descendente de la Tierra: como la evolución de la Tierra ha entrado en sus fases descendentes, otros seres se hacen sentir.
Mis queridos amigos, es un dato significativo e importante de la investigación espiritual científica que debe ser tomado muy, muy seriamente, el hecho de que ya hemos entrado en el período de la evolución de la Tierra donde ciertos seres se hacen sentir, que sobre Júpiter – el estado siguiente a la evolución de la Tierra – habrán avanzado hasta la forma de hombres, una forma diferente de hombre, seguro, pero que, no obstante, pueden ser comparados con el ser del hombre. Porque nosotros seremos seres diferentes en Júpiter. Estos por así llamarlos hombres de Júpiter existen ya ahora exactamente igual que existíamos nosotros sobre la Luna. Existen, por supuesto no visibles externamente; pero ya les expliqué recientemente lo que significa ser visible externamente, y que el hombre es también un ser suprasensible. Suprasensiblemente estos seres están decididamente muy presentes.
Enfatizo una vez más: es una verdad extremadamente seria que ciertos seres se hacen sentir y que existen en el entorno de la humanidad. Se hacen sentir cada vez más desde mediados del siglo XV. Estos seres poseen principalmente el impulso de una fuerza que es muy similar a la fuerza humana de la voluntad, esa fuerza de voluntad de la que os hablé ayer y que existe en el estrato más profundo de la consciencia humana. Estos seres invisibles están relacionados con aquel elemento del cual la consciencia ordinaria así permanece inconsciente hoy, pero ya se hacen sentir muy fuertemente en el desarrollo de la humanidad actual. Para aquellos que toman realmente en serio la investigación espiritual, este es un problema de gran magnitud. Me enfrenté a este problema con especial firmeza, -en aquel tiempo hablé con algunos de nuestros amigos sobre el tema de una u otra forma-, me enfrenté a este problema de manera exigente, por así decirlo, cuando, en el año 1914, la catástrofe de la guerra estalló sobre nosotros. Uno se tenía que preguntar: ¿Cómo puede un suceso sorprender a la humanidad Europea? Suceso que es imposible juzgar por sus causas de la forma acostumbrada en relación a sucesos históricos previos. El que sabe que no fueron más de treinta o cuarenta personas en Europa, quienes participaron en la toma de decisiones del año 1914, y que sabe así mismo, la condición anímica en la que la mayoría de estas personas estaba, se verá enfrentado con este significativo problema. Ya que la mayoría de estas personas, por extraño que pueda sonar hoy, mis queridos amigos, la mayoría de estas personas tenían un estado de consciencia embotado, oscurecido.
Durante los últimos años han sucedido muchas cosas que fueron causadas por una consciencia humana embotada. En los lugares decisivos del año 1914 vemos por todas partes que las decisiones más importantes de finales de julio y comienzos de agosto se tomaron con una consciencia oscurecida; y esto ha continuado hasta nuestros días. Este es un problema aterrador en su naturaleza. Si lo investigamos espiritual y científicamente, encontramos que estas consciencias oscurecidas fueron la puerta de entrada a través de la cual precisamente estos seres de voluntad fueron capaces de tomar posesión de las consciencias de estos hombres; tomaron posesión de la consciencia oscurecida y velada de estos seres humanos y actuaron con su consciencia. Y estos seres que así tomaron posesión, que aún son seres subhumanos, ¿qué clase de seres son? Debemos plantear esta pregunta muy seriamente: ¿qué clase de seres son? Bien, mis queridos amigos, hemos preguntado sobre el origen de la inteligencia humana, sobre el origen del comportamiento inteligente humano que, exponiéndolo
simplemente, tiene su instrumento en nuestro organismo de la cabeza. Y hemos visto que esta constitución inteligente de nuestra alma proviene de aquella hazaña del Arcángel Micael que es comúnmente representada en el símbolo de la caída, de derribar al Dragón. Este es realmente un símbolo muy trivial. Ya que, si realmente pensamos en Micael y el Dragón, tenemos que visualizar, primero, el ser Micael y en segundo lugar, el Dragón, que en realidad consiste en todo aquello que entra en nuestra así llamada razón, en nuestra inteligencia. Micael no arroja al infierno a las huestes que le son opuestas, sino dentro de las cabezas humanas; allí este impulso Luciférico continúa viviendo. He caracterizado la inteligencia humana como un verdadero impulso Luciférico. Así podemos decir: si miramos atrás en la evolución de la Tierra, encontramos la hazaña de Micael, y a esta hazaña de Micael está unida la iluminación del hombre por su razón.
Los seres subhumanos cuyo principal carácter consiste en un impulso que coincide fuertemente con la voluntad humana, con el poder humano de la voluntad,
ahora aparecen desde abajo, mientras que las huestes de fuerzas arrojadas por Micael vinieron de arriba, y mientras estas últimas tomaron posesión del poder humano de la voluntad; se unen a él y son seres producidos por la esfera de Ahriman. Las influencias Ahrimanicas actuaron a través de esas oscurecidas consciencias. Es cierto, mis queridos amigos, mientras uno no tome en consideración estas fuerzas como fuerzas existentes objetivamente en el mundo igual que uno toma en consideración lo que hoy llamamos magnetismo, electricidad, etc., uno no obtendrá una visión interior de esa naturaleza que, de acuerdo con la prosa de Goethe Himno a la Naturaleza, compone al hombre. Ya que la naturaleza, como es concebida en la ciencia natural actual no contiene al hombre, sino simplemente el ser humano físico.
Al principio de la formación de la Tierra hubo una caída de seres Luciféricos; hoy tenemos un ascenso de seres Ahrimanicos. Los primeros seres influencian el poder Luciférico del pensamiento, los últimos el poder humano de la voluntad; tenemos que reconocer la llegada de estos últimos seres a la evolución de la humanidad. Tenemos que darnos cuenta que estos seres llegan y que tenemos que contar con una concepción de la naturaleza que, por ahora sólo incluye al hombre; ya que el reino animal sólo será incluido más tarde en el período de la Tierra. Estos seres aún no tienen influencia sobre el animal. No comprenderemos a la raza humana si no tomamos en consideración a estos seres. Y estos seres, que son empujados desde detrás, ya que detrás de ellos está el poder Ahrimanico que les dota con su fuerte poder de voluntad, que vierte en ellos sus fuerzas directivas, - estos seres que como tales son seres subhumanos están controlados en su totalidad por espíritus Ahrimanicos superiores y así contienen algo que con mucho sobrepasa su propio ser y naturaleza. Por tanto ellos muestran algo en su aparición que, si hace cautivo al ser humano, actúa con mucha más fuerza, mucho más fuertemente que aquello que el débil ser humano puede controlar hoy, si no lo refuerza a través del espíritu. ¿Cuál es el propósito de este huésped? Bien, mis queridos amigos, igual que los huéspedes que Micael ha hecho caer se han dirigido la iluminación humana, a la impregnación humana con la razón, así estos huéspedes se dirigen a una cierta impregnación de la voluntad humana. ¿Y qué quieren? Cavan, como si dijéramos, en la capa más profunda de la consciencia en la cual el ser humano aún está dormido hoy en su estado despierto. El hombre no nota cómo estos seres entran en su alma y en su cuerpo. Allí absorben, con su gran poder de atracción, todo lo que ha permanecido Luciférico, que no se ha impregnado de Cristo. Esto es lo que pueden tomar: esto es de lo que pueden tomar posesión.
Mis queridos amigos, nuestro tiempo nos provoca estos problemas. No debemos volver a pasar de largo por estos asuntos. No son convenientes. Ya que se ha hecho conveniente para los seres humanos pensar de modo diferente, es decir, no pensar en absoluto sobre el hombre, no considerarlo en absoluto. Y es peligroso hablar sobre estas cosas en completa verdad en un momento en que mucha gente no ama en absoluto el sentido de la verdad, bastante aparte del hecho de que el falso sentimentalismo podría encontrar estas cosas como una crueldad psíquica.
El resultado de la comprensión de estas cosas, sin embargo, será una minuciosa comprensión de la necesidad del impulso Crístico. Uno debe reconocer donde hace falta el impulso Crístico. Ayer demostramos que en el estrado medio de la consciencia el impulso Crístico agarra el estrato medio de la consciencia, si el hombre realmente se impregna con el Cristo, entonces estos poderes Ahrimanicos no pueden penetrar a través de la capa media, hacia arriba, y no pueden, con sus fuerzas espirituales, tiran hacia abajo de las fuerzas intelectuales. Todo depende de eso.
Es muy necesario hoy que reconozcamos la naturaleza de las influencias que nos vienen de los seres extra-humanos y sub-humanos que a su vez son influenciados por otros seres. Son tan importantes como muchas influencias que sólo están enraizadas en el mundo del hombre. Hace una semana os hablé sobre la influencia de Micael. Os he descrito esta influencia de Micael. Es muy necesaria. Ya que así como es cierto que la influencia de Micael ha dado origen a la influencia Luciférica de la inteligencia humana, también es cierto que ahora surge su contraparte, es decir, la aparición de ciertos seres
Ahrimanicos. Y únicamente a través de la constante actividad de Micael está armado el ser humano contra lo que surge allí. Incluso fisiológicamente es peligroso hoy aferrarse a la mera necesidad natural, a aquella clase de fatalismo que está expresado en la necesidad de la naturaleza. Ya que la educación, en la escuela y en la vida, en los conceptos que están meramente basados sobre la necesidad de la naturaleza, sobre la omnipotencia de la necesidad de la naturaleza, debilita la cabeza humana, y los seres humanos se hacen de ese modo tan marcadamente pasivos en lo que respecta a su consciencia, que otras fuerzas son capaces de entrar en su consciencia, y los seres humanos fracasarán en adquirir la fuerza necesaria para la recepción en el alma humana del impulso Crístico en su forma actual.
Es mi obligación, mis queridos amigos, hablar en este momento del asunto del que he empezado a hablar hoy (lo continuaré mañana): de la aparición de ciertos seres Ahrimanicos, que tienen que ser tenidos en cuenta. Numerosas personas sobre la tierra son conscientes hoy de esta aparición. Pero le dan la interpretación equivocada. Lo interpretan erróneamente por la razón de que no saben nada de la verdadera trinidad Cristo-Lucifer-Ahriman, o no desean saber nada sobre ella, sino entremezclar a Ahriman y a Lucifer. Entonces la discriminación es imposible; entonces es imposible reconocer adecuadamente el verdadero carácter fundamental de estos seres Ahrimanicos que ahora surgen. Sólo si explicamos claramente el elemento Ahrimanico y conocemos la naturaleza de las influencias suprasensibles que ahora surgen como la contraparte, como si dijéramos, del acto de arrojar al Dragón abajo. Es como un alzamiento, desde las profundidades Ahrimanicas, de ciertos seres. Y estos seres encuentras puntos especiales en el ser humano donde atacar si este se rinde a los impulsos instintivos desenfrenados y no se esfuerza por la claridad en relación con estos.
Ahora bien, existe hoy un método que podría llamarlo un antimétodo, de ocultar el elemento instintivo, menospreciando un concepto y poniendo otro encima de este, de tal forma que es imposible formarse un juicio adecuado que le concierna. Simplemente pensad en el grito de batalla del proletariado de la era moderna. Detrás de ese grito de batalla hay peticiones muy justificadas de la humanidad– he tratado a menudo con esto.
Pero estas demandas no son, para empezar, interesantes. En nuestra idea del orden social de tres clases son interesantes la primera vez. Algo esencialmente diferente es interesante: Proletarios de todos los países, ¡uníos! ¿Qué significa esto? Significa: fomentad vuestra antipatía contra las demás clases, fomentad, como individuos, lo que se asemeja al odio, y uníos; eso significa, amaos unos a otros, unid vuestros sentimientos de odio, buscad el amor de una clase, buscad entre vosotros el amor de los miembros de una clase a partir del odio. Amaos unos a otros a partir del odio, sobre la base del odio. – Ahí habéis menospreciado dos conceptos de polos opuestos. Esta represión de los instintos hace los conceptos del hombre tan nebulosos, dejándole incapaz de saber con qué está tratando en su propio yo. Existe actualmente una especie de anti método, si puedo usar la expresión paradójica, para poder oscurecer, a través del pensamiento humano actual, el control de una vida instintiva que ofrece puntos especialmente fuertes de ataque a los seres Ahrimanicos descritos.
traducida por Julio Luelmo nov. 2015


GA194 Dornach 30 de noviembre de 1919 - la misión del Arcángel Mikael - La futura cultura de Mikael

La antigua cultura del yoga y la nueva voluntad del yoga.

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Rudolf Steiner

La futura cultura de Micael

 sesta conferencia, 30 de noviembre de 1919


En mis conferencias de los últimos días, han visto ustedes que para una comprensión completa del ser humano, es necesario, diferenciar los diversos miembros del organismo humano y darse cuenta de la diferencia incisiva entre lo que podemos llamar la organización de la cabeza humana y lo que constituye el resto del organismo humano. Como saben, el resto del organismo humano está formado por dos miembros mas, de modo que en conjunto obtenemos una composición triple, pero para la comprensión de los significativos impulsos en la evolución de la humanidad a los que nos enfrentamos en el presente y en el futuro inmediato, la diferenciación entre la organización de la cabeza y el resto del hombre es prioritariamente importante.
Ahora bien, si hablamos espiritual y científicamente sobre el ser humano diferenciando entre la cabeza y el resto del hombre, entonces estas dos organizaciones son, para empezar, soportes para nosotros, soportes creados por la naturaleza misma para el elemento anímico, para el elemento espiritual, del cual son expresión y manifestación. El hombre está situado de una manera en la evolución total de la humanidad de la tierra, que se hace comprensible solo si se considera cuán diferente es la posición que ocupa la organización de la cabeza en esta evolución en relación con el resto de la organización humana. Todo lo relacionado con la organización de la cabeza, que se manifiesta principalmente como la vida del pensar del hombre, es algo que se remonta a la evolución post-atlantica de la humanidad. Cuando centramos nuestra atención en el tiempo inmediato posterior que siguió a la gran catástrofe atlante, es decir, el tiempo del sexto, séptimo, octavo milenio antes de la era cristiana, encontraremos un estado de ánimo del alma dominando las regiones del mundo civilizado de ese período que difícilmente se puede comparar con el estado de ánimo de nuestra alma. La conciencia y la plena concepción del mundo del ser humano de aquél tiempo apenas pueden compararse con lo que caracteriza nuestra visión sensorial y la percepción conceptual del mundo. En mi Ciencia Oculta, un esbozo (Anthroposophic Press, Nueva York) llamé a esta cultura que se remonta a tiempos tan antiguos, la cultura india primigenia. Podemos decir: el organismo de la cabeza humana de aquella época era muy diferente de nuestro organismo de la cabeza actual y el reconocimiento del espacio y el tiempo no era característico de aquél antiguo pueblo como lo es de nosotros. Al contemplar el mundo, experimentaban la sensación de distancias espaciales inconmensurables, y tenían una experiencia de los diversos momentos del tiempo simultánea. El fuerte significado del espacio y el tiempo en la concepción del mundo que hoy se tiene, no estaba presente en aquél antiguo período.
Los primeros indicios de esto se encuentran hacia el quinto y cuarto milenio, en el período que designamos el período persa primigenio. Pero incluso entonces el estado de ánimo de la vida anímica era tal que difícilmente puede compararse con el alma y el estado anímico del ser humano de nuestra era. En aquél tiempo antiguo, la principal preocupación del ser humano era interpretar las cosas del mundo como diferentes grados de luz, brillo y oscuridad, sombra. Las abstracciones en las que vivimos hoy eran completamente extrañas para aquella antigua población de la Tierra. Todavía existía una omniabarcante percepción universal, la conciencia de verse impregnado de todo lo perceptible con la luz y su sombra, con varios grados de oscuridad. Así fue como se concibió el orden mundial moral. Un ser humano que era benevolente y amable era experimentado como un ser humano luminoso y brillante, uno desconfiado y egoísta se experimentaba como un hombre oscuro. La individualidad moral del hombre era, por así decirlo, percibida alrededor de su aura. Y si hubiésemos hablado con un hombre de aquél antiguo tiempo persa primitivo sobre lo que hoy llamamos el orden de la naturaleza, no habría entendido una sola palabra. Un orden de la naturaleza en nuestro sentido no existía en su mundo de luces y sombras. Para él, el mundo era un mundo de luces y sombras; y en el mundo de los tonos, ciertos timbres de sonido que él designaba como luz, brillante, y ciertos otros timbres de sonido que él designaba como sombría oscuridad. Y lo que así se expresaba a través de este elemento de luz y oscuridad constituían para él los poderes espirituales y naturales. Para él, no existía diferencia entre poderes espirituales y naturales. Nuestra distinción actual entre la necesidad natural y la libertad humana le habría parecido una simple locura, porque esta dualidad de voluntad humana arbitraria y la necesidad de la naturaleza no existían para él. Todo debía ser incluido para él en una unidad físico-espiritual. Si tuviera que darles una interpretación pictórica del carácter de este concepto del mundo primigenio-persa, tendría que dibujar una forma ovalada. (Recibirá su significado completo solo a través de lo que seguirá).
Luego, después de que aquél estado anímico del hombre hubiera permanecido en el alma durante algo más de dos mil años, apareció un estado anímico, cuyos ecos aún podemos percibir en la concepción del mundo que tenían los caldeos y egipcios y en una forma especial en la concepción del mundo cuyo reflejo se conserva para nosotros en el Antiguo Testamento. Allí aparece algo que está más cerca de nuestra propia concepción del mundo. Allí el primer indicio de una cierta necesidad de la naturaleza entra en los pensamientos humanos. Pero esta necesidad de la naturaleza está aún muy alejada de lo que hoy llamamos el orden mecánico o incluso vital de la naturaleza; en aquél tiempo, los eventos naturales se concebían como idénticos a la voluntad divina, con la Providencia. La Providencia y los eventos de la naturaleza eran todavía uno. El hombre sabía que si movía su mano, era lo Divino dentro de él, impregnándolo, lo que movía su mano, lo que movía su brazo. Cuando un árbol era sacudido por el viento, la percepción del árbol tembloroso no era diferente para él de la percepción del brazo en movimiento. Veía el mismo poder divino, como la Providencia, en sus propios movimientos y en los movimientos del árbol. Pero hacía una distinción entre el Dios externo y el Dios interno; Sin embargo, era concebido como una unidad, el Dios en la naturaleza, el Dios en el hombre; eran el mismo Y para los seres humanos de esa época estaba claro que hay algo en el hombre por el cual la Providencia que está afuera en la naturaleza y la Providencia que está dentro del hombre se encuentran entre sí.
En aquél tiempo, el proceso de respiración del hombre era percibido de esta manera. La gente decía: Si un árbol se está agitando, este es el Dios que está afuera, y si muevo mi brazo, es el Dios que está adentro; Si inhalo el aire, actúa dentro de mí, y cuando lo exhalo, entonces es el Dios de fuera quien entra en mí y me abandona de nuevo. Así que, se percibía el mismo elemento divino por fuera y por dentro, pero simultáneamente, en un punto, fuera y dentro; la gente se decía a sí misma: al ser un ser que respira, soy un ser de la naturaleza de afuera y al mismo tiempo soy yo mismo.
Si he de caracterizar la concepción del mundo del tercer período cultural por medio de una línea, como lo he hecho para la concepción del mundo persa primigenio por la línea del dibujo anterior, tendré que caracterizarlo a través de la siguiente línea:
El circulo ahora, se retuerce formando una figura semejante a un ocho. Esta figura representa, por un lado, la existencia de la naturaleza externa, por el otro, la existencia humana, que pasa de uno a otro en un punto, en el proceso de respiración.
Las cosas se vuelven diferentes en la cuarta época, en la época greco-latina. Aquí el ser humano se enfrenta repentinamente con el contraste exterior-interior, de la existencia de la naturaleza y la existencia humana. El hombre comienza a sentir el contraste entre él y la naturaleza. Y si vuelvo a dibujar característicamente cómo el hombre comienza a sentirse en la época griega, tendré que dibujarlo de esta manera: por un lado, percibe lo externo y, por otro, lo interno; entre los dos ya no queda el punto de cruce. La figura del ocho desaparece y en su lugar quedan dos figuras ovaladas separadas.
Lo que el hombre tiene en común con la naturaleza permanece fuera de su conciencia. Se aleja de la conciencia. En el yoga indio se hace el intento de traerlo a la conciencia de nuevo. Por lo tanto, la cultura del yoga indio es un retroceso atávico a las etapas evolutivas previas de la humanidad, porque se intenta traer de nuevo a la conciencia el proceso de la respiración, que en la tercera época se sentía de manera natural como aquella en que existía por fuera y por dentro simultáneamente. La cuarta época comienza en el octavo siglo pre-cristiano. En aquél tiempo se desarrollaron los ejercicios de yoga de la India en la etapa tardía, que intentaban recuperar, de forma atávica, lo que la humanidad había poseído en épocas anteriores, muy particularmente en la cultura india, pero que se había perdido.
Así, se perdió esta conciencia del proceso respiratorio. Y si uno se pregunta: ¿Por qué la cultura del yoga indio intentó recuperarla? ¿Qué creía que ganaría con ello? se tiene que responder: lo que se pretendía obtener de ese modo era una comprensión real del mundo exterior. Porque a través del hecho de que en la tercera época cultural el proceso de respiración era entendido, se entendió ademas algo dentro del hombre que al mismo tiempo era algo externo.
Esto sin embargo, debe alcanzarse nuevamente; por otro camino. Vivimos aún bajo los efectos secundarios de la cultura en la que un elemento doble está presente en el estado de ánimo del alma humana, porque el cuarto período finaliza justo alrededor del año 1413, en realidad solo a mediados del siglo XV. Tenemos, a través de nuestra organización de la cabeza, una concepción incompleta de la naturaleza, lo que llamamos el mundo exterior; y tenemos a través de nuestra organización interna, a través de la organización del resto del hombre, un conocimiento incompleto de nosotros mismos.
Aquello en lo que pudimos percibir un proceso del mundo y al mismo tiempo es eliminado un proceso de nosotros mismos; no existe para nosotros.
Ahora se trata de recuperar conscientemente lo que se ha perdido. Eso significa que tenemos que adquirir la capacidad de tomar algo que está en nuestro ser interior, que pertenece al mundo exterior e interior simultáneamente, y que llega a ambos.
Este debe ser el esfuerzo del quinto período post-Atlante; a saber, el esfuerzo por encontrar algo en la vida interior humana en el que tiene lugar un proceso externo al mismo tiempo.
Recordarán ustedes que ya señalé este importante hecho; Lo señalé en mi último artículo en Soziale Zukunft (El futuro social) {Soziale Zukunft, vol. III: Geistesleben, Rechtsordnung, Wirtschaft (Vida espiritual, Orden jurídico, Economía), vol. IV: Dreigliederung und soziales Vertrauen (El triple orden social y la confianza Social) (no traducido al inglés) donde al parecer traté de estas cosas en su importancia para la vida social, pero donde claramente señalé a la misma necesidad de encontrar algo que el ser humano alcance dentro de sí mismo y que, al mismo tiempo, reconozca como un proceso del mundo. Nosotros como seres humanos modernos no podemos lograr esto regresando a la cultura del Yoga; que ya ha pasado. Porque el proceso de respiración en sí mismo ha cambiado. Esto, por supuesto, no podemos demostrarlo clínicamente; pero el proceso de respirar se ha hecho diferente desde el tercer período cultural post-Atlante. Hablando toscamente, podríamos decir: En la tercera post-alma; hoy él respira aire. No solo nuestros pensamientos se han hecho materialistas; la
realidad en sí misma ha perdido su alma.
Les suplico, mis queridos amigos, que no veán algo insignificante en lo que estoy diciendo ahora. Simplemente consideren lo que significa que la realidad misma, en la que la humanidad vive, ha sido transformada de tal forma que el aire que respiramos es algo diferente de lo que era hace cuatro milenios. No solo la consciencia de la humanidad ha cambiado, ¡oh no! había alma en la atmósfera de la tierra. El aire era el alma. Esto ya no es así hoy, o mejor dicho, es alma de una manera distinta. Los seres espirituales de la naturaleza elemental de los que os hablé ayer, penetran en vosotros, pueden ser respirados si uno practica Yoga de la respiración hoy. Pero aquello que se podía obtener en la respiración normal hace tres milenios no puede ser obtenido
ahora artificialmente. Creer que puede obtenerse es la gran ilusión de los Orientales. Lo que estoy afirmando aquí describe una realidad. El alma en el aire que pertenece al ser humano ya no existe. Y por tanto los seres de los que hablé ayer –me gustaría llamarlos los seres anti-Micaélicos– son capaces de penetrar en el aire y, mediante el aire, en el ser humano, y de esta manera entran en la humanidad, como lo describí ayer. Sólo somos capaces de expulsarlos si ponemos en el lugar del Yoga aquello que es la cosa correcta para el momento actual. Debemos esforzarnos por esto. Sólo podemos esforzarnos por aquello que es lo correcto para el momento actual si nos hacemos conscientes de una relación mucho más sutil del hombre con el mundo externo, de tal
forma que en lo que respecta a nuestro cuerpo etérico algo tiene lugar que debe entrar en nuestra consciencia cada vez más, similar al proceso respiratorio. En el proceso respiratorio, inhalamos oxígeno fresco y exhalamos carbono inútil. Un proceso similar tiene lugar en todas nuestras percepciones sensoriales. Simplemente piensen mis queridos amigos, que ven algo -tomemos un caso radical– supongan que ven una llama. Ahí tiene lugar un proceso que puede ser comparado con la inhalación, sólo que es mucho mejor. Si después cierran los ojos –y pueden hacer experimentos similares con cada uno de sus sentidos– tienen la impresión de la llama en la retina que gradualmente cambia –se apaga, como dijo Goethe. Aparte del aspecto puramente físico, el cuerpo etérico humano está esencialmente involucrado en este proceso de recepción de la impresión de la luz y su eventual apagado. Algo muy significativo está contenido en este proceso: contiene el elemento alma que, hace tres milenios, era respirado con el aire. Y debemos aprender a darnos cuenta del proceso sensorial, impregnado por el elemento alma de una manera similar a la que nos hemos dado cuenta del proceso respiratorio hace tres milenios.
Ya veis, mis queridos amigos, esto está conectado con el hecho de que el hombre, hace tres milenios, vivía en una cultura de la noche. Yahve se rebelaba por medio de sus profetas en los sueños nocturnos. Pero debemos procurar recibir en nuestras relaciones íntimas con el mundo no sentir meramente percepciones, sino también el elemento espiritual. Debe convertirse en una certeza para nosotros que con cada rayo de luz, con cada tono, con cada sensación de calor y su apagamiento entramos
en una relación del alma con el mundo, y esta relación del alma debe hacerse significativa para nosotros. Podemos ayudarnos a nosotros mismos a provocar esto.
Os he descrito el acontecimiento del Misterio del Gólgota en el cuarto período post-Atlante que, si deseamos ser precisos, comienza con el año 747 A.C. y acaba con el año 1413 D.C. El Misterio del Gólgota sucedió en el primer tercio de este período, y fue
comprendido al principio, con los remanentes del antiguo modo de pensamiento y cultura. Esta antigua manera de comprender el Misterio del Gólgota está agotada y una nueva manera de comprensión debe tomar su lugar. La antigua manera ya no basta, y se han hecho muchos intentos inadecuados para permitir que el pensamiento humano pueda entender el Misterio del Gólgota.
Ya veis, mis queridos amigos, todas las cosas externas materiales tienen su aspecto espiritual-anímico, y todas las cosas que aparecen en la esfera espiritual-anímica tienen su aspecto externo material. El hecho de que el aire de la tierra esté vacío de
alma, haciendo imposible al hombre respirar el aire anteriormente dotado de alma, tuvo un efecto espiritual significativo en la evolución de la humanidad. Ya que al ser capaz de respirar en el alma con la cual estaba originalmente relacionado, como se afirma en el comienzo del Nuevo Testamento; “Y Dios sopló en el hombre el aliento como alma viva”, el hombre tenía la posibilidad de hacerse consciente de la pre-existencia del alma, de la existencia del alma antes de que esta hubiera descendido en el cuerpo físico por medio del nacimiento o de la concepción. En cuanto el proceso de respiración cesó de estar dotado de alma el ser humano perdió la consciencia de la pre-existencia del alma.
Incluso en la época de Aristóteles en el cuarto período post-Atlante ya no era posible entender, con el poder humano de la comprensión, la pre-existencia del alma. Era completamente imposible.
Estamos enfrentados al extraño hecho histórico de que el más importante suceso, el suceso Crístico, aparece sobre la evolución de la tierra, aunque la humanidad debe primero madurar para poder comprenderlo. Al principio, es aún capaz de captar los
rayos del Misterio del Gólgota con los remanentes del poder de comprensión originado en la cultura primitiva. Pero este poder de comprensión se ha perdido gradualmente y el dogmatismo nos aleja cada vez más del entendimiento del Misterio del Gólgota. La
Iglesia prohibe la creencia en la pre-existencia del alma – no porque la pre-existencia sea compatible con el Misterio del Gólgota, sino porque el poder humano de comprensión dejó de experimentar la consciencia de la pre-existencia como una fuerza, al estar el aire vacío de alma. La pre-existencia se desvanece de la consciencia de la cabeza. Cuando nuestros procesos sensoriales estén dotados de alma nuevamente, habremos establecido un hito, y en este hito tomaremos el control de la voluntad humana que surge, desde el tercer estrato de la consciencia, como os he descrito recientemente. Entonces tendremos, al mismo tiempo, el elemento subjetivo-objetivo que tanto deseó Goethe. Tendremos la posibilidad de entender, de una manera sensitiva, la naturaleza peculiar del proceso sensorial del hombre en su relación con el mundo exterior. Los conceptos del hombre son muy bastos y toscos, que mantienen que el mundo exterior simplemente actúa sobre nosotros y nosotros, a su vez, simplemente
reaccionamos. En realidad, tiene lugar un proceso del alma desde el exterior hacia el interior, que es controlado por el proceso profundamente subconsciente e interno del alma, de tal modo que los dos procesos se solapan. Desde el exterior, los pensamientos cósmicos trabajan dentro de nosotros, desde el interior, la voluntad de la humanidad trabaja hacia afuera. La voluntad de la humanidad y el pensamiento cósmico se cruzan en este hito, igual que el elemento objetivo y subjetivo se cruzaron una vez en la respiración. Debemos aprender a sentir cómo nuestra voluntad trabaja por medio de nuestros ojos y cómo la actividad de los sentidos se mezcla delicadamente con la pasividad, provocando el cruce de los pensamientos cósmicos y la voluntad de la humanidad. Debemos desarrollar este nuevo Yoga de la voluntad. Entonces algo nos será revelado que será similar a aquello que fue revelado a los seres humanos en el proceso respiratorio hace tres milenios. Nuestra comprensión debe ser más anímica, mucho más espiritual.
La concepción del mundo de Goethe se esforzó en esta dirección. Goethe procuró reconocer el fenómeno puro, que llamaba el fenómeno fundamental, ordenando los fenómenos que influyen sobre el hombre en el mundo externo, sin la interferencia del pensamiento Luciférico que proviene de la cabeza del hombre mismo; este pensamiento sólo iba a servir para el ordenamiento de los fenómenos. Goethe no se esforzó por la ley de la naturaleza, sino por el fenómeno fundamental; esto es lo que era
significativo para él. Si, no obstante, llegamos a este fenómeno puro, a este fenómeno fundamental, hay algo en el mundo exterior que nos hace posible sentir el desdoblamiento de nuestra voluntad en la percepción del mundo exterior, y entonces
nos elevaremos a algo objetivo-subjetivo, como aún estaba contenido, por ejemplo, en la antigua doctrina Hebrea. Debemos aprender a no hablar simplemente del contraste entre lo material y lo espiritual, sino que debemos reconocer la interacción de lo
material y lo espiritual en una unidad precisamente en la percepción sensorial. Si dejamos de mirar a la naturaleza de una forma meramente material y, es más, si no pensamos en un elemento alma, como Gustave Theodore Fechner hizo, entonces surgirá
algo que significará para nosotros lo que la cultura de Yahve significó para la humanidad hace tres milenios. Si aprendemos, en la naturaleza, a recibir el elemento alma junto con la percepción sensorial, entonces tendremos la relación Crística con la
naturaleza exterior. Esta relación Crística con la naturaleza exterior será como una especie de proceso respiratorio espiritual.
Seremos ayudados si nos damos cuenta gradualmente, con nuestro sólido sentido común, que la pre-existencia yace en la base de la existencia de nuestra alma. Debemos complementar el concepto puramente egoísta de la post-existencia, que surge
simplemente de nuestro deseo de existir tras la muerte, con el conocimiento de la preexistencia del alma. Debemos elevarnos de nuevo hasta el concepto de la verdadera eternidad del alma. Esto es lo que podemos llamar cultura de Micael. Si nos movemos
por el mundo con la consciencia de que con cada mirada que dirigimos al exterior, con cada tono que oímos, algo espiritual, algo de la misma naturaleza del elemento alma fluye al mundo, hemos ganado la consciencia que la humanidad necesita para el futuro.
Vuelvo una vez más a la imagen: veis una llama. Cerráis los ojos y tenéis la imagen impresa en la retina que se desvanece. ¿Es eso meramente un proceso subjetivo? Sí, dice el fisiólogo moderno. Pero eso no es cierto. En el eter cósmico esto significa un
proceso objetivo, igual que la presencia en el aire del ácido carbónico que exhaláis es un proceso objetivo. Estáis tratando aquí con el elemento objetivo; tenéis la posibilidad de saber que algo que tiene lugar dentro de vosotros es al mismo tiempo un delicado proceso cósmico, si os hacéis conscientes de ello. Si miro una llama, cierro mis ojos, y dejo que se desvanezca –se desvanecerá incluso aunque deje mis ojos abiertos, sólo que entonces no lo notaré– luego experimento un proceso que no tiene lugar simplemente dentro de mí, sino que tiene lugar en el mundo. Pero este no es el caso solo con respecto a la llama, si me enfrento a un ser humano y digo: este hombre ha dicho esto o aquello, que puede ser verdadero o falso, esto constituye un juicio, un acto moral o intelectual de mi naturaleza interior. Esto se desvanece como una llama. Es un proceso del mundo objetivo. Si piensan algo bueno acerca de su prójimo: se desvanece y es un proceso objetivo en el éter cósmico; Si piensan algo malo: se desvanece como un proceso objetivo. No pueden ocultar sus percepciones y juicios sobre el mundo. Aparentemente, los continúas en tu propio ser, pero al mismo tiempo son un proceso mundial objetivo. Así como las personas de la tercera época eran conscientes del hecho de que el proceso de respiración es un proceso que tiene lugar simultáneamente dentro del hombre y en el mundo objetivo, así la humanidad debe tomar conciencia en el futuro de que el elemento del alma del que he hablado es al mismo tiempo un proceso del mundo objetivo.
Esta transformación de la conciencia requiere una mayor fortaleza del alma de la que normalmente desarrolla el ser humano hoy. Impregnarse con esta conciencia significa permitir que entre la cultura de Micael. Del mismo modo que era evidente para el hombre del segundo y tercer milenio pre-cristianos pensar en el aire como dotado de alma, así debe ser evidente para nosotros pensar en la luz como dotada de alma; debemos despertar esta habilidad en nosotros cuando consideramos a la luz la representante general de la percepción sensorial. Debemos eliminar completamente el hábito de ver en la luz lo que nuestra era materialista está acostumbrada a ver en ella. Debemos dejar de creer por completo que esas vibraciones meramente emanan del sol, del cual, desde la conciencia moderna, hablan los físicos y la gente en general. Debemos aclarar el hecho de que el elemento del alma penetra a través del espacio cósmico sobre los piñones de la luz; y debemos darnos cuenta, al mismo tiempo, de que esto no era así en el período anterior a nuestra era. Lo que hoy se acerca a la humanidad a través de la luz se acercaba a la humanidad de ese período anterior a través del aire. Aquí pueden ustedes ver una diferencia objetiva en el proceso de la tierra. Expresando esto en un concepto integral, podemos decir, proceso de Aire-alma, Proceso de Luz-alma. Esto es lo que se puede observar en la evolución de la tierra. El Misterio de Gólgota significa la transición de un período a otro.
Mis queridos amigos, no basta, para la época actual ni para épocas futuras de la humanidad, hablar abstractamente sobre lo espiritual, caer en una especie de panteísmo nebuloso; por el contrario, debemos comenzar a reconocer que lo que hoy se percibe como un proceso meramente material está permeado por el alma.
Se trata de aprender a decir lo siguiente: hubo un tiempo antes del Misterio de Gólgota en que la Tierra tenía una atmósfera que contenía el elemento del alma que pertenece al alma del hombre. Hoy en día, la tierra tiene una atmósfera que carece de este elemento del alma. El mismo elemento del alma que antes estaba en el aire ahora ha entrado en la luz que nos abraza desde la mañana hasta la tarde. Esto fue posible gracias al hecho de que Cristo se ha unido a sí mismo con la tierra. Así, también desde el aspecto espiritual del alma, el aire y la luz sufrieron un cambio en el curso de la evolución de la Tierra.
Mis queridos amigos, es una presentación infantil describir el aire y la luz de la misma manera, de una manera puramente material, a lo largo de los milenios de desarrollo de la evolución de la Tierra. El aire y la luz han cambiado interiormente. Vivimos en una atmósfera y en una esfera de luz que son diferentes de aquellas en las que nuestras almas vivieron en encarnaciones terrenales anteriores. Aprender a reconocer lo material externo como un elemento del alma: esto es lo que importa. Si describimos la existencia puramente material de la manera habitual y luego agregamos, a modo de decoración: ¡esta existencia material contiene en todas partes lo espiritual! Esto no producirá una verdadera ciencia espiritual. Mis queridos amigos, la gente es muy extraña a este respecto; tratan de refugiarse en lo abstracto. Pero lo que es necesario es lo siguiente: en el futuro, debemos dejar de diferenciarnos de manera abstracta entre lo material y lo espiritual, sino buscando lo espiritual en lo material mismo y describiéndolo como tal; y debemos reconocer en lo espiritual la transición a lo material y su manera de actuar en lo material. Solo si hemos logrado esto podremos obtener un verdadero conocimiento del hombre mismo. "La sangre es un fluido bastante especial", pero la fisiología de los fluidos habla de ella hoy, negando que sea un "fluido especial", es simplemente un fluido cuya composición química se intenta analizar de la misma manera que se analiza cualquier otra sustancia; No es nada especial. Pero si hemos alcanzado el punto de partida para poder comprender la metamorfosis del aire y la luz desde el aspecto del alma, avanzaremos gradualmente hacia la comprensión espiritual del alma del propio ser humano, en todos los aspectos; entonces no tendremos materia abstracta ni espíritu abstracto, sino espíritu, alma y cuerpo trabajando uno en el otro. Esta será la cultura de Michael.
Esto es lo que nuestros tiempos demandan. Esto es lo que debería ser entendido con todas las fibras de la vida del alma por aquellos seres humanos que desean comprender el momento actual. Siempre que algo fuera de lo normal tuvo que ser introducido en la concepción del mundo humano encontró resistencia. He citado a menudo este ejemplo sencillo: en 1837 (no hace ni un siglo), a la erudita Universidad de Medicina de Baviera se le preguntó, cuando se propuso la construcción del primer
ferrocarril de Fuerth a Nuremberg, si era higiénicamente seguro construir tal ferrocarril.
La Universidad de Medicina respondió (no estoy contando un cuento de hadas, los documentos concernientes existen): tal ferrocarril no debería ser construido, ya que la gente que usara tal medio de transporte sufriría enfermedades nerviosas. Y añadieron: Si hubiera gente que insistiera en tales ferrocarriles, entonces, es absolutamente necesario levantar, al lado derecho e izquierdo de las vías, altos muros de tablones para evitar que la gente cuando pase el tren sufra conmoción cerebral. Aquí veis, mis queridos amigos, tal juicio es una cosa; otra muy distinta es el curso que la evolución de la humanidad toma. Hoy sonreímos ante tal documento como el de la Universidad de Medicina de Baviera de 1837; pero no estamos en absoluto justificados al sonreír, ya que, si algo similar sucede hoy, nos comportamos de la misma forma. Y, después de todo, la Universidad de Medicina de Baviera no estaba equivocada del todo. Si comparamos el estado nervioso de la humanidad moderna con el de la humanidad de hace dos siglos, debemos decir que la gente se ha vuelto nerviosa. Quizás la Universidad de Medicina ha exagerado el asunto un poco, pero la gente se volvió nerviosa. Ahora, respecto a la evolución de la humanidad es imperativo que ciertos impulsos que tratan de entrar en la evolución de la Tierra entraran realmente y no fueran rechazados. Aquello que de vez en cuando desea entrar en el desarrollo cultural humano es a menudo muy inconveniente para la gente, no coincide con su indolencia, y lo que es un deber en relación con el desarrollo cultural humano debe ser reconocido aprendiendo a leer los hechos objetivos, y no deben ser derivados de la indolencia humana, ni siquiera de un tipo refinado de indolencia. Estoy concluyendo la conferencia de hoy con estas palabras porque no hay duda de que una batalla que crece violentamente tendrá lugar entre la cognición antroposófica y las diversas creencias. Podemos ver las señales de esto por todas partes. Las creencias que desean permanecer en los caminos ya trazados, que no desean despertar a un nuevo conocimiento del Misterio del Gólgota, reforzarán su sólida posición de lucha que ya han tomado, y sería muy frívolo, mis queridos amigos, si permaneciéramos inconscientes del hecho de que esta batalla ha comenzado.
Yo mismo, podéis estar seguros, no estoy deseoso en absoluto de tal batalla, particularmente no en una batalla con la Iglesia Católica Romana que, parece, nos ataca desde el otro lado con tanta violencia. Aquel que, después de todo, conoce profundamente los impulsos históricos más profundos de las creencias de nuestro tiempo estará muy poco deseoso de luchar contra instituciones ancestrales. ¡Pero si la batalla es provocada, no debe ser evitada! Y el clero de nuestros días no está en lo más mínimo inclinada a abrir sus puertas a aquello que tiene que entrar: el concepto espiritual científico del mundo. Recordad las grotescas citas que os leí recientemente donde decía que la gente debería informarse sobre la ciencia espiritual antroposóficamente orientada a través de los escritos de mis oponentes, ya que los Católicos Romanos tienen prohibido por el Papa leer mis propios escritos. Esto no es un asunto ligero, mis queridos amigos; ¡es un asunto muy serio! Una batalla que surge de tal forma, que es capaz de diseminar tal juicio en el mundo, tal batalla no debe ser tomada a la ligera. Y lo que es más; no debe ser tomada a la ligera ya que no entramos en ella voluntariamente. Tomemos el ejemplo de la Iglesia Católica Romana, mis
queridos amigos; los asuntos no son distintos en lo que respecta a la Iglesia Protestante, pero la Iglesia Católica Romana es más poderosa – y tenemos que considerar las instituciones ancestrales: si uno entiende el significado de las  vestimentas del cura cuando lee la Santa Misa, el significado de cada simple pieza de sus vestiduras sacerdotales, si uno comprende cada simple acto de la Sagrada Misa, entonces sabe que son ritos sagrados y ancestrales; son ritos más antiguos que el Cristianismo ya que la Sagrada Misa es un ritual de la antigua cultura de los Misterios, transformada en el sentido Cristiano. ¡Y el clero moderno que usa tales armas como las descritas anteriormente vive en esos rituales! Así, si uno tiene, por una parte, la veneración más profunda por los rituales y el simbolismo existentes, y ve, por otra parte, cuán insuficiente es la defensa y qué serios son los ataques contra aquello que desea entrar en la evolución de la humanidad, entonces uno se hace consciente de la seriedad con la que es necesaria tomar partido en estos asuntos. Es verdaderamente algo digno de profundo estudio y consideración. Lo que es así proclamado desde aquel lado está solo en sus comienzos; y no es correcto echarse a dormir en lo que respecta a esto; por el contrario, tenemos que agudizar nuestra percepción de ello. Durante las dos décadas en las que el Movimiento Antroposófico ha estado acogido en Centro Europa, podíamos relajarnos en somnolencia sectaria que era tan difícil de combatir en nuestras propias filas y que aún se sienta tan profundamente embebida en las almas de los seres humanos que han entrado en el Movimiento Antroposófico. Pero ha pasado el tiempo en que se nos podría haber permitido ser indolentes en somnolencia sectaria. Aquello que ha menudo he enfatizado aquí es profundamente cierto, es decir, que es necesario que podamos entender el significado histórico mundial del Movimiento Antroposófico y pasar por alto las nimiedades, pero que deberíamos también considerar los pequeños impulsos tan seriamente como los grandes.

Traducido por Julio Luelmo nov. 2015

GA194 Dornach, 28 de noviembre de 1919- la misión del Arcángel Mikael-La cultura de los misterios y el impulso Micaélico

         ver ciclo GA194
LA CULTURA DE LOS MISTERIOS Y EL IMPULSO DE MICAEL.
AUTOCONOCIMIENTO Y SU IMPREGNACIÓN DE LOS TRES
ESTRATOS DE LA CONSCIENCIA.

Rudolf Steiner


Cuarta conferencia, Dornach, 28 de noviembre de 1919

En cumplimiento de las consideraciones que planteé ante ustedes en las conferencias de la semana pasada me gustaría hoy preparar el terreno para lo que desarrollaré en detalle mañana y pasado mañana. Será cuestión de volver a su memoria, de una manera diferente de la empleada hasta ahora, de mucho de lo que necesitaremos para poder llevar a cabo nuestro presente tema.
Si tratamos de aclararnos a nosotros mismos la manera en la que la evolución de la Tierra se desenvolvió lo podremos hacer mejor considerando y organizando los diversos eventos en relación con el punto central de la evolución de la Tierra; ya que a través de esa organización llegamos a una determinada estructura en la evolución del propio hombre. Este punto central, este centro de gravedad es, como ustedes saben, el Misterio del Gólgota a través del cual toda la evolución Terrestre recibió su significado; su verdadero contenido interno.
Si volvemos a la evolución de la humanidad occidental que recibió el impulso del Misterio del Gólgota desde oriente, debemos decir: aproximadamente en el quinto siglo antes del acontecimiento del Misterio del Gólgota, allí comienza, a partir de la cultura Griega, una especie de preparación para el Misterio del Gólgota. Esta tendencia uniforme es introducida a través de la figura de Sócrates, encuentra su continuación en la cultura Griega en su totalidad – también en el arte la misma tendencia es discernible – es continuada por la poderosa y excepcional personalidad de Platón y recibe un carácter más erudito, con Aristóteles.
Ustedes saben de varias conferencias que pronuncié ante ustedes que la Edad Media, principalmente en la época tras San Agustín, estaba principalmente inclinada a utilizar la guía que podía obtenerse del modo de pensamiento Aristotélico para poder comprender qué preparó el Misterio del Gólgota y qué lo siguió. El pensamiento Griego se volvió de gran importancia precisamente por la evolución Cristiana de occidente hasta el fina de la Edad Media por el hecho de que fue usado para la comprensión de la naturaleza real del Misterio del Gólgota. Está bien que nos demos cuenta de lo que tuvo lugar en Grecia durante estos últimos siglos antes del suceso del Misterio del Gólgota.
Lo que tuvo lugar en el pensamiento, sentimiento y voluntad de los Griegos, fue el último eco de una cultura primitiva de la humanidad que ya no es apreciada hoy en día. Las consideraciones históricas ya no pueden ver estos asuntos a la luz correcta, ya que nuestras consideraciones históricas no se remontan a aquellos tiempos en los que una cultura de Misterios que se extendió por toda la tierra civilizada en aquella época impregnaba todos los deseos y sentimientos humanos. Debemos retroceder a aquellos
milenios a los que la historia no llega, debemos volver con los métodos que encontrarán indicados en mi libro, Ciencia Oculta, para poder ver cuál era la naturaleza de esta cultura primitiva humana. Tuvo su origen en los antiguos Misterios en los que aquellos seres humanos que eran encontrados objetivamente adecuados para la iniciación directa eran admitidos por grandes Gurús. El conocimiento que así era impartido a aquellos iniciados en los Misterios fluían, a través de ellos, a otros seres humanos. Uno no puede comprender una cultura antigua en su totalidad si uno no enfoca su atención sobre la tierra materna de los Misterios. Si uno desde hacerlo, esta tierra materna de los Misterios puede ser claramente discernida en los trabajos de Aeschylos. Se puede sentir en la filosofía de Platón. Pero las revelaciones concernientes a lo Divino que la humanidad recibió de los Misterios se han perdido en la historia. Sólo de la manera más primitiva están aún contenidas en aquello que se ha convertido en cultura históricamente demostrable. Podemos juzgar mejor lo que sucedió aquí si tenemos claro qué es lo que ha permanecido, en la era post-Socrática de la civilización Griega, de la cultura primitiva de Misterios en la que la civilización Griega tenía sus raíces. Lo que ha permanecido es un cierto modo de pensamiento, una cierta manera de visualización.
Como ustedes saben, la historia externa relata cómo Sócrates fundó la dialéctica, cómo era el gran maestro del pensamiento, de aquel pensamiento que, más tarde, Aristóteles desarrolló de una forma más científica. Pero esta forma Griega de pensamiento es sólo el último eco de la cultura de Misterios, ya que esta cultura de Misterios era rica en contenido. Hechos espirituales que son las causas fundamentales de nuestro orden cósmico fueron adoptados en la perspectiva total del hombre. Estos contenidos sublimes y poderosos se fueron perdiendo gradualmente. Pero la forma de pensamiento desarrollada por los discípulos de los Misterios ha permanecido y se ha hecho histórica, primero, en el pensamiento Griego, después, de nuevo, en el pensamiento Medieval, en el pensamiento de los teólogos Cristianos que adquirieron este pensamiento Griego para poder comprender las formas de pensamiento, con las ideas y conceptos que eran una continuación del pensamiento Griego, aquello que fluyó al mundo a través del Misterio del Gólgota. La filosofía Medieval, también llamada Escolástica, es una confluencia de las verdades espirituales del Misterio del Gólgota y el pensamiento Griego. La elaboración, la penetración de pensamiento del Misterio del Gólgota ha sido llevada a cabo – si puedo utilizar la expresión trivial – con la herramienta del pensamiento Griego, de la dialéctica Griega. Transcurrieron unos cuatro siglos y medio desde la época en que el contenido de los Misterios se perdió y se retuvo el elemento meramente formal, el mero elemento de pensamiento de los antiguos Misterios, hasta el Misterio del Gólgota. Podemos decir, aproximadamente cuatro siglos y medio. Así tenemos que visualizar lo siguiente: en una era pre-histórica, la cultura de los Misterios se extiende por la tierra civilizada de aquella época. En el curso de la evolución sólo una esencia de ello permanece, es decir, la dialéctica Griega, el pensamiento Griego. Entonces el Misterio del Gólgota tiene lugar. En el occidente esto es, en el comienzo, comprendido por medio de esta dialéctica Griega. Cualquiera que desee familiarizarse con la ciencia, digamos, incluso de los siglos décimo, undécimo, duodécimo, decimotercero o decimocuarto, que aún constan de teología, debe emplear su pensamiento de una forma muy distinta del modo de pensamiento científico-natural de hoy en día. La mayoría de los seres humanos que hoy emiten una opinión sobre la Escolástica no pueden hacerle justicia porque sólo tienen un entrenamiento científiconatural, y la Escolástica requiere un entrenamiento del pensamiento que es diferente del entrenamiento moderno científico-natural.
Ahora, mis queridos amigos, hoy vivimos en un punto del tiempo en que de nuevo cuatro siglos y medio han pasado desde que esta forma de pensar científiconatural tomó el control de la humanidad. A mediados del siglo XIV, los seres humanos occidentales comenzaron a pensar del modo que encontramos desarrollado, ya hasta el grado de esplendor, en Galileo o Giordano Bruno. Esto, entonces, es transferido a nuestra época. Efectivamente, mis queridos amigos, es, aparentemente, la misma lógica que la de los Griegos, aunque, en realidad, es una lógica completamente diferente. Es una lógica gradualmente derivada de los procesos de la naturaleza de la forma que la lógica Griega fue derivada de lo que los discípulos de los Misterios contemplaron en los Misterios.
Tratemos ahora de clarificar la diferencia existente entre los cuatro siglos y medio precedentes al Misterio del Gólgota en el mundo civilizado de aquella época, que estaba casi limitado a Grecia, y los cuatro siglos y medio en los que la humanidad fue entrenada para el pensamiento científico-natural. Lo más fácil para mí es describirles esto gráficamente. 

Visualicen la cultura de los Misterios como una cumbre de una montaña de la cultura humana espiritual en tiempos muy antiguos. Esta cultura de los Misterios – procederé paso a paso – entonces se convierte en la lógica en Grecia, hasta el Misterio del Gólgota. Esto, entonces, encuentra su continuación en la Edad Media a través de la Escolástica.
Durante cuatro siglos y medio antes del Misterio del Gólgota tenemos la última ramificación, el eco de la cultura de los Misterios. Con el siglo XV D.C. comienza una nueva forma de pensamiento que podríamos llamar pensamiento al estilo Galileo. El
período de tiempo transcurrido entre este punto de partida y el presente es de la misma duración que el que transcurrió entre la aparición de la forma de pensamiento Griega y el Misterio del Gólgota. Pero mientras que este último período es un eco final, un ocaso, como si dijéramos, el primero es un preludio, algo que tiene que ser desarrollado, que tiene que ser llevado a una cierta altura. La cultura Griega llegó a un final. Nosotros estamos en un principio.
Sólo obtendremos una comprensión completa de esto situando, juntos, un final y un principio, si observamos la evolución de la humanidad desde un determinado punto de vista espiritual-científico.
He afirmado repetidamente que hay una razón para que en la época presente se haga el intento hacia el auto-conocimiento de la humanidad, las herramientas para dicho intento son ofrecidas por la ciencia espiritual orientada antroposóficamente. Puesto que la mayor parte de la humanidad se enfrenta a una posibilidad futura. En conexión con esto es importante que tomemos en serio el hecho de que la humanidad histórica evolucionante es un organismo que se desarrolla continuamente. Exactamente igual que en el caso de un organismo simple tenemos la pubertad, y también transiciones posteriores altamente significativas de un período, del mismo modo, en la historia humana, tenemos transiciones significativas de un período. Hoy, los seres humanos aún encuentran a la doctrina de vidas terrestres repetidas la objeción de que los seres humanos no recuerdan sus vidas terrestres previas.
Cualquiera que, de una manera objetiva, conciba la historia evolutiva de la humanidad como la de un organismo, como acabo de indicar, no debería sorprenderse de que los seres humanos hoy, en su conocimiento ordinario, no recuerden sus anteriores vidas en la tierra. Por eso les pregunto: ¿Qué recuerda el hombre en la vida ordinaria? Aquello que él primero ha pensado. Lo que no haya pensado no lo puede recordar. Simplemente piensen cuántos sucesos de un día permanecen inobservados por ustedes. No los recuerdan porque no los pensaron a pesar de que han tenido lugar en su entorno. Ustedes sólo pueden recordar lo que han pensado.
Ahora, en los antiguos siglos y milenios de la evolución de la humanidad, los seres humanos no llegaron a ninguna claridad objetiva sobre su propia naturaleza. Para estar seguro, desde la aparición del pensamiento Griego el “conócete a ti mismo” existe como un deseo, pero este “conócete a ti mismo” sólo será realizado a través del conocimiento espiritual real. Sólo a través del hecho de que los seres humanos una vez que empleen una vida en comprender su propio yo – y la humanidad sólo se ha tornado preparada para esto en nuestra época – estará la memoria preparada para la siguiente vida terrestre. Ya que debemos primero haber pensado sobre lo que somos para poder recordarlo después. Sólo aquellos que, en edades anteriores, a través de la iniciación (que no necesariamente han adquirido en los Misterios) podrían mirar objetivamente sobre su propio yo son capaces en la época actual de mirar hacia atrás a sus anteriores vidas terrestres. Y no hay tan pocos seres humanos que sean capaces de hacer esto. Sin embargo, la situación es tal que el hombre, también con respecto a su evolución puramente corporal, experimenta una transformación. Estas cosas no pueden ser observadas externamente en fisiología, sino que pueden ser observadas científico-espiritualmente.
La humanidad hoy no tiene la misma constitución corporal que ha tenido hace dos mil años, y dentro de dos mil años de nuevo tendrá una constitución distinta. Les ha hablado sobre este asunto repetidamente. Los seres humanos viven hacia un tiempo en el futuro en el que sus cerebros serán construidos de una forma que es bastante diferente de la forma en que sus cerebros están construidos hoy en un sentido externo. El cerebro tendrá la posibilidad de recordar vidas pasadas. Pero aquellos que no se han preparado hoy a través de la reflexión sobre su propio yo sentirán esta facultad – que será suya mecánicamente – simplemente como un nerviosismo interno, si puedo usar la expresión corriente, como una deficiencia interna.
No encontrarán aquello de lo que carecen, porque la humanidad mientras tanto estará lista, en relación con su corporeidad, a recordar sus vidas pasadas, pero si ha preparada esta retrospectiva, no podrá recordar; entonces sentirá esta facultad únicamente como una deficiencia. Además el conocimiento adecuado de los poderes actuales de transformación de la humanidad indican por su naturaleza misma que los seres humanos son traídos al auto-conocimiento a través de la ciencia espiritual orientada antroposóficamente. Ahora, es posible, y hoy indicaré esto, es posible señalar la naturaleza de esta experiencia especial que sugerirá a los seres humanos tomar en cuenta vidas pasadas.
Hoy vivimos en una época en la que esas sombras de sentimiento que prevalecerán cada vez más están indicadas sólo en unos pocos seres humanos, pero aún así, están indicadas en estos pocos seres humanos. No se las presta mucha atención. Les describiré la manera en la que aparecen eventualmente. Los seres humanos nacerán en el mundo y se dirán a sí mismos: al vivir con otros seres humanos, estoy educado, consciente o inconscientemente, para una determinada forma de pensamiento. Los pensamientos surgen en mí. He nacido en y he sido educado para una determinada forma de pensamiento, de visualización. Pero al mismo tiempo miro a mi alrededor: mi pensamiento, mi visualización no encajan adecuadamente en este mundo exterior que me rodea – esta sombra de pensamiento ya está presente hoy en seres humanos
individuales. Deben pensar en una dirección que hace parecerles como si la naturaleza exterior dijera algo completamente diferente, como si la naturaleza exterior demandara algo completamente diferente de ellos. Siempre que han aparecido tales seres humanos que han sentido esta discrepancia entre lo que ellos deben pensar y lo que la naturaleza externa dice, han sido ridiculizados. Hegel, por ejemplo, es un ejemplo clásico de esto.
Él ha expresado ciertos pensamientos sobre la naturaleza – ¡y no todos los pensamientos de Hegel son alocados! y los ha organizado sistemáticamente. Entonces los filisteos vinieron y dijeron: Bien, estas son tus ideas concernientes a la naturaleza; pero simplemente mira este o aquel proceso de la naturaleza: no coincide con tus ideas.
Entonces Hegel respondió: ¡qué mal para la naturaleza!.
Naturalmente, esto parece paradójico; sin embargo, subjetivamente este sentimiento está bien fundado. Es absolutamente posible que uno se rinda, sin prejuicios, al pensamiento innato de uno y diga: si la naturaleza se correspondiera realmente con este pensamiento, ella tendría que asumir una forma distinta.
Seguramente, después de algún tiempo uno se acostumbrará también a aquello que la naturaleza enseña. La mayoría de la gente que se encuentran en tal posición no se dan cuenta que al haber adquirido observación natural ellos llevan realmente dos almas dentro de ellos, dos verdades, como si dijéramos. Aquellos que lo notan pueden sufrir enormemente por esta discrepancia traída a la vida de su alma. Lo que les estoy describiendo aquí y que está presente en algunos seres humanos hoy aunque ellos no sean conscientes de ello se hará incluso más presente. Los seres humanos se dirán a sí mismos más y más: a través de lo que soy por nacimiento, mi cabeza realmente me fuerza a formar una imagen sobre la naturaleza. Pero esto no coincide con la naturaleza misma. Entonces, al familiarizarme más con la vida, también adquiero en el transcurso del tiempo lo que la naturaleza misma enseña. Debo encontrar una salida de esto.
Estas sensaciones discordantes surgirán en nuestras almas cuando regresen de nuevo a la tierra. Un origen de pensamientos y sensaciones internas surgirá en nosotros que provocará que digamos: tú sientes claramente cómo debería ser el mundo; sin embargo, es diferente. Entonces, de nuevo, nos familiarizaremos con este mundo, aprenderemos a conocer un segundo tipo de ley, y tendremos que buscar un equilibrio entre las dos.
Asumamos que el ser humano entre en la existencia física a través del nacimiento. Trae con él en su pensamiento y sentimiento el resultado de su anterior vida en la tierra. Mientras él no estaba unido con la vida de la tierra, esta vida terrestre externa ha experimentado un cambio. Siente una discrepancia entre su pensamiento, los efectos de lo que trae de su vida previa, y las cosas como se han desarrollado en el período durante el cual él estuvo ausente de la tierra. Su pensamiento no armoniza con ellas, Y ahora gradualmente se ajusta a su nueva vida, pero no lo hace de ninguna manera asumiendo completamente en esta consciencia lo que él pueda aprender de su entorno. Sólo lo asume como si fuera a través de un velo. Lo elabora sólo tras la muerte, y entonces, de nuevo, se lo lleva a su próxima vida. El hombre vivirá constantemente en esta dualidad de su vida del alma, Siempre será consciente de lo siguiente: estás trayendo contigo algo en relación con lo cual el mundo en el que has crecido a través del nacimiento es nuevo. Pero a través de tu ser físico ahora recibes algo de este mundo que no penetra completamente tu alma, sobre lo que tendrás que trabajar, sin embargo, después de morir.
El ser humano de hoy en día debería conocer profundamente la forma de experimentar la vida. Ya que sólo al familiarizarse con eso se hace consciente de las fuerzas que pulsan a través de nuestra existencia y que de otra manera permanecerían completamente desapercibidas. Somos atraídos a la red de esas fuerzas. Pero si no tratamos de penetrarlas con nuestra consciencia, nos hacen enfermos hasta cierto punto en nuestra alma. El ser humano percibirá cada vez más este romperse en pedazos: el romperse en pedazos de aquello que ha permanecido con él desde la vida anterior y aquello que es preparado en la vida actual para la siguiente. Y como el hombre sentirá esta dualidad cada vez más, necesitará una mediación interna, una verdadera mediación interna. Y la gran pregunta se hará cada vez más candente: ¿dónde debemos buscar esta mediación interna? Sólo podemos encontrar una respuesta a esta pregunta si consideramos lo siguiente: Les he dicho a menudo que nosotros los seres humanos estamos completamente despiertos sólo en nuestro pensamiento en el período entre el despertar y el dormirnos de la vida ordinaria. La vida del pensamiento significa completa vigilia. No estamos completamente despiertos, incluso en nuestra vida de vigilia, en relación con nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos están en la fase del sueño consciente, incluso aunque estemos completamente despiertos en nuestras concepciones y pensamientos.
Aquel que es capaz de investigar en este campo sabe a través de la percepción directa que los sentimientos no tienen mayor vitalidad de la que tienen los sueños: solo la concepción a través de la cual los sentimientos son representados les hace parecer más vitales. Pero la vida de los sentimientos como tal surge de las profundidades de la consciencia como el surgir de los sueños. Y la vida actual de voluntad está dormida en nosotros, incluso en nuestra vida despierta; en lo que respecta a la voluntad estamos dormidos. Así, también en la vida despierta, llevamos estos tres estados de consciencia dentro de nosotros. Durante el día, nos movemos con una vida despierta de pensamientos; nos engañamos a nosotros mismos al creer que estamos despiertos también en nuestra voluntad porque tenemos pensamientos sobre aquello que la voluntad realiza. No la experiencia de la voluntad misma, sino sólo su imagen mental es lo que entra en nuestra consciencia. Soñamos nuestros sentimientos, soñamos nuestra voluntad. Pero si el conocimiento imaginativo hace surgir lo que de otra manera son sueños en los sentimientos y lo hace un asunto de cognición del mundo claro y completo, entonces nos hacemos conscientes del hecho de que la sabiduría está contenida no solo en nuestros pensamientos – llamémosla “sabiduría” aunque con muchos seres humanos es “no-sabiduría” – sino que la sabiduría está contenida en nuestros sentimientos, y que está también contenida en nuestra voluntad. En relación a la existencia humana actual sólo podemos hablar claramente sobre los que está contenido en nuestra vida de pensamientos. En lo que respecta al mundo de los sentimientos la humanidad hoy considera pensamientos que a duras penas difieren de aquellos que considera en relación con la vida de sueños; y aún así, la sabiduría está también contenida en la vida del sentimiento.
Mis queridos amigos, la persona que aplique a su alma con gran seriedad los ejercicios que están descritos en mi libro, ¿Cómo conocer los mundos superiores? Se acercará a la experimentación de un determinado surgimiento interno del alma que toma su curso de una forma que parece un sueño, como si dijéramos. Para la mayoría de los seres humanos no contendrá mayor regularidad que los sueños ordinarios; pero es posible, en un momento comparativamente temprano, traer tanto orden a esta experiencia interna que uno se hace consciente del hecho de que, aunque esta experiencia interna no está gobernada por la lógica ordinaria – de hecho, a veces es gobernada por una lógica muy grotesca, y los más variados fragmentos de pensamiento se organizan a sí mismos y suceden como en un sueño – uno se hace consciente del hecho de que algo real tiene lugar allí. La primera experiencia interna, que es aún muy primitiva, puede ser reconocida por el que aplica, incluso hasta cierto grado, a su propia vida del alma lo que ha sido descrito en mi libro ¿Cómo conocer los mundos superiores?. Cuando el ser humano se sumerge en este surgimiento de sueños en vigilia, una nueva realidad emerge en contraste a la realidad ordinaria de la vida externa. El ser humano puedo ser consciente relativamente pronto de este surgimiento de una nueva realidad. Y también puede ser consciente relativamente pronto de que la sabiduría está contenida en todo esto, pero es una sabiduría que no puede aprehender, ya que no se siente lo suficientemente maduro como para ser completamente consciente de ella. Se le escapa una y otra vez y no la entiende. Pero es consciente, o al menos, puede ser consciente del hecho de que la sabiduría no fluye sólo a través del estrato superior de su consciencia que le impregna en su vida despierta ordinaria, sino que por debajo de esto yace otro estrato de su consciencia que le parece ilógico por la simple razón de que aún no puede aprehender su sabiduría. Podemos decir: el momento en que hayamos adquirido completamente cognición imaginativa, estos sueños en vigilia dejarán de ser tan grotescos como parecen a la vida ordinaria; ellos entonces se impregnarán de una sabiduría que apunta a otro contenido de realidad, a un mundo distinto del mundo de los sentidos que comprendemos con la sabiduría ordinaria.
Ya ven, mis queridos amigos, en la vida ordinaria sólo el mundo de los sentimientos surge en nuestra consciencia cotidiana de este sustrato de nuestra consciencia. Y de un estrato aún más profundo, que yace por debajo del que acabamos de mencionar, surge el mundo de la voluntad que también está impregnado de sabiduría.
Estamos conectados con esta sabiduría, pero no somos en absoluto conscientes de ella en la consciencia ordinaria. Así podemos decir: nosotros los seres humanos estamos gobernados por tres estratos de consciencia. El primero es nuestra consciencia conceptual en la que vivimos cada día. El segundo es la consciencia imaginativa. Y el tercero es una consciencia inspirada que permanece oculta muy profundamente, que trabaja en nosotros, pero cuya naturaleza no reconocemos en la vida ordinaria. Si la filosofía moderna fuera menos confusa en sus conceptos – no me estoy refiriendo aquí a la gente que no tiene nada que ver con la filosofía, sino a que los filósofos deberían entender tales asuntos, aunque rechacen hacerlo – si la filosofía moderna fuera menos confusa tendría que notar la gran diferencia existente entre las verdades a las que llegan únicamente sobre la base de la observación externa de la naturaleza y las verdades que se encuentran en las ciencias, tales como las matemáticas y la geometría, que son empleadas en el esfuerzo de comprender la naturaleza externa.
Estamos justificados en cierto sentido al decir que en relación con las verdades que el hombre adquiere a través de la observación externa – esto ha sido acentuado tan a
menudo en la historia de la filosofía que una referencia especial a ello debería ser
superfluo para el filósofo – en relación con las verdades de la observación externa nunca podemos hablar de certeza real. Kant y Hume han elaborado esto especial y claramente con su afirmación grotesca de que, aunque es cierto que observamos que sale el sol, no podemos, sin embargo, afirmar de esta observación que el sol saldrá de nuevo mañana; sólo podemos concluir del hecho de que el sol ha salido hasta ahora cada día que mañana también saldrá. Esta es el camino con todas las verdades que derivamos de la observación externa. Pero no es el caso de las verdades matemáticas. Si las hemos comprendido una vez sabemos que son válidas para todos los momentos futuros.
Cualquiera que sabe y es capaz de probar, sin razones internas, que en un triángulo
rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los
catetos, sabe que sería imposible trazar un triángulo rectángulo para el que no se
cumpliera esta ley.
Estas verdades matemáticas son diferentes de las verdades a las que llegamos a través de observaciones externas; conocemos los hechos, pero con los medios de la investigación actual somos incapaces de comprender la razón subyacente. La razón se debe encontrar en el hecho de que las verdades matemáticas se originan en un lugar muy profundo del ser interno del hombre, que surgen en el tercer nivel de consciencia, en el estrato más bajo y que, sin ser consciente de ello, saltan a la consciencia superior del hombre, donde la percibe entonces interiormente. Poseemos verdades matemáticas por el hecho de que nosotros mismos nos comportamos matemáticamente en el mundo.
Caminamos, nos quedamos de pie, y así; describimos ciertas líneas en la tierra. A través de esta voluntad de relación con el mundo exterior recibimos de hecho la percepción interna de las matemáticas. Las matemáticas surgen debajo en la tercera consciencia y saltan hacia arriba desde allí.
Vida conceptual: Vigilia Completa: sabiduría.
Sentimiento: Sueños: Sabiduría.
Voluntad: Dormir: Sabiduría.
I. Vida conceptual.
II. Imaginaciones.
III. Inspiraciones
Así, aunque no somos conscientes de su origen, tenemos conceptos muy claros
de al menos una parte de este estrato más bajo de la consciencia: somos conscientes de los conceptos matemáticos y geométricos. El estrato medio es de un carácter ensoñador y confuso. Y aquí, en el cerebro, donde la vida conceptual diurna tiene lugar, lo tenemos claro de nuevo. Lo que da la lata desde el tercer estrato de la consciencia también lo tenemos claro en nosotros. Lo que hay entre medias alcanza a la mayoría de los seres humanos como un confuso soñar despierto. Es muy importante que tengamos claro este hecho. Ya que, verán, los griegos, durante los cuatro siglos y medio (número uno), que ellos habían retenido como el resto de la cultura de los Misterios. Y este es un elemento puramente Luciférico. Se lo he descrito a ustedes recientemente: es la cultura intelectual. La claridad rige en nuestra cabeza. Está impregnada de sabiduría, generalmente sabiduría válida. Pero este es el elemento Luciférico en nosotros.
Y, de nuevo, aquello que existe aquí abajo y que es tan querido por los científicos modernos y fue tan querido para Kant como para que dijera: en lo que concierne a la naturaleza, la ciencia existe siempre y cuando contenga matemáticas – este es el elemento puramente Ahrimánico, que surge de abajo a través de nuestra naturaleza humana. Es el elemento Ahrimánico.
No basta, queridos amigos, con saber de algo que es correcto. Sabemos que las cosas que comprendemos intelectualmente a través de nuestra cabeza son correctas; pero este es un don del elemento Luciférico. Y sabemos que las matemáticas son correctas; pero esta corrección soberana de las matemáticas se la debemos a Ahriman que se sienta en nosotros. El elemento más incierto está en el medio. Consiste en sueños aparentemente ilógicos y difusos.
Les describiré otro síntoma para que puedan entender el completo significado de este tema. En realidad, la concepción matemática completa del mundo que surgió con Galileo y Giordano Bruno proviene de este estrato más profundo de la consciencia. Han transcurrido cuatro siglos y medio desde que empezamos a adquirir esta concepción del mundo, desde que hemos comenzado a introducir este elemento Ahrimanico en nuestro pensamiento y sentimiento humanos. Mientras que en el pensamiento Griego el último eco de la cultura de los Misterios brilló en el más claro resplandor de la consciencia, allí surge en nuestro estrato de consciencia más profundo y oscuro que sólo alcanzará su clímax en el futuro. Está empezando a surgir allí abajo.
I. Vida conceptual (Lucifer)
II. Imaginaciones (consciencia)
III. Inspiraciones (Ahriman)
La vida de nuestra alma es una balanza que ha de tratar de establecer un equilibrio, por un lado el elemento Luciférico, por otro el elemento Ahrimanico. El elemento Luciférico reside en nuestra cabeza, el elemento Ahrimanico abajo en la sabiduría que impregna nuestra voluntad. Entre los dos, hemos de tratar de establecer un estado de equilibrio en un elemento que en un principio no parece estar impregnado de nada.
¿Cómo entra la sabiduría en esta parte central del hombre? El hombre es situado en el mundo hoy en día de una forma tal que su cabeza es apoyada por Lucifer, su sabiduría metabólica, su sabiduría de las extremidades por Ahriman. Aquello que hemos descrito como el estado intermedio de consciencia depende de la organización de nuestro corazón y del sistema rítmico humano (leer lo que vi respecto a este hecho en mi libro, Von Seelenraetseln). [Aún sin traducir al inglés] Esta esfera de nuestra existencia debe irse tornando gradualmente tan ordenada como la sabiduría de la cabeza se hizo ordenada a través de la lógica y de la sabiduría Ahrimanica a través de las matemáticas, la geometría, y de la observación racional externa de la naturaleza. ¿Qué traerá lógica interna, sabiduría interna, poder interno de orientación en esta zona media de nuestra naturaleza humana? El Impulso Crístico, aquello que sucedió en la cultura terrestre por medio del Misterio del Gólgota.
Así podrán ver que tenemos una anatomía espiritual-científica que nos muestra lo que es la cultura de la cabeza, lo que es la cultura del metabolismo, que también nos muestra la naturaleza y necesidades de esa esfera de nuestro organismo que reside entre las dos. Que el hombre se impregne con el impulso Crístico es un requisito de su naturaleza.
Asumamos hipotéticamente por un momento que el Misterio del Gólgota no hubiera entrado en la evolución de la Tierra: el ser humano tendría su sabiduría de la cabeza. También tendría lo que ha surgido desde el siglo XV d.c. Pero en lo que respecta a su ser central estaría desolado y vacío. Él sentiría cada vez más el desacuerdo entre las dos esferas internas mencionadas anteriormente. Sería incapaz de obtener un estado de equilibrio. Sólo podemos obtener este estado de equilibrio impregnándonos cada vez más del impulso Crístico que impulsa el estado de equilibrio entre el elemento Luciférico y el Ahrimanico.
De esto verán que podemos decir: en los cuatro siglos y medio precristianos le fue concedida al ser humano, como preparación para el Misterio del Gólgota, la última ramificación de la cultura antigua de los Misterios, que se ha establecido como una memoria de la cabeza de esta antigua cultura. Y en nuestra época moderna, el ser
humano pasó cuatro siglos y medio de preparación para una nueva dirección espiritual, para una nueva clase de cultura de Misterios. Pero para que estas dos pudieran estar conectadas en la evolución histórica de la humanidad, el Misterio del Gólgota tuvo que tener lugar como un hecho objetivo en la evolución de la humanidad. Internamente, sin embargo, esta evolución sigue su curso de tal forma que el ser humano crece y se desarrolla hasta que, comenzando en el siglo XV d.C. reciben el nuevo impulso que yo he descrito como Ahrimanico, y a través del cual ellos sentirán cada vez más que necesitamos la posibilidad de construir un puente entre los dos períodos.
De esta forma podemos comprender interiormente el triple ser humano. Y le comprenderemos aún más exhaustivamente si nos unimos a lo que he dicho hoy, algo que he mencionado repetidamente. Fue imposible para los antiguos Griegos que retuvieron los restos de una cultura de Misterios antigua ser ateos – aunque sucedió en unos pocos casos extraños, pero no hasta el grado que sucede hoy. El ateismo ha
surgido únicamente en tiempos recientes, al menos en su forma radical. Ya que los
Griegos que estaban realmente imbuidos en la dialéctica, sentían lo Divino meciéndose en el pensamiento, incluso en el pensamiento vacío de contenido.
Si sabemos esto y entonces observamos la aparición del ateismo, la completa negación de lo Divino, encontraremos la razón para este ateismo. Sólo aquellos seres humanos, mis queridos amigos – naturalmente, necesitamos los métodos de la ciencia espiritual para reconocer esto – sólo aquellos seres humanos que son ateos lo son porque tienen un trastorno orgánico. Esto puede tener su origen en condiciones estructurales muy delicadas, pero es un hecho que el ateismo es en realidad una enfermedad.
Esto es lo primero que tenemos que entender perfectamente: el ateismo es una enfermedad. Ya que, si nuestro organismo está completamente sano, el funcionamiento armonioso de sus varios miembros nos proporcionará que sintamos nosotros mismos nuestro origen de lo Divino – ex deo nascimur.
El segundo punto, es algo diferente. El hombre puede sentir lo Divino pero puede no tener ninguna posibilidad de sentir al Cristo. En este aspecto no diferenciamos cuidadosamente lo suficiente hoy en día. Estamos satisfechos con las palabras, también en otras esferas. Ya que, si probamos hoy el contenido espiritual real de los puntos de vista de muchos seres humanos occidentales y no están influenciados por sus palabras –dicen que coinciden con los preceptos Cristianos, creen en la libertad, la voluntad, y demás – encontraremos que la completa configuración de su pensamiento se contradice con lo que ellos así expresan. Sólo a través de su participación en la vida cultural se han acostumbrado a hablar de Cristo, de libertad y demás. En realidad, mis queridos amigos, un gran número de seres humanos que viven entre nosotros no son otra cosa que Turcos; ya que el contenido de su fe es el mismo que el fatalista contenido de la fe de los Mahometanos – aunque este fatalismo es a menudo descrito como una necesidad de la naturaleza. El Islam es mucho más frecuente de lo que pensamos. Si no fijamos nuestra atención en las palabras sino en el contenido espiritual y del alma, encontraremos que muchos Cristianos son Turcos. Se llaman a sí mismos “Cristianos” incluso aunque no pueden encontrar la transición del Dios que sienten al Cristo.
Sólo necesito llamar su atención sobre el ejemplo clásico de un teólogo moderno, Adolf Harnack, que escribió el libro Wessen des Christentums. {Esencia de Cristianismo}. Por favor, hagan la siguiente prueba: tachen en este libro el nombre de Cristo dondequiera que aparezca y reemplácenlo por el nombre de Dios, esto no cambiará nada en el contenido del libro. No es necesario que lo que este hombre afirma se refiera al Cristo. Donde prueba algo es externa e internamente falso al tomar prestadas las diversas comunicaciones de los Evangelios. De la manera que elabora estas comunicaciones no puede haber visto razón alguna para conectarlas con el Cristo.
Debemos adquirir la posibilidad de concebir al Cristo de una manera tal que no Le identifiquemos con el Dios Padre. Muchos de los modernos teólogos evangélicos ya no son capaces de distinguir entre el concepto general de Dios y el concepto de Cristo. Ser incapaz de encontrar al Cristo en la vida es un asunto totalmente distinto de ser incapaz de encontrar a Dios Padre – ustedes saben que esto no trata de dudar de la Divinidad del Cristo. Es un asunto de diferenciación clara, en la esfera de lo Divino, entre el Dios Padre y el Dios Cristo. Esto llega a su expresión en el alma del hombre. No encontrar a Dios Padre es una enfermedad; no encontrar al Cristo es un infortunio. Porque el ser humano está tan conectado con el Cristo como depende internamente de esta conexión.
Él es, sin embargo, dependiente de lo que tuvo lugar como un suceso histórico. Debe
encontrar una conexión con el Cristo aquí sobre la Tierra, en la vida externa. Si no lo encuentra es un infortunio. No encontrar a Dios Padre, es ser un ateo, es una enfermedad. No encontrar al Dios Hijo, al Cristo, es una desgracia.
¿Y qué significa no encontrar al Espíritu? Ser incapaz de poder agarrar la espiritualidad de uno mismo para poder encontrar la conexión de la espiritualidad de uno mismo con la espiritualidad del mundo significa debilidad mental; no reconocer el Espíritu es una deficiencia mental, una imbecilidad psíquica.
Por favor, recuerden estas tres deficiencias en la constitución del alma humana.
Entonces podremos continuar mañana correctamente. Recuerden lo que les he dicho hoy sobre las tres clases de consciencia, recuerden que es una enfermedad ser un ateo; si no encontramos a Dios del cual hemos nacido y al que debemos encontrar si poseemos un organismo completamente sano; es una desgracia si no encontramos al Cristo; que es una deficiencia psíquica si no encontramos al Espíritu.
Esta es también la manera en la que los caminos que conducen al hombre a la Trinidad difieren de uno a otro. Se hará cada vez más necesario para la humanidad entrar en estos hechos concretos de la vida del alma y no quedarse encallado en nociones generales, nebulosas. La gente está especialmente inclinada hoy en día hacia estas nociones nebulosas. Reemplazar esta inclinación por la inclinación a entrar en hechos concretos de la vida del alma es una tarea esencial de nuestra edad.
Traducido por Julio Luelmo nov. 2015
El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919