GA193 Berna, 4 de noviembre de 1919 Cultura pagana y judía. La encarnación de Lucifer a principios del tercer milenio.

 

Tercera conferencia

Berna, 4 de noviembre de 1919

La fase evolutiva que da comienzo en nuestro tiempo tiene un carácter muy especial. Por supuesto, se puede decir lo mismo de cualquier época, pero en todos los casos se trata de definir las características particulares. La fase actual de la evolución puede definirse de manera general, en el hecho de que todas las experiencias a las que se enfrenta la humanidad, en el mundo físico durante la existencia de la Tierra, representarán un declive, un retroceso. El tiempo en que el progreso humano era posible gracias al constante refinamiento de las fuerzas físicas ya ha terminado. En el futuro, la humanidad también progresará, pero solo a través del desarrollo espiritual, a través del desarrollo en un nivel superior al de los simples procesos del plano físico. Las personas que confían plenamente en los procesos del plano físico no encontrarán en ellos ninguna fuente de satisfacción. Una indicación dada en la ciencia espiritual hace mucho tiempo, en el curso de conferencias sobre el Apocalipsis, [Doce conferencias impartidas en Nuremberg,1908.] a saber, que nos dirigimos a la "Guerra de todos contra todos", debe entenderse de ahora en adelante en todo su significado y gravedad; Sus implicaciones no deben permanecer en el ámbito de la teoría, sino también expresarse en las acciones, el comportamiento total de los seres humanos.
El hecho de que, hablando en términos coloquiales, las personas en el futuro no vayan a gozar mucho con los desarrollos en el plano físico, les hará recapacitar en que debe proceder a desarrollar una mayor evolución de las fuerzas espirituales.
El hecho de que, hablando en términos coloquiales, las personas en el futuro no vayan a gozar mucho con los desarrollos en el plano físico, les hará recapacitar en que debe proceder a desarrollar una mayor evolución de las fuerzas espirituales.
Esto solo puede entenderse analizando un largo período evolutivo y aplicando lo que se descubra a las experiencias que en el futuro serán cada vez más generalizadas. Se volverá demasiado evidente, la tendencia de las fuerzas que se manifestarán en el estallido casi rítmico de la guerra y la destrucción, procesos de los cuales la catástrofe actual, (finales de 1919) es solo el comienzo. Es infantil creer que cualquier cosa relacionada con esta guerra pueda provocar una era permanente de paz para la humanidad en el plano físico. Eso no será así. Para que eso fuese así, en la tierra debería producirse el desarrollo espiritual. Después de examinar una época relativamente larga que precedió al Misterio del Gólgota, su dirección y significado se nos aparecerán claros si, tenemos en cuenta algo del significado del Misterio del Gólgota y luego tratamos de imaginar el impulso de ese evento en el futuro evolutivo de la humanidad.
Hemos estudiado el Misterio del Gólgota desde muchos puntos de vista diferentes y hoy lo haremos nuevamente describiendo, muy brevemente, la civilización que lo precedió, digamos desde el tercer milenio antes de Cristo, y que luego continuó por un tiempo como cultura pagana en el período del propio desarrollo cristiano. Dentro de esta cultura pagana, echó raíces la cultura judeo-hebraica que era completamente diferente, y que tuvo como su sucesor al cristianismo.
La naturaleza de la cultura pagana puede entenderse mejor si nos damos cuenta de que fue la consecuencia del conocimiento, la visión y la acción nacidas de poderes mucho mayores que los poderes de la existencia terrenal actual. En realidad, fue a través de la cultura hebraica cuando se inculcó por primera vez en la humanidad el elemento moral. En el paganismo, el elemento moral no ocupaba un lugar separado y aparte; Esta cultura pagana era tal que las personas se sentían miembros de todo el cosmos.
Esto es algo que debemos tener especialmente en cuenta. Los seres humanos que vivían en la tierra dentro del antiguo mundo pagano, se sentían miembros de todo el cosmos. Sentían cómo las fuerzas que actúan en los movimientos de las estrellas se extendían a su propia acción o, mejor dicho, a las fuerzas que tienen efecto en sus acciones. Lo que más tarde pasó a la astrología, y lo sigue haciendo, no es más que un reflejo, y muy engañoso, de la antigua sabiduría obtenida de la contemplación de las estrellas en sus cursos y después utilizado como base para los preceptos que rigen la acción humana.
Estas civilizaciones antiguas solo pueden entenderse si la ciencia espiritual arroja luz sobre la evolución humana en su aspecto externo unos cuatro o cinco mil años antes de Cristo.
Es probable que hablemos más bien de manera práctica de la segunda o primera épocas post-atlantes, pero nos equivocaríamos si creyésemos que la existencia humana en la tierra en aquel quinto, sexto o séptimo milenio antes de Cristo, se asemejaban a nuestra existencia actual. Lo mas correcto sería creer que las personas que vivían en la tierra en aquellos tiempos antiguos tenían una especie de vida anímica instintiva, en cierto sentido más parecida a la vida anímica de los animales que a la de los seres humanos actuales. Pero decir que en aquellos tiempos antiguos las personas se asemejaban más a animales, sería tener una concepción muy unilateral de la vida humana. El ser humano que entonces caminaba sobre la tierra era, ciertamente, más como el animal; pero en lo referente al alma, aquellos cuerpos humano-animales eran utilizados por seres anímico-espirituales que les hacían sentirse miembros de los mundos suprasensibles, sobre todo de los mundos cósmicos. Y cuanto mas retrocedamos lo suficiente, digamos al quinto milenio precristiano, se puede decir que la gente utilizaban los cuerpos de aquellos animales mas como vehículos que sintiéndose dentro de dichos cuerpos. Para caracterizarlos con mayor precisión, habría que decir que cuando estaban despiertos, se movían con una vida anímica instintiva como la de los animales, pero dentro de esta vida anímica instintiva destellaban algo así como sueños desde su estado adormecido, sueños despiertos. Y en estos sueños despiertos, percibían cómo habían descendido, para usar los cuerpos de los animales simplemente como vehículos. Lo que era la constitución interna y fundamental del alma humana se expresaba como un rito religioso, en el culto de Mitra con su símbolo principal del Dios Mitra montado en un toro, sobre él los cielos estrellados a los cuales pertenece, y debajo de él la tierra a la que pertenece el toro. Este símbolo no era, estrictamente hablando, un símbolo para estas personas de antaño; Era una visión de la realidad. Toda la constitución anímica de la gente les hacía decirse: Cuando estoy fuera de mi cuerpo por la noche, pertenezco a las fuerzas del cosmos, a los cielos estrellados; Cuando me levanto por la mañana, uso los instintos animales en un cuerpo animal.
Mas tarde la evolución humana pasaba, figurativamente hablando, a un período crepuscular. Una cierta oscuridad, un cierto letargo, se extendió sobre la vida de la humanidad; los sueños cósmicos retrocedieron y el instinto se impuso. Cuando me levanto por la mañana, uso los instintos animales en un cuerpo animal.
La actitud del alma que anteriormente prevalecía en los seres humanos se conservó a través de los Misterios, principalmente a través de los Misterios asiáticos. Pero en el cuarto milenio antes de Cristo y hasta el comienzo del tercero, la humanidad en general, cuando dejó de estar influenciada por la sabiduría de los Misterios, vivió una existencia impregnada por una conciencia crepuscular más o menos tenue. En Asia y en el mundo entonces conocido, se puede decir que durante el cuarto y al comienzo del tercer milenio antes del Misterio del Gólgota, la vida anímica de la gente era débil e instintiva. Pero los Misterios estaban allí, en los cuales podían penetrar los mundos espirituales, a través de poderosos ritos y ceremonias. Y fue de estos centros de donde los seres humanos recibieron iluminación.
A principios del tercer milenio tuvo lugar un acontecimiento trascendental. La causa raíz de esta vida tenue e instintiva puede definirse diciendo que, como seres anímico-espirituales, las personas aún no podían en aquél tiempo hacer uso de los órganos humanos del intelecto. Ellos ya poseían estos órganos internamente, ya habían tomado forma en su constitución física, pero el ser anímico-espiritual aún no podía hacer uso de ellos. Por tanto, los seres humanos no podían adquirir conocimiento a través de su propio pensar, ni a través de sus propios poderes de discernimiento intelectual. Dependían de lo que les era impartido por los Misterios. Y después, hacia el comienzo del tercer milenio, tuvo lugar un acontecimiento trascendental en el este de Asia.
A un hijo de una distinguida familia asiática de la época se le permitió crecer en los recintos de las ceremonias de los misterios. Las circunstancias fueron tales que a este niño se le permitía participar en las ceremonias, indudablemente porque los sacerdotes que dirigían los ritos en los Misterios sentían que era una inspiración que se le permitiera participar. Y cuando el ser encarnado en ese niño hubo alcanzado la edad de unos cuarenta años aproximadamente, algo muy notable salió a la luz. Se hizo evidente, y no hay ninguna duda de que los sacerdotes de los Misterios habían previsto el evento proféticamente, se hizo evidente que este hombre al que se le había permitido crecer en los recintos de uno de los centros de Misterios en el este de Asia, comenzó de repente, a la edad de unos cuarenta años, a captar a través de la facultad del propio intelecto humano, lo que antes había entrado en los Misterios a través de la revelación, y solo a través de la revelación. Fue como si dijéramos el primero en hacer uso de los órganos del intelecto humano, pero aún en asociación con los Misterios.
 Si traducimos a nuestro lenguaje actual lo que los sacerdotes de los Misterios decían de este asunto, hemos de decir: En este hombre, el mismo Lucifer está encarnado, ¡nada más y nada menos que eso! Es un hecho significativo y trascendental que en el tercer milenio antes de Cristo, tuviese lugar físicamente una encarnación de Lucifer en el este de Asia. Y de esta encarnación de Lucifer en la carne surgió, (puesto que este ser se convirtió en maestro), lo que se describe como la cultura pagana precristiana, cuyos vestigios aún perduraron en la gnosis de los primeros siglos cristianos.
Sería un error emitir un juicio despectivo sobre esta cultura de Lucifer. A pesar de toda la belleza producida por la civilización griega, incluso la visión que aún está viva en la filosofía griega antigua y en las tragedias de Esquilo habría sido imposible sin esta encarnación de Lucifer.
Durante los primeros siglos de la cristiandad, la influencia de la encarnación de Lucifer fue aún poderosa en el sur de Europa, en el norte de África y en Asia Menor. Y cuando el Misterio del Gólgota estaba teniendo lugar en la tierra, fue esencialmente a través de la sabiduría luciférica como pudo entenderse. La gnosis, que se propuso la tarea de comprender la importancia del Misterio del Gólgota, estaba impregnada de principio a fin con la sabiduría luciférica. Por lo tanto, hay que remarcar en primer lugar, que a principios del tercer milenio antes de Cristo, hubo una encarnación de Lucifer en china; Al comienzo de nuestra propia era, tuvo lugar la encarnación de Cristo. Y para empezar, se comprendió el significado de la encarnación de Cristo porque el poder de la antigua encarnación de Lucifer todavía perduraba. Este poder no se desvaneció de la facultad humana de comprensión hasta el siglo IV d. C. e incluso entonces, tuvo sus consecuencias, sus ramificaciones.
A esas dos encarnaciones, la de Lucifer en la antigüedad y la encarnación del Cristo que le da a la tierra su significado, en un futuro no muy lejano se agregará una tercera encarnación. Y los acontecimientos de la actualidad ya se están moviendo de tal manera que se preparen para ello.
De la encarnación de Lucifer a principios del tercer milenio antes de Cristo, debemos decir que: a través de Lucifer, los seres humanos han adquirido la facultad de usar los órganos de su intelecto, de su poder de discernimiento intelectual. Fue el propio Lucifer, en un cuerpo humano, quien fue el primero en captar a través del poder del intelecto lo que anteriormente solo podía impartirse a la humanidad a través de la revelación, es decir, el contenido de los Misterios.
Lo que ahora se está preparando y definitivamente sucederá en la tierra en un futuro no muy lejano es una encarnación real de Ahriman.
Como saben, desde mediados del siglo XV hemos estado viviendo en una era en la que le incumbe a la humanidad cada vez más llegar a alcanzar el máximo grado de conciencia. Es de suma importancia que las personas vayan al encuentro de la próxima encarnación de Ahriman con plena conciencia de este evento. La encarnación de Lucifer solo fue reconocida gracias a la visión profética de los sacerdotes de los Misterios. La gente era y lo sigue siendo, también muy inconsciente de lo que realmente significó y significa la encarnación de Cristo y el evento del Gólgota. Pero ante la futura encarnación de Ahriman, deben vivir con plena conciencia en medio de los devastadores eventos que sucederán en el plano físico. En medio del estrés perpetuo de guerras y otras tribulaciones del futuro inmediato, la mente humana se volverá muy enfocada en el ámbito de la vida física. Y a través de este propio aumento del enfoque en la vida física, que no se puede evitar de ninguna manera ni por ningún medio, se hará posible e inevitable la existencia corporal de una individualidad humana en la que Ahriman pueda encarnar.
Desde el mundo espiritual, este poder Ahrimanico se está preparando para encarnarse en la tierra, esforzándose por todos los medios posibles para hacer que tal preparación, la encarnación de Ahriman en forma humana, pueda engañar y corromper a la humanidad en la tierra al máximo. Durante la próxima fase de la civilización, será tarea de la humanidad ir al encuentro de la encarnación de Ahriman con una conciencia tan alerta, que esta encarnación realmente puede servir para promover un desarrollo espiritual más elevado, en la medida en que a través del propio Ahriman la humanidad se dé cuenta de lo que puede, o mas bien, no se puede lograr únicamente con la vida física. Pero la gente debe avanzar con plena conciencia hacia esta encarnación de Ahriman y estar cada vez más alerta en cada ámbito, para saber reconocer con mayor claridad las tendencias de la vida que conducen hacia esa encarnación de Ahriman. Las personas deben aprender de la ciencia espiritual a encontrar la clave de la vida y así poder reconocer y aprender a controlar las corrientes que conducen a la encarnación de Ahriman. Debe tenerse en cuenta que Ahriman vivirá entre las personas en la tierra, pero que al enfrentarse a él las personas determinarán lo que pueden aprender de él, lo que pueden recibir de él. Esto, sin embargo, no podrán hacerlo a menos que, de ahora en adelante, tomen el control de ciertas corrientes espirituales y también no espirituales que de otro modo utilizará Ahriman con el propósito de dejar a la humanidad lo más profundamente inconsciente posible de su venida; entonces, un día, podrá aparecer en la tierra y abrumar a las personas tentándolas y atrayéndolas a repudiar la evolución de la tierra, evitando así que alcance su objetivo. Para comprender todo el proceso del que he estado hablando, es esencial identificar el carácter de ciertas corrientes e influencias espirituales y no espirituales.
En la actualidad es cada vez mayor el número de personas que no quieren saber nada de la ciencia espiritual, ni ningún conocimiento de lo espiritual? Cada vez son mas las personas para quienes las antiguas fuerzas de la religión ya no representan ningún estímulo. Acudir a la iglesia o no, es una cuestión de completa indiferencia para un gran número de seres humanos hoy en día. Los antiguos impulsos religiosos no significan nada para ellos. Ni tan siquiera les pasa por la cabeza, la necesidad de que una nueva vida espiritual pueda fluir hacia nuestra civilización. Se oponen, lo rechazan, lo consideran una locura, como algo inconveniente; no se permitirán pararse a pensar en ello. Pero, obviamente, los seres humanos tal como vivimos en la tierra somos verdaderamente una unidad. Nuestra naturaleza espiritual no puede ir por separado de nuestra naturaleza física; ambas trabajan en conjunto entre el nacimiento y la muerte. Y aunque los seres humanos inhiban lo espiritual de sus facultades anímicas, lo espiritual sin embargo, ejerce su efecto. Desde el último tercio del siglo XIX, lo espiritual ha estado fluyendo a nuestro alrededor, irradiando en la evolución terrenal. Lo espiritual está ahí en verdad, solo que las personas no están dispuestas a recibirlo.
Pero aunque no aceptan lo espiritual, ¡sigue estando ahí! ¿Y con qué consecuencias? Por paradójico que pueda parecer, (ya que muchas verdades parecen paradójicas para la mentalidad moderna), en aquellas personas que rechazan lo espiritual y les gusta el buen comer y el buen beber mas que las demás cosas de la vida, lo espiritual es irradiado inconscientemente sobre ellos, en los procesos de la alimentación y de la digestión. Este es el secreto de esa marcha hacia el materialismo que comenzó alrededor del año 1840, o más bien hacía los preparativos. Aquellos que no reciben lo espiritual a través de sus almas lo reciben hoy de todos modos: al comer y beber, comen y beben el espíritu. Son "comedores" del alma y del espíritu. Y de esta manera, el espíritu que está irradiándose hacia la evolución de la Tierra, se transfiere al elemento luciférico, se transmite a Lucifer. De este modo, el poder luciférico se fortalece constantemente, y puede servir de ayuda para que el poder ahrimánico se encarne posteriormente. Esto debe llegar a ser conocido por aquellos que admiten el hecho de que en el futuro las personas recibirán conocimiento espiritual o bien conscientemente o consumirán el espíritu inconscientemente, entregándolo así en manos de los poderes luciféricos.
Este consumo del flujo anímico-espiritual es especialmente alentado por Ahriman para de esta manera poder apaciguar a la humanidad sumiéndola en una somnolencia cada vez mayor, de manera que después, a través de su encarnación, pueda mezclarse entre la gente y caer desprevenido sobre ellas, porque no lo distinguirán conscientemente.
Pero Ahriman también puede prepararse directamente para su encarnación, y lo hace. Ciertamente, las personas de nuestros días también tienen una vida espiritual, pero es puramente intelectual, desconectada del mundo espiritual. Esta vida puramente intelectual se está generalizando cada vez más; al principio tubo efecto principalmente en las ciencias, pero ahora también está causando daños de todo tipo en la vida social. ¿Cuál es el carácter esencial de esta vida intelectual?
¡Esta vida intelectual tiene muy poco que ver con los verdaderos intereses de los seres humanos! Yo les pregunto: ¿Cuántos maestros pueden verse hoy, entrando y saliendo de las instituciones educativas superiores e inferiores sin aportar ningún entusiasmo interno a su ciencia sino que la ejercen simplemente como un medio de vida? En tales casos, los intereses del alma no está directamente relacionados con la búsqueda real. Lo mismo sucede incluso en la escuela. ¡Piensen cuánto se aprende en las diversas etapas de la vida sin ningún entusiasmo o interés real, cuán externa se está volviendo la vida intelectual para muchas personas que se dedican a ella! ¡Y cuántos hay hoy que se ven obligados a producir una masa de material intelectual que luego se conserva en bibliotecas y, que como vida espiritual, no está realmente viva!
Todo lo que se está desarrollando como vida intelectual sin estar bañada del calor anímico, sin estar animada por el entusiasmo, promueve directamente la encarnación de Ahriman de una manera que muestra su afinidad con él. Ello hace que la gente duerma como he descrito, de modo que resulta ventajoso para Ahriman.
Existen numerosas otras corrientes en la vida espiritual y no espiritual que Ahriman puede aprovechar para su beneficio. Últimamente habrán oído, y todavía se oye, que se deben fundar nuevos estados nacionales, nuevos imperios nacionales. Se dice mucho sobre "la libertad de los pueblos". Pero el tiempo de fundar imperios basados en relaciones de sangre y raza ya ha pasado y terminado en la etapa evolutiva de la humanidad. Si hoy se hace un llamamiento a relaciones nacionales, raciales y similares, a relaciones que surgen del intelecto y no del espíritu, entonces se intensificará la falta de armonía entre la humanidad. Y es esta falta de armonía entre la humanidad la que el poder ahrimánico puede darle un uso especial. El Chauvinismo, un patriotismo pervertido en todas sus formas: este es el material a partir del cual Ahriman construirá justo lo que necesita.
Pero también hay otras cosas. Hoy en todas partes vemos que se forman partidos para un objeto u otro. La gente hoy en día no tiene discernimiento, ni desea tenerlo en lo que respecta a las opiniones y los programas de partido. Utilizando el ingenio, se pueden proporcionar pruebas en apoyo de las teorías más radicalmente opuestas. Se pueden usar argumentos muy inteligentes para probar la solidez del leninismo, pero lo mismo se aplica a principios directamente contrarios y también a lo que se encuentra entre los dos extremos. Se puede establecer un caso excelente para cada programa de partido: pero el que establece la validez del programa contrario tiene la misma razón. El intelectualismo que predomina hoy en día entre las personas, es incapaz de demostrar las potencialidades y valores internos de nada. Puede proporcionar pruebas; pero lo que se prueba intelectualmente no debe considerarse como de valor real o eficacia en la vida. Las personas se oponen entre sí en los partidos porque la solidez de la opinión de cada partido, en cualquier caso las opiniones de los principales partidos, se puede probar con la misma justificación. Nuestro intelecto permanece en la capa superficial de comprensión y no penetra en la capa más profunda donde realmente se encuentra la verdad. Esto también debe entenderse fundamental y completamente.
La gente de hoy prefiere dejar que su intelecto permanezca en la superficie y no penetrar con fuerzas más profundas en aquellos niveles donde se revela la naturaleza esencial de las cosas. Solo es necesario mirar un poco alrededor, porque incluso allí donde toma su forma más externa, la vida a menudo revela las trampas de las preferencias actuales. A la gente le encantan los números y las cifras en la ciencia, pero también les encantan las cifras en el ámbito social. Las ciencias sociales consisten casi exclusivamente en estadísticas. Y de las estadísticas, es decir de las cifras, se llega a las conclusiones más importantes. Bueno, también con cifras, cualquier cosa puede ser probada y cualquier cosa creída; porque las cifras no son un medio por el cual se pueda probar la realidad esencial de las cosas, ¡son simplemente un medio para el engaño! Cada vez que uno no puede mirar más allá de las cifras hacia lo cualitativo, puede resultar completamente engañoso.
El siguiente es un ejemplo obvio. Hay, o al menos solía haber, una gran discusión sobre la nacionalidad de los macedonios. En la vida política de la península de los Balcanes, mucho dependía de las estadísticas allí compiladas. Las cifras son tan valiosas como las contenidas en otras estadísticas. Ya sea que se compilen estadísticas de la producción de trigo y centeno, o del número de ciudadanos griegos, serbios o búlgaros en Macedonia, en lo que respecta a lo que se puede demostrar por estos medios, es lo mismo. De las cifras citadas para los griegos, para los búlgaros, para los serbios, se pueden sacar conclusiones muy plausibles. Pero también se puede tener en cuenta el elemento cualitativo, y luego se encuentra a menudo registrado que el padre era griego, un hijo era búlgaro, otro era serbio. ¡Lo que hay detrás pueden ustedes resolverlo por ustedes mismos! Estas estadísticas son tomadas como autorizadas, mientras que en este caso se recopilaron únicamente en apoyo de los objetivos del partido. Es lógico pensar que si el padre es realmente griego, los dos hijos también son griegos. Pero el procedimiento adoptado allí es solo un ejemplo de muchas otras cosas que se hacen con cifras. Ahriman puede lograr mucho a través de cifras y números utilizados de esta manera como evidencia de la prueba.
Un medio adicional del cual Ahriman puede valerse es nuevamente uno que podrá parecer paradójico. Como ustedes saben, nos hemos preocupado en nuestro movimiento de estudiar los Evangelios a la luz de la ciencia espiritual. Pero estas interpretaciones más profundas de los Evangelios, que se están volviendo cada vez más necesarias en nuestro tiempo, son rechazadas por todos lados, al igual que la ciencia espiritual en su conjunto es rechazada.
Las personas que a menudo profesan humildad en estos asuntos, y son insistentes al respecto, son en realidad las más arrogantes de todas. Cada vez más generalmente se dice que las personas deben sumergirse en la simpleza de los Evangelios y no intentar comprender el Misterio del Gólgota entrando en las complejidades de la ciencia espiritual. Los que fingen no tener pretensiones en su estudio de los Evangelios son los más arrogantes de todos, ya que desprecian la búsqueda honesta del conocimiento que se exige en la ciencia espiritual. Son tan arrogantes que creen que las más altas revelaciones del mundo espiritual pueden obtenerse sin esfuerzo, simplemente explorando la simplicidad de los Evangelios. Lo que denominan "humildad" o "sencillez" hoy es a menudo suprema arrogancia. En las sectas, en las confesiones religiosas, es allí donde se encuentran las personas más arrogantes:

Hay que recordar que los Evangelios surgieron en un tiempo en que la sabiduría luciférica aún sobrevivía. En los primeros siglos de la cristiandad, la comprensión de la gente de los Evangelios era muy diferente de como llegó a ser en tiempos posteriores. Hoy, las personas que no pueden profundizar su mentalidad a través de la ciencia espiritual simplemente pretenden entender los Evangelios. En realidad no tienen ni idea del significado original de las palabras; porque las traducciones que se han hecho a los diferentes idiomas no son reproducciones fieles de los Evangelios; a menudo apenas recuerdan el significado original de las palabras con las que se compusieron los Evangelios.
La comprensión del alcance real de la intervención del Cristo en la evolución terrenal, hoy solo es posible a través de la ciencia espiritual. Aquellos que quieren estudiar, o en realidad estudian los Evangelios "sin pretensiones", como suelen decir, no pueden alcanzar ninguna comprensión interna del ser de Cristo tal como realmente es, sino apenas, solo una imagen ilusoria o, una visión o alucinación del ser de Cristo. Hoy no se puede lograr una conexión real con el impulso de Cristo simplemente leyendo los Evangelios, sino solo una imagen alucinante del Cristo. De ahí el predominio de la visión teológica de que Cristo no estaba presente en el hombre Jesús de Nazaret, que era simplemente una figura histórica como Sócrates o Platón u otros, aunque posiblemente más excelso. El "sencillo hombre de Nazaret" es un ideal incluso para los teólogos. Y muy pocos de ellos pueden hacer nada con un evento como el de la visión de Pablo a las puertas de Damasco, porque sin el conocimiento más profundo que brinda la ciencia espiritual, los Evangelios solo pueden dar lugar a una alucinación del Cristo, no a la visión del Cristo real. Por eso, la visión de Pablo en Damasco también se considera como una alucinación.
Hoy en día es esencial la comprensión más profunda de los Evangelios a la luz de la ciencia espiritual, ya que la apatía que se apodera de las personas que se contentan con vivir simplemente dentro de los brazos de las denominaciones será utilizada al máximo por Ahriman para lograr su objetivo, que consiste en que su encarnación sorprenderá a la gente. Y aquellos que creen que están siendo verdaderamente cristianos al rechazar cualquier desarrollo de la concepción del misterio de Cristo, son, en su arrogancia, los que más hacen para promover los objetivos de Ahriman. Las denominaciones y sectas son esferas positivas de aliento, caldo de cultivo para Ahriman. Es inútil pasar por alto estas cosas con ilusiones. Del mismo modo que la actitud materialista, rechazando lo espiritual por completo y afirmando que el ser humano es un producto de lo que la gente come y bebe, promueve los objetivos de Ahriman, estos objetivos se fomentan por el obstinado rechazo de todo lo espiritual y la adhesión a la Concepción literal de los Evangelios.
Como verán, se ha erigido una barrera que impide que los Evangelios por separado restrinjan indebidamente la mente humana por el hecho de que el evento del Gólgota se describe en los Evangelios desde cuatro lados, aparentemente contradictorios. Solo una pequeña reflexión mostrará que esto es una protección contra una concepción demasiado literal. Sin embargo, en las sectas, donde solo se toma un Evangelio, como base de la enseñanza y tales sectas son bastante numerosas, se generan dificultades, estupefacción y alucinaciones. En su día, los Evangelios fueron dados como un contrapeso necesario a la gnosis luciférica; pero si no se intenta desarrollar la comprensión de su contenido, se promueven los objetivos de Ahriman, no el progreso de la humanidad. En el sentido absoluto, nada es bueno en sí mismo, sino que es bueno o malo según el uso que se le dé. Lo mejor puede ser lo peor si se usa incorrectamente. Aunque sean sublimes, los Evangelios también pueden tener el efecto contrario si las personas son demasiado perezosas para buscar una comprensión más profunda basada en la ciencia espiritual.
Por lo tanto, actualmente hay una gran cantidad de corrientes espirituales y no espirituales, respecto a las cuales las personas deben ser muy conscientes y determinar su actitud en consecuencia. De la capacidad y la voluntad de penetrar en las raíces de tales asuntos dependerá el efecto que la encarnación de Ahriman pueda tener sobre los seres humanos, ya sea que esta encarnación los lleve a evitar que la tierra alcance su objetivo o les ayude a comprender el significado limitado de la vida intelectual, no espiritual. Si las personas saben diferenciar correctamente las corrientes que conducen hacia Ahriman, entonces, simplemente a través de su encarnación en la vida terrenal, reconocerán la influencia ahrimánica, por un lado, y por el otro, su polo opuesto: la influencia luciférica. Y de ese modo, el contraste entre lo ahrimánico y lo luciférico les permitirá percibir la tercera realidad. Los seres humanos deben luchar conscientemente para comprender esta trinidad del impulso cristiano, las influencias ahrimánica y luciférica; porque sin esta conciencia no podrán avanzar hacia el futuro con la perspectiva de lograr el objetivo de la existencia terrestre.
La ciencia espiritual debe tomarse con gran seriedad, ya que solo así puede entenderse correctamente. No es el resultado de ningún capricho sectario, sino algo que ha surgido de las necesidades fundamentales de la evolución humana. Quienes reconocen estas necesidades no pueden elegir entre si se esforzarán o no por fomentar la ciencia espiritual. Por el contrario, se dirán a sí mismos: ¡Toda la vida física y espiritual de los seres humanos debe ser iluminada e impregnada por los conceptos de la ciencia espiritual!
Así como una vez en el Este hubo una encarnación de Lucifer, y luego, en el punto medio, por así decirlo, de la evolución mundial, la encarnación de Cristo, así en el Oeste habrá una encarnación de Ahriman.
Esta encarnación ahrimánica no se puede evitar; es inevitable, porque la humanidad debe afrontar a Ahriman cara a cara. Él será la individualidad, si se reclama su ayuda, por la cual se aclarará la indescriptible inteligencia qué puede desarrollarse, todo lo que las fuerzas terrenales pueden hacer para mejorar la inteligencia y el ingenio. En las catástrofes que le ocurrirán a la humanidad en el futuro cercano, las personas se volverán extremadamente ingeniosas; Muchas cosas descubiertas en las fuerzas y sustancias del universo se utilizarán para proporcionar alimento humano. Pero estos descubrimientos al mismo tiempo harán evidente que la materia está conectada con los órganos del intelecto, no con los órganos del espíritu sino del intelecto. La gente aprenderá qué alimentos ha de comer y beber para ser realmente inteligente. Comer y beber no puede hacerlos espirituales, sino inteligentes y astutos, sí. La humanidad todavía no tiene conocimiento de estas cosas; pero no solo se los buscará, sino que serán el resultado inevitable de las catástrofes que se avecinan en el futuro cercano. Y ciertas sociedades secretas, en las que ya se están haciendo los preparativos, aplicarán estas cosas de tal manera que se puedan establecer las condiciones necesarias para una encarnación real de Ahriman en la tierra. ¡Esta encarnación no se puede evitar, ya que las personas deben darse cuenta durante el tiempo de la existencia de la Tierra de cuánto puede proceder de procesos puramente materiales! Debemos aprender a poner bajo nuestro control las corrientes espirituales o no espirituales que conducen a Ahriman.
Una vez que se sea consciente de que los programas de los partidos en conflicto pueden demostrarse igualmente correctos, nuestra actitud anímica será que no nos proponemos demostrar cosas, sino experimentarlas. Porque experimentar una cosa es algo muy diferente de intentar probarlo intelectualmente.
Igualmente, estaremos convencidos de que es necesaria una penetración cada vez más profunda de los Evangelios a través de la ciencia espiritual. La aceptación literal, palabra por palabra de los Evangelios que aún predomina hoy en día, sirve a la cultura ahrimanica. Incluso por motivos externos, es obvio que una aceptación estrictamente literal de los Evangelios no está justificada. Como ustedes saben, lo que es bueno y correcto para un tiempo, no lo es para otro tiempo. Lo que es correcto para una época se vuelve luciférico o ahrimánico cuando se lleva a la práctica en una época posterior. La mera lectura de los textos del Evangelio ha tenido su día. Lo esencial ahora es adquirir una comprensión espiritual del Misterio del Gólgota a la luz de las verdades consagradas en los Evangelios. Muchas personas, por supuesto, encuentran estas cosas inquietantes; pero aquellos cuyo interés se siente atraído por la antroposofía deben aprender a darse cuenta de que los niveles de cultura, que se acumulan gradualmente uno sobre el otro, han creado el caos, y que la luz debe penetrar nuevamente en este caos.
Es interesante hoy en día escuchar a alguien cuyos puntos de vista se han vuelto muy extremos, o leer sobre alguna cuestión candente del día, y luego escuchar sermones sobre el mismo tema dados por un sacerdote de alguna congregación que todavía está impregnado de la forma de pensamiento propia de tiempos pasados. Allí se enfrentan ustedes ante dos mundos que no pueden confundir a menos que desistan intentar llegar a la raíz de estas cosas. Escuchen a un socialista moderno hablando sobre cuestiones sociales e inmediatamente después, a un predicador católico hablando sobre las mismas cuestiones. Es muy interesante encontrar dos niveles de cultura existentes uno al lado del otro, pero usando las palabras en un sentido completamente diferente. La misma palabra tiene un significado bastante diferente en cada caso.

Estas cosas deben verse a la luz que emanará de ellas, si son tomadas con el espíritu que hemos intentado transmitir. También las personas pertenecientes a religiones definidas llegan por su propio camino finalmente, a anhelar su profundización espiritual. De ninguna manera carece de importancia que un hombre tan eminentemente espiritual como el cardenal Newman, aunque era un católico ferviente, llegase a decir en su investidura en Roma que no podía ver salvación para el cristianismo, salvo con una nueva revelación.
Efectivamente, ¡lo que dijo el cardenal Newman fue que era incapaz de ver salvación para el cristianismo salvo que hubiera una nueva revelación! Pero no tuvo el coraje de tomar en serio una nueva revelación espiritual. Y lo mismo sucede con muchos otros. Pueden leer innumerables tratados hoy sobre lo que se necesita en la vida social. Recientemente apareció otro libro: Socialismo, de Robert Wilbrandt, el hijo del poeta. En el cual, se debate la cuestión social sobre la base de un conocimiento preciso y detallado. Y finalmente se afirma que sin el espíritu no se logra nada, que el propio curso de los acontecimientos muestra que el espíritu es necesario. Sí, pero ¿qué logra realmente un hombre así? Llega a pronunciar la palabra "espíritu", a pronunciar la palabra abstracta "espíritu"; pero se niega a aceptar, de hecho rechaza, cualquier cosa que intente hacer que el espíritu realmente tenga efecto.
Para eso, es esencial sobre todo darse cuenta de que regodearse en abstracciones, por fuerte que sea el clamor por el espíritu, ¡aún no es espiritual, aún no es espíritu! Las conversaciones vagas y abstractas sobre el espíritu nunca deben confundirse con la búsqueda activa que persigue la ciencia antroposófica del contenido del mundo espiritual.
Hoy en día se habla mucho sobre el espíritu. Pero ustedes que aceptan la ciencia espiritual no deben dejarse engañar por tal parloteo; deberían percibir la diferencia entre este y las descripciones del mundo espiritual que se intenta en la antroposofía, donde el mundo espiritual se describe de manera tan objetiva como el mundo físico. Deberían investigar estas diferencias, acordándose constantemente que la charla abstracta del espíritu es una desviación del esfuerzo sincero por el espíritu y que por su propia charla, las personas en realidad se están alejando del espíritu. La alusión puramente intelectual sobre el espíritu no lleva a ninguna parte. ¿Qué es, pues, la "inteligencia"? ¿Cuál es el contenido de nuestra inteligencia humana? Puedo explicar esto mejor de la siguiente manera. Imagínense que están frente a un espejo mirándolo. La imagen que les muestra el espejo es la suya, pero no tiene realidad en absoluto. No es más que un reflejo. Toda la inteligencia dentro de su alma, todo el contenido intelectual, es solo una imagen especular; No tiene realidad. Y así como su imagen reflejada se crea a través del espejo, lo que se refleja a sí mismo como la inteligencia se crea a través del aparato físico de su cuerpo, a través del cerebro. Poseemos inteligencia solo porque poseemos un cuerpo físico. Y así como no pueden tocarse por mas que estiren su mano hacia la imagen reflejada en un espejo, tampoco se puede captar el espíritu volcándose solo en el intelecto, ¡porque allí no está el espíritu! Lo que se capta a través del intelecto, por ingenioso que sea, nunca contiene el espíritu mismo, sino solo una imagen del espíritu. No pueden experimentar verdaderamente el espíritu si no van más allá de la mera inteligencia. La razón por la cual la inteligencia es tan seductora es que produce una imagen, una imagen reflejada del espíritu, pero no el espíritu mismo. Parece innecesario recurrir al inconveniente de penetrar en el espíritu, porque está allí, o al menos eso se cree uno, pero en realidad, es solo una imagen reflejada, pero a pesar de todo, no es difícil hablar sobre el espíritu.
Distinguir eso, la mera imagen del espíritu del espíritu real, esa es la tarea para aquellas actitudes que no solo se teorizan en la ciencia del espíritu, sino que en realidad son una visión positiva del espíritu.
Eso es lo que quería decirles hoy con el fin de intensificar la seriedad que debería impregnar toda nuestra actitud hacia la vida espiritual tal como la concibe la antroposofía. La evolución de la humanidad en el futuro dependerá de cuán verdaderamente se adopte esa actitud por las personas de hoy en día. Si lo que he pormenorizado en esta conferencia se le continúa recibiendo como todavía lo toma hoy la gran mayoría de las personas en la tierra, entonces Ahriman será un malvado invitado cuando venga. Pero si las personas pueden despertarse y adquirir conciencia de lo que hemos estado estudiando, si puede servirles como guía para que la humanidad pueda afrontar libremente la influencia ahrimánica, entonces, cuando aparezca Ahriman, los seres humanos adquirirán, precisamente a través de él, la capacidad de darse cuenta de que aunque la tierra debe entrar inevitablemente en su declive, la humanidad se eleva por encima de la existencia terrenal a través de este mismo hecho. Cuando los seres humanos han alcanzado cierta edad en la vida física, el cuerpo comienza a decaer, pero si son sensibles no se quejarán, porque saben que, junto con el alma, se acercan a una vida que no corre paralela a este deterioro físico. En la humanidad vive algo que no está relacionado con el declive ya existente de la tierra física, sino que se vuelve cada vez más espiritual justamente por ese declive físico.
Aprendamos a decir con franqueza: Sí, la tierra está en declive, y la vida humana también, por cuanto a su manifestación física se refiere; pero justo porque es así, reunamos la fuerza para atraer a nuestra civilización ese elemento que, surgiendo de la humanidad misma, vivirá mientras la tierra esté en declive, como el fruto inmortal de la evolución de la tierra.

GA191 Dornach, 2 de noviembre de 1919 -La vida espiritual debe estar separada de la vida económica, así como de la vida legal.

 RUDOLF STEINER

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Conferencia XII

Dornach, 2 de noviembre de 1919

La conferencia de ayer les habrá demostrado que si queremos adquirir una visión de la naturaleza y de la evolución de la humanidad, debemos estar conscientes permanentemente del poder y la influencia de Lucifer, de Cristo y de Ahriman.
Por supuesto, en las primeras etapas de la evolución cósmica, estas influencias ya estaban actuando, pero en esferas donde era innecesario que las personas tuvieran una conciencia clara de sus efectos. Por otro lado, el propósito mismo de nuestra quinta época post-atlante es que los seres humanos deberían ser cada vez más conscientes de lo que surte efecto en la existencia terrenal a través de ellos mismos. En la actualidad sería deseable la revelación de muchos más secretos de la vida humana, con solo que hubiera una mayor disposición a afrontar las cosas con franqueza y objetividad. Porque sin el conocimiento de ciertos hechos del tipo indicado ayer, no será posible que la humanidad avance ni en la vida interior ni en la esfera de la vida social. Piense sino, en algo que esté relacionado con los problemas sociales que hemos estado estudiando recientemente. Nuestro objetivo ha sido demostrar la necesidad de separar la vida espiritual, y también la vida política o la vida jurídica, de la vida económica. Nuestra mayor preocupación es crear condiciones en todo el mundo, o al menos, (si no se pudiese hacer más en el presente), convencer a las personas de la necesidad de tales condiciones que proporcionen la base para una vida espiritual libre que ya no dependa de las otras esferas de la sociedad, o no tan profundamente embrolladas como lo están hoy en día en la vida económica, por un lado, y en la vida política del estado, por el otro. La humanidad civilizada debe establecer la independencia de la vida espiritual o enfrentarse al colapso, con el resultado inevitable de que una influencia asiática surta efecto en el futuro.
Aquellos que aún no reconocen la gravedad de la situación actual en el mundo también están, en cierto sentido, ayudando a preparar la encarnación de Ahriman. Muchas cosas en la vida externa de hoy dan testimonio de esto. La encarnación ahrimánica se promoverá en gran medida si las personas no logran establecer una vida espiritual libre e independiente y no permiten que se enrede en la vida económica o política. Porque el poder ahrimánico tiene mucho que ganar si la vida espiritual se mezcla aún más estrechamente con estas otras esferas. Para el poder ahrimánico, una vida espiritual libre denotaría una especie de oscuridad, y el interés de la gente en ella, un fuego ardiente y furioso. El establecimiento de esta vida espiritual libre es esencial para que la actitud correcta, la relación correcta, pueda adoptarse para la encarnación de Ahriman en el futuro.
Pero todavía permanece una fuerte tendencia hoy a ocultar los hechos de los que hablábamos ayer. La gran mayoría de las personas cubren estas cosas con un velo; se niegan a verlos como realmente son y se dejan engañar por palabras que no tienen conexión con la realidad. Y muy a menudo, los esfuerzos por eludir la realidad se describen como "honestos" y "bien intencionados".
Tomemos, por ejemplo, la carta publicada de Romain Rolland, en la que decía que la gente no debe dejarse engañar por las antiguas proclamas de los poderes victoriosos con respecto a la justicia y la defensa de los derechos políticos. El trato que recibe Rusia de la Entente lo ha llevado a hablar en estos términos. Dice así: No importa si es por parte de las monarquías o las repúblicas, lo que se ha dicho sobre los derechos y la justicia es un alarde de frases; La cuestión en el fondo es de poder y solo de poder.
Ahora, incluso la aproximación aparente de la realidad todavía delata la complacencia de ser engañado, porque Romain Rolland sigue tan engañado como siempre; el engaño no ha disminuido. Solo podría disminuir si esas personas descartaran la fraseología y reconocieran que todas estas cosas a las que aspiran no tienen sentido mientras no se den cuenta de que si el antiguo estado unificado como tal, ya sea una democracia, una república o una monarquía, no se vuelve triple, esta es simplemente una forma de ayudar a la encarnación de Ahriman. Por lo tanto, todas estas cosas, incluida esta carta reciente dirigida al mundo por Romain Rolland, no son más que arengas retóricas. Las personas no captan la realidad, ya que la realidad solo se puede comprender cuando la necesidad de conocimiento espiritual y penetración profunda en la naturaleza de las cosas es comprendida completamente.
Todos ustedes están familiarizados con el versículo citado: En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un Dios. ¿La gente realmente toma estas líneas en serio? Las pronuncian, ¡pero habitualmente como simples frases! No se pone énfasis particular en el tiempo verbal: En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Obviamente, palabra aquí debe tener el significado que tenía en la antigua Grecia. No es palabra como se entiende hoy, palabra como simple sonido, sino que es la realidad espiritual interna. En cualquier caso, sin embargo, se emplea el tiempo imperfecto. La implicación por lo tanto es: “En el principio la Palabra era; pero ya no lo es . De lo contrario, la oración significaría: “Ahora es la Palabra; y la Palabra no está con Dios; estaba con Dios, y un Dios era la Palabra, pero ya no es así. Esto, además, es lo que se encuentra en el Evangelio de San Juan; de lo contrario, cuál sería el significado de las palabras que siguen inmediatamente: Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Ello indica una mayor evolución de la Palabra. Palabra; también significa cualquier cosa que los seres humanos puedan adquirir en el camino de la sabiduría intelectual a través de sus esfuerzos y su inteligencia. Pero para nosotros debe quedar suficientemente claro que lo que el término; palabra; denota aquí no es realmente el objetivo por el cual la humanidad debe luchar en el momento presente o en el futuro inmediato. Para expresar lo que ahora es la meta, deberíamos decir: “Dejemos que los seres humanos busquen el Espíritu que se revela en la Palabra; porque el Espíritu está con Dios, y el Espíritu es un Dios. La humanidad debe avanzar de la palabra al espíritu, a la percepción y al conocimiento del espíritu.
Cuando les recuerdo estos primeros versículos del Evangelio de San Juan, se darán cuenta de la poca inclinación que existe hoy para tomar esas cosas en serio y superar las interpretaciones arbitrarias tan a menudo aceptadas en asuntos de momentos trascendentes. La inteligencia humana en sí misma debe ser avivada e iluminada por lo que se revela en la visión espiritual; no es que la clarividencia real sea esencial; lo que importa es que se entiendan los frutos de la visión espiritual. Repetidamente he remarcado que hoy no es solo el clarividente quien puede comprender la verdad de la experiencia clarividente; Esta visión está dentro del poder de todos en la actualidad, porque las capacidades espirituales de los seres humanos son lo suficientemente maduras si lo hacen pero resuelven ejercerlas y no son demasiado indolentes para hacerlo. Pero si se quiere alcanzar el nivel apropiado para la humanidad, ¡las cosas que se mencionaron en la conferencia de ayer deben tomarse con gran seriedad! Utilicé un ejemplo trivial para mostrarle lo fácil que es engañarse con cifras y números. ¿No hay una gran superstición en lo que respecta a los números? Lo que de alguna manera se puede contar es aceptado en la ciencia. A las ciencias naturales les encanta pesar, calcular, y a las ciencias sociales les encantan las estadísticas, nuevamente una cuestión de cómputo y cálculo. De hecho, será difícil para las personas admitir que todo conocimiento del mundo externo adquirido a través de la medida y el número es una gran ilusión.
Medir, ¿qué significa, en realidad? Significa comparar algo con una dimensión dada, ya sea longitud o volumen. Puedo medir una línea si la comparo con una línea dos veces, tres veces, cuatro veces, etc., más pequeña:
En tales mediciones, sin importar si son longitudes, superficies o pesos, el elemento cualitativo es completamente inexistente. El número tres siempre permanece igual, ya sea que se cuenten ovejas, seres humanos o políticos.
No se trata de lo cualitativo, sino solo de lo cuantitativo. El principio esencial de volumen y número es que lo cualitativo no se tiene en cuenta. Pero por esa misma razón, todo conocimiento derivado de los principios de volumen y medida es ilusión; y el hecho que debe tomarse con toda seriedad es que en el momento en que ingresamos al mundo que se puede pesar y medir, el mundo del espacio y el tiempo, ingresamos en un mundo de ilusión, un mundo que no es más que un fata morgana al cual tomamos como realidad. El ideal del pensar actual es experimentar en conexión con todas las cosas del mundo externo del espacio y el tiempo, su significado espacial y temporal; mientras que, en verdad, lo que las cosas significan en el espacio y el tiempo es solo su aspecto externo, y debemos trascender el espacio y el tiempo, penetrando a niveles mucho más profundos, si queremos alcanzar la verdad más íntima, el ser más íntimo de las cosas. Y, entonces, debe venir un futuro en que la gente pueda decir: “Sí, con mi inteligencia puedo aprehender el mundo externo de la manera que es el ideal de las ciencias naturales. Pero la vista que se me presenta es totalmente ahrimánica. Esto no significa que las ciencias naturales sean ignoradas o dejadas de lado; es cuestión de darse cuenta de que esta ciencia natural conduce solo a la ilusión ahrimánica. Entonces. ¿Por qué las personas deben tener ciencias naturales, a pesar de que solo conducen a la ilusión? Es porque en la existencia terrestre ya están en la curva descendente de la evolución. De la cuarta época post-atlante, la época greco-latina, se puede decir que con respecto al conocimiento, la humanidad estaba, relativamente hablando, en el cenit. Pero ahora, en la quinta época post-atlante, los seres humanos están en el camino del declive, son un ser cada vez más débil físicamente, y percibir el mundo de la manera en que los griegos lo percibieron sería demasiado para su fuerza.
¡Eso es algo que no se nos cuenta en la historia! Imagínense lo que los historiadores modernos tendrían que decir al respecto: aquellos historiadores dignos que describen a Grecia como si estuvieran describiendo alguna región de su propio tiempo porque no saben que los griegos contemplaban la naturaleza con diferentes ojos, escuchaban con diferentes oídos de los de la gente moderna. Estos historiadores no nos dicen que los seres humanos modernos sufrirían un constante dolor de cabeza o migraña si tuvieran que ver y escuchar en el mundo exterior todo lo que los griegos veían y oían. Los griegos vivían con una intensidad infinitamente mayor en el mundo de los sentidos. Nuestra propia comprensión de este mundo ya se ha debilitado. Para poder soportarlo, tiene que presentársenos un fata morgana. Y no solo lo que percibimos con los sentidos, sino que a causa de nuestras concepciones científicas, "soñamos" con el mundo externo: eso, lo más remarcable de todo, es una fata morgana. Los grandes soñadores en lo que respecta al mundo externo son precisamente aquellos que se enorgullecen de ser realistas en su pensamiento. Darwin y John Stuart Mill son fundamentalmente soñadores. Los soñadores son las mismas personas que afirman ser realistas meticulosos.
Pero tampoco debemos entregarnos totalmente a nuestra propia vida interior e impulsos. Por la manera en que se han desarrollado las cosas en el movimiento representado por la “Sociedad Teosófica”, muchos de ustedes habrán comprendido que el mero cultivo de la vida interior, como intentan hoy un buen número de personas, no conduce a la meta que conviene a la humanidad en el tiempo presente. Pues la tendencia demasiado frecuente es no tomar ninguna resolución libre para trascender la vida ordinaria y alcanzar una visión más elevada sino más bien para poner en evidencia lo que en nosotros no es libre. Pues entran en juego todo tipo de tendencias alucinatorias, todo tipo de facultades llenas de ilusiones.
Debería comprenderse que, al igual que la ciencia externa se convierte en ahrimánica, el desarrollo superior de nuestra naturaleza interior se vuelve luciférica si nos entregamos a experiencias místicas. La tendencia luciférica se despierta y llega a ser especialmente poderosa en todos los que, sin la auto-formación descrita en el libro “Como se adquiere el conocimiento de los Mundos Superiores” establecen cualquier profundización mística en los impulsos ya inherentes a su naturaleza. La tendencia luciférica se manifiesta en todos los que comienzan a reflexionar sobre las experiencias de su vida interior, y es extremadamente poderosa en la humanidad actual. Tiene efecto en un egoísmo del que la mayoría de la gente es totalmente inconsciente. Uno se encuentra hoy con tantos que están bastante satisfechos cuando pueden decir de algo que han hecho que no tienen motivo para un auto-reproche, que lo hicieron según su leal saber y su conciencia. Esa es una actitud completamente luciférica. Porque en lo que hacemos en la vida el punto no es si tenemos o no motivo para reprocharnos a nosotros mismos; Lo que realmente importa es que tomemos las cosas objetivamente, con total desapego, y de acuerdo con el curso de los hechos objetivos. Y la mayoría de la gente de hoy no hace ningún esfuerzo para lograr este objetivo de comprensión o para adquirir el conocimiento de lo que es necesario para la evolución del mundo.
Por lo tanto, la ciencia espiritual debe enfatizar lo siguiente: Que Ahriman se está preparando para su encarnación; Donde podemos reconocer cómo se está preparando para ello; y con qué actitud debe ser enfrentado. En tales preguntas no se trata de decir: Hacemos esto o aquello para que no tengamos motivos de auto-reproche, —sino para aprender a reconocer los hechos objetivos. Debemos llegar a conocer lo que está funcionando en el mundo y actuar en consecuencia— por el bien del mundo.
Todo equivale a esto, que la gente actual sólo habla verdaderamente de sí misma cuando dicen que flotan perpetuamente entre dos extremos: por un lado el ahrimánico, donde se les presenta el engaño exterior, una fata morgana y por el otro, el elemento luciférico dentro de ellos que induce la tendencia a las ilusiones, alucinaciones y similares. Las tendencias ahrimánicas viven hoy en la ciencia, las tendencias luciféricas, en la religión, mientras que en el arte oscilan entre un extremo y otro. En los últimos tiempos las tendencias de algunos artistas han sido más luciféricas —son los expresionistas; Las tendencias de los otros han sido más ahrimánicas —son los impresionistas. Y después, vacilando entre todo esto, hay gente que no quiere ser ni lo uno ni lo otro, que no evalúan correctamente ni lo luciférico ni lo ahrimánico, sino que quieren evitar ambos. “Ahriman —¡no! Que no debo, no lo haré, porque me llevaría al reino ahrimánico; Lucifer, no debo, no lo haré, porque me llevaría al reino de lo luciférico”. Quieren ser virtuosos, evitando tanto lo ahrimánico como lo luciférico.
Pero la verdad del asunto es que Lucifer y Ahriman deben considerarse como dos balanzas de equilibrio y somos nosotros los que debemos mantener la viga en equilibrio.
¿Y cómo podemos entrenarnos para hacer esto? Al penetrar lo que toma la forma ahrimánica dentro de nosotros con un elemento fuertemente luciférico. ¿Qué es lo que surge en la gente moderna en una forma ahrimánica? Es su conocimiento del mundo exterior. No hay nada más ahrimánico que este conocimiento del mundo material, porque es pura ilusión. Sin embargo, si la fata morgana que surge de la química, de la física, de la astronomía y cosas semejantes puede llenarnos de ardiente entusiasmo e interés, entonces a través de nuestro interés —que es luciférico— podemos arrancarle a Ahriman lo que es suyo.
Eso, sin embargo, es justo lo que los seres humanos no tienen deseo de hacer; Ellos lo encuentran fastidioso. Y muchas personas que huyen del conocimiento materialista externo están confundiendo su tarea y preparando la mejor encarnación posible para Ahriman en la existencia de la Tierra. Una vez más, lo que brota en nuestro ser interior hoy es muy luciférico. ¿Cómo podemos entrenarnos correctamente en esta dirección? Sumergiéndonos en ella con nuestra naturaleza ahrimánica, es decir, tratando de evitar todas las ilusiones sobre nuestra propia vida interior e impulsos y observándonos igual que observamos el mundo exterior. La gente debe darse cuenta de lo urgente que es educarse de esta manera. Cualquiera que tenga un ojo atento en estos asuntos a menudo se encontrará con circunstancias de las cuales lo siguiente es un ejemplo.
Un hombre le dice a alguien cómo está indignado con innumerables seres humanos. Él describe minuciosamente cómo esto o aquello de a, en b, en c, y así sucesivamente, le enoja. No tiene ni idea de que está hablando de sus propias características. Esta peculiaridad en los seres humanos nunca fue tan extendida como lo está hoy en día. Y los que creen que están libres de ella, son los mayores culpables. Lo esencial es que la gente debe acercarse a su propia naturaleza interior con ahrimánica sangre fría y desapasionadamente. Su naturaleza interior es todavía bastante ardiente, incluso cuando se enfría de esta manera! No hay necesidad de temer que se sobreenfríe.
Si la postura correcta debe ser llevada ante la encarnación futura de Ahriman, la gente debe ser más objetiva en lo que respecta a sus propios impulsos, y mucho, mucho más subjetiva en lo que concierne al mundo exterior, —no introduciendo imágenes de fantasía sino trayendo interés, atención alerta y devoción a las cosas de la vida inmediata.
Cuando la gente encuentra una cosa u otra en la vida exterior tediosa, posiblemente debido a la educación que ha recibido o por otras circunstancias, el camino que Ahriman quiere tomar para el beneficio de su encarnación se suaviza mucho. ¡El tedio está tan extendido hoy en día! He conocido un buen número de personas que les resulta incómodo familiarizarse, por ejemplo, con el procedimiento bancario, o con la bolsa de valores, o con la contabilidad de una o dos entradas. Pero esa nunca es la actitud correcta. Simplemente significa que no se ha descubierto el punto donde una cosa quema con interés. Una vez que se alcanza este punto, incluso un libro de caja seco puede llegar a ser tan interesante como la Doncella de Orleans de Schiller, o el Hamlet de Shakespeare, o cualquier otra cosa —incluso la Madonna Sixtina de Raphael. Es sólo una cuestión de encontrar el punto en el que cada cosa en la vida se convierte en interesante.
Lo que acabo de decir puede hacer pensar que todos estos asuntos son muy paradójicos. Pero en realidad no lo son. Somos nosotros quienes somos paradójicos en nuestra relación con la verdad. Lo que debemos saber —y esto es una necesidad extrema hoy— es que nosotros tenemos la culpa, no el mundo. Nada hace más para preparar el camino para la encarnación de Ahriman que encontrar esto o aquello tedioso, por considerarse superior a una cosa u otra y negarse a entrar en ella. Una vez más, es la cuestión de encontrar el punto donde todo sea de interés. Nunca se trata de un rechazo o aceptación subjetiva de las cosas, sino de un reconocimiento objetivo de la medida en que las cosas son luciféricas o ahrimánicas, con el resultado de que las escalas están sobreponderadas por un lado o por el otro.
Estar interesado en algo no significa que uno lo considere justificable. Significa simplemente que uno desarrolla una energía interna para conseguir agarrarla y dirigirla en el canal correcto.
Como algunos de ustedes saben —hace mucho tiempo ahora— un número de amigos se compraron libros sobre matemáticas. Una especie de “espíritu deportivo” se había introducido en ellos! Ellos compraron las obras de Lubsen [Heinrich Borchert Lubsen (1801-64)], pero no pasó mucho tiempo antes de que la mayoría de los volúmenes se encontraran en las estanterías de las bibliotecas y el conocimiento matemático no se puso mucho en evidencia. Esto, por supuesto, no se entiende como una pista para que aborden el asunto de nuevo —no estoy haciendo tal sugerencia.
Pero es llegar a afrontar algo en lo que; para empezar, uno no está interesado en absoluto, con el fin de que pueda surgir una nueva comprensión de la existencia mundial —es decir, de un significado incalculable. Porque las cosas que quisiera traer ante ustedes en estas conferencias —como Lucifer y Ahriman intervienen en la evolución de la humanidad al lado del impulso de Cristo— estas cosas deben tomarse con toda seriedad y sus consecuencias correctamente evaluadas.
Si no hubiera habido sabiduría luciférica, ninguna comprensión del Misterio del Gólgota podría haber sido adquirida a través de la gnosis en los primeros siglos de la cristiandad. La comprensión del Misterio del Gólgota disminuyó con el desvanecimiento de la sabiduría luciférica. ¿Y dónde hay alguna evidencia hoy de tal comprensión? El hecho de que la comprensión no se pueda encontrar a través de la ciencia externa ahrimánica es percibida por aquellos que en cierta medida reconocen sus características.
Tomemos, por ejemplo, un hombre como el Cardenal Newman —una figura muy significativa en la esfera de la religión durante la segunda mitad del siglo XIX. En su investidura como Cardenal en Roma, declaró que no podía ver ninguna salvación para el desarrollo religioso de la humanidad que no fuera una nueva revelación! [Véase su discurso en Roma, el 12 de mayo de 1879, cuando había sido elevado al rango de cardenal. “… Hasta ahora el poder civil ha sido cristiano. Incluso en los países separados de la Iglesia, como en el mío propio, el dictum estaba en vigor, cuando yo era joven, que “el cristianismo era la ley de la Tierra”. Ahora, en todas partes ese buen marco de la sociedad, que es la creación del cristianismo, está desechando el cristianismo. El dictamen al que me he referido, con otros cien que le siguieron, se ha ido, o se va por todas partes; Y para el final del siglo, a menos que el Todopoderoso interfiera, será olvidado”. (La vida de John Henry Newman, de Wilfrid Ward, Vol. 2, p.460). Pero allí permaneció. Él mismo no mostró ninguna inclinación especial para recibir nada de la nueva vida espiritual que ahora pueda fluir en la humanidad desde los mundos espirituales. Lo que dijo permaneció en la esfera de la abstracción.
En verdad, la humanidad necesita una nueva revelación. De esto hay evidencia en todos lados. Ha habido discusiones recientemente sobre el deterioro en la moral y en la actitud general hacia la moralidad durante los últimos cuatro o cinco años. Se llega a la conclusión de que la instrucción religiosa denominacional debe ser introducida más intensamente en las escuelas. Pero no se puede enfatizar a menudo que esta instrucción ya estaba siendo dada y se suponen los tiempos que han venido bajo su influencia. Si la antigua instrucción denominacional se introdujera de nuevo simplemente estaríamos comenzando nuevamente todo el proceso. En poco tiempo volveríamos donde estábamos en 1914. Es importante darse cuenta en el más alto grado de que en la subconsciencia de los seres humanos hay anhelos muy diferentes en cuanto al carácter de lo que viene a expresarse en la superficie.
Cuando fundamos la Escuela Waldorf en Stuttgart a principios de este año, nos vimos obligados a organizar la división de la instrucción religiosa entre los diversos clérigos. Una hora particular estaba dedicada a la instrucción religiosa, que es dada por un sacerdote católico para los niños católicos y por un pastor evangélico para los evangélicos. No voy a hablar de las dificultades que vinieron del lado de los sacerdotes —que es un capítulo por sí mismo. Lo que sí quiero decir, sin embargo, es que se expresó un deseo inmediato por la enseñanza religiosa aparte de cualquier denominación. Al principio pensé que la asistencia sería insignificante en comparación con los números que asistían a la instrucción denominacional. Pero a pesar del hecho de que pronto no habrá un solo púlpito en Stuttgart en el que no se viertan injurias sobre la Antroposofía, un gran número de niños —cinco veces más de lo que esperábamos— han pedido una clase de instrucción antroposófica en la religión, y la clase ha tenido que dividirse en dos. Subjetivamente esto puede no ser completamente bienvenido, porque puede ser una vara para nuestras propias espaldas. Pero de eso no quiero hablar. Sólo quiero mostrar que hay un anhelo de progreso en los seres humanos, pero que están dormidos y no perciben que las fuerzas están manteniendo estos anhelos en sujeción. Y más aún, el coraje para hacer que estos anhelos salgan a la superficie es muy escaso.
Basta con pensar qué efecto podría tener un conocimiento como el de la futura encarnación de Ahriman, que se está preparando para ello por los medios que he estado describiendo ayer y hoy. Es esencial informarnos objetivamente sobre estas cosas para que podamos tomar la postura correcta hacia lo que está sucediendo a nuestro alrededor en el camino de la preparación para la encarnación de Ahriman. Sólo si se aplica una reflexión profunda y madura a lo que se ha dicho en estas conferencias acerca de las corrientes ahrimánicas, serán capaces de aprehender la gravedad de la situación actual.

GA191 Dornach, 9 de noviembre de 1919 - El hombre como ser de voluntad e intelecto. Fuerzas de la voluntad y fuerzas de la naturaleza. La inmoralidad condujo a la catástrofe atlante.

 RUDOLF STEINER

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conferencia XIII

Dornach, 9 de noviembre de 1919

Quiero hablar hoy de algo que ayude a profundizar nuestra comprensión de las verdades que ahora deben ser dadas a la humanidad por la Antroposofía. A menudo hemos hablado de los dos polos de fuerzas en el hombre: el polo de la voluntad y el polo de la inteligencia. Para comprender la naturaleza del hombre debemos estar constantemente atentos a estos dos polos.
El hombre es un ser de voluntad y un ser de inteligencia. Entre ellos —en todo caso desde el nacimiento hasta la muerte— está el elemento del sentimiento, constituyendo el puente entre la inteligencia y la voluntad. Ustedes saben que estas fuerzas se separan unas de otras en cierto sentido cuando el hombre alcanza lo que se llama el Umbral del Mundo Espiritual.
Nuestro estudio de hoy se ocupará más particularmente de la relación en la que el hombre se posiciona en el mundo circundante, por un lado como un ser de inteligencia y por el otro como un ser de voluntad. Trataremos primero de este último.
En su vida entre el nacimiento y la muerte, el hombre despliega la fuerza de la voluntad como impulso de sus acciones y actividades. A medida que se expresa a través del organismo humano, esta fuerza de voluntad es una cuestión muy compleja y complicada. Sin embargo, en un aspecto, toda la naturaleza de la voluntad en el hombre tiene una gran semejanza, casi como una identidad, con ciertas fuerzas de la naturaleza. Por lo tanto, es muy correcto hablar de una relación interior entre las fuerzas de la voluntad en el ser humano y las fuerzas de la naturaleza.
Ustedes saben por estudios anteriores que incluso mientras el hombre está despierto, está en una condición semejante al sueño dondequiera que su voluntad esté implicada. Es cierto que tiene en su conciencia las ideas que se encuentran detrás de lo que quiere, pero cómo una idea particular surte efecto en forma de voluntad, de eso no sabe nada.  No se sabe cómo la idea, “muevo mi brazo”, está conectada con el proceso que conduce al movimiento real del brazo. Este proceso está enteramente en la subconsciencia y se puede decir realmente que el hombre no está más consciente del verdadero proceso de la voluntad que de lo que ocurre durante el sueño. Pero cuando surge la cuestión de la conexión de la voluntad del hombre con el mundo circundante, llegamos a algo que sorprenderá al tipo de conciencia que se ha desarrollado en el curso de los últimos tres a cinco siglos como altamente paradójico. Se piensa generalmente que la evolución de la Tierra sería igual aunque los seres humanos no tuvieran parte en ella en absoluto. El científico natural típico describe la evolución de la Tierra como una serie, digamos, de procesos geológicos, puramente físicos. Y aunque no lo diga expresamente, tiene en mente que desde el principio de la Tierra hasta su hipotético final, todo seguiría igual aunque estuviera deshabitada por los seres humanos. ¿Por qué esta visión es sostenida hoy por la ciencia natural?. La razón es que cuando algo ocurre, por ejemplo en el reino mineral, o el reino vegetal, digamos que el 9 de noviembre de 1919, la gente cree que su causa está en lo que ha sucedido en el reino mineral antes de la hora de ese punto particular. Los hombres piensan: el reino mineral toma su curso y lo que sucede en cualquier punto es el efecto de lo que fue antes; El efecto mineral se debe a una causa mineral.
Esta es la forma en que los hombres piensan y ustedes encontrarán evidencia de ello en cualquier libro de texto de geología. Se dice que las condiciones que se obtienen en la actualidad son los efectos de la Edad de Hielo o de alguna época anterior, pero las causas se atribuyen enteramente a lo que una vez tuvo lugar en el reino mineral como tal; El hecho de que el hombre habite la Tierra es ignorado. La creencia es que incluso si el hombre no estuviera presente, todo tendría un curso similar, que la realidad externa sería la misma, aunque, de hecho, el hombre siempre ha sido parte de esta realidad externa. La verdad es que la Tierra es un todo, siendo el hombre uno de los factores activos en la evolución de la Tierra. —Les daré un ejemplo.
Ustedes saben que nuestra época actual —pensándola por el momento en un sentido más amplio, como comprendiendo el período transcurrido desde la gran catástrofe atlante— fue precedida por la época Atlante, cuando los continentes de Europa, África y América no existían en su forma actual. En ese tiempo había un continente principal en la Tierra —llamado Atlántida— que se extendía sobre lo que ahora es el Océano Atlántico. También saben que en un cierto período de esta evolución atlante, se desarrollo un tipo particular de inmoralidad desenfrenada en todo el entonces mundo civilizado. Los seres humanos tenían un poder mucho mayor sobre las fuerzas de la naturaleza que poseyeron y emplearon más adelante para los propósitos mas malvados. Así podemos mirar hacia atrás a una época de inmoralidad generalizada. Y entonces vino la gran catástrofe atlante. Naturalmente, el geólogo ortodoxo atribuye esta catástrofe a procesos del reino mineral; Es un hecho que una parte de la Tierra cedió y otra surgió. Pero no se les ocurrirá a aquellos que basan su pensamiento en los principios de la ciencia natural moderna decirse a sí mismos que las acciones y las actividades de los hombres estaban entre las causas contribuyentes. —Pero así es—. En verdad la catástrofe atlante fue el resultado de las acciones de los hombres en la Tierra.
Las causas externas y minerales no son las únicas responsables de estos grandes acontecimientos catastróficos que penetran en la existencia de la Tierra. Debemos situar las causas dentro de la esfera de las acciones e impulsos humanos. El hombre mismo pertenece a la cadena de fuerzas causales en la existencia terrenal. Tampoco se aplica esto sólo a los acontecimientos de tal magnitud, sino a lo que está sucediendo todo el tiempo. Sólo la conexión entre lo que sucede dentro del hombre y los sucesos cósmicos que surten efecto en los acontecimientos telúricos, permanece oculta. En este sentido, toda nuestra ciencia natural equivale a una gran y abarcadora ilusión. Porque si quieren llegar a las verdaderas causas no las descubrirán estudiando solo los reinos mineral, vegetal y animal.
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Permítanme darles la siguiente ilustración de lo que aquí se considera. Lo abordaremos, por así decirlo, desde el lado opuesto. —Aquí (X) esta el centro de la Tierra—.  Cuando algo ocurre en el reino mineral, en el reino vegetal o en el reino animal, se trata de buscar las causas. Las causas se encuentran en ciertos puntos que se encuentran en todas partes. Pueden imaginar lo que quiero decir pensando en lo siguiente. —En una región alrededor de Nápoles, en Italia, se encontrarán con que sobre una amplia zona la Tierra emitirá vapor si usted toma un pedazo de papel y lo enciende. Los vapores comienzan a levantarse del suelo. Dirán: la fuerza que impulsa los vapores radica en el proceso físico generado por la combustión del papel. En este caso, el proceso físico es que al encender el papel se rarifica el aire y debido a esta rarefacción del aire los vapores que están dentro de la Tierra presionan hacia arriba. Se mantienen abajo por la presión del aire normal pero esta presión disminuye al encender el papel. En este caso, el proceso físico se debe a que al encender el papel se enrarece el aire y debido a la rarefacción del aire los vapores de la Tierra presionan hacia arriba. Si me limito a dar un ejemplo de los efectos de naturaleza puramente mineral —como estos vapores que surgen de la Tierra— podría decir, a título ilustrativo, que aquí y aquí (puntos en el diagrama) se enciende un trozo de papel. Esto muestra que las causas de la salida del vapor no están debajo de la Tierra, sino encima de ella. Ahora bien, estos puntos en el diagrama —a, b, c, d, e, f, no representan trozos de papel que se han encendido; en este caso representan algo diferente. Imagínense, en primer lugar, que cada punto por sí solo no tiene significado, sino que el significado reside en el sistema de puntos como un todo—. No piensen ahora en las piezas de papel iluminado, sino en algo que por el momento no voy a especificar. Algo más está allí como una causa activa, sobre la superficie de la Tierra; Y estas diferentes causas no funcionan individualmente, sino en conjunto.
Y ahora imagínense que no hay sólo seis puntos, sino, digamos 1.500 millones de puntos[i] trabajando todos juntos, produciendo un efecto combinado. Estos 1.500 millones de puntos están realmente allí. Lo tiene cada uno de ustedes en su interior en lo que puede llamarse el centro de gravedad de su propia estructura física. Cuando el hombre está despierto, este centro de gravedad se encuentra justo debajo del diafragma; cuando duerme se encuentra un poco más abajo. Hay, pues, unos 1.500 millones de estos centros de gravedad que se distribuyen en la Tierra, produciendo un efecto combinado. Y las cuestiones relacionadas con este efecto combinado son la causa real de una gran cantidad de lo que ocurre en los reinos de minerales, vegetaales y animales en la Tierra. Es una falacia científica remontarse a las causas materiales, a las fuerzas que se manifiestan en el aire y el agua y en el reino mineral; La realidad es que las causas se encuentran en el hombre.
Esta es una verdad de la que apenas se sabe hoy. Se sabe muy, muy poco de que las causas de los procesos activos en los reinos mineral, vegetal y animal se encuentran dentro del organismo del hombre. (Esto no debe aplicarse a todas las fuerzas que trabajan en estos reinos de la naturaleza, sino a una gran proporción de ellos). Dentro de la humanidad están las causas de lo que ocurre en la Tierra. Por lo tanto la mineralogía, la botánica, la zoología, no pueden cultivarse verdaderamente sin la antropología —sin el estudio del hombre. La ciencia nos habla de las fuerzas físicas, químicas y mecánicas. Estas fuerzas están íntimamente conectadas con la voluntad humana, con la fuerza de la voluntad humana que se concentra en el centro de gravedad del hombre. Si hablamos de la Tierra desde un punto de vista verdadero en estos asuntos, no debemos seguir a los geólogos al hablar de una Tierra en abstracto, pues la humanidad debe ser considerada una parte integral de la Tierra. Estas son las verdades que se revelan en el otro lado del umbral. Todo lo que se puede conocer de este lado del Umbral pertenece al reino de las ilusiones del conocimiento, no al reino de la verdad.
En este punto surge la pregunta: ¿Qué relación existe entre las fuerzas de la voluntad que se concentran en el centro de gravedad del hombre y las fuerzas externas, físicas y químicas? —Estamos hablando, recuerden, de la humanidad actual—. En la vida normal, esta relación tiene efecto en los procesos metabólicos. Cuando el hombre toma en sí las sustancias del mundo exterior, es su voluntad la que realmente digiere y trabaja sobre estas sustancias. Y si nada más estuviera en operación, entonces lo que se toma en el organismo desde fuera simplemente sería destruido. La voluntad humana tiene el poder de disolver y destruir todas las sustancias y fuerzas extrañas; Y la relación entre el hombre y los reinos mineral, vegetal y animal de la naturaleza hoy en día es tal que su voluntad está conectada con las fuerzas de disolución y destrucción inherentes a nuestro planeta.
No podríamos vivir si esta destrucción no tuviera lugar —Pues es por ello que se destruye. Esto nunca debe ser olvidado.  Y lo que a menudo se describe como prácticas mágicas ilegales se basan esencialmente en el hecho de que ciertos seres humanos aprenden a emplear su voluntad injustamente, de tal manera que no limitan las fuerzas destructivas a sus operaciones normales dentro del organismo, sino que las extienden sobre otros seres humanos, aplicando deliberada y conscientemente las fuerzas de destrucción que están ancladas en su voluntad. Esto, obviamente, es una práctica que nunca es, en ninguna circunstancia, permisible.
A través de nuestra voluntad estamos conectados con las fuerzas decadentes de la Tierra. Y si como seres humanos tuviéramos sólo nuestras fuerzas de voluntad, la Tierra estaría condenada a través de nosotros, a través de la humanidad, a su destrucción. La perspectiva del futuro estaría entonces lejos de ser inspiradora; Sería una visión de la disolución gradual de la Tierra y su última dispersión en el espacio cósmico. —Tanto más para uno de los polos de la constitución del hombre.
Pero el hombre es un ser doble. Un polo esta, como hemos visto, conectado con las fuerzas destructivas de nuestro planeta; el otro polo —el de la inteligencia— se conecta con la voluntad por el puente de los sentimientos.
Pero en su vida de vigilia, la inteligencia del hombre es de poca importancia en lo que al planeta Tierra se refiere. Durante la vigilia en realidad no podemos establecer una verdadera relación con la existencia terrestre a través de nuestra inteligencia. Lo que he dicho en lo que se refiere a la voluntad sucede mientras el hombre está despierto, aunque él no sea consciente de ello. Si usted ve una roca que se desmorona y pregunta dónde están las causas reales de esa destrucción, entonces debería mirar en la naturaleza interna, orgánica del hombre mismo. Por extraño que parezca esto a la mente moderna, es de hecho así. Pues como dije, la Tierra tendría un futuro lamentable si el otro polo de la naturaleza del hombre no estuviera allí: el polo de las fuerzas edificantes. Así como las causas de toda destrucción residen en la voluntad que se concentra en el centro de gravedad del hombre, las fuerzas edificantes se encuentran en la esfera a la que los hombres pasan durante su sueño. Desde el momento de quedarse dormido hasta el de despertar, el hombre está en una condición que podemos describir figurativamente diciendo que con su “yo” y su cuerpo astral está fuera del cuerpo físico. Pero entonces él es completamente un ser anímico espiritual, desplegando las fuerzas que trabajan en el tiempo de quedarse dormido y despertar. Durante este tiempo él está conectado, a través de estas fuerzas, con todo lo que construye el planeta Tierra, todo lo que agrega a las fuerzas de destrucción las fuerzas constructivas y edificantes.  Si no recorrieran la Tierra, las fuerzas destructivas procedentes de la voluntad no estarían trabajando en los reinos de minerales, plantas y animales.  Si no se durmiera, las fuerzas por las cuales la Tierra está continuamente edificándose no saldrían de la inteligencia. Las fuerzas constructivas y edificantes del planeta Tierra también están en la misma humanidad: no digo: en el ser humano individual, porque ya he aclarado expresamente que todas estas causas únicas forman un todo colectivo. Las fuerzas edificantes se encuentran en la humanidad como un todo, concretamente en el polo de la inteligencia en el ser del hombre, pero no en su inteligencia despierta. La inteligencia despierta es realmente como una entidad sin vida que se impulsa en la evolución de la Tierra. La inteligencia que trabaja, inconscientemente en el hombre, durante su sueño es la que construye el planeta Tierra. Con esto sólo estoy tratando de explicar que es una falacia mirar fuera del ser humano para buscar las fuerzas destructivas y constructivas de nuestra Tierra; Ustedes deben buscarlas dentro del ser humano. Y una vez que comprendan esto, lo que voy a decir ya no será ininteligible.
Todos miran hacia las estrellas, diciendo que algo fluye de ellas y que puede ser percibido por los órganos de los sentidos del hombre aquí en la Tierra. Pero lo que contemplan cuando miran las estrellas no es de la misma naturaleza que lo que perciben en la Tierra en los reinos mineral, vegetal y animal. En realidad procede de seres de inteligencia y voluntad cuya vida está ligada a esas estrellas. Los efectos parecen ser físicos porque las estrellas están a larga distancia. En realidad, no son físicos. Lo que realmente se ve son las interactividades de los seres de la voluntad y la inteligencia en las estrellas. Ya he hablado de la descripción ingeniosa del sol dada por los astrofísicos. Pero si fuera posible viajar al sol por alguno de los medios de transporte inventado por Julio Verne, se encontrarían con asombro de que no existe nada de lo que se podría esperar de sus descripciones físicas. Las descripciones son simplemente una imagen compuesta de los fenómenos solares. Lo que vemos es en realidad el trabajo de la voluntad y la inteligencia que a una distancia aparece como luz. Si un habitante de la Luna -—suponiendo en este sentido que existiera tal ser— mirara la Tierra, no detectaría sus superficies herbáceas o minerales sino como un efecto de luz o algo similar detectaría lo que ocurre alrededor de los centros de gravedad de los cuerpos humanos y también los efectos de las condiciones en las que el hombre vive entre el dormir y el despertar. Eso es lo que realmente se vería desde el Universo. Incluso el instrumento más perfecto no permitiría que se vieran las sillas, en las que estáis ahora sentados, por ejemplo; Lo que se vería es todo lo que está ocurriendo en la región de sus centros de gravedad y lo que pasaría si de repente todos ustedes se durmieran —es de esperar que esto no suceda en todo caso!. Pero donde quiera que sucediera, se percibiría en el Universo.
De modo que para el Universo exterior, lo que ocurre a través de los seres humanos es la realidad perceptible —no lo que rodea al hombre en la existencia terrenal. Un dicho muy común es que todo lo que se percibe con los sentidos es maya —la gran ilusión— no hay realidad sino simplemente apariencia. Tal abstracción es de poca importancia. Tiene sentido sólo cuando uno entra en lo concreto, como lo estamos haciendo ahora. Decir que los mundos animal, vegetal y mineral son maya no significa nada. Lo que es de valor es la comprensión de que lo que ustedes perciben externamente depende fundamentalmente de ustedes mismos y que —no, por supuesto, en cada momento sino en el curso de la evolución de la humanidad— se hacen una parte integral de la cadena de causas y efectos. Incluso cuando se pronuncia una verdad tan desgarradora —y creo que puede ser demoledora— no siempre se ve el aspecto en el que adquiere importancia en la vida. Tal verdad sólo adquiere importancia cuando percibimos sus consecuencias. No somos seres físicos solamente; Somos seres morales —o tal vez inmorales— en la existencia terrenal. Lo que hacemos está determinado por impulsos de naturaleza moral.
Ahora sólo piensen con qué amarga duda es asaltado el pensamiento moderno en este dominio. La ciencia natural proporciona un conocimiento de lo terrenal que se limita a la conexión entre causas y efectos puramente externos; Y en este ciclo de causas y efectos naturales, el hombre físico también está involucrado. Así, la ciencia externa, abstracta, tiene en cuenta sólo un aspecto de la existencia terrenal.
El hecho de que los impulsos morales también se iluminen en el hombre es admitido, pero no se sabe nada sobre la conexión entre estos impulsos morales y lo que sucede en la ronda de la naturaleza externa. De hecho, el dilema de la filosofía moderna es que los filósofos oyen, por un lado, de los científicos que todo está involucrado en una cadena de causas y efectos naturales, y por otro lado tienen que admitir que los impulsos morales se iluminan en el hombre. Esta es la razón por la que Kant escribió dos Críticas: la Crítica de la Razón Pura, relacionada con la relación del hombre con un curso puramente natural de las cosas, y la Crítica de la Razón Práctica en la que presenta sus postulados morales —que en verdad—, si puedo hablar figuradamente, flotan en el aire, salen del cielo y no tienen ninguna relación a priori con causas naturales.
Mientras el hombre crea que lo que ocurre en las manifestaciones externas de la naturaleza puede ser rastreado sólo en manifestaciones similares, mientras se aferre a esta ilusión, la intervención de los impulsos morales es algo que permanecerá separado y apartado del curso de la naturaleza. Casi todo lo que se discute hoy está bajo la sombra de esta brecha. En su pensamiento, los hombres no pueden fundir la ronda terrestre como tal con la vida moral de la humanidad. Pero tan pronto como comprendan algo de lo que he tratado brevemente de esbozar, ustedes podrán decir: Sí, como hombre soy una unidad, y los impulsos morales están vivos dentro de mí. Viven en lo que soy como un ser físico. Pero como un ser humano físico soy fundamentalmente la causa —junto con toda la humanidad— de cada acontecimiento físico. La conducta moral y los logros de los seres humanos en la Tierra son las verdaderas causas de lo que sucede en el transcurso de la existencia terrena.
La historia natural y la ciencia natural describen la Tierra de la manera que encontramos en los libros de texto de la geología, la botánica y así sucesivamente. Lo que se dice allí parece enteramente satisfactorio de acuerdo con las premisas formadas a través de la educación moderna. Pero supongamos que un habitante de Marte descendiera a la Tierra y lo observara a la luz de sus premisas. —No estoy diciendo que tal cosa podría suceder, sino simplemente tratando de ilustrar lo que quiero decir—.  Supongamos que un ser de Marte, después de haber vagado en silencio sobre la Tierra, aprendió un poco del lenguaje humano, leyó algo de geología y así descubrió qué tipo de ideas prevalecen sobre los procesos y acontecimientos en la Tierra. Él diría: Pero eso no es todo. Con mucho, el factor más importante es ignorado. Por ejemplo, he visto a multitud de estudiantes merodeando en sus cervecerías, bebiendo y complaciendo sus pasiones. Algo está sucediendo allí: la voluntad humana está trabajando en el metabolismo. Estos son procesos que no se mencionan en sus libros de física y geología; No contienen ninguna referencia al hecho de que el curso de la existencia de la Tierra también se ve afectado por si los estudiantes beben o no beben… Eso es lo que un ser que no está enteramente inmerso en las ideas terrenales y los prejuicios encontraría a faltar en las descripciones dadas por el hombre mismo de los acontecimientos en la Tierra. Para un ser de Marte no habría ninguna duda de que los impulsos morales, que impregnan las acciones humanas y la totalidad de la vida humana, son parte integrante del curso de la naturaleza. De acuerdo con los prejuicios modernos hay algo inexorable en el juego de la naturaleza, ciertamente agradablemente inexorable para los pensadores materialistas. Imaginan que el curso de la Tierra sería exactamente igual si no existieran seres humanos; Que si se comportan decentemente o no, no supone ninguna diferencia fundamental o realmente no altera nada. ¡Pero ese no es el caso!.  Las causas de todo lo esencial de lo que ocurre en la Tierra no se encuentran fuera del hombre; Se encuentran dentro de la Humanidad. Y si la conciencia terrenal se expande a la conciencia cósmica, la humanidad debe darse cuenta de que la Tierra —no a corto plazo, pero en largos períodos de tiempo— se hace a su propia semejanza, a semejanza de la Humanidad misma. No hay mejores medios de acallar al hombre durmiéndole que imprimirle que no tiene ninguna parte en el curso tomado por la existencia de la Tierra. Esto reduce la responsabilidad humana al individuo, a la personalidad única.
La verdad es que la responsabilidad por el curso de la existencia terrenal a través de las épocas del tiempo cósmico está en la Humanidad. Todo el mundo debe sentirse miembro de la Humanidad, siendo la Tierra misma el cuerpo de esa Humanidad.
Un individuo puede decirse a sí mismo: Durante diez años he dado paso a mis pasiones, he complacido mis fantasías y por lo tanto he arruinado mi cuerpo.  Con la misma convicción debería poder decir: Si la humanidad terrestre sigue impulsos morales impuros, entonces el cuerpo de la Tierra será diferente de lo que sería si los impulsos morales fueran puros—. La mosca de día, dado que vive sólo veinticuatro horas, tiene una visión del mundo que difiere completamente de la del hombre. El alcance de la visión del hombre no es lo suficientemente amplia como para percibir que lo que ocurre externamente en el curso de la naturaleza no depende de causas puramente naturales.
Respecto a la configuración actual de Europa, es mucho más importante preguntarse qué clase de vida prevaleció entre los seres humanos en el mundo civilizado hace dos mil años que investigar la estructura mineral y vegetal externa de la Tierra. El destino de nuestro planeta físico en dos mil años no dependerá de la constitución actual de nuestro mundo mineral, sino de lo que hacemos y permitimos que se haga. Con la consciencia del mundo, la responsabilidad humana se ensancha en responsabilidad mundial. Con tal consciencia sentimos al mirar hacia arriba a los cielos estrellados que somos responsables ante esta extensión cósmica, impregnada y penetrada como lo está por el espíritu —que somos responsables ante ese mundo por cómo conducimos la Tierra. Crecemos junto con el Cosmos en la realidad concreta cuando detrás de los fenómenos buscamos la verdad.
Muchas veces os digo que debemos aprender a percibir las realidades concretas de las cosas enseñadas en su mayor parte como abstracciones hoy. Nada se logra con la adopción de tradiciones orientales como: el mundo externo de los sentidos es maya. Debemos ir mucho más lejos si vamos a llegar a la verdad. Tales abstracciones no nos llevan lejos, porque en la forma en que se han transmitido no son nada más que el sedimento de una sabiduría primitiva que ya no flota en las abstracciones y que está repleta de realidades concretas que deben ser traídas de nuevo a través de la intuición y la investigación espiritual. Cuando ustedes leen en la literatura oriental sobre la maya y la verdad como su antítesis, no imaginen que lo que ustedes leen allí hoy no puede ser realmente inteligible para ustedes. Es sólo una recopilación mucho más tardía de asuntos que eran realidades concretas de la sabiduría antigua. Debemos volver a estas realidades concretas. Los hombres piensan hoy que tienen cierta comprensión de los procesos cósmicos cuando afirman que el mundo externo de los sentidos es maya. Pero nada se puede entender a menos que se presione en las realidades subyacentes. En el momento en que se comprende: “no tenemos que preguntarnos cómo se ha desarrollado el mundo mineral actual a partir de los procesos minerales de otra época; Tenemos más bien que preguntarnos sobre lo que ha ocurrido en la humanidad —en ese momento se hace claro el significado real del dicho, “el mundo exterior es maya”. Entonces comenzamos a percibir en el hombre una realidad mucho mayor de lo que generalmente se percibe. Y entonces comienza el sentimiento de responsabilidad por la existencia terrenal.
Si tratan de llegar al núcleo interno de estas cosas —y debe ser por contemplación interior, no por medio del tipo de inteligencia empleada en las ciencias naturales— gradualmente encontrarán el camino hacia la comprensión de que la humanidad está compuesta de seres humanos libres. La naturaleza, en verdad, no contrarresta nuestra libertad, pues como seres humanos nosotros mismos modificamos la naturaleza que nos rodea inmediatamente. Sólo en sus manifestaciones parciales la naturaleza contrarresta nuestra libertad. La naturaleza contrarresta nuestra libertad en una medida no mayor que si —para dar un ejemplo— usted estira su mano y alguien se apodera de ella y comprueba el movimiento. No negarán la libertad de voluntad simplemente porque alguien compruebe el movimiento. Como hombres de hoy en día estamos controlados en muchos aspectos debido a alguna acción de nuestros predecesores que ahora está entrando en vigor.   Pero en todo caso fue una acción de los hombres. ¿Qué hombres? Nadie contra quien podamos volvernos con reproche, porque nosotros mismos éramos los hombres que, en las primeras vidas terrenales, produjeron las condiciones que hoy se dan.
No debemos limitarnos a la mera mención de vidas terrenales repetidas, sino pensar en la conexión entre ellas de tal manera que incluso en la naturaleza externa percibimos los efectos de causas que nosotros mismos establecimos en vidas anteriores. Naturalmente, en referencia al ser humano individual, debemos hablar sólo de causas contributivas, porque en todas estas cosas, como he dicho, se trata de la intercomunicación colectiva de los hombres sobre la Tierra. Nadie debe, por eso, excluirse como individuo, pues cada uno de nosotros tiene su parte en lo que se produce por la humanidad en su conjunto y luego se expresa en lo que constituye el cuerpo para toda la humanidad terrestre en su transcurso de vida.
He estado tratando de darles una idea de cómo un científico espiritual debe considerar las declaraciones hechas en los libros de texto científicos ordinarios. – Supongamos que dibujara una serie de figuras:
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Y ahora supongamos que alguna criatura que nunca ha vivido en el mundo de los hombres gateara fuera de la Tierra y teniendo algunos rudimentos de conocimientos aritméticos, mira las figuras y dijera: “Primera figura, segunda figura, tercera figura. La tercera es el efecto de la segunda y la segunda el efecto de la primera. El efecto de la primera figura – un triángulo; El efecto de la segunda – un círculo”. Esta criatura estaría combinando causa y efecto. Pero sería una falacia, porque yo he dibujado cada figura por separado.  En realidad, la una es independiente de la otra. Sólo parece ser dependiente a esta criatura que asocia lo que ve lo primero con lo que sigue, como si el uno fuera el resultado del otro. Esto, aproximadamente, es como el geólogo describe el proceso de la Tierra: la época diluviana, la época terciaria, la época cuaternaria, y así sucesivamente. Pero esto no es más cierto que la afirmación de que el círculo es el resultado, el efecto del triángulo, o el triángulo el efecto de la figura rectangular. Las configuraciones de la Tierra son provocadas de forma autónoma a través de las obras de la humanidad terrestre, incluyendo el misterioso funcionamiento de la inteligencia durante los períodos de sueño cuando el hombre se encuentra fuera de su cuerpo físico.
Esto demuestra que las descripciones dadas por la ciencia externa son en gran parte ilusión – maya. Pero hablar meramente de maya es de poca importancia. A la afirmación de que el mundo externo es maya debemos ser capaces de responder diciendo dónde están las causas reales. Estas causas están ocultas en gran medida en los poderes de cognición del hombre. El papel desempeñado por la Humanidad en la conformación de la existencia terrenal no puede ser comprendido por medio de la ciencia externa sino sólo por una ciencia interna. Mi libro “Como se adquiere el conocimiento de los Mundos Superiores” habla de la actividad interna del hombre entre el momento de ir a dormir y despertar. Esto puede ser revelado por el conocimiento que llega hasta la esfera de la voluntad. El hombre no sabe nada de la conexión entre la voluntad y el mundo exterior porque los procesos de la voluntad están ocultos y reservados. No sabe lo que realmente sucede cuando al levantar la mano pone en funcionamiento un proceso volitivo; Ni sabe que este proceso continúa y tiene un efecto en todo el curso de la existencia terrenal.
Esto se indica en la escena de mis Dramas Misterio, El Portal de la Iniciación , donde las acciones de Capesius y Strader tienen su resultado en las manifestaciones cósmicas del trueno y el relámpago. Es, por supuesto, una representación pictórica, pero la imagen contiene una verdad más profunda; no es fantasía, sino la verdad real. Durante un período bastante largo de la evolución, las verdades de este tipo se han expresado sólo por verdaderos poetas cuya fantasía se debe siempre a la percepción de los procesos suprasensibles.
Esto es muy poco entendido por el hombre moderno que le gusta relegar la poesía, y de hecho todo el arte, a un lugar separado y aparte de la realidad externa. Se siente aliviado de que no se le pida que vea en la poesía nada más que fantasía. La verdadera poesía, el verdadero arte, no es más que un reflejo de la verdad suprasensible, una reflexión. Incluso si el poeta no es consciente de los acontecimientos suprasensibles, si su alma está ligada al cosmos, si no ha sido arrancada del cosmos por la educación materialista, da declaraciones a verdades suprasensibles, a pesar de tener que expresarlas en imágenes tomadas del mundo de los sentidos.
Hay muchos ejemplos de esto que se encuentran en la segunda parte del Fausto de Goethe, donde como he demostrado en el caso de los pasajes particulares, la imagen tiene una relación directa con los procesos de suprasensibles.[i] El desarrollo del arte en los últimos siglos proporciona evidencia de lo que he estado diciendo. Tomen cualquier cuadro pintado no hace mucho tiempo, y encontrarán que por regla general, el paisaje tiene una importancia muy secundaria. La pintura del paisaje ha entrado en la prominencia solamente desde los últimos tres a cinco siglos. Anterior a ese tiempo, encontrarán que el paisaje ocupa un lugar secundario; Es el mundo del hombre el que se pone a la vanguardia porque todavía sobrevivía la conciencia en lo que respecta a los procesos objetivos de la existencia terrenal, el mundo del hombre es mucho más importante que el paisaje, que no es sino el efecto de ese mundo humano. En el mismo nacimiento de la preferencia por el paisaje se encuentra, en la esfera del arte, el fenómeno paralelo al nacimiento de la tendencia materialista de la mente, consistente en la creencia de que el paisaje y lo que representa tiene una existencia propia, totalmente aparte del hombre. Pero la verdad es todo lo contrario. Si algún habitante de Marte descendiera a la Tierra, ciertamente sería capaz de ver el significado de la “Última Cena” de Leonardo da Vinci, pero no en las pinturas de paisajes. Vería los paisajes —incluyendo los paisajes pintados— y toda la configuración de la Tierra de manera muy diferente y con sus órganos particulares de los sentidos no podría comprender su significado. —Por favor recuerden que estoy diciendo estas cosas simplemente para ilustrar hipotéticamente lo que quiero transmitir.
Así que ya ven, el dicho: “el mundo externo es maya” no puede ser plenamente comprendido sin entrar en las realidades concretas. Pero para hacer esto debemos relacionarnos íntimamente con la existencia de la Tierra como un todo, conociéndonos a nosotros como parte integrante de la misma. Y entonces debemos comprender el pensamiento de que puede haber realidades externas y aparentes que no son la verdad, no las verdaderas realidades. Si usted tiene una rosa en su habitación, es una realidad sólo aparente, pues la rosa, ya que está ahí delante, no puede ser una realidad. Puede ser verdadera realidad sólo mientras está creciendo en el rosal, unida con las raíces que a su vez se unen con la Tierra. La Tierra descrita por los geólogos es tan poca realidad como una rosa cortada.
La ciencia espiritual se esfuerza por no detenerse jamás en la realidad falsa, sino en buscar siempre lo que hay que añadir, para tener toda la verdadera realidad. El escaso sentido de la realidad que prevalece en nuestra civilización actual se expresa en el hecho mismo de que toda manifestación externa se toma como realidad. Pero sólo hay realidad en lo que se encuentra ante uno como un todo integrado. La Tierra por sí misma, sin el hombre, no es más verdadera realidad que la rosa arrancada del rosal. Estas cosas deben ponderarse y trabajarse; No deben permanecer en teorías, sino pasar a nuestros sentimientos. Debemos sentirnos miembros de toda la Tierra. Es importante una y otra vez llamar el pensamiento: este dedo en mi mano tiene verdadera realidad sólo mientras sea parte de mi organismo; Si se corta, ya no tiene la verdadera realidad. Del mismo modo, el hombre no tiene una verdadera realidad apartado de la Tierra, ni la Tierra sin la Humanidad. Es un concepto irreal cuando el investigador científico moderno piensa, según sus premisas, que la evolución de la Tierra correría el mismo curso si la humanidad no estuviera allí. Hace poco les mostré que no es así, diciéndoles que los cuerpos dejados a un lado por los seres humanos con la muerte se convierten en una levadura en la evolución de la Tierra y que si ningún cuerpo humano —ya sea por entierro o cremación— se convirtiera en parte de la Tierra, todo el curso de los acontecimientos físicos sería diferente de lo que existe como en consecuencia de estos cuerpos que han sido recibidos por la Tierra.

En la conferencia de hoy quería hablar con mayor detalle de la conexión entre los dos polos de la voluntad y la inteligencia en el hombre y su entorno cósmico. 

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919