RUDOLF STEINER
Observaciones sobre la conexión de lo que se describe en este libro con los relatos que se dan en mis libros de Teosofía y Ciencia Oculta
Los nombres que deben expresar las experiencias del alma humana en los mundos elemental y espiritual deben adaptarse a las características especiales de dichas experiencias. Al dar tales nombres habrá que tener en cuenta que incluso en el mundo elemental la experiencia sigue su curso de una manera muy diferente a la que lo hace en el mundo físico. La experiencia en el mundo elemental se debe a la capacidad de transformación del alma y a su observación de las simpatías y antipatías. La terminología asumirá necesariamente algo del carácter cambiante de tales experiencias. No puede ser tan fija y rígida como debe serlo con respecto al mundo físico. Quien no tenga en cuenta este hecho, derivado de la naturaleza del caso, puede encontrar fácilmente una contradicción entre la terminología utilizada en este libro y la de la Teosofía y la Ciencia Oculta. La contradicción desaparece cuando se recuerda que en las dos últimas obras los nombres están escogidos de tal manera que describen las experiencias que el alma tiene durante su completo desarrollo entre el nacimiento (concepción) y la muerte por una parte, y entre la muerte y el renacimiento por otra. En este libro, sin embargo, los nombres se dan en referencia a las experiencias de la conciencia clarividente cuando entra en el mundo elemental y en las esferas espirituales.
Se ve en la Teosofía y en la Ciencia Oculta que poco después del desprendimiento del cuerpo físico del alma en el momento de la muerte, se desprende también del alma lo que en este libro se llama el cuerpo etérico. El alma vive entonces por un tiempo en la entidad que aquí se llama cuerpo astral. El cuerpo etérico, después de separarse del alma, se transforma en el mundo elemental. Pasa a los seres que forman ese mundo. Cuando se produce esta transformación del cuerpo etérico, el alma que había vivido en él ya no está. El alma, sin embargo, experimenta como su mundo exterior después de la muerte los procesos del mundo elemental. Esta experiencia del mundo elemental "desde el exterior" se describe en la Teosofía y en la Ciencia Oculta como el paso del alma a través del "mundo anímico". Por lo tanto, hay que tener en cuenta que este mundo anímico es idéntico al que, desde el punto de vista de la conciencia clarividente, se llama en este libro el mundo elemental.
Cuando el alma en el intervalo entre la muerte y el renacimiento - como se describe en la Teosofía - se desprende de su cuerpo astral, sigue viviendo en la entidad que aquí se llama el verdadero ego. El cuerpo astral experimenta entonces por sí mismo, el alma ya no está con él, lo que se ha descrito anteriormente como el olvido. Se sumerge, por así decirlo, en un mundo en el que no hay nada que pueda ser observado con los sentidos, o experimentado de la manera en que la voluntad, el sentimiento y el pensamiento, tal como el hombre los desarrolla en su cuerpo físico, experimentan las cosas. Este mundo es experimentado como su mundo exterior por el alma que continúa existiendo en el verdadero ego. Si resulta conveniente describir la experiencia en este mundo exterior, puede hacerse de la misma manera en que se describe en la Teosofía y en la Ciencia Oculta, como el paso a través de la "región del espíritu". El alma, experimentando en el ego real, tiene a su alrededor dentro del mundo espiritual lo que se ha formado en él como experiencias del alma durante la existencia física. Dentro del mundo arriba descrito como el de los seres-pensamientos vivos, el alma encuentra entre la muerte y el renacimiento todo lo que ha experimentado en su ser interior durante la existencia física a través de sus percepciones sensoriales y su pensamiento, sentimiento y voluntad.
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