GA218 Londres, 18 de noviembre de 1922 Cristo desde el punto de vista de la antroposofía

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Nexos espirituales en la formación del organismo humano

RUDOLF STEINER

Londres, 18 de noviembre de 1922

En la actualidad se están alzando oposiciones desde dos lados, entre muchos otros, contra lo que yo llamo conocimiento espiritual antroposófico. Ayer me referí en pocas palabras a una de estas oposiciones. Una es la científico-natural, que opina que el conocimiento suprasensible del tipo que describí ayer, no puede ser alcanzado en absoluto por las capacidades humanas de cognición. Y por eso la antroposofía se presenta a menudo desde este lado como algo imposible.

Hoy, debería ocuparnos más otra oposición. La que proviene de personalidades que sienten que la Antroposofía les priva a ellos y a algunos de sus compañeros de su relación con Cristo. Estas personalidades son en su mayoría cristianos extraordinariamente piadosos, y precisamente por la piedad de sus almas es por lo que se oponen a la ciencia espiritual. Ellos creen sobre todo que la relación del hombre con Cristo, puede conseguirse mediante la simple e ingenua piedad del corazón y del alma. Encuentran que todo lo que pretende hablar del Cristo de manera cognitiva no tiene más que un efecto de confusión en la simple e ingenua piedad del corazón, y desde su simple corazón humano, preferirían que el esfuerzo por el Cristo no fuera perturbado, -en nadie- por pretender saber algo de Cristo de forma cognitiva.

Los sentimientos que surgen en estas personas son ciertamente a tener en cuenta. Pero, sin embargo, tales personas están atrapadas en un tremendo error con respecto a la Antroposofía. Y si reconocieran lo que es correcto, encontrarían que el camino muy seguro que buscan hacia el Cristo está pavimentado para ellos por la Antroposofía. Descubrirían que todo lo que les atrae a Cristo en la simple piedad de sus corazones se ve esencialmente reforzado por todo lo que la Antroposofía tiene que decir sobre el Cristo.

Me gustaría aclararles desde diferentes vertientes lo que acabo de afirmar. Y la primera de estas vertientes ha de ser una consideración de lo que los hombres han sentido como su vida religiosa, como su conciencia religiosa, en las diversas épocas del desarrollo de la humanidad en la tierra.

A este respecto, retrocedamos un poco a los antiguos tiempos de la evolución humana. A lo largo de mi exposición verán que esta perspectiva histórica no es superflua, sino que puede aclarar muchos malentendidos que existen en el presente. Sin embargo, aquellos tiempos tan antiguos de la evolución humana no pueden ser abordados mediante documentos históricos externos, sino únicamente con los medios de esa ciencia espiritual de la que les hablé ayer; únicamente pueden ser interiormente  reconocidos mediante una observación como la que expliqué ayer, como medio de ver la naturaleza suprasensible del hombre y las experiencias suprasensibles del destino del hombre. Cuando nos remontamos a tiempos tan antiguos, descubrimos que en aquella época los hombres escuchaban a los que eran discípulos de los llamados Misterios. Aquellos antiguos Misterios, de los que apenas se conservan documentos históricos externos, -pues lo que existe es tan tardío que no hay visiones reales de los Misterios-, aquellos antiguos Misterios eran centros espirituales de la humanidad, en los que el arte la religión y la ciencia eran una sola cosa. Y los grandes maestros de estos misterios, que eran los gurús de sus discípulos, gozaban de una veneración casi sobrehumana. Y después el resto de la humanidad buscaba a los discípulos de tales maestros de los misterios para satisfacer las necesidades de su religiosidad. Adoptaban lo que los alumnos de los maestros de los misterios habían adquirido en una vida devota y reverente, como una comprensión del mundo y su orden. Y para alumbrar lo que la piedad puede ser también en el presente, lo que el culto a Cristo en particular puede ser en el presente, me gustaría esbozar un poco la relación de un discípulo de tales características con su gurú, con su maestro en los Misterios. 
En primer lugar, nos encontramos con una cosa: estos maestros eran considerados por quienes creían reconocer su naturaleza, como personas cuyo ser interior estaba lleno del propio poder divino. Estos maestros de misterio eran vistos como seres humanos, en los cuales -cuando hablaban desde el entusiasmo de sus centros de misterio y su culto sacrificial- no era el hombre el que hablaba por sus discípulos, sino que a través de bocas humanas hablaban los poderes divinos del mundo.
Para aquellos antiguos discípulos de los Misterios no se trataba de una concepción alegórica, sino de un sentimiento muy real. Y pueden ustedes imaginarse cuán profundo era el sentimiento de veneración de tal alumno por su maestro, al saber que desde el maestro no le hablaba un humano, sino una divinidad, que aquello que él llamaba su divinidad le hablaba desde el maestro. Lo que hoy nos parece paradójico, pero que es particularmente característico de la concepción que los discípulos tenían de los antiguos maestros de los misterios, es que ellos eran de la opinión, de que en tiempos aún más antiguos del desarrollo humano, en aquellos tiempos en los que comenzó el desarrollo de la tierra, los propios seres divino-espirituales descendieron a la tierra, en la forma en que esto era posible, de manera espiritual, por supuesto. Y estos seres divino-espirituales, que no tenían una corporalidad humana, pero que sin embargo fueron capaces de comunicarse con los primeros gurús, con los primeros maestros de los misterios, a través de los medios del conocimiento espiritual, estos seres divino-espirituales dieron las primeras instrucciones sobre lo que debía ser enseñado a los seres humanos como una enseñanza que pudiera guiarlos a la relación correcta con el mundo espiritual. Y así se pensaba que de generación en generación se transmitía lo que los propios dioses una vez habían transmitido al hombre y de ese modo llegaba a los alumnos de cada época.
Ustedes dirán: Esto conduce a una explicación del origen de la sabiduría humana en los mundos suprasensibles. -Pero estamos tocando un tema en el que aún hoy, si pensamos por ejemplo en la explicación que la gente tiene del lenguaje, la gente no tiene muy claro el ámbito en cuestión del origen. Ciertamente, hay gente que piensa que el lenguaje humano se desarrolló a partir del sonido animal, en el sentido de la teoría de Darwin. Pero ha habido y hay gente, sobre todo no hace mucho, que también ha atribuido un origen divino al lenguaje.
Bueno, no quiero seguir hablando de lo que realmente subyace en esto, porque eso sería ir demasiado lejos hoy.  A nosotros nos basta con saber que lo que realmente formaba los sentimientos piadosos de los discípulos de los gurús, era la creencia de que lo que escuchaban por boca de los maestros había sido transmitido a la humanidad por los propios dioses.
¿Y con qué finalidad debe guiar ese discipulado? Pues bien, tal discipulado consistía en que, en primer lugar, debido al sentimiento infinitamente fuerte de veneración y apego al Gurú, el discípulo debía ser completamente devoto de su maestro con aquello que lo conectaba con los mundos espirituales. Él debía, por así decirlo, considerar a este maestro como la única fuente a través de la cual lo divino penetra en él. Todo lo que tal alumno tenía en sí mismo, todo lo que se desarrollaba en su alma, -decía para sí mismo-, se lo debo al maestro. - Y el Maestro le daba instrucciones, en primer lugar, sobre la orientación de los pensamientos. Los pensamientos debían ser guiados de tal manera que el hombre aprendiera a pensar, no basándose en el mundo sensorial, sino dirigiendo la mente a través de ese poder que el Gurú, el Maestro, implantaba en su propia alma, como en una sugestión permitida, dirigiendo todos sus pensamientos hacia lo suprasensible. Mientras que, por el contrario, en la observación de los sentidos, los pensamientos chocan con las cosas externas, -pensamos en la mesa, es decir, nuestro pensamiento choca con la mesa; pensamos en el árbol: el pensamiento es detenido por el árbol, choca con el árbol-, mediante la influencia del Gurú los pensamientos debían volverse transparentes, de modo que el discípulo no viera nada de lo que hay en el mundo, sino que, mediante la visión del pensamiento, viera en esos mundos que les describí ayer de la ciencia moderna de la iniciación, en los mundos suprasensibles. El alumno también debía experimentar estos mundos suprasensibles. Para ello, se le daban instrucciones sobre el lenguaje. Cuando hablamos en la vida ordinaria, comunicamos pensamientos que nosotros mismos tenemos o que hemos recibido de otro. En resumen, lo que fluye en nuestro lenguaje vive en la tierra física. El gurú daba a su discípulo frases mántricas que, de forma medio recitada, medio hablada, pretendían que el discípulo no sólo escuchara vívidamente en su idioma lo que significaban las palabras, sino que también le permitiera experimentar por sí mismo la fuente del mundo divino en la frase que fluía. La frase debía ser pronunciada de tal manera que su contenido humano no tuviera sentido, sino que en la frase fluyera lo que vive como esencia divina en el mundo y en el hombre. Por tanto, a través de los pensamientos que se volvían transparentes para él, debía visualizar lo divino. A través de los dichos mántricos, mientras los recitaba, él no debía escuchar a través de los dichos mántricos, mientras los recitaba, lo que había en su significado, sino que el propio poder divino, fluyendo a través de ellos, debía ser conducido a las acciones a través de lo que había en la ofrenda. A través de lo que había en la ofrenda, debía dirigir su voluntad hacia lo divino, su voluntad y toda su personalidad humana. Los actos de sacrificio solían estar relacionados con esto. Esto se puede ver todavía hoy en la postura de Buda; se puede ver en el hecho de que los miembros humanos no han sido colocados en una posición tal que sean adecuados para las actividades terrenales externas, sino en posiciones tales que son inadecuadas para las actividades terrenales, que el hombre, por lo tanto, ya está completamente elevado fuera de lo terrenal por la postura, la posición de sus miembros, y por lo tanto también se dirige hacia lo Divino con sus acciones que tienen lugar en el espíritu. 
¿Qué se pretendía conseguir con todo esto? Pues bien, la disposición anímica del discípulo, debía elevar hacia lo divino aquello que se hace en la tierra como malo, como pecaminoso, como apostasía de lo divino por parte de los hombres, por esta triple dirección de sí misma, dejar que fluyera hacia esos mundos que son los suprasensibles y que les describí ayer.  Ayer les describí que con la nueva ciencia de la iniciación también se puede penetrar en esos mundos en los que el hombre vive como un ser anímico espiritual antes de comenzar su existencia terrenal, del cual desciende para unirse con el cuerpo que le es dado a través del padre y la madre, y al cual regresa de nuevo cuando ha atravesado la puerta de la muerte para prepararse para otra vida terrenal allí, como les describí ayer. Que la mirada contemplativa del alumno no sólo se dirija hacia los mundos suprasensibles, sino que surja en el alumno un poder de pensamiento orante, un poder de recitación mántrica en la que fluya lo divino, un poder de devoción de actos sacrificiales, que surja en el alumno un gran poder que dirija lo que es pecaminoso aquí en la tierra hacia estos mundos suprasensibles, ese era el propósito de estos maestros divinos en los antiguos Misterios con sus alumnos. Y que estos discípulos a su vez enseñaron a otras personas en el sentido en que ellos mismos habían sido enseñados en estos Misterios, y que dieron forma a la civilización de aquellos tiempos antiguos.
¿Cuál era el requisito previo para hacer tal cosa en primer lugar? Pues bien, el requisito previo era que el hombre, aquí en la tierra, vive en un mundo que comparado con el mundo divino, no abarca plenamente al hombre en su esencia. Así pensaba el antiguo discípulo del gurú y así se lo enseñó el gurú: Este mundo en el que vives entre el nacimiento y la muerte abarca, en efecto, los otros reinos de la naturaleza, que de cierta manera se funden con su esencia en él; pero no abarca la esencia más profunda del hombre. Y lo que el hombre puede realizar entre el nacimiento y la muerte -no vamos a tener en cuenta que en muchos aspectos era representado como bastante pecaminoso en la antigüedad- era en todo caso representado de tal manera que el hombre tenía que decirse a sí mismo: Lo que puedo experimentar aquí en el mundo entre el nacimiento y la muerte, lo que puedo realizar, lo que puedo llevar a cabo en acciones, no se acerca a mi ser humano pleno, pues mi ser humano pleno pertenece a los mundos suprasensibles. - Y en aquellos tiempos antiguos, todos los que eran discípulos de Gurú, a partir de una antigua clarividencia primitiva, que no necesitaban adquirir, que ellos mismos ya poseían en aquellos tiempos antiguos de la humanidad como una clarividencia onírica, a partir de la cual tenían en ciertos momentos de su vida una clara percepción de que, en efecto, antes de descender a la tierra, habían vivido en un mundo suprasensible, que después de la muerte volverán a entrar en un mundo suprasensible. 
Y entonces se dijeron a sí mismos: Si yo, como ser humano, sólo cumplo y sólo puedo relacionarme con lo que está presente y está disponible aquí en la tierra física, no soy un ser humano completo. Debo dirigir mis poderes hacia los mundos espirituales. Sí, los cuales no están aquí en la tierra, sino allá arriba. - Esta era la idea de aquellos antiguos Misterios, que de los actos sacrificiales que se realizaban bajo el signo de los pensamientos clarividentes, en mantrams de sonoridad divina del propio acto sacrificial, que en esta corriente lo que el hombre aquí en la tierra no puede poner en orden en sus actos, pasa de lo terrenal a lo suprasensible, porque estos mundos suprasensibles abarcan al hombre completo. 
Y esto es lo que los antiguos gurús decían y enseñaban a sus discípulos de manera muy real: Cuando el hombre entra ahora en la puerta de la muerte, sabe que lo que ha podido realizar en la tierra no es suficiente para su ser humano completo, que al pasar por el mundo espiritual después de la muerte debe equilibrarse, que lo que puede hacerse mal en la tierra, sólo puede hacerse de manera imperfecta, puede hacerse de manera imprudente, que esto debe encontrar su equilibrio.
Y ahora, entre todos los conocimientos adquiridos sobre los mundos suprasensibles de la manera descrita ayer, está también el de reconocer cómo aquello que permanece imperfecto en la tierra y que en el mundo suprasensible puede ser llevado a la perfección. 
Pero esto, para aquellos antiguos tiempos de los Misterios, era diferente y, como veremos dentro de un momento, debe ser diferente hoy en día. En aquellos tiempos antiguos, los discípulos de los gurús aprendían de sus maestros: "Cuando el hombre entra en el mundo suprasensible a través de la puerta de la muerte, entonces, en un determinado momento, un elevado ser espiritual viene a su encuentro. Este elevado ser espiritual tiene su expresión exterior en el sol y su apariencia. -Por lo tanto, aquellos antiguos escritores de los misterios llamaban a este ser el elevado y divino ser solar". Y así como uno mira al hombre aquí en la tierra en su fisonomía exterior y se dice a sí mismo que en él se expresa el alma a través de la fisonomía, de las expresiones faciales, de igual manera los antiguos miraban los movimientos del sol los fenómenos sobre el sol. Y en ello veían la expresión fisonómica, el reflejo exterior en relación con la expresión facial en el movimiento del sol; en la acción del sol veían el gesto para el elevado ser solar, del que no pueden tomar conciencia aquí en la tierra, pero que les sale al encuentro cuando han atravesado la puerta de la muerte, y que ayuda a perfeccionar lo que sólo se ha alcanzado imperfectamente en la tierra: Forja en la piedad del corazón al elevado ser solar, para que lo encuentres, para que después de tu muerte tus imperfecciones sean perfeccionadas por este ser, al que conocerás en los mundos espirituales, al que no puedes conocer aquí en la tierra, para que este ser te ayude a pasar por el mundo espiritual de forma correcta. ¡en la forma correcta! -Ahora bien, de este ser, que pone en equilibrio todo lo imperfecto de los hombres de ese modo, de este ser, como he indicado, hablaban los antiguos gurús, los antiguos maestros.
Sin embargo, cuando se acercaba el Misterio del Gólgota, la antigua sabiduría mistérica ya estaba en decadencia. Quedaba poco, pero había tradiciones, había restos. Había iniciados en el sentido antiguo que todavía se aferraban con la misma devoción, con la misma piedad, con la misma fe en el Padre divino que una vez había enviado a los mensajeros divinos a la tierra como el Dios-Padre, de quien el primer Gurú había aprendido. Y sabían del gran consuelo de la vida que le había sido dado a los discípulos de los Misterios en tiempos antiguos diciéndoles: Después de la muerte encontraréis al elevado Ser Solar que os ayudará a transformar todo lo imperfecto de la tierra en perfección, que os quitará la conciencia opresiva de que sois en realidad prófugos del orden mundial divino-espiritual.  Pero este elevado ser solar, que tuvo que descender a la tierra, tuvo que asumir la humanidad en el hombre Jesús de Nazaret, y desde la muerte de Jesucristo en el Gólgota, ya no hay que buscarlo en los mundos suprasensibles, sino que hay que buscarlo entre los hombres. 
Así hablaban los iniciados en la época del Misterio del Gólgota e incluso en el siglo III. Para que estos iniciados pudieran decir a quienes quisieran escucharlos: Lo que tú anhelas como un ser sanador real es lo que tenía la humanidad de la antigüedad. Él descendió a la tierra por un acto divino, apareció en un ser humano y desde entonces ha vivido de forma suprasensible en la evolución de la humanidad. - Y mientras los antiguos discípulos tenían que entrar en los misterios y mirar hacia arriba, hacia sus actos de sacrificio, hacia lo que el culto les inspiraba en los mundos suprasensibles, los hombres de tiempos más modernos deben aprender a adquirir en la propia tierra una relación directa con el ser-Cristo que descendió y se hizo humano como los demás hombres.
Este era el ambiente que difundieron los contemporáneos del Misterio del Gólgota e incluso muchos iniciados de los tres primeros siglos cristianos, de los que, sin embargo, los escritos históricos proclaman poco, porque todo lo que se proclamaba ha sido realmente erradicado. Pero a través de la visión del orden mundial de la que hablé ayer, se llega a la conclusión de que un talante como el cristiano de los tres primeros siglos estaba muy extendido entre los que querían escuchar a los iniciados todavía presentes en aquella época, hasta que este talante Crístico se perdió y debe renovarse de nuevo hoy. Hablaré después de esto en la segunda parte de mi presentación.
Así, en la relación que el discípulo desarrollaba con su maestro, la gente había aprendido gradualmente a mirar a la Divinidad desde esta relación reverente y devota. Y en el propio maestro, en el gurú, se veía al mediador de lo divino, que en cierto modo dejaba que lo divino fluyera hacia la tierra, y a su vez guiaba la piedad que el hombre quería enviar hacia el mundo espiritual. Así, había una suma de sentimientos y sensaciones que, por herencia de generación en generación, entraban en el alma humana. Y de aquellos que se convirtieron en los primeros maestros cristianos -de cuya intimidad, de cuya posibilidad de veneración sólo unos pocos tienen aún hoy un indicio-, de aquellos primeros maestros cristianos esta veneración ha sido dirigida ahora por quienes querían escucharlos, no hacia los gurús en el sentido antiguo, sino hacia el Cristo que descendió de los mundos espirituales y que había tomado cuerpo en el hombre Jesús de Nazaret.
En primer lugar, esta suma de sentimientos se propagó, se propagó a través de los siglos y se dirigía a aquel de quien la historia cristiana externa proclamaba que había pasado por el Misterio del Gólgota, que había pasado por la muerte por la humanidad, para que ésta pudiera encontrarlo en adelante en la tierra.
La nueva ciencia de la iniciación, de la que os hablé ayer aquí, se acerca ahora de nuevo a este misterio de Cristo, intenta de nuevo acercarse al misterio del Gólgota. ¿Por qué es necesario?
Sin embargo, mientras transcurría una corriente de piedad y religiosidad a lo largo de la Edad Media cristiana, que era como la continuación de aquella corriente de veneración que los discípulos de los antiguos gurús tenían por estos maestros, amanecía cada vez más en la humanidad lo que estaba presente como una antigua clarividencia onírica en los antiguos tiempos de la evolución humana. A través de la ciencia espiritual antroposófica, también podemos averiguar lo que estaba presente fuera de los documentos históricos: En aquellos tiempos antiguos la gente tenía la posibilidad de entrar en una especie de clarividencia onírica en determinados momentos. De este modo, percibían aquél mundo del que ellos mismos habían descendido a su existencia terrenal. Pero este conocimiento de lo eterno en el alma humana se fue perdiendo para la humanidad. Bajo la influencia de este conocimiento, las personas nunca habrían podido alcanzar el sentimiento de libertad humana. Y este sentimiento de libertad humana, que pertenece a toda la humanidad, habría de entrar un día en el ser humano. Y la época en la que entró este sentimiento de libertad humana fue la de la Edad Media; pero también fue la época en la que se desvaneció aquella otra antigua conciencia que nunca podría haber sido libre. Porque cuando el hombre miraba lo que era como un ser espiritual entre seres espirituales en la existencia preterrenal, se sentía dependiente, no se sentía libre. Podría decirse que hubo un tiempo en que la antigua clarividencia se extinguió, y en un estado de penumbra en relación con el mundo espiritual la humanidad desarrolló su sentimiento de libertad, que ha llegado a una cierta culminación en nuestra civilización moderna. Pero debido a esto, la humanidad no pudo ver en esos mundos suprasensibles de los cuales el Cristo descendió en Jesús de Nazaret. Y así, la veneración del cristianismo se convirtió inicialmente en algo tradicional. Uno se basaba en lo que se había transmitido históricamente, y otro apelaba a lo que se había heredado de la antigua veneración de los gurús. De este modo, toda la veneración humana que el hombre había adquirido en cuanto a su relación con la Divinidad podía dirigirse al Ser Divino que había pasado por el Misterio del Gólgota; pero a medida que el hombre, en este estado crepuscular de la conciencia, desarrollaba un conocimiento de la naturaleza como el que nunca habían tenido los antiguos, se alejaba cada vez más incluso de la idea de que se podía alcanzar un mundo espiritual a través del conocimiento humano.
Pero el conocimiento espiritual del que les hablé ayer es una verdadera continuación del conocimiento de la naturaleza. Y todo lo que les dije ayer, que aborda al ser humano de tal manera que puede llegar hasta el mundo espiritual con su conocimiento a través de la meditación y la concentración, se desarrolla con especial fuerza cuando, como ser humano moderno, uno no se queda apegado a lo que la ciencia natural tiene que decir sobre el mundo exterior, sino cuando lucha interiormente con lo que le dice a uno, cuando toma los pensamientos como algo absolutamente científico, pero luego los une con su humanidad más íntima. Entonces ocurre algo que al principio es indeterminado: un cierto estado de ánimo, una condición anímica. Si se incluye la meditación, la concentración en el mundo de los pensamientos y en el mundo de la voluntad, el alma es guiada hacia arriba, como describí ayer, hacia lo espiritual, hacia los mundos suprasensibles. Y a través de esto se adquiere la posibilidad de comprender lo que es lo suprasensible. Se aprende a mirar más allá de la tierra, sobre la que la ciencia natural nos enseña de esta manera, hacia un mundo suprasensible que pertenece a la tierra, que debe añadirse a la tierra en particular si se quiere entender al hombre en la tierra.
Y entonces surgen cuestiones de la más profunda significación en el interior del luchador antroposófico. Y cuando busca respuestas a estas preguntas, las respuestas le llevan a su vez a comprender el Misterio del Gólgota.
Por un lado, se ha aprendido a ver lo espiritual después de haber elevado la conciencia de la tierra, después de haber alcanzado a percibirlo fuera del cuerpo humano, e incluso, como describí ayer, a actuar en la magia ideal. En resumen, en este estado sin cuerpo se ha aprendido a entrar en un mundo espiritual con conocimiento y con la voluntad.
Cuando uno, dotado de esta comprensión interior del mundo espiritual, vuelve a mirar al Cristo, a lo que se le aparece como el Misterio del Gólgota entre los acontecimientos terrenales, no se detiene, como hacen muchos teólogos modernos, en el Jesús de Nazaret hombre. Porque no se entiende simplemente en un sentido materialista lo que ocurrió con el Misterio del Gólgota, se entiende de tal manera que se ve al hombre Jesús de Nazaret impregnado del Cristo divino, porque se ha adquirido la capacidad para lo espiritual. Con la capacidad de reconocer lo espiritual, también se llega a ver lo divino-espiritual en Cristo. Así, esta teosofía moderna, debido a que alcanza lo divino-espiritual en el conocimiento directo, está equipada mediante el conocimiento de lo espiritual para poder mirar a Jesús de Nazaret y reconocer en él al Cristo, que sólo puede ser reconocido como un ser espiritual. Con el conocimiento que se adquiere de lo sobrenatural, uno se acerca al Cristo para ver en el propio Cristo lo sobrenatural, lo divino en el Dios-hombre.
La antroposofía moderna conduce a Cristo a través de la plena comprensión del mundo espiritual. Y se llega a él precisamente cuando uno se ha preparado de esta manera a través de la antroposofía. Para que esto sea totalmente comprensible, me gustaría señalar cómo puede el hombre moderno acercarse erróneamente y correctamente al mundo espiritual. Verán, se podría decir que los sucesores actuales de aquellos que una vez estuvieron bajo la influencia de los Misterios y en la conciencia atenuada de la humanidad, pero que fueron capaces de ver en ciertos estados de la existencia pre-terrenal y en esta conciencia atenuada quisieron dejar que lo espiritual fluyera hasta lo Divino en el acto de sacrificio, los sucesores de estas antiguas personas piadosas son hoy personas que quieren entrar en relación con el mundo espiritual de una manera totalmente cuestionable. En aquellos días la vida exterior del alma piadosa permanecía en lo espiritual, dirigían su sentido espiritual hacia los mundos sobrenaturales. 
Este estado de ánimo piadoso se ha perpetuado como el estado de ánimo cristiano en aquellas personas piadosas de las que hablé al principio de mi conferencia de hoy y que quieren permanecer con esta piedad ingenua. Es ingenua hoy en día porque el hombre ya no mira la existencia suprasensible a través de su conciencia natural, y porque a través de esta piedad ingenua el hombre no es conducido a los mundos suprasensibles como los antiguos discípulos del gurú, sino que permanece aquí en la tierra en su cuerpo físico. Esa es la característica de esta piedad ingenua, que se queda con los sentimientos, con las sensaciones, la sensación que tiene el alma cuando se sumerge en su propia humanidad. 
Cuando el hombre se sumerge en su propia humanidad, llega a saber que lo que hay ahí abajo, en el cuerpo físico, no es simplemente carne y sangre, sino que hay espiritualidad. Esta sustancia espiritual, que los piadosos quieren dirigir hacia lo divino, que es hoy, diría yo, el sucesor incorrecto de los antiguos discípulos del gurú, quiere traducirlo en acción como personalidad mediúmnica. 
¿Qué es una personalidad mediúmnica? Una personalidad mediúmnica es aquella que permite a lo espiritual hablar fuera del cuerpo físico, escribir fuera del cuerpo físico o darse a conocer de alguna otra manera. El hecho de que los médiums se expresen cuando su conciencia, de la que por otra parte proceden la escritura y el habla, se ha atenuado, como ocurría con los discípulos de los gurús de antaño, prueba que el cuerpo humano no es sólo el físico, que desde él habla lo espiritual, pero lo espiritual mecánico, lo espiritual de tipo subordinado. Estas personalidades mediúmnicas no sólo quieren experimentar lo espiritual directamente en sus cuerpos, sino que también quieren revelarlo en ellos mismos. Y, efectivamente, es algo espiritual lo que habla y habita en el cuerpo cuando el médium habla o escribe. 
¿Cuál es la peculiaridad de tales personalidades mediúmnicas con su revelación en relación con lo divino? La peculiaridad es ésta -puede que ustedes la conozcan-: se vuelven habladores, se vuelven locos por la escritura, les gusta escribir, les gusta hablar, pero mezclan innumerables cosas, que deben parecer cuestionables a la lógica ordinaria, en lo que el espíritu da a conocer a través de su cuerpo. Estas personalidades mediúmnicas son precisamente la prueba de que no debemos caer en la vieja forma de conectar con lo Divino, que debemos encontrar otra manera, que debemos buscar otro camino. La ciencia espiritual antroposófica busca este otro tipo. Y quizás pueda hablar de esta otra manera por una razón particular. Esta otra manera de acercarse al mundo espiritual -si uno toma en serio los resultados de la ciencia natural de manera muy visible, si los acepta como los grandes logros de la civilización más reciente- esta otra manera, al querer acercarse a los mundos espirituales, encuentra inicialmente una dificultad extraordinaria, podría decir, para mover los órganos del habla, incluso para acariciar los pensamientos, o incluso para alcanzar la escritura de manera mediúmnica. 
"Cuando se deja llevar por la meditación, por la concentración de ese espíritu dentro de uno mismo del que hablé ayer, sí, ¡entonces uno preferiría quedarse mudo al principio! Mientras que la personalidad mediúmnica se vuelve locuaz y deja salir el sonido espiritual de sí misma a través del organismo del habla, cuando una persona concienzuda y científicamente educada es poseída por el espíritu para el conocimiento suprasensible, como lo describí ayer, uno preferiría quedarse mudo al principio, para no hablar de esa tierna experiencia que se manifiesta en el alma. Uno quisiera incluso prohibirse a sí mismo pensar, porque ha aprendido a pensar a partir de las cosas físico-terrenales. No se quiere dejar correr los pensamientos, dejarlos fluir en el alma, porque se tiene cierta ansiedad interior por volver el pensamiento, que se ha trazado sobre las cosas físicas-sensoriales externas, medio inconscientemente hacia lo espiritual, al que se llega por esa condición interior de la que he hablado, porque se cree que esa espiritualidad, al aplicar el pensamiento a ella, no sólo se le escapa a uno, sino que se la profana, se la desfigura. Lo que menos se quiere es pasar a la escritura, pues se sabe que en aquellos tiempos antiguos en los que el culto a Dios se transformaba en una actividad mediante actos sacrificiales, mediante la participación del cuerpo humano, no se recurría a la escritura. La escritura es algo que entró por primera vez en la humanidad con el intelecto y el entendimiento dirigidos hacia la naturaleza sensorial-física; la escritura se encuentra, cuando uno se deja llevar por el conocimiento de lo divino-espiritual, al principio como algo que uno quisiera alejar de sí mismo. Y así, cuando uno se apodera de esta capacidad de reconocer lo divino-espiritual, el mundo suprasensible, primero se vuelve mudo interiormente con respecto a sus pensamientos; se vuelve mudo sólo más con respecto a su lenguaje y con respecto a lo que de alguna manera quería escribir sobre lo divino.
He dicho que puedo hablar de estas experiencias porque son mías. Son experiencias que conocí en el desarrollo que yo mismo experimenté a partir de la ciencia natural, hacia la comprensión de los mundos espirituales, hacia la visión de los mundos espirituales y hacia la visión del Misterio del Gólgota a través de estos mundos espirituales. Pero también comprenderán que los que ahora se acercan al Misterio del Gólgota con esta ciencia espiritual moderna y antroposófica tienen dificultades. El Misterio del Gólgota debe ser captado en toda su majestuosidad y grandeza, tal como se revela en la historia de la humanidad. Hay que contemplar el mayor acontecimiento histórico en una imagen completamente sin sentido. Pero es precisamente este captarlo sin sentido en el pensamiento, la representación a través de la palabra, quizás incluso a través de la escritura, lo que uno lucha con extraordinaria dificultad de la manera que he explicado.
Pero lo que se adquiere en este camino es: la reverencia interior, el asombro interior ante el gran misterio que tuvo lugar en el Gólgota. Algo se derrama sobre el alma de quien, de la manera que les he descrito, se ha vuelto mudo en sus pensamientos y en sus palabras, que no quiere agitarse cuando lo divino-espiritual que hay en él le atrae hacia el Misterio del Gólgota. El sentimiento más profundo y reverente se derrama sobre el alma de alguien así: uno no quisiera acercarse a él. Y así lo que es el camino antroposófico se convierte no sólo en algo que es conocimiento. Lo primero es la cognición. Es cognición al mirar hacia los mundos suprasensibles, pero se vierte en sentimiento, se convierte en tímida reverencia. Lo que el discípulo sentía por su antiguo gurú se convierte en algo que atenaza el alma humana mucho más profundamente que cualquier otra cosa que haya atropellado a los seres humanos. Y este sentimiento se desarrolla primero como una profunda necesidad de captar al Cristo Jesús en el Gólgota. Mediante una metamorfosis interior del alma, lo que al principio era una visión suprasensible se transforma en sentimiento. Y este sentimiento busca al Dios-hombre en el Gólgota. Y puede encontrarlo porque ha aprendido a ver lo espiritual. No habla del hombre Jesús de Nazaret, pero aprende a reconocer a este hombre Jesús de Nazaret, pero también aprende a reconocer que en él, dentro de la vida terrenal, se puede ver realmente al Cristo como una entidad espiritual-divina. Así, de la ciencia espiritual antroposófica brota el conocimiento del Cristo espiritual, pero también de esta verdadera veneración por lo divino, a través de lo que puede vivir en el conocimiento de lo suprasensible.
Cómo esto puede llevar a la fecundación del cristianismo, permítanme explicarlo en la breve tercera parte después de la traducción de la segunda parte.
Precisamente, cuando el poder suprasensible del conocimiento se apodera de la persona, ésta al principio quiere quedarse muda de pensamiento y de palabra, hasta el punto de no querer utilizar su organismo para expresar lo que vive en ella, experimenta algo en la transición -al decidirse a hablar exteriormente de lo que vive en su interior- que le autoriza a hablar de la naturaleza espiritual del Cristo Jesús. Lo que se experimenta en esta transición, cuando se decide a pensar en lo espiritual, a hablar de lo espiritual, a escribir sobre lo espiritual, es que uno se siente elevado del cuerpo físico para todo hablar y pensar en lo espiritual. Entonces no se puede pensar, ni se puede hablar, porque pensar y hablar pertenecen al cuerpo físico; pero en cierto modo uno se siente ajeno a su cuerpo físico. 
Mientras que el médium se siente enteramente dentro del cuerpo físico, e incluso anula la conciencia para vivir enteramente en el cuerpo físico y dejar hablar a lo espiritual, aquel a quien me refiero ahora como el cognoscente suprasensible se eleva fuera de su cuerpo físico a través de una conciencia refinada, una conciencia elevada. El mundo físico se convierte para él, mediante todo lo que ha experimentado, en un mundo espiritual, de tal manera que le resulta extraordinariamente difícil captarlo. Debido a todo lo que experimenta como mundo espiritual, le resulta muy difícil captar el mundo físico: no puede encontrar su lenguaje, no puede encontrar la actividad ingenua de su pensamiento, no puede encontrar sus brazos, ni puede encontrar todo el cuerpo físico. Hay que pasar por la experiencia de volver a encontrar primero este "mundo" físico, volver a encontrar primero los pensamientos y el lenguaje para aquello que se experimenta en el mundo suprasensible. Pero esto es algo que le pone a uno en la posición de tener que conquistar la vida de nuevo, una segunda vez, como si tuviera que pasar por un nacimiento de su propia autoría. 
Pero esto también enseña a conocer las profundidades del ser humano. Porque al captar este ser humano por segunda vez, para convertirlo en el instrumento de pensamiento y expresión de lo espiritual, de lo suprasensible, se llega a conocerlo. Y uno llega a conocerlo de tal manera que, del mismo modo que el conocimiento suprasensible, del que hablé ayer y hoy, uno sabe ahora: si uno penetra en su organismo a través del conocimiento suprasensible, también encuentra allí al Cristo, en cuanto que ha pasado por el Misterio del Gólgota. Y ahora no sólo se ha captado al Cristo que una vez descendió a la tierra y pasó por la muerte, sino que se ha experimentado al Cristo que, por tanto, pasó por la muerte para derramarse a partir de ahora en la humanidad, en toda la humanidad, para que el hombre pueda encontrarlo si desciende lo suficientemente profundo dentro de sí mismo. Esto es lo que experimenta en el conocimiento suprasensible de su cuerpo una vez más y ahora lo capta más firmemente. Y lo que así adquiere del conocimiento de Cristo lo puede revestir en esas palabras que contienen en sí mismas un verdadero mensaje del Cristo. Porque sabe: el Cristo murió en el Gólgota, el Cristo se derramó a través de la muerte en las fuerzas del nacimiento del hombre, vive desde entonces en los seres humanos. Pueden ser encontrarlo si se adentran lo suficiente en ustedes mismos. El iniciado moderno sabe que las palabras de Pablo tienen una profunda verdad: "No yo, sino el Cristo en mí". Cuando profundizo lo suficiente en mi humanidad encuentro al Cristo en mí. Entonces, sin embargo, el iniciado no necesita hacer a todos iniciados para hacerlos cristianos, sino que entonces encuentra la posibilidad, dotado de este conocimiento de Cristo, de encontrar los nuevos caminos también para la religiosidad primitiva y sencilla.
Esta religiosidad simple y primitiva puede encontrar al Cristo. Sin embargo, los caminos de la religiosidad actual deben ser algo diferentes de los de la antigua religiosidad revelada a los pies del Gurú. Esta debe ser interior, pues el hombre ya no debe enviar la corriente de su sentimiento por la divinidad a un mundo suprasensible, él debe penetrar en su interior para encontrar al Cristo que vive en la tierra desde el Misterio del Gólgota. Y si al simple hombre religioso se le puede decir desde la ciencia espiritual antroposófica que puede llegar a un mundo suprasensible, encontrará al Cristo en sí mismo: 
No es una ilusión el hecho de que si se profundiza lo suficiente en uno mismo encuentre al Cristo, ni es una ilusión, decir que está en tus profundidades, porque él descendió a tus propias profundidades a través de la muerte en el Gólgota - entonces el científico espiritual antroposófico, cuando le habla al simple religioso, sabe que le está diciendo una verdad, que no sólo le está diciendo algo para entrenar los sentimientos, sino que le puede mostrar una meta que el simple religioso también puede encontrar. Y así los caminos modernos pueden ser seguidos por los simples religiosos. En el pasado se trataba de desarrollar pensamientos transparentes, el sonido divino del mantram, el gesto de sacrificio, en la veneración del gurú y el respeto al gurú, mientras que aquellos que quieren encontrar su camino a Cristo en el sentido moderno deben encontrar sobre todo la interiorización del alma. Debe ser capaz de aprender a mirar en su ser interior para seguir teniendo algo en su sentimiento interior, en su experiencia interior, cuando aleja sus ojos del mundo exterior. Y allí él podrá encontrar esa fuerza que lo conduzca a través de la puerta de la muerte, al ser familiarizado con ella aquí en la tierra en la devoción al Cristo y al Misterio del Gólgota.
El antiguo Gurú había dicho a sus discípulos y a toda la humanidad: "Cuando atraveséis la puerta de la muerte, encontraréis al elevado Ser Solar que equilibra las imperfecciones de la tierra". - El maestro moderno dice: Si tú aquí en la tierra adquieres una relación con el Cristo descendido, si tú con toda la veneración interior, la adoración interior, con una vida interior del alma encuentras tu relación aquí en la tierra con el Cristo y con el Misterio del Gólgota, entonces surgirá en ti un poder que no morirá contigo, y que podrás llevar a través de la puerta de la muerte y que realizará contigo lo que no puedes realizar aquí en la tierra mientras lleves el cuerpo físico. "Lo que en la antigüedad el alto ser solar realizaba con el ser humano se cumplirá contigo por el poder de Cristo, si permanece en tu propio ser, el cual se ha quedado sin cuerpo en la muerte. El poder de Cristo actuará en la tierra en lo que todavía es imperfecto en los seres humanos, y será posible que las personas se encuentren en la tierra en este reconocimiento del Cristo en la vida social. - Porque aquello que los impregna de poder interior, como el poder que brota del Cristo, que puede ser iluminado por la enseñanza de la ciencia espiritual antroposófica, este poder, puede convertirse en el impulso de las acciones de la voluntad y así fluir en la vida social. En la vida social las fuerzas de Cristo pueden fluir en la vida social.
Efectivamente, hoy se habla mucho de reformas sociales, se habla mucho de progreso social. ¿Quién será el gran reformador de la vida social cuando las acciones entre los hombres se lleven a cabo en la vida social en nombre de Cristo Jesús, para que el mundo pueda ser cristianizado? ¿Quién será el gran reformador social que pueda traer la paz a las luchas sociales de la tierra? Será el Cristo solo, cuando las personas puedan tener una vida social entre ellos, que se convertirá en un acto de consagración para ellos en ciertos momentos de la vida, en la que miran al Cristo de tal manera que no dicen: Yo -, que dicen: Aunque sólo sean dos o tres, y si muchos se unen en nombre de en el nombre del Cristo, el Cristo está en medio de ellos. - Y la actividad social se convierte en un acto de consagración sacrificial. lo que era la antigua acción del culto. El Cristo, actuando en el ser humano de hoy, debe convertirse él mismo en el gran reformador social.
La segunda radica en la cristianización de la vida social. Y ahora les pregunto: Puede eso que los hombres anhelan, lo que el simple hombre religioso anhela, de encontrar el poder de Cristo en su alma, de que al actuar en la vida social entre otros hombres pueda encontrar que está actuando en nombre del Cristo, de modo que sus obras sean obras realizadas en nombre del Cristo, puede este simple hombre religioso alcanzar la certeza de sus obras cuando el iniciado moderno viene a él y dice: Así es, ha salido de la muerte del Gólgota lo que puedes encontrar a través de tu ingenua religiosidad interior del alma, lo que puedes encontrar cuando reflexionas sobre ti mismo y sobre lo que vive en ti como el Cristo. Y esto es realmente lo que fluye de Cristo. Y es que lo que se hace en la vida social con la conciencia de hacerlo como un impulso de Cristo, se hace en tal misión, porque Cristo vive entre las personas cuando lo descubren. - Y lo descubren a través de ellos mismos, a través de la interiorización en la vida social, al igual que entonces encuentran el amor verdadero y devoto, que construye el puente de corazón humano a corazón humano, que trae un elemento suprasensible al sentimiento, al igual que la luz que ilumina interiormente trae un elemento suprasensible al conocimiento.
Y de esta manera es posible que el simple piadoso aprenda a no volver a decir: Nuestro camino -lo que sólo queremos procurar en la simple religiosidad- es perturbado por el conocimiento que procura la ciencia espiritual antroposófica. -¡No! A través de la propagación de la ciencia natural puramente externa, esta religiosidad se iría atenuando y eclipsando por completo. Pero como la ciencia espiritual antroposófica traerá un conocimiento de lo suprasensible y, por lo tanto, un conocimiento real del ser Crístico como un ser suprasensible, lo que el verdadero creyente debe anhelar puede llegar a ser suyo: Certeza sobre lo que vive en su alma, certeza sobre lo que vive en su mano, si la pone en acción con amor para realizar una acción de Cristo, una acción en el sentido del impulso de Cristo. Aquello que los creyentes anhelan podrá entrar en el mundo como una certeza de conocimiento a través de lo que la ciencia espiritual antroposófica quiere ser.  Por eso puede decir: No perturba los caminos de los verdaderos creyentes, no aleja a la gente del Cristo. Pero tal como puede decir: No en contra de la ciencia moderna, sino con ella y con respeto hacia ella; por lo que puede decir: La humanidad no debe entrar en el futuro sin el Cristo, sino con el Cristo, con el Cristo que es realmente conocido y sentido y que está dispuesto a trabajar en el mundo con su ser.
Traducido por J.Luelmo oct.2022







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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919