GA194 Dornach, 28 de noviembre de 1919- la misión del Arcángel Mikael-La cultura de los misterios y el impulso Micaélico

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LA CULTURA DE LOS MISTERIOS Y EL IMPULSO DE MICAEL.
AUTOCONOCIMIENTO Y SU IMPREGNACIÓN DE LOS TRES
ESTRATOS DE LA CONSCIENCIA.

Rudolf Steiner


Cuarta conferencia, Dornach, 28 de noviembre de 1919

En cumplimiento de las consideraciones que planteé ante ustedes en las conferencias de la semana pasada me gustaría hoy preparar el terreno para lo que desarrollaré en detalle mañana y pasado mañana. Será cuestión de volver a su memoria, de una manera diferente de la empleada hasta ahora, de mucho de lo que necesitaremos para poder llevar a cabo nuestro presente tema.
Si tratamos de aclararnos a nosotros mismos la manera en la que la evolución de la Tierra se desenvolvió lo podremos hacer mejor considerando y organizando los diversos eventos en relación con el punto central de la evolución de la Tierra; ya que a través de esa organización llegamos a una determinada estructura en la evolución del propio hombre. Este punto central, este centro de gravedad es, como ustedes saben, el Misterio del Gólgota a través del cual toda la evolución Terrestre recibió su significado; su verdadero contenido interno.
Si volvemos a la evolución de la humanidad occidental que recibió el impulso del Misterio del Gólgota desde oriente, debemos decir: aproximadamente en el quinto siglo antes del acontecimiento del Misterio del Gólgota, allí comienza, a partir de la cultura Griega, una especie de preparación para el Misterio del Gólgota. Esta tendencia uniforme es introducida a través de la figura de Sócrates, encuentra su continuación en la cultura Griega en su totalidad – también en el arte la misma tendencia es discernible – es continuada por la poderosa y excepcional personalidad de Platón y recibe un carácter más erudito, con Aristóteles.
Ustedes saben de varias conferencias que pronuncié ante ustedes que la Edad Media, principalmente en la época tras San Agustín, estaba principalmente inclinada a utilizar la guía que podía obtenerse del modo de pensamiento Aristotélico para poder comprender qué preparó el Misterio del Gólgota y qué lo siguió. El pensamiento Griego se volvió de gran importancia precisamente por la evolución Cristiana de occidente hasta el fina de la Edad Media por el hecho de que fue usado para la comprensión de la naturaleza real del Misterio del Gólgota. Está bien que nos demos cuenta de lo que tuvo lugar en Grecia durante estos últimos siglos antes del suceso del Misterio del Gólgota.
Lo que tuvo lugar en el pensamiento, sentimiento y voluntad de los Griegos, fue el último eco de una cultura primitiva de la humanidad que ya no es apreciada hoy en día. Las consideraciones históricas ya no pueden ver estos asuntos a la luz correcta, ya que nuestras consideraciones históricas no se remontan a aquellos tiempos en los que una cultura de Misterios que se extendió por toda la tierra civilizada en aquella época impregnaba todos los deseos y sentimientos humanos. Debemos retroceder a aquellos
milenios a los que la historia no llega, debemos volver con los métodos que encontrarán indicados en mi libro, Ciencia Oculta, para poder ver cuál era la naturaleza de esta cultura primitiva humana. Tuvo su origen en los antiguos Misterios en los que aquellos seres humanos que eran encontrados objetivamente adecuados para la iniciación directa eran admitidos por grandes Gurús. El conocimiento que así era impartido a aquellos iniciados en los Misterios fluían, a través de ellos, a otros seres humanos. Uno no puede comprender una cultura antigua en su totalidad si uno no enfoca su atención sobre la tierra materna de los Misterios. Si uno desde hacerlo, esta tierra materna de los Misterios puede ser claramente discernida en los trabajos de Aeschylos. Se puede sentir en la filosofía de Platón. Pero las revelaciones concernientes a lo Divino que la humanidad recibió de los Misterios se han perdido en la historia. Sólo de la manera más primitiva están aún contenidas en aquello que se ha convertido en cultura históricamente demostrable. Podemos juzgar mejor lo que sucedió aquí si tenemos claro qué es lo que ha permanecido, en la era post-Socrática de la civilización Griega, de la cultura primitiva de Misterios en la que la civilización Griega tenía sus raíces. Lo que ha permanecido es un cierto modo de pensamiento, una cierta manera de visualización.
Como ustedes saben, la historia externa relata cómo Sócrates fundó la dialéctica, cómo era el gran maestro del pensamiento, de aquel pensamiento que, más tarde, Aristóteles desarrolló de una forma más científica. Pero esta forma Griega de pensamiento es sólo el último eco de la cultura de Misterios, ya que esta cultura de Misterios era rica en contenido. Hechos espirituales que son las causas fundamentales de nuestro orden cósmico fueron adoptados en la perspectiva total del hombre. Estos contenidos sublimes y poderosos se fueron perdiendo gradualmente. Pero la forma de pensamiento desarrollada por los discípulos de los Misterios ha permanecido y se ha hecho histórica, primero, en el pensamiento Griego, después, de nuevo, en el pensamiento Medieval, en el pensamiento de los teólogos Cristianos que adquirieron este pensamiento Griego para poder comprender las formas de pensamiento, con las ideas y conceptos que eran una continuación del pensamiento Griego, aquello que fluyó al mundo a través del Misterio del Gólgota. La filosofía Medieval, también llamada Escolástica, es una confluencia de las verdades espirituales del Misterio del Gólgota y el pensamiento Griego. La elaboración, la penetración de pensamiento del Misterio del Gólgota ha sido llevada a cabo – si puedo utilizar la expresión trivial – con la herramienta del pensamiento Griego, de la dialéctica Griega. Transcurrieron unos cuatro siglos y medio desde la época en que el contenido de los Misterios se perdió y se retuvo el elemento meramente formal, el mero elemento de pensamiento de los antiguos Misterios, hasta el Misterio del Gólgota. Podemos decir, aproximadamente cuatro siglos y medio. Así tenemos que visualizar lo siguiente: en una era pre-histórica, la cultura de los Misterios se extiende por la tierra civilizada de aquella época. En el curso de la evolución sólo una esencia de ello permanece, es decir, la dialéctica Griega, el pensamiento Griego. Entonces el Misterio del Gólgota tiene lugar. En el occidente esto es, en el comienzo, comprendido por medio de esta dialéctica Griega. Cualquiera que desee familiarizarse con la ciencia, digamos, incluso de los siglos décimo, undécimo, duodécimo, decimotercero o decimocuarto, que aún constan de teología, debe emplear su pensamiento de una forma muy distinta del modo de pensamiento científico-natural de hoy en día. La mayoría de los seres humanos que hoy emiten una opinión sobre la Escolástica no pueden hacerle justicia porque sólo tienen un entrenamiento científiconatural, y la Escolástica requiere un entrenamiento del pensamiento que es diferente del entrenamiento moderno científico-natural.
Ahora, mis queridos amigos, hoy vivimos en un punto del tiempo en que de nuevo cuatro siglos y medio han pasado desde que esta forma de pensar científiconatural tomó el control de la humanidad. A mediados del siglo XIV, los seres humanos occidentales comenzaron a pensar del modo que encontramos desarrollado, ya hasta el grado de esplendor, en Galileo o Giordano Bruno. Esto, entonces, es transferido a nuestra época. Efectivamente, mis queridos amigos, es, aparentemente, la misma lógica que la de los Griegos, aunque, en realidad, es una lógica completamente diferente. Es una lógica gradualmente derivada de los procesos de la naturaleza de la forma que la lógica Griega fue derivada de lo que los discípulos de los Misterios contemplaron en los Misterios.
Tratemos ahora de clarificar la diferencia existente entre los cuatro siglos y medio precedentes al Misterio del Gólgota en el mundo civilizado de aquella época, que estaba casi limitado a Grecia, y los cuatro siglos y medio en los que la humanidad fue entrenada para el pensamiento científico-natural. Lo más fácil para mí es describirles esto gráficamente. 

Visualicen la cultura de los Misterios como una cumbre de una montaña de la cultura humana espiritual en tiempos muy antiguos. Esta cultura de los Misterios – procederé paso a paso – entonces se convierte en la lógica en Grecia, hasta el Misterio del Gólgota. Esto, entonces, encuentra su continuación en la Edad Media a través de la Escolástica.
Durante cuatro siglos y medio antes del Misterio del Gólgota tenemos la última ramificación, el eco de la cultura de los Misterios. Con el siglo XV D.C. comienza una nueva forma de pensamiento que podríamos llamar pensamiento al estilo Galileo. El
período de tiempo transcurrido entre este punto de partida y el presente es de la misma duración que el que transcurrió entre la aparición de la forma de pensamiento Griega y el Misterio del Gólgota. Pero mientras que este último período es un eco final, un ocaso, como si dijéramos, el primero es un preludio, algo que tiene que ser desarrollado, que tiene que ser llevado a una cierta altura. La cultura Griega llegó a un final. Nosotros estamos en un principio.
Sólo obtendremos una comprensión completa de esto situando, juntos, un final y un principio, si observamos la evolución de la humanidad desde un determinado punto de vista espiritual-científico.
He afirmado repetidamente que hay una razón para que en la época presente se haga el intento hacia el auto-conocimiento de la humanidad, las herramientas para dicho intento son ofrecidas por la ciencia espiritual orientada antroposóficamente. Puesto que la mayor parte de la humanidad se enfrenta a una posibilidad futura. En conexión con esto es importante que tomemos en serio el hecho de que la humanidad histórica evolucionante es un organismo que se desarrolla continuamente. Exactamente igual que en el caso de un organismo simple tenemos la pubertad, y también transiciones posteriores altamente significativas de un período, del mismo modo, en la historia humana, tenemos transiciones significativas de un período. Hoy, los seres humanos aún encuentran a la doctrina de vidas terrestres repetidas la objeción de que los seres humanos no recuerdan sus vidas terrestres previas.
Cualquiera que, de una manera objetiva, conciba la historia evolutiva de la humanidad como la de un organismo, como acabo de indicar, no debería sorprenderse de que los seres humanos hoy, en su conocimiento ordinario, no recuerden sus anteriores vidas en la tierra. Por eso les pregunto: ¿Qué recuerda el hombre en la vida ordinaria? Aquello que él primero ha pensado. Lo que no haya pensado no lo puede recordar. Simplemente piensen cuántos sucesos de un día permanecen inobservados por ustedes. No los recuerdan porque no los pensaron a pesar de que han tenido lugar en su entorno. Ustedes sólo pueden recordar lo que han pensado.
Ahora, en los antiguos siglos y milenios de la evolución de la humanidad, los seres humanos no llegaron a ninguna claridad objetiva sobre su propia naturaleza. Para estar seguro, desde la aparición del pensamiento Griego el “conócete a ti mismo” existe como un deseo, pero este “conócete a ti mismo” sólo será realizado a través del conocimiento espiritual real. Sólo a través del hecho de que los seres humanos una vez que empleen una vida en comprender su propio yo – y la humanidad sólo se ha tornado preparada para esto en nuestra época – estará la memoria preparada para la siguiente vida terrestre. Ya que debemos primero haber pensado sobre lo que somos para poder recordarlo después. Sólo aquellos que, en edades anteriores, a través de la iniciación (que no necesariamente han adquirido en los Misterios) podrían mirar objetivamente sobre su propio yo son capaces en la época actual de mirar hacia atrás a sus anteriores vidas terrestres. Y no hay tan pocos seres humanos que sean capaces de hacer esto. Sin embargo, la situación es tal que el hombre, también con respecto a su evolución puramente corporal, experimenta una transformación. Estas cosas no pueden ser observadas externamente en fisiología, sino que pueden ser observadas científico-espiritualmente.
La humanidad hoy no tiene la misma constitución corporal que ha tenido hace dos mil años, y dentro de dos mil años de nuevo tendrá una constitución distinta. Les ha hablado sobre este asunto repetidamente. Los seres humanos viven hacia un tiempo en el futuro en el que sus cerebros serán construidos de una forma que es bastante diferente de la forma en que sus cerebros están construidos hoy en un sentido externo. El cerebro tendrá la posibilidad de recordar vidas pasadas. Pero aquellos que no se han preparado hoy a través de la reflexión sobre su propio yo sentirán esta facultad – que será suya mecánicamente – simplemente como un nerviosismo interno, si puedo usar la expresión corriente, como una deficiencia interna.
No encontrarán aquello de lo que carecen, porque la humanidad mientras tanto estará lista, en relación con su corporeidad, a recordar sus vidas pasadas, pero si ha preparada esta retrospectiva, no podrá recordar; entonces sentirá esta facultad únicamente como una deficiencia. Además el conocimiento adecuado de los poderes actuales de transformación de la humanidad indican por su naturaleza misma que los seres humanos son traídos al auto-conocimiento a través de la ciencia espiritual orientada antroposóficamente. Ahora, es posible, y hoy indicaré esto, es posible señalar la naturaleza de esta experiencia especial que sugerirá a los seres humanos tomar en cuenta vidas pasadas.
Hoy vivimos en una época en la que esas sombras de sentimiento que prevalecerán cada vez más están indicadas sólo en unos pocos seres humanos, pero aún así, están indicadas en estos pocos seres humanos. No se las presta mucha atención. Les describiré la manera en la que aparecen eventualmente. Los seres humanos nacerán en el mundo y se dirán a sí mismos: al vivir con otros seres humanos, estoy educado, consciente o inconscientemente, para una determinada forma de pensamiento. Los pensamientos surgen en mí. He nacido en y he sido educado para una determinada forma de pensamiento, de visualización. Pero al mismo tiempo miro a mi alrededor: mi pensamiento, mi visualización no encajan adecuadamente en este mundo exterior que me rodea – esta sombra de pensamiento ya está presente hoy en seres humanos
individuales. Deben pensar en una dirección que hace parecerles como si la naturaleza exterior dijera algo completamente diferente, como si la naturaleza exterior demandara algo completamente diferente de ellos. Siempre que han aparecido tales seres humanos que han sentido esta discrepancia entre lo que ellos deben pensar y lo que la naturaleza externa dice, han sido ridiculizados. Hegel, por ejemplo, es un ejemplo clásico de esto.
Él ha expresado ciertos pensamientos sobre la naturaleza – ¡y no todos los pensamientos de Hegel son alocados! y los ha organizado sistemáticamente. Entonces los filisteos vinieron y dijeron: Bien, estas son tus ideas concernientes a la naturaleza; pero simplemente mira este o aquel proceso de la naturaleza: no coincide con tus ideas.
Entonces Hegel respondió: ¡qué mal para la naturaleza!.
Naturalmente, esto parece paradójico; sin embargo, subjetivamente este sentimiento está bien fundado. Es absolutamente posible que uno se rinda, sin prejuicios, al pensamiento innato de uno y diga: si la naturaleza se correspondiera realmente con este pensamiento, ella tendría que asumir una forma distinta.
Seguramente, después de algún tiempo uno se acostumbrará también a aquello que la naturaleza enseña. La mayoría de la gente que se encuentran en tal posición no se dan cuenta que al haber adquirido observación natural ellos llevan realmente dos almas dentro de ellos, dos verdades, como si dijéramos. Aquellos que lo notan pueden sufrir enormemente por esta discrepancia traída a la vida de su alma. Lo que les estoy describiendo aquí y que está presente en algunos seres humanos hoy aunque ellos no sean conscientes de ello se hará incluso más presente. Los seres humanos se dirán a sí mismos más y más: a través de lo que soy por nacimiento, mi cabeza realmente me fuerza a formar una imagen sobre la naturaleza. Pero esto no coincide con la naturaleza misma. Entonces, al familiarizarme más con la vida, también adquiero en el transcurso del tiempo lo que la naturaleza misma enseña. Debo encontrar una salida de esto.
Estas sensaciones discordantes surgirán en nuestras almas cuando regresen de nuevo a la tierra. Un origen de pensamientos y sensaciones internas surgirá en nosotros que provocará que digamos: tú sientes claramente cómo debería ser el mundo; sin embargo, es diferente. Entonces, de nuevo, nos familiarizaremos con este mundo, aprenderemos a conocer un segundo tipo de ley, y tendremos que buscar un equilibrio entre las dos.
Asumamos que el ser humano entre en la existencia física a través del nacimiento. Trae con él en su pensamiento y sentimiento el resultado de su anterior vida en la tierra. Mientras él no estaba unido con la vida de la tierra, esta vida terrestre externa ha experimentado un cambio. Siente una discrepancia entre su pensamiento, los efectos de lo que trae de su vida previa, y las cosas como se han desarrollado en el período durante el cual él estuvo ausente de la tierra. Su pensamiento no armoniza con ellas, Y ahora gradualmente se ajusta a su nueva vida, pero no lo hace de ninguna manera asumiendo completamente en esta consciencia lo que él pueda aprender de su entorno. Sólo lo asume como si fuera a través de un velo. Lo elabora sólo tras la muerte, y entonces, de nuevo, se lo lleva a su próxima vida. El hombre vivirá constantemente en esta dualidad de su vida del alma, Siempre será consciente de lo siguiente: estás trayendo contigo algo en relación con lo cual el mundo en el que has crecido a través del nacimiento es nuevo. Pero a través de tu ser físico ahora recibes algo de este mundo que no penetra completamente tu alma, sobre lo que tendrás que trabajar, sin embargo, después de morir.
El ser humano de hoy en día debería conocer profundamente la forma de experimentar la vida. Ya que sólo al familiarizarse con eso se hace consciente de las fuerzas que pulsan a través de nuestra existencia y que de otra manera permanecerían completamente desapercibidas. Somos atraídos a la red de esas fuerzas. Pero si no tratamos de penetrarlas con nuestra consciencia, nos hacen enfermos hasta cierto punto en nuestra alma. El ser humano percibirá cada vez más este romperse en pedazos: el romperse en pedazos de aquello que ha permanecido con él desde la vida anterior y aquello que es preparado en la vida actual para la siguiente. Y como el hombre sentirá esta dualidad cada vez más, necesitará una mediación interna, una verdadera mediación interna. Y la gran pregunta se hará cada vez más candente: ¿dónde debemos buscar esta mediación interna? Sólo podemos encontrar una respuesta a esta pregunta si consideramos lo siguiente: Les he dicho a menudo que nosotros los seres humanos estamos completamente despiertos sólo en nuestro pensamiento en el período entre el despertar y el dormirnos de la vida ordinaria. La vida del pensamiento significa completa vigilia. No estamos completamente despiertos, incluso en nuestra vida de vigilia, en relación con nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos están en la fase del sueño consciente, incluso aunque estemos completamente despiertos en nuestras concepciones y pensamientos.
Aquel que es capaz de investigar en este campo sabe a través de la percepción directa que los sentimientos no tienen mayor vitalidad de la que tienen los sueños: solo la concepción a través de la cual los sentimientos son representados les hace parecer más vitales. Pero la vida de los sentimientos como tal surge de las profundidades de la consciencia como el surgir de los sueños. Y la vida actual de voluntad está dormida en nosotros, incluso en nuestra vida despierta; en lo que respecta a la voluntad estamos dormidos. Así, también en la vida despierta, llevamos estos tres estados de consciencia dentro de nosotros. Durante el día, nos movemos con una vida despierta de pensamientos; nos engañamos a nosotros mismos al creer que estamos despiertos también en nuestra voluntad porque tenemos pensamientos sobre aquello que la voluntad realiza. No la experiencia de la voluntad misma, sino sólo su imagen mental es lo que entra en nuestra consciencia. Soñamos nuestros sentimientos, soñamos nuestra voluntad. Pero si el conocimiento imaginativo hace surgir lo que de otra manera son sueños en los sentimientos y lo hace un asunto de cognición del mundo claro y completo, entonces nos hacemos conscientes del hecho de que la sabiduría está contenida no solo en nuestros pensamientos – llamémosla “sabiduría” aunque con muchos seres humanos es “no-sabiduría” – sino que la sabiduría está contenida en nuestros sentimientos, y que está también contenida en nuestra voluntad. En relación a la existencia humana actual sólo podemos hablar claramente sobre los que está contenido en nuestra vida de pensamientos. En lo que respecta al mundo de los sentimientos la humanidad hoy considera pensamientos que a duras penas difieren de aquellos que considera en relación con la vida de sueños; y aún así, la sabiduría está también contenida en la vida del sentimiento.
Mis queridos amigos, la persona que aplique a su alma con gran seriedad los ejercicios que están descritos en mi libro, ¿Cómo conocer los mundos superiores? Se acercará a la experimentación de un determinado surgimiento interno del alma que toma su curso de una forma que parece un sueño, como si dijéramos. Para la mayoría de los seres humanos no contendrá mayor regularidad que los sueños ordinarios; pero es posible, en un momento comparativamente temprano, traer tanto orden a esta experiencia interna que uno se hace consciente del hecho de que, aunque esta experiencia interna no está gobernada por la lógica ordinaria – de hecho, a veces es gobernada por una lógica muy grotesca, y los más variados fragmentos de pensamiento se organizan a sí mismos y suceden como en un sueño – uno se hace consciente del hecho de que algo real tiene lugar allí. La primera experiencia interna, que es aún muy primitiva, puede ser reconocida por el que aplica, incluso hasta cierto grado, a su propia vida del alma lo que ha sido descrito en mi libro ¿Cómo conocer los mundos superiores?. Cuando el ser humano se sumerge en este surgimiento de sueños en vigilia, una nueva realidad emerge en contraste a la realidad ordinaria de la vida externa. El ser humano puedo ser consciente relativamente pronto de este surgimiento de una nueva realidad. Y también puede ser consciente relativamente pronto de que la sabiduría está contenida en todo esto, pero es una sabiduría que no puede aprehender, ya que no se siente lo suficientemente maduro como para ser completamente consciente de ella. Se le escapa una y otra vez y no la entiende. Pero es consciente, o al menos, puede ser consciente del hecho de que la sabiduría no fluye sólo a través del estrato superior de su consciencia que le impregna en su vida despierta ordinaria, sino que por debajo de esto yace otro estrato de su consciencia que le parece ilógico por la simple razón de que aún no puede aprehender su sabiduría. Podemos decir: el momento en que hayamos adquirido completamente cognición imaginativa, estos sueños en vigilia dejarán de ser tan grotescos como parecen a la vida ordinaria; ellos entonces se impregnarán de una sabiduría que apunta a otro contenido de realidad, a un mundo distinto del mundo de los sentidos que comprendemos con la sabiduría ordinaria.
Ya ven, mis queridos amigos, en la vida ordinaria sólo el mundo de los sentimientos surge en nuestra consciencia cotidiana de este sustrato de nuestra consciencia. Y de un estrato aún más profundo, que yace por debajo del que acabamos de mencionar, surge el mundo de la voluntad que también está impregnado de sabiduría.
Estamos conectados con esta sabiduría, pero no somos en absoluto conscientes de ella en la consciencia ordinaria. Así podemos decir: nosotros los seres humanos estamos gobernados por tres estratos de consciencia. El primero es nuestra consciencia conceptual en la que vivimos cada día. El segundo es la consciencia imaginativa. Y el tercero es una consciencia inspirada que permanece oculta muy profundamente, que trabaja en nosotros, pero cuya naturaleza no reconocemos en la vida ordinaria. Si la filosofía moderna fuera menos confusa en sus conceptos – no me estoy refiriendo aquí a la gente que no tiene nada que ver con la filosofía, sino a que los filósofos deberían entender tales asuntos, aunque rechacen hacerlo – si la filosofía moderna fuera menos confusa tendría que notar la gran diferencia existente entre las verdades a las que llegan únicamente sobre la base de la observación externa de la naturaleza y las verdades que se encuentran en las ciencias, tales como las matemáticas y la geometría, que son empleadas en el esfuerzo de comprender la naturaleza externa.
Estamos justificados en cierto sentido al decir que en relación con las verdades que el hombre adquiere a través de la observación externa – esto ha sido acentuado tan a
menudo en la historia de la filosofía que una referencia especial a ello debería ser
superfluo para el filósofo – en relación con las verdades de la observación externa nunca podemos hablar de certeza real. Kant y Hume han elaborado esto especial y claramente con su afirmación grotesca de que, aunque es cierto que observamos que sale el sol, no podemos, sin embargo, afirmar de esta observación que el sol saldrá de nuevo mañana; sólo podemos concluir del hecho de que el sol ha salido hasta ahora cada día que mañana también saldrá. Esta es el camino con todas las verdades que derivamos de la observación externa. Pero no es el caso de las verdades matemáticas. Si las hemos comprendido una vez sabemos que son válidas para todos los momentos futuros.
Cualquiera que sabe y es capaz de probar, sin razones internas, que en un triángulo
rectángulo, el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los
catetos, sabe que sería imposible trazar un triángulo rectángulo para el que no se
cumpliera esta ley.
Estas verdades matemáticas son diferentes de las verdades a las que llegamos a través de observaciones externas; conocemos los hechos, pero con los medios de la investigación actual somos incapaces de comprender la razón subyacente. La razón se debe encontrar en el hecho de que las verdades matemáticas se originan en un lugar muy profundo del ser interno del hombre, que surgen en el tercer nivel de consciencia, en el estrato más bajo y que, sin ser consciente de ello, saltan a la consciencia superior del hombre, donde la percibe entonces interiormente. Poseemos verdades matemáticas por el hecho de que nosotros mismos nos comportamos matemáticamente en el mundo.
Caminamos, nos quedamos de pie, y así; describimos ciertas líneas en la tierra. A través de esta voluntad de relación con el mundo exterior recibimos de hecho la percepción interna de las matemáticas. Las matemáticas surgen debajo en la tercera consciencia y saltan hacia arriba desde allí.
Vida conceptual: Vigilia Completa: sabiduría.
Sentimiento: Sueños: Sabiduría.
Voluntad: Dormir: Sabiduría.
I. Vida conceptual.
II. Imaginaciones.
III. Inspiraciones
Así, aunque no somos conscientes de su origen, tenemos conceptos muy claros
de al menos una parte de este estrato más bajo de la consciencia: somos conscientes de los conceptos matemáticos y geométricos. El estrato medio es de un carácter ensoñador y confuso. Y aquí, en el cerebro, donde la vida conceptual diurna tiene lugar, lo tenemos claro de nuevo. Lo que da la lata desde el tercer estrato de la consciencia también lo tenemos claro en nosotros. Lo que hay entre medias alcanza a la mayoría de los seres humanos como un confuso soñar despierto. Es muy importante que tengamos claro este hecho. Ya que, verán, los griegos, durante los cuatro siglos y medio (número uno), que ellos habían retenido como el resto de la cultura de los Misterios. Y este es un elemento puramente Luciférico. Se lo he descrito a ustedes recientemente: es la cultura intelectual. La claridad rige en nuestra cabeza. Está impregnada de sabiduría, generalmente sabiduría válida. Pero este es el elemento Luciférico en nosotros.
Y, de nuevo, aquello que existe aquí abajo y que es tan querido por los científicos modernos y fue tan querido para Kant como para que dijera: en lo que concierne a la naturaleza, la ciencia existe siempre y cuando contenga matemáticas – este es el elemento puramente Ahrimánico, que surge de abajo a través de nuestra naturaleza humana. Es el elemento Ahrimánico.
No basta, queridos amigos, con saber de algo que es correcto. Sabemos que las cosas que comprendemos intelectualmente a través de nuestra cabeza son correctas; pero este es un don del elemento Luciférico. Y sabemos que las matemáticas son correctas; pero esta corrección soberana de las matemáticas se la debemos a Ahriman que se sienta en nosotros. El elemento más incierto está en el medio. Consiste en sueños aparentemente ilógicos y difusos.
Les describiré otro síntoma para que puedan entender el completo significado de este tema. En realidad, la concepción matemática completa del mundo que surgió con Galileo y Giordano Bruno proviene de este estrato más profundo de la consciencia. Han transcurrido cuatro siglos y medio desde que empezamos a adquirir esta concepción del mundo, desde que hemos comenzado a introducir este elemento Ahrimanico en nuestro pensamiento y sentimiento humanos. Mientras que en el pensamiento Griego el último eco de la cultura de los Misterios brilló en el más claro resplandor de la consciencia, allí surge en nuestro estrato de consciencia más profundo y oscuro que sólo alcanzará su clímax en el futuro. Está empezando a surgir allí abajo.
I. Vida conceptual (Lucifer)
II. Imaginaciones (consciencia)
III. Inspiraciones (Ahriman)
La vida de nuestra alma es una balanza que ha de tratar de establecer un equilibrio, por un lado el elemento Luciférico, por otro el elemento Ahrimanico. El elemento Luciférico reside en nuestra cabeza, el elemento Ahrimanico abajo en la sabiduría que impregna nuestra voluntad. Entre los dos, hemos de tratar de establecer un estado de equilibrio en un elemento que en un principio no parece estar impregnado de nada.
¿Cómo entra la sabiduría en esta parte central del hombre? El hombre es situado en el mundo hoy en día de una forma tal que su cabeza es apoyada por Lucifer, su sabiduría metabólica, su sabiduría de las extremidades por Ahriman. Aquello que hemos descrito como el estado intermedio de consciencia depende de la organización de nuestro corazón y del sistema rítmico humano (leer lo que vi respecto a este hecho en mi libro, Von Seelenraetseln). [Aún sin traducir al inglés] Esta esfera de nuestra existencia debe irse tornando gradualmente tan ordenada como la sabiduría de la cabeza se hizo ordenada a través de la lógica y de la sabiduría Ahrimanica a través de las matemáticas, la geometría, y de la observación racional externa de la naturaleza. ¿Qué traerá lógica interna, sabiduría interna, poder interno de orientación en esta zona media de nuestra naturaleza humana? El Impulso Crístico, aquello que sucedió en la cultura terrestre por medio del Misterio del Gólgota.
Así podrán ver que tenemos una anatomía espiritual-científica que nos muestra lo que es la cultura de la cabeza, lo que es la cultura del metabolismo, que también nos muestra la naturaleza y necesidades de esa esfera de nuestro organismo que reside entre las dos. Que el hombre se impregne con el impulso Crístico es un requisito de su naturaleza.
Asumamos hipotéticamente por un momento que el Misterio del Gólgota no hubiera entrado en la evolución de la Tierra: el ser humano tendría su sabiduría de la cabeza. También tendría lo que ha surgido desde el siglo XV d.c. Pero en lo que respecta a su ser central estaría desolado y vacío. Él sentiría cada vez más el desacuerdo entre las dos esferas internas mencionadas anteriormente. Sería incapaz de obtener un estado de equilibrio. Sólo podemos obtener este estado de equilibrio impregnándonos cada vez más del impulso Crístico que impulsa el estado de equilibrio entre el elemento Luciférico y el Ahrimanico.
De esto verán que podemos decir: en los cuatro siglos y medio precristianos le fue concedida al ser humano, como preparación para el Misterio del Gólgota, la última ramificación de la cultura antigua de los Misterios, que se ha establecido como una memoria de la cabeza de esta antigua cultura. Y en nuestra época moderna, el ser
humano pasó cuatro siglos y medio de preparación para una nueva dirección espiritual, para una nueva clase de cultura de Misterios. Pero para que estas dos pudieran estar conectadas en la evolución histórica de la humanidad, el Misterio del Gólgota tuvo que tener lugar como un hecho objetivo en la evolución de la humanidad. Internamente, sin embargo, esta evolución sigue su curso de tal forma que el ser humano crece y se desarrolla hasta que, comenzando en el siglo XV d.C. reciben el nuevo impulso que yo he descrito como Ahrimanico, y a través del cual ellos sentirán cada vez más que necesitamos la posibilidad de construir un puente entre los dos períodos.
De esta forma podemos comprender interiormente el triple ser humano. Y le comprenderemos aún más exhaustivamente si nos unimos a lo que he dicho hoy, algo que he mencionado repetidamente. Fue imposible para los antiguos Griegos que retuvieron los restos de una cultura de Misterios antigua ser ateos – aunque sucedió en unos pocos casos extraños, pero no hasta el grado que sucede hoy. El ateismo ha
surgido únicamente en tiempos recientes, al menos en su forma radical. Ya que los
Griegos que estaban realmente imbuidos en la dialéctica, sentían lo Divino meciéndose en el pensamiento, incluso en el pensamiento vacío de contenido.
Si sabemos esto y entonces observamos la aparición del ateismo, la completa negación de lo Divino, encontraremos la razón para este ateismo. Sólo aquellos seres humanos, mis queridos amigos – naturalmente, necesitamos los métodos de la ciencia espiritual para reconocer esto – sólo aquellos seres humanos que son ateos lo son porque tienen un trastorno orgánico. Esto puede tener su origen en condiciones estructurales muy delicadas, pero es un hecho que el ateismo es en realidad una enfermedad.
Esto es lo primero que tenemos que entender perfectamente: el ateismo es una enfermedad. Ya que, si nuestro organismo está completamente sano, el funcionamiento armonioso de sus varios miembros nos proporcionará que sintamos nosotros mismos nuestro origen de lo Divino – ex deo nascimur.
El segundo punto, es algo diferente. El hombre puede sentir lo Divino pero puede no tener ninguna posibilidad de sentir al Cristo. En este aspecto no diferenciamos cuidadosamente lo suficiente hoy en día. Estamos satisfechos con las palabras, también en otras esferas. Ya que, si probamos hoy el contenido espiritual real de los puntos de vista de muchos seres humanos occidentales y no están influenciados por sus palabras –dicen que coinciden con los preceptos Cristianos, creen en la libertad, la voluntad, y demás – encontraremos que la completa configuración de su pensamiento se contradice con lo que ellos así expresan. Sólo a través de su participación en la vida cultural se han acostumbrado a hablar de Cristo, de libertad y demás. En realidad, mis queridos amigos, un gran número de seres humanos que viven entre nosotros no son otra cosa que Turcos; ya que el contenido de su fe es el mismo que el fatalista contenido de la fe de los Mahometanos – aunque este fatalismo es a menudo descrito como una necesidad de la naturaleza. El Islam es mucho más frecuente de lo que pensamos. Si no fijamos nuestra atención en las palabras sino en el contenido espiritual y del alma, encontraremos que muchos Cristianos son Turcos. Se llaman a sí mismos “Cristianos” incluso aunque no pueden encontrar la transición del Dios que sienten al Cristo.
Sólo necesito llamar su atención sobre el ejemplo clásico de un teólogo moderno, Adolf Harnack, que escribió el libro Wessen des Christentums. {Esencia de Cristianismo}. Por favor, hagan la siguiente prueba: tachen en este libro el nombre de Cristo dondequiera que aparezca y reemplácenlo por el nombre de Dios, esto no cambiará nada en el contenido del libro. No es necesario que lo que este hombre afirma se refiera al Cristo. Donde prueba algo es externa e internamente falso al tomar prestadas las diversas comunicaciones de los Evangelios. De la manera que elabora estas comunicaciones no puede haber visto razón alguna para conectarlas con el Cristo.
Debemos adquirir la posibilidad de concebir al Cristo de una manera tal que no Le identifiquemos con el Dios Padre. Muchos de los modernos teólogos evangélicos ya no son capaces de distinguir entre el concepto general de Dios y el concepto de Cristo. Ser incapaz de encontrar al Cristo en la vida es un asunto totalmente distinto de ser incapaz de encontrar a Dios Padre – ustedes saben que esto no trata de dudar de la Divinidad del Cristo. Es un asunto de diferenciación clara, en la esfera de lo Divino, entre el Dios Padre y el Dios Cristo. Esto llega a su expresión en el alma del hombre. No encontrar a Dios Padre es una enfermedad; no encontrar al Cristo es un infortunio. Porque el ser humano está tan conectado con el Cristo como depende internamente de esta conexión.
Él es, sin embargo, dependiente de lo que tuvo lugar como un suceso histórico. Debe
encontrar una conexión con el Cristo aquí sobre la Tierra, en la vida externa. Si no lo encuentra es un infortunio. No encontrar a Dios Padre, es ser un ateo, es una enfermedad. No encontrar al Dios Hijo, al Cristo, es una desgracia.
¿Y qué significa no encontrar al Espíritu? Ser incapaz de poder agarrar la espiritualidad de uno mismo para poder encontrar la conexión de la espiritualidad de uno mismo con la espiritualidad del mundo significa debilidad mental; no reconocer el Espíritu es una deficiencia mental, una imbecilidad psíquica.
Por favor, recuerden estas tres deficiencias en la constitución del alma humana.
Entonces podremos continuar mañana correctamente. Recuerden lo que les he dicho hoy sobre las tres clases de consciencia, recuerden que es una enfermedad ser un ateo; si no encontramos a Dios del cual hemos nacido y al que debemos encontrar si poseemos un organismo completamente sano; es una desgracia si no encontramos al Cristo; que es una deficiencia psíquica si no encontramos al Espíritu.
Esta es también la manera en la que los caminos que conducen al hombre a la Trinidad difieren de uno a otro. Se hará cada vez más necesario para la humanidad entrar en estos hechos concretos de la vida del alma y no quedarse encallado en nociones generales, nebulosas. La gente está especialmente inclinada hoy en día hacia estas nociones nebulosas. Reemplazar esta inclinación por la inclinación a entrar en hechos concretos de la vida del alma es una tarea esencial de nuestra edad.
Traducido por Julio Luelmo nov. 2015

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919