RUDOLF STEINER.
LA FALSA ENFERMEDAD
Munich, 3 de diciembre
de 1907
novena conferencia
En
el transcurso de su vida, el hombre se encuentra entre dos fuerzas.
Por un lado está la corriente de acontecimientos, el constante fluir
de sucesos, a su alrededor, que le causan las más variadas
impresiones. En el lado opuesto, está el propio poder del hombre
dentro de su ser interior. Solo hay que considerar superficialmente
la vida, para darse cuenta que el hombre debe encontrar el equilibrio
necesario entre las fuerzas y los hechos que le asaltan desde todos
lados y lo que se desarrolla en su vida interior. Cuando en su vida
cotidiana el ser humano ha recibido una impresión tras otra, anhela
estar solo, recogerse para recomponer su alma. Siente que solo
encontrará la salud en la vida, manteniendo el equilibrio correcto
entre lo externo y lo interno.
Al
ser interior del hombre que avanza tormentosamente, a esta
potencialidad suya que se está desarrollando y desplegando
continuamente, se contrapone lo que nos viene desde afuera. Cuando
nos superamos a nosotros mismos, encontramos el equilibrio. Podemos
tomar esto como tema por las consideraciones que nos ocuparán aquí.
Ambos temas van unidos. Primero, nos dedicaremos al tema de la
enfermedad imaginaria y, como complemento necesario, consideraremos
la búsqueda febril de la salud.
Solo
en el curso de nuestras consideraciones podrán justificarse estas
palabras. Ellas nos llevan hacia las corrientes espirituales del
presente y con aquello a lo que la ciencia espiritual se enfrenta, a
lo que la ciencia espiritual tiene que imponerse como una tarea en su
contra.
En
relación con las palabras, "enfermedad imaginaria", los
hombres al principio piensan en alguien que realmente siente dolor e
incomodidad debido a una enfermedad más o menos auto inducida. Bien,
esta es un área en la que la ciencia espiritual, con su vocación
cultural, debe entrar. Cosas importantes dependen de esta actividad.
Antes de entrar en detalles sobre lo que la ciencia espiritual tiene
que decir al comentar esto, observemos algunas imágenes de la vida
del presente. Todo el material ilustrativo que presentaré está
tomado de la vida.
En
uno de mis viajes (fue yendo de Rostock a Berlín) había otras dos
personas en mi compartimiento, una dama y un caballero, que pronto
comenzaron a conversar. El caballero se comportaba de manera notable.
Después de unas pocas palabras, se recostó en el asiento y dijo que
solo en esa posición podría soportar la vida. La señora contó
cómo había venido desde el este de donde estaban y había estado en
un balneario del Báltico. El día anterior se había visto invadida
por la nostalgia y había decidido volverse a casa. Entonces ella
rompió llorar. Debido al llanto de la dama, el caballero tuvo la
idea de contar la historia de su salud.
"Sufro
de muchas enfermedades y voy de sanatorio en sanitario sin encontrar
la salud".A lo que la señora respondió: “Yo también
entiendo mucho de enfermedades. Muchas personas en mi tierra me están
agradecidas por su salud ".
El
caballero contó de una de sus numerosas enfermedades, después de lo
cual la dama, por el amplio conocimiento de su corazón, le dio una
receta que el hombre anotó. Al cabo de unos minutos volvió a contar
una segunda enfermedad, etc., llegó a anotar hasta trece recetas. El
caballero tenía una sola preocupación. “Llegaremos a Berlín a
las nueve. ¿Todavía será posible obtener las recetas?
La
señora lo tranquilizó diciendo que todavía sería posible.
Curiosamente, al caballero nunca se le ocurrió que la propia dama
también pudiese estar enferma. La señora comentó además que era
muy compasiva, le enumeró sus propias enfermedades y todos los
lugares a los que había ido a tratarse. El caballero le recomendó
un libro de Lahmann. A continuación, le habló de una segunda
enfermedad y el caballero a su vez, le recomendó un segundo folleto,
hasta que llegó a anotar los títulos de cinco o seis folletos que
compraría al día siguiente. Finalmente, ella tomó nota de la
dirección de Lahmann. Entre tanto habían llegado a Berlín. Cada
uno había escrito las recomendaciones del otro y se había ido
satisfecho.
Quien
observara a estas personas analizando la situación en cuestión,
pronto vería que respecto a la dama había algo que no estaba del
todo bien. En cuanto al hombre, solo le faltaba la voluntad de estar
sano. Si se propusiera estar sano, gozaría de buena salud. Aquí hay
algo sintomático de lo que nos encontramos con frecuencia en el
presente, y una mirada escrutadora podrá pasar de esta imagen a
otra.
Si
viajáramos a un país montañoso, veríamos antiguas fortalezas,
castillos en ruinas, etc., que nos recordarían los viejos tiempos en
los que existía la lucha por fortalecer el espíritu o donde el
poder externo gobernaba. Estas fortalezas, ahora han caído en
ruinas, pero en todas partes en las cercanías de estos monumentos
que son la expresión de la fortaleza y el vigor, se pueden ver
sanatorios, uno cosa al lado de la otra. Esta imagen se me presentó
recientemente en un área especialmente rica en este tipo de
instalaciones, cuando tuve que detenerme en un sanatorio de ese tipo
por un breve tiempo. Los "internos" justo estaban tomando
su comida del mediodía. La convicción que tuve fue la de que, del
centenar de personas que estaban allí, ninguna realmente necesitaba
los cuidados del sanatorio.
Pasemos
ahora a las imágenes más íntimas que encontramos en las sesudas
prescripciones de los médicos actuales. Afortunadamente, hay médicos
que también se preocupan por el alma en el cuerpo. Elijo el ejemplo
de un médico que seguramente consideraría mis palabras una pura
locura. Es de un tipo de médicos que, seguramente, no se dejan
influenciar por lo que la ciencia espiritual tenga que decir. Dicho
prominente médico, ha registrado muchos casos diferentes de personas
como las del tren que he mencionado, solo como ejemplo especialmente
grotesco. Este médico fue avisado para atender a una niña que
mostraba todos los síntomas de la meningitis. Pero el médico tenía
un buen sentido clínico. Cuando se quedó solo con ella, le hizo
unas cuantas preguntas adecuadas en estas circunstancias, pero
ninguna de sus preguntas obtuvo la respuesta pertinente. Finalmente,
averiguó que la joven iba a dejar la escuela. Sin embargo, al año
siguiente tenían que celebrarse unas conferencias especialmente
interesantes que ella quería escuchar. Como toda la familia se opuso
a su deseo de permanecer en la escuela, ella se enfermó. El médico
dijo: "Voy a encargarme de que puedas permanecer en la escuela,
pero debes levantarte de la cama de inmediato y venir a la mesa".
Ella lo hizo. Al cabo de unos minutos, la joven apareció en la mesa
sin el menor rastro de la enfermedad.
Tomemos
otro ejemplo. Otro médico, hábil y conocido, a quien siempre he
tenido un cierto respeto, tuvo que realizar una operación de
rodilla. El hermano del paciente estaba presente. Durante la
operación la rodilla se resquebrajó, con lo cual el hermano sufrió
un dolor insoportable. La operación salió bien, pero el hermano se
enfermó. Pasó un año entero antes de que volviera a estar bien.
Por
lo tanto, puede verse el poder qué pueden tener la fantasía y la
imaginación distorsionada en el alma, y cómo, a partir de la propia
alma, pueden surgir enfermedades imaginarias que se asemejan a una
verdaderamente genuina enfermedad. Pero el médico no puede llegar
demasiado lejos con esto. El médico que acabo de mencionar fue muy
hábil. No dejándose engañar aceptando sin mas, las cosas tal como
aparecen a primera vista. Una vez se le acercó una señora que,
desde la muerte de su marido, sufría un dolor insoportable en la
rodilla. Había sido tratada por muchos médicos que siempre llegaban
a la misma conclusión, parecía ser, que su enfermedad estaba
relacionada con aspectos del alma, y lo atribuían al impacto causado
por la muerte de su marido. Pero aquí, el médico desde la
perspectiva de la salud, no buscó la causa en alguna aberración del
alma. En este caso encontró que lo que lo provocaba, era un gran
callo en el talón. Después de la operación, envió a la dama a
convalecer a un sanatorio para no dejar en evidencia a sus colegas.
Así
que ahora vemos la situación iluminada por una variedad de imágenes.
Vean ustedes cómo la ilusión, la imagen del alma, puede reaccionar
tan fuertemente sobre el organismo corporal. Bien podría decirse que
en este caso no se trata de una enfermedad real, sino de una
enfermedad imaginaria. Sin embargo, quienquiera que haya llegado a la
conclusión, de que todo lo corpóreo es la expresión del espíritu,
que todo lo que entra en nuestros sentidos es una expresión del
espíritu, no tomará el asunto tan a la ligera. Incluso en asuntos
aparentemente bastante remotos, encontramos que a menudo se trata de
influencias del alma en el cuerpo. La ilusión, que al principio
parece trivial y ridícula, cuando luego se convierte en dolores, que
a menudo terminan siendo el comienzo de una enfermedad real y, a
menudo, permanecen en estado latente para etapas posteriores.
Tales
ilusiones son algo más que no puede desentenderse con un simple
encogimiento de hombros. Si profundizamos más en estos sucesos,
debemos evocar ante el alma la imagen de la naturaleza y el ser del
hombre, tan a menudo presentada. Para la ciencia espiritual, lo que
el ser humano presenta a primera vista es solo un aspecto externo. El
cuerpo físico, es un miembro mas entre otros del ser humano, que
tiene en común con todos los demás seres que le rodean. Más allá
del cuerpo físico, tiene el cuerpo de fuerzas etéricas que penetran
en el cuerpo físico, como pasa con todos los demás seres vivos.
Este cuerpo etérico combate contra la destrucción del cuerpo
físico. El tercer miembro es el cuerpo astral, el portador del deseo
y la apatía, la alegría y el dolor, la pasión y los apetitos
sensuales, tanto de los impulsos más bajos como de los ideales más
elevados. El hombre tiene este cuerpo en común con el mundo animal.
El miembro, gracias al cual el hombre es la corona de la creación,
por el cual se diferencia de todos los demás seres, es su "Yo",
su ego. Debemos considerar que estos cuatro miembros constituyen el
hombre completo.
Sin
embargo, debemos tener claro que todo lo que se hace visible ante
nuestros ojos deriva del espíritu. No hay cosa material que no tenga
una base espiritual.
Ahora
bien, para usar una analogía de uso más frecuente. Supongamos que
un niño nos muestra algo de hielo.
Nosotros
decimos: "Esto es agua en otra forma".
El
niño entonces dirá: "Dice usted que es agua pero yo veo que es
hielo".
Con
lo cual diremos: "Eso es porque ignoras que el agua se convierte
en hielo".
Lo
mismo vale para el que no sabe que la materia es espíritu
condensado. Para el estudiante de ciencia espiritual, sin embargo,
todo lo visible se deriva del mismo reino que el cuerpo astral que
llevamos en nosotros. El cuerpo etérico y físico son el resultado
de sucesivas condensaciones del cuerpo astral. He aquí otra imagen:
tomemos una masa de agua y convirtamos parte de ella en hielo. Así
obtenemos algo de hielo dentro del agua. Así es como los cuerpos
etérico y físico se condensan a partir del astral. El cuerpo astral
es la parte que ha conservado su forma original.
Ahora
bien, cuando algo nos sobreviene, ya sea en forma de salud o de
enfermedad, podemos decir que es la expresión de ciertas fuerzas que
vemos en el cuerpo astral. Por supuesto, ahora nos referimos solo a
enfermedades que se originan en el interior, no a aquellas que surgen
por medio de influencias externas, como la fractura de un hueso, un
malestar estomacal o un corte en el dedo. Estamos hablando de
aquellas condiciones de salud que surgen de la propia naturaleza del
ser humano, y nos preguntamos si no solo existe una conexión
continuada entre los cuerpos astral y físico, sino también una
conexión más inmediata entre los eventos internos del alma, el
deseo y el dolor, y la condición física de nuestros cuerpos.
¿Podemos decir que, en cierta medida, la salud externa del ser
humano depende de estos o aquellos sentimientos por los cuales sufre,
por estos o aquellos pensamientos que experimenta? Aquí podremos
arrojar luz sobre sucesos importantes que deberían ser valiosos para
las personas hoy en día.
El
ser humano de nuestro tiempo, ha perdido la capacidad de acceder al
conocimiento de que el cuerpo físico no es su único cuerpo. No se
trata de lo que el ser humano cree teóricamente, sino de cuál es la
actitud más íntima de su alma respecto a los miembros superiores de
su ser. Para profundizar en lo que realmente está involucrado,
recordemos la disputa entre Wagner y Carl Vogt, aquél Vogt que
escribió Blind Faith and Science (La fe ciega y la ciencia). Wagner
representaba el punto de vista espiritual, mientras que Vogt veía en
el hombre solo un conglomerado de cosas físicas, de átomos. Para
él, los pensamientos no eran más que una precipitación del
cerebro, un vapor azul que surgía de los movimientos del cerebro. Al
morir, las sustancias dejaban de desarrollar este vapor azul de
pensamientos. A esto, Wagner le respondió de manera aproximada que,
entonces, había que creer que si algunos padres tenían ocho hijos,
resultaba que el espíritu de los padres se dividía en ocho partes,
una parte para cada uno de los hijos. Así, se imaginaba Wagner que
era el espíritu, de una manera bastante material, tal vez como
muchas personas, como una especie de formación de niebla. Pero se
trata de equilibrar en uno mismo, las Cuando se hace imposible para
alguien elevarse a las alturas espirituales, después de un tiempo,
en tal persona, aparece una desolación interior, un vacío, una
incredulidad para con todo lo que vaya más allá de la materia.
Cuando todo esto se apodera de los sentimientos, cuando se establece
en todas las creencias o sentimientos del alma, cuando el ser humano
mira hacia el mundo y ya no tiene la capacidad de impresionarse por
lo que hay detrás de todo lo que ve, aparece lo que gradualmente lo
lleva al egoísmo físico más cruel en el que su propio cuerpo se
vuelve cada vez más importante para él, lo que lo aleja aún más
de la respuesta de Goethe: actitudes impresiones y sentimientos, para
poder captar el espíritu realmente. Puede haber muchos hoy en día
que no quieran nada de este materialismo, sin embargo, captan el
espíritu de una manera material. Incluso muchos teósofos piensan que
el espíritu es una materia finamente dividida. Incluso en la
teosofía se esconde mucho tímido materialismo.
"¡El
hombre que se supera a sí mismo,
se
libera de los poderes que atan a todo ser vivo!
En
esta coyuntura llegamos a un aspecto importante de la ciencia
espiritual, que por algún tiempo no se desvelará completamente, a
menos que la ciencia espiritual consiga hacer que el hombre triunfe
sobre sí mismo. Porque si el ser humano continúa aferrándose con
su intelecto, solo a lo que perciben sus sentidos, entonces, como
resultado para su salud, tendría una consecuencia bastante diferente
de lo que resultaría, si el ser humano percibiera en los fenómenos
nada más que la expresión sensorial del espíritu. Tanto el pensar
materialista como el pensar científico espiritual, tienen un gran
efecto en la vida interior del ser humano. Por lo tanto, la cuestión
de la importancia del pensar materialista y del pensar científico
espiritual tienen un significado más que teórico. En cuanto a los
resultados del pensar científico materialista y el científico
espiritual, el uno actúa para devastar, el otro para imbuir
interiormente. Ahora bien, para destacar estos efectos en el ser
humano, veamos un ejemplo sencillo relacionado con la vista. La
miopía se desarrolla cuando, durante el primer período de
desarrollo, uno se entrega pasivamente ante las impresiones. Sin
embargo, si uno se entrega activamente a las impresiones de las
cosas, entonces los ojos se mantienen bien. Un hombre debe
desarrollar un fuerza activa interna. Cualquier cosa que le brinde la
posibilidad de convertirse en el centro de la creatividad y la acción
es saludable. A menos que se vuelva creativo desde dentro hacia
afuera, su capacidad de estar sano, su vitalidad, se agotará y todo
su ser se verá constreñido por las impresiones externas. A todas
las impresiones que recibe del exterior, el hombre debe invocar una
fuerza desde su ser interior que las contrarreste. Esto también debe
complementarse a la inversa, en la que el ser humano debe desplegar
una actividad que se cierre al exterior, que lo vuelva invisible al
exterior.
Hay
dos experiencias del alma en las que necesitamos profundizar. Que nos
mostrarán que el ser humano posee una abundancia interior que fluye
hacia el exterior, y también busca un centro para el desarrollo de
su actividad en el mundo exterior. Uno debería estudiar estas dos
direcciones de sentimientos, ya que nos conducen profundamente a las
enfermedades del hombre. Un sentimiento es negativo, la ansiedad; El
otro, positivo, la vergüenza, pero que también tiene un significado
negativo. Supongamos que se enfrentan a algún evento que les
despierta ansiedad y miedo. Si no consideran esto solo desde el punto
de vista materialista, sino que también tienen en cuenta la acción
del cuerpo astral, entonces el volverse pálido aparecerá como la
manifestación física de corrientes de energía en el ser humano.
¿Por qué el alma afecta hasta ese punto a la circulación
sanguínea? Porque el alma se esfuerza por crear un centro de
voluntad dentro de sí misma, para desde allí, poder actuar
externamente. En realidad, es una concentración de sangre hacia el
centro para que desde allí pueda actuar afuera. Esto se entiende más
o menos figurativamente. En el caso de la vergüenza, las cosas se
invierten. Al sonrojarnos, la sangre fluye desde el centro hacia la
periferia. El sentimiento de vergüenza indica circunstancias que
querríamos borrar de la visibilidad, debido a las cuales borraríamos
nuestro ego. El ser humano quiere atenuar su ego para que ya no sea
perceptible desde el exterior. En tal situación, busca perderse,
disolverse en el Todo, en el Alma del Mundo o, si se quiere, en el
medio ambiente. Por lo tanto, lo que llamamos vergüenza es mostrarse
reacio, en el fondo, a hacerse visible desde el exterior.
En
las manifestaciones de vergüenza y ansiedad tienen ustedes una
polaridad que indican condiciones significativas de los cuerpos
etérico y astral. Estos son dos casos en los que las fuerzas del
cuerpo astral son visibles desde fuera. La ansiedad y la vergüenza
se expresan en las condiciones corporales. Si reflexionan sobre esto,
se darán cuenta de que todos los sucesos del alma pueden tener un
efecto en los sucesos del organismo. Esto es cierto tal como lo
enseña la ciencia espiritual. Existe una conexión, aun cuando el
ser humano al principio no sea consciente de ello.
Vamos
a considerar que el fenómeno de los pensamientos abstractos de hoy
no tengan el menor efecto posible sobre el organismo. Que lo que
aprendemos con nuestras ciencias abstractas no tienen el menor efecto
posible en nuestro cuerpo. Que su principio es, percibir lo que
vemos, transformar la percepción en conceptos intelectuales. Esta
ciencia no admitirá que el ser humano tenga sabiduría interna
creadora, ni que el alma pueda producir a partir de sí misma algo
sobre el mundo. Por lo tanto mientras percibe exteriormente, el alma
no contrarresta las impresiones externas con una energía creativa
interna. Y por consiguiente tampoco el científico descubre las cosas
por sí mismo. Cuando reflexionamos sobre lo profundamente arraigada
que está, la creencia del ser humano en su propia incapacidad para
aprender de sí mismo, entonces podemos darnos cuenta de que este es
el punto de partida para el devastador efecto de un conocimiento que
solo se adhiere a lo externo.
Ante
esta situación, ¿Qué remedio hay para la humanidad si la búsqueda
interna en pro de la sabiduría y la verdad, la creatividad interna
del espíritu, no es más que ser un mero comparsa de la ciencia
externa? El remedio se encuentra en la verdadera ciencia espiritual.
En ella están las fuentes abiertas a través de las cuales el ser
humano, por sí mismo, tiene la capacidad de desarrollar su
percepción de lo que hay detrás de las cosas. Algunas personas
están oprimidas por las cosas. Pero aquél que vea lo que la
percepción externa no puede recibir, aquél que reciba esto, crea
las fuerzas que contrarrestan las percepciones externas, fuerzas que
son necesarias para la salud completa de alma y cuerpo. Esta salud
del alma no puede obtenerse mediante teorías y pensamientos
abstractos. Estos son demasiado frágiles e inadecuados. Sin embargo,
cuando el concepto se transmite en imágenes, el efecto es poderoso.
¿Cómo se entiende esto? Esto se puede entender mejor pensando en la
llamada evolución. Habrán oído decir, que al principio, existían
los seres vivos más simples, que se habrían ido complicando cada
vez más, hasta que el hombre llegó a existir. Estos son,
nuevamente, solo conceptos abstractos, débiles e inadecuados. Este
pensar se encuentra en muchas enseñanzas teosóficas sobre la
evolución. Comienzan con un término como el logos y continúan con
conceptos puramente abstractos tales como evolución, involución,
etc. Sus efectos sobre el organismo son demasiado débiles. Lo que se
encuentra en el alma solo se fortalecerá, teniendo en consideración
lo que se ha desarrollado desde el siglo XIV. Aquí tienen una
imagen, una imaginación que se sitúa ante el alma. Déjenme resumir
esto de nuevo.
En
el pasado, se le decía al alumno: “Fíjese bien en la planta y
luego ponga al ser humano a su lado y compárelos. La cabeza no puede
compararse con la flor, ni los pies con la raíz. (Ni siquiera
Darwin, el reformador de la ciencia natural, hizo esto). La raíz se
corresponde a la cabeza del ser humano; Él es una planta al revés.
(La ciencia espiritual siempre ha dicho esto). Lo que la planta en su
inocencia permite que los rayos del sol la besen para que la nueva
planta pueda nacer de allí, eso, en el hombre toma una dirección
inversa, en su castidad dirigida hacia el punto central de la tierra.
El animal se sitúa en medio, entre los dos. El animal está a medio
camino hacia la planta.
Platón,
en su resumen, dice acerca de lo que vive en las plantas, los
animales y los seres humanos: "El alma del mundo está
crucificada sobre la cruz del cuerpo del mundo". El alma del
mundo, que fluye a través de las plantas, de los animales y de los
seres humanos, está crucificada sobre el cuerpo del mundo. La
ciencia espiritual siempre ha explicado la cruz así.
A
continuación el alumno era llevado a esta importante imagen
diciéndole : " Ve usted, cómo se ha desarrollado el ser humano
a sí mismo, a partir de la débil conciencia de la planta, ha
sobrepasado la conciencia del animal y ha encontrado su
auto-conciencia. En el ser humano dormido tenemos un estado del ser,
que se asemeja a la existencia que la planta. Debido a que el ser
humano ha incorporado su cuerpo de deseos, a la materia vegetal pura
e inocente, ha podido elevarse más, pero a la vez en cierto sentido,
ha descendido más abajo. De lo contrario, no habría podido adquirir
su elevada conciencia del ego. Ahora debe volver a transformar su
naturaleza astral. En el futuro, el ser humano tendrá un órgano
libre de pasiones, como el cáliz de la flor ”.
Luego
se le señalaba al alumno que llegaría un momento en que el ser
humano liberaría su vida de las pasiones. Esto era presentado en las
Escuelas del Grial en la imagen del Santo Grial. He ahí, la
evolución presentada no en pensamientos, sino en una imagen, en una
imaginación.
Por
lo tanto, sería posible transformar en imágenes lo que hemos
recibido solo en conceptos abstractos. De este modo lograríamos
mucho. Cuando se deja que este fecundo ideal de evolución crezca
ante uno, hacia el desarrollo de la imaginación del Santo Grial,
entonces se tiene alimento y se sustenta en algo más que el solo
poder del criterio. Entonces, no solo la comprensión racional se
aferra a la imaginación, sino también, la esencia plena del sentir
se entrelaza a su alrededor. Sienten un estremecimiento ante el gran
secreto del mundo cuando ven el desarrollo del mundo en verdad, y lo
reciben en tales imaginaciones. Después estas imaginaciones trabajan
legítimamente sobre el organismo, armonizándolo. Los pensamientos
abstractos no surten efecto.
Estas
imaginaciones, sin embargo, actúan como impulsos internos que
aportan salud. Las imaginaciones producen efectos y, si se trata de
imágenes reales del mundo, las imaginaciones actúan de manera
saludable. Cuando el ser humano transforma lo que ve exteriormente en
imágenes, entonces se libera de su ser interior. De ese modo, la
tormenta se transforma en armonía, y es capaz de superar el poder
que une a todos los seres. Entonces podrá relacionarse con todo lo
que se le presente. Crece y fluye hacia fuera despertando al mundo a
través de sus sentimientos. Su ser interior se expande hacia un
universo espiritual. En el momento en que el ser humano no tiene
posibilidad de formar estas imaginaciones internas, entonces todas
sus fuerzas fluyen hacia adentro y se aferra a su ego.
Esta
es la misteriosa razón de lo que les pasa a muchos de nuestros
contemporáneos. Los seres humanos han abandonado la antigua forma de
la religión y ahora se han concentrado en sí mismos. Viven cada vez
más en sí mismos, cada vez más solos consigo mismos. Cuanto menos
posibilidad tiene el ser humano de disolverse en el ser del mundo
universal, más se hace sentir en su organismo, el peso de los
sucesos. Esta es la causa de la falsa sensación de ansiedad y de las
falsas enfermedades. La imagen reacciona desde el alma sobre el
organismo; Las tendencias saludables en el cuerpo se ven afectadas
por las imágenes reales. Sin embargo, las imágenes falsas también
dejan su huella, dando lugar a lo que nos encontramos como trastornos
del alma, que más tarde se convierten en trastornos corporales. Aquí
tenemos la verdadera base que finalmente conduce a la falsa
enfermedad. Quienquiera que se encierre ante el gran mundo de las
relaciones no podrá descartar lo que viene hacia él. Por otro lado,
es imposible para el que ha quedado impresionado por la imaginación
que lo abarca todo, dejarse engañar por las imágenes falsas. Por
ejemplo, no creería haber notado un paso de corriente de un aparato
de inducción a través de su cuerpo cuando no había ninguna
corriente presente.
Toda
imagen inconexa, que no encuentra un lugar en el contexto general,
que actúa como una imagen cotidiana unilateral, es al mismo tiempo
una imagen que induce a la enfermedad. Solo si el ser humano siempre
mira hacia arriba desde lo individual, lo solitario, hacia los
grandes secretos del universo, corrige lo que debe ser corregido.
Porque lo que realmente actúa sobre el alma es una fuerza poderosa.
Lo que surge en el transcurso del desarrollo cultural es un hecho que
no debe pasarse por alto. Hoy nos limitamos a nuestros instintos
sobre la salud. Pero consideremos la tragedia desde este punto de
vista. Los antiguos griegos sabían que lo que estoy a punto de decir
es verdad, que cuando el ser humano ve algo trágico, experimenta
sufrimiento, se ve atrapado por sus impresiones, absorto en ellas,
pero cuando termina, él sabe que el héroe ha vencido al sufrimiento
y que el ser humano puede superar el sufrimiento del mundo. A través
de experimentar el sufrimiento y superarlo es cuando se sana. Volver
absortos la mirada hacia dentro nos hace enfermar. Expresar lo que
vive dentro de uno en una imagen exterior contribuye a la salud. Así
es como Aristóteles habría presentado la tragedia para mostrar cómo
el protagonista atraviesa el sufrimiento y el miedo para que el ser
humano se cure del dolor y el miedo.
Esto
tiene unos efectos de largo alcance. La ciencia espiritual puede
explicar por qué los pueblos antiguos presentaban imágenes de
cuentos de hadas y leyendas ante el alma del ser humano. Se le
presentaban imágenes tales, que le hacían desviar la mirada de sus
adentros. En los cuentos de hadas corre la sangre, como medio
educativo saludable. Quienquiera que pueda mirar los mitos podrá
comprobarlo. Cuando, por ejemplo, el ser humano ve exteriormente la
venganza en forma de imagen, cuando ve en la imagen externa aquello a
lo que debería renunciar, el resultado es que la supera. Los cuentos
de hadas más sedientos de sangre encierran la mas profunda
sabiduría. Nuestra armonía interior se ve perturbada si en nuestras
almas, permanecemos absortos para siempre. Nos volvemos saludables
anímicamente cuando miramos hacia el Todo, hacia el Cosmos. Pero hay
que saber qué imágenes se necesitan. Consideren una persona
melancólica, un hipocondríaco, que simplemente no puede liberarse
de ciertos acontecimientos. Querría llevar alegría a su alma con
algo de música o algo así, pero justamente sucede lo contrario, le
invade la tristeza, aunque no aparezca en ese momento. En lo más
profundo de su alma se encuentra desinflado y triste, aunque no lo
admita. Se necesitan imágenes graves, aunque al principio nos
resulten enervantes.
Vemos
pues, que la ciencia espiritual puede proveer una forma muy definida
de tratar con el alma. No es posible llegar a una falsa enfermedad a
través de un único medio. Está asentada en el materialismo de
nuestro tiempo, en la falta de creatividad. Una falsa ansiedad, una
ansiedad sin fundamento, todos los sentimientos que expresan el
equilibrio distorsionado del alma en la melancolía, etc., se
explican mediante una observación más profunda de la conexión de
las cosas. A través de esto también se encuentran los medios de
curación. Simplemente, nunca sería posible para alguien que
continuamente profundiza la conexión de las cosas para no liberarse
de su ego. En los casos en que el ego no se libera, hay algún tipo
de provocación, y esto es exagerado. Por ejemplo, alguien se golpea
la
rodilla
con el borde de la mesa. Como carece de ideas grandes y firmes no ha
podido, por tanto, librarse del dolor. El dolor empeoró. El doctor
fue llamado y le dijo que hiciera esto y aquello. Entonces, de
repente, la persona sintió el dolor en la otra rodilla. Luego sintió
dolor en su codo, etc., hasta que finalmente ya no pudo mover ni
piernas ni manos, todo porque se golpeó la rodilla. Puede haber
razones para dirigir la atención a un punto en particular, pero
también hay posibilidades presentes que podrían brindar un
equilibrio. El ser humano encuentra el equilibrio en su, cada vez más
difícil vida, solo si permite que la ciencia espiritual trabaje
sobre él. Entonces se verá protegido contra las influencias
culturales.
Sin
embargo, también podemos encontrar causas externas por falta de
creatividad. Los hechos hablan por sí solos. Observen los animales
cuando son mantenidos en cautiverio, se enferman, cuando en el mundo
exterior, quizás nunca enfermarían. Esto es debido a las fuertes
influencias que fluyen desde el entorno exterior, sobre el hombre y
el animal. El animal no puede desarrollar una fuerza que sirva para
contrarrestar, porque su desarrollo se ha completado. El ser humano
mediante la civilización, también llega a la decadencia si no puede
contrarrestar las influencias externas con fuerza creativa. Debe
remodelar y transformar las influencias mediante la actividad
interior. Entonces, aún es posible que estas influencias puedan ser
utilizadas por el ser humano para un mayor desarrollo. La persona que
elabora y crea una teoría radical del materialismo, está sana
porque crea desde dentro. Pero los seguidores de tal teoría, se
enferman porque no producen una fuerza creativa propia.
Aunque
lean libros sobre ciencia espiritual, no obtendrán nada de valor a
menos que los reelaboren internamente para ustedes mismos. Entonces
su actividad se convierte en una creatividad cooperativa interior. Si
no es así, entonces no se está estudiando libros
científico-espirituales como se debe hacer. Eso depende del
desarrollo del sentimiento por las fuerzas que impulsa hacia
adelante, las fuerzas listas para recibir el mundo exterior. Depende
de encontrar el equilibrio entre las impresiones externas y la
creatividad interior. Los hombres deben liberarse de la lucha
exterior en el mundo para que no se haga cada vez más perceptible y
opresiva. Debemos aportar la fuerza que contrarreste. La impresión
externa debe experimentar internamente el empuje contrario. Entonces
nos liberamos de ellas; de lo contrario, continuará haciendo que nos
quedemos absortos una y otra vez. Si siempre estamos atentos solo a
nuestra vida interior, entonces surge ante nuestras almas una imagen
de sufrimiento. Si logramos una expresión de equilibrio entre las
fuerzas externas y las fuerzas internas que de manera infatigable
avanzaría, entonces nos fusionamos con el mundo exterior.
Hoy
nos hemos familiarizado en un sentido más profundo con las falsas
enfermedades como fenómeno de hoy en día. Partíamos de la premisa
de que la ciencia espiritual debería ser un medio de curación para
que el ser humano se libere de sí mismo y, por lo tanto, de todo
poder vinculante. Porque todo poder vinculante favorece la
enfermedad. Solo de esta manera aclaramos la esencia profunda del
verso de Goethe:
Denn
alle Kraft dringt vorwärts in die Weite,
Zu
leben und zu wirken hier und dort;
Dagegen
engt und hemmt von jeder Seite
Der
Strom der Welt und reißt uns mit sich fort;
In
diesem innern Sturm und äußern Streite
Vernimmt
der Geist ein schwer verstanden Wort:
Von
der Gewalt, die alle Wesen bindet,Befreit der Mensch sich, der sich
überwindet.
Traducido por J.Luelmo mar.2019
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