GA208 Dornach 28 de octubre de 1921 - Influencias cósmicas en la formación del hombre - el universo







Conferencia a cargo
de Rudolf Steiner
dada en Dornach el
28 de octubre de 1921
GA 208





Hoy estudiaremos al ser humano con respecto a su forma, y desde este punto de vista iremos ampliando y profundizando lo que hemos considerado recientemente. Para empezar, si consideramos el hecho de que la forma humana, por supuesto, depende en el sentido más amplio de la vida entera del hombre, deberíamos por tanto, para comprender la forma humana, desde adentro, de manera concreta, considerar ante todo la vida del hombre como un todo. El ser humano forma parte de todo el universo, de todo el cosmos. Y si tienen en cuenta que, en lo que respecta a la formación de la cabeza, el ser humano es en realidad una imagen de la esfera, del universo cósmico, encontrarán, por así decirlo, que en lo que se refiere a la cabeza, está integrado en todo el universo. Pero para entender la forma en que está integrado, y al mismo tiempo continúa siendo un ser autónomo, solo podemos hacerlo teniendo en cuenta la conexión del hombre con todo el entorno del mundo.
Consideremos el primer paso, la forma humana diciendo: El hombre se vuelca con todo su pensar, (por cuanto está relacionado con la cabeza), hacia la totalidad del cosmos, al traer a la existencia física, su cabeza desde el mundo espiritual, el ser humano puede, (encerrado en el interior de su cuerpo), mirar hacia atrás, en cierto modo, hacia su verdadero ser anímico-espiritual interior, tal como existía durante el tiempo en que no estaba encerrado dentro de un cuerpo. Quizás nos hagamos una mejor idea de lo que quiero decir, si tenemos en cuenta que cuando el ser humano se vuelve hacia su propio ser, alcanza el conocimiento. Lo mismo que cuando nos sumergimos en la aritmética y la geometría, lo hacemos volviéndonos hacia nosotros mismos. Reconocemos las leyes de la geometría simplemente porque somos seres humanos capaces de extraer las leyes espaciales desde nuestro propio ser. Pero, por otro lado, sabemos que estas leyes llenan todo el universo. En consecuencia, cuando miramos al mundo, tenemos algo que necesariamente percibimos a través de los ojos; pero todo está estructurado geométricamente, incluso los ojos, que están enfocados geométricamente. Por lo tanto, podemos decir: en la medida en que el hombre se enfrenta al mundo con su pensar que está conectado con su cabeza, retrotrae, por así decirlo, dentro de sí, lo que se extiende en el universo. Imaginemos, por lo tanto, este primer paso de captación al cosmos diciendo: el hombre toma en sí el universo, volviéndose hacia el universo, por así decirlo. Volviéndonos hacia nosotros mismos, descubrimos el universo. (Ver tabla).

primero
Interiorizamos el universo mirando atrás
segundo
asomándonos al universo interiorizamos su movilidad
tercero
experimetándonos a nosotros mismos
cuarto
encerrados en nosotros mismos

Esta es la conexión más externa del hombre con el universo del cual está constituido.
En el segundo paso, avanzamos un poco mas representándonos cómo el ser humano interioriza lo que toma del exterior. Piensen que cuando el niño nace, dentro de su ser vive todo lo que ha experimentado desde su muerte hasta un nuevo nacimiento; si el niño pudiera desarrollar una conciencia en dicha dirección, podría ver retrospectivamente las experiencias que tuvo antes de nacer. Pero estas experiencias prenatales justo entonces comienzan a activarse en el niño. El ser humano mira dentro de sí mismo no solo para descubrir otra vez el universo interiormente, sino que también mira hacia el mundo del entorno. Él ve el mundo que lo rodea. Por lo tanto, podemos decir: Él no solo integra en sí el universo, sino que también observa el universo que le rodea (ver Tabla) e interioriza la movilidad del universo. Él crece interiormente móvil.
Únicamente necesitan ustedes apretarse conscientemente su propia mano izquierda con la derecha; solo necesitan tocarse para permanecer completamente dentro de ustedes mismos. Con ese gesto de la mano derecha, están afianzándose a algo que es su propio ser. Ahora bien, al tocarse, lo hacen de la misma manera y sienten lo mismo que cuando se se toca un objeto externo. Toda percepción del Ego, del propio ser interior, se basa realmente en eso: en aferrarse a uno mismo. También lo hacemos indirectamente con los ojos. Cuando contemplamos cualquier punto exterior, el eje del ojo derecho cruza el del ojo izquierdo, de la misma manera a como nuestras manos se cruzan, cuando la mano derecha se cruza con la izquierda. Los animales tienen menos vida interior, porque se tocan mucho menos. Por lo tanto, podemos decir que el tercer paso es: Experimentarnos o tocarnos (ver Tabla). En realidad, cuando nos aferramos a nosotros mismos, todavía estamos en el mundo externo, todavía no hemos traspasado la barrera de nuestra piel.
Pero ahora establezcamos el límite entre la vida externa e interna. Para indicar este proceso muevan arriba y abajo, ambas manos juntando las palmas, para describir una superficie. Esta superficie está en todas partes en nosotros mismos. Con la capa que cubre nuestro cuerpo, encerramos nuestro ser interior. Por lo tanto, podemos decir que el cuarto paso es abarcarnos a nosotros mismos. (Ver tabla).
Si penetran vívidamente con el sentimiento en la forma de su propio cuerpo, en la medida en que está encerrada por la piel, obtendrán este proceso de envolvimiento.
Estos cuatro pasos nos presentan el proceso gradual de la formación del hombre desde afuera hacia adentro. Tenemos, para empezar, todo el universo; Pero nosotros aún estamos fuera. Luego la simulación del universo; pero aún no hemos alcanzado nuestro propio ser, porque simulamos el universo. Si nos tocamos, nos alcanzamos desde afuera. Solo en la cuarta etapa nos abarcamos.
En el quinto paso, debemos buscar algo que esté adentro, que nos llene, que se agite y entreteja a través de nosotros. Por lo tanto, podemos decir: Cinco: lo que nos llena, agitándose y tejiéndose a través de nosotros.
Después viene el sexto paso: gracias al hecho de que no solo poseemos una piel, sino que además está llena, y gracias a haber podido penetrar en nuestro propio ser, comienza un proceso de disolución de la forma, convirtiéndola en algo que no solo llena interiormente al ser humano, sino que lo hace madurar como una fruta. Sigamos pues, el desarrollo de la fruta hasta el punto en que está madurando; Si supera ese punto, se seca. Por lo tanto, podemos decir: Seis: Maduración.
Imaginen este proceso de maduración. Al madurar, comenzamos, por así decirlo, a descomponernos internamente. Dejamos, aunque en un grado ínfimo, de convertirnos en seres humanos. Aunque externamente sigamos siendo seres humanos, internamente nos convertimos en polvo, por así decirlo. Se acrecienta la mineralización. Con ello nuevamente nos adaptamos al mundo externo. Dentro de nuestro ser estamos plenamente henchidos de ese cuerpo. Luego, cuando nos convertimos en polvo interiormente, nuevamente nos adaptamos al mundo mineral. Nos convertimos, por así decirlo, en un pesado cuerpo. Por lo tanto, podemos llamarlo el séptimo paso: Nos adaptamos al mundo inorgánico.
Ya una vez les describí que cuando pesamos a un ser humano, se hace teniendo en cuenta solo lo mineral. Esto nos lleva al punto de poder decir que se adapta al mundo inorgánico. También podríamos decir: que se adapta a las fuerzas externas de la naturaleza.
Paso ocho: en este paso, no solo nos adaptamos al mundo externo, sino que también tomamos el mundo externo. Respiramos, comemos, absorbemos el mundo externo. En una etapa anterior, simplemente desarrollábamos dentro de nosotros fuerzas que ya existían dentro de nosotros; Esa etapa de desarrollo consistía esencialmente en eso. Luego viene nuestra vida interior, pero en ella tomamos en nosotros el mundo externo. Cuando alcanzamos ese momento, deberíamos, sobre todo, darnos cuenta claramente de que todo lo que un ser humano asimila procedente de afuera, es como algo que realmente no debería formar parte de él. Existen muchas concepciones erróneas en el mundo con respecto a este proceso de absorción de sustancias y fuerzas del exterior. En realidad, todo lo que comemos es ligeramente venenoso. Porque la vida consiste en asimilar nutrientes sin permitir que se conviertan del todo en parte de nosotros: nos resistimos, y la vida realmente consiste en esa resistencia, en esa defensa. Porque, por supuesto, el veneno de las sustancias que tomamos como alimento es tan minúsculo, que podemos ofrecerle resistencia. Porque si tomásemos un veneno real, nos destruiría, no podríamos defendernos de él.
Por lo tanto, podemos decir: cuando el mundo externo penetra en nosotros, es como una especie de aguijón venenoso. (Ver Tabla.) Debemos usar expresiones duras que no existen ni en el habla ni en el conocimiento ordinarios. Cuando explico estas cosas, deben tratar de comprender lo que realmente quiero decir.


quinto
lo que nos llena.
sexto
Madurez.
séptimo
Nos encajamos en el mundo inorgánico buscando el equilibrio.
octavo
aguijón venenoso.

Esto nos lleva al punto de absorber lo que está afuera. En consecuencia, comenzamos con la formación del hombre a partir del universo, seguidamente procedimos a la formación del hombre desde adentro hasta llegar al punto donde su vida interior se desarrolla ofreciendo resistencia al mundo externo. (Ver tabla.)
Pero el ser humano se forma a sí mismo (al menos, su vida y, en cierta medida, también su forma real) en función de su actitud externa, de sus actividades externas. Pero en la actualidad, nuestras actividades ya no tienen una conexión real con el ser humano; debemos volver a épocas anteriores si deseamos captar al hombre en su conexión real con su entorno, en el cual participaba de los procesos del mundo. En este punto podemos decir: El noveno paso representa una de las actividades del hombre. Participa en el mundo externo, ocupando culturalmente su lugar en la vida externa en la tierra. Él es, inicialmente, un cazador. Nueve: cazador.
Después en el paso siguiente, el paso Diez, va progresando en sus actividades. Se convierte en criador de animales, ganadero, pastor: Un criador de animales. En el paso Once: Se convierte en granjero; ese es el siguiente paso de perfeccionamiento. Y finalmente, el paso Doce: donde se convierte en mercader. Más adelante verán ustedes que no incluyo las actividades que siguieron. Son de naturaleza secundaria. Las ocupaciones principales del hombre son: cazador, criador de animales, granjero y comerciante. Esto caracteriza al hombre con respecto a su forma y la forma en que vive en la tierra como cazador, criador de animales, granjero o comerciante. Estas son formas de actividades humanas, de ocupaciones humanas sobre la tierra.


noveno
cazador
décimo
Criador, pastor, ganadero
undécimo
granjero
duodécimo
mercader

El siguiente dibujo ilustraría la tabla esquemática. Digamos, para empezar, que aquí tenemos la tierra. Supongamos que tenemos al ser humano sobre la tierra. Con respecto a estos cuatro principios de forma, él dependería de la circunferencia de la tierra; es decir, se formaría a partir de la circunferencia de la tierra. Aquí (arriba), el hombre se forma desde adentro. Dejemos esto a un lado por el momento, y consideremos cómo la tierra forma al ser humano, como cazador o criador de animales; El resultado sería todo lo contrario. Por ejemplo, si aquí, en este punto, tenemos la influencia de las constelaciones; es decir, una influencia proveniente de la circunferencia, entonces las constelaciones que están por debajo del horizonte (osea ocultas por la tierra) solo podrían influir en el hombre enviando su influencia a través de la tierra. Aquí el ser humano tendría que adaptarse a la tierra con respecto a sus estrellas. Y lo que está en el medio, le ofrecería la posibilidad de desarrollarse internamente.


Por lo tanto, podemos decir: los cuatro primeros pasos de la formación del hombre lo conducen al universo; los últimos pasos lo conducen a la tierra, y las estrellas entran en consideración en la medida en que están cubiertas por la tierra. En los cuatro pasos centrales, las estrellas y la tierra mantienen un equilibrio.
El hombre habita en su ser interior.
Pueden ustedes ver, como incluso en la antigüedad, estas cosas se sentían y la gente decía que cierta porción del cielo estrellado influía en el hombre formándolo desde afuera, desde el universo. Por supuesto, había que aceptar las diferentes estrellas según las estaciones. Las constelaciones varían. Pero tomemos, a gran escala, la época en la que vivimos. Si adoptamos el punto de vista de un griego que reflexionase sobre tales cosas, podríamos decir: las estrellas cercanas a Aries envían su influencia desde el exterior, también aquellas cercanas a Tauro, y de modo similar las estrellas cercanas a Géminis y Cáncer. Estas constelaciones, Aries, Tauro, Géminis y Cáncer permiten que el hombre vea retrospectivamente, sea interiormente móvil, se apodere de sí mismo y se cierre en sí mismo. (Ver tabla.)
Las otras estrellas, situadas debajo en el lado opuesto, que están cubiertas por la tierra, permiten al hombre ser un cazador gracias a la influencia de Sagitario. O bien, por la influencia de Capricornio, es capaz de vivir como criador de animales domesticando a la cabra.

El signo que hace posible que viva como agricultor, (tomemos primero la existencia agrícola más simple que consistía en cultivar los campos y derramando agua), es: Acuario.

Y se convierte en un comerciante gracias a la influencia de una región estelar que lo sostiene, que lo lleva sobre el mar. Porque en la antigüedad todos los barcos tenían forma de pez. Y realmente el símbolo del comercio, son dos barcos que navegan uno al lado del otro, surcando el mar como buques comerciales. De modo que al designar un barco como un "pez", obtendríamos aquí, como el duodécimo signo a: Piscis.

En el medio tenemos lo que está interiormente, llenando al hombre; es decir, la influencia de la sangre, que llena al ser humano. ¿Cómo se puede simbolizar mejor la sangre que está contenida en el hombre? Quizás tomando al animal con la actividad cardíaca más intensa, el león, Leo.

El proceso de maduración: la madurez: es suficiente con mirar los campos, el trigo o el cereal en maduración: la espiga de cereal representa la condición en la que el fruto alcanza la etapa de madurez: Es la Virgen con el manojo de espigas: Virgo. Lo principal aquí son las espigas.

Y si consideramos el momento en que el hombre se adapta al mundo externo, o en otras palabras, busca establecer el equilibrio, tenemos a Libra.

Y donde siente el aguijón venenoso, donde siente que todo es ligeramente venenoso, Escorpio.


La cabeza humana se forma a partir de las influencias ejercidas por el universo.
ARIES
Interiorizamos el universo mirando atrás
TAURO
asomándonos al universo interiorizamos su movilidad
GÉMINIS
experimetándonos a nosotros mismos
CÁNCER
encerrados en nosotros mismos



El torso evoluciona desde su propia fuerza interior
LEO
lo que nos llena.
VIRGO
Madurez.
LIBRA
Nos encajamos en el mundo inorgánico buscando el equilibrio.
ESCORPIO
aguijón venenoso.
Las extremidades se forman a raíz de las actividades que realiza el ser humano sobre la tierra
SAGITARIO
cazador
CAPRICORNIO
Criador, pastor, ganadero
ACUARIO
granjero
PISCIS
mercader

Durante las pasadas épocas, la gente realmente experimentaba la conexión del hombre con el universo y con la tierra; pero la gente moderna ya no puede interpretar tales cosas. Dicen: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo y dibujan los signos correspondientes **, pero en realidad no tienen la menor idea de lo que realmente significan estas cosas. Para encontrar la verdadera conexión, es necesario considerarlos de la manera correcta.

Si miran una imagen antigua de Aries, verán que no es una reproducción materialista o naturalista; su rasgo característico es que Aries siempre está mirando hacia atrás; Este gesto de Aries mirando hacia atrás es lo esencial en la imagen. Representa al ser humano que se mira a sí mismo, al universo que vive en él. Por lo tanto, Aries no debe ser visto simplemente de una manera naturalista-materialista. La imagen que reproduce a Aries, el signo de Aries, no es materialista ni naturalista, sino que su característica esencial radica en el gesto de mirar hacia atrás.


Si miran imágenes antiguas de Tauro, encontrarán que siempre está mirando de reojo y saltando. También en este caso el gesto es lo esencial, el gesto de mirar a su alrededor y activar el principio universal que vive dentro. Aquí, también, el gesto es lo principal.







Y si miran ustedes a Géminis, se enfrentarán a un hombre a la derecha y a otro a la izquierda, pero siempre están representados de tal manera que la mano derecha del hombre de la derecha está apretando la mano izquierda del hombre de la izquierda. Nuevamente, es el gesto el que debe considerarse.
Expresa el hecho de que el hombre se toca a sí mismo, se siente a sí mismo. Los lados derecho e izquierdo del hombre se presentan como seres independientes, porque de cierta manera el hombre todavía está afuera y acoge su ser prenatal al tocarse o sentirse a sí mismo.


Cáncer es el ser encerrado en sí mismo, cerrado al mundo externo. La gente moderna también ve el signo de Cáncer de manera materialista, naturalista. Pero para las personas que tomaban a Cáncer como el símbolo de encerrarse, lo principal era que Cáncer, el cangrejo, puede rodear a su víctima con sus garras, para así abarcarla. Esto está contenido en la palabra Cáncer, que abarca al hombre. El cáncer es el elemento que lo abarca. Es realmente el símbolo del ser humano que se cierra dentro de sí mismo, que no solo se toca o siente, sino que se aísla del exterior dentro de su ser interior.

Leo, con el sistema cardíaco fuertemente desarrollado, es el verdadero "animal del corazón". El león puede ser considerado como el "animal del corazón". Las cualidades del león establecen el quinto miembro que debe tenerse en cuenta.








En la etapa de madurez, encontramos a Virgo, la virgen con el manojo de espigas, y lo esencial del signo es el manojo, en el cual el fruto está a punto de secarse.









Y Libra, la balanza, expresa que buscamos establecer el equilibrio.




Escorpio es, por supuesto, la picadura venenosa.









Y Sagitario es en realidad una forma animal que termina en un ser humano armado con arco y flecha. El signo zodiacal de Sagitario es un ser humano sentado como un centauro sobre el cuerpo de un animal. Simboliza al cazador.








Capricornio es realmente una cabra que termina en una cola de pez, algo que no encontramos en la naturaleza. Pues una cabra con cola de pez no existe. Pero el hombre, como criador de animales, hace a las bestias salvajes tan mansas como los peces. Este es, en consecuencia, un símbolo artificial.


Acuario significa agricultura. En este signo, la gente, por supuesto, ven el agua y demás, y esto está espiritualmente justificado. Pero en este signo del zodíaco siempre encontrarán un personaje que camina a grandes zancadas: un hombre con un cántaro del que va sacando agua . Está regando la tierra y, por lo tanto, es jardinero, agricultor.


Piscis, los peces, es un signo que ya he explicado; simboliza el comercio, ya que en el pasado, los barcos estaban adornados con cabezas de peces, por ejemplo, delfines, aunque los delfines no son peces, pero los antiguos pensaban que eran peces. Este símbolo, por lo tanto, indica el carácter del comercio.

No deberíamos considerar las cosas, como suele darse el caso, superficial o esquemáticamente, sino que deberíamos partir de este desarrollo de la forma humana, y a partir de ahí tratar de comprender la conexión del hombre con el universo y con la tierra. Esto revelará gradualmente al ser humano, como miembro integrante del cosmos desde el aspecto de su forma.
Consideremos ahora la cuestión desde el siguiente aspecto. Si partimos desde el punto de vista de los antiguos griegos (Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario, Piscis), al observar la forma humana con respecto a la forma de la cabeza podemos decir: (a tenor de lo ya explicado) el ser humano se ha formado desde el exterior, desde el cosmos. Después dichas fuerzas comienzan a actuar por dentro. Le dan al hombre la posibilidad de volverse simétrico. Pero entonces nos vemos obligados a comprender lo que le sucede al ser humano en sentido opuesto mediante las últimas constelaciones estelares. El ser humano también está sujeto a la influencia de la tierra. Está influenciado por fuerzas. Esto se indica en el dibujo con trazos mas gruesos, podemos dibujar las otras fuerzas de manera más delgada en el otro lado y decir: Si un ser humano desarrolla particularmente todo lo que corresponde a Sagitario, como se muestra aquí (que como ustedes saben es el signo zodiacal de la parte superior de los muslos), tendrá muslos superiores especialmente fuertes y será un cazador. Si es un criador de animales, deberá pues ponerse a menudo en cuclillas. Si es un agricultor, debe caminar y, por lo tanto, se lo representa como un hombre que anda a zancadas, etc. Y con respecto al comercio: si buscamos un símbolo relacionado con el ser humano, nos encontramos con los pies. Estos, en cualquier caso, se forman desde el exterior.
En el medio encontramos la región donde el hombre se da forma. Si dibujo estas figuras, dan como resultado espontáneamente los doce signos del zodíaco. Por lo tanto, podemos decir: Aquí (en el medio), el universo o las estrellas envían sus influencias principalmente al ser interior del hombre. Aquí (arriba), inciden desde afuera, y aquí (abajo), lo comprimen. Este dibujo recuerda la forma del embrión humano. Cuando dibujan el embrión humano, deben dibujarlo de esta manera, si incluyen el zodiaco; solo puede dibujarse de esta manera, de acuerdo con sus propias leyes. Si dibujan una figura que abarca un ángulo de 180 grados, obtienen un triángulo. Si dibujan el zodíaco, transformándolo para que revele sus leyes con respecto a la tierra, obtienen a través de leyes internas la forma del embrión humano. Esto constituiría una prueba directa de que el embrión humano está formado por todo el universo, que es el producto del cosmos.
Les decía hace un momento que deberíamos adoptar el punto de vista de los griegos, pero en la actualidad ya no podemos partir desde Aries, sino desde el signo de Piscis. Desde hace varios siglos estamos ya viviendo bajo el signo de Piscis. Es el signo que marca la transición del hombre hacia el intelectualismo. Pero si retrocediesen al punto en el que todavía estaba justificado partir de Aries y aún era posible hablar del zodiaco en su antiguo significado, no obtendrían más que las vocaciones representadas por Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis; es decir, cazador, criador de animales, granjero y comerciante. Todo lo relacionado con el industrialismo, etc., ya pertenece a la época de Piscis, etcétera.
Tengan en cuenta lo siguiente: ahora vivimos en la era de Piscis. Durante esta época se ha desarrollado todo lo que constituye la actual civilización de las máquinas. Pero si retrocedemos a la era de Aries, todavía encontramos esas cuatro honestas vocaciones u oficios, aunque ya se habían vuelto más complicadas y modificadas, ubicaban al hombre en la naturaleza. Y si retrocedemos aún más, hasta la era de Tauro, a la tercera, segunda, primera época post-atlante, a la última época atlante hasta la penúltima época atlante, etc., finalmente llegaríamos nuevamente a Piscis. Allí encontraríamos que el hombre era un ser completamente etérico que todavía no había descendido al mundo físico. En la era de Piscis descubrimos que era un ser etérico y que en la actualidad está repitiendo realmente por lo que ya pasó en aquél tiempo, cuando se convirtió en un ser humano. Desde mediados del siglo XV, está repitiendo esa etapa, pero de manera abstracta. En el pasado, acrecentaba concretamente su desarrollo humano. Desde mediados del siglo XV, está acrecentando sus abstracciones, porque una máquina también es una abstracción. Desde el regreso de la era de Piscis, el hombre está realmente navegando hacia las fuerzas que lo disuelven. Y cuando alcance la era de Acuario, esa disolución habrá progresado de una manera esencial; sobre todo para entonces, ya no podrá tener la más mínima conexión con el universo a menos que se aferre al mundo espiritual. Justamente porque se está repitiendo aquella era, el hombre debe penetrar en el mundo espiritual.
Esto también les muestra que en realidad el hombre es un ser triple; está formado a partir del cosmos en lo que respecta a su cabeza; va desarrollándose dentro de su ser y únicamente gracias a que tiene un tórax, se interrelaciona con el mundo externo; al insertarse en la esfera terrenal desarrolla sus extremidades y procesos metabólicos.
Visto desde otro aspecto también tenemos ante nosotros un ser triple. Consideren que cuando el ser humano llega al nacimiento, están latentes dentro de él los primeros cuatro impulsos de fuerza; los despliega, aunque en cierto sentido, ya es un ser humano completo, salvo los otros ocho componentes que todavía están en una etapa rudimentaria. La cabeza es un ser humano completo; Las otras partes de que está dotado son rudimentarias aún. El tórax también es un ser humano completo, aunque los primeros cuatro impulsos de fuerza y los cuatro últimos son rudimentarios aún. Además, también las extremidades forman un ser humano completo, pero el tórax y la cabeza unidos a él son rudimentarios. Tres seres humanos están pues contenidos en el hombre. El primero, la cabeza, es en realidad la transformación de la encarnación anterior. El hombre del tórax es en realidad la encarnación actual como tal. Y la interacción del ser humano en el mundo externo, las características de sus actividades, particularmente las que efectúa con sus extremidades y en sus procesos metabólicos, son la guía hacia la siguiente encarnación. El hombre a este respecto, también es por tanto, un ser triple. De ese modo la forma humana puede ser estudiada en su totalidad.
Realmente deberíamos decir: si quisiéramos trazar un dibujo del ser humano, deberíamos dibujar su cabeza. Pues en ella está representado un ser humano completo. Llegarán a esta conclusión por medio del siguiente hecho: en la mandíbula inferior realmente se encuentran las piernas, salvo que allí están giradas hacia atrás y la cabeza se asienta sobre sus piernas. La cabeza es un ser humano completo, que con sus piernas invertidas forman la mandíbula inferior y el hombre está sentado sobre ella, de modo que aquí puedo dibujar un ser humano completo en posición de sentado.
También el tórax es un ser humano completo. Los brazos, por así decirlo, representan externamente los ojos etéricos. Asimismo, las extremidades son también un ser humano completo. En ellas, por ejemplo, los ojos serían los riñones. También con respecto a la forma humana, tenemos tres seres humanos que están unidos entre sí. Están interpenetrados de tal manera que el ser humano se halla escondido en la cabeza que se ha convertido en una esfera, revelándonos en la vida presente lo que ha penetrado desde la encarnación precedente; El ser humano en el tórax es realmente el ser humano de la presente encarnación, y en la parte del ser humano que corre, que se mueve, que actúa, se va suscitando lo que penetrará en la próxima encarnación.
Pero en cierto sentido podemos decir: que también la actitud total del hombre del presente revela ese triple carácter. Tomen ustedes las extremidades y los procesos metabólicos. Con respecto a ellos, el hombre es capaz de producir un ser humano completo. Para ello solo necesitan considerar el embrión humano en el cuerpo de la madre, y en él encontrarán al hombre metabólico con sus extremidades, buscando convertirse en un ser humano completo. Contemplando al hombre torácico observarán cómo, durante su infancia, cabeza y tórax todavía forman un todo en el niño. Este triple aspecto aparece también en el ser humano en desarrollo.
Cuando el hombre supera la infancia, debe ser instruido. El ser humano que vive en la cabeza es el instructor e instruye al otro ser humano, (la cabeza infantil instruye al niño) ("Kindskopf den Kindskopf"), porque en realidad el ser humano siempre sigue siendo un niño con respecto a su cabeza. El hombre torácico, solo envejece hasta la mediana edad, con respecto a la parte media, y envejece bastante con respecto al hombre de las extremidades metabólicas. La gente va notando eso, a medida que va envejeciendo. Incluso la gente nota que envejece en ese sentido de acuerdo con el antiguo dicho, “En la niñez, se camina a cuatro patas; en la madurez con dos y en la vejez con tres”. También con respecto a su cabeza, el hombre sigue siendo, por así decirlo, siempre el resultado de su encarnación pasada. La cabeza realmente sigue siendo un niño durante toda la vida. De hecho, podemos decir: la ciencia de la educación debería tratar de resolver el problema de cómo la cabeza infantil, que es la maestra, debe tratar de manera correcta al alumno infantil.
Estas cosas son aparentemente humorísticas, pero ocultan una verdad profunda que debe tenerse en cuenta para obtener una visión correcta sobre el hombre.
Consideren que la cabeza del ser humano es en realidad un pasajero transportado por el resto del ser humano, un pasajero que es un espía. Las piernas de la cabeza (los huesos de la mandíbula inf.), siempre están en posición de sentadas, la cabeza ni siquiera intenta caminar de forma independiente. Siempre es llevada, como un hombre que viaja en autocar. En realidad, la cabeza es el pasajero del hombre.
El hombre torácico, en cambio, es la enfermera del ser humano. Y el hombre extremidades es el trabajador, que trabaja como un esclavo, porque es realmente él quien está pasando por la vida. Somos una cabeza, a semejanza de Cáncer. La obtuvimos del cielo, sin ninguna cooperación por nuestra parte. Aquí (en el centro) se llevan a cabo los procesos de respirar y comer; Esa es nuestra enfermera. Y el verdadero trabajador, ( el hombre extremidades) pertenece a la esfera de Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.
Así pues, esto nos permite relacionar la forma del hombre con todo el universo. Solo es necesario tomarse las cosas con mucha seriedad, aunque se hayan presentado ante ustedes muy someramente y sin pedantería. Ellas les mostrarán que todo lo que les he explicado hoy contiene, por un lado, la posibilidad de captar la forma humana partiendo de todo el cosmos, pero por otro, contienen lo que nos puede llenar, podría decir, de una gran reverencia hacia la sabiduría primordial de aquellos hombres que fueron capaces de colocar en sus símbolos zodiacales una ciencia del hombre tremendamente significativa, extraída de su clarividencia instintiva. Hoy, en cambio, tenemos una ciencia en la que la gente mira a Aries sin saber que su característica cosiste en el hecho de que gira su cabeza hacia atrás; que la característica de Géminis radica en el hecho de que se tocan, se dan la mano, etc. Todo en los símbolos del zodiaco es inmensamente profundo, profundamente significativo: cada gesto, cada signo. Y cuando el gesto en sí no es lo esencial, como en Leo, entonces el símbolo se elige de tal manera que podría decir, el signo en sí, expresa el gesto; Se elige al León, porque tiene la más fuerte pulsación del corazón. El león es el representante de las fuerzas que llenan al ser humano. De esta manera, si la encontramos dentro de nosotros mismos, es posible sacar a la superficie nuevamente la sabiduría primordial de aquellas eras.

Traducido por J.Luelmo ene,2019

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919