GA121 6ª CRISTIANIA 12 JUNIO DE 1910 -La misión de las almas nacionales

GA 0121 Rudolf Steiner 


LAS ALMAS NACIONALES Y SU MISIÓN

6ª CONFERENCIA



CRISTIANIA 12 JUNIO DE 1910   


Como pueden imaginar, es un asunto muy complicado, cuando los  Espíritus de las diferentes jerarquías tienen que trabajar juntando sus fuerzas para que la misión de la tierra pueda cumplirse; Cuando tienen que trabajar, para que finalmente se produzca un estado de equilibrio. Por lo tanto, comprenderán que las afirmaciones como las que se hicieron en nuestra última conferencia solo se pueden hacer cuando se toma un período bastante definido en la evolución, y que toda la presentación inmediatamente se modifica si se considera la evolución en otro período. Por lo tanto, si desean también llegar a una comprensión completa de estos asuntos tan complicados, siempre deben tomar un curso de conferencias en relación con las demás.
Quiero llamar su atención sobre un punto, y esto debería tomarse  como una especie de apunte. En el equilibrio de nuestra tierra, la  total cooperación de las jerarquías es tal, que debemos fijarnos en lo que describimos en nuestra última conferencia como la tercera jerarquía, los espíritus de la voluntad, los querubines y los serafines, como algo que, en lo que respecta a este estado de  equilibrio, trabaja desde dentro de la tierra. Naturalmente, deben  imaginarse esta jerarquía originalmente como desplegando sus poderes desde fuera del universo hacia el centro de la tierra, y que la  forma en que el hombre se da cuenta de estas fuerzas no corresponde a su primera dirección, sino a la dirección inversa que toman cuando son devueltas, reflejadas.
Por lo tanto, solo podrán formarse una idea completa de los íntimos procesos que se llevan a cabo aquí, si comparan lo que se dijo en la última conferencia con lo que se dijo en mi curso de conferencias impartidas en Düsseldorf sobre las Jerarquías espirituales, en donde se dio una idea general de la parte celestial de la actividad de las tres jerarquías. Estas cosas no son de ninguna manera nada simples y, para hacer comprensible la misión de la tierra, es necesario seleccionar el punto de vista de tal manera que podamos ver los reflejos de los Espíritus de estas jerarquías en lo que llamamos los elementos de la existencia de la tierra.
Pero si tienen esto en consideración, entonces además adquirirán la noción de la sabiduría infinita contenida en toda la armonía de las fuerzas del universo, en las fuerzas del cosmos. También, en cierta medida tendrán la noción de que el conocimiento debe extenderse continuamente, que no debe ser limitado, ya que las cosas son tan complicadas que cuando creemos que hemos captado un punto de vista, nos vemos obligados a pasar de inmediato a otro, el cual después arroja luz sobre la tema desde otro aspecto. En nuestro conocimiento solo podemos ir avanzando poco a poco; sin embargo, a partir de las indicaciones dadas en la última conferencia, especialmente al final, se habrán familiarizado un poco más con lo que podría llamarse la cooperación de los Espíritus de Forma anormales y normales, lo que provoca que en nuestra vida en la tierra no hubiera un solo tipo de humanidad uniforme diseminada por toda la Tierra, sino que surgiera una humanidad diversificada que pudiera manifestarse en las diferentes razas. Para que se diera esa humanidad uniforme, que el hombre solo puede alcanzar nuevamente en el transcurso de la evolución de la tierra, habría sido necesaria la actividad pura de los Espíritus normales de la Forma. Estos son los mismos Seres  espirituales que en el Génesis se llaman los Elohim, y realmente  podemos reconocer a siete de estos Espíritus de la Forma normales en todo el universo que rodea nuestra tierra y en conjunto forman un todo.
Hay siete Espíritus de la Forma o Elohim. Si deseamos hacernos una  idea de estos siete espíritus con sus diversas misiones, y su  vocación por establecer el equilibrio o el Amor en toda la misión de la tierra, debemos entender claramente que estos siete Espíritus de la Forma cooperan de manera tal que realmente se produciría lo que  hemos descrito en una de estas conferencias como 'el hombre en el  segundo tercio de su vida'. Por lo tanto, si todos estos siete  Espíritus de la Forma pudieran actuar de la manera que ellos mismos  se habían propuesto, el hombre esencial "yo" se expresaría. Pero como con ellos cooperan otros Seres espirituales, y debido a ello esta humanidad uniforme se diversificó, fue necesario un arreglo muy especial en el cosmos.
Si hoy desean buscar en el cosmos la localización desde donde los  espíritus normales de la forma están activos, aquellos seres que,  como se describe en nuestra última conferencia, en nuestro cosmos  presente, haciéndonos llegar en el brillo de la luz, entonces deben buscarlos en el sol. Siempre deben buscar en la dirección del Sol esa Logia Cósmica, esa comunidad en el universo, en la que estos  Espíritus de la Forma actúan conjuntamente para establecer el equilibrio terrenal, para el cumplimiento de la misión de la tierra.
Solo una cosa fue necesaria para que los espíritus anormales de la  forma no pudieran, con su actividad, producir demasiado desorden en lo concerniente al hombre; fue necesario que uno de los Espíritus de la Forma se separara de la comunidad; de modo que, en realidad, solo se tienen que buscar seis Espíritus de Forma o Elohim en dirección al Sol, uno de estos Espíritus tuvo que aislarse, para que a través de la actividad simultánea de los Espíritus anormales de la Forma, que son Realmente espíritus del movimiento, el equilibrio no se viera completamente alterado. El fue quien en la Biblia, en el Génesis, es llamado Jahve o Jehová.
Si desean buscar su actividad en el universo, no deben buscarla en  la dirección del Sol, sino en aquello que por el momento se  encuentra en la Luna. Esto también se indica en mi Ciencia Oculta,  aunque mirado desde otro aspecto, cuando es mostrado que los  Espíritus de la Forma se marcharon con la separación del Sol, pero  que solo en el plan especial que tuvo lugar en la separación de la  Luna donde se crearon las condiciones preliminares para la futura evolución del hombre. Porque si la Luna hubiera permanecido unida  con la Tierra, la evolución del hombre no podría haber tenido lugar. Esta evolución posterior del hombre solo fue posible mediante uno de los Elohim, Jahve, quien permaneció en la Luna, mientras que los otros seis Espíritus permanecieron en el Sol; solo fue posible a través del trabajo cooperativo de Jahve con sus otros seis compañeros.
Ahora cabe preguntarse: ¿Para qué se separó el sol? Ello fue  necesario por las siguientes razones: Tan pronto como ciertos  Espíritus del Movimiento más antiguos, (que poseen mayor poder que  los Espíritus de la Forma, porque ocupan un lugar más alto en el  rango de las jerarquías), decidieron quedarse atrás, los Espíritus  normales de la Forma tuvieron que debilitar su actividad separándose uno de ellos. De lo contrario, no habrían podido lograr el equilibrio necesario para una posterior evolución.
Si queremos obtener una idea adecuada de las actividades de estos  espíritus normales de la forma, es mejor pensar en ellos como si se tratase de una corriente de luz que nos llega del sol. Pero si  queremos obtener una idea de los Espíritus anormales de la Forma, y de cómo actúan en combinación con los Espíritus de la Forma  normales, que están centrados por así decirlo en el Sol (porque solo fue para que se pudiera establecer el equilibrio la razón por la que Jehová se separó hacia la Luna); entonces debemos imaginar que cierta fuerza solar, que fluye hacia nosotros en los Espíritus  normales de la Forma, se ve alterada por la fuerza que nos fluye  desde los Espíritus anormales de la Forma, que en realidad son  Espíritus del Movimiento. Estos tienen su centro en los otros cinco planetas, hablando de los planetas a la manera antigua. Por lo tanto, deben buscar el centro de estos otros, los Espíritus  anormales de la Forma, en Saturno, Júpiter, Marte, Venus, Mercurio.
Tienen pues, cuando miran en el cosmos, una especie de distribución de los Espíritus de Forma normales y anormales. Seis de los  Espíritus normales de la Forma están centrados en el Sol, uno de ellos, Jahve o Jehová, establece el equilibrio para ellos desde la Luna, al gobernar y guiar a estos últimos. Las actividades de este Espíritu de la Forma están influenciadas por las actividades que proceden de Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio. Estas fuerzas se derraman sobre la Tierra, se detienen allí y se irradian de nuevo desde la Tierra, como se describió al final de nuestra última conferencia.
Por lo tanto, si tiene una parte de la superficie de la Tierra sobre la cual el Elohim o los Espíritus de la Forma normales ejercen  cierta actividad desde el Sol, entonces nada existiría en esa parte particular de la superficie de la Tierra, sino el "Yo" completamente normal que da al hombre su ser normal, que produce la naturaleza humana media general. Pues bien, dentro de estas fuerzas de los Espíritus de la Forma, que a través del estado de equilibrio bailarían aquí en la superficie, se entremezclan las fuerzas de Mercurio. Por lo tanto, en lo que aquí se despliega como la fuerza de los Espíritus de la Forma, baila y vibra no solo lo normal, sino también lo que se mezcla en las fuerzas normales de los Elohim, en las fuerzas normales de los Espíritus de la Forma, a saber, que proviene de los Espíritus anormales de la Forma que están centrados en los varios planetas. A partir de ahí podemos ver, que a través de estos Espíritus anormales de la Forma, hay cinco centros de influencia posibles, y estos, en su reflexión sobre la humanidad desde el centro de la Tierra, realmente producen lo que conocemos como las cinco razas principales que habitan la Tierra.
Si ahora concretamos más estrechamente el espacio geográfico que en nuestras recientes afirmaciones hemos situado en África, diciendo que mediante la cooperación entre los Espíritus de Forma normales con los anormales que tienen su centro en Mercurio, la raza negra inició la existencia, estamos por tanto, desde un punto de vista oculto, bastante acertados al definir lo que aparece en la raza negra, como la "raza de mercurio".
Continuemos ahora a lo largo de la línea que vamos trazando a través de los puntos centrales desde los que surgieron las diferentes razas. Luego llegamos a Asia y allí encontramos la raza de Venus o raza malaya. Después pasamos a través del amplio territorio de Asia y en la raza mongol encontramos la raza de Marte. Luego pasamos al territorio de Europa y encontramos en los  europeos, en su carácter básico, en sus rasgos raciales, los hombres de Júpiter. Si cruzamos el océano hacia América, donde está el lugar donde mueren las razas o civilizaciones, entonces  encontramos la raza del oscuro Saturno, la raza original indioamericana, la raza americana. La raza indio-americana es la raza de Saturno.
De esta manera, si ocultamente imaginan este asunto más claramente, encontrarán en estos cinco planetas las fuerzas que han experimentado sus manifestaciones externas en estas cinco partes del mundo.
Si se forman un concepto de esto más inequívoco y concreto cada vez, adquirirán un conocimiento interno de estos caracteres raciales únicos que se extienden sobre la Tierra, un conocimiento de esta cooperación peculiar de los Espíritus de Forma normales y anormales. Así hemos trazado, por así decirlo, la imagen válida para un cierto punto. Pero lo que he dicho acerca de las diferentes partes de la Tierra, de nuevo solo es válido para una época de la evolución bien definida. Es válido para la época en que, en un momento definido de la antigua evolución atlante, la migración de los pueblos comenzó desde un lugar en la Atlántida y se dirigió al lugar correcto donde podrían recibir la preparación racial correspondiente. Por lo tanto, en mi Ciencia Oculta, encontrarán señalado que en la antigua Atlántida, en ciertos Lugares de Misterios, llamados los Oráculos Atlantes, la guía de esta distribución de la humanidad sobre la Tierra se llevó cuidadosamente, de modo que se pudo lograr de hecho ese estado de equilibrio, un equilibrio que llevó a la distribución correspondiente de las razas. En uno de esos Misterios-Oráculo, siempre fueron investigadas las verdades de las que estamos hablando ahora, y originalmente el hombre era completamente guiado por ellas. De esta manera, lo que sucedió en la Tierra era dirigido de manera correspondiente desde dichos centros.
En la corriente de pueblos que viajaron a través de África y  cristalizaron en la raza etíope, tenemos que buscar un impulso que podría ser dado por el oráculo de Mercurio, en el cual se podría observar claramente cómo los Espíritus normales de la Forma, (los seis Elohim y Jahve o Jehová) cooperaban, y cómo actuaban también  los Espíritus anormales de la Forma cuyas actividades procedían del centro de Mercurio. Según la cooperación astrológica de estos  diversos centros de fuerza, se buscaba el punto de equilibrio en nuestra Tierra, y de acuerdo con esto, el centro de equilibrio se
tomaba como el punto de radiación para la raza en cuestión.
La formación de las otras razas también fue dirigida de manera  similar. De acuerdo con esto, queda trazado el gran mapa, en el que se introducen las influencias con respecto a los pueblos, las  familias, etc. Ese es el gran mapa, que es una imagen de la  actividad celestial que se origina a través de las fuerzas de los poderes celestiales fluyendo hacia el hombre, irradiando de él, y
formando su destino. ¿Qué podemos considerar ahora como ser un  hombre de la raza de Mercurio, de la raza etíope? Podemos verlo de tal manera que digamos: Este hombre está originalmente destinado y organizado por los Elohim para expresar en sí mismo toda la  naturaleza humana. Pero ahora, desde el centro de Mercurio, los espíritus anormales de la forma trabajaron con gran poder y causaron que el hombre fuera tan variado que surgió la forma de la raza  etíope; Y lo mismo pasó con cada una de las otras razas. De este modo, las corrientes de los pueblos se guiaban de manera bien  definida desde el centro original, y así se originó la línea que tracé para ustedes hace unos días.
Por lo tanto, deben imaginarse a los Espíritus de la Forma  irradiando desde un centro. Tenemos que suponer que este centro se encuentra en un período de tiempo definido en la antigua Atlántida. Allí tenemos lo que se hundió en el continente atlante y lo formó de tal manera que los espíritus humanos fueron sometidos a las influencias de los correspondientes Espíritus anormales de la Forma.
Así se crearon los grandes fundamentos de las razas, y cuando el  hombre mira hacia las infinitas extensiones de los cielos, debe  buscar allí las fuerzas de las que él está constituido. Aquellas
fuerzas que sin embargo, lo constituyen en sus rayos que retornan de la tierra. Cuando mira a los Espíritus normales de la Forma, a  los Elohim, está mirando hacia aquello que realmente lo convierte
en hombre; y cuando mira lo que está centrado en los diversos Espíritus Planetarios (con la excepción del Sol y la Luna), ve lo que lo hace pertenecer a una raza en particular.
Pero, ¿Cómo actúan estos espíritus de la raza en y sobre el hombre? Actúan de una manera muy única, de modo que, se podría decir, en primer lugar excitan sus fuerzas cuando llegan al cuerpo físico. Ustedes saben que lo que llamamos las cuatro partes fundamentales del hombre, se plasman y proyectan en ciertas partes del cuerpo físico, de modo que podemos decir, el "yo" se plasma en la sangre; el cuerpo astral en el sistema nervioso; El cuerpo etérico o vital en el sistema glandular, y solo el cuerpo físico se representa a sí mismo, es una imagen de su propio ser, y para el hombre de hoy en día tiene todas sus leyes dentro de sí mismo.
El "yo" se refleja en la sangre, el cuerpo astral en el sistema nervioso, el cuerpo etérico en el sistema glandular.
Esos Seres espirituales, que se agitan y bullen en el hombre para que pueda tener su carácter racial, al principio no pueden trabajar directamente en sus partes más elevadas. Se ven ante todo en esas representaciones de las partes más elevadas del cuerpo físico. Los espíritus de la raza, los espíritus anormales de la forma todavía no pueden entrar directamente en el cuerpo físico, sino que se encuentran en los otros tres miembros, en lo que representa el "yo", la sangre; en lo que representa el cuerpo astral, el sistema nervioso; y en lo que representa el cuerpo etérico, el sistema glandular. En estos tres sistemas, que pertenecen al cuerpo físico pero que son la representación de los miembros superiores.
Aquí se ve que el cuerpo físico del hombre está determinado desde dentro; de modo que estos diversos Seres espirituales se ponen a trabajar en aquellas partes del cuerpo físico que son las  proyecciones, las sombras de los miembros superiores. Ahora bien, ¿Dónde, por ejemplo, se pone Mercurio a trabajar? Cuando digo Mercurio, eso incluye todos los Espíritus de la Forma anormales que se hallan en Mercurio. Ellos intervienen cooperando con otros,  especialmente en el sistema glandular. Se encuentra en el sistema glandular, y allí se expresan las fuerzas que se originan a través de las fuerzas predominantes de Mercurio, que trabajan en la raza etíope. Todo lo que le da a la raza etíope sus rasgos especiales proviene del hecho de que las fuerzas de Mercurio se agitan y bullen en el sistema glandular de este pueblo. Eso que modifica la forma humana universal en la forma especial de la raza etíope con piel negra y pelo lanudo, etc., es el resultado de su actividad.
Esta modificación de la forma humana común proviene por lo tanto de estas fuerzas.
Si ahora prosiguen más hacia Asia, allá de una manera similar  encontrarán algo que podríamos describir como las fuerzas de Venus, como un desarrollo anormal de los Espíritus de la Forma.
Estas fuerzas de Venus operan incidiendo principalmente en lo que llamamos la representación del cuerpo astral, el sistema nervioso.
Sin embargo, operan sobre el sistema nervioso de una manera  peculiar, y de hecho no directamente como espíritus de Venus.
Porque el sistema nervioso se puede afectar de dos maneras  indirectas; Una forma es a través de la respiración. Cuando se  trabaja especialmente sobre la respiración, estas actividades se
establecen en el sistema nervioso y respiratorio del hombre y le dan una forma definida. Esta forma indirecta es seleccionada por los espíritus anormales de la forma a los que podemos llamar los seres de Venus, en la raza malaya, en las razas de tez amarilla del sur de Asia y hacia el archipiélago malayo. De igual modo a como el hombre de tipo glandular se extiende sobre la tierra de Etiopía, en estas partes de Malasia se extiende el tipo de hombre en el que los espíritus anormales de la forma trabajan indirectamente en el sistema nervioso a través del sistema respiratorio. Allí el sistema nervioso se trabaja indirectamente a través del sistema  respiratorio. En el sistema nervioso se elabora lo que, con modificaciones especiales, produce la parte de la humanidad de piel amarilla. La transformación producida allí, ciertamente se expresa más en esa parte del sistema nervioso que denominamos con la expresión 'Plexo Solar', por tanto, no en el sistema nervioso superior realmente sino en esa parte misteriosa del sistema nervioso que transcurre en dos ramificaciones paralelas a la médula espinal y se extienden en varias direcciones. Por lo tanto, sobre esta parte del sistema nervioso se trabaja indirectamente a través del sistema respiratorio, esta parte que en nuestro sentido aún no pertenece a la actividad mental superior. Estas fuerzas de Venus que trabajan en esta raza, se adentran profundamente en el organismo inconsciente.
Ahora trasladémonos por las amplias llanuras mongoles. En esas llanuras, esos espíritus de la forma están principalmente activos actuando indirectamente a través de la sangre. Allí en la sangre
se elabora lo que produce una modificación de la humanidad y proporciona el carácter básico de la raza. Sin embargo, hay algo muy peculiar en esta raza mongol. Allí los espíritus de Marte entran en la sangre: pero actúan en ella de una manera muy definida, en otras palabras, desde allí pueden obrar contrarrestando los seis Elohim que están centrados en el Sol. Por lo tanto, en la raza mongol, se ven contrarrestados estos seis Elohim, y al hacerlo, propicia un ataque especial en la otra  dirección hacia Jahve o Jehová que ha separado Su campo de acción del de los otros seis Elohim.
Pero además de esta cooperación de los espíritus de Marte con los seis Elohim y Jahve, que dan como resultado la raza mongol, hay todavía algo bastante especial. Así como los seis Elohim desde el
Sol y Jahve desde la Luna actúan sobre la raza mongol, mientras que los espíritus de Marte actúan al contrario, en otro caso debemos imaginar que desde la dirección de la Luna las fuerzas de Jahve nuevamente se encuentran y cooperan con los espíritus de Marte, y de ese modo se produce una modificación especial. Aquí tiene lugar una modificación especial de la humanidad, a saber, la que corresponde a la raza semítica, explicada desde su trasfondo más oculto. En los semitas tiene lugar una modificación de la humanidad colectiva, en la que Jahve o Jehová se aleja de los otros Elohim y dota a este pueblo con un carácter especial, cooperando con los Espíritus de Marte, para lograr la modificación especial de este pueblo.
Ahora percibirán el elemento especial contenido en el pueblo  semítico y su misión. Con un profundo sentido oculto, el escritor de la Biblia pudo decir que Jahve o Jehová habían hecho suyo a este pueblo, y si a esto le agregan el hecho de que hubo una cooperación con los espíritus de Marte que dirigen sus acometidas principalmente sobre la sangre, entonces comprenderán también por qué la acción continua de la sangre de generación en generación fue de especial importancia para el pueblo hebreo semítico, y por qué el Dios Jahve se describe a sí mismo en el pueblo semítico como el Dios que descendió en la sangre desde Abraham, Isaac y Jacob y así  sucesivamente. Eso es lo importante: cómo circula la sangre a través de todas estas generaciones. Al describirse a sí mismo como "Yo soy el Dios de Abraham, Isaac y Jacob", Jehová dice: "Actúo en tu sangre". Eso que siempre actúa en la sangre, lo que debe ser combatido en la sangre, la cooperación con los espíritus de Marte, es uno de los misterios que nos llevan profundamente a la sabia guía de toda la humanidad de la Tierra.
Así es que, pueden ver que sobre la sangre de la humanidad se actúa de dos maneras; que por la actuación sobre la sangre de la humanidad se originan dos razas; por un lado tenemos lo que llamamos la raza mongol, por el otro lo que podemos describir como perteneciente a la raza semítica. Esa es una gran polaridad en la humanidad, y tendremos que rastrear mucho esta polaridad, de suma importancia si deseamos comprender las profundidades de las almas de los pueblos.
Ahora retrocederemos aún más y veremos cómo se agitan y bullen en el hombre los Espíritus y los Seres que tienen su centro en Júpiter. Estos seleccionan por sí mismos el segundo punto de injerencia, para así actuar indirectamente sobre el sistema nervioso. Un punto de injerencia es a través de los sentidos del hombre; El otro punto de injerencia que actúa en el sistema nervioso, pasa indirectamente a través del sistema respiratorio hacia el plexo solar. Dicha injerencia que procede de Júpiter atraviesa indirectamente las impresiones sensoriales y fluye desde allí hacia aquellas partes del sistema nervioso que se centran en el cerebro y la médula espinal. Aquí fluyen, en aquellas razas pertenecientes a la humanidad de Júpiter, aquellas fuerzas que dan el sello especial al carácter racial. Esto es más o menos el caso en los arios, o en los pueblos de Asia Menor y  Europa,  considerados como pertenecientes a la raza caucásica. En estos surge la modificación de la humanidad universal que proviene de los Espíritus anormales de la Forma, a quienes podemos describir como Espíritus de Júpiter, trabajando sobre los sentidos. Los caucásicos por lo tanto están determinados a través de los sentidos.
Ahora también comprenderán que un pueblo como los griegos, que estaban muy especialmente y conscientemente bajo la influencia de Júpiter o Zeus, que se sentían el centro de la influencia de Zeus, estaban determinados por el predominio de lo que fluye en el sistema nervioso a través de los sentidos. Por supuesto, los griegos también estaban influenciados por los Elohim que fluyen
desde el Sol. Pero el caso fue tal, que entre los griegos todo lo que actuaba sobre los sentidos se consagró a la influencia de  Júpiter o Zeus, y de ese modo este pueblo alcanzó su grandeza.
Todo lo que los griegos veían en las formas externas, la vida  externa, contenía significados  importantes para ellos. En sus percepciones de lo físico veían lo espiritual, y por lo tanto se
convirtieron en los pueblos fundamentales para toda escultura, para toda forma externa. Esto indica una misión muy especial del pueblo griego, que es eminentemente el pueblo de Júpiter o Zeus, que incluso en el momento en que tuvo lugar, (especialmente a través de la entrada de las constelaciones estelares), la cooperación de las fuerzas de Zeus o Júpiter con las fuerzas universales de los elohim, se sintieron el pueblo de Zeus.
Todos los pueblos de Asia Menor y especialmente los europeos, son en general variaciones de esta influencia de Júpiter, con ello  pueden ustedes adivinar que, cuanto mas sentidos tiene el hombre,
mas modificaciones pueden surgir, y que en la formación de los diversos pueblos dentro de esta raza base, que fue formada por los sentidos que actúan sobre el sistema nervioso, uno u otro de los
sentidos puede tener el dominio. A través de esto los diferentes pueblos pueden asumir diferentes formas. Según sea la vista o el oído o uno de los otros sentidos el que destaque, así se  determinarán los diferentes pueblos en esta o aquella dirección para la especial tendencia nacional dentro del carácter racial. A través de esto consiguen tareas bastante definidas. Una tarea, que
se desarrolla especialmente en la raza Caucásica, es que ha de transitar el camino hacia lo espiritual a través de los sentidos, dado que está basada especialmente sobre los sentidos.
Aquí subyace algo que le lleva a uno a los puntos de partida más profundos del ocultismo mostrándoles que en aquellos pueblos cuyo signo, por así decirlo, radica en las características de Venus, el punto de partida principal, incluso en el entrenamiento oculto, debe hacerse donde la respiración es la cosa más importante. Por otro lado, en los pueblos que viven más en Occidente, el punto de partida de su profundización y espiritualización debe tomarse a partir de lo que está en el mundo de los sentidos. Esto es característico de los pueblos que ocupan los países más hacia el Oeste, en sus etapas de cognición superior, en imaginación, inspiración e intuición, de acuerdo con la forma en que el espíritu de Júpiter modificó originalmente el carácter.
Siempre hubo por tanto, estos dos centros en la evolución de la humanidad, uno regido más por los Espíritus de Venus, y el otro regido más por los Espíritus de Júpiter. Los espíritus de Júpiter se observaban especialmente en aquellos Misterios en los que, (como sabrán quienes participaron en mi curso de conferencias en Munich [El Oriente a la Luz del Occidente] el año pasado), se reunieron las tres Individualidades, los tres Seres espirituales, de Buda, Zarathustra, y ese gran líder de la humanidad a quien describimos con el nombre de Skythianos. Ese es el Concilio que, bajo la guía de Uno aún mayor, se impuso la tarea de investigar las misteriosas fuerzas que deben desarrollarse para la evolución de la humanidad, cuyo punto de partida se tomó de la parte que originalmente está conectada con las fuerzas de Júpiter y que estaba predestinado en el mapa de la tierra ya mencionado.
Finalmente, lo que podemos describir como los Espíritus anormales de la Forma que tienen su centro en Saturno, actúan sobre el sistema glandular, pero de forma indirecta a través de todos los
demás sistemas. Por lo tanto, en todo lo que debemos describir como la raza de Saturno, en todo a lo que debemos atribuirle el carácter de Saturno, debemos buscar algo que reúna y abarque lo que conduce nuevamente al atardecer crepuscular de la humanidad, cuyo desarrollo lleva a la humanidad en cierta manera a una conclusión real, a un desvanecerse. La expresión de esta acción en el sistema glandular se ve en la raza India-Americana. De esa acción nace su mortalidad, su desaparición. La influencia de Saturno actúa a través de todos los otros sistemas finalmente sobre el sistema glandular. Separando las partes más duras del hombre y, por lo tanto, podemos decir que este desvanecerse consiste en una especie de osificación, y esto también puede verse claramente en la forma externa.
Si nos fijamos en las fotos de los antiguos indios americanos, es palpable el proceso descrito anteriormente en el declive de esta  raza. En una raza como esta, todo lo que existía en la evolución
de Saturno ahora está presente en ellos, y que de una manera especial; se ha encerrado a sí mismo y ha dejado al hombre solo con su sistema óseo endurecido, y llevándolo al declive. Uno siente algo de esta actividad verdaderamente oculta, si observa cómo, incluso en el siglo XIX, un representante de estos antiguos indios explicaba cómo en él reside lo que antes era grande y poderoso para el hombre, pero que posiblemente no podría ir en consonancia con la ulterior evolución. Existe una descripción de una bella escena en la que un líder de estos indios que se están muriendo se enfrenta a un invasor europeo.
Imagínense lo que se siente en el corazón cuando dichos dos hombres se enfrentan, hombres que atravesaron Europa y que en las épocas más tempranas, cuando las razas se dividieron, se dirigieron a Occidente. Además, los indios cargaron consigo hacia el oeste, todo lo que era grandioso de la cultura atlante. ¿Qué era para el indio lo mejor de todo? Era que todavía era capaz de percibir algo de la antigua grandeza y majestuosidad de un período que había existido en la antigua época atlante, donde la división de las razas apenas había comenzado, en la que los hombres podían mirar hacia el Sol y percibir. los Espíritus de la Forma penetrando a través de un mar de niebla. A través de un océano de niebla, el atlante miraba hacia lo que para él no estaba dividido en seis o siete espíritus, sino que actuaban conjuntamente. Esta actividad cooperativa de los siete Espíritus de la Forma era llamada por los atlantes el Gran Espíritu que se había revelado al hombre en la antigua Atlántida. El Atlante no había absorbido en sí todo lo que los Espíritus de Venus, Mercurio, Marte y Júpiter produjeron en el Este, a través del cual se desarrollaron todas las civilizaciones que alcanzaron su cenit en Europa a mediados del siglo XIX. En todo esto no habían participado los hijos de la raza roja. Se aferraban firmemente al Gran Espíritu del remoto pasado. Lo que los otros habían hecho, aquellos que en un pasado remoto también habían recibido el Gran Espíritu, pasaron ante sus ojos cuando le fue colocado delante un papel en el que había muchos pequeños signos, letras, de las cuales no entendía nada.
Todo eso le resultaba extraño para él, pero en su alma todavía tenía el Gran Espíritu. Su discurso ha sido conservado; es digno de mención porque señala a lo que hemos explicado, y prosigue de la siguiente manera: "Allí, en el terreno sobre el que caminan los conquistadores de nuestro país, están enterrados los huesos de mis hermanos. ¿Por qué los pies de nuestros conquistadores pueden  caminar sobre las tumbas de mis hermanos? Porque poseen algo que hace grandes a los hombres blancos. El hombre piel roja se ha hecho grande mediante algo más; ¡Él se ha hecho grande gracias al Gran Espíritu, que le habla en el suspiro del viento, en el susurro del bosque, en el ondular de las olas, en el gorgoteo de la primavera, en el trueno y el rayo! Ese es el Espíritu que a nosotros nos explica la verdad. ¡Oh, el Gran Espíritu habla con verdad! Vuestros espíritus, a quienes mostráis aquí en papel, los cuales expresan lo que es grande para ustedes, no hablan la verdad. Así hablaba el jefe indio, desde su punto de vista. El hombre piel roja pertenece al Gran Espíritu; el hombre pálido pertenece a los espíritus que, en formas negras, como pequeños seres diminutos, (se refería a las letras), saltan sobre el papel y no dicen la verdad. Ese es un diálogo histórico mundial, que se tuvo lugar entre los conquistadores y el último de los grandes jefes de los hombres pieles rojas. Aquí vemos lo que pertenece a Saturno y su actividad, y lo que se origina en la tierra a partir de su cooperación con otros Espíritus, en un momento como este, cuando se encuentran dos direcciones diferentes.
Hemos podido ver cómo la humanidad en general fue traída a la  superficie de nuestra Tierra por los Elohim o los Espíritus de la Forma normales, cómo después se alzan las cinco razas principales de la evolución humana por encima de la masa colectiva de la humanidad, del océano de la humanidad, y cómo estas cinco razas están  conectadas con los Espíritus guías que pertenecen al rango de los Espíritus de la Forma anormales, a quienes debemos llamar por los nombres que tomamos de los planetas vivos, mientras que los Espíritus normales de la Forma deben ser buscados en El sol y en la luna. A partir de este punto, continuaremos y pasaremos a algo que nos será más fácil, porque nos estaremos conectando con algo que conocemos, a saber, las tribus y los pueblos.

Traducida Por Julio Luelmo enero 2019
El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919