Aspectos básicos de la cuestión social
GA023
por Rudolf Steiner
Los desafíos que presenta la sociedad contemporánea no serán comprendidos por quienes los aborden con ideas utópicas. Por supuesto es posible creer, que cualquiera de las diversas teorías adquiridas por medio de la observación personal y la convicción, hará que los hombres sean felices. Tal creencia puede alcanzar un poder persuasivo abrumador. Sin embargo, en lo que concierne a la cuestión social, se vuelve irrelevante tan pronto como se hace el intento de afirmarla.
El
siguiente ejemplo, aunque parece llevar esta proposición a un
extremo, es sin embargo válido. Supongamos que alguien está en
posesión de una "solución" teórica perfecta a la
cuestión social. A pesar de esto, al intentar ofrecerlo al
público, se convierte en víctima de una creencia poco práctica. Ya
no vivimos en una era en la que la vida pública puede ser
influenciada de esta manera. La mentalidad de las personas
simplemente no está dispuesta a aceptar las ideas de otros en lo que
se refiere a este tema. Nunca van a decir: aquí hay alguien que
sabe cómo debería estructurarse la sociedad, así que actuaremos de
acuerdo con sus opiniones.
A
la gente no le interesan las ideas sociales presentadas de esta
manera. Lo que les expongo aquí, tiene en cuenta dicho
fenómeno. Aquellos que tildan de utópicas estas ideas, han
malinterpretado completamente mis intenciones. Es interesante
observar que tales críticas provienen principalmente de personas que
se desenvuelven casi exclusivamente dentro del pensamiento utópico y
se inclinan a atribuir sus propios hábitos mentales a los demás.
Las
personas verdaderamente prácticas saben por experiencia que incluso
las ideas utópicas más convincentes no llevan a ninguna parte. A
pesar de ello, muchos parecen sentirse obligados a proponer tales
ideas, especialmente en el campo de la economía. Deberían
darse cuenta de que están malgastando esfuerzos, que sus semejantes
no podrán aplicar tales propuestas.
Debe
ser tratado como un hecho de la vida en la medida en que indica una
característica importante de la vida pública contemporánea, a
saber, que nuestras nociones actuales sobre economía, por ejemplo,
tienen poco que ver con la realidad. ¿Cómo podemos entonces
esperar hacer frente a la condición caótica de la sociedad si lo
abordamos con un proceso de pensamiento que no tiene relación con la
realidad?
Esta
pregunta difícilmente puede ser aceptada, puesto que requiere
admitir que nuestro pensar está realmente alejado de la
realidad. Sin embargo, si no lo admitimos no llegaremos al fondo
de la cuestión social. Solo cuando entendamos que este divorcio
del pensar, respecto de la realidad, es una condición de la mayor
seriedad para la civilización contemporánea, debemos tener muy
claras cuales son realmente las necesidades la sociedad.
Toda
la cuestión gira en torno a la forma de la vida espiritual
contemporánea. El hombre moderno ha desarrollado una vida
espiritual que depende en gran medida de las instituciones políticas
y de las fuerzas económicas. Mientras aún es un niño, es
entregado al sistema educativo estatal y su educación debe
corresponder a las circunstancias económicas de su entorno.
Es
fácil creer que esta situación hará que el individuo se adapte
bien a la vida contemporánea, que el estado es el mejor cualificado
para organizar el sistema educativo, y con ello los fundamentos de
los asuntos culturales públicos, en beneficio de la
comunidad. También es fácil creer que el individuo que es
educado conforme a las condiciones económicas de su entorno, y que
luego es colocado de acuerdo con estas condiciones, se convierte en
el mejor miembro posible de la sociedad humana.
Es
hora de asumir la tarea impopular de mostrar que la condición
caótica de nuestra vida pública, es consecuencia de que nuestra
vida espiritual depende del estado político y de los intereses
económicos. Mostrando a la vez, que liberar la vida espiritual
y la cultura de esta dependencia constituyen un elemento importante
de la cuestión social candente.
Esto
implica atajar ciertos errores ampliamente extendidos. Por
ejemplo, la supuesta responsabilidad del Estado político en materia
educativa que ha sido considerada como beneficiosa para el progreso
humano. Para las personas con ideas socialistas, es inconcebible
que la sociedad deba hacer otra cosa sino moldear al individuo de
acuerdo con sus estándares y a su servicio.
No
es fácil aceptar un hecho muy importante del desarrollo histórico,
a saber, que lo que fue correcto durante un período anterior puede
ser erróneo para un período posterior. Para que surgiera una
nueva época en las relaciones humanas, fue necesario que los
círculos que controlaban la educación y la cultura se liberasen de
esa función y que se transfirieran al estado político. Sin
embargo, persistir en este arreglo es un grave error social.
La
primera parte de este audio intenta señalar esto. La cultura
humana ha madurado hacia la libertad en el marco del estado, pero no
puede ejercer esta libertad sin una completa autonomía de acción. La
naturaleza que ha adoptado la vida espiritual, requiere que
constituya un miembro completamente autónomo del organismo
social. La administración de la educación, a partir de la cual
se desarrolla toda la cultura, debe ser depositada en manos de los
educadores excluyendo por completo de esta administración las
consideraciones económicas y políticas. Cada maestro debe
organizar su tiempo para que también pueda ser un administrador en
su campo. Debe estar tanto en casa atendiendo a asuntos
administrativos como en el aula. Nadie debe tomar decisiones que
no estén directamente involucradas en el proceso educativo. Ningún
parlamento ni congreso, ni ninguna persona que haya sido
educadora, pero ya no lo es tiene nada que decir. Lo que se
experimenta en el aula fluiría naturalmente en la
administración. Por su propia naturaleza, tal sistema
engendraría competencia y objetividad.
Por
supuesto, se podría objetar que tal vida espiritual autónoma
tampoco alcanzaría la perfección. Pero no podemos esperar la
perfección; Solo podemos luchar por mejorar la situación lo
mas posible. Las capacidades que el niño desarrolla pueden
transmitirse mejor a la comunidad si su educación es responsabilidad
exclusiva de aquellos cuyo juicio se basa en un fundamento
espiritual. En qué medida se debe enseñar a un niño una cosa
u otra solo se puede determinar correctamente dentro de una comunidad
cultural libre. La forma en que tales determinaciones se deben
hacer vinculantes también es un asunto de esta comunidad. El
estado y la economía se beneficiarían del vigor de tal comunidad,
lo cual no es posible si la organización de las instituciones
culturales están intervenidas por intereses políticos y económicos.
Incluso
las escuelas que sirven directamente al estado y la economía deben
ser administradas por los educadores: escuelas de derecho, escuelas
de comercio, agricultura e institutos industriales, todas deben ser
administradas por representantes de una vida espiritual libre. Esto
necesariamente generará muchos prejuicios, especialmente si se
consideran las consecuencias de su tesis. ¿Cuál es la fuente
de estos prejuicios? Reconocemos su naturaleza antisocial cuando
percibimos que se originan en la creencia inconsciente de que los
maestros son personas poco prácticas en las que no se puede confiar
para que asuman responsabilidades prácticas por sí mismos. Se
supone que toda la organización debe ser llevada a cabo por aquellos
que se ocupan de asuntos prácticos, y los educadores deben actuar de
acuerdo con las pautas que se les dan.
Este
supuesto ignora el hecho de que justo cuando a los maestros no se les
permite determinar sus propias funciones, es cuando tienden a
volverse poco prácticos y alejados de la realidad. Mientras los
llamados determinen los términos de referencia
según los cuales deben funcionar, nunca estarán en condiciones de
convertir con su educación a individuos prácticos que estén
equipados para la vida. El actual estado de cosas antisocial es
el resultado de individuos que entran en la sociedad y carecen de
sensibilidad social debido a su educación. Los individuos
socialmente sensibles solo pueden desarrollarse dentro de un sistema
educativo que es conducido y administrado por otros individuos
socialmente sensibles. No se avanzará en la resolución de la
cuestión social si no tratamos la cuestión de la educación y el
espíritu como una parte esencial de ella. Una situación
antisocial no es simplemente el resultado de las estructuras
económicas, sino que también es causada por el comportamiento
antisocial de los individuos que están activos en estas
estructuras. Es antisocial permitir que los jóvenes sean
educados por personas que se han hecho extrañas a la realidad porque
la conducta y el contenido de su trabajo les han sido dictados desde
afuera.
El
estado establece escuelas de derecho y exige que la ley que enseñan
esté de acuerdo con la propia opinión del estado sobre la
jurisprudencia. Si estas escuelas se establecieran como
instituciones culturales libres, derivarían la esencia de su
jurisprudencia de esta misma cultura. El estado se convertiría
en el receptor de lo que esta vida espiritual libre tiene para
ofrecer. Se enriquecería con las ideas vivas que solo pueden
surgir dentro de ese ambiente espiritual. Dentro de una vida
espiritual de esta naturaleza, la sociedad se encontraría con
hombres y mujeres que podrían crecer en sus propios términos. La
mundanalidad no se origina en instituciones educativas organizadas
por los llamados "expertos", en las que enseñan personas
poco prácticas, sino únicamente en educadores que entienden la vida
y el mundo según sus propios puntos de vista.
Los
de mente utópica abordarán estas palabras con todo tipo de
dudas. Los artistas angustiados y otros trabajadores
espirituales cuestionarán que el talento esté mejor en una cultura
libre que supervisada y sostenida por el estado y los intereses
económicos, como es el caso hoy en día. Dichos escépticos
deben tener en cuenta que estas palabras no pretende ser utópicas en
absoluto. No se basan en teorías difíciles y rápidas que
digan que las cosas deben ser así o no. Por el contrario, su
intención es estimular la formación de comunidades que, como
resultado de su experiencia común, podrán lograr lo que es
socialmente deseable. Si consideramos la vida desde la
experiencia en lugar de teorías preconcebidas,
La
"cuestión social" no es algo que haya aparecido
repentinamente en esta etapa de la evolución humana y que pueda ser
resuelta por algunos individuos o por algún cuerpo parlamentario, y
quedar resuelta definitivamente. Forma parte integrante de la
civilización moderna que ha llegado para quedarse y, como tal,
tendrá que resolverse de nuevo cada cierto tiempo a lo largo del
desarrollo histórico del mundo. La humanidad ha entrado ahora
en una fase en la que las instituciones sociales producen
constantemente tendencias antisociales. Estas tendencias deben
superarse cada vez. Así como nuestro organismo una vez saciado
experimentará hambre nuevamente después de un período de tiempo,
de igual manera el organismo social pasa del orden al desorden. No
existe un alimento que calme permanentemente el hambre; Como
tampoco existe una panacea social universal ni definitiva. Sin
embargo, los hombres pueden entrar en comunidades en las que
podrían dirigir continuamente sus actividades en una dirección
social. Tales comunidades son la rama espiritual autónoma del
organismo social.
La
observación del mundo contemporáneo indica que la vida espiritual
requiere una administración autónoma libre, mientras que en el
ámbito económico se requiere trabajo asociativo. El proceso
económico moderno consiste en la producción, circulación y consumo
de productos básicos. Las necesidades humanas se satisfacen por
medio de este proceso y los seres humanos están directamente
involucrados en él, cada uno tiene su propio interés, cada uno
participa en la medida de lo posible. Lo que cada individuo
realmente necesita solo puede saberlo por sí mismo, cada uno
determina qué debe aportar a través de su percepción de la
situación en conjunto. No siempre fue así, y aún no lo es en
todo el mundo; pero es esencialmente cierto en lo que concierne
a los habitantes civilizados de la tierra.
La
actividad económica se ha expandido en el curso de la evolución
humana. Las economías urbanas se desarrollaron a partir de
economías familiares cerradas y, a su vez, se convirtieron en
economías nacionales. Hoy estamos ante una economía
global. Sin duda, lo nuevo contiene gran parte de lo antiguo, al
igual que lo antiguo mostraba indicaciones de lo que vendría. Sin
embargo, el destino humano está condicionado por el hecho de que
este proceso, en la mayoría de los campos de la actividad económica,
ya se ha realizado. Cualquier intento de organizar las fuerzas
económicas en una comunidad mundial abstracta es erróneo. En
el curso de la evolución, la empresa económica privada se ha
convertido, en gran medida, en una empresa económica estatal. Pero
los estados políticos no son el resultado de los poderes económicas
simplemente, y todo intento de transformarlos en comunidades
económicas es la causa del caos social de los tiempos modernos. La
vida económica se está esforzando por estructurarse de acuerdo con
su propia naturaleza, independientemente de la institucionalización
política y la mentalidad. Solo puede hacer esto si se
establecen asociaciones, compuestas por consumidores, distribuidores
y productores, de acuerdo con criterios puramente económicos. Las
condiciones reales determinarían el alcance de estas
asociaciones. Si son demasiado pequeños serían demasiado
costosas; si son demasiado grandes serían económicamente
inmanejables. La necesidad práctica indicaría cómo deben
desarrollarse las relaciones entre asociaciones. No hay que
temer que la movilidad individual se vea inhibida debido a la
existencia de asociaciones. El que requiera movilidad
experimentará flexibilidad para pasar de una asociación a otra,
siempre que el interés económico y no la organización política
determine el movimiento.
El
profesionalismo y la objetividad pueden hacer que prevalezca una
armonía general de intereses en las asociaciones. No las leyes,
sino los hombres que utilizan sus conocimientos e intereses
inmediatos, regularían la producción, la circulación y el consumo
de bienes. Adquirirían los conocimientos necesarios a través
de su participación en las asociaciones; los bienes podrían
circular a sus valores apropiados debido al hecho de que los diversos
intereses representados serían compensados por medio de
contratos. Este tipo de cooperación económica es bastante
diferente de la practicada por los sindicatos de trabajadores que,
aunque operan en el campo económico, se establecen de acuerdo con
los principios políticos en lugar de los económicos. Básicamente,
los órganos parlamentarios no funcionan de acuerdo con los
principios económicos de producción recíproca. En estas
asociaciones no habría "asalariados" que utilizaran su
fuerza colectiva para exigir a la gerencia el salario más alto
posible, sino los artesanos que, junto con la administración y los
representantes de los consumidores, determinan los resultados
recíprocos mediante la regulación de precios, algo que no puede
lograrse mediante sesiones de los órganos parlamentarios. ¡Esto
es importante! ¿Pues quién haría el trabajo si se gastaran
innumerables horas de trabajo en las negociaciones al respecto? Pero
con la asociación entre persona y persona, los acuerdos entre
asociación y asociación, el trabajo continuaría como de
costumbre. Por supuesto, es necesario que todos los acuerdos
reflejen las ideas de los trabajadores y los intereses de los
consumidores. Esta no es la descripción de una utopía. No
estoy diciendo cómo se deben arreglar las cosas, sino indicando cómo
las personas organizarán las cosas por sí mismas una vez que creen
el tipo de comunidades asociativas que correspondan a sus propios
puntos de vista e intereses.
La
naturaleza humana se aseguraría de que los hombres y las mujeres se
uniesen en tales comunidades económicas, si no se les impidiera
hacerlo por intervención estatal, ya que la naturaleza determina las
necesidades. Una vida espiritual libre también contribuiría,
ya que engendra ideas sociales. Cualquiera que esté en
disposición de considerar todo esto por experiencia tendrá que
admitir que estas asociaciones económicas podrían surgir en
cualquier momento, y que no hay nada de utópico en ellas. Todo
lo que se interpone en su camino es la obsesión del hombre moderno
con la organización externa de la vida económica. La libre
asociación es exactamente lo opuesto a esta organización externa
con el propósito de producir. Cuando los hombres se asocian, la
planificación del todo se origina en el razonamiento del
individuo. ¿Cuál es el punto para que aquellos que no poseen
ninguna propiedad se asocien con quienes sí las poseen? Puede
parecer preferible regular 'justamente' la producción y el consumo
externamente. Dicha planificación externa sacrifica la
iniciativa libre y creativa del individuo, privando así a la
economía de lo que tal iniciativa puede darle. Si, a pesar de
todos los prejuicios, hoy se intentaran establecer tales
asociaciones, necesariamente se produciría el resultado recíproco
entre propietarios y no propietarios. Los prejuicios que
predominan al considerar tales cosas hoy en día no se originan en la
experiencia económica, sino en sentimientos que se han desarrollado
a partir de intereses de clase entre otros. Dichos sentimientos
han podido desarrollarse porque el pensamiento puramente económico
no ha seguido el ritmo de las complejidades de la economía
moderna. Una vida espiritual no libre ha impedido esto. Los
individuos que trabajan en la industria son atrapados en una
rutina, y las fuerzas económicas formativas son invisibles para
ellos. Trabajan sin tener una idea de la integridad de la vida
humana. En las asociaciones, cada individuo aprendería lo que
debería saber a través del contacto con los demás. A través
de la percepción y experiencia de los participantes en relación con
sus respectivas actividades y la capacidad resultante de ejercer un
juicio colectivo, surgirá el conocimiento de lo que es
económicamente posible. En una vida espiritual libre, las
únicas fuerzas activas son aquellas inherentes a ella; en el
mismo sentido, los únicos valores económicos activos en un sistema
económico estructurado asociativamente serían aquellos que
evolucionan a través de las propias asociaciones. El rol del
individuo surgiría de la cooperación con sus asociados. Por lo
tanto, podría ejercer tanta influencia económica como corresponde a
su producción. En el curso de la charla se explicará cómo se
integrarán los elementos no productivos en la vida económica. Solo
un sistema económico auto-estructurado puede proteger a los débiles
contra los fuertes.
Hemos
visto que el organismo social puede organizarse en dos miembros
autónomos capaces de apoyarse mutuamente justo porque cada uno es
autónomo de acuerdo con su naturaleza inherente. Entre ellos
debe funcionar un tercer elemento: el estado político. Aquí es
donde cada persona mayor de edad puede hacer sentir su influencia y
juicio. En la vida espiritual libre, cada
persona trabaja de acuerdo con sus habilidades particulares; en
la esfera económica, cada uno toma su lugar de acuerdo
con su relación asociativa. En el contexto del estado de
derechos políticos, el elemento puramente humano se establece por sí
mismo, en la medida en que es independiente de las habilidades
mediante las cuales el individuo está activo en la vida espiritual,
e independiente del valor acumulado en los bienes que produce en la
vida espiritual. La esfera económica asociativa.
He
tratado de mostrar cómo, las horas y las condiciones del trabajo son
asuntos que deben ser tratados por el estado de derechos
políticos. Todos son iguales en esta área debido al hecho de
que solo deben tratarse asuntos sobre los cuales todos los hombres
son igualmente competentes para formarse una opinión. Los
derechos humanos y las obligaciones deben ser determinados dentro de
este miembro del organismo social.
La
unidad de todo el organismo social se originará en el desarrollo
independiente de sus tres miembros. Mas adelante mostraré cómo la
efectividad del capital, los medios de producción y el uso de la
tierra se pueden determinar a través de la cooperación de los tres
miembros. Aquellos que deseen "resolver" la cuestión
social por medio de algún esquema económico, encontrarán todo lo
dicho poco práctico. Sin embargo, aquellos que tienen
experiencia práctica y que estimulan a hombres y mujeres a empresas
cooperativas a través de las cuales pueden reconocer mejor y
dedicarse a las tareas sociales diarias, tal vez no nieguen que sirve
para defender algo que esté de acuerdo con Los hechos prácticos de
la vida.
Las
ideas aquí expuestas se publicaron en un libro por primera vez en
1919. Como suplemento, publiqué varios artículos en la revista
"Dreigliederung des Sozialen Organismus", que
posteriormente apareció como un volumen separado con el título "En
Ausführung der Dreigliederung des Sozialen Organismus". En
ambas de estas publicaciones se pone mucho más énfasis en los
medios que deberían emplearse que en los fines, u "objetivos"
del movimiento social. Si pensamos de manera realista, sabemos
que los fines particulares aparecen en diversas formas. Solo
cuando pensamos en abstracciones todo nos aparece en contornos
claramente definidos. El pensador abstracto a menudo reprochará
al realista práctico por falta de distinción, por no ser lo
suficientemente "claro" en sus presentaciones. A
menudo, aquellos que se consideran expertos son en realidad tales
abstraccionistas. No se dan cuenta de que la vida puede asumir
las formas más variadas. Es un elemento que fluye, y si
deseamos movernos con él debemos adaptar nuestros pensamientos y
sentimientos a esta característica que fluye. Las tareas
sociales se pueden captar con este tipo de pensamiento. Las
ideas aquí presentadas han sido extraídas de una observación de la
vida; su comprensión depende también de esa misma observación.