GA057 Berlín, 12 de noviembre de 1908 La biblia y la sabiduría, parte 1

    Índice

    RUDOLF STEINER. 


LA BIBLIA Y LA SABIDURÍA, PARTE 1

 Berlín, 12 de noviembre de 1908

cuarta conferencia

No hay en nuestra cultura, ciertamente, ningún documento que haya intervenido tan profunda e intensamente en toda la vida espiritual como la Biblia. Habría que escribir una historia, no de siglos, sino de milenios si se quisiera describir el efecto de la Biblia en la humanidad. Si uno quisiera abstenerse por completo de la influencia de este documento en la corriente dominante, aún encontraría algo inconmensurable en la Biblia respecto a la influencia y los profundos efectos en el alma humana. Ciertamente, se puede decir que sólo nuestro tiempo moderno presenta excepcionalmente muchas cosas, porque se podría demostrar que hoy en día no sólo aquellos que se mantienen en el terreno de la Biblia están profundamente influenciados por este documento humano, sino que también aquellos que se han alejado de la Biblia están sujetos a su influencia. En efecto, la Biblia no es un documento mas, -aunque lo sea en la medida más particular-, porque llena el alma con una suma de imágenes sobre el mundo y la vida proporcionándole al alma una visión del mundo, sino que la Biblia fue, durante milenios, un enorme medio de educación de las almas.

Ha significado algo no sólo para la imaginación, e incluso hoy en día significa algo para ella, pero es quizá más importante y más esencial lo que debemos considerar como un efecto sobre la vida emocional, sobre las formas de pensar. Allí debemos admitir a menudo hoy que la Biblia sólo desarrolló las emociones, las sensaciones de los que se oponen a la Biblia.

Pero quien mire sólo un poco la vida espiritual de la humanidad, en particular la de nuestra humanidad occidental y la que está relacionada con ella, notará cuán inmensa inversión se ha producido en cuanto a la posición de la humanidad, o al menos, de una gran parte de la humanidad ante la Biblia.

Aquellos que se mantienen firmes en el terreno de la Biblia hoy en día podrían tal vez no reflexionar demasiado sobre aquello hacia lo que se señala con ella. Podrían decir, aunque haya algunas personas que se distancian de la Biblia afirmando que la Biblia ya no puede ser para la humanidad lo que fue durante milenios, presumiblemente es sólo un fenómeno temporal. Creemos en la Biblia; digan lo que digan los señores que creen apoyarse en el terreno de la ciencia, les puede parecer fantástico, ¡nosotros nos apoyamos en la Biblia! Este juicio es muy común entre ciertas personalidades. Pues alguien que todavía puede tomar de la Biblia la felicidad, la certeza y la fuerza de su alma, no puede poner en la balanza lo suficiente según su carácter contra esos fenómenos que existen a su alrededor como crítica y rechazo de la Biblia.

Sin embargo, tal juicio sería bastante descuidado. Sería incluso egoísta en cierto modo, porque el ser humano, si emite tal juicio, se está diciendo a sí mismo: la Biblia me proporciona esto o aquello, me tiene sin cuidado, si les proporciona lo mismo a otros seres humanos. Un ser humano así no presta atención al hecho de que la humanidad es un todo. Lo que cada ser humano experimenta, piensa y siente fluye primero hacia toda la humanidad y se convierte en propiedad común.

Quien diga: no quiero oír lo que dicen hoy los críticos y los eruditos sobre la Biblia, no me importa, dicha persona juzga sólo para sí misma. Y no se plantea si también sus descendientes, si los seres humanos que le sigan pueden tener la oportunidad de obtener tal satisfacción de este documento, o si por el contrario la crítica y la ciencia están a punto de arrebatárselo a la humanidad. El poder de las autoridades que están involucradas en la vida de este documento es grande y fuerte. Cuando se quiere partir sólo desde el punto de vista justamente caracterizado de la fe ingenua, de la fe impertérrita, significa, en realidad, actuar ciegamente ante lo que le viene. Hoy hay que escuchar lo que puede representar un shock hacia el respeto y el sentido de este documento humano con nuestros semejantes. El shock, los cambios radicales que tuvieron lugar en el curso de los últimos siglos con referencia a este documento son enormes.

Hace sólo unos siglos, se consideraba que la Biblia era algo que gozaba de autoridad incondicional; se la consideraba una obra escrita de origen divino superior. Esta creencia, esta suposición, se ha tambaleado desde hace mucho tiempo y se tambalea cada vez más por razones cada vez nuevas. En primer lugar, no fue nuestra ciencia moderna, ni la ciencia natural contemporánea, la que se volvió contra la antigua visión de la Biblia. Fue hace más de cien años cuando el hábito de pensamiento más materialista se volvió, -podemos usar la expresión, pues la hemos explicado aquí a menudo-, a mirar la Biblia desde un punto de vista puramente externo. Hablemos primero de la parte de la Biblia que llamamos Antiguo Testamento. Al igual que el Nuevo Testamento, fue considerado a lo largo de los siglos como una inspiración de poderes superiores. Se consideraba que había sido escrito por una conciencia que podía elevarse a una esfera de verdad a la que la conciencia sensorial no podía llegar. Eso fue lo primero que hizo tambalear la creencia de que la Biblia había sido escrita por una conciencia humana superior, de que tenía una autoridad distinta a la de cualquier escritor humano. La otra es que uno se dice: si se lee la Biblia, resulta que no es un documento unificado. Suponemos, dijo un médico francés en el siglo XVIII, que los hombres han estado bajo la influencia de los mundos espirituales, y así es como se escribieron los capítulos que llamamos la historia de la creación de Moisés. Pero ahora leemos el relato de la creación. En dicho relato encontramos que algunas partes concretas no encajan entre sí. Encontramos que hay contradicciones de estilo pero también de hechos. Por lo tanto, debemos suponer que no fue un solo escritor, ya sea Moisés o cualquier otro, quien redactó este documento, pues quien hubiera podido describir las circunstancias una tras otra como una sola personalidad no habría introducido las contradicciones internas en el asunto.

Sólo puedo esbozar todas estas contradicciones en espíritu. Los documentos antiguos deben haber sido tomados de diferentes fuentes y combinados por varios escritores. Esta es la primera objeción, por así decirlo, que se dirige contra la Biblia.

Ahora, dejando de lado la forma en que sucedieron las cosas, caractericemos el espíritu de este tipo de oposición respecto al origen espiritual de la Biblia. Desde el comienzo se ve cómo la creación se desenvuelve en poderosas y sobrecogedoras imágenes. En ella se relata el llamado trabajo de seis a siete días. El documento prosigue contando cómo surgió el hombre dentro de esta creación, cómo entró en pecado, cómo fue formado de generación en generación. Aquí se advierte que en las primeras partes, en los primeros versículos, se elige una designación diferente para referirse a las potencias divinas, para Dios, que a partir del cuarto versículo del segundo capítulo. Allí se ve que estas dos designaciones, la designación de lo divino como los Elohim y la designación de lo divino como Yahvé o Jehová, en realidad se alternan. Entonces uno debe preguntarse: ¿Debería un único escritor haberse referido a lo divino con dos nombres diferentes? ¿De dónde puede provenir esto? Se suele aducir que la persona o personas que compilaron el documento final, encontraron tradiciones antiguas o documentos antiguos que juntaron y así formaron un todo.

Una parte puede haber provenido de una tribu, otra de otra tribu, y fueron acoplados juntos. Esto es, por así decirlo, lo único que se afirma. A partir de ahí, uno se da cuenta, yendo cada vez más lejos, de que surgen contradicciones internas similares y de otro tipo. Así que se llegó cada vez más a descomponer los documentos originales. Y si alguien hoy pretendiera compilar una Biblia, tal como se hizo, a partir de los diversos fragmentos y pedazos de los que finalmente se cree que debe estar compuesta, si alguien imprimiera en letras azules todo lo que se cuenta como un documento, en rojo lo que se cuenta como otro, en verde lo que se cuenta como un tercero y así sucesivamente, entonces se armaría un extraño documento. Pero ya ha surgido: ¡la Biblia Arco Iris!

El antiguo y venerable documento está ahí, se diría que, como en retazos individuales de los que se supone que está compuesto y a partir de los cuales se supone que ha sido ensamblado. Se trata, por supuesto, de un documento que uno cree poder probar que no procede de Moisés, sino incluso en épocas relativamente tardías de tal o cual colegio sacerdotal, mientras que los informes del antiguo desarrollo griego se compilan a partir de leyendas y mitos recogidos de aquí y de allá, de opiniones religiosas sacerdotales de tal o cual escuela. Resultando que lo que ha surgido de este modo, (las sagas y mitos griegos), en su conjunto no puede considerarse como algo que pueda asomarse a los mundos espirituales como una elevación de la conciencia espiritual, ni que haya sido traído a la historia a través de tal elevación del alma humana.

Ahora bien, que nadie crea que estas dos conferencias, que tengo que dar hoy y el sábado, pretenden de alguna manera menospreciar la diligencia y el esmero del trabajo que se acaba de esbozar. Aquellos que saben las cosas que han servido como ayudas espirituales para desmenuzar la Biblia y explicarla como pequeños trozos, pueden ver la diligencia y el vigor y la habilidad investigadora en todo el trabajo. Estas cosas se muestran a quien las comprende como la cosa más poderosa que tal vez se haya hecho en la ciencia. Nada parecido se puede encontrar con respecto a lo formal, ni con respecto al fervor investigador. Si ahora observamos más de cerca lo que se ha conseguido como resultado de este trabajo de investigación por parte de los teólogos modernos, es decir, precisamente por parte de aquellos que, en virtud de su profesión, creen firmemente que pisan el terreno del cristianismo, debemos decirnos: debe conducir a una relación con la Biblia completamente distinta de la que se ha mantenido durante siglos. Si esta investigación da sus frutos, la Biblia ya no podrá ser. Se necesitaría mucho para justificar la Biblia en detalle, pero la Biblia ya no podría ser el documento que consuela y eleva al hombre en los asuntos más tristes de la vida.

Hay algo más también, a saber, que para muchas personas que han mirado a su alrededor en el campo de la investigación científica, que han mirado a su alrededor en la geología, en la historia del desarrollo de la vida vegetal, animal y humana, que han mirado a su alrededor en la historia cultural, en la antropología y así sucesivamente, apenas queda ninguna posibilidad de que estas personas reflexionen sobre lo que leen en la Biblia. También debemos ser justos a este respecto y no quedarnos simplemente en el terreno de la fe ingenua y decir lo que no tiene sentido. Suelen ser los más concienzudos en su sentido de la verdad, en su sed de conocimiento, los que se dicen a sí mismos: Cuando veo, a través de investigaciones que pisan terreno seguro, cómo se ha desarrollado la tierra a través de los períodos geológicos, cómo tenemos ciertas hipótesis al respecto, cómo la astronomía muestra cómo la tierra se ha desarrollado a partir de una niebla de temperatura superior hasta la forma actual, cómo lo inanimado se ha desarrollado a partir de ella y de lo inanimado la entidad viviente, cómo gradualmente todo se ha desarrollado desde lo simple hasta lo más complejo, el ser humano, cuando vemos lo que muestra la geología, los enormes períodos de tiempo que fueron necesarios para preservar la tierra en una época en la que aún no había producido anfibios ni mamíferos, cuando contemplamos todo esto y dejamos que nos afecte, -como nos dicen numerosas personalidades-, ¿Qué hemos de hacer cuando la Biblia nos dice que el mundo fue creado en seis o siete días? Ni la creación en seis o siete días ni ninguna otra cosa puede hacer nada por nosotros. ¿Qué podemos pensar del Diluvio, de la milagrosa salvación de Noé, cuando leemos que Noé metió tantos animales en el arca, etc.? - Así es como algunas personas dotadas de dignidad y de un serio sentido de la verdad defienden con vigor esa aguda e incisiva oposición a la Biblia que surge del punto de vista científico actual, en la medida en que pretende expandirse hacia una cosmovisión. Todo esto está presente en nuestra cosmovisión. No podemos negar todo esto.

Pero ahora surge la pregunta: ¿Se han tenido realmente en cuenta todas las cosas que hay que considerar en relación con la Biblia cuando se afirma el primer punto de vista histórico o el segundo científico? Aquí hay que decir que en relación con la Biblia hoy ya existe un tercer punto de vista, un punto de vista que se desarrolla a partir de ese verdadero método de investigación y forma humana de ver las cosas que se caracteriza en estas conferencias como espiritual-científico o antroposófico. De este punto de vista en relación con la Biblia tenemos que ocuparnos hoy y pasado mañana. ¿Qué es este punto de vista? Se suele decir hoy que el hombre no debe confiar en una autoridad externa, que debe acercarse al mundo y a la vida sin presuposiciones e investigar la verdad. Creemos que estamos realmente ante la Biblia cuando adoptamos tal punto de vista. ¿Realmente se acierta con la Biblia? Lo que el punto de vista espiritual-científico o antroposófico tiene que ver con la Biblia se puede comparar ciertamente con algo que ocurrió hace unos siglos en relación con otra cosa, aunque de menor importancia para la humanidad. Nos resultará más fácil comprender el punto de vista espiritual-científico de la Biblia si hacemos una comparación con el trastorno en la visión de la tierra.

Aquí vemos toda la Edad Media, en todas las escuelas, inferiores y superiores, lo que se ha enseñado con respecto a la naturaleza externa, vemos esta lucha en los escritos antiguos, de hecho en los escritos de una gran y poderosa personalidad, el antiguo filósofo griego y científico natural Aristóteles. Por lo tanto, si ustedes pudieran retroceder conmigo a los lugares de la vida intelectual de los tiempos más antiguos, encontrarían que lo que se presentaba en las escuelas y centros de aprendizaje no era lo que se encontraba en los laboratorios, sino lo que se imprimía con la autoridad de los libros de Aristóteles. Aristóteles es la biblia de la ciencia natural. Y dondequiera que la gente hablaba de ello, sólo explicaban lo que Aristóteles ya había dicho sobre las cosas. Ahora llegaba el momento en que un nuevo amanecer se abría paso con respecto a lo nuevo y lo último desde Copérnico, Kepler y Galileo y todos los demás hasta nuestros días. ¿Cuál era el origen de este amanecer? Mientras que antes se había tomado a Aristóteles como punto de partida fijo y se había hablado de la naturaleza tal como él lo había hecho, Copérnico, Kepler y Galileo aplicaron ahora su propio sentido de la observación y la investigación. Ellos mismos se asomaron a la naturaleza e investigaron lo que la vida podía mostrarles. Querían describir y explicar la naturaleza según lo que habían visto por sí mismos. Esto les llevó a entrar en conflicto con las enseñanzas de los estrictos creyentes en Aristóteles.

Eso es algo más que una mera anécdota, eso describe la verdad profunda de un proceso que tuvo lugar en aquella época en la que se dice que a un partidario de Aristóteles se le pidió que echara un vistazo al propio cuerpo humano para ver que no es correcto que los nervios partan del corazón, sino que parten del cerebro. Entonces el partidario de Aristóteles fue persuadido a echar un vistazo. Pero entonces dijo: Cuando miro esto, parece que la naturaleza contradiría a Aristóteles. Pero si la naturaleza contradice a Aristóteles, entonces no creo a la naturaleza, sino a Aristóteles. Esta era la posición de la ciencia natural frente a la tradición. El punto de vista del investigador y vidente era rechazado frente a lo que se había propagado y repetido como tradición a lo largo de los siglos. Cuando leemos los escritos de Giordano Bruno, vemos la oposición a Aristóteles del nuevo espíritu, que dice y explica lo que el hombre mismo debe ver.

Hoy tenemos una actitud diferente ante todo esto. Tenemos una actitud diferente hacia la observación científica directa y también hacia Aristóteles. Sabemos que gran parte de lo que se leía de él en la Edad Media no era más que una interpretación mal entendida. En el espíritu de su época, un científico que miraba directamente a la naturaleza y reproducía lo que veía decía: "Si entendemos correctamente a Aristóteles, podremos responder a lo que dice. Entonces ya no nos parecerá que está en desacuerdo con la observación científica directa, como parecía en su momento. Entonces podremos volver a ser sus admiradores. Porque incluso el hecho de que los nervios se originen en el corazón en lugar de en el cerebro demuestra que él quería decir algo muy diferente, es decir, algo que sigue siendo correcto incluso para nuestro tiempo.

La investigación espiritual, o más bien la investigación científico-espiritual, tiene una actitud muy similar no sólo hacia estos documentos, sino también hacia el documento occidental original, la Biblia. Lo que tuvo lugar en el siglo XVI y desde entonces en relación con la observación e investigación de la naturaleza externa está teniendo lugar de nuevo hoy en relación con la investigación de los fundamentos espirituales del mundo. Desde el espíritu de esa investigación que se ha caracterizado en las tres últimas conferencias, la humanidad está de nuevo tratando de penetrar en esos mundos que no son perceptibles a los sentidos externos, pero que son perceptibles a los sentidos más desarrollados del hombre, a los sentidos espirituales del hombre, a través de los cuales podemos ver en el mundo espiritual del mismo modo que podemos ver en el mundo físico a través de los sentidos físicos.

No es necesario profundizar más aquí, porque ya se ha dicho varias veces que el hombre es capaz de desarrollar en sí mismo los poderes para percibir no sólo las cosas sensoriales, sino que puede percibir un mundo espiritual, tanto entre las cosas sensoriales como detrás de ellas, un mundo espiritual que es mucho más real que el mundo sensorial. Hubo una buena razón por la que la humanidad olvidara el método de investigación espiritual durante un tiempo. Los grandes avances, las grandes conquistas en el mundo físico se hicieron perfeccionando los instrumentos como fue el caso en el siglo pasado. Pero cuando una cosa en la naturaleza humana aumenta, otras facultades retroceden a un segundo plano. Así vemos como en el último siglo han florecido los métodos científicos para el mundo físico externo de los hechos. Nunca se han encontrado más instrumentos en la maravillosa forma de espiar los secretos de la naturaleza e investigar sus leyes. Las facultades relacionadas con esto se han ampliado y refinado enormemente, pero las facultades por las que el hombre puede ver en el mundo espiritual han retrocedido. Por eso no es de extrañar que el hombre haya llegado a creer que todo es material, y que lo material debe estar ahí materialmente, a partir de lo cual también se nos puede explicar lo espiritual.

Pero en la actualidad nos encontramos ante los albores de una época en la que la humanidad vuelve a darse cuenta de que existen otros instrumentos y herramientas distintos a los del laboratorio físico y fisiológico, donde tan excelentemente se utilizan. Sin embargo, estamos tratando con un instrumento que es muy diferente de los demás. Estamos tratando con el instrumento básico y primigenio que podemos ver en el hombre mismo. Es el ser humano al cual llegaremos a conocer en el transcurso del invierno a través de los métodos de concentración y meditación. Estos son otros métodos que el hombre puede aplicar a su alma y a través de los cuales llega a ver el entorno de una manera completamente diferente a como lo ha visto antes. Puede llegar al punto de decirse a sí mismo: Soy como un ciego que ha sido operado y que antes podía negar los colores y la luz del mundo. Pero ahora le ha llegado el momento en que puede ver por sí mismo. Ahora puede ver que hay algo más entre lo que perciben los sentidos y el intelecto. Ahora ve en las cosas espirituales; ahora sabe, no hipotéticamente, no a través de filosofías especulativas, sino como sensualmente, que lo material es sólo como una condensación de lo espiritual, que lo que vemos con los sentidos se relaciona con lo espiritual detrás de él de la misma manera que el hielo se relaciona con el agua. El agua es líquida, el hielo es sólido, y quien no pudiera ver el agua pero sí el hielo diría: No hay nada alrededor del hielo. Así que el que sólo puede ver con sus sentidos dice que no hay nada en un amplio radio salvo procesos sensoriales, nada salvo acontecimientos sensoriales.

Pero nosotros debemos penetrar en este reino suprasensible, en este acontecer suprasensible, para entonces poder reconocer y explicar también lo espiritual. Quien no haya desarrollado oídos ni ojos espirituales no ve en el mundo entero más que una condensación como el hielo en el agua, y la sustancia primordial, lo espiritual, en la que lo sensorial sólo está incrustado, no se le aparece. Cuando el geólogo nos muestra la posición de un ser humano que podría sentarse en una silla en el mundo y ver cómo se ha desarrollado el mundo: La visión sensorial externa sería tal como la ciencia natural la describe. La ciencia espiritual no tiene nada que objetar a lo que la ciencia natural tiene que decir en sentido positivo. Pero se hace evidente para aquellos que están correctamente informados sobre la ciencia natural que lo espiritual estaba allí antes de la primera aparición de lo físico. Esto muestra cómo el progreso sólo fue posible porque intervino lo espiritual, y que el espíritu es el más implicado en el desarrollo.

Por lo tanto, esta corriente de cosmovisión espiritual nos señala que es posible que el hombre se convierta en un instrumento para la investigación de los fundamentos importantes del mundo, y así nuestra visión llega finalmente a investigar las causas primigenias espirituales y los comienzos dentro de nosotros mismos. Así son, independientemente de cualquier documento. En primer lugar, la ciencia espiritual dice: No comenzamos nuestra investigación con un documento. Ni investigamos el mundo espiritual como lo hizo Aristóteles. Nos situamos así: Lo que ustedes aprenden como geometría escolar ordinaria, la geometría de Euclides, fue escrita en sus comienzos por Euclides, el gran matemático. Podemos tomar el documento hoy e interpretarlo históricamente. Pero, ¿Quién aprende hoy geometría en la escuela sigue aprendiendo según el libro elemental de Euclides? Se adivina, se aprende y se reconoce a partir de las cosas mismas. Por ejemplo, se construye un triángulo en la mente, y luego las leyes internas revelan las razones. Entonces pueden acercarse a Euclides con lo que así han obtenido de sí mismos y reconocer hasta qué punto lo que Euclides registró en su libro ya se ha logrado. Así el científico espiritual investiga a través de sus órganos, independientemente de los libros, cómo se desarrolla el mundo. Y así encuentra el desarrollo del mundo, de la tierra y del tiempo antes de que la tierra cristalizara. Investiga los procesos espirituales y encuentra cómo nuestro espíritu comienza en un determinado punto de la existencia; muestra cómo el hombre fue el primero en aparecer y no se desarrolló a partir de criaturas inferiores, sino como descendiente de seres espirituales que estuvieron allí primero.

Podemos remontarnos a épocas anteriores, cuando las causas espirituales primigenias aún estaban presentes. Allí encontramos al ser humano vinculado a estos procesos espirituales, y sólo más tarde se desarrollan las criaturas inferiores además del ser humano, del mismo modo que ciertas cosas permanecen atrás y otras se desarrollan en el curso de la evolución. Lo inferior se ha ramificado de lo superior, ha partido. El investigador espiritual sabe que los órganos pueden desarrollarse por métodos que el investigador espiritual es capaz de mostrar.

Así que la investigación espiritual enseña el desarrollo del mundo y el devenir según leyes que son independientes de todo documento, sólo a partir de sus propias leyes, igual que el aprendizaje actual de las matemáticas no está ligado a cómo se han desarrollado en el curso de la historia.

Y así como el investigador ha adquirido conocimientos a partir de esta sabiduría, así se acerca a la Biblia, así mira ahora la Biblia. Y ahora podemos ver por qué hay contradicciones en la Biblia, tanto desde el punto de vista de la investigación bíblica histórico-crítica como desde el punto de vista de la investigación científica. Ambos puntos de vista provienen de un único gran error, que surgió del hecho de que generalmente se creía que las verdades de la Biblia debían entenderse desde el punto de vista de la percepción y la observación físicas. Ellos pensaban que era posible acercarse a la Biblia con tales criterios. Los resultados de la investigación de la ciencia espiritual antroposófica aún no estaban disponibles.

Ahora se mostrará lo que se acaba de decir con ejemplos concretos. La ciencia espiritual nos muestra que con los métodos de la geología y demás, en la investigación de la creación de la Tierra sólo llegamos hasta cierto punto y que luego el desarrollo de la humanidad parece retroceder más hacia lo indefinido. ¿Y eso por qué? Por mucho que lo espere, la ciencia sensorial nunca podrá seguir el rastro al hombre hasta sus orígenes, debido a que la ciencia sensorial sólo puede encontrar lo sensorial. Pero el alma y el espíritu preceden a lo sensorial en el hombre. El hombre fue primeramente alma y aún antes de eso fue espíritu, y luego descendió a la existencia terrenal. Sólo en la medida en que la vida física está implicada en el descenso del hombre a la existencia terrenal puede la ciencia natural mostrarnos este proceso de desarrollo.

Con las facultades ordinarias de observación sensorial no podemos explorar la vida del alma. Por su parte, la geología tampoco puede ofrecernos una guía. Ella nos ofrece la exploración de aquello que queda atrás en términos de materia perceptible sensorialmente. Por lo tanto, sólo puede indicar lo que uno vería si hubiera podido poner una silla en el espacio y desde allí ver todo lo que se ha desarrollado en la tierra. La ciencia espiritual no va por ahí. Sino que para poder ver al hombre como un ser espiritual en un pasado lejano, hay que haber desarrollado ojos y oídos espirituales. Si no se tienen estos, entonces el alma y el espíritu del hombre desaparecen de la vista. Pero cuando se tienen ojos espirituales, entonces desaparece lo sensorial y surge la imagen espiritual. Solo que esto no se puede ver de la misma manera que lo sensorial. Uno debe adquirir conceptos cognoscitivos muy diferentes si quiere volver a tiempos tan lejanos. Lo que uno ve desarrollarse en el hombre cuando sólo era un alma no se muestra en percepciones sensoriales, objetivas, como las que ofrece el mundo sensorial externo. Se nos muestra en imágenes. Por medio del desarrollo de los poderes internos del alma, nuestra conciencia se convierte en lo que llamamos una conciencia de imágenes, una conciencia imaginativa. La conciencia se llena entonces de imágenes. En ese otro estado de conciencia vemos ahora en imágenes lo que entonces tuvo lugar. Lo que ocurre dentro del vidente es de carácter pictórico.

Los sueños son el rudimento que queda del don de la visión. Pero es caótico. La visión del vidente entrenado también está presente en esas imágenes, solo que esas imágenes corresponden a la realidad. Es similar a la manera en que la persona físico-sensorial puede distinguir si sus ideas corresponden a la realidad o son sólo una fantasía. Quienes quieran detenerse en la frase: "El mundo es mi imaginación" y "Las cosas exteriores sólo estimulan la imaginación", me gustaría que considerasen acercarse un trozo de hierro al rojo vivo y sentir cómo quema. Luego que se lo quite y sienta si la mera imaginación sigue ardiendo de la misma manera. Hay algo que distingue la mera imaginación de la percepción, que es estimulada por el objeto externo. Por lo tanto, no hay que decir que el vidente sólo viva de fantasías. Su desarrollo en este campo es tal que puede distinguir entre lo que es mera fantasía y lo que es una imagen de la realidad de un mundo espiritual y anímico. De ese modo, las imágenes se convierten en el medio de expresión de un mundo anímico-espiritual. Si el vidente retrocede a tiempos anteriores a los que se le presentan los objetos sensoriales, los verdaderos seres y acontecimientos espirituales se presentan ante los órganos de percepción suprasensibles. El investigador espiritual no habla de fuerzas que son abstracciones, sino de entidades reales. Para él los fenómenos espirituales se convierten en verdades y entidades, y para él el mundo espiritual vuelve a estar poblado de entidades espirituales.

Ahora imaginemos al hombre en su desarrollo prehistórico, en como unas fuerzas primordiales intervinieron en su evolución, en toda su forma, en cómo estas fuerzas primordiales se distinguen, se distinguen exactamente de otros seres que intervinieron aún antes. Podemos rastrear aún más atrás el alma espiritual del hombre, que ya es suprasensible; podemos rastrearla hasta esferas aún más elevadas. Pero entonces el investigador espiritual, -cuando llega a estas esferas aún más elevadas, en las que viven seres aún más elevados-, debe, cuando habla de estos seres, hablar también de otros seres.

Si el investigador espiritual se acerca ahora al comienzo de la Biblia, le resulta evidente que las imágenes se muestran con una fidelidad maravillosa, que nos representan lo anímico-espiritual en el desarrollo del hombre antes de que él saliera a la vida física. El investigador espiritual puede decirse a sí mismo, cuando las propias imaginaciones que alberga en su interior, también las encuentra en los documentos exteriores, que las reconoce como verdad. Si ahora se retrocede hasta los tiempos en que el hombre estaba conectado con las esferas aún más elevadas, debe elegir un nombre diferente para estos seres primordiales, y encuentra que los capítulos que preceden al cuarto versículo del segundo capítulo tienen en realidad un nombre diferente para Dios. Concuerda exactamente con los resultados de la investigación espiritual que a partir del cuarto versículo del segundo capítulo aparece un nuevo nombre de Dios para la representación del desarrollo del mundo primigenio. Así pues, con la investigación espiritual nos vemos en la misma posición en la que se encuentra hoy un conocedor de la geometría. Puede encontrar la geometría desde dentro de sí mismo, y entonces puede apreciar la obra de Euclides, que encontró lo mismo. Así vemos el desarrollo en las maravillosas imágenes del Antiguo Testamento, y ahora se nos presenta algo muy notable. El texto de la Biblia se vuelve claro y brillante, como no podía serlo con los críticos científicos.

Un investigador dijo: "La acción de los Elohim debe provenir de otro lado que las acciones provenientes de Yahvé". Si se quiere aplicar esto seriamente, entonces resulta extraño. Intentémoslo. Imaginemos este pasaje bíblico: "La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Yahvé Dios había creado, y le dijo a la mujer: ¿No te dijo Dios: No comerás de ningún árbol del jardín". Si en lugar de "Elohim" o "Yahvé" sólo dice "Dios", no se traduce correctamente. Es extraño. El texto original dice: "La serpiente era astuta . . que Yahvé Dios había hecho". Y donde dice "¿No te dijo Dios: No comerás de ningún árbol del jardín", el texto original no dice "Yahvé" sino "el Elohim". Ahora la mujer continúa y siempre de tal manera que habla de "Dios". Y luego en el octavo versículo dice: "Y oyeron la voz del Señor Dios". Pero el texto original dice: la voz de Yahvé-Dios. - Ahora hemos unido la historia de la serpiente de tal manera que queda claro que quienes utilizaban los nombres "Yahvé" o "Elohim" se referían a entidades diferentes. Según los críticos bíblicos, esto se debe a tradiciones diferentes. Y el pasaje "¿No te ha dicho Dios: No comerás de ningún árbol del jardín?" procede de la tradición Elohim. - Como ven, la Biblia está realmente hecha de retazos de tal manera que incluso en medio de las frases se juntan las diferentes tradiciones.

Si se acercan a la Biblia con investigación científico-espiritual, verán que también debe ser así. Desde el cuarto versículo del segundo capítulo se dice que la creación del mundo pasa de los Elohim a Yahvé-Dios. Él es por tanto el poder que lleva a término todo lo que sucede hasta la caída del hombre. La ciencia espiritual les muestra que Yahvé es el Dios que habla en el ser interior del hombre lo que tenemos como el Yo, el Yo-soy. Es esta entidad, la entidad yo-soy, la que produce todo lo que se dice en el cuarto versículo del segundo capítulo. Esta entidad que ahora interviene, Yahvé, es una entidad que pertenece a un desarrollo anterior pero que ha caído... [laguna en la transcripción]. De ahí que se hable de Yahvé-Dios. Pero la serpiente no sabe nada de Yahvé, por lo que debe recurrir a lo que es de su propia sustancia hasta el momento en que se produzca lo que debe producirse a través de Yahvé. Sólo en el octavo versículo del tercer capítulo vuelve a aparecer el nombre de Yahvé.

Por lo tanto, a través de la investigación espiritual, uno adquiere la conciencia de que la Biblia es un documento en el que nada, absolutamente nada, es mera coincidencia. Quizás un escritor moderno se diga a sí mismo: ¿Por qué este Dios no debería adoptar otro nombre? Entre los antiguos iniciados no existen estas formas estilísticas de los escritores modernos. Donde hay que decir palabras exactas y precisas, no se pueden decir de ninguna forma estilística. Tanto lo que se escribe como lo que se omite tienen su significado. Cuando aparece el nombre Yahvé, y cuando se omite, significa algo de lo más esencial. Pero hay que seguir el principio de que la Biblia debe leerse con sumo cuidado. Lean ustedes la Biblia si la tienen. Lean la obra de los seis días, y encontrarán, si continúan leyendo después del primer versículo del segundo capítulo hasta el sábado, que entonces viene el pasaje "En los días en que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos". Estos versículos suelen tomarse como una referencia al anterior, como si se hubiera narrado la obra de los siete días y ahora se dijera: Así se hizo, la obra de los siete días. - "Esta es la creación de los cielos y de la tierra cuando fueron creados", y luego continúa "en el momento en que el Señor Dios hizo la tierra y los cielos" (Génesis 2:4).

Cualquiera que estudie el texto original llegará a la siguiente conclusión: El cuarto versículo del segundo capítulo no se refiere a lo que ha precedido, sino a lo que sigue; del mismo modo que más adelante -en el capítulo posterior a la Caída- "Esta es la generación de Adán" (Gn 5,1) se refiere a lo que sigue, a lo que viene después, a la generación siguiente, a lo que ha surgido de Adán. Esto se dice de la misma manera que: Lo que sigue "son las generaciones del cielo y de la tierra" (Génesis 2:4). En hebreo se utiliza la misma palabra. Cualquiera que lea con atención sabe que desde las palabras "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" hasta el tercer versículo del segundo capítulo, se describe el mundo espiritual tal como fue creado. Luego, a partir del cuarto versículo del segundo capítulo, se dice: "Lo que es la descendencia del cielo y de la tierra se describe a continuación". Es la transición más maravillosa, si se comprende el asunto, de la obra de los seis días a lo que sigue. Quienes se adentren en estas cosas descubrirán que tal vez no haya libro tan bien combinado como la Biblia, especialmente las partes más antiguas de ella. La creencia de que uno puede acercarse a la Biblia sin investigación espiritual, de que uno puede acercarse a ella con documentos externos, ha disuelto esta obra, tan perfecta y armoniosa en sí misma, de modo que parece estar compuesta nada más que de pedazos y fragmentos.

También debemos seguir el principio de leer cuidadosamente y de "tener la Biblia". No se tiene la Biblia si sólo se tiene la redacción, que sólo insinúa las cosas particulares que importan. Debemos tener el principio de profundizar en la Biblia. En el cuarto día de la obra de seis días se nos dice cómo el sol y la luna llegan a existir, cómo el sol y la luna determinan el día y la noche (Génesis 1:14-18). Pero incluso antes, la Biblia habla del día y la noche (Génesis 1:5). De esto se puede sacar una conclusión: El día y la noche, que dependen del sol y la luna (Génesis 1:14-18), no pueden significar el día y la noche, que no dependen del sol y la luna (Génesis 1:5). Aquí podemos ver una indicación tangible de dónde habla la Biblia del día solar sensorial y de la noche solar sensorial. Estos surgen de lo que llamamos la revolución de la tierra alrededor del sol. Pero podemos ver donde la Biblia señala a partir de este día sensorial hacia lo que está en lo suprasensible, en lo espiritual, donde lo eleva y lo expande hacia lo espiritual.

Los que eran capaces de explorar la Biblia espiritualmente siempre estaban en la posición de decirse a sí mismos: Si alguien tiene el don de la visión, el don de la visión superior, y puede encontrar el significado de la Biblia en la realidad, entonces es evidente que este significado de la Biblia también ha fluido del don de la visión. Si, colocando el alma en un estado de ánimo espiritual diferente, podemos ver lo que se nos ofrece en las poderosas imágenes de la Biblia, entonces sabemos que quien la escribió también debió de estar bajo la inspiración del mundo espiritual. Bien podemos decir: comienza el tiempo en que se comprenderá cada vez más que hoy existen cuatro formas diferentes de ver la Biblia.

La primera etapa es la de la fe ingenua. Estos toman la Biblia con una certeza inquebrantable y no tienen ni idea de las objeciones que se han planteado contra la Biblia en la actualidad.

La segunda etapa: son las personas inteligentes, los críticos de la Biblia, que descubren, ya sea investigando las contradicciones internas o desde un punto de vista científico, que la Biblia era la obra primitiva de mitos y leyendas de una humanidad que aún no había investigado. Tales personas están más allá de la Biblia, ya no la necesitan, la atacan desde las más diversas direcciones y dicen: Era buena para la humanidad infantil. Pero ahora la humanidad está superando la Biblia. - Estos son los inteligentes, los librepensadores.

Luego hay otra etapa: las personas que van más allá de esta inteligencia. Las personas en esta etapa también son librepensadoras, pero han ido más allá de este segundo punto de vista, el de las personas inteligentes; ellas ven en las historias de la Biblia, -el Antiguo y el Nuevo Testamento-, al menos revestimientos simbólicos y míticos de las experiencias internas del alma. Éstos ven en la Biblia, en imágenes simbólicas, lo que el alma humana imagina de forma abstracta. Algunos librepensadores se han visto obligados a hacer esto. Han tenido que transformar el punto de vista del librepensador en el punto de vista del simbolista mítico, del intérprete mítico.

Luego hay un cuarto punto de vista. Es el que se les ha presentado hoy como el de la ciencia espiritual. Pasado mañana profundizaremos en este punto de vista de la ciencia espiritual.

El muestra otra vez los hechos espirituales en descripciones simples, pero de modo similar a como uno puede ver estos hechos espirituales en las imaginaciones. Estos hechos son los que se describen en la Biblia. Quien haya tenido que abandonar el punto de vista ingenuo y como investigador se haya convertido en una persona inteligente, tal vez en un simbolista, puede entonces llegar al punto de vista en el que se encuentra el investigador espiritual, y puede entonces llegar a ser capaz de tomar la Biblia literalmente de nuevo, de tomarla literalmente en un nuevo sentido, es decir, de entender realmente las palabras.

Durante siglos la Biblia no ha sido realmente criticada. Los críticos bíblicos han luchado contra sus propias criaturas imaginarias, contra lo que ellos han hecho de la Biblia. Estos siguen siendo los luchadores contra la Biblia hoy en día; luchan contra su propia criatura imaginaria, contra lo que creen entender de ella; no atinan en absoluto contra la Biblia. Así que la Biblia puede ser tomada literalmente de nuevo, sólo la palabra debe ser entendida correctamente.

Hay cierta corriente hoy en día que afirma el dicho en contra de tal frase: No es la letra sino el espíritu el que debe decidir. "La letra mata, el espíritu da vida", y lo nombra a partir de ciertas relaciones de las letras.

Ojalá pudiéramos devolver al mundo la verdadera letra de la Biblia lo antes posible. El mundo se asombraría de lo que contiene el texto original. Parecería algo completamente nuevo para la humanidad. El dicho: "La letra mata, el espíritu vivifica" no debería venderse así. Por lo general, es el propio espíritu del maestro en el que se reflejan las letras. Esto es especialmente cierto en el caso del simbolista. Si es trivial, pone cosas triviales en los símbolos; si es espiritual, pone cosas espirituales en los símbolos. Ocurre con estas palabras como con el dicho de Goethe:

Y mientras carezcas de eso,
¡Morir para devenir!
No eres más que un huésped sombrío
En la tierra oscura.

Esta frase nos indica que el hombre debe elevarse por encima de la percepción sensorial, por encima de la naturaleza ordinaria en general. Quienquiera que tome esta frase como una instrucción para decirse a sí mismo que lo físico no tiene valor, ha pasado por alto el hecho de que el espíritu se desarrolla gradualmente a partir de lo físico. Lo mismo ocurre con la letra y el espíritu. Primero debes tener la letra, luego debes ser capaz de desentrañarla, y entonces encontrarás lo que es el espíritu. Ciertamente, la letra mata, pero en su muerte crea el espíritu, y esta afirmación corresponde a la otra: El que no tiene esto, este morir para devenir, no es más que un lúgubre huésped en la tierra oscura.

Sólo he podido llamar su atención sobre la crítica de la Biblia y sobre los puntos de vista que la ciencia espiritual adoptará hacia la Biblia en los principios de hoy. De los pocos indicios que se han dado hoy, al menos podrán suponer que algo así como una reconquista de la Biblia podrá tener lugar a través del trabajo de la ciencia espiritual. La ciencia espiritual debe encontrar la sabiduría independientemente de la Biblia. Pero reconoce lo que ha fluido en la Biblia y lo que muchos experimentan hoy en relación con la Biblia. Parte de ella ha edificado a la gente, pero la mayor parte ya no tiene sentido para ellos. Sólo a través de la ciencia espiritual las personas llegan a comprender lo que esto y aquello se dice en la Biblia. Pero luego hay otros pasajes que parecen ser bastante discutibles, y uno llega al punto de decir: Hay pasajes en la Biblia que contienen profundas verdades espirituales, pero algunas cosas han fluido en ella que han sido incorporadas como algo inorgánico. Cuando uno va más allá, hace otro descubrimiento, y descubre que ha sido culpa suya, es decir, que no había avanzado lo suficiente para comprender el asunto. Y llegas a decirte a ti mismo: Donde antes creías que el significado de la Biblia parecía insostenible frente a la ciencia, ahora te das cuenta: Entiendes lo uno, que debes mirar a la Biblia con confianza y reverencia; lo otro aún no lo entiendes. Pero llegará el momento en que lo entiendas, y encontrarás el punto de vista en el que podrás mirarlo por ti mismo.

La ciencia espiritual conducirá a una correcta apreciación de la Biblia. Desde el punto de vista de la ciencia espiritual, hoy se ha discutido el comienzo de la Biblia y la creación. La investigación bíblica tiene que atravesar una crisis. La investigación de la ciencia espiritual vendrá a su encuentro, y en el futuro la antigua luz de la Biblia brillará de nuevo en una nueva forma.

Traducido por J.Luelmo ene,2024

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919