GA062 Encuentro con el Guardian del umbral

GA 0062 Rudolf Steiner





ENCUENTRO CON EL GUARDIAN DEL UMBRAL




Diversas trampas le esperan a quienes emprenden el camino del conocimiento espiritual. La conmovedora descripción del amor propio que nos da el Dr. Steiner puede ser especialmente útil. Este amor se levanta como una fuerza de la naturaleza dentro quien sigue un camino espiritual. También explora el encuentro con el doble, las influencias de Lucifer y Ahriman, el papel del miedo y las tendencias polares hacia la fenomenología y el misticismo.Una conferencia dada en Berlín, 6 de marzo de 1913. Conferencia 12 de 14 del volumen: Resultados de la Investigación Espiritual 


Así como es de gran importancia en cada ámbito del empeño humano y de la investigación, no solo conocer el camino de la verdad sino también las fuentes del error, así es el caso especialmente en el ámbito aquí tratado por nuestras conferencias, el ámbito de la ciencia espiritual, de la investigación espiritual. En este ámbito, uno ha de enfrentarse no solo con la aparición de errores que pueden ser eliminados hasta cierto punto a través del juicio y el razonamiento, sino con aquellos errores que acompañan cada paso de la investigación espiritual de la verdad. Uno ha de enfrentarse con errores que no solo deben ser refutados sino superados, conquistados. Solo conociéndolos de tal manera que mantenga, como quien dice, un ojo espiritual sobre estas experiencias en sus caraterísticas erróneas, será posible protegerse contra ellos. No es posible en relación con este ámbito hablar de verdades o errores individuales, sino que es necesario aclarar a través de qué actividad del alma, mediante qué confusión del alma, puede el hombre caer en la falsedad en el camino de la investigación espiritual.
Es fácil comprender que quien desee penetrar en el mundo suprasensible, primero necesita un órgano sano de percepción, tal como se necesitan órganos sensitivos saludables para la observación sensorial externa. Lo segundo que uno necesita, además del órgano de percepción, es el correspondiente desarrollo de una claridad de conciencia, que puede supervisar y juzgar claramente las observaciones. Incluso en el sentido ordinario de la observación de la vida, es necesario que tengamos no solo sentidos saludables sino también una conciencia sana, es decir, una conciencia no confundida o enturbiada, no paralizada en cierta manera. Ambas cualidades de la vida del alma en una etapa superior adquieren una importancia aún mayor en el ámbito de la investigación espiritual. Una comparación de la observación de los sentidos ordinarios nos ayudará a entender esto. Supongamos, por ejemplo, que alguien tiene un ojo anormalmente desarrollado. No estará en condiciones de observar los objetos tal como deben verse de una forma precisa. De cientos de ejemplos posibles, consideremos solo este. Un científico natural muy importante de nuestros días, que no está en absoluto inclinado a someterse voluntariamente a ningún engaño, tenía una determinada afección ocular, y describió en su esbozo biográfico cómo esta condición ocular lo confundía, particularmente al atardecer, lo que le provocaba que viese las cosas de manera poco clara y, debido a esta visión confusa, llegaba a falsos juicios. Describió, por ejemplo, cómo caminaba a menudo a través de la oscuridad y, debido a su condición ocular, veía una figura que consideraba real pero que no era otra cosa que algo provocado por su ojo anormal. Luego relataba cómo una vez dobló la esquina en una ciudad extraña y, como creía que la ciudad era insegura, su mirada lo indujo a creer ver a alguien que se acercaba y deseaba atacarlo; incluso sacó un arma para defenderse. Por lo tanto, no estaba en condiciones, a pesar del pleno conocimiento de su deficiencia orgánica, de juzgar la situación correctamente, de reconocer que lo que su ojo producía no estaba allí en absoluto. Dichos errores pueden ocurrir de esta manera en todos nuestros órganos de los sentidos. Lo menciono solo como una comparación.
En conferencias recientes se ha descrito cómo el ser humano, a través de un cierto desarrollo interior, de la evolución de su alma, puede convertirse en un verdadero investigador espiritual, cómo pone en marcha órganos reales del espíritu a través de los cuales poder mirar el mundo sensible. Estos órganos espirituales deben desarrollarse correctamente de manera que permitan contemplar, -en analogía con la percepción sensorial-, no la caricatura y la falsedad, sino la verdad, la realidad, de los mundos espirituales superiores. Como hemos visto, este desarrollo de los órganos espirituales superiores, puede ser producido por una concentración, contemplación y meditación aplicadas correctamente, depende del punto de partida en la vida cotidiana ordinaria. Todo ser humano que desee evolucionar hacia una visión del mundo espiritual debe, y esto es bastante natural y apropiado, tomar su punto de partida del desarrollo ordinario del alma, a partir de lo que es correcto y normal para la vida cotidiana y también para la ciencia ordinaria. Solo desde este punto de partida, al llevar al alma esos procesos mentales (Vorstellungsarten) que hemos presentado como meditaciones y como otros ejercicios, puede el alma ascender nuevamente a una observación del mundo espiritual.
El problema ahora es que en el punto de partida, es decir, antes del comienzo de un entrenamiento espiritual, el futuro investigador espiritual debe estar en posesión de un firme poder de juicio, una capacidad de juicio que proceda de las condiciones reales. Cada punto de partida que no resulta de un firme poder de juicio, que se rinde al objeto, conduce a órganos de observación espiritual defectuosos, que pueden ser comparados con órganos sensoriales anormalmente desarrollados. Aquí nos encontramos de nuevo en el punto que hemos mencionado a menudo en conferencias anteriores: la importancia de lo que podemos nombrar, como la vida del alma del investigador espiritual antes de que comience su desarrollo como investigador espiritual, su entrenamiento para la investigación espiritual. Un poder de juicio poco firme, carente de la capacidad de observar objetos en su realidad, lleva al hombre a ver los hechos y los seres del mundo espiritual como distorsionados o, como veremos hoy, de muchas maneras falsas. Este es, por así decirlo, el primer punto importante en todo el desarrollo hacia la investigación espiritual. El entrenamiento científico espiritual hace necesario tomar como punto de partida un firme poder de juicio, un interés en las verdaderas relaciones de la existencia, incluso antes de que se inicie el camino hacia los mundos suprasensibles. Todo lo que en el alma se rinde fácilmente a la ilusión, que juzga fácilmente de una manera arbitraria, que representa en el alma una cierta lógica insegura, conduce también al desarrollo de órganos espirituales inseguros.
El otro punto de partida que es de importancia esencial es la catadura moral del alma. La habilidad moral, la fuerza moral, es tan importante como la lógica y la inteligencia, porque si la lógica es incorrecta, si la inteligencia es insegura, conduce a órganos espirituales defectuosos, también un talante cobarde (schwachmuetig) o inmoral al iniciar el entrenamiento espiritual, llevará a quien asciende al mundo espiritual a cierta neblina, como a un "estupor", podríamos llamarlo. Por tanto uno se enfrenta al mundo superior en un estado que podríamos llamar como una especie de parálisis, incluso una pérdida de conciencia (Ohnmacht). Debe notarse, sin embargo, que en la etapa de desarrollo del alma al que nos estamos refiriendo aquí, lo que se llama pérdida de conciencia, dicho estupor, no puede compararse con la pérdida de conciencia, con la paralización de la conciencia ordinaria y cotidiana. En la conciencia ordinaria, la pérdida de ésta, ocurre en relación con las áreas de la vida cotidiana. Perder la conciencia en el mundo espiritual significa un estupor, un empañamiento; significa la saturación de la conciencia con todo lo que puede derivarse del mundo de los sentidos ordinarios o de la experiencia ordinaria del día. El investigador espiritual que incurre en el error, puede no estar confundido o inconsciente en la misma medida que lo está en la conciencia ordinaria, pero si puede estarlo en relación con el mundo espiritual, siéndo llenado en el campo espiritual de la conciencia con lo que tiene justificación solo a través de sus propiedades y formas de apariencia para la conciencia intelectual y el sentido ordinario.
Al llevar tales elementos al mundo espiritual, el investigador espiritual atenúa su conciencia superior. El tema puede ser presentado de la siguiente manera. El oscurecimiento de la conciencia, el deterioro del comportamiento ordinario del alma en la vida cotidiana, es como una penetración del adormecimiento o de los sueños en la clara conciencia cotidiana. Sin embargo, un estupor, un enturbiamiento de la conciencia superior, suprasensible, es como una penetración de la conciencia cotidiana ordinaria, [la conciencia que llevamos con nosotros en el mundo ordinario], hacia esa otra conciencia en la cual ya no pertenece, en esa otra conciencia que debe supervisar y juzgar los hechos de los mundos superiores y suprasensibles de manera pura y clara. Cualquier tipo de estado de ánimo inmoral o de moral débil, cualquier tipo de falsedad moral, conduce a nublar la conciencia suprasensible. Entre los aspectos esenciales y más significativos de la preparación para un entrenamiento científico espiritual, está, por lo tanto, un desarrollo moral correspondiente, y si revisan mi libro Cómo se alcanza el Conocimiento de los Mundos Superiores, encontrarán prácticas especiales para el alma a través de las cuales se puede establecer ese talante moral apropiado. Es particularmente dañino en este esfuerzo todo aquello que supera al hombre en la vida ordinaria en formas tales como la vanidad, la ambición, el sentido común del yo y una simpatía particular por esta o aquella experiencia. La tranquilidad interior, la imparcialidad, la penetración amorosa de las cosas y los mundos, un interés atento en todo lo que la vida ofrece, pero especialmente un cierto coraje moral, una defensa de lo que uno reconoce como verdadero, son puntos de partida adecuados para un entrenamiento científico espiritual.
De lo que se ha dicho en conferencias anteriores, debe quedar claro que todo el entrenamiento espiritual consiste en un despertar de ciertas fuerzas espirituales que existen en el alma, pero que duermen en la vida ordinaria y deben desarrollarse. Los órganos espirituales y la conciencia supersensible solo pueden desarrollarse cuando las fuerzas que yacen pacíficamente en las profundidades del alma, las fuerzas que son débiles o no del todo desarrolladas en la vida ordinaria, son realmente llevadas a la conciencia.
Seguidamente puede verse a partir de lo que se ha dicho. Dos cosas aparecen cuando el hombre, mediante la meditación apropiada, concentrando toda su vida anímica en imágenes mentales individuales llevadas a la conciencia por su libre voluntad, trata de extraer estas fuerzas que descansan en las profundidades de su alma. En primer lugar, se intensificará una cualidad que siempre está presente en el alma, pero que en la vida ordinaria puede mantenerse relativamente controlada, junto con las otras cualidades adormecidas en las profundidades del alma; el desarrollo espiritual no puede tener lugar de ninguna otra manera que no sea volviendose, en cierto sentido, más activa interiormente la vida del alma por entero, más infundida de energía. Esta cualidad que se intensifica al mismo tiempo que las otras que uno intenta intensificar directamente, puede llamarse el amor propio humano, el sentido del yo. Se podría decir que uno comienza a conocer este amor propio humano, este sentido del yo, solo cuando uno pasa por un entrenamiento científico espiritual; solo entonces uno comienza a saber cuán profundamente se adormece este amor propio dentro del alma humana. Como ya se ha señalado, aquel que se involucra en los ejercicios descritos en conferencias pasadas, intensificando así las fuerzas de su alma, advierte en un cierto momento de su desarrollo que otro mundo entra en su vida anímica. Debe ser capaz de darse cuenta, de tener el conocimiento para reconocer, que la primera forma (Gestalt) en la que aparece el nuevo mundo suprasensible no es más que una proyección, una imagen en la sombra, de su propia vida anímica interna. Estas fuerzas que él ha desarrollado en su vida anímica se le aparecen primero en una imagen refleja. Esta es la razón por la cual el pensador materialista fácilmente confunde lo que aparece en la vida anímica del investigador espiritual con lo que puede aparecer en la vida del alma insana como ilusiones, visiones, alucinaciones y cosas por el estilo. Que las objeciones de ese estilo se basan en la ignorancia de los hechos a menudo se ha señalado; sobre esta diferenciación, sin embargo, debe hacerse mención una y otra vez. La vida anímica no saludable, que contempla su propia esencia como en una imagen reflejada, toma como mundo real sus propios reflejos y no está en condiciones de eliminar estos reflejos a través de la elección interna. En comparación, en un verdadero entrenamiento espiritual debe mantenerse, que el investigador espiritual reconozca los primeros fenómenos que aparecen como reflejos de su propio ser; no solo reconocerlos como tales, sino que también puede eliminarlos, extinguirlos de su campo de conciencia.
Así como el investigador espiritual puede, a través de sus ejercicios, intensificar las fuerzas de su alma para que aparezca ante él un mundo nuevo, a su vez, debe ser capaz de extinguir todo este mundo en su primera forma; no solo debe reconocerlo como un reflejo de su propio ser, sino también poder extinguirlo nuevamente. Si no pudiera extinguirlo, estaría en una situación comparable a algo que ocurre en la observación con los sentidos y eso sería insoportable, imposible para un desarrollo real del alma humana. Imaginen que con la observación odinaria de los sentidos, una persona dirigiese sus ojos a un objeto y se sintiese tan atraída por él que no pudiese retirar la mirada. La persona no podría mirar libremente sino que estaría atada al objeto. Esta sería una situación insoportable en relación con el mundo exterior. Con respecto al desarrollo espiritual, significaría exactamente lo mismo en relación con el mundo suprasensible, si una persona no estuviera en disposición de apartarse de su observación espiritual y poder extinguir lo que se le presenta como imagen a su observación espiritual. Debe pasar la prueba expresada en las palabras, "Eres capaz de extinguir tu imagen", superandose a sí mismo en esta extinción; si la imagen regresa, a fin de que pueda conocer su realidad en la forma que corresponde, entonces solo afronta la realidad y no su propia imaginación (Einbildung). El investigador espiritual, por lo tanto, debe ser capaz no solo de crear sus propios fenómenos espirituales y acercarse a ellos, sino también de poder extinguirlos.
Sin embargo, ¿Qué significa esto? Significa nada menos que se necesita de una fuerza inmensamente fuerte para superar el sentido del yo, el amor propio. ¿Por qué la vida anímica anómala, que llega a tener estas visiones, alucinaciones y concepciones disparatadas, ven estas creaciones como realidades y no como emanaciones de su propio ser? Porque el ser humano se siente tan conectado, tan atado, a lo que él mismo produce, que creería estar destruyendose si no pudiera ver lo que él mismo presenta como una realidad. Si un ser humano deja el mundo ordinario con una vida anímica anormal, su amor propio se intensifica tanto que funciona como una fuerza de la naturaleza. Dentro de la vida anímica ordinaria podemos distinguir muy claramente entre la llamada fantasía y lo que es la realidad, ya que dentro de la vida anímica ordinaria tenemos cierto poder sobre nuestras imágenes mentales. Cualquier persona es consciente de este poder cuya alma ha sido capaz de eliminar ciertas imágenes mentales cuando reconoce su error. Estamos en una situación diferente en relación con el mundo exterior cuando nos enfrentamos a las fuerzas de la naturaleza; cuando los rayos destellan, cuando el trueno retumba, tenemos que dejar que los fenómenos sigan su curso; no podemos decirle al rayo que no destelle ni que el trueno no retumbe.
Sin embargo, con la misma fuerza interna, aparece el sentido del yo en nosotros cuando dejamos la vida anímica ordinaria; así como no podemos prohibir que el rayo destelle, tampoco podemos prohibir que aparezca el amor propio transformado en una fuerza de la naturaleza, si es solo un reflejo del propio ser, que el alma lo presenta como imagen de su propio ser, percibido como un mundo exterior real. A partir de esto, se puede ver, por lo tanto, que la autoeducación del investigador espiritual debe consistir principalmente en superar el amor propio, el sentido del yo en su totalidad. Solo si se lleva a cabo esto en cada etapa del desarrollo espiritual a través de una estricta autoobservación, uno llegará a ser capaz finalmente de borrar un mundo espiritual cuando aparezca como se describe. Esto significa estar en disposición de permitir que aquello por lo que uno ha luchado con todas sus fuerzas, caiga en el olvido. Debe ser desarrollado algo a través del entrenamiento espiritual, (uno puede encontrar esto presentado con más precisión en el 'Conocimiento de los Mundos Superiores') algo que en realidad no existe en absoluto en la libre voluntad del hombre en la vida ordinaria. Si el hombre en la vida ordinaria se compromete a hacer algo, es que quiere hacerlo si deja de hacer algo, es que no quiere hacerlo. Uno debe decir que en la vida ordinaria el hombre está disposición de aplicar sus impulsos de voluntad. Para extinguir, en la manera que he descrito, el mundo espiritual que aparece, la voluntad no solo debe tener las facultades descritas, sino que debe ser capaz, después de aparecer el mundo espiritual, de debilitarse lentamente poco a poco, hasta el punto de la falta absoluta de voluntad, incluso hasta el punto de extinguirla. Tal cultivo de la voluntad se logra solo cuando se siguen sistemáticamente los ejercicios para el alma, descritos en 'Conocimiento de los Mundos Superiores'. Cuando despertamos las fuerzas adormecidas en nuestra alma, el amor propio, el sentido del yo, se intensifican. Esta intensificación nos lleva, bajo ciertas circunstancias, a considerar como realidad externa lo que realmente somos nosotros mismos, aquello que yace solo dentro de nosotros.
Otra cosa que es necesaria cuando el alma se somete a ejercicios apropiados para un entrenamiento espiritual es, que el hombre, en un cierto nivel de este desarrollo, realmente abandone todo a su conciencia, todo lo que en su vida hasta ahora en la vida cotidiana y en la ciencia ordinaria, le ha dado el contenido de la verdad, la seguridad en la verdad, todo lo que le ha dado la posibilidad de considerar algo como realidad. Como ya se ha indicado en conferencias anteriores, todos los apoyos que tenemos para nuestros juicios en la vida ordinaria, todos los puntos de referencia básicos que nos ha dado el mundo de los sentidos, que nos enseñan cómo debemos pensar sobre la realidad, deben abandonarse. Después de todo, queremos entrar a través del entrenamiento espiritual, en un mundo superior. El investigador espiritual en una etapa apropiada de su desarrollo ahora ve: "Ya no puedes tener un apoyo en el mundo en el que deseas entrar; ya no puedes tener el apoyo de la percepción sensorial externa, ni del juicio intelectual que has adquirido, que de otro modo te guiaría correctamente a través de la vida "; cuando ha visto esto, llega el momento serio y crucial en la vida del investigador espiritual en que siente como si el suelo desapareciera bajo sus pies, como si el apoyo que tenía en la vida ordinaria hubiera desaparecido, como si toda la seguridad que lo ha acompañado hasta ahora se hubiera ido y que se acerca a un abismo en el que con cada paso mas seguramente caerá. Esto debe convertirse de alguna manera en una experiencia en el entrenamiento espiritual. Que esta experiencia no vaya acompañada de todos los peligros posibles es la principal preocupación de un verdadero entrenamiento espiritual hoy.
Se ha intentado explicar esto más completamente en el libro 'El Conocimiento de los Mundos Superiores'. Si uno se somete a los ejercicios que se ofrecen allí, uno llega paso a paso hasta un punto en el que siente lo que acaba de describirse; Siente como si estuviera sobre un abismo. Sin embargo, tiene tal presencia de ánimo, que uno contempla la situación con una facultad de juicio recién adquirida y especial; por lo tanto, el miedo, el terror y el horror que de otra manera sobrevendrían al alma humana de una manera peligrosa, -no un temor común y cotidiano-, no aparecen. Uno aprende a conocer la base del miedo, el terror y el horror, pero uno ya ha progresado a fin de lograr una presencia de ánimo en la que uno pueda soportarlo sin miedo.




Aquí llegamos de nuevo a un punto en el que se hace necesario que el alma reconozca la verdad y no caiga en el error, porque el apoyo que uno tiene en la vida ordinaria ha desaparecido, y el alma se siente como si estuviera sobre un abismo. Esto debe ocurrir para que, desde el vacío, lo que es completamente espiritual en el mundo pueda acercarse al alma.
Lo que en la vida ordinaria conocemos como ansiedad o miedo, se expandirá, se verá incrementado a través de tal entrenamiento, así como el amor propio y el sentido del yo se intensifican y expanden, deviniendo en una especie de fuerza de la naturaleza. Quizás suene paradójico lo que voy a decirles aquí. En la vida ordinaria si somos cobardes, si no hemos empleado un cierto coraje, estaremos asustados por tal o cual evento, sin embargo, si tenemos valor podremos soportarlo. En la región de la vida del alma que hemos descrito, el miedo, el terror y el horror se acercarán a nosotros, pero debemos tener la disposición, por así decirlo, de no temerle al miedo, de no estar horrorizados por el horror, de no angustiarnos con la ansiedad que nos agita. Esta es la paradoja, pero se corresponde exactamente con una experiencia real del alma que aparece en este ámbito.
Todo lo que el ser humano experimenta al entrar en el mundo espiritual, es designado ordinariamente como la experiencia con el Guardián del Umbral. Traté de describir algo concreto sobre esta experiencia en mi Drama Misterio, 'The Guardian of the Threshold'. Aquí solo necesita ser mencionado que, en una determinada etapa del desarrollo espiritual, el hombre aprende a conocer su ser interior, tanto puede amarse a sí mismo con la fuerza de un evento de la naturaleza, cómo puede asustarse y horrorizarse al entrar en el mundo espiritual. Esta experiencia de nuestro propio yo, del yo intensificado de ese ser interior que de lo contrario nunca se mostraría ante nuestra alma, es el estremecedor evento llamado Encuentro con el Guardián del Umbral. Solo teniendo este encuentro uno adquirirá la facultad de diferenciar la verdad del error en el mundo espiritual.
Por qué a esta experiencia se la llama Encuentro con el Guardián del Umbral es fácilmente comprensible. Está claro que el mundo espiritual en el que el hombre entra, está siempre a nuestro alrededor aunque el hombre es inconsciente en la vida ordinaria, únicamente porque no tiene los órganos apropiados para percibirlo. El mundo espiritual nos envuelve siempre y está siempre detrás de lo que perciben nuestros sentidos. Pero, antes de que el hombre pueda entrar en este mundo, debe fortalecer su ego, su Yo. Sin embargo, con el fortalecimiento del ego, también aparecen las cualidades antes mencionadas. Por lo tanto, debe aprender por encima de todo a conocerse a sí mismo, de tal manera que cuando sea capaz de enfrentarse a un mundo exterior espiritual, de la misma manera que lo hace ante un ser objetivo, pueda distinguirse a si mismo de lo que es verdad. Si no aprende a delimitarse de esta manera, siempre confundirá lo que está únicamente dentro de él, lo que solo es su experiencia subjetiva, con la imagen del mundo espiritual; no pudiéndo llegar nunca a una comprensión real de la realidad espiritual.
Hasta qué punto el miedo juega un cierto papel al entrar en el mundo espiritual, se puede observar particularmente en las personas que niegan la existencia de ese mundo. Entre esas personas también hay muchas que tienen diferentes razones para negar este mundo espiritual, pero una gran parte de esas personas que son materialistas teóricos o monistas con tintes materialistas, tienen una razón definitiva para negar este mundo espiritual, una razón que es claramente visible para quien es conocedor del alma. Debemos poner énfasis en que la vida anímica del ser humano es, por así decirlo, doble. En el alma no solo está aquello que el hombre normalmente conoce, sino que en las profundidades de la vida anímica suceden cosas que proyectan sus sombras -o sus luces- en la conciencia ordinaria. La conciencia ordinaria, sin embargo, no llega a este nivel. Podemos encontrar en las profundidades ocultas del alma, el odio y el amor, la alegría y el miedo y la emoción, sin que traslademos estos efectos a la vida consciente del alma. Por lo tanto, es completamente correcto decir que un fenómeno de odio dirigido de una persona a otra, hecho con plena conciencia, en realidad puede enraizarse, en las profundidades del alma, en el amor. Puede haber una simpatía, una profunda simpatía, de una persona a otra en las profundidades del alma, pero dado que esta persona al mismo tiempo tiene razones, [razones sobre las cuales tal vez no sabe nada], está confundido acerca de este amor, acerca de la simpatía, engañándose a sí mismo con odio y antipatía. Esto es algo que domina las profundidades del alma, de modo que estas profundidades se ven muy diferentes de lo que llamamos nuestra conciencia cotidiana. Puede haber condiciones de miedo, de ansiedad, en las profundidades del alma de las cuales uno no tiene una idea consciente. El hombre puede tener ese miedo en las profundidades de su alma, esa ansiedad frente al mundo espiritual, [porque antes de entrar, debe cruzar el abismo que se ha descrito], y sin embargo, no ser consciente de nada. En realidad, todos los seres humanos que aún no han entrado en el mundo espiritual, pero que han adquirido una comprensión de entrar, tienen en cierto grado este temor, este terror frente al mundo espiritual. Cualquier cosa que uno piense acerca de este temor y ansiedad que están dentro de las profundidades del alma, están ahí, aunque en unas personas parecen más fuertes, o más débiles en otras. Debido a que el alma puede estar herida, el hombre está protegido por la sabia naturaleza de su ser, antes de poder mirar más allá en el mundo espiritual, antes de poder tener la experiencia de encontrarse con el Guardián del Umbral mientras no esté preparado para ello. Antes de que eso pueda ocurrir, él está protegido. Por lo tanto, uno habla de la experiencia del Guardián del Umbral.
Podemos notar que una persona de mente materialista o monista, aunque no sabe nada de esta experiencia, tiene este temor frente al mundo espiritual en las profundidades de su alma. En esa persona vive una cierta antipatía por enfrentarse al abismo que debe cruzarse; y para ayudarlo a superar este miedo, esta ansiedad en el alma frente al mundo espiritual, el monista o materialista piensa sus teorías y niega el mundo espiritual; esta negación no es otra cosa que una anestesia autoinducida frente a su miedo. Esta es la verdadera explicación del materialismo. Por muy antipática que parezca, para alguien que conoce el alma es evidente que en una reunión de monistas materialistas, o de aquellos que niegan el alma y el espíritu, prevalece solo el miedo frente al mundo espiritual. Se podría decir, burlonamente, que infundir el miedo es la base del materialismo, y aunque parezca broma, es cierto. En la literatura materialista, en la concepción del mundo materialista, el investigador espiritual reconoce en todas partes, entre líneas, el miedo y la ansiedad frente al mundo espiritual. Lo que, sin embargo, en la vida ordinaria aparece como materialismo, como la condición presente del alma cuando una persona es un materialista o un monista de tintes materialistas, también puede estar presente cuando una persona llega a través de medidas concretas a una determinada visión espiritual. Uno puede pasar por ciertos ejercicios en el alma y desarrollar así desde una condición del alma más o menos malsana a una más o menos comprensión espiritual, sin embargo, no se necesita llegar por este medio a una comprensión real de la naturaleza del mundo espiritual. En cierto modo, uno puede llevar a lo espiritual algo de este miedo del cual uno no sabe nada, que ya ha sido caracterizado y que subyace a la persona de mentalidad materialista en el mundo ordinario.
Si no se comprende esta relación, puede llevarse al mundo espiritual algo terriblemente extendido en la vida ordinaria: el amor por la facilidad de pensar, el amor por la facilidad de los sentimientos. El miedo es muy similar al amor a la comodidad, al apego a los hábitos. ¿Por qué el hombre teme cambiar su situación? Porque aprecia su comodidad y facilidad. Este amor a la comodidad está estrechamente relacionado con el miedo. Ya hemos descrito las bases del odio; de la misma manera, también puede decirse que la lasitud, el amor por la comodidad, están estrechamente relacionados con el miedo. Sin embargo, puede llevarse este amor por lo fácil, al mundo espiritual. Nadie debería objetar que los seres humanos no muestran evidencia de miedo o amor por la comodidad, porque esto es por otra parte característico; es característico que el estado de ánimo ordinario del alma no sepa nada de estas cosas enraizadas en el subconsciente. Si el hombre lleva el miedo al mundo espiritual, habiéndose desarrollado ya, hasta el punto de reconocer el mundo espiritual, entonces surge un error en una región espiritual, un error que es extraordinariamente importante para considerar la inclinación hacia el fenomenalismo.
Las personas que se ven sometidas a esta inclinación se convierten, en "espías", en vez de investigadores espirituales (para expresarlo vulgarmente), en que ven fantasmas (Gespensterschauer); son poseídos por una inclinación hacia el fenomenalismo. Esto significa que quieren ver el mundo espiritual de la misma manera que el mundo de los sentidos; no quieren percibir hechos espirituales, seres espirituales, sino algo similar a los seres que el ojo sensorial puede contemplar. En resumen, en lugar de espíritus, quieren contemplar espectros, fantasmas. El error del espiritualismo (esto no quiere decir que todo el espiritismo sea injustificado) consiste en esta inclinación hacia el fenomenalismo. Así como el materialista común y corriente quiere ver solo materia en todas partes y no el espíritu detrás de la materia, también lo hace aquel que lleva al mundo espiritual la misma condición del alma que realmente existe en el materialismo quiere ver en todas partes solo espíritus condensados y fantasmales.
Este es un error que puede surgir, en extremo peligroso. Se debe decir que esta tendencia a llevar el campo ordinario de la conciencia, hacia el campo de la conciencia suprasensible, está muy extendido en algunos círculos, incluso entre aquellos que reconocen enteramente un "mundo espiritual" y quieren "pruebas" de un mundo espiritual. Sin embargo, aquí el error radica, en considerar que una prueba es válida solo si tiene lugar en el ámbito del fenomenalismo; radica en considerar que todo debería ser como fantasmas condensados. Aquí surge algo que hemos llamado al comienzo de nuestro estudio, un estupor, la pérdida de la conciencia en relación con el mundo espiritual. Mientras que perder la conciencia en la vida ordinaria es la penetración de una condición de adormecimiento o sueño en la conciencia, con respecto al mundo espiritual, la pérdida de la conciencia significa querer dar valor solo a lo que aparece de la misma manera que lo hacen las cosas en el mundo ordinario, de modo que uno está inconsciente en relación con el mundo espiritual; solo al mundo ordinario se le puede exigir que proporcione pruebas que puedan tomarse de la manera apropiada. Así como uno provoca el sueño en el mundo ordinario si uno cae inconsciente, asimismo uno cae inconsciente en relación con los seres y procesos del mundo espiritual si uno lleva al mundo suprasensible lo que es solo un extracto de la realidad sensible (das Sinnliche ) El verdadero investigador espiritual también conoce aquellos reinos del mundo espiritual que se condensan en formas fantasmagoricas, pero sabe que todo lo que llega a tal condensación es meramente el morir, el marchitarse en el mundo espiritual. Cuando, por ejemplo, con la ayuda de un médium, se trae a la vida algo como los pensamientos de una persona fallecida, nos enfrentamos solo con lo que queda, por así decirlo, del difunto. No estamos tratando con la entidad que pasa por el portal de la muerte, que pasa a través del mundo espiritual y aparece nuevamente en una nueva vida terrenal. En este caso, no estamos ocupándonos con lo que está presente en la individualidad de la persona muerta, sino con la envoltura desechada, la parte leñosa del árbol o la concha de un marisco o la piel que se desprende de la serpiente. De la misma manera, tales envolturas, tales restos inútiles, están desprendiendose continuamente de los seres del mundo espiritual y luego, a través de un médium, pueden hacerse perceptibles, [aunque como irrealidad visible]. El investigador espiritual sabe, sin dudas, que tiene frente a sí, algo real. Sin embargo, no cae en el error de que, al encontrarse con el fenómeno descrito, se enfrenta a algo fértil, con algo en ciernes que está a punto de brotar; sino que más bien él lo identifica como algo moribundo, marchitándose. Al mismo tiempo, debemos poner énfasis, de que en el mundo de los sentidos, cuando uno detecta el error, se trata de algo que debe ignorarse, que debe eliminarse tan pronto como se lo detecta como error, mientras que en el mundo espiritual no se puede actuar frente al error de la misma manera. Allí, un error corresponde a lo moribundo, lo marchito, y el error consiste en confundir lo moribundo y lo marchito en el mundo espiritual, con algo fructífero o lleno de significado. Incluso en la vida del ser humano ordinario, el error es algo que uno desecha; en el mundo espiritual, el error surge cuando los muertos, los moribundos, son tomados por algo fructífero, brotando; uno confunde los restos muertos que han sido desechados, con la inmortalidad.
Cuán profundamente los mejores individuos de nuestro tiempo se han enredado en este tipo de fenomenalismo, considerando solo tal prueba como válida, podemos ver en un individuo que escribió tantas cosas excelentes sobre el mundo y ahora ha escrito un libro sobre estos fenómenos, sobre estos diferentes fenómenos de investigación espiritual. Me estoy refiriendo a Maurice Maeterlinck y su libro, 'About Death'. Leemos allí que él reconoce un mundo espiritual, pero como prueba solo reconoce lo que aparece en el fenomenalismo. No se da cuenta de que trata de encontrar en el fenomenalismo lo que nunca se puede encontrar en el fenomenalismo. Luego critica los "fenómenos" de manera muy aguda, muy efectiva. Sin embargo, advierte que todo esto no tiene un significado particular y que el alma humana después de la muerte no muestra una vitalidad muy intensa, sino que se comporta de manera bastante torpe, como si buscara a tientas en la oscuridad. puesto que él solo quiere admitir este tipo de prueba, generalmente no reconoce la investigación espiritual, sino que se queda estancado.
Vemos cómo se le abre la posibilidad de error a alguien que reconocería de buen grado el mundo espiritual pero que no puede hacerlo, porque no demanda una investigación espiritual, sino más bien una "investigación espectral" y no hace uso de lo que la realidad puede dar. Su último libro es extraordinariamente interesante desde este punto de vista.
Al inclinarnos hacia el fenomenalismo, tenemos pues, un extremo entre las posibilidades de error, en la investigación espiritual. El otro extremo entre las posibilidades de error es el éxtasis, como si nos invadiese un sentimiento de extrema felicidad, y entre el fenomenalismo y el éxtasis, al conocer a ambos, se encuentra la verdad, o al menos se puede alcanzar la verdad si se conocen ambos. El camino del error, sin embargo, está tanto del lado del fenomenalismo como del lado del éxtasis. Hemos visto que la condición del alma lleva al deseo de reconocer solo el fenomenalismo. Lo que el hombre no admite, lo que trata de ocultar, es el miedo, el horror. Debido a que tiene miedo de abandonar toda la realidad de los sentidos y dar un salto sobre el abismo, acepta la realidad sensorial, exige los espectros y llega solo a lo moribundo, a lo que se está destruyendo: esta es una causa de error. La otra fuerza del alma, intensificada a través de los ejercicios que a menudo se describen aquí, es el amor propio, el sentido del yo; el amor propio tiene como polaridad el "salir de uno mismo". Este "disfutar de uno mismo en uno mismo" (perdón por la expresión, es una elección radical, pero apunta exactamente a lo que aquí nos ocupa). es solo un lado; el otro lado consiste en "perderse en el mundo", el abandonarse y disolverse y el propio disfrute en el otro y la correspondiente intensificación de este yo egoísta que sale de sí mismo es éxtasis en su extremo. Es la causa de una condición en la cual el hombre en cierto sentido puede decirse a sí mismo que se ha liberado de sí mismo. Sin embargo, se ha liberado de sí mismo solo al sentir el consuelo de su yo en el ser externo. Si el que conoce el alma observa la evolución de la mística en el mundo, encuentra que una gran parte de la mística consiste en los fenómenos que acabamos de caracterizar. Cuanto mas grandes y poderosas sean las experiencias del alma, tanto mas profundo y significativo puede ser el misticismo, las posibilidades de error en el éxtasis en realidad están enraizadas en un falso cultivo de las facultades místicas del ser humano. Cuando el hombre se esfuerza constantemente por sumergirse cada vez más en sí mismo, cuando a través de esto lucha por lo que se llama la profundización de su vida anímica, se esfuerza, como él dice, por encontrar a "Dios en sí mismo" este Dios que el hombre encuentra en su ser interior generalmente no es otra cosa que su propio yo o ego convertido en Dios. En muchos místicos encontramos, cuando hablan del "Dios interno", nada más que el Dios impreso con sus propios egos. La inmersión mística en Dios a veces, no es más que sumergirse en el propio apreciado ego, especialmente en las partes del ego en las que uno no penetra con plena conciencia, de modo que uno se rinde, se pierde a sí mismo, sale de uno mismo y, sin embargo, permanece solo dentro de uno mismo. Mucho de lo que calificamos como misticismo muestra que con los falsos místicos, el amor a Dios a menudo es solo amor propio disfrazado.
El verdadero investigador espiritual debe guardarse, por un lado, de llevar el mundo sensorial externo a los mundos superiores; por otro lado, debe guardarse contra el extremo opuesto, contra el falso misticismo, el salirse de sí mismo. Él nunca debe confundir el "amor por el ser espiritual del mundo" con el amor propio. En el momento en que los confunde, ocurre lo siguiente, como puede verificar el verdadero investigador espiritual, que se ha desarrollado correctamente. De la misma manera que alguien que está impulsado por el fenomenalismo, solo contempla los residuos, lo moribundo del mundo espiritual, asimismo quien se abandona al otro extremo, solo ve partes individuales del mundo espiritual, no hechos y seres espirituales. En el mundo espiritual, él no actúa como quien contempla las flores en un prado; más bien actúa, como quien toma lo que crece en el campo, lo corta y se lo come. Esta comparación es peculiar pero absolutamente pertinente. Mediante el abandonarse a un sentimiento de felicidad extrema (éxtasis), los hechos espirituales no se captan en plenitud, en su totalidad, sino solo en aquello que agrada y beneficia a la propia alma, aquello que el alma puede consumir espiritualmente. En realidad, es un consumo de sustancia espiritual lo que se cultiva en el ser humano a través del éxtasis. Así como uno aprende muy poco a conocer las cosas de este mundo sensible al comérselas, tampoco aprende a conocer las fuerzas y los seres del mundo espiritual entregándose al éxtasis para deleitar a su propio yo con lo que le hace sentirse bien. Por lo tanto, uno llega a un conocimiento definitivo solo del propio yo en relación con el mundo espiritual. Uno vive solo en un sentido elevado del yo, un mayor amor propio, y puesto que uno toma del mundo espiritual solo lo que puede consumirse espiritualmente, lo que se puede comer espiritualmente, uno se priva de lo que no se puede manejar en este manera, de lo que se mantine aparte de la nutrición obtenida a través del éxtasis. Sin embargo, de lo que uno se priva es, con mucho, la mayor parte del mundo espiritual, y el místico que se aferra al éxtasis se ve cada vez más privado. Encontramos con los místicos que ascienden al mundo espiritual a través del éxtasis que es exactamente como si siempre se estuvieran complaciéndose a sí mismos mediante la repetición de sentimientos y sensaciones. Muchas presentaciones de tales místicos aparecen no como presentaciones objetivas de las condiciones del mundo espiritual, sino como si quien da la presentación se complaciera en lo que presenta. Muchos místicos en realidad no son más que gourmets espirituales, y el resto del mundo espiritual, que no les sienta bien, ni siquiera existe para ellos.
Vemos nuevamente, cómo cambian los conceptos cuando ascendemos del mundo ordinario al mundo superior. Si en el mundo ordinario nos ocupamos solo con nuestros propios conceptos, devenimos mas y mas empobrecidos, nuestra lógica se vuelve cada vez más pobre. Finalmente, descubrimos que ya no podemos encontrar nuestra orientación, y cualquiera que conozca los hechos nos puede orientar. En el mundo ordinario corregimos esta carencia ampliando nuestros conceptos. En el mundo espiritual, lo que corresponde al éxtasis lleva a otra cosa. Al tomar en nosotros las realidades, y no algo irreal, [sino tomar partes aisladas, después de elegir lo que nos conviene], recibimos una visión del mundo espiritual que solo se adapta a nosotros mismos. Nos llevamos a nosotros mismos al mundo espiritual al igual que en el otro extremo, en el fenomenalismo, llevamos el mundo de los sentidos al mundo espiritual. Siempre se puede mostrar en el caso de alguien que llega a una imagen falsa del mundo a través del éxtasis que comenzó a partir de una fuerza de juicio poco sólida, a partir de una lógica objetiva incompleta.
Así pues, vemos cómo el investigador espiritual siempre debe evitar ambos extremos que lo llevan a cada posible causa de error: el fenomenalismo por un lado y el éxtasis por el otro. Para evitar las causas de error, nada será más útil para el investigador espiritual, que cultivar un estado de ánimo particular del alma, a través del cual está en posición, cuando se sitúa en el mundo espiritual, para existir en el mundo espiritual , de poder observar con calma en ese mundo. Sin embargo, uno no siempre puede permanecer en el mundo espiritual, mientras se esté en el cuerpo físico; también se debe vivir con el mundo físico; por lo tanto, este estado de ánimo que el investigador espiritual debe cultivar, le permite en el mundo físico, esforzarse tanto como sea posible captar los hechos de la vida con sentido común, sin sentimentalismos ni falsedad. Es necesario para el investigador espiritual, en un grado mucho más elevado de lo que es normalmente, tener un sentido saludable de los hechos, un sentimiento genuino de veracidad. Todo fanatismo, toda imprecisión, que hace que sea tan fácil esquivar lo que realmente está allí, son dañinos para el investigador espiritual. Ya se puede ver en la vida ordinaria, y se vuelve claro de inmediato en el ámbito del entrenamiento espiritual, esa mentira que da su consentimiento solo un poco a la inexactitud se dará cuenta de que solo hay un pequeño paso de la inexactitud a la mentira y la falsedad. El investigador espiritual, por lo tanto, debe esforzarse por sentirse obligado a aferrarse firmemente a la verdad, no mezclar nada con la verdad incondicional que existe en la vida ordinaria, porque en el mundo espiritual tal mezcla conduce de error en error. En aquellos círculos que deseen tener algo que ver con la investigación espiritual, debe difundirse la opinión justificada de que una característica externa y distintiva del verdadero investigador espiritual debe ser su veracidad; En el momento en que el investigador espiritual demuestra que siente poca obligación de probar lo que dice, hablando más bien de cosas que no puede conocer sobre el mundo físico, se vuelve un investigador espiritual defectuoso y ya no puede merecer una confianza plena. Esto está conectado con las condiciones para la investigación espiritual en sí misma.
Debemos llamar la atención una y otra vez, cuando se habla hoy de los dominios de la investigación y la ciencia espiritual, que no está justificado pretender que solo el investigador espiritual puede ver en el mundo espiritual y que quién aún no es un investigador espiritual es incapaz de conocerlo, captarlo y comprenderlo. Pueden aprender por las descripciones en mi libro,' Conocimiento de los mundos superiores', y de mi presentación de 'La Ciencia Oculta un bosquejo' que en nuestra era hasta cierto punto cada persona, solo con que haga el esfuerzo necesario, puede convertirse en un investigador espiritual, no importa, por lo demás, cuál sea su posición en la vida. Sin embargo, también es posible que una persona comprenda las descripciones del mundo espiritual sin ser un investigador espiritual. Es necesario ser un investigador espiritual no para entender las comunicaciones del mundo espiritual sino para descubrirlas, para investigar lo que está presente en el mundo espiritual. Uno debe ser pintor para pintar una imagen, pero no es necesario ser pintor para comprender una imagen; lo mismo sirve para entender las comunicaciones del mundo espiritual con el sano intelecto humano. Es con el fin de investigar el mundo espiritual por lo que el ser humano está dotado de los órganos superiores de observación. Sin embargo, si lo que se investiga es para incorporarlo a los conceptos del mundo ordinario, como se intenta a menudo aquí, el intelecto humano sano puede, [solo si es lo suficientemente desprejuiciado y no crea obstrucciones para sí mismo], captar lo que sale a la luz mediante la investigación espiritual
Se podría decir que con la investigación espiritual pasa lo mismo que con lo que crece debajo de la tierra y solo se encuentra cuando uno excava en la tierra como un minero. Cualquier cosa que uno encuentre allí puede originarse solo tal como existe dentro de la tierra, desarrollándose en aquellas capas de la tierra que están cubiertas por otras capas sobre ella. Lo que está en las profundidades de la tierra no puede desarrollarse en la superficie de la tierra, que está iluminada por el sol durante el día. Sin embargo, si hacemos una apertura en la tierra y dejamos que la luz del sol brille, iluminando lo que está debajo, todo puede salir a la luz del sol. Lo mismo pasa con lo que se puede obtener a través de la investigación científica espiritual: solo se puede sacar a la luz si el alma se ha transformado en un órgano de percepción para el mundo espiritual. Sin embargo, si se incorpora a los conceptos e imágenes mentales de la vida ordinaria, entonces el intelecto humano, solo si es lo suficientemente sano, puede comprender e iluminar todo como si fuera luz solar espiritual. Toda la ciencia espiritual, por lo tanto, puede ser captada por un sano intelecto humano. Así como una pintura no está hecha solo para el pintor, las comunicaciones sobre el mundo espiritual no son solo para el investigador científico espiritual. Sin embargo, las pinturas solo pueden originarse a través del pintor, y el mundo espiritual solo puede ser explorado por el investigador espiritual.
Quien cree que lo que proviene de las comunicaciones del investigador espiritual no puede ser captado por medio del intelecto ordinario, no percibe en absoluto correctamente la naturaleza y la esencia de la capacidad humana para pensar. En la capacidad humana para pensar reside facultades que están en conexión directa con la naturaleza del mundo superior. Debido a que el hombre está acostumbrado a acercarse solo a los objetos sensoriales ordinarios con sus conceptos, él cree que la facultad de juicio ordinaria desaparece en él si se le presentan hechos súper sensibles. Sin embargo, quien desarrolla su capacidad de pensar puede cultivar esta capacidad de tal manera que pueda captar lo que sale a la luz a través de la investigación espiritual. Sin embargo, uno no debe tener ninguna noción de antemano sobre cómo uno puede comprender tales asuntos. Esto debería ser el resultado del estudio en sí. Si se tiene una noción clara de cómo se deben comprender estas cosas, se cae nuevamente en un grave error en relación con la investigación espiritual. Este es el segundo aspecto que se nota especialmente en el nuevo libro de Maurice Maeterlinck. Él es un individuo que desea dirigir su mirada al mundo espiritual, que ha hecho algunas buenas observaciones sobre varias cosas, y que también ha tratado de presentar los misterios del mundo espiritual dramáticamente; es especialmente revelador que este individuo, en el momento en que debe acercarse a la verdadera ciencia del espíritu, se demuestre tan inadecuado. Exige cierto tipo de comprensión, no del tipo dado por las cosas en sí mismas, sino del tipo que él imagina (ertraeumt), que él cree que debe parecer que proporciona verificación. De esta forma surge la mayor peculiaridad: Maeterlinck tiene que ser meramente una creencia de lo que la antroposofía o la ciencia espiritual tiene que decir cuando habla hoy de "repetidas vidas terrenales", cuando habla con una cierta justificación externa (no con una convicción meramente interna) , que sería similar a una cierta creencia primitiva de la humanidad). Lo llama una creencia, porque no puede percibir que lo que aquí nos ocupa, no tiene que ver con la creencia, sino con el conocimiento. De este modo, descubre que la existencia de lo que continúa desarrollandose en el hombre, pasando de vida en vida, no puede probarse, porque tiene una idea ceñida de lo que constituye la prueba. Maeterlinck se puede comparar en este ámbito con otras personas. Hasta hace poco, existía una especie de creencia, una cierta creencia matemático-geométrica que se resume en las palabras, la "cuadratura del círculo"; es decir, se buscaría por medio de un pensar matemático-analítico y constructivo, ese cuadrado que igualase el área o la circunferencia del círculo. Esta tarea de transformar el círculo en un cuadrado era un ideal, por así decirlo, hacia el cual siempre se esforzó: la transformación del círculo en un cuadrado. Ahora, nadie dudaba que podría haber un cuadrado exactamente tan grande como un círculo. En realidad, por supuesto, es completamente posible que exista tal cosa, pero es imposible mostrar con construcciones matemáticas o con métodos analíticos exactamente cuál debería ser el diámetro de un círculo para igualar un cuadrado particular. Esto significa que el pensamiento matemático no es suficiente para probar algo que es real, que es físico. Ha habido innumerables personas que han trabajado en la solución de la cuadratura del círculo, hasta que recientemente los matemáticos demostraron que es imposible resolver el problema de esta manera. Hoy en día, cualquiera que intente resolver el problema de cuadrar el círculo se considera que no conoce las matemáticas en este ámbito. Maeterlinck equivale a aquellas personas que intentan cuadrar el círculo con respecto a lo que él está tratando de probar. Se puede entender el mundo espiritual, se puede comprender que lo que sale a la luz a través de la investigación espiritual es real; no se puede probar la existencia de este mundo espiritual, sin embargo, si se exige por prejuicio un tipo particular de prueba; no se puede demostrar de esta manera como tampoco se puede demostrar la cuadratura de un círculo matemáticamente.
Por lo tanto, uno tendría que responder a Maeterlinck, que él, en el ámbito espiritual está tratando de cuadrar el círculo, o tendría que mostrar cómo los conceptos por los cuales le gustaría probar la existencia del mundo espiritual desaparecen cuando el hombre pasa a través del umbral de la muerte ¿Cómo se supone que uno debe probar la existencia del mundo espiritual con conceptos como los tomados del mundo de los sentidos? Sin embargo, esto es lo que Maeterlinck está tratando de hacer y es extraordinariamente interesante que cuando cede a su sano sentimiento, no tiene más remedio que reconocer las repetidas vidas en la tierra. Es muy interesante cómo se expresa sobre un conocimiento que él llama creencia, y me gustaría leer sus propias palabras:
"Nunca hubo una creencia más bella, más justa, más pura, más fructífera moralmente, más reconfortante , y en cierto sentido más probable que esta. Con su enseñanza de la redención y la purificación gradual de todas las injusticias corporales y espirituales, de toda injusticia social, todas las terribles "injusticias del destino", solo le da sentido a la vida. Sin embargo, la bondad de una creencia, no es prueba de su veracidad. Aunque seiscientos millones de seres humanos se dedican a esta religión, aunque está más cerca de los orígenes que están envueltos en la oscuridad, aunque es la única sin odio, debería haber hecho lo que las otrás no han hecho: traernos la evidencia indiscutible. Lo que nos ha dado hasta ahora solo es la primera sombra del comienzo de una prueba ".
En otras palabras, Maeterlinck está tratando en este ámbito de cuadrar el círculo.
Vemos claramente, especialmente en este ejemplo, cómo alguien que puede pensar que el beneficio de la ciencia espiritual radica solo en un extremo, en el fenomenalismo (todos sus escritos lo muestran), es totalmente incapaz de tener en cuenta el significado y la naturaleza real de la investigación de la ciencia espiritual. De un ejemplo como Maeterlinck, podemos aprender mucho, a saber, que la verdad, que debe introducirse en la evolución mundial de la humanidad, es realmente, cuando aparece por primera vez, en el punto de vista una vez expresado por Schopenhauer con las palabras: "En todos los siglos la pobre verdad tuvo que ruborizarse por ser paradójica ". Para Maeterlinck, la verdad no solo parece paradójica sino increíble, sin embargo, no es culpa de la verdad. La verdad no puede tener la misma forma del error universalmente reinante. Por lo tanto, parece suspirando por su dios protector, El Tiempo, que le promete la victoria y la gloria, pero cuyas alas enormes baten tan lentamente que entretanto la verdad muere. Así son las cosas con el curso de la evolución espiritual de la humanidad. Es muy interesante e instructivo que los mejores individuos de hoy dia, esos seres humanos que anhelan tener su vida anímica conectada con el mundo espiritual, no sean capaces de captar el núcleo de la verdadera ciencia del espíritu. En cambio, cuando eso implica distinguir el camino verdadero de las dos posibilidades de error, tropiezan, porque no se atreven a saltar sobre el abismo; o bien desean hacer uso de su dependencia del mundo ordinario, en el fenomenalismo, o, si no lo hacen, buscan una intensificación del sentido del yo en el éxtasis. No podemos ocuparnos solo en reconocer le naturaleza de las distintas posibilidades de error; debemos ocuparnos de lo que la humanidad debe evitar si se reconoce y cierra la causa del error científico espiritual. Según la forma en que se ha realizado el estudio de hoy, puede sacarse una conclusión: la investigación espiritual debe conocer las causas del error. En el alma, siempre está presente la tentación de equivocarse en la dirección del fenomenalismo y, por lo tanto, permanecer espiritualmente como inconsciente en relación con el mundo espiritual, o equivocarse en la dirección del éxtasis, lo que significa querer entrar en el mundo espiritual con órganos inapropiados del espíritu y, por lo tanto, recibiendo solo partes aisladas y hechos no relacionados.
El camino transcurre entre ambos extremos. Uno debe saber las posibilidades de error. Debido a que pueden aparecer a cada paso en la vida espiritual, uno no solo debe conocerlos sino superarlos. Las revelaciones de la investigación espiritual no son solo resultados de la investigación sino también victorias sobre el error, victoria mediante una forma de mirar que previamente se ha ganado, victoria sobre el sentido del yo y más. Quien penetra más profundamente en lo que hemos intentado describir hoy de manera superficial, se dará cuenta de que, [incluso si en todas partes nos embarcamos en la investigación de la vida espiritual, las posibilidades de error pueden acecharnos terriblemente], sin embargo debemos vencer el error una y otra vez. Se dará cuenta de que la investigación espiritual no solo satisface un anhelo indomable de lo que el hombre necesita con certeza en su vida, sino que su objetivo debe aparecer, para quien considera este movimiento con comprensión, como alcanzable con un sano sentido humano. Para concluir lo que la conferencia de hoy iba a ofrecer sobre el nivel de sentimiento, me gustaría decir que a pesar de todos los obstáculos, a pesar de todas las cosas que pueden adoptar una posición hostil en el camino de la investigación espiritual, aquellos que penetran con un sano sentido en los resultados de la ciencia espiritual. La investigación siente que estos resultados penetran, a través de difíciles obstáculos del alma, a través de desconcertantes tinieblas de espíritu, a una solemne claridad, a una verdad luminosa.

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919