GA323 Stuttgart, 2 de enero de 1921 Astronomía

Rudolf Steiner

 

Stuttgart, 2 de enero de 1921
 Conferencia II

¡Mis queridos amigos!
Ayer mostré la conexión que hay entre dos ramas de la ciencia que, según nuestras ideas modernas, están ampliamente separadas. Intenté demostrar que la ciencia de la astronomía debería proporcionar ciertos elementos de conocimiento que luego deben ser tomados en cuenta en una rama muy diferente de la ciencia, de la cual el estudio y el método de la astronomía están completamente excluidos en la actualidad. En efecto, traté de mostrar que la astronomía debe estar vinculada con la embriología. Es imposible comprender los fenómenos del desarrollo celular, especialmente de las células sexuales, sin recurrir a la ayuda las realidades de la astronomía, que aparentemente están muy alejadas de la embriología.
Señalaba que debe producirse un reagrupamiento de las ciencias, porque un hombre que se especializa hoy en día en ciertas pautas se ve acorralado por las divisiones circunscritas de la ciencia. No tiene posibilidad de aplicar su conocimiento y experiencia especializados en esferas que pueden estar a su alcance, pero que solo se le habrán presentado desde ciertos aspectos, que son insuficientes para darle una comprensión más profunda de su pleno significado. Si se da la circunstancia de que, (como se verá en estas conferencias), solo podemos entender las etapas sucesivas del desarrollo embrionario humano, si en contrapartida entendemos los fenómenos de los Cielos; Si esto se cumple, y resultará ser así, entonces no podemos trabajar en Embriología sin trabajar en Astronomía. Tampoco podemos ocuparnos de la astronomía sin aportar una nueva luz a los hechos de la embriología. En astronomía estudiamos algo que revela su actividad más importante en el desarrollo del embrión humano. ¿Cómo vamos pues, a explicar el significado y la razón de los hechos astronómicos, si estos hechos no los relacionamos con el campo donde se muestran ese significado y esa razón?
Vean ustedes cuan necesario es llegar a una concepción razonable del mundo, fuera del caos en el que estamos hoy en la esfera científica. Sin embargo, si solo se acepta lo que está vigente hoy en día, será muy difícil comprender, incluso en ideas generales, cosas como las que estamos tratando. La evolución de nuestro tiempo ha provocado que los hechos astronómicos solo se comprendan mediante las matemáticas y la mecánica, mientras que los hechos embriológicos son recogidos de tal manera que, al tratar con ellos, se descarta todo lo que tenga una naturaleza matemática o mecánica. A lo sumo, (aunque lo matemático-mecánico tiene algún tipo de relación con la embriología), se hace de una manera bastante externa, sin considerar dónde está el origen de lo que, en el desarrollo embrionario, podría expresarse realmente en términos matemático-mecánicos.
Ahora bien, únicamente necesito señalar un dicho de Goethe, expresado a partir de un cierto sentimiento, (podría llamarlo un "conocimiento del sentimiento"), pero que indica algo de extraordinaria importancia. (Pueden ustedes leerlo en "Spruche in Prosa" de Goethe, y en el Comentario que agregué en la publicación de la edición Kurschner de la Deutsche National-Literatur, donde hablaba en detalle sobre este pasaje). Goethe dice allí: La gente piensan que los fenómenos naturales están tan completamente separados del hombre que cada vez tienden más a ignorar al ser humano cuando estudian los fenómenos naturales. Él en cambio, creía que los fenómenos naturales solo revelan su verdadero significado cuando se consideran plenamente conectados con el hombre, con la organización completa del hombre. Al decir esto, Goethe señalaba un método de investigación que está muy anatematizado hoy en día. La gente de hoy busca una comprensión "objetiva" de la Naturaleza a través de una investigación que está totalmente separada del ser humano. Esto es particularmente notable en una ciencia como la astronomía, donde no se tiene en cuenta al ser humano. Por el contrario, la gente está orgullosa de que los hechos aparentemente 'objetivos' hayan demostrado que el hombre es solo un grano de polvo sobre la Tierra, una tierra compuesta de unas sustancias que de alguna manera se han fusionado en un planeta, moviéndose primero alrededor del Sol y luego, de una manera u otra, moviéndose con el sol por el espacio. Están orgullosos de que no es necesario prestar atención a este "grano de polvo" que deambula por la Tierra, sino que solo hay que prestar atención a lo que es externo al ser humano cuando de trata de considerar los grandes fenómenos celestes.
Ahora la pregunta es, si se pueden obtener resultados reales mediante dicho método.
Una vez más, quisiera llamar la atención, mis queridos amigos, sobre el camino que debemos seguir en estas conferencias. Las evidencias que encontrarán aquí, solo surgirán en el transcurso de las conferencias. Hoy debemos hacer uso de lo que vayamos observando, simplemente para formarnos ciertas ideas preliminares. Primero debemos construir ciertos conceptos necesarios; solo entonces podremos pasar a la verificación de estos conceptos.

¿De qué fuente podemos obtener, pues, una percepción real de los fenómenos celestes simplemente mediante la aplicación de las matemáticas? El curso del desarrollo del conocimiento humano puede revelar (cuando no se adopta una posición orgullosa, pensando cuán 'maravillosamente avanzados' estamos hoy y qué infantil era todo lo que pasaba antes), el curso del desarrollo humano puede enseñarnos cómo pueden cambiar los puntos de vista predominantes.
Visión de la tierra según los Caldeos

Desde ciertos aspectos, se puede tener una gran reverencia por las observaciones celestes realizadas, por ejemplo, por los antiguos caldeos. Los antiguos caldeos hacían observaciones muy exactas sobre la relación del cálculo del tiempo humano con los fenómenos celestes. Tenían un ‘Calendario-Científico’ altamente desarrollado. Mucho de lo que hoy nos parece algo evidente, es consecuencia de la ciencia de los los caldeos. Sin embargo, los caldeos estaban satisfechos con una imagen matemática de los Cielos que representaba a la Tierra más o menos como un disco plano, con el hemisferio hueco de la bóveda celeste arqueada encima, con las estrellas fijas pegadas en ella y los planetas moviéndose sobre ella. (Entre los planetas también incluían el Sol). Hacían sus cálculos con esta imagen de fondo. Sus cálculos en su mayor parte eran correctos, a pesar de estar basados en una imagen que la ciencia de hoy solo pueda describir como un error fundamental, como algo "infantil".
La ciencia, o más correctamente, la dirección e inclinación científicas, fueron evolucionando. Hubo una etapa en la que los hombres se imaginaban que la Tierra permanecía estática, mientras Venus y Mercurio se movían alrededor del Sol. El Sol formaba el punto central, por así decirlo, respecto a los movimientos de Venus y Mercurio, mientras que los otros planetas, Marte, Júpiter y Saturno, se movían alrededor de la Tierra. Seguidamente, los hombres fueron progresando hasta hacer que Marte, Júpiter y Saturno también girasen alrededor del Sol, pero se suponía que la Tierra aún permanecía estática, mientras que el Sol con sus planetas circundantes y los Cielos estrellados giraban alrededor de la Tierra. Para Tycho Brahe, esta seguía siendo la visión fundamental mientras que su contemporáneo Copérnico estableció el concepto según el cual, el Sol debía considerarse estático y que la Tierra debía incluirse entre los planetas que giraban alrededor del Sol. Sucediéndose duramente uno sobre otro, en el tiempo de Copérnico ambas visiones existían, una proveniente del antiguo Egipto, con una Tierra estática y los demás planetas girando alrededor del Sol, visión que todavía era compartida por Tycho Brahe; la otra, la concepción copernicana, que rompía radicalmente con la idea de que el centro de coordenadas estaba en el centro de la Tierra, y que transfirió al centro del Sol. Porque, en realidad, toda la alteración que realizó Copérnico no fue otra cosa que eso: el origen de las coordenadas se desplazó del centro de la Tierra al centro del Sol.
¿Cuál fue realmente el problema de Copérnico? Su problema consistía en cómo reducir a simples líneas y curvas los complicados movimientos aparentes de los planetas, (porque así es como aparecen si se observan desde la Tierra). Cuando los planetas se observan desde la Tierra, sus movimientos solo pueden describirse como una variedad de líneas en bucle, como estas (Fig. 1)

Por eso, si se toma el centro de la Tierra como centro de coordenadas, es necesario basar los movimientos planetarios en todo tipo de complicadas curvas. Copérnico, en efecto dijo: "como experimento, situaré el centro de todo el sistema de coordenadas en el centro del Sol". En consecuencia, las complicadas curvas planetarias se redujeron a simples movimientos circulares, o como se denominaron más adelante, a elipses. Meramente todo consistió en construir un sistema mundial que tenía como objetivo poder representar las trayectorias de los planetas en las curvas más simples posibles.
Ahora bien, hay que remarcar un hecho, mis queridos amigos. Este sistema copernicano, cuando se aplica desde el aspecto puramente matemático, no necesariamente proporciona mejores cálculos que cualquiera de los métodos anteriores con respecto a los fenómenos observados. Los eclipses del Sol y de Luna se pueden calcular con el antiguo sistema caldeo, con el egipcio, el de Tycho o el de Copérnico. Las sucesos externos en los Cielos, por cuanto están relacionados con la mecánica o las matemáticas, pueden predecirse. Tan adecuado es un sistema como el otro. Es solo que con el sistema de Copérnico se puede captar con ideas más simples. Pero lo extraño es que en la astronomía práctica, los cálculos no se realizan con el sistema de Copérnico. Curiosamente, en la Astronomía práctica, para obtener lo que se necesita para el calendario de predicciones, se utiliza el sistema de Tycho Brahe. Esto muestra lo poco fundamental que es realmente, cuán poco de la naturaleza esencial de las cosas se pone en tela de juicio, que se represente el Universo así en curvas puramente matemáticas o en términos de fuerzas mecánicas.
Añadiré algo muy notable que solo indicaré hoy, para que podamos entendernos sobre el objetivo de estas conferencias. A ello me referiré también en las siguientes conferencias. Copérnico en sus reflexiones basa su sistema cósmico en tres axiomas. El primero es que la Tierra gira sobre su propio eje Norte-Sur en 24 horas. El segundo principio en el que Copérnico basa su idea de los Cielos es que la Tierra se mueve alrededor del Sol. En su revolución alrededor del Sol, por supuesto, la Tierra misma, también gira. Sin embargo, esta rotación no ocurre alrededor del eje Norte-Sur de la Tierra, que siempre apunta al Polo Norte, sino alrededor del eje de la Eclíptica, que, como sabemos, está en ángulo con el propio eje de la Tierra. Por lo tanto, la Tierra pasa por una rotación alrededor de su propio eje NS, durante un día de 24 horas y luego, en la medida en que realiza aproximadamente 365 tales rotaciones en el año, se agrega otra rotación, una rotación anual, si ignoramos la ronda de revolución el sol. La Tierra, entonces, si siempre gira así, y luego gira nuevamente alrededor del Sol, se comporta como la Luna que a medida que gira alrededor de la Tierra, va mostrando siempre el mismo lado hacia nosotros.
La Tierra también hace esto, en la medida en que gira alrededor del Sol, pero no en el mismo eje en el que gira para la revolución diaria. Gira a través de este 'día anual' en otro eje; Este es un movimiento adicional, además del que tiene lugar en el día de 24 horas. 

El tercer principio de Copérnico es que no solo tiene lugar una revolución de la Tierra alrededor del eje Norte-Sur, sino que hay una tercera revolución que aparece como un movimiento retrógrado del eje Norte-Sur alrededor del eje de la Eclíptica. De este modo, en cierto sentido, la revolución alrededor del eje de la eclíptica se cancela. Debido a esta tercera revolución, el eje de la Tierra apunta continuamente al Polo Norte celeste (la Estrella Polar). Mientras que, en virtud de girar alrededor del Sol, el eje de la Tierra tendría que describir un círculo, o una elipse, alrededor del polo de la Eclíptica, su propia revolución, que toma la dirección opuesta (cada vez que la Tierra avanza un poco más su eje gira hacia atrás), hace que apunte continuamente al Polo Norte. Copérnico adoptó este tercer principio, es decir: la continua orientación del eje de la Tierra hacia el Polo se produce porque, mediante su propia rotación, una especie de "inclinación" (?), Cancela la otra revolución. Esta última, por lo tanto, no tiene ningún efecto en el transcurso del año, ya que se anula constantemente.
En la astronomía moderna, tal como está fundamentada en el sistema copernicano, se han aceptado los dos primeros axiomas ignorándose el tercero. Este tercer axioma se deja de lado ligeramente al decir que las estrellas están tan lejos que el eje de la Tierra, que permanece en paralelo a sí mismo, siempre apunta prácticamente al mismo punto. Por lo tanto, se supone que el eje Norte-Sur de la Tierra, en su revolución, permanece siempre paralelo a sí mismo. Esto no fue asumido por Copérnico; por el contrario, asumió una rotación perpetua del eje de la Tierra. Por lo tanto, la astronomía moderna no se basa realmente en el sistema copernicano, sino que acepta los dos primeros axiomas porque son convenientes y descarta el tercero, por lo que recurre a un subterfugio según el cual no es necesario suponer que el eje de la Tierra deba moverse para poder seguir apuntando al mismo punto en los Cielos, porque el lugar en sí está tan lejos que aunque el eje se mueve paralelo a sí mismo, seguirá apuntando al mismo lugar. Cualquiera puede ver que esto es un pretexto. Hoy, por lo tanto, tenemos un "sistema copernicano" del cual se ha descartado el elemento más importante.
El desarrollo de la astronomía moderna se presenta de tal manera que nadie se da cuenta de que falta un elemento importante. Sin embargo, solo de esta manera es posible describirlo todo tan claramente: "Aquí está el Sol, la Tierra gira en una elipse con el Sol en uno de los focos" (Fig. 2).

Con el paso del tiempo, ya no fue posible mantener el punto de partida de la teoría copernicana, a saber, que el Sol se detiene. Ahora se atribuye un movimiento al Sol, que se dice que avanza con toda la elipse, creando perpetuamente nuevas elipses, por así decirlo (Fig. 3). 
Se hizo necesario introducir el propio movimiento del Sol, y esto se hizo simplemente agregando algo nuevo a la imagen que tenían antes. Obteniendo así una descripción matemática que es ciertamente conveniente, pero sin plantearse preguntas sobre su posibilidad o su realidad. Mediante este método, a partir del movimiento aparente de las estrellas, se deduce el movimiento de la Tierra. Como veremos más adelante, es de gran importancia que se asuma o no un movimiento, (que de hecho debe asumirse), es decir, la mencionada "inclinación" del eje de la Tierra, anulando perpetuamente la rotación anual. Los movimientos resultantes, después de todo, se obtienen sumando los diversos movimientos. Si uno queda fuera, deja de ser cierto todo lo demás. Así pues, toda la teoría de que la Tierra se mueve alrededor del Sol en una elipse queda cuestionada. 

Se ve claramente, que a partir de estos hechos históricos, hoy en la astronomía existen preguntas candentes, aunque por ser una ciencia matemática aparente ser más exacta. Surge la pregunta: ¿Por qué vivimos en tanta incertidumbre con respecto a una ciencia astronómica real? Además debemos preguntar, dirigiendo la pregunta en otra dirección: ¿Podemos tener una certeza real mediante un enfoque puramente matemático? Piensen nada mas que al considerar una cosa matemáticamente apartamos la observación de la esfera de la realidad externa. Las matemáticas son algo que asciende desde nuestro ser interior; con las matemáticas nos apartamos de la realidad externa. Por lo tanto, cabe entender de buen principio, que si nos acercamos a una realidad externa con un método de investigación que se aparta de la realidad, con toda probabilidad, solo podemos llegar a algo relativo.
Para empezar, estoy planteando simplemente ciertas consideraciones generales. Pronto llegaremos a las realidades. La cuestión es que cuando se consideran las cosas puramente desde el punto de vista matemático, el hombre no pone la realidad en su pensamiento con la suficiente energía, como para aproximarse a los fenómenos del mundo exterior correctamente. Esto en efecto exige, que los fenómenos celestes se acerquen al hombre; no deben considerarse completamente separados del hombre, sino que deben relacionarse con el hombre. Cuando les decía que debemos ver reflejado en el proceso embrionario lo que ocurre allá en el mundo estrellado, era solamente un ejemplo particular de esa vinculación de los fenómenos celestes con el ser humano. Pero veamos inicialmente el asunto de manera algo más general. Preguntémonos si tal vez no podríamos encontrar otro enfoque de los fenómenos celestes, aparte del puramente matemático.
Podemos efectivamente, acercar de una manera puramente cualitativa, los fenómenos celestes en su conexión con la vida terrenal, aproximándolos más al hombre. Sin desdeñar el uso de ideas aparentemente elementales, ideas precisamente, que están excluidas de los fundamentos de la astronomía moderna. Plantearemos la siguiente pregunta: ¿Cómo aparece la vida del hombre en la Tierra, en relación con la astronomía? Podemos considerar los fenómenos externos que rodean al hombre desde tres puntos de vista diferentes. Considerarlos desde el punto de vista de lo que llamaré la vida solar, la vida del Sol; la vida lunar y la vida terrenal, la vida telúrica.
Pensemos primero de una manera bastante popular, incluso elemental, que papel desempeñan estos tres dominios entorno al hombre y sobre él. Hay algo en la Tierra que claramente, depende completamente de la vida del Sol, que también incluye ese aspecto de la vida del Sol que tendremos que buscar en el movimiento o en el estado de reposo del Sol, etc. Dejaremos de lado el aspecto cuantitativo y hoy simplemente consideraremos el cualitativo. Trataremos de ser claros acerca de, por ejemplo, cómo la vegetación de cualquier región depende de la vida solar. Aquí solo cabe recordar algo bien sabido con respecto a la vegetación, es decir, la diferencia en la vegetación de primavera, verano, otoño e invierno; Podemos decir que en la propia vegetación vemos un rastro de vida solar. En una región dada, la Tierra se abre a lo que está fuera de ella en el espacio celeste, y esto se refleja en el desarrollo de la vida vegetal. Cuando la Tierra vuelve a cerrarse a la vida solar, la vegetación retrocede.
Sin embargo, existe una combinación de actividades entre la vida terrestre o telúrica y la solar. Según varíen las condiciones telúricas, habrá una diferencia en la vida solar. Aquí debemos equiparar hechos bastante elementales y verán ustedes cómo nos harán avanzar. Tomemos, por ejemplo, Egipto y Perú, dos regiones en la zona tropical. (Egipto, situado en una llanura baja, Perú en una meseta elevada, y comparen la vegetación. Verán cómo el elemento telúrico, en este caso, (simplemente la distancia desde el centro de la Tierra), desempeña su papel junto con la vida solar. Unicamente necesitan ustedes estudiar la vegetación sobre la Tierra, considerando a la Tierra, no como materia mineral simplemente, sino como llevando incorporada también la naturaleza de la planta, y en el aspecto de la vegetación, se hallan los indicios para comprender la conexión de lo terrestre con lo celeste. Aunque esa relación la percibimos más particularmente, cuando dirigimos nuestra atención hacia la humanidad.
En la Tierra, tenemos primeramente dos opuestos: el Polar y el Tropical. Ambos forman una polaridad, y el resultado de esta polaridad se muestra muy claramente en la vida humana.

Se ha detectado, que la vida en las regiones polares produce en el hombre una condición mental y espiritual que es más o menos un estado de apatía: el fuerte contraste de un largo invierno y un largo verano que son casi como una larga noche y un largo día, producen cierta apatía en el hombre; es como si el entorno en el que vive el hombre lo volviese apático. En los trópicos, el hombre también vive en una región que lo vuelve apático. Pero la apatía de la región polar se basa en una vegetación externa escasa y pobre, escasa aunque de una manera peculiar, ya que en cierta medida está bastante desarrollada. La apatía tropical del hombre es causada por una vegetación rica y exuberante. Si juntamos ambas imágenes del medio ambiente, se puede decir que la apatía que afecta al hombre en las regiones polares es diferente de la apatía de las regiones tropicales. Es apático en ambas regiones, pero la apatía es el resultado de diferentes causas. El equilibrio se encuentra en la zona templada. Aquí las capacidades humanas se desarrollan en un cierto equilibrio.
Nadie pondrá en duda que esto tenga algo que ver con la vida solar. Pero, ¿cuál es la relación? (Como dije, primero haré algunos comentarios basados en la observación y de esta manera llegaré a conceptos esenciales.) Yendo a la raíz de las cosas, encontramos que en la vida alrededor de los polos hay una acción muy fuerte de las fuerzas del Sol sobre el hombre. En dichas regiones, la Tierra tiende a retirarse de la vida del Sol; impidiendo que su actividad incida sobre la vegetación e impulse su desarrollo. Pero en tales lugares, el ser humano está expuesto a la verdadera vida del Sol (la vida del Sol no solo consiste en mero calor). Y eso se ve reflejado en la propia vegetación.
En las zonas polares tenemos, por tanto, una predominio de la influencia solar. ¿Cual es el tipo de vida que predomina en la zona tropical? Allí predominan las fuerzas telúricas, la vida terrenal. Esta incide en la vegetación, haciéndola rica y exuberante. Esas mismas fuerzas que a su vez, dificultan en el hombre un desarrollo equilibrado de sus capacidades, pero las causas provienen de diferentes direcciones, según sea en el Norte o en los Trópicos. En las regiones polares, la luz del sol reprime el desarrollo interno del hombre. En los trópicos, lo que reprime sus poderes internos, proviene desde la propia Tierra. Vemos pues, una cierta polaridad, la polaridad mostrada en el predominio de la vida del Sol alrededor de los polos, y de la vida telúrica en las regiones tropicales, colindantes con el ecuador.
Por consiguiente cuando observamos al hombre y tenemos en mente la forma humana, podemos decir lo siguiente. (Por favor, no se opongan de inmediato aunque les parezca paradójico, esperen un poquito. Nos tomamos muy en serio la forma humana). Cuando la vida transcurre en las regiones polares, la cabeza, la parte de la forma humana que en su configuración externa copia el espacio universal, (es decir,la esfera, la forma esférica del Universo en su conjunto), está expuesta a lo que proviene del Cosmos, desde fuera de la Tierra. En los trópicos, es el sistema metabólico en su conexión con las extremidades, el que está expuesto a la vida terrenal como tal.
Como verán, existe una relación especial, de la cabeza humana con la vida cósmica de fuera de la Tierra y del sistema metabólico y de las extremidades con la vida propiamente terrestre. El hombre está situado en el Universo de tal manera, que en su cabeza, en su sistema neuro-sensorial, está más coordinado con el entorno cósmico que rodea la Tierra, mientras que en su sistema metabólico, lo está con la vida de la Tierra. Y en las zonas templadas tendremos que buscar una especie de armonización perpetua entre el sistema de la cabeza y el sistema metabólico. En las zonas templadas hay un desarrollo primario del sistema rítmico en el hombre.
Se ve pues que existe una cierta conexión entre esta triple pertenencia del hombre (sistema neuro-sensorial, sistema rítmico, sistema metabólico), y el mundo exterior. El sistema de la cabeza está más relacionado con todo el Cosmos, el sistema rítmico es el equilibrio entre el Cosmos y el mundo terrenal, y el sistema metabólico está relacionado con la tierra misma. Luego debemos tomar otra indicación, que apunta a cómo la vida solar, incide sobre la humanidad en una dirección diferente.
La conexión de la vida solar con la vida del hombre que acabamos de considerar solo puede relacionarse con la interacción de la vida terrenal y extraterrenal en el transcurso del año. Pero, de hecho, en el transcurso del día también nos interesa un tipo de repetición, incluso en el curso anual. El curso anual está determinado por la relación del Sol con la Tierra, y también lo está el curso diario. En el lenguaje de la astronomía puramente matemática, hablamos de la rotación diaria de la Tierra sobre su eje, y de la revolución de la Tierra alrededor del Sol en el transcurso del año. Pero de ese modo nos estamos limitando a aspectos muy simples. Por lo que no tenemos justificación para suponer que realmente estamos partiendo de premisas adecuadas, que le proporcionen una base adecuada a nuestras investigaciones. Recordemos todo lo que hemos considerado con respecto al curso anual. No diré "la revolución de la Tierra alrededor del Sol", sino el curso del año con sus condiciones alternas. Esto debe tener una conexión con el triple ser del hombre. Puesto que a través de las condiciones terrenales, encuentra una expresión diferente según sea en los Trópicos, en las Zonas Templadas o en los Polos, este curso anual debe estar relacionado de alguna manera con toda la formación del hombre, con las relaciones de los tres miembros del triple ser del hombre. Cuando tenemos esto en consideración, adquirimos una base más amplia desde la cual proceder y tal vez poder llegar a algo bastante diferente de lo que alcanzamos cuando simplemente medimos los ángulos que forma una dirección telescópica con otra. Se trata de encontrar bases más amplias para poder juzgar los hechos.
Cuando hablamos del curso diario, estamos hablando en sentido astronómico de la rotación de la Tierra sobre su eje. Pero aquí se nos revela algo bastante diferente. Se revela una independencia de gran alcance del hombre sobre este curso diario. La dependencia del hombre en el ritmo anual, (de aquello que guarda una relación con el curso anual), digamos, la configuración de la forma humana en las diversas regiones de la Tierra, nos muestra una dependencia muy grande del hombre de los cambios que aparecen en la Tierra como consecuencia de la vida solar. El curso diario lo muestra mucho menos. Si bien es cierto que también se revelará mucho interés en relación con el curso diario, es relativamente insignificante, en lo que respecta a la vida de la humanidad en su conjunto. Las diferencias aparecen en los seres humanos individuales. Goethe, que puede considerarse en cierto sentido como un tipo normal de hombre, se sentía mas en sintonía en producir por la mañana; Schiller de noche. Esto apunta al hecho de que el ritmo diario tiene una influencia definitiva sobre ciertas partes más sutiles de la naturaleza humana. Un hombre que tenga una sensibilidad por tales cosas, nos dirá que ha conocido a muchas personas en su vida que le han confiado que sus pensamientos realmente importantes se desarrollaban en la oscuridad, es decir, en el período templado del ritmo diario, no al mediodía ni a la medianoche, sino en el período templado del día. Sin embargo, es un hecho que el hombre en cierto modo es independiente del curso diario del Sol. Todavía tenemos que profundizar en el significado de esta independencia y mostrar de qué manera existe una cierta dependencia.
Un segundo elemento es la vida lunar, la vida que está conectada con la Luna. Puede ser que una gran parte de lo que se ha dicho sobre este tema en el curso de la evolución humana, aparezca hoy como un simple sinsentido fantástico. Pero de una forma u otra vemos que la vida de la Tierra como tal, por ejemplo en los fenómenos de flujo y reflujo de las mareas, está conectada evidentemente con el movimiento de la Luna. Tampoco debe pasarse por alto que las funciones femeninas, aunque no coinciden en el tiempo con las fases de la Luna, coinciden con ellas en su periodicidad, y que, por lo tanto, ello muestra que algo esencialmente relacionado con la evolución humana depende de las fases de la luna, en cuanto al ritmo y la duración. Es como si este proceso de la función femenina se hubiera sacado del curso general de la Naturaleza, pero se hubiera mantenido como una verdadera imagen del proceso de la Naturaleza, ya que se realiza en el mismo período de tiempo que el fenómeno natural correspondiente.
Tampoco se debe pasar por alto que, de hecho, la vida de fantasía y la imaginación están extraordinariamente ligadas a las fases de la Luna. Si alguien mantuviera un registro-inventario del flujo ascendente y descendente de su vida imaginaria, se daría cuenta de cuánto tiene que ver con las fases de la Luna. El hecho de que la vida lunar, ejerza una influencia en ciertos órganos inferiores se puede estudiar en el fenómeno del sonámbulo. En el sonámbulo, se pueden estudiar fenómenos interesantes; fenómenos que están cubiertos por la vida humana normal, pero que en las profundidades de la naturaleza humana están presentes y apuntan en su totalidad al hecho de que la vida lunar está tan conectada con el sistema rítmico del hombre como la vida solar lo está con el sistema neuro-sensoria
Esto da lugar a una especie de cruce de influencias. Hemos visto cómo la vida solar, en su interacción con las fuerzas de la Tierra, actúa en el sistema rítmico en las zonas templadas. Cruzando esta influencia, ahora tenemos la influencia directa de la vida lunar sobre el sistema rítmico.
Y si ahora nos fijamos en la vida telúrica terrestre como tal, no debemos ignorar un dominio en el que se hace sentir tal influencia telúrica; sin embargo, para ser exactos, esto normalmente no se tiene en cuenta. Les pido que presten atención a fenómenos como la añoranza. Es difícil tener ideas claras sobre la añoranza. Sin duda, puede explicarse desde el punto de vista del hábito, la costumbre, etc. Pero les pido que tenga en cuenta que los efectos fisiológicos reales se pueden producir por completo como resultado de la añoranza. La añoranza puede llegar a enfermar a un hombre. Puede expresarse en fenómenos como el asma. Estudien la complejidad de los fenómenos de la añoranza con sus consecuencias, condiciones asmáticas y problemas de salud en general, una especie de adelgazamiento, y es posible llegar a la siguiente conclusión. Uno llega a ver que, en última instancia, la sensación de añoranza es el resultado de una alteración del metabolismo: todo el sistema metabólico. La añoranza es el reflejo en la conciencia de los cambios en el metabolismo, cambios enteramente debidos al traslado del hombre de un lugar, con sus influencias telúricas desde abajo, a otro lugar, con diferentes influencias que vienen desde abajo. Tomen esto en relación con otras cosas que, desafortunadamente, la ciencia por norma evita considerar.
Como ya he dicho, Goethe se sentía más inspirado por las mañanas, para escribir sus obras y para la poesía. Sin embargo, si necesitaba un estímulo, tomaba ese estímulo, (es decir vino) que por su naturaleza, ejerce menos dominio sobre el sistema metabólico, puesto que tan solo lo excita por medio del sistema rítmico. Goethe tomaba vino como estimulante. A este respecto, era, de hecho, un hombre del Sol; dejaba que la influencia de la vida solar actuara sobre él. Con Schiller o Byron era al revés. Schiller prefería escribir su poesía cuando el Sol se había puesto, es decir, cuando la vida solar ya no estaba activa. Y se estimulaba con algo que se apodera del sistema metabólico, con un ponche caliente. El efecto era bastante diferente del que obtenía Goethe con el vino. Actuaba en todo el metabolismo. A través del metabolismo, la Tierra actúa sobre el hombre; entonces podemos decir que Schiller era esencialmente telúrico, un hombre de la Tierra. Los hombres de la Tierra trabajan más a través de las emociones y lo perteneciente a la voluntad; el Hombre del Sol trabaja más bien a través de la calma y la contemplación. Para aquellas personas, por lo tanto, que no podían soportar el elemento solar, sino que solo les gustaba el elemento telúrico, solo lo que era de la Tierra, para ellos Goethe se convirtió cada vez más en "El frío literato de barba gris" como lo llamaban en Weimar: "El frío literato de barba gris con papada”. Ese era el nombre que tan a menudo se le daba a Goethe en Weimar en el siglo XIX.
Ahora me gustaría atraer su atención sobre algo bastante diferente. Hemos observado cómo se ubica el hombre en el contexto universal de la Tierra, el Sol y la Luna: el Sol actúa más en el sistema neuro-sensorial; la Luna actúa más en el sistema rítmico; la Tierra, por cuanto es quien le proporciona al hombre su sustancia como alimento y hace que la sustancia esté directamente activa en él, actúa telúricamente sobre el sistema metabólico. En el hombre vemos algo a través de lo cual quizás podamos encontrar el punto de partida para una explicación de los Cielos tal como existen fuera del hombre, sobre bases más amplias que simplemente mediante la medición de ángulos con el telescopio, etc. Esto es especialmente así si vamos mas allá,
Esto es así, especialmente si seguimos mas allá, si consideramos la Naturaleza externa al hombre, pero considerándola viendo en ella algo más que un mero registro de datos externos. Fíjense en la metamorfosis de los insectos. En el transcurso del año es un reflejo cabal de la vida solar externa. Yo diría que con el hombre, debemos hacer nuestras investigaciones más en el interior de su ser, para hacer un seguimiento de lo que en él es solar, lunar y telúrico, mientras que en la vida de los insectos con sus metamorfosis, vemos el curso directo del año expresado en las formas sucesivas que asume el insecto. Ahora podemos decirnos a nosotros mismos: tal vez no solo tengamos que proceder cuantitativamente, sino que también debemos tener en cuenta la impresión cualitativa que tales fenómenos nos causan. Por qué preguntarnos solamente ¿Cómo se ve un fenómeno del Universo externo en el objetivo del telescopio? Por qué no preguntar ¿Cómo reacciona, no solo lo que se observa con el telescopio, sino el insecto? ¿Cómo reacciona la naturaleza humana? ¿A través de la naturaleza humana, se nos revela algo relacionado con los fenómenos celestes? ¿No se contribuye así a ampliar más las bases, haciendo imposible que por un lado, si queremos explicar el mundo filosóficamente, adoptemos las teorías de Copernico, mientras que por el otro utilizamos el Sistema de Tycho como base para efectuar cálculos, estadísticas, etc., como hasta el día de hoy viene practicando la astronomía. Nos proclamamos copernicanos, pero dejamos de lado la parte más importante de su teoría, o sea, su tercer axioma. Si trabajásemos de manera más amplia esta esfera también de lo cuantitativo a lo cualitativo, ¿No superaríamos las incertidumbres que crean problemas candentes incluso en los ámbitos más fundamentales de la astronomía hoy?
Ayer intenté señalar la relación de los cuerpos celestes con los fenómenos embrionarios; hoy, la relación con el hombre ya totalmente desarrollado. He ahí otra señal de la necesidad de reagrupar las ciencias. Ahora quiero que tomen en consideración otra cosa a la que también me he referido antes. Hacía mención sobre la relación del metabolismo humano con la vida terrestre. En el hombre las facultades de percepción sensorial pasan a través de los sentidos y del sistema nervioso, conectados en conjunto con la vida solar y cósmica. Tenemos el sistema rítmico que se conecta con lo que se encuentra entre el Cielo y la Tierra. Tenemos el metabolismo relacionado especialmente con la Tierra, de modo que al contemplar al hombre metabólico deberíamos poder acercarnos a la esencia real del elemento telúrico. Pero, ¿qué hacemos hoy si queremos acercarnos al ámbito telúrico? Nos comportamos como lo hacemos habitualmente e investigamos cosas desde fuera. ¡Pero las cosas también tienen un lado interior! ¿Quizás solo se mostrarán en su verdadera forma cuando atraviesan el ser humano?
Hoy en día se ha convertido en un ideal el considerar la relación de las sustancias entre si, separadamente del hombre y allí permanecer; observando, mediante experimentos en laboratorios químicos, las acciones recíprocas de las sustancias para captar la esencia de su naturaleza. Pero ¿Y si las sustancias solo revelaran su naturaleza dentro del ser humano?, entonces tendríamos que practicar la Química de tal manera que alcance al hombre. Tendríamos pues, que formar una conexión entre la verdadera Química y los procesos a los que se ve sometida la materia dentro del hombre, a semejanza de la conexión que vemos entre la Astronomía y la Embriología, o entre la Astronomía y la forma humana en su conjunto: el triple ser del hombre. Por lo tanto, las cosas actúan recíprocamente. Solo llegamos a la vida real cuando percibimos las cosas juntas.
Por otro lado, puesto que la Tierra está suspendida en el espacio cósmico, tendremos que ver la relación entre el ámbito telúrico y el ámbito estelar.
Ahora bien, como hemos visto, existe una relación entre la astronomía y las sustancias de la Tierra; como también entre la Tierra y el metabolismo humano; y también una influencia directa de los eventos solares y celestes sobre el propio hombre. En el hombre tenemos una especie de confluencia de lo que le llega directamente desde los Cielos y lo que le llega través de la sustancia terrenal. Las sustancias terrenales actúan sobre el metabolismo humano, mientras que las influencias celestes actúan directamente sobre el hombre en su conjunto. En el hombre confluyen las influencias directas por las cuales estamos en deuda con la vida solar, y aquellas otras influencias que, pasando indirectamente a través de la Tierra, han sufrido una alteración a causa de la Tierra. Por lo tanto, podemos decir: El interior del ser humano se volverá explicable incluso en un sentido físico y anatómico como resultado de las influencias cósmicas que provienen directamente del Universo de fuera de la Tierra, y las influencias cósmicas que primero han pasado por el proceso terrenal. Ambas confluyen en el hombre (Fig. 4). 

Vean ustedes cómo, Si se contempla al hombre en su totalidad, todo el universo confluye. Para un verdadero conocimiento del hombre, es esencial percibir esto.
¿Qué ha pasado entonces con la especialización científica? Que por su culpa la realidad se ha desplazado hacia una esfera puramente abstracta. A pesar de su "exactitud", la astronomía, para calcular el calendario, no puede evitar usar en la práctica algo más de lo que admite en la teoría. Y, nuevamente, aunque teóricamente se basa en Copérnico, descarta lo que para Copérnico era de máxima importancia, a saber, el tercer axioma. La incertidumbre se cierne en todas partes. Estas líneas modernas de investigación no conducen a lo que más importa: percibir cómo se forma el Hombre a partir del conjunto del Universo.
Traducción de J.Luelmo 04/2014

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919