Rudolf Steiner
Conferencia V
Stuttgart, 5 de enero de 1921
¡Mis queridos amigos!
Para el progreso de nuestros estudios, hoy debo insertar una especie de preámbulo, porque entonces entenderemos más fácilmente la naturaleza real de nuestra tarea. Desde un punto de vista particular, reflexionaremos por entero sobre la teoría cognitiva de las ciencias naturales. Volvamos a la conferencia de ayer para recordar una vez más las conclusiones provisionales a las que llegamos. Sin embargo, la verificación de estos resultados solo será posible en el curso de las conferencias.
Hemos visto que en el estudio de los fenómenos celestes, dado que nuestra astronomía los expresa en formas geométricas y figuras aritméticas, nos lleva a cualidades inconmensurables. Hay un momento en nuestro proceso de cognición, al intentar comprender los fenómenos celestes, en que debemos detenernos, por así decirlo, y admitir que el método matemático pierde su validez. A partir de cierto punto, simplemente no podemos continuar limitándonos a dibujar líneas geométricas, a trazar los movimientos de los cuerpos celestes. Ya no podemos emplear el análisis matemático; solo podemos admitir que el análisis y la geometría nos llevan hasta cierto punto, a partir del cual no podemos traspasarlo. Al menos provisionalmente, llegamos a la conclusión muy significativa de que al reflexionar sobre lo que vemos, ya sea a simple vista o con la ayuda de instrumentos, nunca podemos comprender plenamente si se trata de figuras geométricas o fórmulas matemáticas. Por lo tanto, ni con el álgebra, el análisis ni la geometría abarcamos la totalidad de los fenómenos.
Piensen lo que significa eso. Si pretendemos incluir la totalidad de los fenómenos celestes, debemos dejar de imaginar que podemos hacerlo pensando que el Sol se mueve de tal manera que su movimiento pueda ser representado por una línea de geometría definida, o que el movimiento de la Luna puede ser representado de igual modo. Precisamente debemos renunciar a nuestro deseo más ardiente cuando nos enfrentamos a los fenómenos en su totalidad. Esto es lo más significativo, ya que hoy en día, en el momento en que alguien dice "El Sistema Copernicano no funciona de manera más satisfactoria que el Ptolemaico", alguien más responderá: "Diseñemos otro sistema". En el curso posterior de estas conferencias veremos, lo que debe ponerse en sustitución de los simples diseños geométricos para comprender los fenómenos en su totalidad.
Antes que nada, debo presentar este aspecto negativo ante ustedes, antes de que podamos entrar en lo positivo, ya que es muy importante que despejemos nuestro pensamiento a este respecto.
Por otro lado, vimos ayer que a lo que nos enfrentamos en Embriología, surge como si viniera de regiones indefinidas y caóticas, y a partir de cierto punto en adelante pudiera captarse en forma de imagen, o incluso geométricamente. Como dije ayer, al estudiar los fenómenos celestes, a través del propio proceso de cognición llegamos a un punto en el que debemos reconocer que el mundo es diferente de lo que este proceso de cognición nos habría hecho creer al principio. Y en los fenómenos embrionarios se nos lleva a ver que debe haber algo que precede a los hechos a los que todavía tenemos acceso.
Ahora bien, además de otras cosas, recientemente apareció entre los embriólogos una cierta divergencia de perspectivas. (Solo daré una descripción aproximada). Por un lado, estaban los seguidores estrictos de la ley bio-genética, que establece, como ustedes saben, que el desarrollo del embrión individual es una especie de recapitulación resumida del desarrollo de la raza. Dichas personas rastreaban la causa del desarrollo del embrión hasta el desarrollo de la raza. Por otro lado, se presentaban otros que no querían oír hablar de que el individuo se deriva del desarrollo racial, sino que se aferraban a una concepción más o menos mecánica del desarrollo embrionario diciendo que solo era necesario tener en cuenta las fuerzas directamente presentes en lo que ocurre en el embrión mismo. Por ejemplo, Oscar Hertwig dejó la estricta escuela bio genética de Haeckel y se mudó a la escuela más mecánica. Ahora la mecánica necesita ser comprendida de una manera que sea al menos similar a las matemáticas, aunque no sea pura matemática. Por lo tanto, vemos, desde la propia historia de la ciencia, cómo se debe asumir que el desarrollo embriológico se lleva a cabo mediante un método de investigación mecánico y matemático. Es la historia de estas cosas a la que ahora deseo señalar.
Todo esto aparece en el campo que podríamos llamar la teoría del conocimiento. Por un lado, somos conducidos a un límite en el proceso cognitivo, donde no podemos avanzar con nuestro método de enfoque moderno favorito. Por otro lado, al estudiar la vida embrionaria, nuestra única posibilidad de comprenderla con métodos ordinarios, es cuando cumplimos los requisitos previos que inicialmente dejamos de lado. Debemos admitir que encontramos algo en el reino de la realidad, cuyos comienzos debemos dejar vagos e inexplorados; luego, desde cierto punto en adelante, podemos ponernos a trabajar, describiendo lo que observamos en términos de diagramas, fórmulas y relaciones que son al menos similares a las de las matemáticas y la mecánica.
Teniendo en cuenta estas cosas, considero que en la conferencia de hoy es necesario insertar una especie de reflexión general. Como he señalado a menudo, el ideal de la investigación científica moderna es observar la naturaleza exterior de la manera más independiente posible del hombre: establecer los fenómenos en pura objetividad, por así decirlo, excluyendo al hombre por completo de la imagen. Veremos que precisamente a través de este método de exclusión, es imposible trascender tales barreras como hemos observado desde dos lados distintos.
Esto está relacionado con el hecho de que el principio de la metamorfosis, que, como saben, fue concebido y presentado por primera vez de manera elemental por Goethe, hasta ahora apenas ha sido seguido. Sin duda, se ha utilizado hasta cierto punto en la morfología, pero incluso aquí, como vimos ayer, falta un principio esencial. La morfología actual todavía no puede reconocer la forma y construcción de un hueso tubular o largo, por ejemplo, en relación con la de un hueso del cráneo. Para hacer esto, deberíamos tener que llegar a una forma de pensar mediante la cual primero deberíamos estudiar lo que está dentro, por ejemplo, la superficie interna de un hueso tubular y luego relacionar esto con la superficie externa de un hueso del cráneo. Esto significa un tipo de inversión, como cuando un guante se da vuelta al revés; pero al mismo tiempo hay una alteración de la forma, una alteración de las tensiones superficiales a través de la inversión o giro del interior hacia afuera. Solo si seguimos la metamorfosis de las formas de esta manera, aunque parezca complicado, llegaremos a conclusiones verdaderas.
Pero cuando dejamos lo morfológico y entramos más en el ámbito funcional, en este ámbito no hay más que indicios, en las formas de pensamiento existentes, hacia una verdadera búsqueda de la idea de metamorfosis. Sin embargo, esto es lo que se necesita. En mi libro, "Los enigmas del Alma", daba algunos principios donde se indicaba, al menos de manera esquemática, la triple existencia del ser humano, reconocida como la suma de funciones inter-relacionadas. A modo de resumen, explicaba cómo primero debemos distinguir aquellas funciones y procesos en el hombre que pueden considerarse pertenecientes a los nervios y los sentidos; cómo debemos reconocer, como procesos relativamente independientes, todo lo que es rítmico en el organismo humano; y cómo a su vez debemos reconocer los procesos metabólicos como distintos. Señalaba que en estas tres formas de procesos se incluye todo lo que es funcional en el hombre. Cualquier otra cosa que parezca funcional en el organismo humano es derivable de estos tres.
Es esencial ver que todos los fenómenos en el ámbito orgánico, aunque externamente aparezcan uno al lado del otro, se relacionan entre sí a través del principio de la metamorfosis. La gente de hoy no está dispuesta a mirar las cosas macroscópicamente. Debemos encontrar nuestro camino de regreso al aspecto macroscópico. De lo contrario, a través de la falta de comprensión sintética de lo que está viviendo, surgirán problemas que no son de por si insolubles, sin que se dan por nuestros prejuicios y limitaciones metódicas.
Aprendiendo a comprender al hombre en este triple aspecto, observaremos que está conectado con el mundo exterior de tres maneras. Los procesos neuro-sensoriales son una de las formas en que el hombre se relaciona con el mundo exterior; en cuanto a los procesos rítmicos, a través de ellos se relaciona de otra manera. En la propia naturaleza de los procesos rítmicos radica que no puedan considerarse como aislados dentro del hombre, apartados del resto del mundo, puesto que dependen de la respiración, un proceso de intercambio perpetuo entre el cuerpo humano y el mundo exterior. A su vez, en el metabolismo hay un proceso muy obvio de intercambio entre el hombre y el mundo exterior. También los procesos neuro-sensoriales puede considerarse como una continuación del mundo exterior hacia el hombre interior. Esto se vuelve más comprensible si sabemos diferenciar entre las percepciones reales, que penetran a través de los sentidos, y el proceso de cognición que ello implica, es decir, la formación de ideas y representaciones mentales. Es innecesario aquí ahora profundizar en estas cosas, porque es bastante evidente. En la relación entre el hombre y el mundo exterior, durante la percepción sensorial, el acento está más en el mundo exterior, mientras que la formación de ideas y representaciones mentales nos lleva más al hombre interior. (No me refiero a la vida anímica, sino a los procesos corporales).
Una vez más, dejando de lado por el momento el sistema rítmico, (la respiración y la circulación sanguínea), el sistema metabólico nos brinda algo más, que está en claro contraste con este proceso interno que va desde la percepción sensorial hasta la formación del concepto. Un estudio exhaustivo del sistema metabólico establece una conexión entre los procesos metabólicos internos y las funciones de las extremidades humanas. Las funciones de las extremidades están conectadas con el metabolismo.
Si las personas procedieran de manera más racional de lo normal, descubrirían la conexión esencial entre el metabolismo, situado más profundamente dentro del cuerpo, y los procesos que activan el movimiento de las extremidades. Tales procesos son también metabólicos. Las funciones orgánicas reales que subyacen a los movimientos de las extremidades son procesos metabólicos. Si examinamos las funciones orgánicas, allí encontramos el consumo de sustancias materiales para producir la energía requerida.
Pero no debemos detenernos en el proceso metabólico como tal. Hay una via en la que este proceso conduce tanto desde el hombre hacia el mundo exterior, como la percepción sensorial va desde el mundo exterior hacia el interior del cuerpo humano. (Es necesario llevar a cabo dichos métodos de investigación, que son realmente fundamentales, de lo contrario no se logrará ningún progreso en ciertas direcciones esenciales).
¿Qué es lo que va hacia afuera desde el metabolismo a semejanza de lo que va hacia adentro desde la percepción sensorial a la creación de ideas y representaciones mentales? Es el proceso de fecundación. La fecundación va en la dirección opuesta, desde el organismo corporal hacia afuera. Representarlo esquemáticamente (Fig. 1): en la percepción sensorial, la dirección va desde afuera hacia adentro; este proceso entrante de percepción sensorial es luego "fecundado" por el organismo y obtenemos la formación de ideas. (Por favor, no se ofendan por la expresión 'fecundado'; pronto reemplazaremos, lo que puede parecer una forma simbólica de hablar, por la realidad que indica.) En el proceso metabólico, para producir la fecundación la dirección es de adentro hacia afuera. Por lo tanto, en lo que se manifiesta en los dos polos de la triple naturaleza humana, somos guiados en dos direcciones opuestas.
En el medio está todo lo que pertenece al sistema rítmico. Ahora podemos preguntar, y dentro del sistema rítmico ¿qué es lo que se dirige hacia afuera y qué hacia adentro? Aquí no es posible encontrar diferencias tan precisas como entre el metabolismo interno y la fecundación, o entre la percepción y la formación de conceptos. Los procesos en el sistema rítmico se funden entre sí. En la inhalación y la exhalación, el proceso está más unificado. No se puede diferenciar tan claramente, sin embargo, aún es posible decir (Fig. 1): Así como la percepción sensorial proviene del exterior y la fecundación se proyecta hacia afuera, también en la inspiración y la espiración hay una oscilación hacia adentro y hacia afuera. El proceso de la respiración es el intermedio.
En la dirección ascendente, esto puede seguirse hasta cierto punto fisiológicamente. (Algunos de ustedes ya saben a qué me referiré ahora). Observen el proceso de respiración. La entrada de aire influye en el organismo en cierta manera; a saber, al respirar, el líquido cefalorraquídeo, que sustenta la médula espinal y el cerebro, se proyecta hacia arriba. Deben recordar que el cerebro, en efecto, está rodeado por el líquido cerebral y, por lo tanto, está flotando en él. No podríamos vivir sin este elemento de flotabilidad. Sin embargo, no entraremos en eso ahora, sino que solo llamaremos la atención sobre el hecho de que aquí hay un movimiento ascendente del fluido cerebral al inhalar y un movimiento hacia abajo al exhalar. De modo que el proceso de respiración realmente incide en el cráneo, en la cabeza. En este proceso tenemos una interacción real y una cooperación del sistema de nervios y sentidos con el sistema rítmico.
Vean ustedes cómo funcionan los órganos, para lograr lo que podríamos llamar metamorfosis de las funciones. Así pues podemos decir, aunque sea hipotéticamente o a modo de postulado: quizás pueda encontrarse algo similar en cuanto al metabolismo y la fecundación. Pero en este ámbito del cuerpo es menos fácil llegar a una conclusión. Esto es de hecho característico del organismo humano; Es relativamente fácil entender la relación interpenetrante entre el sistema rítmico y el sistema neuro-sensorial en un proceso accesible al pensamiento, pero no podemos encontrar fácilmente una relación evidente entre el sistema rítmico y los procesos del metabolismo y la fecundación.
Echen mano del conocimiento fisiológico a su disposición, y cuanto más profundicen en el asunto, mejor lo percibirán. Además, el por qué esto es así es bastante obvio. Consideren la alternancia regular de dormir y despertarse. Mediante la percepción sensorial están abiertos al mundo exterior, continuamente expuestos al mundo exterior. Luego, elaborando con su pensar le dan un cierto orden y orientación a lo que ven a su alrededor durante la vigilia. Lo van ordenando mediante una actividad que va de adentro hacia afuera; La reorientación viene de adentro. En realidad, podemos decir: nos encontramos ante un mundo externo que ya está ordenado de acuerdo con sus propias leyes, y al que nosotros mismos, desde nuestro propio ser interior, damos otro orden. Con nuestro pensar, reunimos hechos y fenómenos del mundo exterior de acuerdo con nuestro propio criterio y tendencia, ¡desgraciadamente a menudo con mal criterio! Desde nuestro ser interior, se introduce algo en el mundo exterior que en absoluto se corresponde necesariamente con este mundo exterior. Eso explica porque caemos víctimas del error. Una remodelación arbitraria del mundo que nos rodea emerge de nuestro propio ser interior.
Pero ahora, mirando el otro polo de la naturaleza humana, estarán de acuerdo en que el trastorno proviene de afuera, tanto en el metabolismo como en la fecundación. Porque en gran medida se deja a nuestra propia elección arbitraria y al libre albedrío, la manera de sustentarnos metabólicamente al tomar alimentos, e incluso cómo nos comportamos con respecto a la fecundación. Pero aquí el elemento arbitrario está mas relacionado con el mundo exterior, que en primer lugar nos es extraño. Al menos, en el proceso de percepción nos sentimos como en casa, en el elemento arbitrario que introducimos desde nuestro propio ser interior. Pero con todo lo que traemos del mundo exterior no nos sentimos familiarizados. Tenemos, por ejemplo, una idea muy vaga, (al menos, la mayoría de las personas tienen muy poca idea de lo que realmente sucede en nuestra relación con el mundo cuando comemos o bebemos). Y en cuanto a lo que sucede en los intervalos de tiempo entre nuestras comidas, a eso le prestamos muy poca atención, e incluso aunque lo hiciéramos, no serviría de mucho. Aquí se diría, que entramos en una región indefinida e intangible. De modo que en uno de los polos del ser humano tenemos el Cosmos ordenado que extiende sus abismos insondables, por así decirlo, en nuestros órganos sensoriales (Fig. 2). (lo de "cosmos ordenado" no debe malinterpretarse , solo se usa para describir los hechos; no nos perderemos en argumentos filosóficos sobre si el Cosmos está realmente ordenado o no, solo queremos describir los hechos). Un polo está en contraste con el otro, el cual, estamos obligados a admitir, es un Cosmos desordenado, si tenemos en cuenta todo lo que nos llega desprovisto de aquello que nosotros mismos insertamos, o de cómo el proceso de fecundación se inicia en intervalos de tiempo bastante irregulares, etc. Al contemplar esta invasión del metabolismo por el mundo exterior, debemos admitir que aquí nos enfrentamos con un Cosmos desordenado, al menos, en lo que a nosotros respecta no ordenado.
Y ahora podemos hacer la pregunta - desde los aspectos más generales de la teoría del conocimiento humano: ¿Cómo y hasta qué punto estamos realmente conectados con los cielos estrellados? En primer lugar, los vemos. Pero en este momento se tendrá una sensación vívida de las incertidumbres que nos asaltan cuando pensamos en los cielos estrellados. No sólo los hombres de diferentes épocas se han sentido convencidos de la verdad de los más diversos sistemas astronómicos. Como vimos ayer, tenemos que enfrentarnos al hecho de que no podemos contener la totalidad de los cielos estrellados en las formas matemáticas y mecánicas de pensamiento en las que nos sentimos más seguros.
No sólo debemos admitir que no podemos confiar en las meras apariencias sensoriales en lo que respecta a los Cielos, sino que debemos reconocer que cuando partimos de lo que vemos y luego trabajamos en ello con la vida del pensar, que, como hemos visto, pertenece más al hombre interior, no podemos llegar nunca realmente a este mundo de estrellas. Es la verdad, no es una simple comparación decir:..: Los cielos estrellados sólo se nos presentan en su totalidad - una totalidad relativa, por supuesto - a través de la percepción de los sentidos. Partiendo de la percepción sensorial, cuando nosotros, como hombres, tratamos de ir más lejos hacia el interior para comprender los cielos estrellados, nos sentimos un tanto ajenos a ellos. Tenemos una fuerte sensación de nuestra insuficiencia. Y sin embargo sentimos que algo inteligible debe estar ahí en el fenómeno que contemplamos.
Por lo tanto, fuera de nosotros, está el Cosmos ordenado; este sólo se presenta a nuestros sentidos. Ciertamente no se revela de inmediato a nuestra comprensión intelectual. Tenemos este Cosmos ordenado por un lado; con él, no podemos entrar en el hombre. Tratamos de conducir desde la percepción exterior del Cosmos hacia el hombre interior - la vida de pensamiento e ideación - y descubrimos que no podemos entrar. Debemos admitir que la astronomía no entrará en nuestra cabeza. Esto no se dice en lo más mínimo metafóricamente. Es un hecho demostrable en la teoría del conocimiento. La astronomía no entrará en la cabeza humana; simplemente no encajará allí.
¿Qué vemos ahora en el otro polo, el del Cosmos desordenado? Miremos los hechos; no queremos establecer teorías o hipótesis, sino sólo ver los hechos con claridad.
Busquen lo que está en contraste, en el Universo exterior con el dominio astronómico, y en el hombre con los procesos de percepción e ideación (la continuación del "Cosmos ordenado" en el hombre). En el hombre entran en el reino del metabolismo y la fecundación - y la Astronomía,Por lo tanto, si consideramos al hombre no como un ser aislado, sino en conexión con la totalidad de la Naturaleza, podemos colocarlo en el cuadro de la siguiente manera. A través de su cabeza, participa en lo astronómico, a través de su metabolismo en el dominio meteorológico. El hombre está así entrelazado con el Cosmos en ambas manos.
y miran hacia abajo de una manera análoga, ¿a qué reino son conducidos? Son llevados a la Meteorología - todos los fenómenos del mundo exterior una vez más, relacionados con la Meteorología. Porque si tratan de entender los fenómenos meteorológicos en términos de "ley natural", la cantidad de leyes que pueden aportar al ordenado Cosmos de la Astronomía, está en la misma proporción que la temperamental región del metabolismo y la fecundación en el hombre en el reino de la percepción sensorial, en el que todo el cielo estrellado vierte su luz, - que sólo comienza a desordenarse en nuestra propia vida interior, a saber, en nuestra formación de ideas.
Añadamos aquí otro pensamiento. Ayer hablamos de los procesos que pueden ser vistos como una imaginación orgánica interna de los eventos lunares, a saber, los procesos en el organismo femenino. En el organismo femenino hay algo así como una alternancia de fases, una sucesión de eventos, que siguen su curso en 28 días. Aunque, tal y como están las cosas ahora, estos eventos no dependen en absoluto de ningún evento lunar real, sin embargo, son de alguna manera un reflejo interno de la Luna. También llamé su atención sobre el siguiente hecho psico-fisiológico. Si realmente analizamos la memoria humana y tenemos en cuenta el proceso orgánico interno subyacente, no podemos sino compararlo con este funcionamiento del cuerpo femenino. Sólo que en este último la naturaleza del cuerpo es tomada más intensamente que cuando se mantiene en la memoria alguna experiencia externa que se haya experimentado. Lo que se expresa en estos 28 días como resultado de nuestras impresiones anteriores ya no está contenido en la vida individual entre el nacimiento y la muerte, mientras que la experiencia de los acontecimientos exteriores y el recuerdo de los mismos se produce en un período más corto y sigue su curso entre el nacimiento y la muerte, dentro de la vida individual del individuo. Considerados en su aspecto psico-fisiológico, los dos procesos son sin embargo esencialmente iguales - una reexperiencia funcional de un proceso o evento externo. (En mi "Ciencia Oculta" insinué claramente este tipo de experiencia en relación con el mundo exterior).
Ahora, estudien las funciones del óvulo antes de la fecundación y encontrarán que están completamente involucrados en este ritmo interno de 28 días; corresponden a este proceso. Pero tan pronto como la fecundación tiene lugar, los procesos en el óvulo inmediatamente salen de esta vida rítmica interna del ser humano. Se establece de inmediato una relación mutua con el mundo exterior. Observando el proceso de la fecundación, nos lleva a ver que lo que sucede en el óvulo a partir de entonces ya no tiene que ver con meros procesos internos del cuerpo humano. La fecundación arranca al óvulo del proceso orgánico puramente interno y lo lleva al ámbito de los procesos que pertenecen en común al ser interno del hombre y al Cosmos, - un ámbito en el que no hay barreras entre lo que ocurre en el interior del hombre y en el Cosmos. Por lo tanto, lo que ocurre después de la fecundación -todo lo que ocurre en la formación del embrión- debe estudiarse en relación con los acontecimientos cósmicos externos, y no sólo en términos de los mecanismos de desarrollo dentro del propio óvulo en sus etapas sucesivas.
¡Piensen en lo que esto significa! Todo lo que ocurre en el óvulo antes de la fertilización está, por así decirlo, dentro del ámbito de los procesos orgánicos internos del ser humano. Pero en lo que sucede después de la fecundación y se produce por ello - el ser humano se abre al Cosmos. Aquí prevalecen las influencias cósmicas.
Es decir, por un lado tenemos al Cosmos trabajando en nosotros hasta el punto en el que comienza la vida de las ideas. Tenemos, en el sentido / percepción, una relación mutua, entre el hombre y el Cosmos. Investigamos esta relación, por ejemplo, por medio de las leyes de la percepción. La fisiología de los sentidos y así sucesivamente. La forma en que vemos un objeto debe ser investigada a través de tales leyes. Supongamos que vemos un tren de ferrocarril que pasa por delante de nosotros. Vemos todo el movimiento a lo largo. Sin embargo, si estamos en un punto directamente delante del tren lo suficientemente lejos - por muy rápido que vaya el tren, lo vemos como si estuviera parado. Pictóricamente, por lo tanto, lo que ocurre en nosotros depende de la relación del cosmos con nosotros. Estamos en medio de las imágenes y nosotros mismos pertenecemos a la imagen. Sin embargo, nos enredamos en algo caótico, - porque en última instancia, nuestros sistemas mundiales son caóticos, - si tratamos de sacar conclusiones en cuanto a los eventos reales de lo que vemos externamente.
Por otra parte, en lo que se refiere a la fecundación, el hombre no está involucrado en procesos cósmicos pictóricos sino reales.
Así pues, en una función el hombre está inmerso en el Cosmos de forma pictórica, y en la otra de forma real. La misma cosa que se le escapa cuando mira hacia el Cosmos, actúa sobre él cuando se somete al proceso de fecundación. Aquí, por lo tanto, algo, (un todo en sí mismo), se separa en dos miembros. En el primer caso, una mera imagen está ante nosotros y no podemos llegar a la realidad. En el otro, se nos presenta la realidad; a través de ella, nace un hombre nuevo. Pero no se convierte en una imagen clara; permanece para nosotros tan desprovista de leyes como las manifestaciones del tiempo, o las condiciones meteorológicas en general. Aquí estamos cara a cara con una dualidad - aquí hay dos polos. De cada lado recibimos medio emocionados. Es como si recibiéramos la imagen de un lado y la realidad que la sustenta del otro.
Habrán
visto que la forma en que el hombre se enfrenta al mundo no es tan
simple como se podría suponer al decir: La imagen sensorial del
mundo está dada; ahora vamos a concebir la realidad por métodos
filosóficos. Este problema de encontrar la realidad subyacente en la
percepción sensorial es, por supuesto, fundamental en la teoría
filosófica de la cognición. Pero el hombre se equilibra
curiosamente entre la imagen y la realidad de formas muy distintas a
la mera especulación filosófica.
Pues bien, en el curso de
la evolución del mundo, los hombres ya han tratado de acercarse a
este secreto a través de una experiencia del reino intermedio: la
inhalación y la exhalación. La antigua sabiduría india que, como
suelo decir, sería errónea para nosotros imitar hoy en día,
procedía más o menos instintivamente de las siguientes hipótesis.
Las percepciones de los sentidos no sirven de nada en la búsqueda de
la realidad, ni tampoco los procesos sexuales o de fecundación, ya
que no dan una imagen clara. Por lo tanto, mantengamos la región
media, que se metamorfosea en un momento hacia la formación de
imágenes y en otro hacia la realidad. Debemos mantenernos en la
región media, porque a través de ella el acercamiento a la realidad
y al mismo tiempo a la imagen debe ser posible de alguna manera. Por
eso los ejercicios especiales de respiración del sistema de Yoga
fueron perfeccionados por la sabiduría de la antigua India. Los
hombres buscaban llegar a la realidad experimentando el proceso de
respiración conscientemente, y así captar al mismo tiempo tanto la
imagen como la realidad. Y si uno se pregunta por qué esto debería
ser así, se da la respuesta: La respiración une la imagen y la
realidad. (La respuesta puede ser más o menos instintiva, aunque no
del todo, como se puede ver si se estudia, en la propia filosofía
india, cómo surgió este extraño sistema de ejercicios
respiratorios). La respiración une la imagen y la realidad. La
imagen se experimenta en su relación con la realidad, si una vez que
el proceso de respiración se eleva del inconsciente a la conciencia.
Nunca entenderemos lo que apareció así en la evolución histórica
de la humanidad, a menos que lo consideremos desde el punto de vista
de la fisiología interna del hombre. Mirándolo bajo esta luz, se
puede decir: Hubo un tiempo en que los hombres buscaban comprender la
realidad volviéndose hacia el hombre mismo. Para las imágenes del
mundo, tenemos los sentidos; para la realidad, algo bastante
diferente. Por lo tanto, los hombres se dirigieron a esa parte del
mundo que no se cierra en las imágenes terminadas, ni en la mera
experiencia de la realidad; se dirigieron a lo que todavía no se ha
diferenciado o dividido - al proceso de la respiración. Y al
hacerlo, trajeron al hombre al Cosmos. No contemplaban un mundo
separado del hombre como el mundo de nuestra Ciencia Natural;
contemplaban un mundo para el cual el hombre, como hombre rítmico,
se convertía en un verdadero órgano de percepción. Este mundo,
decían, no puede ser captado ni por los nervios y los sentidos del
hombre, ni por el hombre metabólico. En su vida de nervios y
sentidos, el hombre se hace consciente de tal manera que lo que se
presentaba a los nervios y sentidos se diluye en una mera imagen; en
el metabolismo, la realidad se encuentra con él de tal manera que no
se eleva en absoluto a la conciencia. El entrelazamiento de la
experiencia real pero inconsciente con lo que se enrarece en una
imagen fue buscado por los sabios de la antigua India en el proceso
de respiración regulada. Tampoco comprenderemos nunca los antiguos
sistemas cósmicos, anteriores al Ptolemaico, hasta que seamos
capaces de adivinar cómo se presenta el Universo al hombre cuando en
éste se logra una síntesis, aunque indiferenciada, entre el proceso
de la cognición por un lado, y por otro la intensa realidad del
proceso de reproducción.
Consideremos
ahora desde este punto de vista las enseñanzas sobre la creación
del mundo que se encuentran particularmente en la Biblia: enseñanzas
que, tal como están las cosas hoy en día, no son tan fáciles de
ver. Consideren la historia de la Creación en la Biblia,
particularmente como la interpretan aquellos que aún tenían las
antiguas tradiciones. Fundamentalmente, la historia bíblica de la
Creación puede entenderse únicamente cuando somos capaces de
combinar la génesis del mundo que obtenemos mirando el Universo
exterior, con la que obtenemos por medio de la Embriología. Lo que
se establece en el Libro del Génesis está de hecho compuesto de la
Embriología y de lo que se ve en la gloria exterior del mundo de los
sentidos. De ahí los repetidos intentos de interpretar la historia
bíblica de la Creación, incluso palabra por palabra, por hechos
embriológicos. Verdaderamente, requiere tal
interpretación.
Presenté esto hoy, mis queridos amigos, por
una razón bien definida.
Como ven, si nuestros estudios
actuales, que pretenden ser un puente entre la ciencia externa de hoy
y la ciencia espiritual, han de tener algún significado, debemos
adquirir primero un sentimiento muy definido e impregnarnos de este
sentimiento, de lo contrario no podremos llegar más lejos. Debemos
ser capaces de sentir que ciertas formas modernas de pensamiento son
superficiales y externas. Debemos aprender a ver la superficialidad,
por un lado, de la creación de imágenes del Universo que sólo
tratan de hacer algunas ligeras correcciones en el Sistema de
Copérnico, y por otro lado, de la investigación de la vida
embrionaria en las formas que son habituales hoy en día. Se podría
decir que el dictado de Nietzsche: "El mundo está profundamente
pensado y trabajado; más profundamente que el día que pasa",
procedía de tal sentimiento. Hay que adquirir los impulsos para no
buscar explicaciones en la mera aceptación superficial de lo que se
presenta directamente, aunque sea a la vista mejorada de un
telescopio o un microscopio o un aparato de rayos X. Hay que aprender
a respetar las explicaciones de otra naturaleza, aspirando a otras
facultades de conocimiento, como las que buscaban los antiguos sabios
indios en el Sistema de Yoga, para penetrar en la realidad y
encontrar los medios de formarse una imagen adecuada de la
misma.
Como ya hemos superado el sistema del Yoga, debemos
sentirnos impulsados hacia una nueva forma de penetrar en el Universo
por procesos que aún están por desarrollarse - que no deben
derivarse tan simplemente de los métodos habituales de hoy en día.
Porque el hombre se encuentra en medio de la imagen del mundo, una
imagen que se le presenta de manera abrumadora en los cielos
estrellados, cuyos secretos nunca serán revelados a través de las
meras facultades intelectuales, y lo que se le presenta siempre,
cambiando el humor y el temperamento en los procesos de reproducción,
en virtud de los cuales existe la raza humana. En medio de este gran
todo que para él está así separado en dos mitades, el hombre se
sitúa. Para encontrar una conexión entre las dos, debe buscar un
camino de desarrollo espiritual, incluso como lo hacía en una forma
más antigua en el sistema del Yoga, - una forma que ya no es posible
hoy en día.
La astronomía, practicada como hasta ahora,
nunca llevará a una comprensión de la realidad; sólo nos dará
imágenes. Y la Embriología, aunque en este reino nos apoderamos de
la realidad, no nos permitirá penetrar en la realidad con ideas e
imágenes mentales. Las imágenes astronómicas del mundo son pobres
en realidades; las imágenes embriológicas son pobres en ideas - no
podemos penetrar en los hechos con ideas claras. Por lo tanto,
también en la teoría del conocimiento debemos acercarnos al ser
humano en su conjunto, en lugar de limitarnos a especulaciones
filosóficas y psicológicas sobre la percepción de los sentidos.
Debemos partir de la totalidad del hombre. Debemos aprender a colocar
al hombre como un todo en el Universo. Esa es nuestra tarea hoy en
día.
Es muy evidente hoy en día, cómo por un lado en la
Astronomía se está perdiendo el terreno del conocimiento. Y es
evidente que por otro lado en la Embriología, donde el conocimiento
no llega a las fuentes de la realidad, todo lo que resulta es una
mera discusión de los hechos dados, ya sea en términos de la ley
biogenética o de los mecanismos de desarrollo. La ampliación de
nuestros métodos fundamentales es evidentemente necesaria en ambas
direcciones.
Tuve que poner todo esto ante ustedes, para que
podamos entendernos mejor en lo que sigue. Porque les ayudará a ver
que no serviría de nada si simplemente añadiera otra imagen formal
del Universo a las ya existentes, aunque hay que reconocer que es el
tipo de cosas que la gente de hoy en día desea.
2 comentarios:
hola en este texto no aparece la figura 2. tal vez se les haya pasado. gracias por este inmenso tesoro!!!!
Hola, es verdad, gracias por avisar.
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