El
puente entre la espiritualidad universal y la Constitución
física
del hombre
Conferencia
a cargo de Rudolf Steiner, Dornach 19 de diciembre de 1920
El
camino hacia la libertad y el amor, y su
Importancia en los
acontecimientos mundiales
El
camino hacia la libertad y el amor, y su
Importancia en los
acontecimientos mundiales
Como
seres humanos estamos en el mundo como seres pensantes,
contemplativos, por un lado, y como hacedores, como seres de acción,
por el otro; Con nuestros sentimientos vivimos dentro de estas dos
esferas. Con nuestros sentimientos respondemos, por un lado, a lo que
se presenta ante nuestra observación; por el otro lado, los
sentimientos entran en nuestras acciones, nuestros actos. Sólo
necesitamos considerar cómo podemos estar satisfechos o
insatisfechos con el éxito o la falta de éxito de nuestros actos,
como en verdad toda acción va acompañada de impulsos de
sentimiento, veremos que el sentimiento une los dos polos de nuestro
ser: el polo del pensamiento y el polo de la acción. Sólo a través
del hecho de que somos seres pensantes, somos humanos en el verdadero
sentido. Consideren también, cómo todo lo que nos da la conciencia
de nuestra humanidad esencial está conectado con el hecho de que
podemos representar interiormente el mundo que nos rodea, Vivimos en
este mundo y podemos contemplarlo. Imaginar que no podemos contemplar
el mundo implicaría perder nuestra humanidad esencial.
Como
hacedores tenemos nuestro lugar en la vida social y todo lo que
realizamos entre el nacimiento y la muerte tiene cierta significacion
en esta vida social. En cuanto somos seres contemplativos, el
pensamiento opera en nosotros; En la medida en que somos activos, es
decir, seres sociales, la voluntad opera en nosotros. No es el caso
en la naturaleza humana, ni lo será nunca, que las cosas puedan ser
simplemente pensadas intelectualmente; La verdad es que todo lo que
sea un factor activo en la vida puede caracterizarse desde un aspecto
u otro; Las fuerzas del mundo se interpenetran, fluyen unas a otras.
Mentalmente podemos imaginarnos como seres de pensamiento y también
como seres de voluntad. Pero incluso cuando estamos completamente
absortos en la contemplación, cuando el mundo exterior está
completamente en calma, la voluntad está continuamente activa. Y por
contra, cuando estamos realizando acciones, el pensamiento está
activo en nosotros. Es inconcebible que algo proceda de nosotros en
la forma de acciones o hechos, - que también pueden tener efecto en
el ámbito de la vida social -, sin que nos identifiquemos en el
pensamiento con lo que ocurre. En todo lo que es de la naturaleza de
la voluntad, el elemento del pensamiento está contenido; Y en todo
lo que es de la naturaleza del pensamiento, la voluntad está
presente. Es esencial que tengamos muy claro lo que esto implica si
queremos seriamente construir el puente entre el orden
moral-espiritual del mundo y el orden físico-natural del mundo.
Imaginen
que están viviendo por un tiempo, rigurosamente en la reflexión
como generalmente es entendida, que no están involucrados en ningún
tipo de actividad exterior, sino que están completamente absortos en
sus pensamientos. No obstante, deben comprender, que en esta vida de
pensamiento, la voluntad también está activa; La voluntad está por
lo tanto trabajando en su ser interno, irradiando sus fuerzas en el
reino del pensamiento. Cuando nos representamos al ser humano
pensante de esta manera, cuando nos damos cuenta de que la voluntad
está irradiando todo el tiempo en los pensamientos, algo ciertamente
nos repercutirá en lo que concierne a la vida y a sus realidades. Si
revisamos todos los pensamientos que hemos formulado, encontraremos
en cada caso que están vinculados con algo de nuestro entorno, algo
que nosotros mismos hemos experimentado. Entre el nacimiento y la
muerte no tenemos, en cierto sentido, otros pensamientos que los que
nos trae la vida. Si nuestra vida ha sido rica en experiencias
tenemos un rico contenido de pensamientos; Si nuestras experiencias
de vida han sido escasas, tenemos un escaso contenido de
pensamientos. El contenido del pensamiento representa nuestro destino
interno - hasta cierto punto. Pero dentro de esta vida de pensamiento
hay algo que es inherentemente propio; Aquello que es intrínsecamente
propio es cómo conectamos los pensamientos entre sí y los
disociamos de nuevo, cómo los elaboramos interiormente, cómo
llegamos a los juicios y sacamos conclusiones, cómo nos orientamos
en la vida del pensamiento -, todo esto es inherentemente propio. La
voluntad en nuestra vida de pensamiento es propiamente nuestra.
Si
estudiamos esta vida del pensamiento con un cuidadoso autoexamen,
ciertamente nos daremos cuenta de que los pensamientos, mas allá de
lo concerniente a su contenido real, nos llegan desde afuera, pero
que somos nosotros mismos quienes elaboramos estos pensamientos. Por
eso, con respecto a nuestro mundo de pensamiento, dependemos
totalmente de las experiencias que nos brindan nuestro nacimiento y
nuestro destino. Pero a través de la voluntad, que irradia de las
profundidades del alma, llevamos a nuestro interior lo que viene a
nuestro encuentro desde el mundo exterior, algo que es inherentemente
nuestro. Para el cumplimiento de lo que nos exige el
autoconocimiento, es muy importante mantener separados en nuestras
mentes, por una parte, cómo nos viene el contenido del pensamiento
del mundo circundante y por la otra, la fuerza de voluntad que
viniendo de dentro de nuestro ser, se irradia en el mundo del
pensamiento.
En
realidad ¿Cómo nos volvemos interiormente más y más espirituales?
- No tomando el mayor número posible de pensamientos del mundo
circundante, pues estos pensamientos simplemente reproducen en
imágenes este mundo exterior, que es un mundo físico y material.
Estar constantemente corriendo en busca de sensaciones no nos hace
más espirituales. Nos volvemos más espirituales a través del
trabajo interior, permeado de la fuerza de voluntad que llevamos a
cabo en nuestros pensamientos. Es por eso que la meditación también
consiste en no caer en pensamientos fortuitos, sino manteniendo
ciertos pensamientos fácilmente contemplados en el centro de nuestra
conciencia, atrayéndolos allí con un fuerte esfuerzo de voluntad.
Y
cuanto mayor sea la fuerza e intensidad de esta irradiación interior
de la voluntad en la esfera del pensamiento, más espirituales
devendremos. Cuando tomamos pensamientos del mundo material exterior
- y entre el nacimiento y la muerte sólo podemos tomar tales
pensamientos - devenimos, como ustedes pueden fácilmente darse
cuenta, prisioneros de ellos; Porque estamos entregados a las
concatenaciones de cosas y acontecimientos del mundo exterior; mas
allá de lo que concierne al contenido real de los pensamientos,
estamos obligados a pensar tal como prescribe el mundo exterior; Sólo
cuando elaboramos los pensamientos devenimos libres en el verdadero
sentido.
Es
posible alcanzar la plena libertad en nuestra vida interior si
crecientemente vamos limpiando y excluyendo el contenido real del
pensamiento, a medida que este nos va llegando, y proyectamos una
mayor actividad al ingrediente de la voluntad que fluye a través de
nuestros pensamientos cuando formamos juicios, extraemos conclusiones
y demas. De este modo, no obstante, nuestro pensamiento deviene en lo
que he llamado en mi Filosofía de la Actividad Espiritual
"pensamiento puro". Pensamos, pero en nuestro pensamiento
no hay nada sino voluntad. He puesto especial énfasis en esto en la
nueva edición del libro (1918). Lo que está dentro de nosotros está
en la esfera del pensamiento. Pero el pensamiento puro puede
igualmente llamarse voluntad pura. Así,
desde el reino del pensamiento llegamos al reino de la voluntad,
cuando devenimos interiormente libres; Nuestro pensamiento alcanza
tal madurez que es enteramente irradiado por la voluntad; Ya no toma
nada de fuera, sino que su vida misma es de la naturaleza de la
voluntad. Al fortalecer progresivamente el impulso de la voluntad en
nuestro pensamiento, nos preparamos para lo que he llamado en la
Filosofía de la Actividad Espiritual,
"Imaginación Moral". La Imaginación Moral se eleva a las
"Intuiciones Morales" que entonces permean e iluminan
nuestra voluntad que ahora se ha convertido en pensamiento, o nuestro
pensamiento que ahora se ha convertido en voluntad. De esta manera
nos elevamos por encima del dominio de la "necesidad" que
prevalece en el mundo material, nos impregnamos con la fuerza que es
intrinsecamente nuestra, y nos preparamos para la Intuición Moral. Y
todo lo que puede fluir en nosotros desde el mundo espiritual tiene
su fundamento, principalmente, en estas Intuiciones Morales. Por lo
tanto, la libertad nace cuando permitimos que la voluntad se
convierta en una fuerza cada vez más y más poderosa en nuestro
pensamiento.
Ahora
consideremos al ser humano desde el polo opuesto, el de la voluntad.
¿Cuándo se presenta la voluntad con particular claridad a través
de lo que hacemos? - Cuando estornudamos, digamos, también estamos
haciendo algo, pero ¡no podemos atribuirnos a nosotros mismos ningún
impulso definitivo de voluntad cuando estornudamos! Cuando hablamos,
estamos haciendo algo en lo que la voluntad está indudablemente
contenida. Pero piensen cómo, al hablar, con deliberada intención y
en ausencia de intención, volición y ausencia de volición, se
entremezclan.
Tenemos
que aprender a hablar, y de tal manera que ya no estemos obligados a
formular cada simple palabra a base de un esfuerzo de voluntad; Un
elemento de instinto entra en el habla. En la vida ordinaria al
menos, es así, y mas enfáticamente en el caso de aquellos que no se
esmeran particularmente por la espiritualidad. Las personas locuaces,
que siempre están abriendo la boca para decir cualquier cosa en la
que hay muy poco pensamiento, brindan a los demás la oportunidad de
darse cuenta - ellos mismos, por supuesto, no lo notan - cuánto hay
en el habla que es instintivo e involuntario. Pero cuanto más
salimos de nuestra vida orgánica y pasamos a actividades liberadas,
- por así decirlo - de los procesos orgánicos, tanto más
pensamientos llevamos a nuestras acciones y hechos. Los estornudos
son todavía enteramente un asunto de la vida orgánica; El hablar se
relaciona en gran parte con la vida orgánica; Caminar realmente muy
poco; Lo que hacemos con las manos, también muy poco. Y así
llegamos gradualmente a acciones cada vez más emancipadas de nuestra
vida orgánica. Acompañamos estas acciones con nuestros
pensamientos, aunque no sabemos cómo la voluntad fluye en estos
pensamientos. Si no somos sonámbulos y no nos comportamos en estas
condiciones, nuestras acciones siempre van acompañadas de nuestros
pensamientos. Llevamos nuestros pensamientos a nuestras acciones, y
cuanto más evolucionan nuestras acciones hacia la perfección, tanto
más contenido de pensamientos llevan.
Nuestra
vida interior se profundiza constantemente cuando le aportamos
voluntad - nuestra propia fuerza inherente - a nuestro pensamiento,
cuando permeamos nuestro pensamiento con voluntad. Llevamos la
voluntad en el pensamiento y, por lo tanto, alcanzamos la libertad. A
medida que perfeccionamos gradualmente nuestras acciones, vamos
consiguiendo finalmente enviar pensamientos a estas acciones;
Irradiamos nuestras acciones - que proceden de nuestra voluntad - con
pensamientos. Por un lado (hacia adentro) vivimos una vida de
pensamiento; Lo impregnamos con la voluntad y así encontramos la
libertad. Por el otro lado (hacia fuera) nuestras acciones fluyen de
nuestra voluntad, y las impregnamos con nuestros pensamientos.
(Diagrama IX)
Pero,
¿por qué medios evolucionan nuestras acciones hacia una mayor
perfección? Para utilizar una expresión invariablemente polémica -
¿Cómo lograr una mayor perfección en nuestras acciones? Logramos
esto desarrollando en nosotros la fuerza que sólo puede designarse
con las palabras: devoción al mundo exterior. - Cuanto más
crece y se intensifica nuestra devoción al mundo exterior, más este
mundo exterior nos anima a la acción. Pero es sólo a través del
despliegue de la devoción al mundo exterior que logramos impregnar
nuestras acciones con pensamientos. ¿Qué es, en realidad, la
devoción al mundo exterior? La devoción al mundo exterior, que
permea nuestras acciones con pensamientos, no es otra cosa que el
amor.
Así
como alcanzamos la libertad irradiando la vida del pensamiento con
voluntad, también alcanzamos el amor impregnando la vida de
la voluntad con pensamientos. Desplegamos el amor en nuestras
acciones cuando dejamos que los pensamientos irradien en el reino de
la voluntad; Desarrollamos la libertad en nuestro pensamiento cuando
dejamos que lo que es de la naturaleza de la voluntad irradie en
nuestros pensamientos. Y porque, como humanos, somos un todo
unificado, cuando llegamos al punto donde encontramos la libertad en
la vida del pensamiento y el amor en la vida de la voluntad, habrá
libertad en nuestras acciones y amor en nuestro pensamiento. El uno
uno irradia al otro: la acción llena de pensamiento se forja en el
amor; El pensamiento que está permeado de voluntad da lugar a
acciones y hechos verdaderamente libres.
Así
vemos cómo en el ser humano los dos grandes ideales, de libertad y
amor, crecen juntos. La libertad y el amor son también lo que el ser
humano, erguido en el mundo, puede llevar a la realización en sí
mismo de tal manera que, a través de él, lo uno se une con lo otro
para el bien del mundo.
Ahora
debemos preguntarnos: ¿Cómo se alcanza el ideal, el ideal más
elevado, en la vida del pensamiento permeada por la voluntad? Ahora
bien, si la vida del pensamiento fuera algo que representaba procesos
materiales, la voluntad nunca podría penetrar plenamente en el reino
de los pensamientos e incrementar su arraigo allí. La voluntad
tendría a lo sumo la capacidad de irradiar en estos procesos
materiales como una fuerza organizadora. La voluntad tiene un efecto
real sólo si la vida del pensamiento es algo que no tiene una
realidad física exterior. Entonces ¿Qué debe ser?
Podrán
ustedes imaginar lo que debe ser, si toman una imagen como punto de
partida. Si tenemos aquí un espejo y aquí un objeto, el objeto se
refleja en el espejo; Si luego vamos detrás del espejo, no
encontraremos nada. En otras palabras, ustedes tienen una imagen -
nada más. Nuestros pensamientos son en este mismo sentido, imágenes.
(Diagrama X) ¿Cómo se explica esto? - En una conferencia anterior
ya dije que la vida del pensamiento como tal, no es en verdad una
realidad del momento inmediato. La vida del pensamiento nos irradia
desde nuestra existencia de antes de nacer, o más bien, de antes de
la concepción.
La
vida del pensamiento tiene su realidad entre la muerte y un nuevo
nacimiento. Y al igual que aquí el objeto que se coloca ante el
espejo, lo que nos presenta es una imagen - sólo eso y nada más –
de la misma manera lo que desplegamos como vida del pensamiento se
vive en el sentido real entre la muerte y un nuevo nacimiento, y
meramente se irradia en nuestra vida desde el nacimiento. Como seres
pensantes, tenemos dentro de nosotros una reflejo de la realidad
solamente. Puesto que esto es así, la otra realidad que, como
ustedes saben, surge del proceso metabólico, puede permear las
imagenes reflejadas de la vida del pensamiento. Si, como muy
raramente es el caso hoy en día, hacemos esfuerzos sinceros por
desarrollar un pensamiento imparcial, tendremos claro que la vida del
pensamiento consiste en imagenes reflejas, si volvemos al pensamiento
en su forma más pura - las matemáticas. El
pensamiento matemático fluye completamente de nuestro ser interior,
pero sólo tiene una existencia refleja. A través de las
matemáticas, la composición de los objetos externos puede ser
analizada y determinada; Pero los pensamientos matemáticos en sí
mismos son sólo pensamientos, existen simplemente como imágenes. No
se han adquirido de ninguna realidad externa.
Pensadores
abstractos como Kant también emplearon una expresión abstracta.
Decian: los conceptos matemáticos son a
priori.
- A
priori, apriorismo,
significa "de lo que es antes". [Doctrina
epistemológica que se
fundamenta en ideas preconcebidas y prescinde de los hechos de la
experiencia.
]
¿Pero por qué los conceptos matemáticos son a priori? Porque
fluyen de la existencia anterior al nacimiento, o más bien de la
concepción precedente. Esto es lo que constituye su "aprioridad".
Y la razón por la que parecen reales a nuestra conciencia es porque
son irradiados por la voluntad. Esto es lo que los hace reales.
¡Piensen cómo se ha convertido el pensamiento moderno abstracto
cuando utiliza palabras abstractas para algo que, en su realidad, no
es entendido! Los hombres como Kant tenían solo una débil idea de
que traemos las matemáticas con nosotros desde nuestra existencia
antes del nacimiento, y por lo tanto llamaron a priori las
conclusiones de las matemáticas. Pero el término "a priori"
realmente no nos dice nada, pues no señala ninguna realidad, señala
algo meramente formal.
En
cuanto a la vida del pensamiento, que por su existencia-refleja debe
ser irradiada por la voluntad para convertirse en realidad, las
tradiciones antiguas hablan de Semblanza.
(Diagrama XI)
Vamos
ahora a considerar el otro polo de la naturaleza del hombre, donde
los pensamientos fluyen hacia la esfera de la voluntad, donde los
actos se desempeñan en el
amor.
Aquí nuestra conciencia, por decirlo así, es mantenida a raya,
rehuye la realidad. No podemos mirar a ese reino de oscuridad, un
reino de tinieblas para nuestra conciencia, donde la voluntad se
despliega cada vez que levantamos un brazo o giramos la cabeza, a
menos que tomemos concepciones súper sensibles en nuestra ayuda.
Movemos un brazo; Pero el complicado proceso en funcionamiento
permanece igualmente escondido de la conciencia ordinaria como lo que
ocurre en el sueño profundo, en el dormir sin sueños. Percibimos
nuestro brazo; Percibimos cómo nuestra mano agarra un objeto. Esto
es porque permeamos la acción con pensamientos. Pero los
pensamientos mismos que están en nuestra conciencia todavía son
sólo apariencia. Vivimos en lo que es real, pero no irradia en
nuestra conciencia ordinaria. Las tradiciones antiguas hablaban aquí
del Poder
(Gewalt), porque la realidad en la que vivimos está, de hecho,
permeada por el pensamiento, pero el pensamiento, sin embargo, la
rehuye en cierto sentido, durante la vida entre el nacimiento y la
muerte. (Diagrama XI).
Entre
estos dos polos se encuentra el factor de equilibrio que une los dos
- los une la voluntad que irradia hacia la cabeza con los
pensamientos que, a medida que fluyen en hechos forjan el amor, son,
por decirlo así, sentidos con el corazón. Este método de unión es
la vida del sentimiento, que esta en disposición de dirigirse a sí
mismo tanto hacia la voluntad, como hacia los pensamientos. En
nuestra conciencia ordinaria vivimos en un elemento por medio del
cual captamos, por un lado, lo que viene a la expresión de nuestro
pensamiento impregnado de voluntad con su predisposición a la
libertad, mientras que en el otro lado, tratamos de asegurar que lo
que pasa a nuestros hechos se llene más y más con pensamientos. Y
lo que forma el puente que conecta los dos es lo que desde la
antigüedad ha sido llamada sabiduría. (Esquema XI.)
En
su cuento de hadas, La
serpiente verde y el hermoso lirio,
Goethe ha dado indicaciones de estas antiguas tradiciones en las
figuras del rey de oro, el rey de plata y el rey de bronce. Ya hemos
demostrado desde otros puntos de vista cómo estos tres elementos
deben de nuevo volver a la vida, pero en una forma completamente
diferente -esos tres elementos a los cuales apuntaban los
conocimientos instintivos antiguos y que sólo pueden revivir si el
hombre adquiere el conocimiento dado por la Imaginación, la
Inspiración y la Intuición.
Pero,
¿Qué es lo que realmente ocurre cuando el ser humano despliega su
vida de pensamientos? - ¡La
realidad
deviene en apariencia!
Es muy importante tener claro esto. Llevamos con nosotros nuestra
cabeza, que con su cráneo duro y propenso a la osificación,
presenta, incluso exteriormente, una imagen de lo que está muerto,
en contraste con el resto del organismo vivo. Entre el nacimiento y
la muerte llevamos en la cabeza aquello que, desde una época
anterior, cuando era realidad, entró en nosotros como apariencia, y
desde el resto de nuestro organismo permeamos esa apariencia con el
elemento que emana de nuestros procesos metabólicos, lo permeamos
con el elemento real
de la voluntad. Allí tenemos dentro de nosotros una semilla, una
entidad germinativa que, ante todo, es parte de nuestra virilidad,
pero también significa algo en el cosmos. Piénsenlo: un hombre nace
en un año concreto; Antes de eso estaba en el mundo espiritual.
Cuando sale del mundo espiritual, el pensamiento que es la realidad,
deviene en apariencia, y guia hacia esa apariencia a las fuerzas de
la voluntad que proceden de una dirección completamente distinta,
surgiendo de partes de su organismo distintas de la cabeza. Así es
como el pasado, muriendo en la apariencia, se enciende de nuevo para
devenir realidad del futuro.
Hemos
de entender esto correctamente. ¿Qué sucede cuando nos elevamos al
pensamiento puro, al pensamiento que está irradiado por la voluntad?
- Sobre el fundamento del pasado que se ha disuelto en la apariencia,
a través de la fructificación por la voluntad que surge de nuestra
yoidad, se despliega dentro de nosotros una nueva realidad guiandonos
al futuro. Somos los portadores de la semilla del futuro. Los
pensamientos del pasado, como realidades, son como si fueran el
suelo-madre; En este suelo-madre está puesta lo que proviene de la
yoidad individual, y la semilla es enviada al futuro para la vida
futura.
Por
otra parte, evolucionamos permeando de pensamientos nuestros actos y
acciones y la naturaleza de nuestra voluntad; Las acciones se
desempeñan en el amor. Tales obras se separan de nosotros. Nuestras
obras no permanecen confinadas en nosotros mismos; Se convierten en
acontecimientos del mundo. Si están permeadas por el amor, entonces
el amor va con ellas. En lo concerniente al cosmos, una acción
egoísta es diferente de una acción permeada por el amor. Cuando, a
través de la apariencia y a través de la fructificación por la
voluntad, desplegamos lo que procede de nuestro ser íntimo, entonces
lo que fluye hacia el mundo desde nuestra cabeza encuentra nuestras
acciones permeadas de pensamientos.
Así
como cuando una planta se despliega conteniendo en su flor la semilla
a la que debe llegar la luz del sol, el aire exterior, y demas, a la
cual debe llegarle algo del cosmos para que pueda crecer, Asi, lo que
se despliega a través de la libertad debe encontrar un elemento en
el que crecer a través del amor que vive en nuestros actos.
Por
lo tanto, estamos en el gran proceso de la evolución del mundo, y lo
que tiene lugar dentro de la frontera de nuestra piel y fluye más
allá de nuestra piel en forma de hechos, tiene significado no sólo
para nosotros, sino para el mundo, el universo. Tenemos nuestro lugar
en el teatro de los acontecimientos cósmicos. Dado que la realidad
de épocas anteriores se ha convertido en apariencia en nosotros, la
realidad se disuelve siempre una y otra vez, y en ella, la apariencia
es acelerada de nuevo por la voluntad, surgiendo asi nueva realidad.
Aquí tenemos - como si pudiéramos espiritualmente poner nuestro
dedo sobre él - lo que también se ha hablado desde otros puntos de
vista. - ¡No hay conservación eterna de la materia! La materia se
transforma en apariencia y la apariencia se transforma en realidad
por la voluntad. La ley de la conservación de la materia y la
energía afirmada por la física es una ilusión, porque sólo se
tiene en cuenta el mundo natural. La verdad es que la materia está
muriendo continuamente en eso que es transformado en apariencia; Y
una nueva creación tiene lugar en esta a través del ser humano y se
hace presente ante nosotros como el logro supremo del cosmos, la
apariencia se transforma de nuevo en Ser (Sein).
Esto
también podemos verlo si nos fijamos en el otro polo - sólo que no
es tan fácil percibirlo. Los procesos que finalmente conducen a la
libertad ciertamente pueden ser captados por un pensamiento
imparcial. Pero para ver correctamente en el caso de este otro polo,
se necesita un cierto grado de desarrollo científico-espiritual.
Pues aquí, para empezar, la conciencia ordinaria rehuye cuando se
enfrenta a lo que las antiguas tradiciones llaman Poder. Lo
que se vive como Poder, como Fuerza, está realmente
permeado por pensamientos; Pero la conciencia ordinaria no los
percibe, sino tan solo más y más voluntad, una facultad cada vez
mayor de juicio, llega al mundo del pensamiento, así, cuando traemos
los pensamientos a la naturaleza de la voluntad, cuando superamos el
elemento del Poder más y más completamente, también
permeamos lo que es meramente Poder con la luz del
pensamiento. En el polo del ser humano vemos la superación de la
materia; En el otro polo, el nuevo nacimiento de la materia.
Como
he señalado brevemente en mi libro, Riddles
of the Soul (Enigmas del Alma), el hombre es un ser
triple: Como hombre dotado de nervios y sensibilidad es portador de
la vida del pensamiento y de la percepción; Como ser rítmico
(respiración, circulación sanguinea), es portador de la vida del
sentimiento; Como ser metabólico, es portador de la vida de la
voluntad. Pero entonces, ¿Cómo, opera el proceso metabólico en el
hombre cuando la voluntad se despliega mas y más en el amor? Opera
en tanto que, al realizar el hombre tales actos, la materia
continuamente es superada. ¿Y qué es lo que se despliega en el
hombre cuando, como ser libre, encuentra su camino en el pensamiento
puro, que es, sin embargo, realmente de la naturaleza de la voluntad?
- ¡Nace la materia! - ¡Contemplamos el devenir-en-ser de la
materia! Llevamos en nosotros lo que hace nacer la materia: nuestra
cabeza; Y llevamos en nosotros lo que destruye la materia, donde
podemos ver cómo se destruye la materia: nuestras extremidades y
nuestro organismo metabolico.
Esta
es la manera de estudiar al hombre entero. Vemos cómo lo que la
conciencia concibe en las abstracciones es un factor real en el
proceso del devenir del mundo; Y vemos cómo aquello que está
contenido en este proceso de devenir del mundo y al que la conciencia
ordinaria se aferra tan firmemente que no puede hacer otra cosa que
concebirla como realidad, vemos cómo se disuelve hasta la nulidad.
Es realidad para la conciencia ordinaria, y cuando obviamente no
coincide con las realidades externas, entonces el recurso tiene que
ser acogerse a los átomos, que se consideran realidades firmemente
fijadas. Y dado que el hombre no puede liberarse en sus pensamientos
de estas realidades firmemente fijadas, uno las deja mezclarse unas
con otras, ahora de una manera, ahora de esta otra. En un momento se
mezclan para formar hidrógeno, en otro, oxígeno; Simplemente se
agrupan de forma diferente. Esto es simplemente porque la gente es
incapaz de cualquier otra creencia salvo aquella que una vez que se
ha fijado firmemente en el pensamiento también debe estar firmemente
fijada en la realidad.
Eso
no es otra cosa que debilidad del pensamiento en el que uno se pierde
cuando acepta la existencia de átomos fijados y por siempre
perdurables. Lo que asi se nos revela a través del pensamiento que
está de acuerdo con la realidad es, que la materia se disuelve
continuamente hasta la nulidad y continuamente se reconstruye a
partir de la nulidad. Y sólo porque cuando la materia muere, una
nueva materia viene a la existencia, es por lo que la gente habla de
conservación de la materia. Caen en el mismo error en el que
caerían, digamos, si tomasemos un número de documentos los llevamos
a una casa, y allí los copiamos (volviendolos a escribir), pero los
originales los quemamos y las copias son sacadas nuevamente, y
entonces ellos creyesen que tanto los que se introdujeron como los
que se sacaron - son la misma cosa. La realidad es que los documentos
primeros han sido quemados y escrito otros nuevos. Pasa lo mismo con
lo que viene a la existencia en el mundo, y es importante para
nuestro conocimiento avanzar a este punto. Porque en ese reino del
ser del hombre, donde la materia muere en la apariencia y surge la
nueva materia, ahí reside la posibilidad de la libertad, y
ahí reside la posibilidad del amor. Y la libertad y el amor
están juntos, como ya he indicado en mi Filosofía de la Actividad
Espiritual.
Aquellos
que, basandose en alguna concepción particular del mundo, hablan de
lo imperecedero de la materia, anulan la libertad por un lado y el
pleno desarrollo del amor por el otro. Porque sólo a través del
hecho de que en el hombre muere el pasado, conviertiendose en
apariencia, y el futuro es una nueva creación en un estado de
semilla, surge en nosotros el sentimiento del amor (devoción por
algo a lo que no nos vemos coaccionados por el pasado ) y la libertad
(acción que no está predeterminada). La libertad y el amor son, en
realidad, comprensibles sólo si se tiene una concepción
científico-espiritual del mundo, no con ninguna otra. Aquellos que
están familiarizados con la imagen del mundo que ha aparecido en el
transcurso de los últimos siglos podrán evaluar las dificultades
que habrán de superar antes de que los hábitos de pensamiento
predominantes en la humanidad moderna, puedan ser inducidos a dar
paso a este pensamiento científico-espiritual imparcial. Pues en la
imagen del mundo que nos ofrecen las ciencias naturales no hay
realmente puntos a partir de los cuales podamos avanzar hacia una
verdadera comprensión de la libertad y el amor.
De
cómo están relacionadas por un lado, la imagen científico-natural
del mundo, y por el otro, la imagen antigua y tradicional del mundo,
con un desarrollo científico-espiritual de la humanidad
verdaderamente progresivo, de esto hablaremos en alguna otra ocasión.
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fuente *****
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