GA234 Introducción a la Antroposofia II

Antroposofía, Introducción

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MEDITACION

GA 0234 Conferencia II Dornach 20 de Enero de 1924


Ayer, tuve que mostrarles, cómo podemos observarnos a nosotros mismos de dos maneras, y cómo enfrentarnos al enigma del mundo y del hombre desde ambas direcciones. Si miramos una vez más lo que quedó establecido ayer, vemos, por un lado, el cuerpo físico humano, que percibimos (al principio) de la misma manera que el mundo físico externo. Lo llamamos cuerpo físico porque se sitúa ante nuestros sentidos físicos igual que el mundo físico externo. Al mismo tiempo, sin embargo, debemos recordar la gran diferencia entre los dos. De hecho, ayer tuvimos que reconocer esta gran diferencia por el hecho de que el hombre, al pasar por el portal de la muerte, debe entregar su cuerpo físico a los elementos del mundo físico externo; Y éstos lo destruyen. La acción de la naturaleza externa sobre el cuerpo físico humano es destructiva, no constructiva. Así que debemos buscar mucho mas allá del mundo físico, aquello que le da al cuerpo físico humano su forma entre el nacimiento (o concepción) y la muerte. Debemos hablar, en primer lugar, del otro mundo que construye este cuerpo humano al que la naturaleza física externa de este mundo, puede sólo destruir.
Por otro lado, hay dos consideraciones que muestran la estrecha relación entre el cuerpo físico humano y la naturaleza. En primer lugar, el cuerpo requiere sustancias (materiales de construcción, en cierto sentido,) aunque esto no es estrictamente adecuado. Digamos que tiene necesidad de las sustancias de la naturaleza exterior, o, al menos, necesita ingerirlas.
De nuevo: cuando observamos las manifestaciones externas del cuerpo físico (ya sean sus excreciones o sus restos vistos después de la muerte) lo que observamos son, sin embargo, sustancias del mundo físico externo. Siempre encontramos las mismas sustancias que en el mundo físico externo, ya sea que estudiemos las excreciones por separado o todo el cuerpo físico (sus restos) tras la muerte.
Así que estamos obligados a decir: Cualesquiera que sean los procesos internos que se produzcan en el cuerpo humano, su principio y su fin están relacionados con el mundo físico externo.
La ciencia materialista, sin embargo, extrae de este hecho una conclusión que no se puede extraer en absoluto. Aunque vemos cómo el hombre, al comer, beber y respirar, absorbe sustancias del mundo físico externo y devuelve estas mismas sustancias, en la espiración, en la excreción o tras su muerte, sólo podemos decir que tenemos algo que ver en el principio y en el final. Nosotros no hemos determinado los procesos intermedios dentro del cuerpo físico.
Hablamos con tanta facilidad de la sangre que el hombre lleva dentro; Pero ¿Alguien ha investigado alguna vez la sangre dentro del organismo humano vivo? Esto no se puede hacer con medios físicos en absoluto. No tenemos derecho a sacar la conclusión materialista de que lo que ingresa al cuerpo y lo abandona nuevamente también estaba dentro de él.
En cualquier caso, vemos una inmediata transformación cuando se incorporan sustancias físicas externas, digamos, por la boca. Sólo necesitamos poner un pequeño grano de sal en la boca y se disuelve enseguida. La transformación es inmediata. El cuerpo físico del hombre no es igual, en su naturaleza interior, tal como es el mundo exterior; Transforma lo que ingiere, y luego lo transforma de nuevo. Por consiguiente, debemos buscar algo dentro del organismo humano que es, en principio, similar a la naturaleza exterior y con la excreción, llega a serlo nuevamente. Lo que hay entre estas dos etapas, es lo primero que debemos descubrir.
Traten de imaginarse lo que les he dicho: Por un lado, tenemos lo que el organismo ingiere; Por otro, lo que retorna aun incluyendo al cuerpo físico como un todo. Entre ambos están los varios procesos dentro del propio organismo. Del estudio de lo que el organismo físico humano ingiere, no podemos decir nada referente a la relación del hombre con la naturaleza externa. Podríamos decirlo de esta manera: Aunque la naturaleza física externa destruye el cadáver del hombre, disolviéndolo y disipándolo, el hombre hace lo mismo, en su organismo, 'consigue igualarse' con la naturaleza. Él disuelve todo lo que recibe de ella. Así pues, cuando comenzamos por los órganos de asimilación del hombre, no encontramos ninguna relación de éstos con la naturaleza externa, porque ésta es destruida por ellos. Sólo encontramos tal relación cuando nos fijamos en lo que el hombre excreta. En relación a la forma que soporta al hombre en la vida física, la naturaleza es destructora; En cuanto a lo que el hombre echa fuera, la naturaleza recibe lo que el organismo humano le proporciona. En consecuencia, el organismo físico humano llegará a ser eventualmente muy diferente de sí mismo y a parecerse mucho a la naturaleza externa. Esto lo hace a través de la excreción.
Si piensan sobre esto ustedes se dirán a si mismos: Ahí, afuera, están las sustancias de los diferentes reinos de la Naturaleza. Ellas son, hoy, justo en lo que se han convertido; Pero ciertamente no siempre han sido como son. Incluso la ciencia física admite que las condiciones pasadas de la tierra eran muy diferentes de las de hoy. Lo que vemos a nuestro alrededor en los reinos de la Naturaleza se ha ido convirtiendo poco a poco en lo que es. Y cuando miramos al cuerpo físico del hombre vemos que destruye o ''transforma'' lo que ingiere (veremos que realmente destruye, pero por el momento diremos "transforma").
En cualquier caso, lo que se ingiere debe reducirse a un cierto estado a partir del cual pueda ser llevado de nuevo a la presente naturaleza física. En otras palabras: si piensan en un principio en alguna parte del organismo humano, donde las sustancias comienzan a derivar a ese estado de las excreciones, y luego piensan en la tierra, ese vestigio les guiará de vuelta atrás a una condición similar que una vez tuvo. Tienen que decirse: En algún tiempo pasado la tierra entera debió de estar en la mismo condición en la que algo está en el hombre hoy; Y en el corto espacio de tiempo durante el cual algo incorporado al organismo humano se transforma en productos excretores, los procesos internos del organismo humano recapitulan lo que la tierra misma ha consumado en el transcurso de largas edades.
Consecuentemente, miramos la naturaleza externa hoy y vemos que alguna vez fue algo muy diferente. Pero cuando tratamos de encontrar algo similar a su condición precedente, tenemos que mirar a nuestro propio organismo. El comienzo de la tierra sigue ahí. Cada vez que comemos, las sustancias de nuestro alimento se transforman en un estado en el que una vez estuvo toda la tierra. La tierra se ha ido desarrollando más en el transcurso de largos períodos de tiempo y se ha convertido en lo que es hoy; Las sustancias alimenticias que ingerimos, al derivar hasta el punto de excreción, dan una breve recapitulación de todo el proceso de la tierra.
Ahora, pueden ustedes mirar el punto vernal del zodiaco, donde el sol se levanta cada primavera. Este punto no es estacionario; Va avanzando. En la época egipcia, por ejemplo, estaba en la constelación de Tauro. Ha avanzado a través de Tauro y Aries, y hoy está en la constelación de Piscis; Y todavía continúa avanzando. Se mueve en un círculo y regresará después de un cierto tiempo. Aunque este punto donde el sol se levanta en primavera describe un círculo completo en los cielos en 25.920 años, el sol describe este círculo cada día. Se alza y se pone, describiendo así el mismo camino que el punto vernal. Contemplemos, por un lado, la larga época de 25.920 años, que es el tiempo que emplea el punto vernal para completar su camino; Y por otro lado, el corto período de veinticuatro horas en que el sol se levanta, se pone y se levanta de nuevo en el mismo punto.
El sol describe el mismo círculo. Es similar con el organismo físico humano. A través de largos períodos, la tierra estaba constituida por sustancias como las que se hallaban dentro de nosotros en una cierta etapa de la digestión: la etapa media entre la ingestión y la excreción, cuando la primera pasa a la última. Aquí llevamos dentro de nosotros el principio de la tierra. En un corto período de tiempo llegamos a la etapa excretora, en la que nos parecemos a la tierra; Entregamos sustancias a la tierra en la forma que éstas tienen hoy. En los procesos digestivos hacemos en nuestro cuerpo físico algo similar a lo que hace el sol en su ronda diurna con respecto al punto vernal. Así podemos examinar el globo físico y decir: Hoy este globo físico ha alcanzado una condición en la cual sus leyes destruyen la forma de nuestro organismo físico. Pero esta tierra debió haber estado alguna vez en una condición en la que estaba sometida a otras leyes, leyes que hoy en nuestro organismo físico modifican la condición de los alimentos a medio camino entre la ingestión y la excreción. Es decir, llevamos dentro de nosotros las leyes del principio de la tierra; Recapitulamos lo que había una vez en la tierra.
Veamos, podemos considerar nuestro organismo físico como organizado para tomar sustancias externas (las sustancias actuales) y excretarlas de nuevo como tales; Pero llevan en sí algo que estaba presente en el comienzo de la tierra, pero que la tierra ya no tiene. Esto ha desaparecido de la tierra dejando sólo los productos finales, no las sustancias iniciales. Osea llevamos dentro de nosotros algo que se buscaba en tiempos muy antiguos dentro de la constitución de la tierra. Eso que llevamos dentro de nosotros, y la tierra como un todo no tiene, es lo que nos eleva por encima de la vida física, terrenal. Lleva al hombre a decir: He conservado en mí el principio de la tierra. A través de entrar en la existencia física a través del nacimiento, siempre tengo dentro de mí algo que la tierra tenía hace millones de años, pero que ya no tiene.
De esto podemos deducir que, al llamar al hombre un microcosmos, no podemos simplemente tener en cuenta el mundo que nos rodea hoy. Debemos ir más allá de su condición presente y considerar etapas pasadas de su evolución. Para entender al hombre debemos estudiar las condiciones primitivas de la tierra.
Lo que la tierra ya no posee, pero el hombre todavía tiene en esta forma, puede convertirse en un objeto de observación. Debemos recurrir a lo que puede llamarse meditación. Estamos acostumbrados a permitir meramente que las "ideas" o representaciones mentales [Vorstellungen], por medio de las cuales percibimos el mundo, surjan dentro de nosotros, simplemente para representarnos el mundo exterior con la ayuda de tales ideas. Y durante los últimos siglos el hombre ha llegado acostumbrarse tanto a copiar sólo el mundo exterior en sus ideas, que no se da cuenta de su poder de formar ideas también libremente desde adentro. Hacer esto es meditar; Es llenar la conciencia con ideas no derivadas de la Naturaleza exterior, sino evocadas desde dentro. Al hacerlo, prestamos especial atención a la actividad interna involucrada. De esta manera uno llega a sentir que realmente hay un "segundo hombre" en su interior, que hay algo en el hombre que puede ser interiormente sentido y experimentado como, por ejemplo, la fuerza de los músculos cuando estiramos un brazo.
Experimentamos esta fuerza muscular; Pero cuando pensamos, de ordinario no experimentamos nada. A través de la meditación, sin embargo, es posible fortalecer nuestro poder de pensar (el poder mediante el cual formamos pensamientos) así experimentamos este poder interiormente, incluso cuando experimentamos la fuerza de nuestros músculos al estirar un brazo. Nuestra meditación es exitosa cuando finalmente podemos decir: En mi pensar ordinario, soy muy pasivo. Permito que algo me suceda; He dejado que la Naturaleza me llene de pensamientos. Pero ya no me dejaré llenar de pensamientos, pondré en mi conciencia los pensamientos que quiero tener y sólo pasaré de un pensamiento a otro a través de la fuerza del pensar interior mismo. De esta manera nuestro pensar se hace más y más fuerte, así como la fuerza de nuestros músculos se fortalecen si usamos nuestros brazos. Al final, notaremos que esta actividad del pensar es una «emocionante» y «conmovedora» experiencia interior, como la experiencia de nuestra propia fuerza muscular. Cuando nos hemos fortalecido en el sentido de que nuestro pensar es de esa índole, nos enfrentamos de inmediato (en nuestra conciencia) a lo que llevamos dentro de nosotros como una repetición de una condición antigua de la tierra. Aprendemos a conocer la fuerza que transforma las sustancias del alimento dentro del cuerpo y las retransforma de nuevo. Y al experimentar este hombre superior interior, que es tan real como el hombre físico mismo, logramos, al mismo tiempo, percibir con nuestro pensar fortalecido las cosas externas del mundo.
Ahora miro de nuevo al hombre, y la misma impresión que me causó la condición primitiva de la tierra, ahora me es causada por el "segundo ser humano" que lleva el hombre dentro de si. Además: se produce la misma impresión sobre mí cuando veo, no piedras, sino plantas. Esto me lleva a hablar, con cierta justificación, de un «cuerpo etérico», así como del físico. Una vez la tierra fue éter; debido a este éter se ha convertido en lo que hoy son sus componentes inorgánicos, sin vida. Las plantas, sin embargo, todavía llevan en su interior la precedente condición primitiva de la tierra. Y yo mismo llevo dentro de mí, como segundo hombre, el "cuerpo etérico" humano.
Todo lo que les estoy describiendo puede convertirse en un objeto de estudio para el fortalecimiento del pensar. Así, podemos decir que si un hombre se esfuerza por desarrollar tal pensar percibe, además del físico, el etérico en sí mismo, en las plantas y en el recuerdo de las épocas primitivas evocadas por los minerales.
Ahora bien, ¿Qué aprendemos de este tipo de observación superior? Aprendemos que la tierra tuvo una vez una condición etérica, que el éter ha permanecido y que todavía permea las plantas, los animales (porque también podemos percibirlo en ellos) y el ser humano.
Pero algo más es revelado ahora. Vemos los minerales libres de éter, y las plantas dotados con él. Al mismo tiempo, sin embargo, aprendemos a ver el éter en todas partes. Todavía está ahí hoy, llenando el espacio cósmico. Sólo en el reino mineral externo no toma parte; Todavía, está por todas partes. Cuando simplemente levanto este trozo de tiza, observo todo tipo de cosas sucediendo en el éter. De hecho, levantar un trozo de tiza es un proceso complicado. Mi mano desarrolla cierta fuerza, pero esta fuerza sólo está presente en mí en el estado de vigilia, no cuando estoy dormido. Si sigo lo que hace el éter en la transmutación de los alimentos, lo encuentro durante los estados de vigilia y de sueño. Uno podría dudar de esto en el caso del hombre, si uno fuera superficial, pero no en el caso de las serpientes; Duermen para digerir. Pero lo que tiene lugar a través de levantar mi brazo sólo puede tener lugar durante el estado de vigilia. El cuerpo etérico no ayuda aquí. Sin embargo, si sólo levanto la tiza, debo superar las fuerzas etéreas; debo trabajar sobre el éter. Mi propio cuerpo etérico no puede hacer esto. Debo llevar dentro de mí un "tercer hombre" que pueda.
Ahora este tercer hombre que puede moverse, que puede levantar cosas, incluyendo sus propios miembros, no se le puede encontrar (en principio) en nada similar en la naturaleza exterior. Sin embargo, la naturaleza exterior, que está en todas partes permeada por el éter, entra en relación con este (llamémosle)"hombre de fuerza" en el cual el hombre mismo derrama su fuerza de voluntad.
Al principio, sólo es en la experiencia interior donde podemos tomar conciencia de este despliegue interno de fuerzas. Sin embargo, si perseveramos en la meditación aun más, no sólo formando nuestras ideas nosotros mismos, y pasando de una idea a otra para fortalecer nuestro pensar, sino eliminando de nuevo el pensar fortalecido así adquirido, es decir, vaciando nuestra conciencia, alcanzamos algo especial. Por supuesto, si uno se libera de los pensamientos ordinarios pasivamente adquiridos, uno se queda dormido. En el momento en que uno deja de percibir o pensar, el sueño sobreviene, pues la conciencia ordinaria se adquiere pasivamente. Sin embargo, si desarrollamos las fuerzas mediante las cuales se percibe el etérico, tenemos un hombre fortalecido dentro de nosotros; Sentimos nuestras propias fuerzas pensantes como solemos sentir nuestras fuerzas musculares. Y ahora, cuando deliberadamente eliminamos, "sugerimos irse" a este hombre fortalecido, no nos dormimos, sino que exponemos nuestra conciencia vacía al mundo. Lo que sentimos vagamente cuando movemos nuestros brazos, o caminamos, cuando desplegamos nuestra voluntad, entra en nosotros objetivamente. Las fuerzas que entran aquí en acción, no se encuentran en el mundo del espacio; Pero entran en el espacio cuando producimos conciencia vacía en la forma descrita. Entonces descubrimos, objetivamente, este tercer hombre dentro de nosotros. Mirando ahora a la naturaleza exterior, observamos que los hombres, los animales y las plantas tienen cuerpos etéricos, mientras que los minerales no. Estos últimos sólo nos recuerdan el "éter" original de la tierra. No obstante, hay éter dondequiera que nos volvamos, aunque no siempre se nos revela como tal.
Es decir, si ustedes se sitúan frente a las plantas con la conciencia "meditativa" que describí al principio, ustedes perciben una imagen etérica; del mismo modo si se sitúan frente a un ser humano. Pero si se sitúan frente al éter universal, es como si estuvieran nadando en el mar. Sólo hay éter en todas partes. No les da ninguna "imagen". Pero en el momento en que simplemente levanto este pedazo de tiza aparece una imagen en el etérico donde mi tercer hombre está desplegando sus fuerzas.
Imagínense esto en ustedes mismos: La tiza está, al principio, allí. Mi mano toma ahora la tiza y la levanta. (Podría representar todo el proceso en una serie de instantáneas.) Todo esto, sin embargo, tiene su contra parte en el éter, aunque esto no puede ser visto hasta que pueda percibir por medio de la "conciencia vacía",o sea, hasta que esté en disposición de percibir al tercer hombre, no al segundo. Es decir, el éter universal no actúa como éter, sino en la forma en que actúa el tercer hombre.
Así puedo decir: primero tengo mi cuerpo físico (óvalo), luego mi cuerpo etérico, percibido en la conciencia "meditativa" (amarillo), luego el tercer hombre, que llamaré el hombre "astral" (rojo) . En todas partes a mi alrededor tengo lo que encontramos como la segunda cosa en el universo - el éter universal (amarillo). Esto, para empezar, es como un mar indefinido de éter. [1] [2]
Ahora bien, en el momento en que irradio en este éter cualquier cosa que proceda de este tercer hombre dentro de mí, éste responde; Este éter responde como algo parecido al tercer hombre dentro de mí, es decir, no étericamente, sino "astralmente". Por eso a través de mi propia actividad libero algo dentro de este ancho mar de éter que es similar a mi propio "tercer hombre". ¿Qué es esto que actúa en el éter como contra-imagen? Levanto la tiza; Cualquier mano se mueve desde abajo hacia arriba. La imagen etérica, sin embargo, se mueve desde arriba hacia abajo; Es una contra-imagen exacta. Es realmente una imagen astral, una mera imagen. Sin embargo, es a través del hombre real, actual, que es evocada esta imagen. Ahora bien, si aprendo, por medio de lo que ya he descrito, a mirar hacia atrás en la evolución de la tierra, si aprendo a aplicar a la evolución cósmica lo que brevemente se recapitula de la manera descrita, descubro lo siguiente:


Aquí está la condición actual de la tierra. Retrocedo a una tierra etérica. No encuentro allí, todavía, lo que se ha liberado a través de mí en el éter circundante. Debo retroceder más lejos hacia una condición todavía más temprana de la tierra en la cual la tierra se asemejaba a mi propio cuerpo astral.-un ser como mi tercer hombre-
Debo buscar este ser en épocas pasadas, en épocas muy anteriores a aquellas en las que la tierra era etérica. Volver atrás en el tiempo realmente no es diferente de la visión de un objeto lejano - digamos una luz - que brilla. Está allí, pero brilla hasta aquí; Nos envía imágenes aquí. Ahora pongan tiempo en vez de espacio: Aquello que es de la misma naturaleza que mi propio cuerpo astral estaba allí en tiempos primitivos. El tiempo no ha dejado de ser; Todavía está allí. Así como, en el espacio, la luz puede brillar hasta aquí, de igual modo lo que se halla en un pasado lejano sigue trabajando en el presente. Fundamentalmente hablando, todo ese largo ciclo de tiempo de la evolución sigue ahí. Lo que alguna vez estuvo allí - y que es de una naturaleza semejante a lo que, en el éter exterior, se parece a mi propio cuerpo astral - no ha desaparecido.
Aquí toco algo que, espiritualmente, está presente activamente y crea tiempo en el espacio. Realmente no es diferente de la comunicación a larga distancia con la ayuda de un telégrafo. Al levantar la tiza evoco una imagen en el éter y me comunico con lo que, para la percepción exterior, ha pasado hace mucho.
Vemos cómo el hombre se sitúa en el mundo de una manera muy diferente de lo que aparece al principio. Y también entendemos por qué los enigmas cósmicos se presentan ante él. Él siente dentro de sí que tiene un cuerpo etérico, aunque no lo comprende claramente: incluso la ciencia no lo comprende claramente hoy. Él siente que este cuerpo etérico transforma sus alimentos y los vuelve a transformar de nuevo. Eso no lo encuentra en las piedras, aunque las piedras ya estaban allí, en tiempos primitivos en los que allí descubre como éter general. Pero en este éter un pasado aún más remoto está activo. Así el hombre lleva dentro de si un pasado antiguo de una doble manera; Un pasado más reciente en su cuerpo etérico y un pasado más antiguo en su cuerpo astral.
Cuando el hombre se enfrenta a la Naturaleza hoy por lo general sólo estudia lo que está sin vida. Incluso lo que vive en las plantas sólo se estudia aplicando a ellas las leyes de las sustancias descubiertas en su laboratorio. Omite estudiar el crecimiento; Él descuida la vida en sus plantas. La ciencia actual estudia realmente las plantas como una persona que tiene un libro y observa las formas de las letras, pero no lee. La ciencia, hoy, estudia todas las cosas de esta manera.
De hecho, si abren un libro pero no pueden leer, las formas deben parecer muy misteriosas. Realmente no se puede entender por qué hay aquí una forma como esta: 'b', luego 'a', luego 'l' y luego 'd', es decir (bald) calvo. ¿ Que están haciendo estas formas una al lado de otra? Ese es, de hecho, un enigma. La manera de considerar las cosas que he puesto ante ustedes es realmente aprender a leer en el mundo y en el hombre. Al "aprender a leer" nos acercamos gradualmente a la solución de nuestros enigmas.
Ya lo ven, queridos amigos, quería presentar ante ustedes, simplemente un sendero general del pensar humano a lo largo del cual se puede escapar de la condición de desesperación en la que se encuentra el propio hombre y que describí al principio. Procederemos a estudiar cómo podemos avanzar más y más lejos en la lectura de los fenómenos en el mundo exterior y en el hombre.
Al hacer esto, sin embargo, somos guiados por sendas de pensamiento con las cuales el hombre no está muy familiarizado hoy en día. ¿Y qué suele pasar? La gente dice: No entiendo eso. Pero esto, ¿Qué significa? Sólo significa que esto no está en conformidad con lo que se les enseñó en la escuela, y se han acostumbrado a pensar en la forma en que fueron entrenados. "¿Pero es que acaso nuestras escuelas no toman su posición en base a la ciencia genuina?" Sí, ¿Pero qué significa eso? Mis queridos amigos, les daré sólo un ejemplo de esta auténtica ciencia. - Uno que ya no es joven ha experimentado muchas cosas como esta. Uno aprendió, por ejemplo, que son necesarias varias sustancias para el proceso al que nos hemos referido hoy : la ingestión de los alimentos y su transformación dentro del organismo humano. Albúminas (proteínas), grasas, agua, sales, azúcar y productos de almidón fueron citados como necesarios para los hombres. Luego se hicieron experimentos.
Si retrocedemos veinte años, encontramos que los experimentos mostraban que el hombre requiere por lo menos ciento veinte gramos de proteína al día; De lo contrario no podría vivir. Eso fue "ciencia" hace veinte años. ¿Qué es la ciencia hoy en día? Hoy en día son suficientes entre veinte a cincuenta gramos. En aquella época era "ciencia" que uno se enfermara – por desnutrición - si uno no recibía estos ciento veinte gramos de proteína. Hoy en día la ciencia dice que es perjudicial para la salud tomar más de cincuenta gramos a lo sumo; Uno puede arreglarse bastante bien con veinte gramos. Si se toman más, se forman sustancias putrefactas en los intestinos y la auto-intoxicación el envenenamiento se instala. Por lo tanto, es perjudicial tomar más de cincuenta gramos de proteína. Eso es ciencia hoy.
Sin embargo esto, no es meramente una cuestión científica, sino que tiene relevancia con la vida. Piensen: hace veinte años, cuando era científico creer que uno debe tener ciento veinte gramos de proteína, a la gente se le dijo que eligiera su dieta en consecuencia. Uno tenía que asumir que un hombre podía pagar todo esto. Así que la pregunta tocó la esfera económica. Se probó cuidadosamente que es imposible obtener estos ciento veinte gramos de proteína de las plantas. Hoy sabemos que el hombre obtiene la cantidad necesaria de proteínas de cualquier tipo de dieta. Si simplemente come suficientes patatas - no necesita comer muchas - junto con un poco de mantequilla, obtiene la cantidad necesaria de proteína. Hoy en día es científicamente cierto que esto es así
Por otra parte, es un hecho que un hombre que se llena de ciento veinte gramos de proteína adquiere un apetito muy incierto. Si, por el contrario, se ajusta a una dieta que le proporciona veinte gramos de proteína, y sucede, de vez en cuando, que se toma comida con menos, y que por lo tanto lo desnutrían, y se deshace de ella. Su instinto en cuanto a la comida se convierte en fiable. Por supuesto, todavía hay gente sub-alimentada, pero esto tiene otras causas y ciertamente no proviene de una deficiencia de proteínas. Por otro lado, sin duda hay numerosas personas que sufren de auto intoxicación y muchas otras cosas porque están sobrealimentados con proteínas
No quiero hablar ahora de enfermedades infecciosas, pero sólo mencionaré que las personas son más susceptibles a la llamada infección cuando toman ciento veinte gramos de proteína [al día]. Entonces son más propensos a contraer la difteria, o incluso la viruela. Si sólo toman veinte gramos, con gran dificultad serian infectados.
Así pues, una vez fue científico decir que uno requiere tanta proteína como para envenenarse y quedar expuesto a todo tipo de infecciones. Eso fue "ciencia" hace veinte años! Todo esto es una parte de la ciencia; Pero cuando vemos lo que era científico con respecto a asuntos muy importantes, hace tan poco tiempo, nuestra confianza en esa ciencia se ve profundamente sacudida.
Esto también es algo que uno ha de tener en cuenta cuando nos encontramos con un estudio como la Antroposofía que da a nuestro pensar, a todo nuestro estado de ánimo, una dirección diferente a la que hoy tenemos por costumbre. Sólo quería señalar, por así decirlo, lo que se propone, en primer lugar, como instrucción preliminar en la consecución de otro tipo de pensar, otra forma de contemplar el mundo.
Notas:
  1. Los dibujos de este documento son reconstrucciones de las dibujadas libremente por Rudolf Steiner en tizas de colores en la pizarra. Algunos se hicieron progresivamente pero como se representa aquí son de los bosquejos terminados.
  2. La reproducción en color es una contribución mia, así como la traducción.




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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919