GA234 introducción a la antroposofía VI

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Antroposofía, Introducción


El ego actuando en el desarrollo del calor.

Los pensamientos predominantes del mundo 


en el aire que exhalamos

GA 0234 ConferenciaVI Dornach 3 de febrero de 1924


Cuando estudiamos la vida humana en la tierra, vemos que avanza en una especie de ritmo que viene expresado por la alternancia de los estados de vigilia y sueño. Desde este punto de vista es como se debe considerar lo que se dijo en las últimas conferencias sobre la constitución del hombre. Echemos un vistazo, con conciencia ordinaria, y de una manera que podría llamarse puramente externa, a los hechos que tenemos ante nosotros. En el hombre despierto están primer lugar, el curso interno de sus procesos vitales en pleno funcionamiento; pero estos procesos permanecen subconscientes o inconscientes. También están lo que conocemos como impresiones sensoriales: esa relación con nuestros entornos terrenales y cósmicos que nos proporcionan los sentidos. Y además, está la expresión de la voluntad: la capacidad de moverse como consecuencia de los impulsos de la voluntad.
Pues bien, cuando estudiamos al hombre desde una observación ordinaria, encontramos que el proceso vital interno, que transcurre en la subconsciencia, continúa durante el sueño; Sin embargo, la actividad sensorial y el pensar basado en ella se suprimen. La expresión de la voluntad también se suprime; y consecuentemente , la vida activa del sentir que conecta la voluntad y el pensar, interponiéndose hasta cierto punto entre ellos.
Ahora bien, si simplemente estudiamos, lo que acabamos de encontrar mediante una observación ordinaria, de manera imparcial y sin caer en opiniones preconcebidas, nos llevará a decir: Los procesos descritos como psíquicos y los procesos que tienen lugar entre el mundo psíquico y el mundo externo, cesan cuando dormimos. A lo sumo podemos decir que la vida de los sueños encuentra expresión cuando el hombre duerme. Pero ciertamente no debemos suponer que estos procesos psíquicos se crean otra vez, de la nada, por así decirlo, cada vez que nos despertamos. Sin duda, este sería un pensamiento bastante absurdo, incluso para la conciencia ordinaria. En una consideración imparcial debemos suponer que el vehículo de los procesos psíquicos del hombre también está presente en el sueño. Sin embargo, debemos admitir que ese vehículo no actúa sobre el hombre durante el sueño, es decir, aquello que evoca en los sentidos del hombre una conciencia del mundo externo y estimula esta conciencia para pensar, no actúa sobre el hombre mientras duerme. Además, lo que pone el cuerpo en movimiento partiendo de la voluntad también está ausente; como tampoco está ahí, lo que evoca las sensaciones de los procesos orgánicos.
Mientras estamos despiertos, somos conscientes de que nuestros pensamientos actúan sobre nuestro organismo corporal. Pero, con la conciencia ordinaria, no podemos ver la manera en que un pensamiento o idea fluye, por así decirlo, hacia los sistemas muscular y óseo para poner en acción la voluntad. Sin embargo, somos conscientes de esta acción de nuestros impulsos psíquicos sobre nuestro cuerpo, y tenemos que reconocer que cesa mientras dormimos.
Así pues, incluso desde una simple observación externa vemos que el sueño le resta algo al hombre. La cuestión es, ¿qué? Para empezar, si observamos lo que llamamos el cuerpo físico del hombre, vemos que está continuamente activo, tanto en el sueño como en el estado de vigilia. Además, todos los procesos que describimos como pertenecientes al organismo etérico continúan durante el sueño. En el sueño, el hombre crece, realiza las actividades internas de la digestión y el metabolismo, continúa respirando, etc. Todas estas actividades no pueden pertenecer al cuerpo físico como tal, ya que cesan cuando se convierte en un cadáver. Donde es absorbido por la naturaleza terrenal externa y destruido. Pero estas fuerzas destructivas no dominan al hombre mientras duerme; Por lo tanto, hay contra-fuerzas presentes, que se oponen a la desintegración de su cuerpo físico. Osea que, podemos concluir, por meras consideraciones externas, que durante el sueño también está presente el organismo etérico.
Ahora bien, por las conferencias anteriores sabemos que este organismo etérico puede devenir un objeto de conocimiento a través de la "imaginación"; se le puede experimentar "imaginándolo", así como uno experimenta el cuerpo físico a través de impresiones sensoriales. Y también sabemos que lo que se puede llamar el organismo astral se experimenta a través de la "inspiración".
Ahora iremos más allá. Por supuesto, podríamos seguir sacando conclusiones como las anteriores. Pero, en el caso del cuerpo astral y la organización del yo, preferimos primero estudiar cómo aparecen realmente ante la conciencia superior.
Recordemos la descripción que hicimos de la actividad del cuerpo astral en el hombre. Vimos que actúa en el organismo humano, a través del elemento aéreo o gaseoso. Por lo tanto, de entrada, hemos de reconocer el cuerpo astral en todas esas actividades del elemento aéreo en el hombre.
Ahora sabemos que la primera y más esencial actividad del cuerpo astral dentro del elemento aereo es la respiración; y sabemos por mera experiencia que tenemos que distinguir entre inhalar y exhalar. Además, sabemos que lo que nos revitaliza es el acto de respirar. Del aire exterior que inhalamos, extraemos su poder vivificador y exhalamos, no un elemento vivificador, sino un elemento desvitalizador. Físicamente hablando, tomamos oxígeno y emitimos ácido carbónico. Pero por el momento no nos ocuparemos de este aspecto; Lo que aquí nos interesa es el hecho de la experiencia ordinaria: inhalamos el elemento vitalizador y exhalamos el elemento desvitalizador.
El conocimiento superior que, tal como hemos dicho en estos últimos días, se adquiere a través de la "imaginación", la "inspiración" y la "intuición", ahora debe dirigirse a la vida del sueño. En realidad debemos investigar, si hay algo que confirme la conclusión a la que hemos llegado, es decir: que cuando el hombre duerme se le saca algo.
Esta pregunta solo puede responderse poniendo y respondiendo a otra. Si hay algo que queda afuera del hombre dormido, ¿cómo se comporta ese "algo" cuando está afuera?
Bueno, supongamos que un hombre, mediante los ejercicios del alma que he descrito, llega realmente ha adquirir la "inspiración", es decir, llenar de contenido su conciencia vacía. Ahora puede recibir conocimiento "inspirado". En esta etapa puede inducir el estado de sueño artificialmente; Sin embargo, esto no es un simple sueño, sino una condición consciente en la que el mundo espiritual fluye hacia él.
Ahora me gustaría describir esto de una manera un tanto vulgar. Supongamos que dicho hombre puede sentir que los seres espirituales del cosmos le hablan "a él", por así decirlo, en un elemento de la música espiritual. Entonces tendrá ciertas experiencias. Pero también se dirá a sí mismo: estas experiencias que tengo ahora revelan algo muy peculiar; a través de ellas, lo que tenía que asumir como separado del hombre durante el sueño ya no es desconocido. Lo que sucede ahora realmente se puede aclarar mediante la siguiente comparación.
Supongamos que hace diez años hubieran tenido ustedes cierta experiencia. Lo han olvidado, pero a través de una u otra cosa se remueve el recuerdo. Recuerdo que ha estado fuera de sus conciencias; pero que ahora, después de aplicar ayuda sónica o algo parecido a la memoria, lo vuelven a recordar, haciendo que regrese a sus conciencias algo que estaba fuera de ella, aunque de alguna manera seguía conectado con ustedes. Pasa lo mismo con alguien que tiene una conciencia más interna y llega a la inspiración. Los eventos del sueño comienzan a surgir, lo mismo que hacen los recuerdos en la vida ordinaria. Solo que las experiencias que recordamos en la memoria estuvieron una vez en la conciencia; Las experiencias de sueño, sin embargo, no habían estado allí antes. Pero entran en la conciencia de tal manera que realmente sentimos que estamos recordando algo que no se había experimentado de manera consciente antes, al menos en esta vida. Vienen a nosotros en forma de recuerdos. Y, tal como antes aprendimos a comprender y experimentar a través de la memoria, ahora comenzamos a comprender lo que sucede durante el sueño. Por tanto, en la conciencia "inspirada" simplemente emerge la experiencia de lo que deja al hombre y queda fuera de él durante el sueño, y lo desconocido se hace conocido. Aprendemos a saber lo que realmente está haciendo mientras duerme.
Si tuvieran que poner en palabras lo que experimentan con su respiración durante la vida, dirían: el que yo esté internamente impregnado de vida se debe al elemento que inhalo. No puede deberse al elemento que exhalo, porque eso contiene las fuerzas de la muerte.
Pero cuando están, como acabamos de ver, fuera de sus cuerpos durante el sueño, se vuelven extremadamente apegados al aire que exhalan. Mientras estaban despiertos no notaban lo que se puede experimentar con este aire exhalado; solo habían prestado atención al aire inhalado, que es el elemento vital mientras ustedes y sus almas están dentro del cuerpo físico. Pero ahora tienen esa misma sensación, de hecho más exaltada, hacia el aire que tan ansiosamente evitan cuando se encuentra acumulado en una habitación. El aire exhalado nos produce una sensación desagradable, el cuerpo físico no puede soportarla, incluso mientras duerme, pero su alma y su espíritu, fuera del cuerpo, realmente "inhalan", (por decirlo físicamente), el ácido carbónico que han exhalado. Por supuesto, es un proceso espiritual, no físico; ustedes reciben la impresión producida por su aire exhalado. Mediante ese aire exhalado, permanecen conectados con su cuerpo físico. Se dicen a sí mismos, ese cuerpo forma parte de mí: Ahí está mi cuerpo y está exhalando ese aire desvitalizante. Dicen eso inconscientemente. Se sienten conectados con sus cuerpos a través del retorno del aire en esa condición. Se sienten plenamente en el aire que han exhalado. Y ese aire que exhalan les trae continuamente los secretos de su vida interior. Ustedes los perciben, aunque esta percepción es, por supuesto, inconsciente para la conciencia dormida no entrenada. Este aire exhalado "brota" de ustedes y su aparición les lleva a decir: ese soy yo mismo, mi ser humano interno, brillando en el universo.
Y tu propio espíritu, que fluye hacia ti en el aire exhalado, tiene una apariencia similar al sol.
Ahora saben que el cuerpo astral del hombre, cuando está dentro del físico, se deleita en el aire inhalado, utilizándolo inconscientemente para poner en acción los procesos orgánicos e inducirles movilidad interior. Pero también saben que cuando duermen, su cuerpo astral está fuera del físico recibiendo del aire exhalado, los secretos de su propio ser humano, en sus sentimientos. Mientras avanzan hacia el cosmos, su alma contempla inconscientemente el proceso interno involucrado. Solo se hace consciente en la "inspiración".
Además, recibimos una impresión sorprendente. Es como si lo que viene hacia el hombre dormido se destacara sobre un fondo oscuro. Hay oscuridad detrás, y contra esta oscuridad el aire exhalado parece luminoso: no se puede decir de otra manera. Reconocemos su naturaleza esencial, en la misma medida en que nuestros pensamientos cotidianos nos abandonan, los pensamientos cósmicos activos, los pensamientos objetivos y creativos del mundo, aparecen ante nosotros en lo que fluye de nosotros mismos. Hay un fondo oscuro y la brillante luz radiante; de esta última surgen gradualmente los pensamientos creativos. La oscuridad es un velo que cubre nuestros pensamientos cotidianos ordinarios, podríamos llamarlos pensamientos cerebrales. Recibimos una impresión muy clara de que lo que consideramos más importante para la vida física, terrenal, se oscurece tan pronto como dejamos el cuerpo físico. Y nos damos cuenta, mucho más fuertemente de lo que con la conciencia ordinaria podríamos suponer, de la dependencia de estos pensamientos sobre su instrumento físico: el cerebro. El cerebro los retiene, por una fuerza adhesiva por así decirlo. Ahí fuera, ya no necesitamos "pensar" en el sentido que lo hacemos cotidianamente. Contemplamos pensamientos; surgen a través de lo que nos parece como nosotros mismos en el aire exhalado.
Así pues, el conocimiento inspirado percibe cómo durante la vida de vigilia, el cuerpo astral va activando en lo físico con la ayuda del aire inhalado, las funciones que tiene que realizar; y ese conocimiento inspirado también percibe cómo durante el sueño, está afuera recibiendo las impresiones de nuestro propio ser humano. Mientras estamos despiertos, el mundo en el que nos encontramos, el mundo que nos rodea como nuestro entorno terrenal y la bóveda del cielo, forman nuestro mundo exterior. Cuando dormimos por el contrario, lo que está dentro de nuestra piel, nuestro mundo interior, es lo que se convierte en nuestro mundo exterior. Solo que primero sentimos lo que está fluyendo hacia nosotros en el aire exhalado; Es la sensación de un mundo exterior, lo que tenemos al principio.
Mas adelante se experimenta algo más. La circulación de la sangre, que sigue de cerca el proceso de respiración y que permanece inconsciente durante la vida de vigilia, comienza a hacerse muy consciente durante el sueño. Se nos presenta como un mundo nuevo, un mundo, de hecho, que no solo sentimos, sino que comenzamos a comprender desde otro punto de vista distinto del que entendemos las cosas externas con la conciencia ordinaria. Con la conciencia "inspirada", (aunque la voluntad como proceso de vida está presente en la inconsciencia de cada durmiente), percibimos el proceso circulatorio, tal como percibimos los procesos externos de la Naturaleza durante la vida terrenal. Ahora alcanzamos a ver que, todo lo que hacemos a través de esa voluntad de la que somos inconscientes, implica un contraproceso dentro de nosotros.
Con cada paso desplazan su cuerpo a otro lugar, pero además pasa algo más: dentro de ustedes se lleva a cabo un proceso de calor, poniendo en movimiento el elemento aereo. Este proceso es como una extensión algo más alejada de los procesos generales del metabolismo que también se producen internamente y que guardan relación con la circulación de la sangre. Con la conciencia ordinaria es observable externamente el cambio de lugar de un hombre como una expresión de su voluntad; pero si ahora vuelven la mirada hacia ustedes mismos y solo encuentran procesos que tienen lugar dentro de ustedes, estos procesos constituyen su mundo.
Verdaderamente, lo que vemos aquí no es lo que las teorías de la ciencia o la medicina actuales describen sobre bases anatómicas. Es un gran proceso espiritual, un proceso que oculta innumerables secretos y muestra por sí mismo que el verdadero poder impulsor que trabaja dentro del hombre no es en absoluto su ego presente. Aquello que en la vida ordinaria el hombre llama su ego solo es, por supuesto, un mero pensamiento. Sino que lo que está activo en él aquí es el ego de las vidas pasadas del hombre en la tierra. En todo el curso de estos procesos, especialmente de los procesos de calidez, es perceptible el ego real, trabajando desde tiempos pasados. Entre la muerte y un nuevo nacimiento, este ego ha experimentado una evolución en el tiempo; ahora actúa de una manera completamente espiritual. Todos estos procesos metabólicos son percibidos, (tanto los más débiles como los más poderosos), como la expresión de la entidad más elevada del hombre.
Además, ahora perciben que el ego ha cambiado su área de acción. Estaba internamente activo, trabajando sobre la respiración proporcionada por el mero proceso respiratorio; pero ahora desde afuera perciben, las etapas posteriores de los procesos de calor que el ego ha elaborado a partir de los procesos respiratorios. Ahora contemplan el ego real y activo del hombre, que desde tiempos primitivos trabaja en él y lo organiza.
Ahora comienzan a cerciorarse de que durante el sueño, el ego y el cuerpo astral han dejado los cuerpos físico y etérico. Están afuera, y ahora hacen y experimentan desde afuera, lo que por lo demás hacen y experimentan desde adentro. En la conciencia ordinaria, las organizaciones astral y del ego son todavía demasiado débiles, muy poco evolucionadas, para experimentar esto conscientemente. La "inspiración" en realidad solo consiste en organizarlos internamente para que puedan percibir lo que de otro modo sería imperceptible.
Por lo tanto, tenemos que decir que: a través de la "inspiración" se llega a conocer el cuerpo astral del hombre, a través de la "intuición", el ego. Durante el sueño, las facultades de la intuición y la inspiración se suprimen en el ego y el cuerpo astral; cuando estas facultades se despiertan, el hombre, a través de ellas, se contempla desde afuera. Veamos qué significado tiene esto realmente.
Recuerden lo que ya les dije. Les hablé del hombre en su encarnación actual (bosquejo, centro derecho), y del cuerpo etérico que se extiende hasta un poco antes del nacimiento (amarillo); de su cuerpo astral que lo lleva de vuelta a todo el período entre su última muerte y su nacimiento actual (rojo); y de la "intuición" que lo lleva de vuelta a su vida anterior en la tierra (amarillo).

Ahora bien, dormir no significa nada más que hacer retroceder su conciencia, que por otra parte está en el cuerpo físico, haciendo que ésta les haga compañía a ustedes. El sueño es realmente un retorno en el tiempo a lo que describí como el pasado para la conciencia ordinaria, aunque no obstante allí. Verán, si uno realmente quiere entender lo espiritual, uno debe adquirir conceptos diferentes de los que está acostumbrado a aplicar en la vida ordinaria. En realidad, uno debe darse cuenta de que cada sueño es un regreso a las regiones por las que hemos atravesado antes del nacimiento, o, de hecho, a encarnaciones anteriores. Durante el sueño, uno realmente experimenta, aunque sin comprenderlo, lo que pertenece al estado preterrenal y a las encarnaciones anteriores.
Nuestro concepto del tiempo debe sufrir un cambio completo. Si preguntamos dónde está un hombre cuando está dormido, la respuesta debe ser: en realidad está en su estado preterrenal, o ha regresado a sus vidas anteriores en la tierra. Cuando simplemente comentamos diciendo: él está "fuera" de su cuerpo. La realidad es como les he explicado. Es esto lo que se manifiesta como la alternancia rítmica entre vigilia y sueño.
Todo esto se vuelve bastante diferente con la muerte. El cambio más sorprendente es, por supuesto, que el hombre deja su cuerpo físico en el reino terrenal, donde es recibido, desintegrado y destruido por las fuerzas del mundo físico. Ya no puede tener lugar las impresiones que describí que sobrevienen sobre el hombre dormido a través del aire exhalado. Porque el cuerpo físico ya no respira; eso y todas sus funciones ahora están perdidas para el hombre. Sin embargo, hay algo que no se pierde, e incluso la conciencia ordinaria puede ver que esto es así. El Pensar, el sentir y la voluntad viven en nuestra alma, pero además de eso tenemos algo muy especial, a saber: la memoria. No solo pensamos en lo que hay actualmente ante nosotros o alrededor nuestro, sino que nuestra vida interior contiene fragmentos de lo que hemos experimentado, y estos resurgen como pensamientos. Ahora bien, esas personas, a menudo algo peculiares, conocidas como psicólogos, han desarrollado ideas bastante curiosas sobre la memoria. Estos investigadores del alma humana dicen algo como esto: el hombre usa sus sentidos; él percibe esto o aquello y lo piensa. Es decir, tiene un pensamiento. Se va y olvida todo el asunto. Pero después de un tiempo lo recuerda; el recuerdo de lo que ha sido, reaparece. El hombre puede recordar lo que ha pasado y ha estado fuera de su mente mientras tanto; él puede traerlo a la mente nuevamente. Por esta razón, estas personas piensan que el hombre forma un pensamiento a partir de su experiencia, este pensamiento desciende a algún lugar, para descansar como si dijéramos en un cofre o caja y reaparecer cuando se recuerda. O se balancea por sí mismo o tiene que ser recuperado.
Este tipo de cosas es un modelo muy confuso de pensar. La creencia de que el pensamiento está esperando en algún lugar desde donde pueda ser recuperado, no se corresponde en absoluto con los hechos. Comparen ustedes simplemente la percepción inmediata que tienen y a la cual vinculan un pensamiento, con la forma en que surge una imagen de la memoria, o un pensamiento de la memoria. No hacen distinción alguna. Reciben una impresión sensorial desde afuera, y un pensamiento se vincula a ella. El pensamiento está ahí; pero lo que  está implícito detrás de la impresión sensorial y que provoca el pensamiento, generalmente se califica de desconocido. El pensamiento de la memoria que surge de su interior no es, de hecho, diferente del pensamiento que emerge para la percepción externa. En un caso, representándolo esquemáticamente, tienen el entorno del hombre (amarillo); el pensamiento se presenta desde afuera en relación con este entorno (rojo); en el otro viene de adentro. Este último es un pensamiento de memoria (flecha vertical). La dirección de donde proviene es diferente.
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Mientras estamos percibiendo, (experimentando), sobre cualquier cosa, subrepticiamente (por debajo de la representación mental), está sucediendo algo continuamente ajeno a nuestro pensamiento. Realmente es lo siguiente: el pensamiento acompaña a la percepción. Nuestras percepciones entran en nuestro cuerpo, mientras que nuestro pensamiento "se resalta". Algo entra en nuestro cuerpo, y esto no lo percibimos. Esto continúa mientras estamos pensando en la experiencia, causando en nosotros una "impresión". No es el pensamiento lo que se interioriza sino algo bastante diferente. Ese algo es el que evoca el proceso que percibimos más adelante y del cual nos formamos el pensamiento-recuerdo, así como nos formamos un pensamiento del mundo exterior. El pensamiento siempre está en el momento presente. Incluso la observación sin prejuicios muestra que esto es así. El pensamiento no se conserva en un lugar u otro como en un cofre, sino que produce un proceso que la acción del recuerdo lo transforma en un pensamiento al igual que transformamos la percepción externa en un pensamiento.
Debo hacerme pesado en estas consideraciones, o realmente no llegarán a comprender la memoria. Los niños lo saben y también, en casos especiales, las personas adultas, (aunque solo a medias) que el pensamiento no quiere hundirse. Por eso, cuando queremos memorizar algo, recurrimos a ayudas extrañas. No hay mas que pensar en la cantidad de personas que recurren como ayuda, a repetir algo en voz alta; otros hacen gestos curiosos cuando quieren arreglar algo en sus mentes. La realidad es, que un proceso completamente diferente corre paralelo al mero proceso de representación mental. Lo que recordamos es realmente la parte más pequeña de lo que está involucrado aquí.
Entre el despertar y el dormir, nos movemos por el mundo recibiendo impresiones de todos lados. Nosotros solo atendemos unas pocas, pero a nosotros nos afectan todas. En lo mas profundo de nuestro ser, se extiende un mundo rico que vive, aunque solo unos pocos fragmentos son recibidos en nuestros pensamientos. Este mundo es como un océano profundo confinado dentro de nosotros. Las representaciones mentales de la memoria surgen como olas individuales, pero el océano permanece dentro. No nos lo ha dado el mundo físico, ni el mundo físico nos lo puede quitar. Cuando el hombre abandona su cuerpo físico, todo este mundo está allí, vinculado a su cuerpo etérico. Sobre él, (el cuerpo etérico), han quedado impresionadas todas sus experiencias, y estos hombres las llevan consigo inmediatamente después de la muerte. En cierto sentido, están "envueltos" de ellas.
Inmediatamente después de la muerte, la primera experiencia del hombre, es la de todo lo que le ha impresionado. No solo los fragmentos ordinarios de memoria que surgen durante la conciencia terrenal, sino toda su vida terrenal, con todo lo que le haya causado "impresión" se lo encuentra ahora ante sí. Pero si no le sucediera algo más a su cuerpo etérico, tendría que permanecer en la contemplación eterna de su vida terrenal, algo diferente de lo que le sucede al cuerpo físico por medio de la tierra y sus fuerzas. Los elementos terrenales se apoderan del cuerpo físico y lo destruyen; el éter cósmico, trabajando (como ya dije) desde la periferia, fluye y disipa en todas las direcciones lo que se ha plasmado en el cuerpo etérico. Es decir, la siguiente experiencia del hombre es: Durante la vida terrenal, me han causado impresión muchas, muchas cosas. Todo eso ha entrado en mi cuerpo etérico. Ahora lo examino, pero cada vez se vuelve más desdibujado. Es como si estuviera mirando un árbol que me haya causado una fuerte impresión durante mi vida. Al principio lo veo a tamaño real, como cuando me impresionó desde el espacio físico. Pero ahora crece, se vuelve más grande y más sombrío; se vuelve más y más grande, gigantesco pero cada vez más sombrío. Pues eso mismo pasa con un ser humano a quien he aprendido a identificarlo en su forma física. Inmediatamente después de la muerte lo tengo ante mí tal como se imprimió en mi cuerpo etérico. Ahora aumenta de tamaño, se vuelve cada vez más sombrío. Todo crece, se vuelve cada vez más sombrío hasta que llena todo el universo, se vuelve tan sombrío que desaparece por completo.
Esto dura algunos días. Todo se ha engrandecido y ensombrecido, disminuyendo así su intensidad. El hombre se desprende de su segunda envoltura; o, estrictamente hablando, el cosmos se la quita. Su ser ahora consta de su ego y su cuerpo astral. Aquello que se había imprimido en su cuerpo etérico está ahora esparcido por el cosmos; Ha fluido hacia el cosmos. Vemos el funcionamiento del universo detrás de los velos de nuestra existencia.
Nos situamos en el mundo como seres humanos. En el curso de la vida terrenal, el mundo entero actúa sobre nosotros. Nos envolvemos en todo ello en cierto sentido. El mundo nos da mucho y nos compenetramos con él. En el momento en que morimos, el mundo recupera lo que nos ha dado. Pero lo que ahora recibe es algo nuevo, porque lo hemos experimentado todo de una manera particular. El mundo recibe toda nuestra experiencia y queda imprimida en su propio éter.
Y ahora parados ante el mundo nos decimos a nosotros mismos, mientras consideramos, en primer lugar, esta experiencia con nuestro cuerpo etérico: verdaderamente, no estamos aquí solo para nosotros mismos; El universo tiene sus propias intenciones con respecto a nosotros. Nos ha puesto aquí para que su propio contenido una vez que ha pasado a través de nosotros, pueda ser recibido nuevamente en la forma en que podemos cambiarlo. Como seres humanos, no estamos aquí solo para nuestros propios fines; con respecto a nuestro cuerpo etérico, por ejemplo, estamos aquí para el universo. El universo nos necesita porque, a través nuestro, da "cumplimiento" a su propia meta, se llena una y otra vez de su propio contenido. Existe un intercambio, no de sustancia, sino de pensamientos entre el universo y el hombre. El universo da sus pensamientos cósmicos a nuestro cuerpo etérico y los recibe de nuevo en una condición humanizada. No estamos aquí para nosotros solos; Estamos aquí por el bien del universo.
Ahora bien, un pensamiento como este no debería seguir siendo meramente teórico y abstracto; de hecho no puede. Si fuera un simple pensamiento, tendríamos que ser criaturas de cartón, no hombres con sentimientos vivos. Al decir esto, no niego que nuestra civilización realmente tiende a hacer que las personas a menudo sean tan apáticas hacia ciertas cosas como si realmente estuvieran hechas de cartón. Las personas civilizadas de hoy en día parecen ser figuras de cartón. Un pensamiento como este preserva nuestro sentimiento humano y aprecio con el mundo, y nos lleva directamente al punto desde el que comenzamos. Comenzamos diciendo que el hombre se siente separado del mundo de dos maneras: por un lado, con respecto a la Naturaleza externa que, hay que admitir, solo lo destruye como cuerpo físico; Por otro lado, con respecto a su vida interior de alma que, una y otra vez, se enciende y se apaga. Esto se convierte para él en un enigma del universo. Pero ahora, como resultado del estudio espiritual, el hombre comienza a sentirse un extraño en el universo. El universo tiene algo que darle, y a su vez le quita algo también. El hombre comienza a sentir su parentesco interior con el mundo. Ahora ve con una nueva luz los dos pensamientos que le he presentado y que son realmente pensamientos cósmicos, a saber: Tú, oh Naturaleza, solo puedes destruir mi cuerpo físico.
Mi propio ser no guarda afinidad contigo, a pesar del pensamiento, el sentimiento y la voluntad de mi vida interior. Tu enciendes y apagas; y en mi ser interior no tengo afinidad contigo.
Estos dos pensamientos, evocados en nosotros por los enigmas del universo, ahora aparecen bajo una nueva luz, ya que comenzamos a sentirnos afines al cosmos como una parte orgánica de toda su vida. Así pues, la reflexión antroposófica comienza por hacerse amigo del mundo, aprendiendo realmente a conocer el mundo que, por observación externa, al principio nos rechazaba. El conocimiento antroposófico nos hace más humanos. Pero si no podemos aportarle esta calidez de corazón, ese estado de ánimo, no lo estamos tomando de manera correcta. La antroposofía teórica, podría compararse con una fotografía gráfica. Si están muy ansiosos por aprender a conocer a alguien que una vez conocieron, o con quien establecieron contacto a través de una u otra cosa, no se conformarán con una fotografía. Puede encontrar placer en la fotografía; pero no puede encender el calor de su vida del sentir, porque no se enfrentan ante la presencia viva del hombre.
La antroposofía teórica es una fotografía de lo que pretende ser la antroposofía. Pretende ser una presencia viva; realmente quiere usar palabras, conceptos e ideas para que algo vivo pueda desde el mundo espiritual iluminar al físico. La antroposofía no solo quiere impartir conocimiento; busca despertar la vida. Esto puede hacerse; aunque, por supuesto, para sentir la vida debemos ir al encuentro de la vida.
Traducido por Julio Luelmo junio 2020

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919