Antroposofía, Introducción
Índice
LA
TRANSICIÓN DESDE EL CONOCIMIENTO ORDINARIO A
LA CIENCIA INICIÁTICA
GA
0234 Conferencia III Dornach 27 de enero de 1924
Me
gustaría dar otra conferencia de transición e indicar, desde un
cierto aspecto, la relación entre la vida exotérica y la esotérica;
O, en otras palabras, la transición del conocimiento ordinario al
conocimiento alcanzado a través de la iniciación. A este respecto
debemos tener en cuenta lo que ya he explicado en la Hoja de Noticias
para los Miembros al describir el Colegio Libre de Las Ciencias
Espirituales, a saber: que el contenido de la Ciencia de la
Iniciación, expresado en palabras apropiadas, puede ciertamente ser
entendido por todo aquél que esté suficientemente libre de
prejuicios. No se debe decir que una persona deba primero ser
iniciada para entender lo que la Ciencia de la Iniciación tiene que
dar. Hoy, sin embargo, quisiera discutir la relación de la
Antroposofía con su fuente, que es la Ciencia de la Iniciación
misma. Estas tres conferencias formarán entonces una especie de
introducción a la composición del hombre (cuerpo físico, cuerpo
etérico, etc.) que se dará a continuación en las conferencias de
la Sociedad Antroposófica General.
Cuando
consideramos la conciencia del hombre actual, somos llevados a decir:
Él está aquí en la tierra, y mira hacia los amplios espacios del
cosmos, pero no siente ninguna conexión entre él y ellos, ni con lo
que le rodea en la tierra. Basta con considerar cuán abstractamente
se describe al sol, por todos los que hoy afirman ser los
representantes de una ciencia sana. Consideren también cómo estos
mismos sabios describen la luna. Aparte del hecho de que el sol nos
calienta en verano y nos deja fríos en invierno, que la luna es la
compañera favorita de los amantes bajo ciertas condiciones, cuán
poco se piensa en cualquier conexión entre el hombre, como ser que
vive en la tierra, y los cuerpos celestes.
Sin
embargo, para conocer tales conexiones, basta con desarrollar un poco
esa manera de ver las cosas de las que hablé antes de la última
conferencia. Uno sólo necesita desarrollar un poco de comprensión
de que los hombres por aquél entonces sabían que estaban más cerca
del cosmos que nosotros hoy, que tenían una conciencia ingenua y un
conocimiento instintivo más que un conocimiento intelectual, pero
eran capaces de contemplar la conexión entre los cuerpos celestes
individuales Y la vida y el ser del hombre.
Ahora
esta conexión entre el hombre y los cuerpos celestes debe volver a
entrar en la conciencia humana. Esto ocurrirá si la antroposofía es
cultivada de la manera correcta.
El
hombre cree hoy que su destino, su "Karma", está aquí en
la tierra, y no busca indicios en las estrellas. Corresponde a la
antroposofía captar la parte del hombre en el mundo suprasensible.
Todo lo que le rodea, sin embargo, realmente pertenece en primer
lugar a su cuerpo físico, o como mucho su cuerpo etérico. Por mucho
que miremos a los mundos estrellados vemos las estrellas por su luz.
Pues bien, la luz, y todo lo que percibimos en el mundo por la luz,
es un fenómeno etérico. Por lo tanto, no importa cuán lejos
miremos en el universo, no conseguimos ir más allá de lo etérico
por el mero hecho de fijar nuestra mirada de una manera o de otra.
El
ser humano, sin embargo, se extiende hacia lo suprasensible. Trae a
su ser suprasensible de la existencia pre-terrenal al reino terrenal,
y lo vuelve a llevar nuevamente tras la muerte, fuera de lo físico
y de lo etérico también.
En
realidad, en todo nuestro medio ambiente en la tierra o en el cosmos
no hay nada de esos mundos en los que está el hombre antes de
descender a la tierra y donde estará después de pasar por el portal
de la muerte. Hay, sin embargo, dos puertas que conducen desde los
mundos físico y etérico al mundo suprasensible. Una es la luna, la
otra el sol. Sólo comprendemos el sol y la luna correctamente cuando
nos damos cuenta de que son puertas para el mundo súprasensible y
que tienen mucho que ver con lo que el hombre experimenta como
destino en la tierra.
Consideremos,
en primer lugar, la luna. Los físicos no saben nada de la luna, excepto que nos muestra la luz solar
reflejada. Saben que la luz de la luna refleja la luz del sol y no
llegan más lejos. No tienen en cuenta que el cuerpo cósmico visible
a nuestros ojos físicos como la luna, una vez estuvo unido con
nuestra existencia terrena.
La
luna fue una vez una parte de la tierra. En tiempos primitivos se
separó de la tierra y se convirtió en un cuerpo cósmico individual
en el espacio cósmico. Sin embargo, el punto importante no es que se convirtiera en un cuerpo separado; Después de todo, eso también
puede ser interpretado como un hecho físico. El punto importante es
algo esencialmente diferente.
Si
alguien, con toda seriedad, extiende sus estudios sobre la
civilización y la cultura humanas hasta tiempos remotos, encuentra
una sabiduría primordial ampliamente extendida. De esta se deriva
mucho de lo que hoy perdura y es realmente mucho más inteligente que
lo que nuestra ciencia puede explorar. Y cualquiera que estudie, por
ejemplo, los Vedas de la India o la filosofía del Yoga desde este
punto de vista, sentirá profunda reverencia por lo que encuentre. Es
presentada en una forma más poética de la que uno está
acostumbrado hoy, pero tanto mas se llena uno de profunda reverencia
cuanto más profundamente lo estudia. Si uno no se acerca a estas
cosas de esa manera tan árida y prosaica de hoy, sino que las deja
trabajar en él con su inspiradora, pero profunda manera, se llega a
comprender, incluso a partir de un estudio de los documentos, que la
Ciencia Espiritual, la Antroposofía, debe decir desde su propio
conocimiento: Había una vez una sabiduría primitiva ampliamente
extendida, aunque ésta no aparezca en una forma intelectual, sino
más bien en forma poética.
El
hombre de hoy, sin embargo, se ve constreñido por su cuerpo físico
a entender, a través del instrumento de su cerebro, lo que se
le plantea como sabiduría. Ahora bien, este cerebro, como
instrumento suyo de comprensión, ha ido evolucionando en el
transcurso de largos períodos de tiempo. No existía cuando la
sabiduría primitiva estaba aquí en la tierra. La sabiduría estaba
entonces en posesión de seres que no vivían en un cuerpo físico.
Tales
seres fueron una vez compañeros de los hombres. Fueron en el origen
los grandes maestros de la humanidad, que desde entonces han
desaparecido de la tierra. No fue sólo la luna física la que salió
hacia el espacio cósmico; Estos seres, se fueron con ella. Quien
mire a la luna con una agudeza real dirá: "Allá arriba hay un
mundo con seres en él, que una vez vivieron entre nosotros en la
tierra, y nos enseñaron en nuestras vidas terrenales precedentes; Se
han retirado a la colonia de la luna. Sólo cuando estudiamos las
cosas de esta manera alcanzamos la verdad.
Hoy
en día, dentro de su cuerpo físico, el hombre sólo es capaz de
contemplar una capa muy fina, si puedo usar este término, de la
sabiduría primitiva. En la antigüedad, cuando estos seres eran sus
maestros, el hombre poseía algo de esta sabiduría. La recibió, no
con su entendimiento, sino con su instinto, en la forma en que los
seres superiores podían revelarse a él.
De
modo que, todo lo relacionado con la luna apunta al pasado del
hombre. Si bien, para el hombre de hoy, el pasado ha terminado; Ya no
lo posee. Sin embargo, lo lleva dentro de si. Y aunque nosotros, en
nuestra condición actual entre el nacimiento y la muerte, no nos
encontramos realmente con aquellos seres de los que acabo de
hablarles que en aquel entonces eran seres terrestres, pero que ahora
son seres lunares, los conocemos en nuestra vida pre-terrenal, en la
vida entre la muerte y un nuevo nacimiento. Eso que llevamos dentro
de nosotros y que siempre apunta a nuestra existencia precedente
antes del nacimiento -que nos habla desde nuestra vida subconsciente
y nunca alcanza la plena claridad intelectual, sino que tiene, por
esta razón, mucho que ver con nuestros sentimientos y disposiciones
emocionales- eso es, lo que nos orienta hacia la luz de la luna, no
sólo el instinto de los amantes, sino el hombre que puede valorar
estos impulsos subconscientes de la naturaleza humana.
Nuestra
vida subconsciente, entonces, nos orienta hacia la luna. Esto puede
atestiguar el hecho que la luna, con los seres que moran, una vez
estuvo unida a la tierra. En este sentido, la luna es una puerta a lo
suprasensible; Y quien lo estudie correctamente encontrará, incluso
en su configuración física externa, apoyo para esta afirmación.
Sólo
traten de recordar la forma en que se describe la Luna, con sus
montañas, etc. Todo indica que estas montañas no pueden ser como
las de la tierra. Toda la configuración de la luna es diferente.
Siempre se subraya que la luna no tiene ni aire ni agua, por ejemplo.
La configuración de la luna es, de hecho, como la de la tierra antes
de que se hiciera tan mineral.
Tendría
que leerles un gran número de mis libros y muchos pasajes de los
ciclos de conferencias si tuviera que reunir lo que les estoy
presentando como resultado de lo que se ha trabajado aquí. Sólo
quiero bosquejar, de manera introductoria, el modo de proceder de la
antroposofía. La ciencia espiritual nos conduce, de la manera
descrita, desde lo físico a lo espiritual otra vez. A través de la
Antroposofía aprendemos a pensar de acuerdo con la Naturaleza. Esto
los hombres no pueden hacerlo hoy.
Por
ejemplo, los hombres saben hoy que la sustancia física de sus
cuerpos con el transcurso de la vida se van cambiando a menudo.
Estamos continuamente 'mudando nuestra piel'. Nos cortamos las uñas,
el cabello, etc., por ejemplo; Pero todo lo que hay dentro de
nosotros se está moviendo hacia la superficie hasta que, por fin, lo
que estaba en el centro del cuerpo llega a la superficie y se
desprende. No deben creer, mis queridos amigos, que la carne y la
sangre o cualquier sustancia física, que está sentada en sus
sillas de hoy se hubiera sentado en estas sillas si hubiesen estado
aquí hace diez años. Toda esa sustancia se ha intercambiado. ¿Qué
ha quedado? Su ser psico espiritual. Hoy, por lo menos, es de todos
sabido, que las personas sentadas aquí hoy no habrían tenido los
mismos músculos y huesos si se hubieran sentado aquí hace diez o
veinte años; Sólo que esto no siempre se tiene en cuenta.
Cuando
las personas miran hacia la luna, son conscientes, hasta cierto
punto, de su sustancia física externa, y creen que esto fue lo mismo
hace millones de años. De hecho, era tan distinto, como tu cuerpo
físico actual si lo comparamos con el de hace veinte años. Por
supuesto, las sustancias físicas de las estrellas no se intercambian
tan rápidamente; aunque, no requieren un tiempo tan largo como
nuestros físicos estiman en el caso del sol. Estos cálculos son
absolutamente precisos, pero están equivocados. A menudo me he
referido a esto. Veamos, pueden ustedes medir, por ejemplo, los
cambios en la configuración interna del corazón de un hombre de mes
en mes. Pueden ustedes hacer estimaciones durante un período de tres
años. Pueden luego calcular, muy correctamente, cuál era la
configuración de su corazón hace trescientos años, o como será de aquí a trescientos años. Pueden ustedes recabar algunos datos numéricos; Sus cálculos pueden ser bastante correctos, sólo que su
corazón no estaba allí hace trescientos años y no estará tampoco después de trescientos años.
Los
geólogos calculan de esta manera hoy. Estudian los estratos de la
tierra, hacen estimaciones sobre los cambios que ocurren a lo largo
de los siglos, multiplican sus cifras y dicen: Hace veinte millones
de años la tierra era tal y tal. Este es precisamente el mismo tipo
de cálculo, y tan sesudo; Hace veinte millones de años, todos estos
estratos aún no estaban allí y ya no estarán dentro de veinte
millones de años.
Sin
embargo, aparte de esto, todos los cuerpos celestes están sujetos al
metabolismo, como lo es el hombre. Las sustancias que vemos cuando
miramos a la luna tampoco estaban allí hace un cierto número de
siglos, como tampoco sus propias sustancias estaban en estas sillas
hace diez años. Son los propios seres quienes sostienen la luna, así
como es el psico-espiritual en ti el que mantiene tu cuerpo. Es
verdad que la luna física una vez salió al espacio cósmico; Pero
lo que salió, cambia continuamente su sustancia, mientras que los
seres que habitan la luna permanecen. Son éstos los que forman el
elemento permanente de la luna - aparte de su paso a través de
repetidas vidas lunares. - Pero no vamos a entrar en eso hoy.
Cuando
se estudia la luna de esta manera, se adquiere una especie de
"ciencia de la luna". Esta ciencia se inscribe en su
corazón, no meramente en su cabeza. Establecen una relación con el
cosmos espiritual, y consideran la luna como una puerta al mismo.
Todo lo que está presente en lo mas profundo de nuestro ser -no sólo
los sentimientos indefinidos de amor, por mencionarlos una vez más,
sino todo lo que está en las profundidades subconscientes de
nuestras almas, como resultado de las vidas anteriores en la tierra-
está conectado con esta "existencia lunar”. De esto nos
liberamos en todo lo que constituye nuestra vida presente. Lo estamos
haciendo continuamente. Cuando vemos o escuchamos las cosas del
exterior con nuestros sentidos, cuando ejercitamos nuestro
entendimiento - es decir, cuando no hacemos caso de lo que viene de
las profundidades de nuestra vida del alma y es claramente reconocido
como parte de un pasado activo, y volvemos a lo que nos atrae una y
otra vez en el presente - entonces somos dirigidos a la
"existencia-solar", así como somos dirigidos por el pasado
a la existencia lunar. Solamente, el sol trabaja en nosotros por
medio de nuestros cuerpos físicos. Si queremos adquirir
independientemente, por nuestra propia voluntad, lo que el sol nos
da, tenemos que ejercer esa voluntad: debemos poner nuestro intelecto
en acción. Sin embargo, con todo lo que los seres humanos de hoy
entendemos a través de nuestro ocupado intelecto y nuestra razón,
casi no llegamos tan lejos como lo hacemos instintivamente,
simplemente porque hay un sol en el universo.
Todo
el mundo sabe, o al menos puede saber, que el sol no sólo nos
despierta cada mañana, llamándonos desde la oscuridad a la luz,
sino que es la fuente de las fuerzas de crecimiento dentro de
nosotros, incluyendo las del alma. Aquello que trabaja en estas
fuerzas del alma desde fuera del pasado, está conectado con la luna,
pero lo que trabaja dentro del presente y que sólo adquiriremos
realmente en el futuro a través de nuestra libre elección, depende
del sol
La
luna apunta a nuestro pasado, el sol al futuro. Miramos hacia las dos
luminarias, la del día y la de la noche, y observamos la relación
entre ellas, pues nos envían la misma luz. Luego nos fijamos en
nosotros mismos y observamos todo lo que está tejido en nuestro
destino a través de experiencias pasadas experimentadas como
hombres; En esto vemos nuestra existencia-lunar interior. Y en todo
lo que continuamente se acerca a nosotros en el presente y determina
nuestro destino, en todo lo que trabaja desde el presente hacia el
futuro vemos el elemento solar. Vemos cómo el pasado y el futuro
están tejiendo juntos en el destino humano
Además:
podemos estudiar más de cerca esta conexión entre pasado y futuro.
Supongamos que dos personas se reúnen para una tarea común en un
momento determinado de sus vidas. Quien no piense profundamente
acerca de tales cosas puede decir: Él y yo estábamos en Müllheim
(digamos), y nos reunimos allí. No piensa más en ello. Pero quien
piense más profundamente puede seguir la vida de estos dos que se
juntaron cuando uno tenía quizás treinta años de edad y el otro
veinticinco. Verá de qué modo maravilloso y extraordinario han
evolucionado las vidas de estas dos personas, paso a paso, desde el
nacimiento en adelante, para reunirlas en este lugar. Se puede decir,
de hecho, que la gente encuentra su camino del uno al otro desde los
lugares más lejanos para encontrarse a medio camino a través de sus
vidas. Es como si hubieran organizado todos sus caminos con vistas a
este fin. Por supuesto, no podían haberlo hecho conscientemente,
porque no se habían visto antes, o al menos no se habían formado
tal criterio el uno del otro que pudiera hacer su reunión
significativa. Todas estas cosas tienen lugar en el inconsciente.
Viajamos caminos que conducen a importantes momentos cruciales, o
períodos en nuestras vidas, y lo hacemos en profunda inconsciencia.
Es desde estas profundidades que, en primer lugar, el destino se
teje. (Ahora empezamos a entender a la gente como Knebel el amigo de
Goethe, cuya experiencia de vida fue profunda y variada y que dijo en
su vejez: Al mirar hacia atrás en mi vida, parece que cada paso haya
sido tan ordenado que tuve que llegar finalmente a un punto
determinado.) Entonces llega el momento, sin embargo, en el cual la
relación entre estas dos personas tiene lugar en plena conciencia.
Aprenden a conocerse el uno al otro, el temperamento y el carácter
del otro, sienten simpatía o antipatía entre sí, etc. Ahora bien,
si examinamos la conexión entre su relación y el cosmos,
encontramos que las fuerzas lunares estaban activas en los caminos
tomados por estas dos personas hasta el momento del encuentro. En
este punto comienza la acción del sol. Ahora entran, hasta cierto
punto, en la brillante luz de la actividad del sol. Lo que sigue es
acompañado por su propia conciencia; El futuro empieza a iluminar el
pasado, como el sol ilumina la luna. Al mismo tiempo el pasado
ilumina el futuro del hombre, como la luna a la tierra con luz
reflejada.
Pero
la pregunta ahora es, si podemos distinguir lo solar de lo lunar en
la vida del hombre. Bueno, incluso nuestros sentimientos pueden
diferenciarse mucho, si los estudiamos más profundamente. Incluso en
la infancia y en la edad temprana entramos en contacto con personas
cuya relación con nosotros permanece externa; "pasamos" de
ellos como ellos de nosotros, a pesar de que pueden tener mucho que
ver con nosotros. Todos ustedes fueron a la escuela, pero muy pocos
de ustedes pueden decir que tenían maestros con los cuales tenían
una relación más profunda. Aunque, habrá uno o dos de ustedes que
pueden decir: Sí, tuve un maestro que me causó tal impresión que
quise ser como él; O: Él causó tal impresión en mí que deseé
que desapareciera de la faz de la tierra. Puede haber sido simpatía
o antipatía.
Hay
otros, ademas, que sólo afectan a nuestra comprensión, por así
decirlo, o a nuestro sentido estético a lo sumo. Sólo piensen en la
frecuencia con la que sucede que aprendemos a conocer a alguien y, al
encontrarnos con otros que lo conocen también, todos estamos de
acuerdo en que él es un espléndido compañero o una persona
terrible. Este es un juicio estético o intelectual. Pero hay otro
tipo de juicios. Hay relaciones humanas que no se limitan a seguir su
curso en las dos formas anteriores, sino que afectan a la voluntad; Y
esto hasta tal punto que no nos limitamos a decir, como en la
infancia, que nos gustaría llegar a ser como esta persona o que
deseamos que desaparezca de la faz de la tierra (por mencionar
casos extremos) sino que estamos afectados en lo mas profundo del
inconsciente de nuestra vida de la voluntad, y decimos: No sólo
miramos a este hombre como bueno o malo, inteligente o tonto, etc,
sino que nos gustaría hacer, por voluntad propia, lo que su voluntad
quiere; Preferiríamos no ejercer nuestro intelecto para juzgarlo.
Nos gustaría trasladar a la acción la impresión que nos ha
causado.
Por
lo tanto, existen dos tipos de relaciones humanas: las que afectan
nuestro intelecto o, a lo sumo, nuestro sentido estético; Y los que
afectan nuestra voluntad, actuando sobre la vida más profunda de
nuestra alma. ¿Qué significa eso? Bueno, si las personas actúan
sobre nuestra voluntad, si simplemente no sentimos una fuerte
simpatía o antipatía hacia ellos, sino que deseamos expresar
nuestra simpatía o antipatía a través de nuestra voluntad, es que
estaban de alguna manera conectados con nosotros en nuestra vida
anterior. Si la gente sólo impresiona nuestro intelecto o nuestro
sentido estético, es que están entrando en nuestra vida sin esa
conexión previa.
De
esto se deduce que en la vida humana, especialmente en el destino
humano, el pasado y el presente trabajan juntos en el futuro. Pues lo
que experimentamos con los demás, aunque no tengan ningún efecto
sobre nuestra voluntad, se manifestará en una vida futura en la
tierra.
Así
como el sol y la luna circundan por el mismo camino y están
interrelacionados, así están, en el ser humano, pasado y futuro,
elemento lunar y elemento solar. Y podemos llegar a ver el sol y la
luna, no como luminarias externas, sino como espejos que reflejan, en
los amplios espacios del cosmos, el entrelazado de nuestro destino.
El pasado y el futuro se interpenetran y entrelazan continuamente en
nuestros destinos, así como la luz de la luna pasa a la luz del sol
y la luz del sol a la luz de la luna. De hecho, el entrelazamiento
tiene lugar en cada caso de relación humana.
Consideremos
los caminos recorridos por ambas personas, la una por treinta años,
la otra por veinticinco. Se reúnen aquí, digamos. Todo lo que han
pasado hasta ahora pertenece al elemento lunar en el hombre. Ahora,
sin embargo, al aprender a conocerse mutuamente, a través de
encontrarse frente a frente conscientemente, entran en el elemento
solar del destino, y tejen el pasado y el futuro juntos, formando así
su destino para futuras vidas sobre la tierra.
Por
la manera en que el destino se acerca al hombre, podemos ver cómo,
en un caso, una persona actúa sobre otra a través del intelecto o
del sentido estético, y en otro caso a través de la voluntad y de
la vida del sentimiento conectada a ésta (a la voluntad).
Como
ya he dicho, sólo quiero hoy esbozar estas cosas de una manera breve
y parcialmente para mostrarles el camino de la Antroposofía y de su
fuente: la Ciencia de la Iniciación. Estudiaremos los detalles en el
futuro. Sin embargo, hasta el momento, cada uno puede tener
conocimiento directo y de primera mano de estas cosas. Pueden
estudiar su destino con comprensión. Esa relación peculiar, íntima,
interior, en la que otra persona habla desde dentro de nosotros, por
así decirlo, nos indica tics del destino desde el pasado. Si siento
que alguien me “agarra”, no sólo en mis sentidos y en mi
intelecto, sino en lo interior, de modo que mi voluntad está
comprometida en la misma medida en que me agarra, está conectada
conmigo por lazos de destino desde el pasado. Tales lazos se pueden
sentir con un sentido más fino, más íntimo.
Sin
embargo, uno experimenta esto de una manera esencialmente diferente
cuando se alcanza una cierta etapa del camino descrito en mi libro
¿Cómo se alcanza el Conocimiento de los Mundos Superiores?
o en la segunda parte de mi Ciencia Oculta. Cuando uno alcanza
la iniciación, otra persona con la cual uno tiene lazos de destino
no sólo se experimenta de tal manera que uno dice: Actúa sobre mi
voluntad, actúa en mi voluntad. Uno realmente experimenta la otra
personalidad como realmente dentro de uno mismo. Si un iniciado se
encuentra con otra persona con la cual tiene vínculos de destino,
esta otra persona está presente dentro de él con palabras y gestos
independientes - habla desde fuera de él, como quien está junto a
nosotros hablándonos. Así, los tics del destino, que generalmente
se sienten sólo en la voluntad, toman tal forma para el iniciado que
la otra persona habla desde fuera del iniciado mismo. Para alguien
que está en posesión de la Ciencia de la Iniciación un encuentro
kármico significa, pues, que la otra persona trabaja no sólo en su
voluntad, sino con tanta fuerza como un hombre que estuviera al lado.
Así pues, lo que la conciencia ordinaria sólo puede suponer por medio
del sentimiento y la voluntad, para la conciencia superior se eleva a
la plena realidad. Ustedes pueden decir: Eso significa que el
iniciado se pasea con un grupo de personas dentro de él con quienes
está conectado a través del destino. Ese es el caso realmente.
Alcanzar el conocimiento no es una mera cuestión de aprender a
decir más que otras personas, mientras se sigue hablando igual que
ellos; Realmente significa ensanchar su mundo.
Por
lo tanto, si uno tiene la intención de hablar sobre el modo en que
el Karma opera en las vidas humanas, modelando el destino mutuo, uno
debe ser capaz de confirmar lo que dice, a partir del conocimiento de
cómo los demás hablan en uno, de cómo realmente devienen parte de
uno mismo.
Si
luego describimos estas cosas, no necesitan permanecer fuera del
alcance de quien no ha sido iniciado; Porque el puede, y si está
sano y saludable, dirá: Es verdad, no oigo a una persona hablar
dentro de mí, si estamos conectados a través del destino; Pero lo
siento en mi voluntad, en la manera en que me incita. Uno aprende a
entender este efecto en la voluntad. Uno aprende a comprender lo que
se experimenta en la conciencia ordinaria, pero no puede entenderse a
menos que lo oigamos descrito, en su verdadero significado concreto,
de la Ciencia de la Iniciación.
Mi
especial preocupación hoy era explicar que este sentimiento de
conexión kármica con otro, que de otro modo entra en la conciencia
de una manera borrosa, se convierte en una experiencia concreta para
el iniciado. Y todo lo que la Ciencia de la Iniciación puede lograr,
se puede describir de esta manera.
Hay
muchas otras indicaciones de nuestras conexiones kármicas con otras
personas. Algunos de ustedes sabrán, si estudian la vida, que nos
encontramos con muchas personas con las que no soñamos; Podemos
vivir mucho tiempo con ellas sin hacerlo. Nos encontramos con otros,
sin embargo, con quienes soñamos constantemente. Apenas los hemos
visto cuando soñamos con ellos la noche siguiente, y entran en
nuestros sueños una y otra vez.
Los
sueños desempeñan un papel especial en la vida subconsciente.
Cuando soñamos con la gente en el primer encuentro con ellos,
ciertamente hay una conexión kármica entre nosotros. Las personas
con las que no podemos soñar dejan una ligera impresión en nuestros
sentidos; Los encontramos pero no tenemos ninguna conexión kármica
con ellos.
Lo
que vive en las profundidades de nuestra voluntad es, de hecho, como
un sueño despierto; Pero se convierte en una experiencia concreta y
plenamente consciente para el iniciado. Por eso escucha a aquellos
con quienes tiene una conexión kármica que habla desde dentro de
él. Por supuesto sigue siendo sensato y no se pasea hablando, como
un iniciado, desde fuera de los otros cuando él conversa con toda
clase de gente. Sin embargo, él acostumbra, bajo ciertas
condiciones, a mantener conversaciones con personas conectadas con él
a través del Karma. Esta conversación tiene lugar de una manera muy
concreta, incluso cuando no está con ellos en el espacio, y las
cosas de significado real salen a la luz. Sin embargo, describiré
estas cosas en algún momento futuro.
Por
consiguiente, podemos profundizar nuestra conciencia al mirar hacia
los amplios espacios del cosmos, y al mirar al hombre mismo. Y cuanto
más nos fijamos en el hombre mismo, más aprendemos a comprender lo
que contienen los amplios espacios cósmicos. Entonces nos decimos a
nosotros mismos: Ya no veo simplemente brillar discos u orbes en el
espacio estelar, sino que lo que veo en el cosmos externo se me
aparece como un destino tejido cósmicamente. Los destinos humanos en
la tierra son ahora vistos como imágenes de destinos tejidos
cósmicamente. Y cuando nos damos cuenta claramente de que la
sustancia de un cuerpo celestial está cambiando - se está
intercambiando, al igual que la sustancia corporal del hombre -
sabemos que no tiene sentido hablar de las leyes abstractas de la
Naturaleza. Estas leyes abstractas no deben ser consideradas como
dándonos conocimiento. Es justo como en las compañías de seguros
de vida. ¿A qué se debe su existencia? Al hecho de que pueden
calcular la "expectativa de vida" de un hombre. Uno toma un
cierto número de personas de veinticinco años y, del número de
éstos que alcanzan la edad de treinta, etc., se puede calcular el
número probable de años que un hombre de treinta vivirá. Está
asegurado en consecuencia. Ahora, a uno le va muy bien con ese
seguro, para mantener las reglas del seguro. Pero a nadie se le
ocurriría aplicar estas reglas a su ser más íntimo; De lo
contrario diría: me aseguro a la edad de treinta años, porque mi
"muerte probable" ocurriría a la edad de cincuenta y cinco
años. Debo morir a los cincuenta y cinco. Él nunca extraería esta
conclusión y actuaría en consecuencia, aunque el cálculo es
bastante correcto. La corrección del razonamiento no tiene
significado para la vida real.
Ahora
sólo llegamos a las leyes de la naturaleza mediante cálculos. Son
buenos para aplicaciones técnicas; Nos permiten construir máquinas,
así como podemos asegurar a las personas de acuerdo con ciertas
leyes naturales. Pero no nos llevan a la verdadera esencia de las
cosas, porque sólo el conocimiento real de los seres mismos puede
hacer eso.
Las
leyes de la naturaleza, según son calculadas por los astrónomos
para los cielos, son como las leyes de seguros para la vida humana.
Lo que una verdadera Ciencia de la Iniciación descubre sobre el ser
del sol o de la luna es; como financiar a alguien que todavía vive
dentro de diez años cuando, según su póliza de seguro, debería
haber muerto mucho antes. Solo atañe a su ser interior seguir
viviendo.
Fundamentalmente
hablando, los acontecimientos reales no tienen nada que ver con las
leyes de la Naturaleza. Estas leyes son buenas para aplicar fuerzas
naturales; El Ser real, sin embargo, debe ser conocido a través de
la Ciencia de la Iniciación.
Esto
concluye la tercera de las conferencias en las que sólo quería
indicar cuál debería ser el tono de la antroposofía. Comenzaremos
ahora a describir la constitución del hombre de manera algo
diferente a como se hace en mi libro "Teosofía".
Al hacer esto, construiremos una Ciencia Antroposófica, un
Conocimiento Antroposófico desde sus cimientos. Pueden considerar
las tres conferencias que acabo de dar como ilustraciones de la
diferencia de tono entre el discurso de la conciencia ordinaria y el
discurso de esa conciencia que conduce al ser real de las cosas.
*****
fuente *****
http://www.rsarchive.org/
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