GA234 introducción a la antroposofía VII

     Índice

Antroposofía, Introducción


La vida en el mundo del sueño y la realidad exterior


GA 0234 ConferenciaViI Dornach 8 de febrero de 1924


En las últimas conferencias hice hincapié sobre la forma en que la Ciencia Iniciática debe hablar de los estados alternos de sueño y vigilia, que son conocidos por nuestra conciencia ordinaria y a través de los cuales realmente podemos encontrar un camino de aproximación, un camino de acercamiento, a los secretos de la vida humana. Es una vida que encuentra expresión mientras dormimos: la vida del alma, la vida de los sueños, una vida que inicialmente la conciencia ordinaria, si carece de tendencias místicas o similares, no se toma en serio. Esta actitud está ciertamente justificada, el hombre sobrio no se toma en serio la vida de sus sueños y, hasta cierto punto, tiene razón, ya que ve que le muestra todo tipo de imágenes y reminiscencias de su vida ordinaria. Cuando compara la vida de sus sueños con su experiencia ordinaria, debe, por supuesto, aferrarse a esta última y llamarla realidad. Pero la vida soñada muestra una reformulación de las experiencias ordinarias; y si el hombre se pregunta qué significa realmente para el conjunto de su ser, con la conciencia ordinaria no puede encontrar respuesta.
Consideremos ahora esta vida del sueño tal como se nos presenta. Podemos distinguir dos tipos diferentes de sueños. Un tipo es el que evoca imágenes de experiencias externas ante nuestra alma. Hace años, o quizás unos días, puede que hayamos experimentado esto o aquello de una manera definida, ahora un sueño evoca una imagen más o menos similar, generalmente diferente, a la experiencia externa. Si descubrimos la conexión entre esta imagen onírica y la experiencia externa, de inmediato nos sorprende la transformación que ha sufrido esta última. Por lo general, no relacionamos la imagen del sueño con una experiencia particular en el mundo exterior, ya que no nota la similitud en absoluto. Sin embargo, si miramos más de cerca este tipo de vida onírica que evoca experiencias externas en imágenes transformadas ante el alma, encontramos que algo en nosotros se adueña de estas experiencias; sin embargo, no podemos conservarlas tal como hacemos en el estado de vigilia, durante el cual hacemos pleno uso de nuestros órganos corporales y experimentamos las imágenes de la memoria lo más parecidas posible a la vida externa. En la memoria tenemos imágenes de la vida exterior que son más o menos ciertas. Por supuesto, hay personas que sueñan en sus recuerdos, pero esto se considera anormal. En nuestros recuerdos tenemos, más o menos, imágenes verdaderas, en nuestros sueños, imágenes transformadas de la vida exterior. Ese es un tipo de sueño.
Sin embargo, existe otro tipo, y esto es realmente mucho más importante para el conocimiento de la vida del sueño. Es un tipo de sueño en el que, por ejemplo, un hombre sueña que ve una hilera de pilares blancos, uno de los cuales está dañado o sucio; se despierta con este sueño y descubre que tiene dolor de muelas. Luego ve que la fila de pilares "simboliza" la fila de dientes; un diente duele, y esto está representado por el pilar dañado o, quizás, sucio. O un hombre puede despertarse soñando con una estufa hirviendo y descubrir que tiene palpitaciones del corazón. O está angustiado en su sueño por una rana que se acerca a su mano; agarra la rana y la sujeta suavemente. Se estremece y se despierta para descubrir que está sosteniendo una esquina de su manta, que había agarrado en el sueño. Estas cosas pueden ir mucho más lejos. Un hombre puede soñar con todo tipo de formas de serpientes y despertarse con dolores intestinales.
Así pues, vemos que hay un segundo tipo de sueño que reviste de una manera pictórica y simbólica a los órganos internos del hombre. Cuando entendemos esto, aprendemos a interpretar muchas figuras de los sueños de esta manera. Por ejemplo, podemos soñar con entrar en una bodega abovedada. El techo es negro y cubierto de telarañas; Una vista repulsiva. Nos despertamos para descubrir que nos duele la cabeza. El interior del cráneo se expresa en la bodega abovedada; incluso notamos que las circunvoluciones cerebrales están simbolizadas en las formaciones peculiares que constituyen la bóveda. Si el hombre continúa sus estudios en esta dirección, descubrirá que todos nuestros órganos pueden aparecer en sueños de esta manera pictórica.
Aquí, de hecho, hay algo que señala muy claramente, por medio del sueño, la totalidad de la vida interior del hombre. Hay personas que, mientras duermen y sueñan, componen temas para pinturas bastante buenas. Si han estudiado estas cosas, sabrán concretamente qué órgano se representa, aunque en forma simbólica alterada. Tales pinturas a veces poseen una belleza inusual; y cuando se le dice al artista qué órgano ha simbolizado realmente tan maravillosamente, se asusta bastante, porque no tiene el mismo respeto por sus órganos que por sus pinturas.
Estos dos tipos de sueño se pueden distinguir fácilmente por alguien que está preparado para estudiar el mundo de los sueños de una manera íntima. En un tipo de sueño tenemos imágenes de experiencias vividas en el mundo exterior; en el otro, representaciones pictóricas de nuestros propios órganos internos.
Hasta ahora es relativamente fácil seguir el estudio de los sueños. La mayoría de las personas que hayan sentido curiosidad por la existencia de estos dos tipos recordarán sus propias experiencias que justifiquen esta clasificación.
¿Pero qué indica esta clasificación? Bueno, si examinan el primer tipo de sueños, estudiando el tipo especial de imágenes que contienen, encontrarán que el mismo sueño puede representar experiencias externas muy diferentes; nuevamente, una misma experiencia puede ser representada en diferentes personas por diferentes sueños.
Pongamos por caso el de un hombre que sueña que se está acercando a una montaña. Hay una abertura en forma de cueva en la cual el sol todavía brilla. Sueña que entra. Pronto comienza a oscurecer, luego aun mas oscuro. Avanza a tientas, encuentra un obstáculo y siente que hay un pequeño lago delante de él. Él está en gran peligro, y el sueño toma un curso dramático.
Ahora bien, un sueño como este puede representar experiencias externas muy diferentes. La imagen que acabo de describir puede relacionarse con un accidente ferroviario en el que el soñador alguna vez estuvo involucrado. Lo que experimentó en aquél momento encuentra expresión ahora, tal vez años después, en el sueño descrito. Las imágenes son bastante diferentes de lo que había experimentado. Podría haber estado en un naufragio, o un amigo puede haber resultado infiel, y así sucesivamente. Si compara la imagen del sueño con la experiencia real, estudiándolas de manera íntima, encontrarán que el contenido de las imágenes no es realmente de gran importancia. Lo que es significativo es la secuencia dramática: si estuvo presente un sentimiento de expectativa, si este se alivia o conduce a una crisis. Se podría decir que en la vida del sueño todo la conexión emocional se trastoca.

Ahora bien, si partimos desde aquí y examinamos los sueños de este (primer) tipo, encontramos que las imágenes derivan todo su carácter principalmente de la naturaleza del hombre mismo, de la individualidad de su ego. (Solo que no debemos estudiar los sueños como los psiquiatras que ponen todo bajo un mismo sombrero). Si comprendemos los sueños, digo, los sueños, no la interpretación de los sueños, a menudo podemos aprender a conocer a un hombre mejor a partir de su sueños que observando su vida externa. Cuando estudiamos todo lo que una persona experimenta en tales sueños, encontramos que siempre señala a la experiencia del ego en el mundo exterior.
Por otro lado, cuando estudiamos el segundo tipo de sueño, encontramos que lo que evoca ante el alma en las imágenes de los sueños solo se experimentan en el sueño. Porque, cuando está despierto, el hombre experimenta la forma de sus órganos como mucho cuando estudia anatomía y fisiología científica. Eso, sin embargo, no es una experiencia real; sino simplemente mirarlos externamente, como quien mira las piedras y las plantas. Por tanto, podemos ignorarlo y decir que, con la conciencia ordinaria de la vida cotidiana, el hombre experimenta muy poco, o nada en absoluto, de su organismo interno. Sin embargo, el segundo tipo de sueño, los presenta ante él en imágenes, aunque transformadas.
Cuando estudiamos la vida de un hombre, encontramos que está regida por su ego, más o menos, de acuerdo con su fuerza de voluntad y su carácter. Pero la actividad del ego dentro de la vida humana se parece mucho al primer tipo de experiencia onírica. Traten justamente, de examinar detenidamente si los sueños de una persona son del tipo en los cuales sus experiencias se alteran mucho y violentamente. En cualquiera que tenga tales sueños, encontrará un hombre de fuerte voluntad. Por otro lado, un hombre cuyos sueños son casi como es su vida en realidad, sin que sufra ninguna alteración en sus sueños, será un hombre de voluntad débil.
Así que ya lo ven, la acción del ego dentro de la vida de un hombre se expresa por la manera en que da forma a sus sueños. Tal conocimiento nos muestra que tenemos que relacionar los sueños del primer tipo con el ego humano. En las últimas conferencias hemos aprendido que en el sueño, el ego y el cuerpo astral están fuera de los cuerpos físico y etérico. Recordando esto, no será extraño saber que la Ciencia Espiritual nos muestra que el ego toma las imágenes de la vida de vigilia, imágenes que por otra parte son tomadas de la realidad ordinaria a través de los cuerpos físico y etérico. El primer tipo de sueño es fruto de una actividad del ego fuera de los cuerpos físico y etérico.
¿Cuál es, entonces, el segundo tipo de sueño? Por supuesto, también debe tener algo que ver con lo que está fuera de los cuerpos físico y etérico durante el sueño. No puede ser el ego, porque este no sabe nada de las formas orgánicas presentadas simbólicamente por el sueño. Uno se ve obligado a ver que es el cuerpo astral del hombre el que, en el sueño, da forma a estas imágenes simbólicas de los órganos internos, a semejanza de como el ego, recrea las imágenes de la experiencia externa. Por lo tanto, ambos tipos de sueños indican la actividad del ego y del cuerpo astral durante la etapa que transcurre entre quedarse dormido y despertarse.
Podemos ir mas allá. Hemos visto cómo quedan perfiladas, en el hombre, su debilidad y su fortaleza en sus sueños; hemos visto que el hombre débil sueña con las cosas casi exactamente tal como las experimentó, mientras que el hombre fuerte las transforma y las reorganiza, coloreadas después por su propio carácter. Siguiendo esto hasta el final, podemos comparar nuestro resultado con el comportamiento de un hombre en la vida de vigilia. Entonces descubrimos el siguiente hecho sumamente interesante. Dejen que un hombre les cuente sus sueños; observen cómo se vincula una imagen onírica con otra; estudien la configuración de sus sueños. Luego, una vez se hayan formado una idea de su modo de soñar, miren al propio hombre. Estimulados por la idea que se han formado de su vida onírica, podrán formarse una buena imagen de cómo actúa en la vida. Esto nos lleva a notables secretos de la naturaleza humana. Si estudian a un hombre mientras actúa en la vida y aprenden a conocer su carácter individual, encontrarán que solo una parte de sus acciones procede de su propio ser, de su ego. Si todas nuestras acciones dependieran del ego, un hombre realmente actuaría como lo hace cuando sueña; el carácter violento sería tan violento en la vida como lo es en sus sueños, mientras que quien deja su vida casi sin cambios en sus sueños, se mantendría equidistante, alejado de la vida, dejaría que siguiera su curso, dejando que las cosas sucedan, moldeando su vida tan poco como moldea sus sueños.
Y a tenor de lo dicho ¿qué hace el hombre? ¿cómo sucede eso? Mis queridos amigos, podemos decir muy bien que es hecho por Dios, por los seres espirituales del mundo. Todo lo que hace el hombre, no lo hace él mismo. De hecho, él hace justo tanto como realmente sueña; el resto es hecho a través de él y para él. Solo que en la vida ordinaria no nos entrenamos para observar estas cosas; de lo contrario, descubriríamos que solo participamos activamente en los actos de la vida tanto como participamos activamente en nuestros sueños. El mundo impide que el hombre violento sea tan violento en la vida como en los sueños; en el hombre débil los instintos están funcionando, y una vez más la propia vida agrega lo que sucede a través suyo y con lo que no soñaría.
Es interesante observar a un hombre en alguna acción de su vida y preguntar: ¿Cuánto se le atribuye a él y cuánto al mundo? De él procede tanto como sea capaz de soñar, ni más ni menos. En el caso de un hombre débil el mundo le agrega algo y en el caso de un hombre fuerte le resta algo. Visto desde esta perspectiva, los sueños se vuelven extraordinariamente interesantes y nos dan una visión profunda del ser del hombre.
Es cierto que muchas de las cosas que he estado diciendo, han resurgido en los psicoanalistas en una forma distorsionada y caricaturesca. Pero ellos no pueden ver lo que vive y teje en la naturaleza humana, por eso lo distorsionan todo. De lo que les he presentado hoy ante ustedes de una manera bastante externa, se desprende lo necesario que es adquirir un conocimiento sutil y delicado del alma si se quieren manejar tales cosas; de lo contrario, no puede saberse nada de las relaciones entre los sueños y la realidad externa como atribuible al hombre en su vida. Por eso, una vez describí el psicoanálisis como diletantismo, porque no saben nada de la vida exterior del hombre. Pero tampoco saben nada de la vida interior del hombre. Estos dos diletantismos no solo suman, sino que deben multiplicarse; porque la ignorancia de la vida interna estropea lo externo, y la ignorancia de la vida externa estropea lo interno. Multiplicando d x d obtenemos d al cuadrado: d x d = d2. El psicoanálisis es el diletantismo elevado a la segunda potencia.
Si estudiamos los estados alternos de vigilia y del sueño de esta manera íntima, podemos percibir y comprender tanto de la naturaleza esencial del hombre que realmente nos conducen al portal de la Ciencia Iniciática.
Ahora consideren algo más que les dije en estas conferencias: el hecho de que el hombre puede fortalecer sus fuerzas anímicas mediante ejercicios, meditaciones; hace que luego avanza más allá del pensar abstracto más o menos vacío y ordinario hacia un pensar inherentemente pictórico, llamado imaginación. Para ello era necesario explicar que el hombre, progresando en imaginación, llega a reconocer toda su vida como un impulso etérico que entra en la vida terrenal a través de la concepción y el nacimiento, (estrictamente hablando, desde antes de la concepción y el nacimiento). A través de los sueños recibe reminiscencias de lo que ha experimentado externamente desde que descendió a la tierra para su vida actual. La Imaginación nos da imágenes que, en la forma en que se experimentan, pueden ser muy parecidas a las imágenes de los sueños; pero contienen, no reminiscencias de esta vida terrenal, sino de la precedente. Es bastante ridículo que las personas que no conocen la Ciencia Espiritual digan que la imaginación también puede ser un sueño. Justamente deberían considerar qué es lo que soñamos en la imaginación. No soñamos con lo que ofrecen los sentidos; el contenido representa el ser del hombre antes de que fuera dotado de sentidos. La imaginación lleva al hombre a un mundo nuevo.
Sin embargo, existe un gran parecido entre el segundo tipo de sueño y la experiencia imaginativa cuando a través de ejercicios del alma se adquiere por primera vez. Experimentamos imágenes, imágenes poderosas, y estas con toda claridad, hasta podríamos decir exactitud. Experimentamos un universo de imágenes, tan maravillosas, tan ricas en color, tan majestuosas que ocupan toda nuestra conciencia. Si pintásemos estos cuadros, deberíamos pintar un cuadro poderoso; pero solo podríamos capturar la apariencia de un solo momento al igual que no podemos pintar un destello de relámpago, sino solo su apariencia momentánea, porque todo esto sigue su curso en el tiempo. Aún así, solo que capturásemos un solo momento obtendríamos una imagen poderosa.
Representemos esto esquemáticamente. Naturalmente, esto no será muy parecido a lo que contemplamos; sin embargo, este boceto ilustrará lo que quiero decir.
diagrama 8

Miren este boceto que he dibujado. Tiene una configuración interna e incluye las más variadas formas. Es interior y exteriormente inmenso. Si, ahora al concentrarnos, nos fortalecemos más y más, al sostener la imagen, se nos presenta no únicamente por un momento. Debemos retenerla con presencia de ánimo; de lo contrario se nos escapa antes de que podamos traerlo al momento presente. En conjunto, en la observación espiritual se requiere la presencia de ánimo. Si no solo somos capaces de aplicar suficiente presencia de ánimo para sostenerla y tomar conciencia de ella, sino que podemos retenerla, se contrae y, en lugar de ser algo que todo lo abraza, se vuelve cada vez más pequeña, avanzando en el tiempo. De repente se encoge en algo; una parte se convierte en la cabeza humana, otra el pulmón humano, una tercera en el hígado humano. La materia física provista por el cuerpo de la madre solo llena lo que entra del mundo espiritual y se convierte en hombre. Finalmente, decimos: lo que es el hígado ahora lo vemos espiritualmente en una imagen poderosa de la vida preterrenal. Lo mismo vale para el pulmón. Y ahora podemos compararlo con el contenido del segundo tipo de sueño. Aquí, también, un órgano puede aparecer ante nosotros en una bella imagen, como dije antes, pero ésta es muy pobre en comparación con lo que revela la imaginación.
Así tenemos la impresión de que la imaginación nos da algo creado por una gran mano maestra, el sueño algo torpe. Pero ambos apuntan en la misma dirección y representan, espiritualmente, la organización interna del hombre.
Esto no es mas que un paso de esta idea a otra y muy verdadera. Cuando, a través de la imaginación, discernimos al ser humano preterrenal como una poderosa imagen etérica, y vemos que esta poderosa imagen etérica se cristaliza, por así decirlo, en el hombre físico, nos lleva a preguntar qué pasaría si las imágenes de los sueños, las relacionadas con los órganos internos, comenzasen a desarrollar la misma actividad. Veríamos que surgiría una caricatura de los órganos internos. El hígado humano, tan perfecto en su forma, se forma a partir de una imagen imaginativa que señala hacia la vida preterrenal. Si la imagen proveniente del sueño se convirtiera en un hígado, no sería un hígado humano, ni siquiera un hígado de ganso, sino una caricatura del hígado. Esto nos da, de hecho, una visión profunda de todo el ser del hombre. Porque hay realmente alguna similitud entre la imagen del sueño y la imagen imaginativa, como ahora vemos con bastante claridad. Y no podemos evitar preguntar cómo se produce esto.
Bueno, podemos ir aún más lejos. Tome las imágenes de los sueños del primer tipo, las vinculadas a las experiencias externas. Para empezar, no hay nada parecido a estas en la cognición imaginativa. Pero la cognición imaginativa se remonta a una experiencia preterrenal del hombre, en la que no tenía nada que ver con otros seres humanos físicos. La visión imaginativa conduce a una imagen de experiencias preterrenales del espíritu. Piensen únicamente en lo que esto implica.
Cuando observamos la vida interior del hombre, recibimos la impresión de que ciertas imágenes simbólicas, tanto si éstas surgen de la imaginación como de los sueños [del segundo tipo], se refieren a lo que hay dentro del hombre, al organismo interno del hombre; Por otro lado, las imaginaciones que se refieren a experiencias externas no están conectadas, ni con el organismo interno del hombre ni con la vida externa, sino con las experiencias de su estado preterrenal. Junto a estas imaginaciones, unicamente se pueden ubicar las experiencias oníricas del primer tipo, aquellas relacionadas con experiencias externas de la vida terrenal; pero en este caso no hay conexión interna entre estas imaginaciones y estos sueños. Tal conexión solo existe para los sueños del segundo tipo.
Ahora bien, ¿qué pretendo con todas estas descripciones? Quiero llamar su atención sobre una forma íntima de estudiar la vida humana, una forma que plantea enigmas reales. El hombre realmente hoy observa la vida de una manera muy superficial. Si la estudiara más exactamente, con más detenimiento, notaría las cosas de las que he hablado en esta conferencia. En cierto sentido, sin embargo, las nota; solo que en realidad no lo sabe. No es realmente consciente de cuán fuertemente sus sueños influyen en su vida. Considera los sueños como un fantasma revoloteando, porque no sabe que su ego está activo en un tipo de sueños, y su cuerpo astral en otro tipo. Pero si buscamos comprender fenómenos aún más profundos de la vida, los enigmas a los que me referí se vuelven más insistentes. Aquellos que han estado aquí algún tiempo ya me habrán oído relatar hechos como los siguientes: Hay una patología en la cual la persona pierde el hilo de la memoria que lo conecta con su vida. He mencionado el caso de un conocido mío que un día, sin ser consciente de ello, dejó su hogar y su familia, se fue a la estación, compró un billete y viajó, como un sonámbulo, a otra estación. Aquí hizo trasbordo, compró otro billete y viajó más lejos. Lo hizo durante mucho tiempo. Comenzó su viaje en una ciudad del sur de Alemania. Más tarde, cuando se investigó el caso, se descubrió que había estado en Budapest, Lemberg (Polonia), etc. Finalmente, cuando su conciencia comenzó a funcionar nuevamente, se encontró en una sala de un albergue en Berlín, donde finalmente había ido a parar. Habían pasado algunas semanas antes de su llegada al albergue, y estas habían quedado completamente borradas de su conciencia. Recordaba lo último que había hecho en casa; el resto se le había borrado. Fue necesario rastrear su viaje mediante consultas externas.
Como comprenderán, su ego no estaba presente en lo que estaba haciendo. Si estudian textos sobre este tema, encontrarán cientos y cientos de casos de tal conciencia intermitente del ego. ¿Con qué nos enfrentamos aquí? Si se tomaran la molestia de estudiar el mundo de los sueños de un paciente así, descubrirían algo peculiar. Para empezar, descubrirían que, al menos en ciertos períodos de su vida, el paciente había tenido los sueños más vívidos imaginables, sueños que se caracterizaban especialmente por su decisión de hacer algo, formando ciertas intenciones.
En cambio, si estudian los sueños de una persona normal, encontrarán intenciones que juegan un papel muy pequeño, si es que lo tienen. La gente sueña con todo tipo de cosas maravillosas, pero las intenciones no juegan ningún papel, por regla general. Cuando las intenciones juegan un papel en un sueño, generalmente nos despertamos riéndonos de nosotros mismos. Pero si estudian la vida onírica de esas personas con conciencia intermitente, descubrirán que albergan intenciones en sus sueños y, al despertar, las toman muy en serio; de hecho, las toman tan en serio que sienten remordimientos de conciencia si no pueden llevarlos a cabo. A menudo, estas intenciones son tan tontas frente al mundo físico externo que no es posible llevarlas a cabo; esto las hiere y las emociona bastante. Tomar los sueños en serio, especialmente con respecto a sus intenciones (no deseos), es la parte complementaria de esta condición de pérdida de la conciencia.
Quien es capaz de observar a los seres humanos puede decir, si en ciertas circunstancias, una persona puede sufrir pérdida de memoria. Estas personas tienen algo que muestra que nunca se despiertan con respecto a ciertas experiencias internas y externas. Poco a poco se descubre que una persona así va demasiado lejos con su ego fuera de sus cuerpos físico y etérico mientras duerme; todas las noches va demasiado lejos en lo espiritual y no puede traer lo que ha experimentado de vuelta a los cuerpos físico y etérico. Finalmente, debido a que repetidamente no ha podido recuperar por completo todo lo experimentado, el ego permanece afuera, es decir, lo que experimenta demasiado profundamente dentro de lo espiritual retiene el ego y pasa a una condición en la que el ego no está en el cuerpo físico.
En un caso tan radical como este, es especialmente interesante observar la vida soñada. Esto difiere de la vida onírica de nuestros contemporáneos ordinarios; es mucho más interesante, pero por supuesto esto tiene su reverso. Aún así, considerado objetivamente, la enfermedad es más interesante que la salud; desde el lado subjetivo, es decir, para la persona en cuestión, así como desde el punto de vista de la vida ordinaria, es otra cuestión. Para un conocimiento del ser humano, la vida onírica de un paciente así es realmente mucho más interesante que la vida onírica de un contemporáneo común.
En tal caso, en realidad ven una especie de conexión entre el ego y el conjunto del mundo de los sueños; se podría decir que es casi tangible. Y nos llevan a hacer las siguientes preguntas: ¿Cuál es la relación de las imágenes oníricas que se refieren a los órganos internos, con las imaginaciones que también se refieren a los órganos internos?
Bueno, vistos "externamente", las imágenes de la organización interna del hombre que se dan en la imaginación, apuntan a lo que había dentro del hombre antes de tener su cuerpo terrenal, antes de estar en la tierra; Las imágenes de los sueños surgen cuando él está aquí. Las imaginaciones apuntan al pasado, las imágenes de los sueños al presente. Pero aunque una imagen onírica ordinaria que se refiere a un órgano interno correspondería a una caricatura de ese órgano, mientras que la imaginación correspondería al órgano perfecto, no obstante, la caricatura tiene la posibilidad inherente de convertirse en un órgano perfecto.
Esto nos lleva a los estudios que realizaremos mañana. Se centran en la pregunta: ¿Está relacionado el contenido de la imaginación con la vida pasada del hombre? ¿Acaso el sueño es el comienzo de la imaginación del futuro? ¿Una imagen soñada de hoy evolucionará hacia la imaginación a la que podremos mirar retrospectivamente en una vida futura en la tierra? ¿Quizás el contenido del sueño es la semilla del contenido de la imaginación?
Se nos plantean estos importantes interrogantes. Lo que hemos ganado a través del estudio de los sueños es visto aquí conjuntamente con la cuestión de las repetidas vidas del hombre en la tierra. Además pueden ver que realmente debemos mirar más profundamente en la vida del hombre de lo que generalmente encontramos conveniente; de lo contrario no encontraremos ningún punto de contacto con lo que dice la Ciencia Iniciática sobre el ser del hombre.
Mediante una conferencia como esta, quería desvelarles especialmente una idea de la forma superficial en la que se estudia al hombre en la civilización de hoy y de la necesidad de una observación íntima en todas las direcciones. Tal observación íntima conduce de inmediato a la Ciencia Espiritual.
Traducido por Julio Luelmo junio 2020

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919