ENIGMAS
DE LA
FILOSOFIA
RUDOLF STEINER
No es una "historia de la filosofía", aunque el enfoque sea histórico. Es una revisión de las concepciones históricas y actuales del mundo.
Comentarios introductorios sobre la edición de 1914
La descripción de la vida intelectual filosófica desde mediados del siglo XIX hasta el presente, que se ha intentado en este segundo volumen de los "Enigmas de la Filosofía", no puede llevar el mismo sello que el estudio de la obra precedente de los pensadores que se encuentra en el primer volumen. -Este análisis se ha mantenido dentro del círculo más estrecho de las cuestiones filosóficas. Los últimos sesenta años son la época en que el modo de concepción científico-natural, desde diversos puntos de vista, se propone sacudir la base sobre la que antes se asentaba la filosofía. En este período ha surgido la opinión de que los resultados de la investigación científica arrojan luz sobre la naturaleza del hombre, sobre su relación con el mundo y sobre otros misterios de la existencia, algo que antes se buscaba a través del trabajo intelectual filosófico. Muchos pensadores que ahora querían servir a la filosofía se esforzaron por modelar sus investigaciones sobre la base de las ciencias naturales; otros no formaron los principios básicos de su visión del mundo a la manera de la antigua forma filosófica de pensar, sino que los tomaron de los puntos de vista de las ciencias naturales, la biología y la fisiología. Y quienes querían preservar la independencia de la filosofía creían hacer lo correcto sometiendo los resultados de las ciencias naturales a un examen minucioso para impedir su penetración en la filosofía. Por lo tanto, para describir la vida filosófica en esta época, es necesario examinar los puntos de vista que han entrado en el mundo a partir de las ciencias naturales. La importancia de estos puntos de vista para la filosofía sólo se hace evidente cuando se considera el sustrato científico del que manan y cuando uno se sitúa en la atmósfera del modo de concepción científico-natural en el que llegan a desarrollarse. Estas condiciones se expresan en las explicaciones de este libro por el hecho de que muchas cosas en él están dispuestas casi como si se pretendiera una presentación de ideas científicas generales y no de trabajos filosóficos. Puede parecer justificado pensar que este tipo de presentación expresa claramente lo influyente que ha llegado a ser la ciencia natural para la vida filosófica del presente.
El lector que encuentre conciliable con su modo de pensar concebir la evolución de la vida filosófica según las líneas indicadas en la introducción del primer volumen de este libro, y para las cuales la exposición más detallada del mismo ha intentado proporcionar el fundamento, también encontrará posible aceptar la relación indicada entre la filosofía y la ciencia natural en la época actual como una fase necesaria de su evolución. A través de los siglos, desde el comienzo de la filosofía griega, esta evolución tendió a conducir al alma humana hacia la experiencia de sus fuerzas esenciales interiores. Con esta experiencia interior, el alma se fue alejando cada vez más del mundo que el conocimiento de la naturaleza exterior había erigido para sí. Surgió una concepción de la naturaleza que se ocupa tan exclusivamente de la observación del mundo exterior que no muestra ninguna inclinación a incluir en su imagen del mundo lo que el alma experimenta en su mundo interior. Esta concepción considera injustificado pintar la imagen del mundo de modo que muestre estas experiencias interiores del alma humana, así como los resultados de la investigación de la ciencia natural. Esto caracteriza la situación en la que se encontraba la filosofía en la segunda mitad del siglo XIX, y en la que todavía se pueden encontrar muchas corrientes de pensamiento en la actualidad. Tal juicio no tiene por qué introducirse artificialmente en el estudio de la filosofía de esta época. Se puede llegar a él simplemente observando los hechos. El segundo volumen de este libro intenta dejar constancia de este nuevo desarrollo, pero también ha hecho necesario añadir a la segunda edición un capítulo final que contiene "Breve esbozo de una aproximación a la Antroposofía".
Uno puede opinar que este relato no pertenece al marco de todo el libro pero, en el prefacio al primer volumen, se anunciaba que el propósito de esta presentación "no es únicamente dar un breve esbozo de la historia de los problemas filosóficos, sino también discutir estos problemas y los intentos de su solución a través de su tratamiento histórico." El punto de vista expresado en este libro trata de mostrar que muchas situaciones que surgen de los intentos de solución en la filosofía del presente tienden a reconocer un elemento en la experiencia interior del alma humana que se manifiesta de tal manera que la pretensión exclusiva de la ciencia natural ya no puede negar a ese elemento un lugar en el cuadro del mundo moderno. Como el autor de este libro tiene la convicción filosófica de que el relato del último capítulo trata de experiencias del alma que son adecuadas para dar cumplimiento a la búsqueda de la filosofía moderna, cree que estaba justificado añadir este capítulo a su presentación. Como resultado de la observación de estas filosofías, al autor le parece que es básicamente característico de ellas y de su manifestación histórica que no continúen consistentemente su dirección hacia la meta que buscan. Esta dirección debe conducir hacia la concepción del mundo que se esboza al final del libro, que apunta a una verdadera ciencia del espíritu. El lector que pueda estar de acuerdo con esto puede encontrar en esta concepción algo que aporte las soluciones a los problemas que la filosofía de la época actual plantea sin dar respuestas. Si esto es cierto, el contenido del último capítulo también arrojará luz sobre la posición histórica de la filosofía moderna.
El autor de este libro no imagina que todos aquellos que puedan aceptar el contenido del último capítulo deban necesariamente buscar también una concepción del mundo que sustituya a la filosofía por una visión que ya no pueda ser reconocida como filosofía por los filósofos tradicionales. Lo que este libro pretende mostrar es que la filosofía, si llega al punto de comprenderse a sí misma, debe conducir al espíritu a una experiencia del alma que sea, sin duda, fruto de su trabajo, pero que también crezca más allá de él. De este modo, la filosofía conserva su importancia para todo aquel que, según su modo de pensar, debe exigir un fundamento intelectual seguro para los resultados de esta experiencia anímica. Quien puede aceptar estos resultados por un sentido natural de la verdad, está justificado al sentirse en terreno seguro aunque no preste especial atención a una fundamentación filosófica de estos resultados. Pero quien busque la justificación científica de la concepción del mundo que se presenta al final del libro, debe seguir el camino de la fundamentación filosófica.
Que este camino, si se sigue hasta el final, conduce a la experiencia de un mundo espiritual, y que el alma a través de esta experiencia puede llegar a ser consciente de su propia esencia espiritual mediante un método que es independiente de su experiencia y conocimiento a través del mundo de los sentidos, es lo que la presentación de este libro intenta demostrar. No era la intención del autor proyectar este pensamiento como una idea preconcebida en su observación de la vida filosófica. Ha querido buscar sin prejuicios la concepción expresada en esta vida misma. Al menos se ha esforzado por proceder de este modo. Cree que este pensamiento podría presentarse mejor hablando el lenguaje de un científico natural, por así decirlo, en algunas partes del libro. Sólo si uno es capaz de identificarse temporalmente por completo con un determinado punto de vista es posible hacerle plena justicia. Mediante este método de adoptar deliberadamente la posición de una visión del mundo, el alma humana puede obtener con mayor seguridad la capacidad de retirarse de nuevo de ella y entrar en modos de concepción que tienen su fuente en ámbitos que no están comprendidos por esta visión del mundo.
La impresión de este segundo volumen de Los enigmas de la filosofía estaba a medio terminar antes de que estallara la gran guerra que ahora vive la humanidad. Se terminó justo cuando comenzó este acontecimiento. Esto es sólo para indicar qué acontecimientos externos agitaron y ocuparon mi alma cuando los últimos pensamientos incluidos en este libro pasaron ante mi ojo interior.
Rudolf Steiner
1 de septiembre de 1914
Berlín
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