Los sentidos imaginativo, inspirativo e intuitivo y la forma en que se canalizan en el ser humano como sensación, sentimiento y pensamiento lógico
En nuestras consideraciones hemos ascendido hasta lo que hemos llamado el sentido del habla, y ahora queremos considerar en primer lugar lo que hemos llamado el sentido del concepto. Por supuesto, no hay que tomar aquí la palabra en el sentido del concepto puro, sino en el sentido en que se habla en la vida ordinaria; que cuando alguien nos dice algo, cuando dice alguna palabra, podemos formarnos una idea de lo que esta palabra significa. También podría haberse llamado sentido de la representación. Pero ahora debemos comprender primero cómo se produce este sentido de la representación. Para ello, debemos volver una vez más a los dos sentidos anteriores, el sentido del sonido, o auditivo, y el sentido del habla, y plantearnos la pregunta: ¿Qué significa realmente tener el sentido del habla, tener el sentido auditivo? ¿Cómo se produce realmente la percepción auditiva, tal como la hemos descrito? - Primero hay que caracterizar lo que ocurre cuando una persona percibe un sonido, A o I, u otro sonido. Debemos, por así decirlo, aclarar el aparato de percepción auditiva. Sin embargo, como no puedo hablar de tal cosa durante toda una hora, sólo podré darles algunos detalles, que luego podrán encontrar confirmados por esto o aquello que ustedes mismos adquieran mediante la reflexión o la investigación en la vida.
Ustedes saben que dentro de la música se puede distinguir entre el tono por separado, la melodía y la armonía. Y saben que la armonía se basa en la simultaneidad de la percepción de los tonos, la melodía en la combinación de tonos sucesivos, y que luego se toma en consideración el tono por separado como tal. Bien, sólo se puede comprender el mecanismo de la percepción del sonido si se considera la relación del tono que está en el sonido con este sonido mismo. Tomemos lo que es una armonía: en ella tenemos una cooperación simultánea de sonidos; y tomemos lo que es una melodía: en la melodía tenemos una cooperación sucesiva de sonidos. Ahora imaginen que pudieran hacer conscientemente lo que hacen inconscientemente en la percepción del sonido, entonces sucedería lo siguiente.
Deben ustedes tener claro que en el sentido hay algo inconsciente, -o cuando menos subconsciente-. Si lo que es inconsciente en la percepción del sentido se hiciera consciente, ya no sería sentido, ni percepción del sentido, sino que habría que hablar de valoración, conceptualización y cosas por el estilo. Por lo tanto, deben imaginarse cómo procedería lo que tiene lugar a nivel subconsciente en la percepción del sonido, si pudieran ustedes ejecutarlo conscientemente. Imaginen que perciben una melodía. Cuando perciben esta melodía, perciben los tonos uno tras otro. Ahora piensen que pudieran fácilmente mover las notas de una melodía juntas en la línea del tiempo de tal manera que pudieran percibirlas simultáneamente. Para ello, por supuesto, tendrían que empujar el pasado y el futuro el uno hacia el otro. Tendrían que saber lo que sigue, preferiblemente en medio de una melodía, para poder empujarla del futuro al presente. Lo que una persona no puede hacer conscientemente de esta manera, en realidad ocurre inconscientemente en el sentido del sonido. Cuando oímos A o I o cualquier otro sonido, una melodía siempre se transforma momentáneamente en una armonía a través de una actividad subconsciente. Ese es el secreto del sonido. Esta maravillosa actividad subconsciente se lleva a cabo a un nivel más espiritual de la misma manera que las diversas refracciones de los rayos se llevan a cabo en el interior del ojo de acuerdo con las leyes físicas regulares, de las que uno sólo se da cuenta a posteriori. Ahora estamos haciendo lo mismo que hace el físico cuando muestra cómo se produce la refracción de los rayos en el ojo. En otras palabras, una melodía se convierte momentáneamente en armonía. Pero eso no basta. Si sólo ocurriera eso, el sonido no saldría, sino que habría que añadir algo más.
Es necesario darse cuenta de que todo tono musical no es un simple tono sino que si algún tono es un tono musical, lo es porque, aunque débilmente, los armónicos siempre resuenan. Esta es la característica especial del tono musical en comparación con otros ruidos, estruendos o similares, que los armónicos siempre se oyen, aunque sean prácticamente inaudibles. Cuando se tiene una melodía, no sólo se tienen los tonos individuales, sino que también se tienen los armónicos de cada tono. Cuando se compacta momentáneamente una melodía en una armonía, no sólo se compactan los tonos fundamentales por separado, sino también el armónico de cada tono. Sin embargo, ahora la actividad subconsciente tiene que hacer algo más: tiene que desviar su atención de los tonos fundamentales, tiene en cierta manera, que ignorarlos. Esto es lo que hace realmente el alma cuando percibe el sonido A o I. No como si los otros sonidos no estuvieran ahí, sino que sólo desvía la atención de ellos, y sólo se percibe esa armonía de armónicos. Ese es el sonido. Un sonido surge del hecho de que una melodía se transforma momentáneamente en una armonía, entonces se ignoran los tonos fundamentales y sólo se percibe el sistema de armónicos. Lo que estos armónicos nos proporcionan es el sentido del sonido, A o I. Ahora queda aclarado lo que es realmente la percepción del sonido, de la misma manera que la visión del ojo se explica físicamente.
¿Qué es pues, -y ésta es una pregunta igualmente difícil pero importante-, la percepción de la idea o concepto, la percepción por separado del sentido, (sinn), de modo que se oiga la palabra y a través de la palabra se oiga el significado, (sinn), se comprenda? ¿Cómo se produce esto?
Uno puede darse cuenta de que se trata de algo bastante especial simplemente por la trivial constatación de que cualquier cosa se puede denominar con los sonidos más diversos, y en distintos idiomas. En una
Para que esto nos quede claro, consideremos el proceso de la percepción de los conceptos, y ello, -les ruego que lo tengan presente-, a condición de que tales conceptos nos lleguen por medio del sonido. Si en la percepción del sonido tenemos ahora una melodía que se transforma en armonía, dejando de lado los tonos fundamentales, (lo cual nos da el significado del sonido o significado de la palabra), para que surja el sentido de la ideación, o conceptualización, es necesario que nuestra atención se desvíe ahora también de todo el sistema de armónicos. Si ustedes también llevan esto a cabo anímicamente, entonces miran retrospectivamente hacia aquello que se ha incorporado en los armónicos, hacia aquello que les llega como representación, concepto. Al mismo tiempo, sin embargo, esto también significa que cuando una persona escucha los sonidos y las palabras de su lengua, recibe matizado y atenuado, por así decirlo, algo de lo que es universalmente humano: la idea subyacente que atraviesa todos los sonidos y todas las lenguas.
Ya hemos dicho que a través del habla, en la medida en que el habla tiene sus sonidos, se dan a
Todo esto da una primera impresión de lo que es realmente el sentido de la conceptualización. Con esto, sin embargo, hemos recorrido un camino muy especial. Primero hemos agotado, por así decirlo, lo que es sentido en nosotros en la vida humana ordinaria. Lo hemos agotado observando esa facultad anímica subconsciente en el ser humano que es capaz de hacer retroceder el sistema de armónicos, por así decirlo. ¿Cuál será ahora una facultad aún más elevada? ¿Qué es lo que hace retroceder este sistema de armónicos? ¿Qué hay en el ser humano que actúa como tentáculos y hace retroceder el sistema de armónicos? Es el cuerpo astral humano. Si el cuerpo astral humano adquiere la capacidad de hacer retroceder los armónicos, -lo cual en lenguaje trivial no significa otra cosa que desviar la atención de ellos-, eso significa un mayor poder del cuerpo astral que cuando no puede hacerlos retroceder tanto, por así decirlo. ¿Cuándo será aún más fuerte este cuerpo astral? Será aún más fuerte cuando no sólo pueda hacer retroceder los armónicos, cuando no sólo pueda llegar a los conceptos haciendo retroceder los armónicos y alcanzar así el límite del mundo exterior y observarlo en su límite como un concepto, sino cuando sea capaz de hacer salir su sustancia astral a través de su propio poder interior sin ninguna resistencia. Para llegar a la ideación, conceptualización, todavía hay que hacer retroceder una resistencia: el sistema de armónicos.
Cuando ya estén en condiciones de extender sus tentáculos astrales sin ninguna causa externa, entonces se produce lo que puede llamarse percepción espiritual en un sentido más elevado. Se forman los verdaderos órganos espirituales de percepción. En el momento en que el hombre alcanza la capacidad no sólo de hacer retroceder el sistema de armónicos con su atención, sino cuando puede extender su sustancia astral como dos tentáculos en cierto punto del cerebro anterior, -entre las cejas-, en este punto forma lo que se llama la flor de loto de dos pétalos, el primer órgano espiritual, que también puede llamarse el sentido imaginativo. Este es ahora el undécimo de los sentidos. Y en la misma medida en que el hombre se hace cada vez más capaz de extender su sustancia astral desde sí mismo, sin verse forzado a hacerlo por el mundo exterior, en la misma medida desarrolla otros sentidos superiores. En la región de la laringe desarrolla mediante este trabajo un sentido muy complejo, la flor de loto de dieciséis pétalos, el sentido inspirativo; más adelante, en la región del corazón, el sentido que también puede llamarse sentido intuitivo, la flor de loto de doce pétalos, y luego aún más sentidos superiores, los cuales sin embargo, debido a que se entra en lo puramente espiritual, ya no pueden llamarse sentido en la acepción ordinaria de la palabra. Basta con que añadamos a los sentidos físicos, reales, el sentido imaginativo, el sentido inspirativo y el sentido intuitivo.Ahora preguntémonos: ¿Estos tres sentidos sólo están activos en las personas clarividentes o también hay algo en las personas corrientes que pueden percibir como una actividad de estos sentidos? Sí, incluso en la persona ordinaria hay algo que puede entenderse como una actividad de estos sentidos, el imaginativo, el inspirativo y el intuitivo. Cuando se comprende exactamente cómo funcionan estos sentidos en el clarividente, se dice que funcionan extendiéndose hacia el exterior como tentáculos. En la gente común también están presentes, con la diferencia de que no se extienden hacia afuera, sino hacia adentro. Exactamente en el punto donde surge la flor de loto de dos pétalos en el hombre clarividente, hay algo así como dos de esos tentáculos presentes en el hombre ordinario, que se extienden hacia adentro, cruzando sólo en la región del cerebro anterior. Así que la conciencia ordinaria simplemente gira estos tentáculos hacia dentro en lugar de hacia fuera como en el clarividente.
Yo aquí sólo puedo aclarar lo que está presente, mediante una comparación. Tendrían ustedes que meditar mucho si quisieran ir más allá de la comparación para llegar al hecho. Pues es un hecho. No hay más que darse cuenta de que el hombre ve lo que tiene fuera de sí y no lo que tiene dentro de sí. Nadie ha visto todavía su propio corazón o su propio cerebro. Lo mismo ocurre con lo espiritual. Los órganos no sólo no se ven, sino que uno tampoco es consciente de ellos y, por lo tanto, no se pueden utilizar. Pero están en funcionamiento. El hecho de que uno no sea consciente de algo no significa que esté inactivo. La conciencia no decide sobre la realidad. De lo contrario, todo lo que nos rodea en esta ciudad en la que nos encontramos y que ustedes no ven ahora no estaría ahí. Sin embargo, esta es la lógica de los que niegan los mundos superiores porque no los ven. Estos sentidos están activos, pero su actividad se dirige hacia el interior. Y el hombre percibe ahora este efecto de la actividad interior. ¿Cómo lo percibe?
A medida que el sentido imaginativo se vuelca hacia dentro, surge lo que en la vida ordinaria se llama la sensación de algo, la sensación exterior, la percepción exterior. El hecho de que uno vea cosas fuera se basa en que este sentido trabaja hacia dentro. Lo que ustedes tienen en el exterior como sensación, como percepción, sólo pueden tenerlo a través de aquello que trabaja en ustedes, que sale a la luz en el sentido imaginativo. Pero distinguiendo lo que aquí se llama sensación de lo que es, por ejemplo, un sonido. Otra cosa es oír un sonido, ver un color o tener una sensación. Ver un color y decir que es rojo es diferente de tener la sensación de que es bello o feo, agradable o desagradable en la impresión inmediata.
También el sentido inspirativo vierte su actividad hacia dentro, y por medio de ella surge lo que ahora es una sensación más compleja: el sentimiento. Toda la vida emocional, que es más interior que la mera vida de la sensación, es una actividad de los órganos inspirativos, que sólo son activos hacia el interior en lugar de hacia el exterior. Y cuando el sentido intuitivo se derrama hacia dentro, entonces surge lo que ahora llamamos realmente pensar, la formación de pensamientos. Este es el resultado de la actividad interna del sentido intuitivo. Primero la persona tiene una sensación de algo, luego viene el sentimiento, y finalmente forma sus pensamientos acerca de ello.
Con esto habrán podido ver que ya hemos salido de la vida de los sentidos para entrar en la vida anímica. Desde fuera, partiendo del mundo de los sentidos, hemos captado el alma dentro del propio hombre en sensaciones, en sentimientos, en pensamientos. Si ahora fuéramos más lejos y consideráramos los sentidos superiores, que ya no podemos llamar buenos sentidos, que corresponden a las otras flores de loto, en su efecto hacia el interior, encontraríamos toda la vida anímica superior. Si por ejemplo, la flor de loto de ocho pétalos o de diez pétalos situada más abajo en el organismo vierte su actividad hacia el interior, entonces surge una actividad anímica aún más sutil. Y al final de esta serie encontramos la actividad anímica más delicada, que ya no llamamos mero pensamiento, sino pensamiento puro, mero pensamiento lógico. Esto es lo que produce el trabajo hacia adentro de las diversas actividades de la flor de loto. Ahora bien, cuando este trabajo hacia el interior deja de ser un mero trabajo hacia el interior y, como he indicado, comienza a trabajar hacia el exterior, cuando esos tentáculos que de otro modo se extienden hacia el interior se cruzan por todas partes y se derraman hacia el exterior como flores de loto, entonces se produce esa actividad superior a través de la cual ascendemos del alma al espíritu, donde lo que de otro modo se nos aparece meramente como vida interior en el pensar, sentir y voluntad, aparece ahora en el mundo exterior, llevado por entidades espirituales.Podemos decir: En el ser humano hay una cooperación por detrás y por delante, de modo que el alma sensible y el cuerpo sensible chocan. De la misma manera hay una colisión de corrientes que vienen de la derecha y de la izquierda. Desde la izquierda se acerca al ser humano aquella corriente que pertenece a su cuerpo físico, desde la derecha aquella corriente que pertenece a su cuerpo etérico. El cuerpo etérico y el cuerpo físico se vierten el uno en el otro, se empujan el uno al otro, y donde los dos se empujan el uno al otro, donde el cuerpo físico y el cuerpo etérico trabajan juntos, lo que surge es el ser humano real perceptible sensorialmente. Una obra deslumbrante, por así decirlo, surge ante el ser humano. De la izquierda viene la corriente del cuerpo físico, de la derecha la corriente del cuerpo etérico; las dos penetran la una en la otra y forman en el centro lo que aparece como el ser humano físico sensiblemente perceptible.
Y aún más. Así como hay corrientes por la izquierda y por la derecha, por delante y por detrás, también hay una corriente por arriba y otra por abajo. La corriente principal del cuerpo astral fluye hacia arriba desde abajo y la corriente principal del yo fluye hacia abajo desde arriba. Si antes hemos caracterizado el cuerpo sensorial de tal modo que se delimita por delante, entonces en verdad se da el caso de que el cuerpo astral fluye hacia arriba en su corriente desde abajo, pero que esta corriente es luego atrapada por una corriente que va desde atrás hacia delante, y queda así limitada en cierto modo.
En este cuerpo astral no sólo hay una corriente de abajo hacia arriba y de atrás hacia adelante, sino que también hay una corriente real de adelante hacia atrás, de modo que el cuerpo astral nace a través de estas direcciones de corriente: de abajo hacia arriba y de adelante hacia atrás. En el ser humano todas estas corrientes desembocan realmente unas en otras: una de arriba hacia abajo, otra de abajo hacia arriba, otra de atrás hacia adelante, otra de adelante hacia atrás, otra de derecha a izquierda, otra de izquierda a derecha.
¿Cuál es el resultado de las corrientes que fluyen hacia arriba desde abajo y hacia abajo desde arriba? Quiero explicarles lo que ocurre de la siguiente manera. Una corriente fluye de arriba abajo. No puede fluir sin obstáculos porque se ve frenada por la otra corriente, que fluye hacia arriba desde abajo. Lo mismo ocurre con la corriente que fluye de derecha a izquierda y así sucesivamente. Cada una de ellas es retenida, y esto proporciona la ilusión del cuerpo físico en el centro.
Si observamos las dos corrientes de atrás hacia delante y de delante hacia atrás, debemos darnos cuenta de que estas dos corrientes se cruzan con las corrientes de abajo y de arriba. Y esta intersección crea, en efecto, una triple estructura en el hombre. De modo que la parte inferior de una corriente puede describirse como el cuerpo sensorial en sentido estricto. A continuación, a raíz de la congestión surge algo que corresponde a lo que ahora puede describirse en el sentido más estricto como el desarrollo más elevado del cuerpo sensorial, donde se desarrollan los sentidos reales, que ustedes ya no pueden ver porque los propios ojos pertenecen a él, que ustedes ya no pueden oler porque el propio órgano olfativo pertenece a él. No se puede mirar dentro del ojo, sólo se puede mirar fuera del ojo.
Esta es la organización de todo el cuerpo sensorial del ser humano. Pero ¿Por qué les he descrito dos miembros si esto es todo el cuerpo sensorial? Es así, porque lo que tiene lugar ahí abajo, es principalmente el efecto del exterior y ahí arriba está a su vez la apariencia física de lo que llamamos el alma sensible. En el semblante es donde primero se manifiesta el alma sensible. El semblante lo construye el alma sensible. Y ahí arriba, en la parte más alta, la menos retraída, es donde el alma racional construye su órgano. Pero ahora se da uno cuenta de que no sólo estas corrientes vienen de abajo y de arriba, sino que las corrientes también vienen de la derecha y de la izquierda, de modo que el todo se vuelve a cruzar. Tenemos una corriente que recorre el eje longitudinal del cuerpo. Esta corriente provoca allí arriba a su vez una especie de división.
Se separa una porción de la forma del alma racional; y esta porción separada, en la parte superior del borde, es la formación del alma consciente. Esta alma consciente se forma allí arriba en la parte más interna del ser humano, y también forma las circunvoluciones del cerebro gris. Ahí se encuentra el trabajo del alma consciente en el ser humano. Cuando el ser humano es reconocido como una entidad espiritual, todo cuanto hay en él puede entenderse como una forma de esta entidad espiritual. Así es como el espíritu trabaja en la forma del cuerpo humano. Todos los órganos individuales son, por así decirlo, cincelados esculturalmente a partir de lo espiritual. Una persona sólo puede comprender la estructura del cerebro cuando sabe cómo se arremolinan las corrientes individuales en el cerebro.
Ahora vamos a entrar en detalle para que puedan ustedes ver cómo estas cosas pueden un día tener un efecto fructífero si se convierten en la propiedad común de una verdadera ciencia en lugar de la ciencia externa de hoy. Ya lo hemos visto: Arriba, a través de las diversas corrientes, se crean los órganos externos para el alma-consciente, el alma racional, el alma sensible, por ejemplo. Mostrar cómo estos órganos continúan luego hacia el interior requeriría explicaciones muy extensas. Pero queremos plantear otra cuestión. Hemos dicho que el yo trabaja de arriba hacia abajo, y que la masa principal del cuerpo astral va de abajo hacia arriba, de modo que la masa principal del cuerpo astral y el yo se tocan en una corriente. Esto produce una interacción entre el yo y el cuerpo astral, de modo que se acumulan el uno en el otro. Para que el yo lleve a cabo una actividad consciente, debe poder llegarle algo que surja a través del alma sensible, a través del alma racional y a través del alma consciente. Por ejemplo, algo que surge a través del alma racional es el raciocinio humano. Entonces, ¿Dónde debe localizarse el raciocinio humano? Por supuesto que debe localizarse en la cabeza, porque es ahí donde las fuerzas vivas y los elementos esenciales del ser humano han encontrado su expresión. Supongamos, sin embargo, como ejemplo especial, que en el hombre surgiera un órgano en el cual el alma racional no tuviera participación, sería un órgano sin raciocinio, donde sólo participaran el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el yo y el cuerpo astral como portadores de placer y sufrimiento, alegría y dolor, etc. Supongamos que estos cuatro miembros del ser humano, el cuerpo astral, el yo, -sin esa actividad más sutil del discernimiento y de la conciencia-, el cuerpo físico y el cuerpo etérico debieran trabajar conjuntamente. ¿Cómo debería ser entonces un órgano en el que cooperasen estas cuatro corrientes? Ese sería tal tipo de órgano que no permitiría razonamientos, que dejaría inmediatamente que a la impresión del cuerpo astral siguiera el contraefecto. El cuerpo físico y el cuerpo etérico deben cooperar, de lo contrario este órgano no podría existir.
El cuerpo astral y el yo deben cooperar, pues de otro modo este órgano no podría tener sentimientos, ni expresar simpatía o antipatía alguna en respuesta a una impresión. Queremos pensar que el cuerpo físico y el cuerpo etérico trabajan juntos, y queremos pensar que es un órgano físico, y que naturalmente debe tener un cuerpo etérico correspondiente, porque todo órgano físico debe ser construido por un cuerpo etérico. En este caso una corriente de la derecha del cuerpo etérico de este órgano tendría que cooperar con una corriente de la izquierda, la del cuerpo físico de este órgano. Se acumularían en el centro, no podrían empujarse unas sobre otras y, por lo tanto, provocarían un engrosamiento. Luego estarían las otras dos corrientes, la del cuerpo astral desde abajo y la del yo desde arriba; éstas provocarían una congestión diferente. Pensemos ahora esquemáticamente en esta cooperación de las corrientes en un solo órgano. Sólo quiero esbozar el asunto esquemáticamente; las formas individuales de tal órgano se derivarían de premisas muy diferentes. Quiero decir: habría un órgano, formado de alguna manera; habría una corriente que representaría el cuerpo físico y la otra corriente que representaría el cuerpo etérico. Provocan un engrosamiento en el centro. Las otras dos corrientes de arriba y de abajo también se acumulan y a su vez también provocan un engrosamiento. Acabamos de dibujar el corazón humano: aurícula derecha, ventrículo derecho, aurícula izquierda, ventrículo izquierdo. - Si visualizan todo lo que puede hacer el corazón humano, tendrán que decirse a sí mismos: ¡Así es exactamente como debe construirse el corazón humano a partir del espíritu! - Así es como el espíritu humano construye este corazón. No puede ser de otra manera.
Pongamos otro ejemplo. Ayer dijimos algo extraño. Dijimos que en la actividad visual hay básicamente una actividad de pensamiento subconsciente. La actividad pensante, cuando se hace consciente, sólo se produce en el cerebro. Ahora visualicemos cómo está construido el cerebro para que pueda producirse la actividad pensante consciente.
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