RUDOLF STEINER
La voz de los Ángeles y el lenguaje de los Exusiai
Coblenza, 2 de febrero de 1911
décimo tercera conferencia
¿De qué manera debemos acercarnos a la Teosofía si queremos comprender sus verdades más profundas?
Para responder a esta pregunta, tomemos como punto de partida un texto del Evangelio de Marcos: «He aquí que yo envío mi ángel delante de vosotros para prepararos el camino. -Es la voz de aquel que predica en el desierto». - El texto original dice:
Es la voz de uno que clama en la soledad.
Cuando una persona imparcial lee estas palabras y se le pide que las explique, al principio no sabe qué pensar de ellas. Las considera más o menos como una frase hecha o, a lo sumo, como una alegoría. Después de todo, ¿qué se supone que debe predicar un predicador en un desierto? No se suele ir a un desierto, sino a un lugar donde hay mucha gente.
Si ahora iluminamos este pasaje con los resultados de la investigación espiritual, se nos hará evidente toda la profundidad de la sabiduría que encierra cada palabra de la Sagrada Escritura. Aprenderemos que cada palabra del texto original está en su lugar correcto y sólo así se puede entender.
¿Qué significan las palabras: «Envío a mi ángel delante de vosotros para que os prepare el camino»? - Sabemos que aquí la Biblia se refiere a Juan el Bautista. Pero ahora, para explicar por qué se utiliza la expresión ángel, debemos una vez más remontarnos a los primeros estados de desarrollo de nuestra tierra y ver qué seres participaban en ello. Sabemos que en nuestra Tierra física también existe una organización jerárquica en diferentes niveles de desarrollo, cuyo nivel más bajo es el reino mineral; luego viene el mundo vegetal, después el mundo animal y, como nivel más elevado, el ser humano. La jerarquía de los Ángeles o espíritus del crepúsculo, los Arcángeles o espíritus del fuego, los Arcai o Espíritus de la Personalidad, también espíritus del tiempo, los Exusiai o Espíritus de la Forma o Potestades se eleva por encima del hombre; más arriba, la de los espíritus del movimiento o Dynamis, las Dominaciones o espíritus de la sabiduría; luego la de los Tronos o espíritus de la voluntad, Querubines espíritus o de las armonías, Serafines o espíritus del amor.
Todas estas jerarquías están también en constante estado de desarrollo. Así como nosotros estamos pasando por nuestra etapa de desarrollo humano en nuestra tierra, la Jerarquía de los Ángeles, que está inmediatamente por encima de nosotros, pasó por su etapa de humanidad durante el estado planetario que precedió a nuestra tierra, durante el estado lunar, aunque en una forma diferente a la que estamos pasando hoy. Por lo tanto, están una etapa por delante de nosotros. Y así como nosotros en la tierra somos los guías y líderes de nuestros hijos, los ángeles tienen el oficio de guiar y conducir a nuestra humanidad. Puesto que las formas terrenales no les ofrecen la oportunidad de encarnarse en ellas, deben, para poder ayudarnos, permitir que su sabiduría fluya en los cuerpos de las personas más desarrolladas, más puras, para que las verdades divinas puedan ser proclamadas a la humanidad a través de sus bocas. En tal caso, podemos decir que se envuelven en maya.
Podemos verlo aún más claro si nos remontamos a la antigüedad y ponemos ante nuestra mente a los siete rishis indios. Si nos fijáramos en su aspecto exterior, no veríamos otra cosa que hombres llanos y sencillos, tal vez como campesinos, pero que albergan en su interior un núcleo esencial. Pero clarividentemente los veríamos en una gran aura radiante; desde su interior se derramarían llamas de calor en su entorno. Pero para que la mayor sabiduría cósmica penetrara en el núcleo de su ser, los siete tenían que estar juntos. Al igual que la escala de siete notas de un instrumento, estaban tocados por la divinidad. Y el lenguaje que hablaban, para nosotros serían sonidos incomprensibles.
¿Cómo era el lenguaje en aquellos tiempos? Difícilmente podemos formarnos hoy un concepto de él, porque nuestro lenguaje actual, en contraste con aquel tiempo, es un lenguaje compuesto de conceptos filisteos e impregnado de lógica. En la época de los Rishis, el sonido era aquello que, al sonar, hacía surgir imágenes ante el ojo interior. ¿De dónde procede realmente el lenguaje? ¿De qué fuente proviene? Los antiguos sabios lo habían hecho descender de las estrellas. Para ellos, el zodíaco era la escritura en el cielo, la escritura de la divinidad. El zodíaco visualizaba las consonantes, los planetas las vocales, y según cambiaban de órbita dentro del zodíaco, los sabios leían los distintos significados de la sabiduría celeste.
Así, los cuerpos de los rishis eran también maya, que recubría la esencia divina interior.
Si ahora aplicamos esta luz, que la ciencia espiritual nos concede, a las palabras de la Biblia, desaparece toda banalidad que los materialistas tan gustosamente quieren poner en ellas. Ahora entendemos en el sentido más verdadero de la palabra lo que significa: Y Dios envió un ángel delante de él para preparar el camino al que había de venir. - El ángel significa realmente un ser más desarrollado de la primera jerarquía de ángeles o Angeloi por encima de nosotros, un ser que había bajado su espíritu a la maya del cuerpo humano; en este caso al cuerpo de Juan el Bautista, que era la encarnación de Elías. Sólo tenemos que iluminar correctamente las palabras de la Biblia y luego tomarlas literalmente si queremos entenderlas bien.
La Biblia continúa diciendo: «Es la voz de un predicador en el desierto. Es la voz de uno que clama en la soledad>.
Los teólogos tampoco saben qué hacer con esto. Sí, ¿qué significa ser una voz que grita en el desierto o estar solo?
Sabemos que Juan bautizaba con agua. Y el bautismo con agua consistía en que toda la persona se sumergía en el Jordán en la iniciación.
¿Por qué sucedía esto? Ello ocurría porque el cuerpo etérico de una persona espiritualmente desarrollada debía desprenderse del cuerpo físico por un momento; pues entonces la persona experimentaba lo mismo que experimenta un moribundo al desprenderse de su cuerpo etérico. Entonces ve en todos los detalles su encarnación actual hasta su nacimiento, como si fuera un panorama, desplegándose ante sus ojos, y siente y sabe que es un ser espiritual fuera de su cuerpo carnal.
Cuando volvía a su cuerpo físico después de esta experiencia en el bautismo, tenía una experiencia que interiormente le distinguía de todas las demás personas: se sentía solo, por así decirlo, con este conocimiento ampliado, separado del resto de la humanidad, que ya no le comprendía. Se sentía solo, como en un desierto, solo en la soledad. Y en su más profundo aislamiento interior, oía la voz de una persona que le llamaba: su ángel.
Este ángel guía iba a revestirse aquí de la persona de Juan el Bautista. Este era el significado de la voz en el desierto en el texto bíblico.
También leemos en el Evangelio de Marcos el pasaje donde Cristo proclama la más alta sabiduría en las sinagogas y donde dice
«Y se asombraban de su enseñanza, porque enseñaba poderosamente, y no como los escribas».
¿Qué significa hablar poderosamente? ¿Quién hablaba desde su cuerpo? Así como los ángeles y los arcángeles son guías de personas individuales y los arcángeles en particular son guías de todo el pueblo, así también otros seres superiores son guías y guías de las fuerzas de la naturaleza, las fuerzas de la naturaleza. Los genios del arte también se nutren de estas fuerzas de la naturaleza. Los encontramos irradiando en Leonardo, en Miguel Ángel, en Rafael: ellos se nutrieron de la naturaleza divina.
Y si queremos visualizar dónde tenemos que buscar estas fuerzas de la naturaleza, imaginémonos por un momento en las alturas, digamos en una de las montañas suizas. Si entonces tenemos la suerte de vivir allí un amanecer, nos sobrecogerá la magia y la majestuosidad de este fenómeno natural, nos sentiremos sobrecogidos por las poderosas fuerzas que irradian hacia nosotros y proclaman la omnipotencia de Dios. Cuando vemos cómo las primeras y delicadas tonalidades del sol naciente emergen del gris crepuscular del amanecer, cómo bañan las cumbres de las montañas nevadas con un resplandor púrpura, y nuestros ojos se deslumbran gradualmente por el espectáculo cada vez más brillante y glorioso, cómo los rayos conjuran entonces más y más matices de color, que, por así decirlo, afluyen de todas partes y se hacen cada vez más extensos, hasta que finalmente el sol envía sus rayos en todo su resplandeciente esplendor, despertando la vida y dando calor a los valles más profundos, entonces no vemos en este majestuoso acontecimiento natural otra cosa que fuerzas espirituales que confluyen aquí. Y estas fuerzas son aquellas entidades que hemos aprendido a conocer en las jerarquías como Exusiai o Potencias o Espíritus de la Forma. El texto original dice:
Él enseñaba como los Exusiai- Potestades. Cristo tenía los exusiai a su disposición, hablaba a través de ellos, en la forma de los exusiai. A través de Juan hablaron los ángeles, que están un escalón por encima de la humanidad; a través de Cristo hablaron los poderes de los exusiais, que se manifiestan en los hechos naturales descritos. Así que fueron estos poderes los que brillaron a través del cuerpo de Cristo, los que le hicieron predicar «poderosamente».
Juan el Bautista había recibido la más alta iniciación, que tuvo lugar en el signo de Acuario. Si nos fijamos en los antiguos signos del zodíaco, vemos en el signo de Acuario una figura inclinada con los brazos en una determinada posición. Hace referencia a las palabras bíblicas: «Viene uno detrás de mí, al que no me basta con agacharme para desatar las correas de sus sandalias».
Traducido por J.Luelmo. mar,2025
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