GA124 Berlín, 7 de marzo de 1911 La correlación de los cuatro Evangelios a cuatro épocas diferentes

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RUDOLF STEINER

La correlación de los cuatro Evangelios a cuatro épocas diferentes


Berlín, 7 de marzo de 1911

octava conferencia

Si uno se involucra en la contemplación de los Evangelios con la ayuda de la ciencia espiritual, entonces se tiene la experiencia de que a partir de estos Evangelios nos resuenan las vivencias más poderosas. Y se puede decir que tal vez sólo cuando la ciencia espiritual se haya convertido en algo más popular de lo que es hoy en día, la gente se hará una idea de todo lo que ha fluido en estos Evangelios desde la experiencia espiritual de sus autores, de sus escritores. En particular, entonces también se reconocerán en los Evangelios todo tipo de cosas que no están contenidas directamente en estos documentos, pero que sólo se pueden notar si uno coloca estos cuatro Evangelios uno al lado del otro y los mira uno al lado del otro. Pueden observarse todo tipo de cosas.

En primer lugar, me gustaría señalar que en el Evangelio de Mateo vemos la presentación del impulso de Cristo precedida de una historia de la infancia, que comienza con la descripción del antiguo pueblo hebreo, o más bien con el progenitor del mismo, de modo que la presentación del impulso de Cristo en el Evangelio de Mateo se remonta únicamente al comienzo del antiguo pueblo hebreo. En cierto sentido, de este Evangelio aprendemos que el portador del ser de Cristo, surgió del antiguo pueblo hebreo. Si recurrimos al Evangelio de Marcos, nos encontramos inmediatamente con el propio impulso de Cristo. En un principio, no se tiene en cuenta el relato de la infancia. Después de habernos dado cuenta de que el gran precursor del impulso de Cristo habla a través de Juan el Bautista, el Evangelio de Marcos comienza inmediatamente con la descripción del bautismo de Juan en el Jordán. Luego, a través del Evangelio de Lucas, nos encontramos con un nuevo tipo de historia de la infancia, pero que ahora se remonta mucho más atrás con respecto a la derivación del hombre Jesús de Nazaret, remontándose, por así decirlo, al comienzo de la humanidad sobre la tierra. Al remontar la descendencia de Jesús de Nazaret hasta Adán y decir a continuación: «era de Dios», este relato de la infancia nos muestra claramente que lo humano en Jesús de Nazaret debe remontarse al momento en que el hombre surgió por primera vez de los seres divino-espirituales según su origen. A ese momento nos conduce el Evangelio de Lucas, que ya no se encuentra con el hombre como ser terrenal encarnado en la carne, sino como ser espiritual, como recién salido del seno de la espiritualidad divina. Luego, en el Evangelio de Juan, nos encontramos con el gran hecho de que de nuevo somos conducidos inmediatamente -y ahora en un sentido particularmente profundo-, a la naturaleza del Cristo, sin ninguna historia de la infancia, sin ninguna alusión sobre el destino de Jesús de Nazaret.

En el transcurso del desarrollo científico-espiritual que hemos tenido que completar en los últimos años, nosotros mismos hemos seguido un cierto rumbo en nuestro estudio de los Evangelios, en el sentido de que primero nos acercamos al Evangelio que podía darnos las más altas percepciones de la espiritualidad abstracta de Cristo, el Evangelio de Juan. A continuación, hemos estudiado el Evangelio de Lucas para mostrar cómo se presenta esta espiritualidad más elevada en el ser humano cuando este ser humano se remonta al momento en que él mismo surgió como ser humano terrenal de la divinidad. Y a continuación estudiamos el Evangelio de Mateo para comprender el impulso de Cristo como surgido del antiguo pueblo hebreo. Hemos dejado para el final, por así decirlo, el Evangelio de Marcos. Sólo entenderemos realmente por qué hemos hecho esto si combinamos algo de lo que hemos podido tocar de la ciencia espiritual general en tiempos recientes con lo que conocemos desde tiempos más antiguos y con algunas cosas nuevas. Por eso, en la última conferencia aquí pronunciada, se llamó la atención sobre muchas cosas de la vida humana en la composición del ser humano, y hoy se va a volver a hacer una consideración similar a modo de introducción, que puede indicarnos de nuevo cosas individuales en el desarrollo del propio hombre. Pues cada vez será más necesario para la humanidad que se reconozcan las condiciones del desarrollo del hombre, y no sólo que se reconozcan, sino que se observen.

Cuanto más avancemos hacia el futuro, más independientes e individualizadas querrán ser las personas. La fe en las autoridades externas será sustituida cada vez más por la autoridad de la propia alma. Es una evolución necesaria. Pero para que este proceso se convierta en una salvación y una bendición, el hombre debe reconocer su propia naturaleza. No se puede decir que hoy, como humanidad entera, hayamos hecho ya especiales progresos en lo que se refiere a la valoración y el conocimiento del ser humano. Porque, entre otras muchas cosas, ¿qué está ocurriendo hoy dentro de nuestra historia contemporánea? Ciertamente no faltan todo tipo de programas para la humanidad, todo tipo de ideales humanos y lo que se denomina así en nuestro tiempo. Casi se podría decir: no sólo uno de cada dos, sino cada persona de hoy querría aparecer como una especie de pequeño Mesías con un ideal especial, querría establecer una imagen idealizada en su cabeza y en su corazón de lo que ha de traer la salvación y la bendición a la humanidad. Y no faltan asociaciones y sociedades que se fundan para introducir en nuestra cultura, sobre todo hoy, esto o aquello que la gente cree más necesario. Hoy tenemos programas y exigencias idealistas en abundancia, y tampoco falta fe en tales programas. Pues la fuerza de convicción entre quienes elaboran tales programas en nuestro tiempo ha crecido hasta tal punto que pronto será necesario celebrar una especie de concilio que decida sobre la infalibilidad de todo ser humano. Con esto indicamos algo de lo que en el sentido más profundo es característico de nuestro tiempo.

La ciencia espiritual no nos impide pensar en nuestro futuro. Pero nos recuerda que hay condiciones y leyes básicas que no deben ignorarse impunemente si queremos conseguir algo con respecto a los impulsos. Porque, ¿En qué cree el hombre de hoy? Se consulta a sí mismo, surge en su alma tal o cual ideal, y se considera capaz de introducir este ideal en la realidad en el ámbito más amplio posible. No considera que el momento de introducir este ideal en la realidad puede no haber llegado todavía, y que la imagen que se forma de este ideal es tal vez sólo una caricatura, y que tal vez sólo un futuro más o menos lejano podría permitir que tal ideal madurase. En resumen, es tan difícil para la gente de hoy comprender que en la evolución todo acontecimiento debe ser preparado, que todo acontecimiento debe coincidir con un cierto punto en el tiempo, determinado por las condiciones macrocósmicas generales del mundo. Es extraordinariamente difícil para la gente de hoy comprender tal cosa. Sin embargo, es una ley general y se aplica a cada ser humano individual, del mismo modo que se aplica a toda la raza humana. Podemos reconocer esta ley para el ser humano individual si observamos la vida a través de la investigación espiritual. Allí podemos, por así decirlo, atenernos a lo más pequeño, a lo más evidente, a algo que se supone que brota de nuestra propia alma.

No pretendo exponerles ideas generales, sino ceñirme a la observación. Por lo tanto, supondré en primer lugar que alguien es capaz de captar una idea con tal intensidad en su alma que está inflamado por esta idea, que esta idea toma una forma muy definida en su alma, que está impregnado por la voluntad de realizar esta idea de alguna manera. Supongamos que esta idea surge en su cabeza y que está imbuida del impulso emocional de su corazón. Entonces, el hombre de hoy no podrá esperar; naturalmente, se lanzará de inmediato a realizar esta idea.

Supongamos que esta idea es inicialmente una pequeña idea que sólo concierne a alguna comunicación sobre hechos científicos o artísticos. ¿También el ocultista, que conoce las leyes, llevará inmediatamente al mundo una idea tan extraña? - Supongamos que se trata de una idea pequeña. El ocultista sabe que la primera forma en que esta idea aparece es viviendo en el cuerpo astral humano. Esto puede observarse externamente por el hecho de que el entusiasmo está presente en nuestra alma. Inicialmente es una fuerza en nuestro cuerpo astral. Por regla general, será desastroso que una persona no deje reposar la idea en su interior en esta etapa, sino que la lleve inmediatamente ante sus semejantes o ante el mundo, pues esta idea debe recorrer primero un camino muy definido. Ésta debe apoderarse del cuerpo astral cada vez más profundamente y luego imprimirse en el cuerpo etérico como un sello. Si esta idea es pequeña, puede ser un proceso que lleve siete días, por ejemplo. Pero este tiempo es necesario. Y si una persona se precipita con su idea, siempre tiende a pasar por alto algo importante, a saber, que después de siete días se producirá una experiencia muy específica de naturaleza sutil. Si uno presta atención a estas cosas, puede tener esta experiencia; si uno se precipita con su idea y dice: «¡Al mundo con ella! - la consecuencia es que el alma no está en absoluto inclinada a escuchar lo que ocurre en el séptimo día. Porque en el séptimo día siempre tiene lugar con una pequeña idea que uno no sabe realmente qué hacer con ella, que desaparece de nuevo en el alma. Se siente preocupado, tal vez incluso atormentado por dentro, acribillado por todo tipo de dudas, pero ha llegado a amar la idea, aunque se haya convertido en algo atormentador. El entusiasmo se ha transformado en un sentimiento íntimo de amor. Así que esta idea está ahora dentro del cuerpo etérico.

Para que siga floreciendo, debe apoderarse de la sustancia astral exterior que siempre nos rodea. Así que primero debe pasar de nuestro cuerpo astral a nuestro cuerpo etérico y de ahí a la astralidad exterior. Para este viaje la idea necesita de nuevo siete días. Y si uno no es entonces de los que todo lo dejan para más tarde y dice: cuando la idea empieza a atormentarnos, uno ya no la quiere, así que ¡fuera con ella rápidamente!, pero si se presta atención al curso de la vida, al cabo de este tiempo se puede reconocer que ocurre algo que se puede expresar así: Encuentra uno un favor externo para su idea, de modo que se dice a sí mismo: Es bueno que haya esperado quince días, porque ahora ya no está solo con su idea. Es como si el macrocosmos le inspirara, de modo que algo del mundo exterior penetra en su idea. - Sólo entonces se siente que uno, como ser humano, está en armonía con todo el mundo espiritual, que le aporta algo cuando uno le aporta algo. Esta es una cierta sensación de felicidad que se produce después de un período de aproximadamente dos veces siete días.

No obstante, luego esta idea tiene que hacer su camino de regreso otra vez, primero desde la astralidad exterior hacia el cuerpo etérico. Entonces ya la sentimos muy objetivamente, y la tentación de entregarla al mundo es muy grande. Ahora debemos contenernos de nuevo con todas nuestras fuerzas; porque ahora existe el peligro de que la idea, debido a que todavía descansa en el cuerpo etérico, entre en el mundo de una manera fría y se comunique al mundo de una manera fría, helada. Pero si esperamos un período adicional de siete días, lo que es helado se elevará y se impregnará de nuevo con el calor de nuestro propio cuerpo astral, adquiriendo el carácter de lo personal, de modo que ahora podemos entregar al mundo como nuestro, aquello que primero hemos dado a luz y que los dioses han bautizado. Todo impulso que sintamos en nuestra alma debe pasar realmente por estas tres últimas etapas hasta madurar en nosotros mismos. Esto es aplicable a una pequeña idea.

Para que una idea pueda tener más sentido, serán necesarios periodos de tiempo más largos, pero siempre aquellos que discurran a un ritmo de siete en siete. Así, las semanas, no los meses, pero sí los años, forman un ritmo de este tipo, de modo que podemos tener una secuencia de siete a siete semanas y luego de siete a siete años.

De esto se desprende que no se trata simplemente de lo que el hombre de hoy cree tener como impulso en su alma, sino que hay que poseer la capacidad de soportar pacientemente este impulso, dejarse bautizar por el espíritu universal y luego vivirlo en un estado maduro. Se podrían añadir otras leyes de este tipo que existen, pues lo que se llama el desarrollo del alma está lleno de leyes de este tipo. Si, por ejemplo, sentimos un día en particular, -y estos días son muy diferentes para la vida humana-, que hoy te propicia el espíritu universal, ¡que las ideas surgen en ti! - entonces es bueno no precipitarse, sino saber que al cabo de diecinueve días se produce en el alma un proceso similar de fecundación. En resumen, el desarrollo del alma humana está lleno de tales regularidades. Ahora bien, el hombre tiene, -podría decirse, gracias a Dios-, un fuerte sentimiento instintivo de no exagerar estas cosas, de no despreciarlas por completo. Les prestan atención. En particular, las personas que dependen del desarrollo de las cosas elevadas en su interior y las dejan madurar, las observan sin conocer realmente las leyes. Así sería fácil demostrar cómo las naturalezas artísticas muestran un cierto ritmo, una cierta periodicidad en su trabajo, un cierto ritmo por días, por semanas, por años y así sucesivamente. Esto puede demostrarse fácilmente en el caso de artistas del más alto rango, por ejemplo Goethe: que algo surge realmente en su alma y sólo llega a madurar después de cuatro veces siete años, y entonces surge en una forma diferente a la que vimos aparecer por primera vez en el alma de Goethe.

De acuerdo con las tendencias de la actualidad, se podría decir fácilmente: Sí, mi querido investigador espiritual, tales leyes pueden existir; pero ¿Por qué debería el hombre prestarles mucha atención? Las observará instintivamente. Sí, esta frase era cierta en el pasado. Pero como la gente se está volviendo cada vez más independiente, escuchando cada vez más su propia individualidad, también debe aprender a desarrollar cada vez más un calendario interior dentro de sí misma. Así como la gente tiene un calendario exterior, que tiene un gran significado para sus actividades físicas, en el futuro, a medida que su alma crezca en intensidad, la gente sentirá semanas y domingos interiores, por ejemplo, sentirá una actitud ascendente y descendente ante la vida. Pues la humanidad avanza hacia la interiorización. Mucho de lo que la humanidad experimentó anteriormente en la división de la vida exterior numéricamente, el hombre lo experimentará más tarde interiormente, que  cuanto más nos acerquemos al futuro experimentará en el alma, una resurrección de lo macrocósmico. Será su deber natural no causar tumulto y agitación en el desarrollo humano, transgrediendo continuamente las leyes sagradas del desarrollo del alma. Las personas llegarán a comprender que el pretender comunicar siempre de inmediato lo que se está gestando en su alma sólo corresponde a un egoísmo refinado y soberbio. Y las personas llegarán naturalmente a sentir el espíritu en sus almas, y no abstractamente, como lo hacen hoy, sino que sentirán cómo trabaja este espíritu regular y legítimamente en sus almas. Y cuando se les ocurra algo, cuando ellos mismos quieran comunicar su espiritualidad, no se precipitarán como un toro furioso hacia la humanidad, sino que escucharán lo que dice la naturaleza llena de espíritu que hay en el ser humano.

¿Qué significará para la gente el que cada vez se dé más validez a lo que surge en el mundo desde la legitimidad de lo espiritual interior, a la cual debemos escuchar, desde la cual debemos dejarnos inspirar? - En el sentido más amplio, la gente de hoy sigue sin sentir tal cosa. No creen que los espíritus interiores del hombre se apoderen de él y obren legítimamente. Durante mucho tiempo se considerará una insensatez hablar de esta actuación interior legítima del espíritu, incluso cuando la gente esté bien dispuesta hacia la cultura humana. Y para los que creen en el Espíritu basándose en el conocimiento científico-espiritual, la profunda antipatía de los tiempos que han llegado hasta nosotros cumplirá lo que se dice en el Evangelio de Marcos para nuestros tiempos: «Por tanto, cuando os lleven y os entreguen, no penséis de antemano lo que habéis de decir, ni reflexionéis de antemano; sino que hablad de todo lo que os sea inspirado en aquellos instantes,. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo».

Debemos tratar de entender ese pasaje, que apunta en particular a nuestro tiempo, de tal manera que reciba su validez al situarse en todo el contexto, no sólo del Evangelio de Marcos, sino también de los demás Evangelios. Si nos fijamos en el Evangelio de Marcos, veremos que contiene cosas que también se encuentran en su mayor parte en los otros Evangelios. Pero hay un pasaje en el Evangelio de Marcos que es bastante notable y no aparece en los otros Evangelios. Este pasaje es particularmente extraño porque los eruditos en textos evangélicos, han dicho todo tipo de tonterías realmente grandes sobre este mismo pasaje. Es donde Cristo Jesús sale a predicar al pueblo y donde se dice, después de haber elegido a sus apóstoles: «Y volvieron a casa; y allí se juntó de nuevo el pueblo, de modo que no tenían lugar para comer. Y cuando lo oyeron los suyos, salieron a retenerle, porque decían: Está fuera de sí.»

Este pasaje no se encuentra en realidad en los demás Evangelios. Si ahora consideramos que el devenir hacia el futuro de la humanidad procederá de tal manera que las palabras de Pablo: «¡No yo, sino el Cristo en mí! - serán cada vez más verdaderas, de modo que sólo podrá llegar a ser fecundo aquel yo humano que acoja dentro de sí el impulso Crístico, entonces podremos relacionar el pasaje citado con nuestro tiempo en el sentido más eminente. Este destino, que el Cristo Jesús tuvo de manera ejemplar durante los acontecimientos de Palestina, se vivirá, - al igual que todos los acontecimientos Crístico-, sobre la humanidad entera en el transcurso de los tiempos. En un futuro próximo sentiremos cada vez más que allí donde se proclame a Cristo en el sentido espiritual-científico desde el entendimiento interior, se afirmarán las más profundas antipatías entre todos aquellos que instintivamente no quieren acercarse a la ciencia espiritual. 

En el fondo, no será en absoluto difícil ver que en el futuro sucederán las cosas que se describen en imágenes proféticas como los Acontecimientos de Cristo en el Evangelio según Marcos.

El comportamiento exterior de muchas personas, así como mucho de lo que se produce como arte, y especialmente lo que hoy circula ampliamente bajo el disfraz de la ciencia, mostrará claramente que los que hablan del Espíritu en el sentido en que Cristo hablaba de él, dirán en un futuro cercano: "Hay muchos entre ellos que parecen estar fuera de sus sentidos, 'fuera de sí'!

Porque hay que decir una y otra vez que los hechos más importantes de la vida espiritual, tal como los presenta la ciencia espiritual, serán considerados en el futuro como fantasías y locuras por la mayoría de la humanidad. Y debemos sacar del Evangelio de San Marcos la fuerza que necesitamos para mantenernos firmes frente a la contradicción que surgirá contra la verdad que se puede encontrar en el campo espiritual.

Si se tienen en cuenta las sutiles diferencias estilísticas entre el Evangelio de Marcos y los demás Evangelios, uno también se da cuenta de que, en términos de ciencia espiritual, el Evangelio de Marcos contiene muchas cosas que son diferentes de los demás Evangelios. Se advierte que a través de la estructura de las frases, de la omisión de algunas frases contenidas en los otros Evangelios, se da un matiz especial a algunas cosas que fácilmente podrían tomarse en abstracto. Si uno se da cuenta de esto, también notará en particular que el Evangelio de Marcos contiene una enseñanza incisiva y significativa sobre el yo, una enseñanza sobre todo el significado del yo humano. Para entenderlo, consideren un solo pasaje de este Evangelio con todas las peculiaridades que tiene porque se omite esto o aquello que ocurre en los otros Evangelios dentro de este pasaje. Si uno siente ahora esas peculiaridades, entonces será capaz de sentir lo que es muy significativo en este pasaje del Evangelio de Marcos. Visualicémoslo:

Y salió Jesús, con sus discípulos, a las aldeas de Cesarea, en Filipos, y por el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que es el yo? ¿Qué es lo que la gente reconoce como el? Y los que estaban alrededor de Jesús respondieron y dijeron: "La gente dice que en el verdadero 'yo' debe vivir Juan el Bautista". Pero otros dicen que este yo debe estar lleno de Elías, que Elías debe vivir en el yo; otros dicen que hay que trabajar en otro de los Profetas de tal manera que el "yo" diga: "No soy yo, sino el Profeta el que obra en mí". Pero dijo a los que estaban con él: «¿Qué decís que es el yo?» Entonces Pedro respondió: "Comprendemos el 'yo' para que lo captemos en su espiritualidad como Ti, es decir, como el Cristo". ¡Y les encargó que no se lo dijeran a los hombres ordinarios! Por este misterio no podían entenderlo.

Pero a aquellos que habían sido movidos por Sus palabras, Él comenzó a dar la siguiente enseñanza: "Lo que es la expresión física externa de la naturaleza del yo en el hombre debe sufrir muchas cosas si ha de alcanzar el pleno desarrollo; Y así sucedió que los más antiguos maestros de la humanidad y aquellos que conocían el contenido de la sabiduría más sagrada pudieron decir: La forma en que habita el yo en la actualidad ya no le sirve; En esta forma será muerto, y después de tres días, de acuerdo con el ritmo ordenado de las conexiones universales, se levantará de nuevo en una forma superior".

Y todos estaban asombrados de que él dijera estas palabras abiertamente delante de todos los hombres.


Debo hacer un comentario aquí. Hasta entonces, tal enseñanza sólo podía pronunciarse en los Misterios. Era un secreto que hasta entonces sólo se había mencionado dentro de los Templos de Misterios, el secreto de que el hombre tenía que pasar por el «morir y devenir» en la iniciación y tenía que despertar después de tres días. Esto explica por qué se dice: 

Pedro se asombró, llevó al Cristo a un lado y señaló que no se debía hablar abiertamente de tales cosas. Entonces Cristo se volvió y dijo: "Al hablar así, Pedro, te entregas a Satanás; porque declarar esta verdad como tú lo haces no es de nuestro tiempo, sino que pertenece al pasado". En aquellos días, estas cosas estaban confinadas dentro del templo. En el futuro, en vista del Misterio sobrenatural del Gólgota, gradualmente se convertirán en posesión de todos los hombres. Así está ordenado en la guía divina de la evolución terrenal. Los que dicen lo contrario no hablan de acuerdo con la sabiduría divina que los hombres tenían en el pasado, sino que dieron una forma temporal a la sabiduría de los dioses.

De alguna manera es así como hay que entender este pasaje que nos sale al encuentro en toda la grandeza de sus frases claras en el Evangelio de San Marcos. Tenemos que darnos cuenta de que el Impulso de Cristo, según el Evangelio de Marcos, consiste en que recibamos al Cristo en nuestro yo, para que el dicho de Pablo: "No yo, sino Cristo en mí", se haga cada vez más actual; y no sólo el Cristo abstracto, sino Aquel que envió al Espíritu Santo, el Espíritu concreto, que de una manera ordenada y regular, (como hemos descrito hoy), obra inspiradoramente con su calendario interior en las almas de los hombres.

Así es, a grandes rasgos, como debemos entender este pasaje, que se nos presenta en particular en toda su concisa grandeza en el Evangelio de Marcos. Debemos darnos cuenta de que, precisamente en el sentido del Evangelio de Marcos, el impulso crístico consiste en que acojamos a Cristo en nuestro yo y tomemos conciencia de las palabras de Pablo: «¡No yo, sino el Cristo en mí!.

En los tiempos precristianos, los hombres sólo llegaban a esta verdad después de haberse iniciado en los Misterios y de haber permanecido en un estado de muerte durante tres días y medio, después de haber pasado por los trágicos sufrimientos del hombre tal como es en el plano físico, cuando ha de desarrollarse hacia las alturas espirituales; de modo que aprendían que este hombre debe ser rechazado, debe morir, y que debe surgir en él un hombre superior, es decir, que habían pasado por el «morir y devenir». Pero lo que antes sólo podía experimentarse en los Misterios se convirtió en un acontecimiento histórico, -me refiero aquí a mi libro «El cristianismo como hecho místico»-, a través del Misterio del Gólgota, y de este modo todos los hombres pudieron ser discípulos de esta gran sabiduría al sentirse conectados con el Misterio del Gólgota. Lo que antes sólo se experimentaba en los Centros de Misterios, ahora puede experimentarse con respecto al lugar del Gólgota. De modo que la comprensión del impulso Crístico es precisamente la comprensión más significativa que el hombre puede adquirir para su ser terrenal, para aquello que ha de despertar cada vez más en el yo humano, en concordancia con el impulso Crístico.
CUARTO PERÍODO - (evangelio de Mateo)
En cierto modo, nosotros mismos podemos inspirarnos en los Evangelios. Por tanto, para la época en que tuvo lugar el propio acontecimiento de Cristo, el Evangelio de Mateo era un buen libro de inspiración. 
QUINTO PERÍODO - (evangelio de Marcos)
Para nuestra época, esto es especialmente válido para el Evangelio de Marcos. Sabemos que nuestra época es la que debe hacer surgir el alma consciente, que en su aislamiento se separa de su entorno. Sabemos que ahora estamos llamados a centrarnos no tanto en nuestra ascendencia de un único grupo étnico, sino en aquello que ha de vivir en nosotros según el dicho paulino: «No yo, sino Cristo en mí». - Así pues, nuestro quinto periodo postatlante es el que se inspirará especialmente en el Evangelio de Marcos. 
SEXTO PERÍODO - (evangelio de Lucas)
Por el contrario, el sexto periodo cultural postatlante tendrá como tarea llenar gradualmente a todo el ser humano de la entidad de Cristo. Mientras que en el quinto período cultural la entidad crística será objeto de estudio, de profundización, de contemplación interior, en la sexta época cultural las personas absorberán la entidad crística en todo su ser. Para ello tomarán la especial virtud que hemos conocido como esencia interna del Evangelio de Lucas, que nos ha mostrado todo el origen de Jesús de Nazaret, -tanto el Jesús descrito en el Evangelio de Mateo, que se remonta a Zaratustra, como el Jesús del Evangelio de Lucas, que se remonta a Buda y al budismo. Porque así es como contemplamos el Evangelio de Lucas, según el cual Jesús de Nazaret se nos hizo claro después de todo su largo desarrollo, para que pudiéramos efectivamente remontarnos al origen divino-espiritual del hombre. Y el hombre podrá sentirse cada vez más como un ser divino-espiritual y como tal tendrá que impregnarse del impulso crístico. Esto, en efecto, puede brillar ante él como un ideal, pero sólo se concretará cuando él realmente se eleve desde el Evangelio de Lucas hasta el reconocimiento del ser humano físico-sensorial con su origen divino como ser espiritual.
SÉPTIMO PERÍODO - (evangelio de Juan)
Y para el séptimo período cultural post-atlante hasta la próxima gran catástrofe, el Evangelio de Juan será un libro de inspiración, mientras que hoy puede ser una guía para la vida espiritual del hombre. Habrá, sin embargo, todavía mucho que la gente, como seres espirituales, necesitará aprender para entender bien durante el sexto período. Pero la gente tendrá que desaprender mucho de lo que cree hoy, tendrá que desaprenderlo a fondo. Esto no será difícil, porque los hechos científicos demostrarán que mucho tendrá que ser superado.
NERVIOS MOTORES NERVIOS SENSORIALES
Aún hoy se les considerará «locos» a quienes llamen la atención sobre la sabiduría evidente de que la clasificación de los nervios en motores y sensoriales, tan común hoy en día, es un absurdo. No hay nervios que se supongan motores. Sólo hay nervios sensoriales. Los nervios motores también son nervios sensoriales; sólo están ahí para llevar a la sensación los movimientos correspondientes en los músculos mismos. La gente no tardará mucho en darse cuenta de que el músculo no es puesto en movimiento por los nervios, sino por nuestro cuerpo astral. Y eso es a través de aquella parte de nuestro cuerpo astral que no se percibe inmediatamente tal como es. Pues es una regla que lo que ha de efectuarse para  provocar el movimiento, no se percibe directamente. Lo que pone en movimiento al músculo, la causa que provoca cualquier movimiento del músculo, está relacionada con el cuerpo astral, de tal manera que en el propio cuerpo astral tiene lugar, además del movimiento del músculo, una especie de despliegue tonal, una especie de despliegue sonoro. Nuestro cuerpo astral está impregnado de algo así como una especie de música, y la expresión de este despliegue sonoro es el movimiento muscular. Realmente es como cuando ponemos polvo en ligero movimiento sobre una placa de metal en las conocidas figuras sonoras chladnianas y luego lo acariciamos con el arco de un violín: obtenemos una figura.
figuras Chladianas
Nuestro cuerpo astral también está impregnado de todas esas figuras, -pero son figuras sonoras-, que juntas hacen que nuestro cuerpo astral asuma una determinada posición. Esto se imprime en el cuerpo astral. La gente puede convencerse de ello de forma bastante trivial si tensa adecuadamente el bíceps, el músculo de la parte superior del brazo, y luego se lo lleva al oído: si hace un poco de práctica, basta con tensar adecuadamente el músculo y colocar el pulgar, entonces puede oír el sonido. Esto no pretende ser una prueba, sino algo que ilustra trivialmente lo que se quiere decir. Así que estamos imbuidos de música y la vivimos en nuestros movimientos musculares. Y que sepamos algo de nuestros movimientos musculares es para lo que tenemos los nervios motores, como incorrectamente se les llama. Hoy en día, tal y como se agrupan las cosas en fisiología, todavía hay mucho que decir en contra, pero sólo aparentemente.

Sin embargo, ésta no es más que una de esas verdades que convencerán cada vez más a la gente de que el ser humano es realmente un ser espiritual, realmente entretejido en la armonía de las esferas del universo, hasta en sus músculos. Y la ciencia espiritual, que está llamada a preparar el sexto período en lo que respecta a la comprensión espiritual del mundo, tendrá que ocuparse de todas las verdades individuales del hombre como ser espiritual. Así como el tono, en cierto sentido, se eleva a una esfera superior cuando se convierte en la palabra hablada humana a partir del tono musical, lo mismo sucede en el contexto universal: la armonía de las esferas se convierte en algo superior cuando se convierte en la palabra universal, el Logos. Esto sucede cuando todo lo que actúa como armonía de las esferas se convierte en palabra, logos. Ahora, en la organización física del ser humano, tenemos la sangre como lo más elevado, fisiológicamente. Así como el músculo está ligado a las armonías de las esferas, la sangre está ligada al Logos y puede convertirse cada vez más en una expresión del Logos, como lo ha sido inconscientemente desde la encarnación. Esto significa que hay una tendencia en el plano físico a que el hombre sienta conscientemente la expresión del Logos en su sangre, que es la expresión del Yo. Y cuando, en la sexta etapa cultural, los hombres hayan llegado a conocerse como seres espirituales, ya no se aferrarán a la fantasía de que los músculos son puestos en movimiento por los nervios motores, sino que reconocerán que los músculos se mueven a partir de la armonía de las esferas que se ha hecho personal. Y en el séptimo período cultural, las personas podrán entonces sentirse impregnadas por el Logos hasta la sangre y sólo entonces podrán sentir lo que realmente se expresa en el Evangelio de Juan. Porque sólo en el séptimo período cultural será posible reconocer la naturaleza científica del Evangelio de Juan. Y cuando se haya reconocido la naturaleza científica del Evangelio de Juan, entonces se sentirá gradualmente, que en cada libro de fisiología deberían encontrarse las primeras palabras del Evangelio de Juan, que todo en la ciencia debería basarse en estas palabras. Lo mejor es decir que gran parte de él se puede comprender ya hoy, pero de ningún modo todo. Podemos considerarlo como un ideal, como una meta.

De todo lo que he dicho hoy se desprende que para la cuarta época cultural postatlante el Evangelio de Mateo debía considerarse especialmente inspirador, pero que para nuestra época en particular tenemos que considerar inspirador el Evangelio de Marcos, que para la siguiente, la sexta época cultural, el Evangelio de Lucas será importante, y que tenemos que prepararnos para ello, porque todo lo que ha de ocurrir en el futuro debe tener ya sus semillas en el pasado. Y todo lo que ha de venir en el curso de la evolución humana encontrará su plena realización a través del Evangelio de Juan, tal como nosotros lo entendemos, hacia el séptimo período, hacia el amanecer de la nueva catástrofe. Por eso será especialmente importante que entendamos el Evangelio de Marcos como un libro que puede orientarnos sobre muchas cosas que tenemos que practicar y sobre muchas cosas de las que tenemos que cuidarnos. Son precisamente las frases del Evangelio de Marcos, en su brevedad y estilo sucinto, las que nos dan el sentido del impulso crístico para el yo humano y la vivencia de este impulso en el yo humano.

Es crucial que nos demos cuenta de que nuestra tarea es comprender al Cristo en el espíritu, que debemos entender cómo se revelará el Cristo en diferentes momentos del futuro. Para nuestro tiempo se ha hecho un intento de indicar esta tarea en los pasajes del Misterio Rosacruz «La Puerta de la Iniciación» en las palabras que se ponen en boca de la vidente Teodora. Aquí tenemos algo así como una repetición del acontecimiento que Pablo experimentó ante Damasco. Y la creencia de que el impulso crístico debe vivirse de nuevo materialmente en un cuerpo humano físico, sólo sería una expresión del materialismo de nuestro tiempo. Podemos aprender del Evangelio de Marcos que tenemos que tener cuidado con esto, lo cual es a su vez una advertencia muy especial para nuestro tiempo. Y aunque mucho de lo que contiene el Evangelio de Marcos ya se ha aplicado al pasado, sus sentencias son válidas para nuestro futuro próximo, especialmente en el alto sentido moral indicado. Allí veremos la necesidad de la influencia espiritual en el campo intelectual, que debe emanar de la ciencia espiritual.

Si captamos espiritualmente las siguientes palabras en el sentido correcto, podremos relacionarlas precisamente con nuestra época y su futuro próximo: «Porque estos días serán de una tribulación como nunca ha existido desde el principio de la creación que Dios creó, y como nunca volverá a existir». Debemos aplicar estas palabras al entendimiento del hombre: toda tribulación está en perspectiva para el futuro, que expresará lo verdadero en su verdad espiritual. «Y si el Señor no acortare estos días, nada de lo que será alimento espiritual se salvará; pero por amor de los elegidos él ha acortado los días de estos elegidos.» Y luego dice: «Si alguien os dice en aquel tiempo: “¡He aquí el Cristo! he aquí que está”, no lo creáis». El Evangelio de Marcos apunta así a una posible visión materialista de Cristo. «Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuera posible, a los mismos elegidos. Pero ¡tened cuidado! He aquí, os lo he predicho todo».

El impacto del materialismo será tan fuerte que será necesario que las almas humanas adquieran la firmeza que realmente sea capaz de resistir la frase: ¡Surgirán falsos Cristos y falsos profetas! - Pero cuando digan:

¡Aquí está el Cristo! - entonces el que se haya colocado bajo la influencia correcta de la ciencia espiritual también podrá prestar atención a la amonestación: Cuando alguien os diga: ¡He aquí el Cristo! - ¡no lo creáis!

Traducido por J.Luelmo mar,2025

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