GA026 El Misterio de Miguel: Capítulo XII: A las puertas del alma consciente (2) continuación

 





Principios antroposóficos


El camino hacia el conocimiento de la Antroposofía


Por Rudolf Steiner

El Misterio de Miguel: Capítulo XII: 6 dic.1924 -A las puertas del alma consciente (2) continuación

Continuación de la Segunda Contemplación: Obstáculos y ayudas a las Fuerzas de Miguel en la era naciente del Alma Consciente.

La incorporación del Alma Consciente también trajo consigo una perturbación en toda Europa en la relación interna de la gente con los artículos de la fe religiosa y el ritual del culto. Esta perturbación se anuncia inequívocamente, al pasar del siglo XI al XII, debido a la súbita aparición en escena de las Pruebas de la Existencia de dios (en particular con Anselmo de Canterbury).

La existencia de dios debía probarse con argumentos de la razón. Tal deseo sólo podía surgir cuando el antiguo método de conocer a Dios -por la vivencia directa a través de las fuerzas inherentes del alma- ya estaba desapareciendo. Lo que se conoce mediante la experiencia directa de la vida, no se demuestra por la lógica.

El método anterior había consistido, por parte del alma, en una percepción directa de las formas de vida de las Inteligencias individuales, hasta la Divinidad más elevada. El nuevo método pasaba ahora a ser la elaboración intelectual de un sistema de pensamientos sobre las " Causas Primigenias " del universo. Para el primer método, se había contado con los poderes de Miguel en la región espiritual inmediatamente adyacente a la terrenal - poderes que, detrás de las fuerzas pensantes dirigidas a lo externo de los sentidos, equipaban al alma con otras facultades, que podían contemplar dentro del universo las formas de vida del Ser Inteligente. El segundo método requería que el vínculo del alma con las Fuerzas Micaélicas estuviera primero plenamente desarrollado.

En el campo del culto religioso sucede que, a lo largo y ancho, desde Wycliffe en Inglaterra (siglo XV) hasta Huss en Bohemia, comienza a tambalearse una doctrina tan central como la del Sacramento de la Comunión en amplias franjas de la vida religiosa de las gentes. En el Sacramento de la Comunión, el hombre podía encontrar la unión humana individual con el mundo espiritual que Cristo le había abierto; pues en él podía unirse de tal manera con el ser del Cristo, que el hecho de la unión sensible era al mismo tiempo espiritual.

La conciencia del Alma Racional era capaz de imaginar tal comunión, pues esta Alma todavía poseía ideas, tanto de Espíritu como de Materia, que eran estrechamente afines entre sí, de modo que la una podía concebirse pasando a la otra, la Materia al Espíritu. Pero tales ideas no deben ser intelectuales, del tipo que exige pruebas para la existencia de Dios. Deben ser tales que todavía tengan algo de Imaginación en ellas; porque aquí puede sentirse en la Materia el Espíritu activo que actúa en ella, y en el Espíritu, el esfuerzo por la Materia. Las ideas de este tipo tienen la fuerza cósmica de Miguel detrás de ellas.

Podemos imaginarnos cuánto titubearon las mentes de los hombres en esa época, cuánto de todo aquello que estaba involucrado en su vida más sagrada e íntima. Hubo personas, en las que la esencia misma del Alma espiritual disparó sus rayos más brillantes, que, por la constitución de sus almas, se unieron a las Fuerzas de Miguel con una fuerza que para otros sólo llegaría siglos después. Individualidades como Huss, Wycliffe y otros entraron en escena. Siguiendo la voz de Miguel en sus corazones, utilizaron la madurez de su Alma Consciente para elevarse a una comprensión de los más profundos misterios de la religión. El poder intelectual, que ahora entraba con el Alma Consciente, debía -sentían- ser capaz de poner al alcance de sus ideas lo que en la antigüedad se había buscado y alcanzado a través de la imaginación.

En contraste con todo esto estaba la antigua posición histórica del alma humana, tal como se había transmitido tradicionalmente, que en grandes círculos de la humanidad había perdido todo poder de sustentación interior. Lo que históricamente se conoce como el desorden de la fe, que fue motivo de los grandes concilios reformadores en la época en que el alma consciente comenzó a estar activa, está relacionado con la vida de aquellas almas humanas que aún no sentían el Alma Consciente en su interior, ni podían obtener de la vida tradicional del Alma Racional nada que les diera fuerza y seguridad interior.

Las corrientes históricas de la vida y los sentimientos humanos internos que salen a la luz en los Concilios de Constanza y de Basilea, se puede decir que muestran: arriba, en el mundo de los espíritus, la corriente de la Intelectualidad cósmica, que trata de encontrar su camino en el Hombre, y abajo, en la región terrestre, una Intelectualidad del Alma Racional que ya no se adapta a los tiempos. Entre ambos se encuentran las Fuerzas de Miguel, que miran hacia atrás, hacia su pasada unión con el mundo espiritual divino, y miran hacia abajo, hacia el mundo del Hombre, que una vez estuvo unido por el mismo vínculo, pero que ahora ha pasado inevitablemente a una esfera a la cual Miguel debe enviar su ayuda desde el espíritu, pero con la cual él mismo no debe entrar en unión interna. En esta lucha de Micael -necesaria en la evolución cósmica, pero que significa en primera instancia una perturbación del equilibrio cósmico- se encuentran los fundamentos de todo lo que la humanidad tuvo que atravesar en este período, incluso con respecto a sus verdades más apreciadas y sagradas.

Si queremos adentramos en las características peculiares de esta época, hemos de fijarnos en el cardenal Nicolás Cusano (véase lo que se dice de él en mi libro  "Misticismo y pensamiento moderno"). La personalidad de Cusano es como un monumento de su época. En todas partes trata de poner en práctica los puntos de vista que rectificarían los abusos del mundo físico, no combatiéndolos con un alto espíritu de fanatismo, sino más bien esforzándose, a través del sano sentido humano, en reconducir lo que ha ido mal, hacia el camino correcto. Esto es directamente observable, si se observa la forma en que se ejerció su influencia en el Concilio de Basilea, y en general entre su comunidad eclesiástica.

A este respecto Cusano se muestra todo inclinado hacia el cambio que entra en la evolución con el desarrollo del Alma Espiritual, aunque se le ve, por otra parte, mostrando puntos de vista que dan un brillante testimonio de las fuerzas de Miguel. Traslada a su época las antiguas y buenas ideas que una vez guiaron el alma y la mente del hombre hacia la evolución de las facultades por las que podía percibir las formas vivas de las Inteligencias en el Cosmos, en aquella época en la que Micael todavía era el regente de la intelectualidad cósmica. La "Ignorancia Aprendida" de la que habla Cusano, es una comprensión activa, que se encuentra por encima de las percepciones pasivas dirigidas al mundo de los Sentidos - una comprensión que lleva al Pensamiento por encima y más allá de la Intelectualidad, la forma común de "Saber", a una región donde en el Desconocimiento o "Ignorancia", pero con la visión de la realización viva, se capta realmente lo Espiritual.

Así pues, en este Cardenal de Cusa tenemos a una persona que en su propia vida anímica experimenta la perturbación traída por Miguel en el equilibrio cósmico, e intuitivamente trata de hacer todo lo posible para dirigir esta perturbación hacia el bienestar de la humanidad.

Entre todo lo que salió, espiritualmente, a la superficie abierta, hubo algo más que llevaba una vida oculta. Aquí y allá había personas que tenían sentido y comprensión de la posición que ocupan las Potencias de Miguel en el universo, y que se dedicaban a entrenar las potencias de sus propias almas, de modo que pudieran encontrar un acceso consciente a esa región espiritual limítrofe con la terrenal, en la que Miguel lleva a cabo sus trabajos en favor del hombre.

Trataban de capacitarse para esta empresa espiritual comportándose externamente, en su vocación diaria y en los asuntos generales de la vida, de tal manera que su existencia ordinaria no se distinguiera de la de otras personas. De esta manera -cumpliendo con sus deberes de manera normal, con todo el amor hacia las cosas de la tierra- estaban capacitados para aplicar su hombre interior libremente a la tarea espiritual antes mencionada. Lo que hacían en este sentido era asunto suyo y de aquellos con quienes se asociaban "en secreto". Con respecto a lo que ocurría en el plano físico, el mundo no se veía afectado, en apariencia inmediata, por estas actividades espirituales. Sin embargo, todo era necesario para que las almas humanas entraran en la necesaria conexión con el mundo de Miguel. No se trataba de "sociedades secretas" en el mal sentido de la palabra, nada de lo que busca lo oculto porque rehuye la luz del día. Se trataba de personas que se reunían y que, al hacerlo, se convencían de que cada una de ellas tenía una conciencia adecuada de la Misión de Miguel. Aquellos que trabajan juntos de esta manera, no hablan de su trabajo ante personas que por falta de comprensión sólo podrían estropear las tareas en las que están comprometidos. Estas tareas, como hemos visto, pertenecen a corrientes espirituales que no corren dentro de las fronteras de la vida terrenal, sino en el mundo espiritual adyacente - aunque envían sus impulsos a través de esta vida terrenal.

El trabajo espiritual al que aquí se alude es el de los hombres que están dentro del mundo físico, pero que trabajan en unión con los seres del mundo espiritual, con seres que no entran en el mundo físico, que no se encarnan en él. Aludimos aquí a lo que en el mundo entero se denomina -con muy poca concordancia con los hechos- los "rosacruces". El verdadero rosacrucismo se sitúa en la misma línea de acción que la Misión de Michael. Estos rosacruces ayudaron en la tierra a preparar la obra espiritual de Miguel, que era su voluntad preparar para una época posterior.

Lo que esto hizo posible, podemos estimarlo mejor a partir de las siguientes consideraciones.

Las dificultades - imposibilidades en realidad - con las que Miguel se encuentra, como ya se ha descrito, para transmitir sus impulsos a las almas de los hombres, están relacionadas con el hecho de que él mismo no pondrá su propio ser en ningún tipo de contacto con el Presente físico de la vida terrestre. Su voluntad es atenerse a la misma interconexión de fuerzas que existía para los espíritus de su índole - y también para los hombres - en el Pasado. Cualquier contacto con ese elemento con el que el hombre, al estar situado en la vida física terrestre actual, entra necesariamente en contacto, sólo podría ser sentido por Miguel como una profanación de su ser. Ahora bien, en la vida humana ordinaria, como sabemos, lo que el alma realiza en su vida espiritual, actúa desde allí en su vida física terrestre; a la inversa, la vida física terrestre reacciona sobre la otra: una reacción que, en particular, encuentra su expresión en el tono de la mente del hombre, y en su inclinación hacia alguna característica particular de la vida terrestre. Esta interacción de las dos cosas se da especialmente -por regla general, aunque no siempre- en las personas de la vida pública. Por eso, con muchos de los reformadores, los obstáculos a la obra de Miguel fueron realmente muy grandes.

Los rosacruces superaron este lado de la dificultad llevando su vida externa con sus deberes terrenales, completamente aparte de lo que hacían en el trabajo de Miguel. Cuando Miguel llegaba con sus impulsos al alma de un rosacruz y se encontraba con lo que allí estaba preparado para él, no se exponía en modo alguno al peligro de toparse con la materia terrenal. Pues ésta era mantenida a distancia por la misma cosa que ponía al rosacruz en unión con Miguel: la constitución especialmente preparada de su alma.

De esta manera, la voluntad y el propósito rosacruces hicieron para Miguel un camino en la tierra, por el cual podía encontrar el camino hacia su propia misión terrenal que se aproximaba.

Pensamientos guía

131.-Al comienzo de la Época del Alma Consciente, el poder intelectual emancipado en el hombre comienza a ocuparse de examinar las verdades de la fe y el culto religiosos. La vida anímica del hombre se ve así inevitablemente sumida en la incertidumbre. Las realidades esenciales que antes los hombres vivenciaban en la vida interior del alma, ahora tratan de probarlas lógicamente. Los contenidos del ritual religioso, que debían ser captados en la imaginación, ahora intentan captarlos por deducción lógica, e incluso determinar las formas en consecuencia.

132.-Todo esto está relacionado con el hecho de que Michael, bajo ninguna circunstancia, está resuelto a evitar todo contacto con el mundo terrenal actual, en el que el hombre está obligado a poner los pies; pero que, sin embargo, Michael tiene que permanecer con la corriente de la Intelectualidad Cósmica, de la que fue regente en el pasado, y conducirla más allá dentro del hombre. De este modo surge a través de las Fuerzas de Miguel - necesariamente para el progreso de la evolución humana - una perturbación del equilibrio cósmico.

133.-La dificultad de la misión de Micael se ve aligerada por ciertas personas -los auténticos rosacruces- que organizan de tal manera su forma de vida externa en la tierra que no ejerce ningún tipo de influencia sobre la vida interior de sus almas. De este modo, pueden desarrollar en su vida interior fuerzas que les permitan trabajar con Miguel en el campo espiritual, sin que Miguel corra el peligro de involucrarse en las actividades actuales de la vida terrestre, lo cual sería imposible para él.

Traducido por J.Luelmo mayo2021

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