GA184-Dornach, 7 de septiembre de 1918 La esencia del sueño. El poder de los ideales para el futuro

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 RUDOLF STEINER

La polaridad de duración y desarrollo en la vida humana.
La prehistoria cósmica de la humanidad


Quince conferencias impartidas en Dornach del 6 de septiembre al 13 de octubre de 1918

 

SEGUNDA CONFERENCIA

La esencia del sueño. El poder de los ideales para el futuro. Teocracia, orden metafísico, positivismo. Bentham.

Dornach, 7 de septiembre de 1918

No es posible tener una visión completa de esas relaciones que ahora estamos tratando, a menos que se examine más de cerca la naturaleza del hombre en el período entre el sueño y el despertar, es decir, la condición de sueño. Por supuesto, el diagrama de la condición de dormir es bien conocido por ustedes. Lo que llamamos cuerpo astral y ego se separa de los cuerpos físico y etérico.

Pero si queremos profundizar en la naturaleza del sueño, debemos recordar que es justamente en la condición de sueño donde el hombre experimenta la realidad de lo que hablamos en nuestra última conferencia, cuando dijimos que San Agustín buscaba en su propia experiencia interior captar la verdadera certeza sobre el mundo. Ya os dije en la conferencia de ayer que, en su condición de vigilia, el hombre no capta la plena realidad de su ser interior. Debemos tener muy claro que lo que se describe como el cuerpo astral y el ego, no llegan realmente a la conciencia del hombre de día: en su condición de vigilia sólo llega a su conciencia una copia, una imagen-espejo de su ego y cuerpo astral. Si el hombre fuera consciente en la condición de sueño, es decir, desde que se duerme hasta que se despierta, o, digamos, si se hiciera consciente a través de esos ejercicios que pueden encontrar descritos en mis diversos escritos - (que están todos a su disposición) - si el hombre pudiera así hacerse consciente a través de su condición de sueño, experimentaría no una imagen-espejo, como de día, sino la verdadera forma de su Ego y de su cuerpo astral. Pero debemos comprender claramente que la verdadera forma del cuerpo astral y del Ego aparecen de tal manera para el alma del hombre cuando desarrolla la Conciencia Imaginativa, que en las experiencias internas durante la condición de sueño, experimenta en su Ego y cuerpo astral lo que llamamos la tercera Jerarquía, la Jerarquía de los Ángeles, Arcángeles y Archai.

Durante el estado de vigilia, el hombre no experimenta esta conexión íntima en la que se encuentra durante toda su vida con los seres llamados Angeloi, Archangeloi y Archai, y eso constituye el engaño en la condición de vigilia del hombre. Permanece consciente sólo de un ego abstracto de esas ideas y conceptos sombríos que llenan el alma del hombre, o tal vez de sentimientos y deseos semioníricos. Esto es lo esencial: que a lo largo de la condición de vigilia el hombre no progresa más allá de experimentar este lado sombrío de su Ego y cuerpo astral; y que no puede tomar conciencia de que todo el tiempo están trabajando en su Ego esos Seres de la tercera Jerarquía a los que acabo de referirme. Pero si realmente se despertara en su sueño, si puedo usar esa expresión, no tendría la naturaleza externa a su alrededor, sino que sentiría inmediatamente en sí mismo a los Seres de los Ángeles, Arcángeles y Espíritus del Tiempo.

Ahora bien, debido a que esos Seres trabajan en nosotros, mis queridos amigos, tenemos en la constitución de nuestra alma algo que no hubiéramos tenido de otra manera. Por ejemplo, si la Jerarquía de los Ángeles no trabajara en nuestro Ego y cuerpo astral, nunca nos sentiríamos individuos. Por lo tanto, sólo gracias a que la Jerarquía de los Ángeles trabaja en nuestra naturaleza anímico-espiritual, podemos sentirnos personas libres.

Podemos sentirnos miembros de toda la humanidad gracias a que la Jerarquía de los Arcángeles trabaja en nosotros. También podríamos decir que, como estos Seres Arcangélicos brillan en nuestra naturaleza anímico-espiritual, inspirándola, nos sentimos realmente hombres.

Y porque los Seres de los Archai, los Espíritus del Tiempo, pulsan en nuestra naturaleza, llenándola con su Intuición, por lo tanto nos sentimos como seres humanos terrestres - eso significa miembros no sólo de la humanidad actual, sino de toda la humanidad terrestre, desde el comienzo mismo de la evolución terrestre hasta el final de la vida terrestre. Así podemos sentirnos miembros de toda la humanidad terrestre. Por supuesto, sólo lo sentimos vagamente, porque sólo podemos sentir vagamente la influencia de estos Espíritus del Tiempo dentro de nosotros.

No podemos decir que nos percibimos como una Personalidad; eso sólo lo podemos hacer cuando alcanzamos la Conciencia Imaginativa. De esta Conciencia Imaginativa queda una especie de reflejo cuando experimentamos nuestro pensar de tal manera que, a través de la vida libre del pensamiento nos sentimos como seres individuales. Aclaremos una vez más cómo es que nos sentimos individuos. Nos sentimos como personalidades porque podemos, por nuestra propia voluntad, añadir un pensamiento a otro. Dejaríais inmediatamente de sentiros como seres personales si os vierais obligados a añadir un pensamiento a otro, al igual que en el mundo de la naturaleza externa un fenómeno está ligado a otro. Esta experiencia de libertad interior para el desarrollo de un pensamiento, nos da la certeza de sentirnos como personalidades. Este sentimiento de libertad interior es lo que llega más claramente a la conciencia del hombre de día; y llega al hombre de día cuando está despierto, porque, desde que duerme hasta que se despierta está impregnado por su Ángel, ese Ser Angélico que pertenece a su propio Ego.

En cuanto a sentirse como miembro de toda la humanidad, en general ya somos mucho más apáticos, nos sentimos mucho menos fuerte e intensamente como miembros de toda la humanidad; y eso es porque los Archai, que son quienes nos hacen sentirnos humanos, están más lejos de nosotros que nuestro Ángeles; y lo que se inserta como Personalidad en el conjunto de la corriente evolutiva humana, (y que proviene de los Archai) eso sigue siendo para la mayoría de los seres humanos algo realmente muy sombrío. Sobre la base de la Antroposofía tratamos de evocar este mismo sentimiento, de pertenencia a toda la humanidad terrenal, pues nos queda claro que en la 5ª época postatlante el hombre experimenta las cosas de una manera determinada; en la 4ª de una manera diferente; en la 3ª de una manera aún diferente. Así se ve cómo el estado de ánimo del alma se ha alterado en las diversas épocas del tiempo, alteraciones provocadas por los diversos seres de la 3ª Jerarquía, los Archai, los Espíritus del Tiempo. De esto se trata de crear una conciencia sobre la base de la Ciencia Espiritual. Sólo esta conciencia puede dar al hombre la posibilidad de sentirse un Ser histórico, de sentirse consciente: "Estoy viviendo ahora como una Personalidad, en el Siglo XX". El hecho no entra en la conciencia de la mayoría de los seres humanos, de que su personalidad sólo puede ser real como Personalidad, porque ha sido colocada en un punto definido del tiempo. Cómo esta impregnación del alma humana y del ser-espíritu por los Seres de la tercera Jerarquía, es algo de lo que el hombre se daría cuenta, si fuera lo suficientemente intenso como para alcanzar la Cognición Imaginativa.

En el camino ordinario de la evolución humana, como saben, la cognición imaginativa no está presente. Desde el momento en que se duerme hasta que se despierta, la realidad del yo y del cuerpo astral del hombre está amortiguada; y de día, cuando el hombre está despierto, pierde su conexión con los Seres de la tercera Jerarquía. Esto se debe a que, especialmente en nuestro actual ciclo de tiempo, el hombre, cuando está despierto, se entrega a una ilusión. Como hemos visto, cuando está dormido, el hombre está sujeto al engaño de que su Yo y su cuerpo astral no están entonces activos; pero no es que estén inactivos, sino que están entonces en vivo intercambio con los Seres de la tercera Jerarquía. En la condición de vigilia, el estado de cosas en el presente ciclo de tiempo es, que nuestros cuerpos físico y etérico, "injustamente", ilícitamente, como podríamos decir, absorben nuestra naturaleza anímico-espiritual. Son ellos los que se impregnan de nuestro espíritu y de nuestra alma. Normalmente esto no debería ser así. Debería ser normal que un hombre, hoy en día, cuando está despierto, se sintiera en su cuerpo Astral y Ego, y que sintiera sus cuerpos etérico y físico como una especie de envoltura en la que se introduce, que los sintiera como algo que lleva conscientemente con él. Pero el hombre no siente eso hoy en día; siente como si los cuerpos físico y etérico fueran él mismo. Pero no lo son. Somos ese ser anímico-espiritual que se sirve de los cuerpos físico y etérico como instrumento; pero no podemos elevarnos por encima de la decepción que pertenece al funcionamiento de nuestra época. Estamos, por así decirlo, obligados a identificarnos con aquello que en la conciencia normal debería ser como un martillo que se toma en la mano y se da golpes con él; así deberíamos considerar nuestros cuerpos físico y etérico. Pero en esta época tenemos que identificarnos con ellos, -entregarnos al engaño de que somos éstos, de que somos nosotros mismos los que así vamos de forma carnal por el espacio.

Pero no somos nosotros mismos. Eso es sólo porque la conciencia de nuestro YO es absorbida injustamente, ilícitamente, por los cuerpos físico y etérico. Eso se debe simplemente a que en el presente ciclo de tiempo los poderes ahrimánicos son más fuertes de lo que deberían ser en la evolución normal de la humanidad. Atraen a los cuerpos etérico y astral hacia los cuerpos físico y etérico, por así decirlo, y provocan en el hombre el engaño de que la cabeza que lleva es él mismo, que sus manos y todo su cuerpo son él mismo. El cuerpo físico se apropia ilegalmente de la conciencia para que parezca que nuestro cuerpo físico causó nuestra personalidad. Cualquiera que piense que su cuerpo físico produce su personalidad está sujeto al mismo engaño que una persona que, de pie frente a un espejo, cree que lo produce, porque irradia su reflejo. Decir que esta forma carnal que llevamos con nosotros es nosotros mismos, no es más inteligente que sostener la mano ante un espejo y creer que el espejo produce la mano. Sin embargo, toda la ciencia moderna está sujeta a ese engaño. Toda la Ciencia moderna cree que lo que nosotros, como personas individuales experimentamos interiormente, es producido de alguna manera por los cuerpos físico y etérico; mientras que todo lo que hacen los cuerpos físico y etérico es irradiar hacia atrás nuestro cuerpo astral y nuestro yo, formando la imagen-espejo que, mientras estamos despiertos, reconocemos como nuestro yo y nuestros pensamientos, en otras palabras, nuestro cuerpo astral.

Con referencia a esta Verdad Fundamental, la humanidad moderna, a causa de las fuerzas que actúan en nuestra época actual, se entrega a un engaño de conciencia que consiste, como acabo de decirles, en la ilusión de que todo lo que pensamos, o experimentamos como nuestros pensamientos o nuestros sentimientos, es producido por nuestro cuerpo. La humanidad está sujeta naturalmente a este engaño hoy en día. Con su conciencia actual no puede trascender ese engaño, igual que el Sol cuando está bajo en el horizonte parece más grande que cuando está alto en el cielo. Uno sabe que es una ilusión, pero lo parece. En este momento el hombre [necesita] ayuda para considerar que su carne y su sangre son él mismo. Eso es un engaño de conciencia, mis queridos amigos; pero el hombre no siempre estuvo sujeto a este engaño de conciencia; es esencialmente una cualidad característica de la humanidad de los tiempos post-cristianos, después del Misterio del Gólgota. Antes del Misterio del Gólgota este engaño no existía. Antes del Misterio del Gólgota existía otro tipo de engaño. Antes del Gólgota el hombre no creía que su conciencia estuviera unida a su cuerpo físico. Por supuesto, la historia no dice nada, de esto, pero es así. Habría sido un puro disparate para un hombre del segundo o tercer milenio de la era precristiana suponer que su alma era producida por su cuerpo físico; en los tiempos antiguos ningún hombre se sentía ligado a su cuerpo físico como lo hace el hombre moderno. En aquellos tiempos precristianos el hombre tenía realmente una conciencia viva de los Seres de la tercera Jerarquía, y porque sabía: - "Mi alma no es idéntica a mi cuerpo", también sabía que su alma no estaba ligada a los huesos y músculos de su cuerpo, sino que estaba ligada a los Seres de la tercera Jerarquía.

Estaba sujeto a un engaño diferente, no en su conciencia sino en su vida. Creía que su alma estaba unida a la naturaleza externa, junto con los Seres de la tercera Jerarquía, al igual que el hombre moderno cree que su alma está unida a su cuerpo físico. El hombre actual se entrega a un engaño en la conciencia, cree que su alma está unida a su cuerpo. La razón por la que no puede ver a los Seres de los Ángeles, Arcángeles y Archai, es porque su cuerpo físico los oscurece para él. El hombre de antaño, aunque tenía conciencia de que estos Seres estaban allí y de que su alma estaba unida a ellos, no podía verlos directamente, sino sólo tenuemente en la naturaleza externa y sensible. El hombre moderno, en el engaño de su conciencia, cree que su alma está ligada a su cuerpo; el hombre de antaño creía que los Seres de la tercera Jerarquía estaban ligados a la naturaleza externa que percibía con sus sentidos. Entonces confundía los Seres Divinos de la tercera Jerarquía con los fenómenos de la naturaleza, y lo expresaba en su interpretación de los fenómenos naturales. El hombre de hoy sitúa su alma en su carne y su sangre, el hombre de antaño situaba a los Seres de la tercera Jerarquía en la naturaleza externa. No tenía una Ciencia Natural como la que tenemos hoy en día, sino que consideraba los fenómenos de la naturaleza como producidos por este o el otro demonio, Seres Espirituales más o menos Divinos, con respecto a los cuales se entregaba a una vida de engaño, ya que pensaba que estos Seres Espirituales operaban en los fenómenos de la naturaleza. Es un hecho importante, que este cambio tuvo lugar en el desarrollo del hombre en los tiempos precristianos; se entrega a un engaño característico de la vida, y después del Misterio del Gólgota a un engaño en su conciencia. La realidad, el trabajo efectivo de Cristo Jesús (y de esto hablaremos más adelante en la próxima conferencia) debe consistir en esto - en elevar, en levantar ese engaño en la conciencia del hombre, elevándolo, haciéndole comprender que está engañado; y a través del "Christus in mir", "Cristo en mí", el hombre debe ser llevado a sentir que lo que vive como cuerpo astral y yo, vive en la Espiritualidad libre, y no está ligado a su carne y sangre. Por supuesto, esto sólo puede verse en el camino de la Ciencia Espiritual, pero ya puede sentirse en las palabras de San Pablo: "Nicht ich, aber das Christus in mir", "No yo, sino Cristo en mí".

Por lo que les he dicho, ya pueden ver, mis queridos amigos, que hay razones para que los hombres experimenten, hasta cierto punto, esta Dualidad; experimentando, por un lado, el ordenamiento de la Naturaleza que consiste en que carece de ideales, que conecta necesariamente un evento con otro, un ordenamiento en el que se incorporan meramente la causa y el efecto, el efecto y la causa, de modo que nunca se puede pensar que a través de lo que sucede en la Naturaleza, se pueda realizar algún ideal, moral o de otro tipo. Por otra parte, el hombre es consciente de que no podría desarrollar una existencia digna del hombre si no tuviera ideales, si no pudiera aferrarse a algo más que a un mero Ordenamiento externo de la Naturaleza. Pero con la conciencia a la que tiene acceso hoy en día, no puede considerar sus ideales como operativos, como efectivos, de la misma manera que, digamos, la electricidad o el magnetismo o la fuerza del calor, - de modo que los ideales son capaces de entrar en la Naturaleza, en el ordenamiento de los fenómenos naturales. Por eso el Ordenamiento de la Naturaleza y sus propios ideales aparecen para él lado a lado, pero él no puede construir un puente de uno a otro, Él no puede construir ese puente mis queridos amigos porque él no puede mirar en el Cosmos tanto de día como de noche, donde el puente tiene que ser construido. Si el hombre pudiera tener una conciencia normal durante el día - eso significa una conciencia libre de Ahriman - para que pudiera sentir: "Soy una persona individual, no estoy atado a mis cuerpos físico o etérico más de lo que cuando me miro en un espejo que me refleja, estoy atado a la imagen que tengo delante". Si el hombre pudiera tener esta conciencia sobre su ego y su cuerpo astral, consideraría al ego y a su cuerpo astral como una realidad y no como meras imágenes reflejadas, y entonces también podría reconocer sus ideales como fuerzas reales, tan reales como la electricidad y el magnetismo, sólo que no están funcionando en el momento presente, están adquiriendo realidad en la presente encarnación para la siguiente; de esta existencia terrenal pasan a la siguiente existencia terrenal.

Si el hombre en estado de vigilia pudiera percibir que su yo y su cuerpo astral están ligados a los Seres de la tercera Jerarquía, como he señalado, - en otras palabras, - si el hombre pudiera verse plenamente a sí mismo y no sólo sentirse, sino realizarse como una personalidad libre no ligada a la carne y la sangre, ya no creería que la naturaleza externa a él, tal como se presenta a sus órganos sensoriales, es una realidad lo suficientemente fuerte como para oponerse a la fuerza de sus Ideales, Sabría que, lo que hoy es el Ordenamiento de la Naturaleza, se desmoronará con todas esas sustancias; que no existe la conservación de la materia, sino que lo que en la Naturaleza se destruye a sí mismo y cuando lo que hoy es la Naturaleza deje de existir, entonces aparecerá en su lugar otra realidad sensorial externa, y lo que hoy constituyen nuestros ideales se convertirá en Naturaleza en la próxima época. Así que podemos decir que hoy en día experimentamos un ordenamiento de la naturaleza, experimentamos un ordenamiento de nuestros ideales. El físico cree que esta naturaleza se mantiene por una conservación de la fuerza y una conservación de la materia, que el Ordenamiento de la Naturaleza persiste -, que los mismos átomos, las mismas fuerzas juegan en todo el futuro.

El físico, si es sincero, no puede decir otra cosa que esto: - "El Ordenamiento ideal era un sueño, debe hundirse y desvanecerse como los sueños. Al final de la tierra nuestro ideal-sueño ya no estará allí, habrá sido enterrado".

La ciencia espiritual sabe que esto es un engaño, falso. Tenemos el Ordenamiento de la Naturaleza, pero en realidad no hay conservación de la fuerza ni de la materia, pues lo que es el Ordenamiento de la materia cesa en un momento determinado; y lo que hoy constituye nuestro Ordenamiento ideal, forma la continuación del Ordenamiento de la Naturaleza.

Todo lo que vemos a nuestro alrededor con nuestros ojos, o que oímos con nuestros oídos, todo lo que percibimos a nuestro alrededor con todos nuestros sentidos, dejará de existir cuando la tierra llegue a la condición de Venus; pero de esa Nada se dará la posibilidad de que los Ideales de la humanidad moderna se conviertan en el Ordenamiento externo de la Naturaleza. Ninguna concepción del mundo, mis queridos amigos, que no reconozca la destrucción de lo sensible, puede tener la esperanza de que el Ideal tenga el poder de realizarse, porque si lo sensible fuera eterno, si la conservación de la fuerza y de la materia existiera, entonces nuestro mundo ideal sería simplemente un sueño. Es de inmensa importancia que el hombre tenga en la actualidad esta iluminación: - que los Ideales del presente constituyen la Naturaleza del futuro. Es un gran engaño creer que los átomos y las fuerzas que nos rodean son lo eterno. No son lo eterno; son lo temporal. Ese es en verdad el destino de la Ciencia Espiritual, tiene que contradecir y refutar una percepción sostenida por la actual percepción y visión universal de la ciencia como una certeza absoluta, y que no es más que un engaño ahrimánico.

Volvamos ahora a otra cosa, sobre la que he llamado vuestra atención. Antes del Misterio del Gólgota, aquello que os describía como el engaño del hombre, puede ser descrito como un engaño de la vida; después del Misterio del Gólgota fue un engaño de la conciencia. Cuando uno sabe esto, puede comprender muchas cosas en el desarrollo del hombre. Sobre todo se entiende por qué, antes del Misterio del Gólgota, aquellos seres humanos que tenían clarividencia atávica, no podían ver las cosas en su verdadera forma, sino que veían a los Seres de las Jerarquías Superiores como demonios. Por eso esas antiguas Mitologías consisten esencialmente en una demonología. Los Dioses de las antiguas Mitologías eran vistos como Demonios, como en su mayor parte lo eran. Y eso se basa en el hecho de que entonces existía un engaño de la vida. Los hombres tenían que pensar en un falso Ordenamiento de la Naturaleza como un Ordenamiento Divino, así como tienen que pensar hoy en día en un falso Ordenamiento del cuerpo como ordenado para la humanidad.

Luego vino el Misterio del Gólgota; y el hombre tuvo que preparar la disposición del alma que resultó del Misterio del Gólgota. Antes del Misterio del Gólgota, el hombre, en su estado de vigilia, estaba en relación más directa con los Seres de la tercera Jerarquía que hoy. Los veía. Y a través de su ilusión de vida `reinterpretaba' a estos Seres en Zeus, Apolo, etc. Estos son los Seres de la tercera Jerarquía, pero fueron poéticamente alterados, vistos bajo la influencia de ese engaño de la vida, como nosotros hoy vemos todo lo que se refiere al hombre bajo la influencia de nuestro engaño de la conciencia.

Sin embargo, a pesar de todo eso, se difundió en la humanidad un orden espiritual divino. Pensad en lo cerca que el hombre de aquellas antiguas épocas sentía su mundo humano del Ordenamiento Divino del Cosmos. Estaba la Jerarquía humana, y luego venía la Jerarquía Divina. El hombre no se sentía tan aislado como hoy, pues continuaba el mundo directamente hasta los Dioses. Qué cerca sentía el griego su mundo de los Dioses del mundo del Hombre.

Luego vino el Misterio del Gólgota, y entonces ya no continuó siendo así. No por el Misterio del Gólgota, pues éste debía compensar lo perdido. Sino que el propio tiempo introdujo en la evolución humana que el hombre debía ser apartado de esta conexión consciente con el mundo Divino-Espiritual de la tercera Jerarquía; sólo quedó un recuerdo, una memoria histórica. Luego vino el tiempo de la primera época después del Misterio del Gólgota. Ciertamente, los hombres tenían que pensar de manera algo diferente a como lo hacían antes del Misterio del Gólgota; pero algo de ese pasado inmediato seguía actuando en ellos, cuando los hombres saben que los Seres Espirituales Divinos actúan en los primeros acontecimientos y disponen y ordenan lo que el hombre hace en la Tierra. Por lo tanto, el hombre de antaño estaba convencido de que cuando fundaba un Estado, (si se quiere utilizar la palabra "Estado", es incorrecto, pero hoy estamos acostumbrados a hablar así), sabía que esas estructuras sociales se fundaban bajo la influencia de la tercera Jerarquía. El hombre sentía que sus disposiciones en la Tierra eran disposiciones divinas. Basta con estudiar la historia egipcia, incluso sin clarividencia, para ver cuán plenamente convencidos estaban los egipcios de que lo que el hombre hace aquí en su vida social estaba todo dispuesto por los Seres de la tercera Jerarquía. Esto era así antes del Misterio del Gólgota. Después del Misterio del Gólgota la Iglesia estableció una especie de grado en las dignidades clericales. Tales gradaciones fueron dispuestas; pero detrás de la disposición de esos grados había un pensamiento muy diferente. Esto se puede ver muy claramente en los primeros escritores de la Iglesia. En Dionisio el Areopagita se puede ver claramente. La administración de la Iglesia debía ser una imagen del Ordenamiento Divino; y la relación del Diácono con el Archidiácono debía ser una imagen de la relación del Ángel con el Arcángel. Asimismo, la relación del archidiácono con el obispo era una copia de la relación del arcángel con el archai. Así se intentó hacer de la estructura social de la Iglesia una especie de copia de esa Teocracia. Arriba, en el mundo espiritual, hay una secuencia de Jerarquías, y abajo, en el mundo físico, también debe existir, como copia de las Jerarquías espirituales, una secuencia en las dignidades clericales. En la primera época después del Misterio del Gólgota, eso no había sido concebido jurídicamente, sino teocráticamente. Era una copia. La Jerarquía clerical fue concebida como una copia de la Tercera Jerarquía. Así, en los primeros siglos cristianos se intentó establecer organizaciones que hicieran que la posición del hombre en la Tierra fuera una copia de las Jerarquías en el mundo espiritual.

Tiempo después, poco a poco, los hombres perdieron la conciencia que aún conservaban en su memoria. Se perdió la memoria histórica de la antigua teocracia, en la que el hombre todavía sabía que las disposiciones terrenales eran consecuencia de una copia de los Hechos de los Dioses. Se perdió la conciencia de esto, y en el lugar de la conciencia del mundo viviente de los Seres Divinos, que eran vistos por los hombres en la antigüedad, y de los cuales todavía sabían, surgieron conceptos abstractos. Y así llegaron los siglos en los que, en lugar de los Dioses individuales, -los cristianos los llamaban Ángeles- se pusieron ideas abstractas, una metafísica de conceptos abstractos. El ordenamiento divino, que debía tener su copia en el ordenamiento humano, se convirtió en teocrático; la aplicación de más ideas a los arreglos sociales del hombre produjo algo que simplemente pretendía poner algún tipo de orden en las relaciones humanas. Así como antes se pensaba en crear una imagen del Cosmos Divino en la era metafísica que siguió, simplemente se procuró mantener algún orden castigando el mal y no castigando el bien, tal vez incluso premiándolo, -creando así un ordenamiento en el que el orden social pudiera existir. Y así, como en el lugar de los Dioses vivos aparecieron ahora conceptos abstractos, metafísicos, apareció un Ordenamiento humano que en cierto modo se estampó de tal manera en el hombre, que se prefirió uno antes que otro, no porque fuera una copia para que se mantuviera el orden en la tierra; uno vino a mandar y el otro a obedecer. Las abstracciones aparecieron en el lugar de la impregnación viva del Ordenamiento social.

Esencialmente, la época de la metafísica real prevaleció durante toda la Edad Media. La conciencia romana proporcionó esencialmente el elemento especial para este Ordenamiento metafísico, que se extendió por todas partes; uno encuentra recuerdos de esto en las propias palabras. Por ejemplo, la palabra "Príncipe" (Fürst), es un recuerdo del Ordenamiento Teocrático. El Príncipe, (Fürst), era el primero, porque alguien tenía que ser el primero, así como en las Jerarquías Divinas también, uno tenía que ser el primero. Un recuerdo del orden metafísico de la administración se nos da en la palabra conde "Graf", que está conectada con "grafe", es decir, escribir. En el Ordenamiento metafísico, todo se registra; el orden social se mantenía escribiendo documentos, haciendo pactos.

Y luego llegó la era moderna. Esta nueva era trajo la incredulidad en los conceptos abstractos, en la metafísica. Los hombres ahora sólo podían creer en los fenómenos sensoriales externos, incluso en la vida inhumana. Aquellas tradiciones que aún existían en la antigüedad de una conciencia viva que de alguna manera trabajaba esto en la estructura social, se perdió. Primero los dioses, después los conceptos metafísicos; estas cosas ya no podían existir en los tiempos modernos; pero deben ser ganadas de nuevo en los caminos indicados por la Ciencia Espiritual. Toda conciencia de la base Espiritual, de una estructura Espiritual, fue radicalmente borrada por el Industrialismo. Por eso Auguste Comte y su maestro Saint-Simon, se sintieron tan especialmente unidos a la época del Industrialismo, pues permitieron que sólo la Ciencia positivista tuviera algún valor. Es decir, sólo lo que puede relacionarse con el ordenamiento natural sensible externo, impregnado de necesidad causal.

Por eso, mis queridos amigos, el concepto mismo de la verdad ha sufrido una completa transformación. La gente de hoy en día no tiene el sentimiento adecuado para estas cosas, todavía no se dan cuenta del hecho de que el concepto mismo de la Verdad ha sufrido una historia. Estos seres humanos modernos que se sabían bajo un Ordenamiento teocrático, no tienen la idea de la Verdad que los seres humanos tienen hoy en día bajo la autoridad de la Ciencia Natural. Es extraordinariamente difícil hablar de estas cosas. Hoy en día un hombre puede pensar que, con referencia al mundo que le rodea, la verdad consiste en la coincidencia de una idea con la realidad externa. Ese pensamiento lo obtiene de la Ciencia Natural. Tal concepto de la Verdad simplemente no existía en los primeros siglos cristianos. Entonces existía otra idea de la Verdad, que estaba esencialmente relacionada con el orden social teocrático. El concepto de verdad que vive en todas las almas hoy en día realmente no existía entonces. Este hecho extraordinario, mis queridos amigos, no se realiza ahora. Es más fácil reconocer el concepto de Verdad que vivía entonces, si uno se acerca a la idea del Juicio Divino. Supongamos que dos personas se baten en duelo, (no voy a tocar la cuestión de los duelos, simplemente estoy dando un ejemplo), no se puede determinar desde el principio por algún cálculo que A, ganará y B no, - si eso fuera así el duelo difícilmente ocurriría; la verdad sólo emerge en el curso del conflicto. Nosotros mismos seguimos teniendo esta idea de la verdad en la actualidad, en el caso de la guerra. No deberíamos hacer la guerra si supiéramos desde el principio, como en un experimento, en un laboratorio químico, cómo iba a terminar la guerra. En esto está arraigado el viejo concepto de la verdad, incluso hoy en día, de que la verdad en sí misma sólo puede ser revelada en el curso de lo que realmente sucede, de que no se puede hacer otra cosa que observar cómo caerá el Juicio Divino. Ese es el viejo concepto de la Verdad.

Los que piensan como Auguste Comte o como los socialistas de hoy, han roto completamente con esta idea de la Verdad. Sólo reconocen una verdad como tal, cuando el acontecimiento en su curso puede ser previsto. El argumento de Auguste Comte: "Conocer para prever", es la transformación radical del concepto de Verdad en nuestra época moderna. Pero, mis queridos amigos, con el concepto que prevalece hoy en día, sólo se puede captar la naturaleza externa. Con respecto a este punto, la humanidad de hoy en día da paso a un engaño colosal. Los hombres creen, por ejemplo, que pueden captar la vida histórica a través de esta idea de la Verdad, que Auguste Comte y Saint-Simon enseñaron. Pero no se puede hacer, ni siquiera con el antiguo concepto de la Verdad como Juicio Divino, ya que éste se encontraba bajo la influencia del Engaño de la Vida. Nuestro concepto moderno de la Verdad está bajo la influencia de nuestro Engaño en la Conciencia. El concepto de la Verdad debe provenir de la Antroposofía; un concepto obtenido de una manera mucho más amplia que aquella en la que San Agustín obtuvo su concepto de la Verdad, - porque como os he explicado, aquello también estaba sujeto a la ilusión.

Esto está relacionado con muchas cosas; y de ello dependen muchas cosas. No basta con hablar en abstracto de la evolución de la idea de la Verdad, hay que saber en general, en todos sus detalles, cómo ese concepto de la Verdad puede llevar al alma del hombre por muchos caminos diferentes según la naturaleza de su idea de la Verdad. Es un anacronismo hablar hoy en día en el mismo sentido del Nacionalismo, como era posible en la época precristiana; porque en la época precristiana no era sólo una visión humana - que en aquel entonces un Ordenamiento Divino impregnaba el Ordenamiento humano, era realmente lo que sucedía. Ahora, el Ordenamiento Divino ya no lo impregna. Por lo tanto, dondequiera que el hombre cuelgue su conciencia en el Ordenamiento de la Naturaleza, en lo que es meramente producido por una secuencia de nacimientos, en el Principio de Nacionalidad, por ejemplo, allí está involucrado en un anacronismo. Al hombre de hoy le corresponde encontrar otras estructuras de orden social que las trabajadas desde fuera. El hombre de antaño podía mirar a su nacionalidad, porque la veía determinada por el Ordenamiento Divino. Pero el hombre de hoy no puede hacer esto en el mismo sentido sin caer en el anacronismo, y hoy honrar a la Nación misma como algo especial, es un anacronismo, debe considerar otras estructuras sociales. Considerar una Nación como algo especial, provocaría el moderno engaño ahrimánico. Las "naciones" son reliquias de la era precristiana, y la humanidad moderna debe elevarse por encima de ellas mediante el desarrollo que he indicado. Debemos ver cómo concretamente los seres humanos se esfuerzan por un desarrollo especial del concepto de la Verdad. Esto es importante, aunque sea inconveniente hoy en día, mis queridos amigos. Pero si no tenemos prejuicios al tratar de captar la realidad, debemos asimilar muchas verdades incómodas.

El hombre va ahora en contra de lo que quiere la Antroposofía. Esa visión del mundo que encontró su defensor especial en Auguste Comte, se limita a un ordenamiento externo de la naturaleza. Debemos avanzar de nuevo hacia un mundo espiritual y hay que encontrar un puente entre el idealismo y el realismo. Esto es lo que quiero subrayar en estas conferencias. Pero esto no puede hacerse simplemente hablando de estas cosas, sino captando los impulsos concretos que actúan en el mundo. Debemos mirar ciertos hechos de frente, sin prejuicios. Ahora bien, hay hechos muy curiosos relacionados con las cosas que estamos considerando ahora. Ayer hablé de Auguste Comte y de Saint-Simon. Ambos consideran la Ciencia positivista como lo único válido, la Ciencia positivista que se relaciona simplemente con la vida sensorial, con aquello qué hay en el Ordenamiento causal de la Naturaleza. Sin embargo, tenemos ante nosotros el hecho extraordinario de que Augusto Comte se apartó de su maestro y guía, Saint-Simon, porque gradualmente Saint-Simon se había vuelto demasiado místico; y los discípulos de Augusto Comte se apartaron gradualmente de él porque él mismo se volvió totalmente místico en su vejez. Nos encontramos con este hecho extraordinario, - que Saint-Simon, así como Auguste Comte, por un lado están directamente en la base de la Ciencia más Ahrimánica, conscientemente en la época del Industrialismo, están en el suelo de esta Ciencia Ahrimánica; ¡y sin embargo se convierten en místicos! ¡Extraordinario! Eso es realmente un hecho extraordinario.

Hay que preguntarse el "por qué" de tal hecho, pero esto sólo puede explicarse si se admite sin prejuicios que, por otra parte, el hombre vive hacia la Espiritualidad. Inconscientemente los seres humanos se esfuerzan por alcanzar la Espiritualidad. Incluso seres como Auguste Comte y Saint-Simon, que sólo quieren captar la naturaleza externa, también se esfuerzan por la Espiritualidad.

Pero ahora en la vida moderna del hombre se observa algo muy peculiar. Tomaremos otro hecho que, sin ningún chauvinismo nacional (lo que no sería aparente) trataremos de tener en cuenta. En las visiones que surgen como flores de los cuentos populares más recientes, lo que se encuentra a continuación en estos cuentos populares se caracteriza de cierta manera. Y desde este punto de vista me gustaría llamar su atención sobre otro hecho, me gustaría llamar su atención sobre un filósofo inglés muy influyente, Bentham, que vivió de 1748 a 1832. Bentham puede ser tomado como característico del pensamiento de su pueblo, y con cierta justicia hay que describir los puntos de vista de Bentham como Utilitarismo incluso en un sentido más profundo. En el fondo del ordenamiento ideal del mundo según Bentham se encuentra una determinada frase básica. Este principio suele llamarse "el máximo de la felicidad humana". La felicidad humana consiste en este dogma, que Bentham planteó: "El bien (es decir, lo que se debe procurar como ideal) consiste en la máxima felicidad del mayor número de seres humanos en la Tierra". Tengamos esa frase claramente en mente: - "El bien consiste en la máxima felicidad del mayor número de seres humanos en la Tierra". Esa frase, de hecho, del máximo de felicidad en la Tierra, es la raíz de la filosofía utilitaria.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que esta frase fue considerada como absolutamente ahrimánica, no por el propio Bentham ni por sus discípulos, sino por los que tienen una base espiritual. Los ocultistas de su propio país dicen: Bentham propuso esta frase puramente diabólica -la llaman diabólica porque, para cualquiera de estos ocultistas, si fuera correcto que el bien consiste en la mayor felicidad del mayor número, el mal debe consistir entonces en la mayor felicidad del menor número.

No estoy diciendo ahora nada que yo mismo quiera aportar como definición o explicación, sino simplemente citando lo que se ha dicho. Así, por un lado, la filosofía inglesa de Bentham, "El máximo de felicidad"; por otro lado, ese espiritismo inglés (Spiritualismus) que dice "La frase de Bentham es puramente del diablo, porque en ese caso el mal sería la mayor felicidad del menor número, y de ahí resultaría que el mal y la felicidad podrían coexistir", a lo que los espiritistas no estarían de acuerdo bajo ninguna condición.

Sólo traigo aquí un hecho de la vida Espiritual, significativo en el más eminente grado, significativo en cuanto a la enorme oposición que se encuentra en cierta esfera de la Tierra entre el Espiritismo y la visión externa del Mundo.

Y ahora de nuevo hoy, porque quiero que os deis cuenta de que resolveremos estas contradicciones en las condiciones de mañana, quiero poner una vez más al final, un apercus; podéis poner tres cosas juntas: Goetheísmo, Comteísmo y Benthamismo. Estas tres cosas representan en cierto sentido, de una manera triple, el esfuerzo espiritual del hombre hacia el futuro. El Goetheísmo alemán está modelado de tal manera que de él puede resultar el Espiritualismo (Spiritualismus). El Comteísmo francés está formado de tal manera que el Espiritualismo puede desarrollarse junto a él, ya que en Auguste Comte y Saint-Simon encontramos un misticismo extraordinario que aparece al lado de su filosofía positiva. Con el utilitarismo inglés, como en Bentham, no es posible otra cosa que la más aguda oposición del lado del espiritismo contra la filosofía nacional. Eso es algo que está en el suelo de la propia evolución. La naturaleza francesa debe desarrollarse de tal manera que el Idealismo, el Misticismo y el Positivismo deben desarrollarse uno al lado del otro. Mientras que en Inglaterra, dentro de la naturaleza británica, las cosas deben desarrollarse cada vez más, de modo que, del lado de sus espiritistas, su propia "naturaleza racial" debe ser combatida de la manera más aguda posible. (Eso significa, por supuesto, lo que se plantea como el florecimiento filosófico de la nación).

Con Auguste Comte -no les estoy dando teorías sino simplemente hechos individuales- existía una inclinación tan clara hacia el Misticismo, que, a pesar de su aplicación al Positivismo y del rechazo a su maestro San Simón, al final de su vida asume muy claramente una Trinidad. Auguste Comte hace honor a tres en su trinidad:


1º. El gran Fetiche.

2º. El gran Medio.

3º. El gran Ser.


Y dice: el gran Fetiche es el seno materno de la humanidad en el espacio. 

El gran medio del que sale la humanidad es el espacio mismo. 

Y el gran Ser, la última persona de su trinidad, es la humanidad misma en abstracto, extendida sobre la Tierra. 

Auguste Comte reconoce esta Trinidad, - que es una extraordinaria aceleración del Positivismo con el Misticismo.

De esto hablaremos mañana.


Traducido  por J.Luelmo mayo2021


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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919