GA011 de los registros Akashicos 2-prefacio

CAPITULO II

DE LOS REGISTROS AKASHICOS



Prefacio



Con la historia ordinaria, el hombre sólo puede abarcar una parte de lo que la humanidad vivió en la prehistoria. Los documentos históricos echan luz tan sólo a unos cuantos milenios. Lo que la arqueología, la paleontología y la geología pueden enseñamos es muy limitado. Y aún más, todo lo que se ha edificado en la evidencia externa es muy poco de fiar. Consideremos tan sólo cómo ha variado la imagen de cualquier suceso o pueblo no muy lejano, cuando se han descubierto nuevas evidencias históricas.

Comparemos las descripciones de una misma cosa dadas por diferentes historiadores y comprenderemos en seguida el terreno inseguro que se pisa en estos campos. Todo lo que pertenece al mundo externo sensorial está sujeto al tiempo, y el tiempo también destruye lo que se formó en el tiempo. Por otro lado, la historia externa depende de lo que se ha preservado en el tiempo.

Nadie puede decir que se haya preservado lo esencial si se conforma con la evidencia externa.

Todo lo que nace en el tiempo tiene su origen en lo eterno; pero lo eterno no es accesible a la percepción sensoria.

Sin embargo existen caminos para que el hombre perciba lo eterno. El puede desarrollar fuerzas que duermen en él para reconocer lo eterno. En los ensayos "Cómo se alcanza el Conocimiento de los Mundos Superiores?" hago referencias a ese desarrollo. Los presentes capítulos mostrarán también que, a un cierto nivel superior de sus capacidades cognoscitivas, el hombre puede penetrar en los orígenes eternos de las cosas que se desvanecen en el tiempo. Si el hombre no se limita tan sólo a la evidencia externa del pasado, el hombre consigue ampliar con esos ejercicios su poder de conocer. Y entonces, en los acontecimientos puede ver aquella parte que se sustrae a los sentidos, aquella parte que el tiempo no puede destruir. Partiendo de la historia transitoria penetra en la historia imperecedera.

Es un hecho que la historia está escrita en caracteres distintos de los de la historia común. En la gnosis y en la teosofía se la conoce como" Crónica del Akasha". De ella sólo podemos dar una vaga idea en nuestro lenguaje, porque éste se ciñe al mundo de los sentidos, y todo lo que él describe toma de inmediato un carácter afín al mundo sensorio. Para el lego, incapaz de aceptar la realidad de un mundo espiritual autónomo, el iniciado aparece como un simple visionario, por no decir algo peor.

Quien ha adquirido la capacidad para percibir en el mundo espiritual, descubre los sucesos pasados en su carácter eterno. No se le presentan como el testimonio muerto de la historia, se le aparecen, más bien, en plena vida. En cierto sentido, lo que sucedió una vez, lo ve desarrollarse ante sus propios ojos.

Quienes han aprendido a leer esa escritura viviente, pueden volcar la mirada hacia un pasado mucho más remoto del que nos representa la historia externa, y, en base a la percepción espiritual directa, pueden también describir con mucha mayor fidelidad las cosas de las que nos habla la historia. Para evitar todo posible malentendido, hay que decir que la percepción espiritual no es infalible, también puede errar, puede ver de una manera inexacta, oblicua, errónea. Nadie es libre del error en este campo, por elevada que sea su posición. Por eso, no habríamos de extrañarnos que las comunicaciones que emanan de esas fuentes espirituales no siempre se correspondan. No obstante, la confiabilidad de la observación es ahí mucho mayor que en el mundo sensorio exterior. Lo que varios iniciados puedan relatar sobre la historia y la prehistoria coincidirá siempre en lo esencial. Esa historia y prehistoria, de hecho, existe en todas las escuelas de Misterios, donde, durante milenios, la concordancia ha sido tan completa que la conformidad que existe entre los historiadores externos de un mismo siglo no es nada, comparada con ella. Los iniciados describen esencialmente las mismas cosas en toda época y en todo lugar.

Después de esta introducción vamos a dar algunos capítulos de la Crónica del Akasha.

Primero describiremos los acontecimientos que tuvieron lugar en el llamado continente Atlante, que se hallaba entre Europa y América. Esa zona de la Tierra fue una vez tierra firme, hoy es la base del fondo del océano Atlántico. Platón nos habla del último resto de esa tierra, la isla de Poseidón, que se hallaba al Oeste de Europa y África. En la historia de la Atlántida y la Lemuria, de W. Scott Elliott1, el lector puede descubrir que el fondo del océano Atlántico fue una vez un continente que durante cerca de un millón de años fue el escenario de una civilización absolutamente distinta a las civilizaciones modernas, y también verán el hecho de que los últimos restos de ese continente se hundieron en el décimo milenio antes de Cristo.


En el presente libro se pretende dar una información que complemente lo que dijo Scott Elliott. Si él describe más los sucesos externos entre nuestros antepasados atlantes, nuestro objetivo es registrar algunos detalles sobre su carácter anímico y la naturaleza interna de las condiciones en que vivieron. Por tanto, el lector ha de retroceder, en la imaginación, a un período mínimo de diez mil años atrás y que duró muchos milenios. Pero lo que aquí se describe no sólo sucedió en el continente hoy cubierto por las aguas del océano Atlántico, sino también en las regiones vecinas de lo que hoy es Asia, Africa, Europa y América. Lo que en esas regiones tuvo lugar más tarde se derivó de aquella civilización precedente.

Hoy, todavía me veo obligado a guardar silencio sobre las fuentes de la información que aquí se suministra.

Quien sepa algo sobre dichas fuentes comprenderá el por qué. Sin embargo, pueden pasar cosas que pronto hagan posible el romper ese silencio. El volumen y tipo de conocimiento oculto en la ciencia del espíritu, puede ser comunicado gradualmente, según sea la actitud de nuestros contemporáneos.

Seguidamente mostraremos el primero de los escritos que aquí pueden darse antes de que se propagara el Cristianismo, tuvieron lugar en Europa Central y del Norte y que reproducían, de forma distinta, sucesos que habían tenido lugar en la Atlántida prediluviana) con los sucesos que realmente pasaron en la Atlántida. Eso acontece con las descripciones de Scott-Elliott sobre el continente atlante, exactas en cuanto a las imágenes astrales, pero erróneas si se las compara a los datos de la verdadera Crónica Akáshica, presentes en el Mundo Espiritual. Sabiendo esto, se pueden controlar sus indicaciones ..." (Teosofía Rosacruz. 4a. Conf. GA. 99.) (N. del T.).



1* De las páginas 19 y 20. "En cuanto a dichas descripciones, en su conferencia del 28 de Mayo de 1907 en Munich, nos dice Rudolf Steiner: " ...Pueden producirse muchos errores si de la Crónica del Akasha sólo se perciben las imágenes astrales y no las propias del mundo espiritual.

Pueden así confundirse una segunda serie de acontecimientos (que en época muy posterior, 

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