GA011 La Crónica del Akasha 13- LA TIERRA y SU FUTURO

CAPITULO XIII

LA TIERRA y SU FUTURO



La cuarta etapa principal de la evolución humana transcurre en la Tierra; es este el estado de conciencia en el que el hombre se halla actualmente. Antes de llegar a él, sin embargo, tanto él como la Tierra tuvieron que recapitular sucesivamente las etapas de Saturno, Sol y Luna en tres ciclos menores (las llamadas" rondas" en la literatura teosófica). El hombre hoy vive en el cuarto ciclo menor terrestre del que ha pasado ya un punto medio.

En esta etapa de conciencia, el hombre ya no percibe, como si fuera en sueños, las imágenes que surgen en su alma, con motivo del efecto que en él produce el entorno, sino que los objetos se le aparecen "afuera, en el espacio". En la Luna y en las fases recapitulares de la Tierra, cuando un objeto se le acercaba al hombre, le surgía en el alma una imagen cromática. El conjunto de su conciencia consistía en dichas imágenes, tonos, etc., que fluctuaban en el alma. Sólo cuando apareció el cuarto estado de conciencia dejaron de surgir en el alma esos colores, siendo sustituidos por un objeto externo, espacialmente delimitado¡ el sonido ya no es una resonancia interna del alma, sino la vibración de un objeto en el espacio. Por eso, en la ciencia iniciática también se llama a ese estado terrestre de conciencia, "conciencia objetiva". Se fue formando paulatinamente en el transcurso de la evolución con el surgir progresivo de los órganos físicos sensorios, haciéndose así perceptibles, las más diversas cualidades sensorias en los objetos externos. Además de los sentidos ya desarrollados, existen otros en estado germinal que llegarán a su pleno desarrollo en el siguiente período terrestre y que mostrarán el mundo sensorio en una diversidad mucho mayor que la actual. El progresivo crecimiento de esa conciencia terrestre ya fue descrito en las páginas anteriores, pero lo ampliaremos y completaremos en sus puntos esenciales en las páginas siguientes.

El mundo cromático, el mundo sonoro, etc., que antes percibía el hombre en su interior, se enfrenta con él desde afuera, en el espacio, durante la vida en la Tierra. Pero a su vez, surge dentro de él un nuevo mundo, el mundo de las ideas o pensamientos. No podemos hablar de ideas y pensamientos en relación con la conciencia lunar que consta sólo de las imágenes descritas. Hacia mediados del desarrollo terrestre, aunque ello ya se estuviera preparando un poco antes, se desarrolló en el hombre la capacidad de hacerse ideas y pensamientos sobre los objetos, que es la base de la memoria y de la autoconciencia. Sólo el hombre conceptual puede desenvolver la memoria de lo que ha percibido y sólo el hombre pensante alcanza el punto en que se diferencia a sí mismo del entorno como ser independiente y autoconsciente, reconociéndose a sí mismo como un "yo". Las primeras tres etapas descritas fueron grados de conciencia, la cuarta no es sólo conciencia, sino autoconciencia. Pero dentro de la autoconciencia, de la actual vida de pensamientos, ya se desarrolla una disposición hacia estados de conciencia aún más elevados, que el hombre vivenciará en los próximos planetas en los que se irá convirtiendo la Tierra después de su forma actual. No es absurdo hablar sobre estos futuros estados de conciencia, por tanto, sobre la vida en los planetas siguientes. En primer lugar, por razones que explicaremos más tarde, el clarividente se halla delante de sus contemporáneos en su propio desarrollo, de modo que ya se desenvuelven en él los estados de conciencia que la humanidad entera habrá de alcanzar con el avance de la evolución planetaria. En la conciencia del clarividente encontramos imágenes de las futuras etapas de la humanidad. En realidad esos tres siguientes estados de conciencia ya se hallan presentes germinalmente en todos los hombres, y la investigación clarividente tiene medios para indicar lo que surgirá de esos estados germinales.

Al decir que el clarividente ya está desarrollando en sí mismo estados de conciencia a los que llegará la humanidad en el futuro, hemos de hacer ciertas restricciones. El clarividente, por ejemplo, desarrolla en el mundo anímico una visión que en el futuro aparecerá en el hombre de un modo físico. Pero esa condición física futura del hombre será una réplica fiel de la que, de un modo anímico, tiene el clarividente actual. La Tierra misma va a ir evolucionando, a raíz de lo cual irán apareciendo en sus futuros habitantes físicos, formas muy distintas a las actuales, pero esas formas físicas se están preparando hoy en las espirituales y anímicas. Así por ejemplo, lo que hoy ve el clarividente en forma de nube de luz y color, en tomo al cuerpo físico y que llamamosaura”; se convertirá en el futuro en una forma física. Otros órganos sensorios distintos a los actuales le darán al hombre futuro la capacidad de percibir otras formas. No obstante, el clarividente ya puede ver hoy los modelos espirituales de las futuras entidades materiales con sus sentidos espirituales. A él, le es posible una visión en el futuro, aunque nos sea difícil dar una idea de ese tipo de visión con el lenguaje y las representaciones humanas actuales. Las representaciones del actual estado de conciencia son umbrías y pálidas en comparación con los objetos cromáticos y sonoros del mundo externo. Por eso, se habla de las representaciones como si fueran algo "irreal".

Se contraponen los "meros pensamientos" con objetos o seres "reales", porque éstos son perceptibles a los sentidos. Pero las representaciones y los pensamientos, llevan en su interior la potencialidad para convertirse a su vez en reales. Si el hombre habla de la representación "rojo", al tener un objeto rojo ante él, esa representación es una mera imagen, una sombra del verdadero "rojo". Posteriormente, el hombre llegará al punto en que no sólo podrá hacer surgir la pálida representación del "rojo" en el alma, sino que al pensar "rojo", éste hallará realmente frente a él. El hombre será capaz crear imágenes, y no sólo representaciones. Con el habrá alcanzado algo semejante a lo que ya existía en conciencia lunar, sólo que las imágenes no subirán ni bajarán dentro de él como sueños, sino que él las hará surgir en plena autoconciencia, como hoy hace ya con representaciones. La representación del color será color mismo, la del sonido será el sonido mismo, etc. , el futuro el hombre hará fluir en su alma, por su propia capacidad, un mundo de imágenes, mientras que en la Luna, ese mundo de imágenes llenaba su interior sin él interviniera. Mientras tanto, no desaparecerá el caracter espacial del mundo externo objetivo. El color surja junto a la representación del color, no será sólo imagen en el alma, sino que aparecerá en el espacio interior. Gracias a ello, el hombre será capaz de percibir objetos de rango superior a los de su actual mundo circundante, seres y objetos de una índole anímica y espiritual muy sutil, razón por la cual no se revisten de los colores objetivos que hoy percibimos con nuestros sentidos físicos; sin embargo, dichos seres y objetos se revelarán por medio de los más sutiles colores y sonidos anímicos y espirituales que el hombre futuro será capaz de crear desde sí mismo.

El hombre se acerca a un estado en que poseerá una "conciencia autoconsciente de imágenes" adecuada a esas percepciones. Por un lado, la evolución de la Tierra elevará la actual vida de representaciones y pensamientos a un estado cada vez superior, más sutil y perfecto; por otro lado, la conciencia pictórica autoconsciente se irá desarrollando en ese período, si bien sólo alcanzará su plena madurez e intensidad en el planeta en que la Tierra se transformará, y que es conocido con el nombre de

"Júpiter", en la ciencia iniciática. El hombre podrá entonces comunicarse con seres hoy ocultos totalmente a su percepción sensoria. No sólo la vida perceptiva será muy distinta, sino también se verán plenamente transformados los sentimientos, acciones y todas las relaciones con el entorno. Si hoy el hombre puede influenciar conscientemente sólo a seres sensorios, en el futuro podrá actuar conscientemente sobre fuerzas y poderes muy distintos.

El mismo recibirá conscientemente influencias de reinos muy diferentes a los actuales. En esa etapa ya no se podrá hablar de nacimiento y muerte en el sentido actual, Porque la "muerte" se produce sólo porque la conciencia depende de un mundo externo con el que se comunica por medio de los órganos físicos sensoriales.

Cuando estos faltan, cesa toda relación con el entorno, y en ese sentido el hombre "ha muerto". No obstante, si el alma está suficientemente avanzada para no recibir las influencias del mundo externo mediante instrumentos físicos y las recibe mediante las imágenes que el alma crea desde sí misma, habrá alcanzado el punto en que se podrá regular su intercambio voluntario con el entorno, es decir, su vida no se verá interrumpida en contra de su voluntad; ella regirá sobre el nacimiento y la muerte. Todo esto sucederá en la conciencia pictórica autoconsciente en "Júpiter", estado anímico también llamado” conciencia psíquica”. El siguiente estado de conciencia que desarrollará el hombre en el planeta siguiente, en "Venus", se distingue del anterior por el hecho de que el alma no sólo podrá crear imágenes, sino también objetos y seres. Ello sucede con la conciencia autoconsciente de objetos o conciencia suprapsíquica. Con la conciencia pictórica el hombre puede percibir algo de los seres y objetos suprasensibles y puede influenciarlos con el despertar de sus representaciones de imágenes. Pero para que suceda lo que él desea de esos seres suprasensibles, dichos seres, por iniciativa del hombre, han de poner en movimiento sus propias fuerzas. De ese modo el hombre domina las imágenes y puede producir efectos por medio de ellas, pero aún no domina las fuerzas mismas. Cuando desarrolle su conciencia objetual auto consciente de objetos, dominará también las fuerzas creativas de otros mundos, no sólo percibirá e influenciará a otros seres, sino que él mismo será creador. Ese es el transcurso evolutivo de la conciencia, primero empieza siendo crepuscular, no se percibe nada de otros objetos ni seres, tan sólo las experiencias internas (imágenes) del alma propia; luego se desarrolla la percepción, y finalmente la conciencia perceptiva se transforma en conciencia creativa. Antes de que el estado terrestre se transfiera a la vida de Júpiter, después del cuarto ciclo terrestre, han de pasar otros tres ciclos menores que sirven para la ulterior perfección de la conciencia terrestre de un modo que describiremos más adelante, cuando mencionemos el desarrollo de los ciclos menores y sus subdivisiones para cada uno de los siete planetas.

Luego, tras un período de reposo (Pralaya), la Tierra se convierte en [úpiter, y cuando el hombre haya llegado a dicho planeta, habrán de recapitularse los cuatro estados anteriores, Saturno, Sol, Luna y Tierra, en cuatro ciclos menores, y sólo a partir del quinto ciclo dentro de Júpiter, alcanzará el hombre el grado antes descrito, como la verdadera conciencia de Júpiter. De modo semejante, “la conciencia de Venus" aparecerá durante el sexto ciclo de Venus. Vamos a señalar un hecho que va a jugar un cierto papel en las exposiciones que siguen. Se trata de la velocidad en que transcurre el desarrollo en los diversos planetas, que es distinta en cada uno de ellos. La vida transcurre a la máxima velocidad en Saturno, disminuye luego en el Sol, se hace aún más lenta en la Luna y alcanza su máxima lentitud en la Tierra, donde se hace cada vez más lenta, hasta que se desarrolla la autoconciencia. Luego vuelve a incrementarse la velocidad. Por eso, el hombre hoy ya pasó por su máxima lentitud evolutiva, la vida ha comenzado nuevamente a acelerarse. En Júpiter se alcanzará otra vez la velocidad de la Luna y en Venus la del Sol.

El último planeta de entre la serie de transformaciones de la Tierra, el siguiente a Venus, es conocido en la ciencia iniciática como "Vulcano", Allí se alcanza la meta provisional de la evolución de la humanidad. El estado de conciencia en el que entra el hombre allí es el de "beatitud" o conciencia espiritual, que alcanzará en el séptimo ciclomenor de Vulcano, una vez pasados los seis precedentes. No se puede decir mucho públicamente sobre la vida en dicho planeta. En la ciencia iniciática se habla de él, diciendo: "Ningún alma cuyo pensar se halla ligado a un cuerpo físico debiera reflexionar sobre Vulcano y su existencia". Es decir, sólo los estudiantes de los misterios del orden superior, capaces de abandonar su cuerpo físico y adquirir el conocimiento suprasensible afuera de él, pueden aprender algo respecto a Vulcano.

De ese modo, las siete etapas de conciencia se expresan en la evolución de la humanidad en siete fases evolutivas planetarias. En cada grado, la conciencia ha de pasar por siete estados subordinados, que se realizan en los ciclos menores mencionados (llamados "rondas" en los escritos teosóficos). Esos estados menores se conocen en la ciencia iniciática de Occidente con el nombre de "estados de vida" en contraste con los "estados de conciencia" superiores. También podemos expresarlo, diciendo que cada estado de conciencia se mueve a lo largo de siete "reinos". Según este cálculo, hemos de diferenciar siete veces siete, es decir, cuarenta y nueve ciclos menores o "reinos" en todo el desarrollo de la humanidad. A su vez, cada ciclo menor (o "ronda") ha de pasar por otros siete ciclos aún menores, llamados" de forma" (conocidos como "globos" en el lenguaje teosófica). En el ciclo global de la humanidad, eso asciende a siete veces cuarenta y nueve, es decir, trescientos cuarenta y tres diferentes" estados de forma".

Las exposiciones siguientes tratarán de esa evolución y mostrarán que el examen del conjunto no es tan complicado como podría parecer, cuando mencionamos trescientos cuarenta y tres estados. Veremos cómo el hombre sólo puede comprenderse a sí mismo si conoce su propia evolución. 

No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919