GUÍA
PARA UN ENTRENAMIENTO ESOTÉRICO
por
Rudolf Steiner
NOTA
PRELIMINAR
Los
contenidos de este libro se han seleccionado a partir de diversos
temas de la Escuela Esotérica de Rudolf Steiner. La escuela se
mantuvo durante diez años desde 1904 hasta 1914, cuando el estallido
de la Primera Guerra Mundial impidió su continuidad. Durante dicho
período, Rudolf Steiner todavía pertenecía a la Sociedad
Teosófica, y por tanto utilizaba las palabras 'teosofía' y
'teosófico', aunque siempre (tal como nos dice en su Autobiografía)
en la dirección en que su ciencia espiritual antroposófica había
ido desde el principio señalando.
Después
del lapso de otros diez años, cuando fundó la Sociedad
Antroposófica General y se convirtió en su Presidente, la
orientación esotérica de aquellos miembros que la buscaban,
continuó si bien de manera algo diferente, en una relación más
estrecha con la organización y la dirección de la sociedad.
La
institución de la Escuela Esotérica en 1904 fue seguida rápidamente
por la publicación de descripciones del camino que los alumnos
deberían seguir, en el libro Teosofía, en la serie de Ensayos,
"¿Cómo se alcanza el Conocimiento de los mundos
superiores?" (publicado por primera vez en forma de libro en
1909), y también en "La Ciencia Oculta, un bosquejo",
que apareció a principios de 1910.
También
se puede encontrar en esos libros, una descripción de las
condiciones básicas para el desarrollo interno, particularmente de
los "ejercicios subsidiarios", y después de su
publicación, Rudolf Steiner a veces aludía a tales ejercicios
refiriéndose a ellos.
En
el Capítulo V de La Ciencia Oculta un esquema ("Conocimiento de
los mundos superiores concerniente a la iniciación") establece
la condición previa necesaria para todos los ejercicios, de la
siguiente manera. No obstante, de su lectura podemos entender cuán
necesario es, que el hombre no pretenda exigir la entrada al mundo
espiritual, hasta que haya aprendido y entendido ciertas verdades
esenciales de ese mundo, mediante el simple ejercicio de desarrollar su intelecto ordinario en el mundo físico. Si el desarrollo
espiritual sigue el camino correcto y normal, antes de aspirar a
entrar en el mundo suprasensible, el alumno ya habrá dominado con su
intelecto ordinario todo los contenidos previos de este libro. En
1947, treinta y tres años después de la Primera Guerra Mundial
interrumpió la Escuela Esotérica y dos años después del final de
la Segunda, Marie Steiner, en respuesta a las solicitudes de los
miembros de la Sociedad Antroposófica, se dedicó a publicar el
Contenido más importante de la escuela esotérica. Por aquellos días
estaban apareciendo numerosos trabajos sobre métodos de
entrenamiento orientales (Yoga, etc.), cuyo objetivo era oponerse a
estos elementos de la disciplina europea de Rudolf Steiner. "Al
ponerlos a disposición'', escribió en una carta, "ejemplos de
los cuidadosos consejos, entregados personalmente de Rudolf Steiner,
yo quería asegurarme de que pudiera salir algo de esa corriente
rosacruz que esté más en sintonía con la era actual que los
decadentes métodos Tibetanos e Hindúes". Habían aparecido
previamente en 1948, 1949 y 1954, tres series separadas de
selecciones traducidas al inglés, tituladas From the Contents of the
Esoteric School.
La
siguiente incluye una traducción revisada de todo lo que contienen
junto con material adicional no publicado previamente en inglés.
TAREA
DE LA CIENCIA ESPIRITUAL
Notas
de una conferencia dada en Berlín en 1903 o 1904: Hay un hermoso
dicho de Hegel: El pensamiento más profundo está ligado a la Figura
histórica, externa de Cristo. Y la grandeza de la religión
cristiana es que está ahí para cada etapa de desarrollo. Está al
alcance de la conciencia más ingenua y al mismo tiempo es un desafío
para la sabiduría más profunda. La historia misma de su desarrollo
demuestra que la religión cristiana es comprensible para cada etapa
de la conciencia. Si la religión cristiana es bien entendida, debe
ser tarea de la Teosofía, o de la Ciencia Espiritual en general,
demostrar que la religión cristiana exige penetración en las más
profundas enseñanzas de Sabiduría. La teosofía no es una religión,
sino un instrumento para comprender las religiones. Su relación con
los documentos religiosos es más bien como la relación de las
propias matemáticas con los escritos en los que se enseñaba
originalmente. Un hombre puede entender las matemáticas a través de
sus propias facultades espirituales y comprender las leyes del
espacio sin tener que referirse a ningún texto previo. Pero cuando
haya absorbido realmente las verdades de la geometría, valorará aún
más los textos originales a través de los cuales se presentaban por
primera vez estas leyes. Lo mismo pasa con la Teosofía. Sus fuentes
no están en documentos antiguos, ni residen en la tradición;
residen en la realidad de los mundos espirituales. Es allí donde
deben ser encontrados y comprendidos mediante el desarrollo de los
poderes espirituales de la persona, del mismo modo que comprende las
matemáticas tratando de desarrollar las facultades de su intelecto.
Nuestro intelecto, por medio del cual estamos capacitados para
comprender las leyes del mundo de los sentidos, está respaldado por
un órgano, el cerebro. Del mismo modo, para comprender las leyes de
los mundos espirituales, necesitamos órganos apropiados. ¿Cómo se
han desarrollado nuestros órganos físicos? Se debe a que las fuerzas del
exterior han trabajado sobre ellos: las fuerzas del Sol, las fuerzas
del sonido.
Así
fue como surgieron los ojos y los oídos, a partir de órganos
neutros y lentos en los que, al principio, el mundo de los sentidos
no podía penetrar, y al cual se abrieron solo gradualmente. Si
nuestros órganos espirituales son trabajados por las fuerzas
correctas, ellos también se abrirán. ¿Qué fuerzas son pues las
que inciden sobre nuestros órganos espirituales todavía inertes?
Durante el día, el cuerpo astral se ve asaltado
por fuerzas que actúan entorpeciendo su desarrollo, e incluso
destruyen los órganos que previamente poseía antes del despertar de
su clara conciencia diurna. En épocas pasadas, la gente recibía
directamente impresiones astrales. El mundo circundante le hablaba a
través de imágenes, la forma a través de la cual el mundo astral
se expresa. Las imágenes y los colores vivos, internamente
orgánicos, flotaban libremente en el espacio circundante como
expresiones de placer y repugnancia, simpatía y antipatía. Luego,
estos colores se envolvieron, por así decirlo, alrededor de la
superficie de las cosas, y los objetos adquirieron contornos fijos.
Esto fue cuando el cuerpo físico del ser humano iba afianzando
constantemente su solidez y estaba cada vez más organizado. Fue
entonces cuando sus ojos se abrieron plenamente a la luz física, al
mismo tiempo que el velo de Maya se extendía sobre el mundo
espiritual, y su cuerpo astral dejaba de recibir directamente las
impresiones del mundo circundante, salvo a través de sus cuerpos
físico y etérico. El propio cuerpo astral transmitía estas
impresiones al "yo" y del "yo" pasaban a su
conciencia. Así era como se mantenía personalmente involucrado y
continuamente activo. Pero las fuerzas que actuaban sobre él,
tejiendo fuerzas que eran similares a su propia naturaleza, ya no
eran plásticas, sino que eran fuerzas que se alimentaban de él, que
lo destruían, para despertar la conciencia del yo. Solo durante la
noche, cuando se hundía en el mundo rítmico-espiritual homogéneo a
sí, (el mundo astral), adquiría una nueva fuerza y volvía a ser
capaz de realimentar las fuerzas perdidas de sus cuerpos físico y etérico. De
resultas de ese conflicto de impresiones, de la mitigación de los
órganos astrales que anteriormente trabajaban inconscientemente en
el ser humano, surgió la vida del «yo» individual, la conciencia del
yo. A partir de la vida-muerte; a partir de la muerte-vida. El anillo
de la serpiente se completaba. Y ahora, a partir de este despertar de
la conciencia del yo, tuvieron que surgir fuerzas que alumbrarían la
vida nuevamente en los desaparecidos vestigios de los órganos
astrales, modelándolos y moldeándolos. La humanidad se está
dirigiendo hacia esa meta, guiada por sus Maestros y Líderes, los
grandes Iniciados, representados también por el símbolo de la
serpiente.
Es una educación hacia la libertad, por eso es tan lenta y difícil. Los grandes Iniciados podrían haber facilitado la tarea, tanto para ellos como para el ser humano, si hubieran trabajado en su cuerpo astral durante la noche, cuando está libre, de tal manera que los órganos astrales pudiesen moldearse desde afuera. Pero tal acción habría escapado a la conciencia despierta del ser humano, pues habría tenido lugar en la conciencia del sueño; transgrediendo su esfera de libertad. El principio más elevado del ser humano, la Voluntad, nunca se habría desarrollado. El ser humano es guiado progresivamente etapa por etapa. Ha habido una Iniciación en Sabiduría, una Iniciación en Sentimiento, una Iniciación en Voluntad. El verdadero cristianismo es la suma de todas esas etapas de iniciación. En la antigüedad la iniciación era el anuncio profético, la preparación. Lenta y gradualmente, el ser humano de los últimos tiempos se ha emancipado de su Iniciador, de su Gurú. La iniciación, al comienzo procedía sumiendo en una profunda conciencia de trance, pero estaba provista para imprimir en el cuerpo físico un recuerdo de lo que había sucedido fuera del cuerpo. De ahí la necesidad de liberar el cuerpo etérico, el portador de la memoria, así como el cuerpo astral.
Es una educación hacia la libertad, por eso es tan lenta y difícil. Los grandes Iniciados podrían haber facilitado la tarea, tanto para ellos como para el ser humano, si hubieran trabajado en su cuerpo astral durante la noche, cuando está libre, de tal manera que los órganos astrales pudiesen moldearse desde afuera. Pero tal acción habría escapado a la conciencia despierta del ser humano, pues habría tenido lugar en la conciencia del sueño; transgrediendo su esfera de libertad. El principio más elevado del ser humano, la Voluntad, nunca se habría desarrollado. El ser humano es guiado progresivamente etapa por etapa. Ha habido una Iniciación en Sabiduría, una Iniciación en Sentimiento, una Iniciación en Voluntad. El verdadero cristianismo es la suma de todas esas etapas de iniciación. En la antigüedad la iniciación era el anuncio profético, la preparación. Lenta y gradualmente, el ser humano de los últimos tiempos se ha emancipado de su Iniciador, de su Gurú. La iniciación, al comienzo procedía sumiendo en una profunda conciencia de trance, pero estaba provista para imprimir en el cuerpo físico un recuerdo de lo que había sucedido fuera del cuerpo. De ahí la necesidad de liberar el cuerpo etérico, el portador de la memoria, así como el cuerpo astral.
El
cuerpo astral y el cuerpo etérico se sumergían en el Océano de la
Sabiduría, en Mahadeva, en la Luz de Osiris. Esta iniciación era
llevada a cabo dentro de un profundo secreto, en el más absoluto
aislamiento. Ningún aliento del mundo exterior podría interferir.
Era como si hubiese muerto para la vida exterior, y las
tiernas semillas se nutriesen de la luz cegadora del día. Así, la
iniciación salió de la oscuridad envolviendo aquellos misterios con
la luz más clara del día. En una gran y poderosa Personalidad, el
Portador del más elevado Principio unificador de la Palabra, de
Aquel que es la expresión y manifestación del Padre oculto, y que
tomando forma humana se convirtió en el Hijo del Hombre y, por lo
tanto, en el Representante de toda la humanidad, el Vínculo que une
todos los Yoes - en Cristo, el Espíritu de Vida, el Unificador
Eterno, la Iniciación de la humanidad en conjunto se consumó, como
un hecho histórico y al mismo tiempo como un símbolo, en el plano
del sentimiento. Este evento fue tan potente que en cada individuo
que modelase su vida acorde con él, su poder seguiría actuando,
directamente en lo físico, expresándose incluso en la aparición de
los estigmas y en los dolores más penetrantes. Los sentimientos eran
sacudidos hasta lo más profundo. Una emoción tan intensa, como
nunca antes había surgido en el mundo, afloró en poderosas oleadas.
En la Iniciación en la Cruz del Amor Divino, el sacrificio del 'Yo'
por Todos había tenido lugar.
La
sangre, la expresión física del 'yo' había fluido en el amor por
la humanidad, y el efecto que causó fue tal que por millares
avanzaron hacia la Iniciación, hacia esa Muerte, al dejar que su
sangre fluyera en amor y devoción por la humanidad. Que esa sangre
inedita se derramase en tal manera, nunca se ha insistido lo
suficiente; tal pensamiento ya no entra en la conciencia de los
hombres, ni siquiera en los círculos teosóficos. Sin embargo, las
oleadas de enardecimiento que fluyeron en esta corriente de sangre y
que después ascendieron, han cumplido su tarea. Se han convertido en
manantiales de poderosos impulsos. Han hecho que la humanidad madure
para la Iniciación de la Voluntad. Y este es el legado de Cristo.
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CUESTIONES
GENERALES QUE EL ASPIRANTE AL DESARROLLO OCULTO DEBE PLANTEARSE.
(Ejercicios subsidiarios)
A
continuación, se establecen las condiciones que deben constituir la
base de cualquier desarrollo oculto.
Que
nadie se imagine que puede progresar mediante cualquier medida
aplicada a la vida externa o interna, a menos que cumpla estas
condiciones.
Todos
los ejercicios de meditación, concentración o ejercicios de otro
tipo carecen de valor, de hecho, en cierto sentido, son dañinos si
la vida no está regulada de acuerdo con estas condiciones.
No se pueden impartir fuerzas a un ser humano; todo lo que se puede hacer es, que se desarrollen las fuerzas que ya están dentro de él. No se desarrollan por sí mismas porque los obstáculos externos e internos las obstruyen. Los obstáculos externos se reducen mediante las siguientes reglas de vida; los obstáculos internos por las instrucciones especiales sobre meditación, concentración y similares. La primera condición es el cultivo de un pensar absolutamente claro.
No se pueden impartir fuerzas a un ser humano; todo lo que se puede hacer es, que se desarrollen las fuerzas que ya están dentro de él. No se desarrollan por sí mismas porque los obstáculos externos e internos las obstruyen. Los obstáculos externos se reducen mediante las siguientes reglas de vida; los obstáculos internos por las instrucciones especiales sobre meditación, concentración y similares. La primera condición es el cultivo de un pensar absolutamente claro.
Para
este propósito, la persona debe librarse de los fuegos fatuos del
pensamiento, aunque sea por un tiempo muy corto durante el día, unos
cinco minutos (cuanto más, mejor). Debe convertirse en el dueño en su mundo de pensamiento.
Él
no es el dueño cuando las circunstancias externas, la ocupación,
alguna tradición o lo que sea, las relaciones sociales, incluso la
pertenencia a una raza en particular, la rutina diaria de la vida,
ciertas actividades, etc., determinan un pensamiento y cómo lo
medite. Por lo tanto, durante este breve tiempo, actuando
completamente por su propia voluntad, debe vaciar el alma del
pensamiento cotidiano ordinario y, por su propia iniciativa, colocar
un único pensamiento en el centro de su alma.
El
pensamiento no necesita ser particularmente llamativo o interesante.
De hecho, será mucho mejor para lo que debe lograrse en el aspecto
oculto, si se elige un pensamiento completamente insignificante y
poco interesante. El pensar se ve impulsado a actuar a partir de su
propia energía, eso es esencial, porque un pensamiento demasiado interesante arrastraría consigo el pensar.
Es mejor si este ejercicio de control de pensamiento se realiza concentrándose en un alfiler en lugar que en Napoleón. El alumno se dice a sí mismo: ahora comienzo a partir de este pensamiento, y a través de mi propia iniciativa interna asocio con él todo lo que le es pertinente. Al final de la sesión, el pensamiento debería ser tan colorido y vivo como lo era al principio. Este ejercicio se repite día a día durante al menos un mes; se puede tomar un nuevo pensamiento todos los días, o se puede seguir el mismo pensamiento durante varios días. Al final del ejercicio, se hace un esfuerzo para ser plenamente consciente de ese sentimiento interno de firmeza y seguridad que pronto se notará prestando una atención más sutil a la propia alma; Luego, el ejercicio se concluye al enfocar el pensamiento en la cabeza y la mitad de la columna vertebral (cerebro y médula espinal), como si la sensación de seguridad se vertiese en esa parte del cuerpo.
Cuando este ejercicio se ha practicado, por ejemplo, un mes, se debe agregar un segundo requisito. Trataremos de pensar en alguna acción que en el curso ordinario de la vida ciertamente no realizaríamos. Luego, tenemos el deber de realizar esta acción todos los días. Por lo tanto, será bueno elegir una acción que se pueda realizar todos los días y que ocupe el mayor tiempo posible. Nuevamente, es mejor comenzar con alguna acción insignificante que debamos obligarnos a realizar; por ejemplo, regar a una hora fija todos los días una flor que hemos comprado. Después de un cierto tiempo, un segundo acto similar debe agregarse al primero; luego, un tercero, y así sucesivamente. . . tantas como sean compatibles con el desempeño de todas las demás tareas. Este ejercicio, también, debe durar un mes.
Es mejor si este ejercicio de control de pensamiento se realiza concentrándose en un alfiler en lugar que en Napoleón. El alumno se dice a sí mismo: ahora comienzo a partir de este pensamiento, y a través de mi propia iniciativa interna asocio con él todo lo que le es pertinente. Al final de la sesión, el pensamiento debería ser tan colorido y vivo como lo era al principio. Este ejercicio se repite día a día durante al menos un mes; se puede tomar un nuevo pensamiento todos los días, o se puede seguir el mismo pensamiento durante varios días. Al final del ejercicio, se hace un esfuerzo para ser plenamente consciente de ese sentimiento interno de firmeza y seguridad que pronto se notará prestando una atención más sutil a la propia alma; Luego, el ejercicio se concluye al enfocar el pensamiento en la cabeza y la mitad de la columna vertebral (cerebro y médula espinal), como si la sensación de seguridad se vertiese en esa parte del cuerpo.
Cuando este ejercicio se ha practicado, por ejemplo, un mes, se debe agregar un segundo requisito. Trataremos de pensar en alguna acción que en el curso ordinario de la vida ciertamente no realizaríamos. Luego, tenemos el deber de realizar esta acción todos los días. Por lo tanto, será bueno elegir una acción que se pueda realizar todos los días y que ocupe el mayor tiempo posible. Nuevamente, es mejor comenzar con alguna acción insignificante que debamos obligarnos a realizar; por ejemplo, regar a una hora fija todos los días una flor que hemos comprado. Después de un cierto tiempo, un segundo acto similar debe agregarse al primero; luego, un tercero, y así sucesivamente. . . tantas como sean compatibles con el desempeño de todas las demás tareas. Este ejercicio, también, debe durar un mes.
Pero
en la medida de lo posible durante ese segundo mes, también debe
continuar el primer ejercicio, aunque es un deber menos importante
que en el primer mes. Sin embargo, no debe dejarse desatendido, ya
que de lo contrario se notará rápidamente que los frutos del primer
mes se pierden y la desidia del pensamiento descontrolado comienza de
nuevo. Se debe tener cuidado de que una vez que se hayan obtenido
resultados, nunca más se pierdan. Si, a través del segundo
ejercicio, se logra esta iniciativa de acción, entonces, con una
atención sutil, nos damos cuenta del sentimiento de un impulso
interno de actividad en el alma; vertimos este sentimiento en el
cuerpo, dejándolo fluir desde la cabeza hasta un punto justo por
encima del corazón.
En el tercer mes, la vida debe centrarse en un nuevo ejercicio: el desarrollo de una cierta ecuanimidad hacia las fluctuaciones de alegría y tristeza, placer y dolor; Las "explosiones de júbilo" y las "caídas en la desesperación" deberían ser reemplazadas conscientemente por un estado de ánimo equitativo. Se ha de tener cuidado de que ningún placer nos arrastre, ni ninguna tristeza nos hunda en las profundidades, ninguna experiencia nos produzca una ira o disgusto intempestivos, ninguna expectativa genere ansiedad o miedo, ninguna situación nos desconcierte, etc. No hay que temer que tal ejercicio nos haga la vida árida e improductiva; más bien se notará rápidamente que las experiencias a las que se aplica este ejercicio son reemplazadas por cualidades anímicas más puras. Sobre todo, si se mantiene una atención sutil, algún día se notará una tranquilidad interior en el cuerpo; Como en los dos casos anteriores, vertimos este sentimiento en el cuerpo, dejándolo fluir desde el corazón, hacia las manos, los pies y, finalmente, la cabeza. Naturalmente, esto no se puede hacer después de cada ejercicio, ya que aquí no se trata de un único ejercicio, sino de una atención sostenida a la vida anímica interior.
En el tercer mes, la vida debe centrarse en un nuevo ejercicio: el desarrollo de una cierta ecuanimidad hacia las fluctuaciones de alegría y tristeza, placer y dolor; Las "explosiones de júbilo" y las "caídas en la desesperación" deberían ser reemplazadas conscientemente por un estado de ánimo equitativo. Se ha de tener cuidado de que ningún placer nos arrastre, ni ninguna tristeza nos hunda en las profundidades, ninguna experiencia nos produzca una ira o disgusto intempestivos, ninguna expectativa genere ansiedad o miedo, ninguna situación nos desconcierte, etc. No hay que temer que tal ejercicio nos haga la vida árida e improductiva; más bien se notará rápidamente que las experiencias a las que se aplica este ejercicio son reemplazadas por cualidades anímicas más puras. Sobre todo, si se mantiene una atención sutil, algún día se notará una tranquilidad interior en el cuerpo; Como en los dos casos anteriores, vertimos este sentimiento en el cuerpo, dejándolo fluir desde el corazón, hacia las manos, los pies y, finalmente, la cabeza. Naturalmente, esto no se puede hacer después de cada ejercicio, ya que aquí no se trata de un único ejercicio, sino de una atención sostenida a la vida anímica interior.
Una
vez al día al menos, debe invocarse esta tranquilidad interior ante
el alma y luego hay que proceder a realizar el ejercicio de
derramarla desde el corazón. Se mantiene una conexión con los
ejercicios del primer y segundo mes, como en el segundo mes con el
ejercicio del primer mes. En el cuarto mes, como un nuevo ejercicio,
se debe cultivar lo que a veces se llama una "actitud
positiva" ante la vida. Consiste en buscar siempre lo bueno,
lo digno de elogio, lo bello y lo similar, en todos los seres, todas
las experiencias, todas las cosas.
Esta cualidad del alma se caracteriza mejor por una leyenda persa sobre Cristo Jesús. Un día, mientras caminaba con sus discípulos, vieron a un perro muerto tendido junto a la carretera en un estado de descomposición avanzada. Todos los discípulos se apartaron de la vista desagradable; solo Cristo Jesús no se apartó, sino que miró pensativo el cadáver y dijo: "¡Qué dientes tan hermosos tiene el animal!" Donde los demás solo habían visto lo repulsivo, lo desagradable, buscó lo bello. Así, el alumno esotérico debe esforzarse por buscar lo positivo en cada fenómeno y en cada ser. Pronto notará que bajo el velo de algo repugnante hay una belleza oculta, que incluso bajo la apariencia externa de un criminal hay un bien oculto, que bajo la máscara de un lunático el alma divina está de alguna manera oculta. En cierto sentido, este ejercicio está conectado con lo que se llama “abstenerse de la crítica”. Esto no debe entenderse en el sentido de llamar negro a lo que es blanco ni blanco a lo que es negro.
Esta cualidad del alma se caracteriza mejor por una leyenda persa sobre Cristo Jesús. Un día, mientras caminaba con sus discípulos, vieron a un perro muerto tendido junto a la carretera en un estado de descomposición avanzada. Todos los discípulos se apartaron de la vista desagradable; solo Cristo Jesús no se apartó, sino que miró pensativo el cadáver y dijo: "¡Qué dientes tan hermosos tiene el animal!" Donde los demás solo habían visto lo repulsivo, lo desagradable, buscó lo bello. Así, el alumno esotérico debe esforzarse por buscar lo positivo en cada fenómeno y en cada ser. Pronto notará que bajo el velo de algo repugnante hay una belleza oculta, que incluso bajo la apariencia externa de un criminal hay un bien oculto, que bajo la máscara de un lunático el alma divina está de alguna manera oculta. En cierto sentido, este ejercicio está conectado con lo que se llama “abstenerse de la crítica”. Esto no debe entenderse en el sentido de llamar negro a lo que es blanco ni blanco a lo que es negro.
Sin
embargo, hay una diferencia entre un juicio que está animado con
elementos de simpatía o antipatía personal, que simplemente
procede de la propia personalidad, y la actitud de entrar
amorosamente en el fenómeno ajeno, (sea persona o cosa), preguntando
siempre: ¿Cómo ha llegado a ser o a actuar así? Tal actitud, por
su propia naturaleza, se centrará más en ayudar a lo que es
imperfecto que simplemente en hallar ocasión para la critica. Aquí
no vale objetar que las circunstancias de sus vidas obligan a muchas
personas a encontrar fallos y condenarlos. Porque en tales casos, las
circunstancias son las de que la persona en cuestión no puede pasar
por un entrenamiento oculto genuino. De hecho, hay muchas
circunstancias en la vida que hacen imposible la educación oculta,
más allá de cierto grado. En tal caso, la persona no debe desear
impacientemente, a pesar de todo, hacer progresos que solo son
posibles bajo ciertas condiciones. El que conscientemente vuelve su
mente, durante un mes, al aspecto positivo de todas sus experiencias,
notará gradualmente un sentimiento que se arrastra hacia él como si
su piel se estuviera volviendo porosa por todos lados, y como si su
alma se abriera de par en par a todo tipo de experiencias y procesos
secretos y delicados en su entorno que hasta ahora escapaban por
completo a su atención.
Lo que importa es combatir la tan frecuente falta de atención a estas cosas sutiles. Cuando se ha notado alguna vez que el sentimiento descrito, se expresa en el alma como una especie de dicha, deben hacerse esfuerzos en el pensamiento para guiar este sentimiento hacia el corazón y, desde allí, dejar que fluya hacia los ojos, y luego hacia afuera al espacio de delante entorno a nosotros. Se notará que así se adquiere una relación íntima con el espacio circundante.
Lo que importa es combatir la tan frecuente falta de atención a estas cosas sutiles. Cuando se ha notado alguna vez que el sentimiento descrito, se expresa en el alma como una especie de dicha, deben hacerse esfuerzos en el pensamiento para guiar este sentimiento hacia el corazón y, desde allí, dejar que fluya hacia los ojos, y luego hacia afuera al espacio de delante entorno a nosotros. Se notará que así se adquiere una relación íntima con el espacio circundante.
De
ese modo, la persona se expande más allá de sí misma, por así
decirlo. Aprende a considerar una parte de su entorno como algo
propio. Para este ejercicio es necesaria una gran concentración y,
sobre todo, el reconocimiento del hecho de que todos los sentimientos
tumultuosos, todas las pasiones, todas las emociones excesivamente
exuberantes tienen un efecto absolutamente destructivo sobre el
estado de ánimo requerido. Los ejercicios de los primeros meses se
repiten, como en los meses anteriores.
En el quinto mes, se deben hacer esfuerzos por desarrollar la sensación de afrontar cada nueva experiencia con una mentalidad abierta. El alumno esotérico debe romper por completo con la actitud espontánea de exclamar, ante a algo que acaba de escuchar o ver: "Nunca antes escuché eso, o nunca lo había vito. No me lo creo, es una ilusión". En todo momento debe estar listo para encontrarse y aceptar experiencias absolutamente nuevas. Lo que hasta ahora ha reconocido que está de acuerdo con la ley natural, o lo que ha considerado posible, no debe presentar ningún obstáculo para la aceptación de una nueva verdad.
En el quinto mes, se deben hacer esfuerzos por desarrollar la sensación de afrontar cada nueva experiencia con una mentalidad abierta. El alumno esotérico debe romper por completo con la actitud espontánea de exclamar, ante a algo que acaba de escuchar o ver: "Nunca antes escuché eso, o nunca lo había vito. No me lo creo, es una ilusión". En todo momento debe estar listo para encontrarse y aceptar experiencias absolutamente nuevas. Lo que hasta ahora ha reconocido que está de acuerdo con la ley natural, o lo que ha considerado posible, no debe presentar ningún obstáculo para la aceptación de una nueva verdad.
Aunque
expresado radicalmente, es absolutamente correcto que si alguien se
dirigiera al alumno esotérico y le dijera: "Desde anoche, el
campanario de tal y tal iglesia se ha inclinado", el esoterista
debería dejar un hueco abierto para la contingencia de haberse
convencido de que su conocimiento previo de la ley natural podría
verse aumentado de alguna manera por un hecho aparentemente sin
precedentes. Si dirige su atención, en el quinto mes, a desarrollar
esa actitud mental, notará que se anima en su alma un sentimiento
como si algo se reavivara, agitado, en el espacio mencionado en
relación con el ejercicio del cuarto mes. Este sentimiento es
extremadamente delicado y sutil.
Se deben hacer esfuerzos para estar atentos a esta delicada vibración en el entorno y permitir que fluya, por así decirlo, a través de los cinco sentidos, especialmente a través de los ojos, los oídos y la piel, en la medida en que esta última contenga sensación de calidez.
Se deben hacer esfuerzos para estar atentos a esta delicada vibración en el entorno y permitir que fluya, por así decirlo, a través de los cinco sentidos, especialmente a través de los ojos, los oídos y la piel, en la medida en que esta última contenga sensación de calidez.
En
esta etapa del desarrollo esotérico, se presta menos atención a las
impresiones realizadas por estos estímulos en los otros sentidos del
gusto, el olfato y el tacto. En esta etapa no es posible distinguir
todavía, las numerosas malas influencias que se mezclan con las
buenas en esta esfera; por lo tanto, el alumno deja esto para una
etapa posterior.
En el sexto mes, se deben hacer esfuerzos para repetir los cinco ejercicios nuevamente, sistemáticamente y en alternancia regular. De ese modo, se desarrollará gradualmente un hermoso equilibrio anímico. Especialmente, se notará que las insatisfacciones que tenían lugar con ciertos fenómenos y seres en el mundo, desaparecen por completo. Se siente que va adueñándose del alma, un estado de ánimo que reconcilia todas las experiencias, un estado de ánimo que no es en absoluto indiferente, sino que, por el contrario, le permite a uno actuar por primera vez en el mundo para su progreso y mejora genuinos. Uno llega a una comprensión calmada de las cosas que antes estaban bastante cerradas al alma. Los movimientos y gestos de una persona cambian bajo la influencia de tales ejercicios, y si, un día, puede observar que el carácter de su escritura ha cambiado, entonces puede decirse a sí mismo que está a punto de alcanzar un primer peldaño en el camino ascendente.
Una vez más, se deben resaltar dos cosas: Primero, los seis ejercicios descritos paralizan la influencia dañina que otros ejercicios ocultos puedan tener, de modo que solo queda lo que es beneficioso. En segundo lugar, estos ejercicios por sí solos aseguran que los esfuerzos en meditación y concentración tengan un resultado positivo.
En el sexto mes, se deben hacer esfuerzos para repetir los cinco ejercicios nuevamente, sistemáticamente y en alternancia regular. De ese modo, se desarrollará gradualmente un hermoso equilibrio anímico. Especialmente, se notará que las insatisfacciones que tenían lugar con ciertos fenómenos y seres en el mundo, desaparecen por completo. Se siente que va adueñándose del alma, un estado de ánimo que reconcilia todas las experiencias, un estado de ánimo que no es en absoluto indiferente, sino que, por el contrario, le permite a uno actuar por primera vez en el mundo para su progreso y mejora genuinos. Uno llega a una comprensión calmada de las cosas que antes estaban bastante cerradas al alma. Los movimientos y gestos de una persona cambian bajo la influencia de tales ejercicios, y si, un día, puede observar que el carácter de su escritura ha cambiado, entonces puede decirse a sí mismo que está a punto de alcanzar un primer peldaño en el camino ascendente.
Una vez más, se deben resaltar dos cosas: Primero, los seis ejercicios descritos paralizan la influencia dañina que otros ejercicios ocultos puedan tener, de modo que solo queda lo que es beneficioso. En segundo lugar, estos ejercicios por sí solos aseguran que los esfuerzos en meditación y concentración tengan un resultado positivo.
El
esoterista no debe conformarse con el cumplimiento, aunque sea
concienzudamente, de las exigencias de la moralidad convencional, ya
que ese tipo de moralidad puede ser extremadamente egoísta, si un
hombre dice: Seré bueno para que se me considere bueno. El
esoterista no hace lo que es bueno porque quiere ser considerado
bueno, sino porque poco a poco reconoce que solo el bien hace avanzar
la evolución, y que el mal, la estupidez y la fealdad ponen
obstáculos en su camino.
Para
los días de la semana
El
alumno debe prestar especial atención a ciertas actividades en la
vida anímica que, de manera ordinaria, se llevan a cabo
descuidadamente y sin atención. Hay ocho de esas actividades.
Naturalmente, es mejor que durante una semana o quincena, realice por
ejemplo, solamente un ejercicio a la vez, luego el segundo, etc., y
luego comenzar de nuevo. Mientras tanto, es mejor que el octavo
ejercicio se realice todos los días. El verdadero auto conocimiento
se logra gradualmente y se percibe cualquier progreso realizado.
Luego, más tarde, empezando por el sábado, puede agregarse
diariamente un ejercicio que dura aproximadamente cinco minutos al
octavo para que el ejercicio relevante ocasionalmente caiga el mismo
día.
Quedando
así: Sábado dedicarlo a los Pensamientos; Domingo - propósitos;
Lunes - al habla; Martes - las acciones; Miércoles - el
Comportamiento, etc.
SÁBADO;
Prestar atención a las propias ideas. Pensar solo pensamientos
significativos. Aprender poco a poco a separar de nuestros
pensamientos, lo que es esencial de lo que no lo es, lo eterno de lo
transitorio, la verdad de la mera opinión. Al escuchar la
conversación de los demás, tratar de quedarse en calma
interiormente, renunciando a todo asentimiento, y aún más a todos
los juicios desfavorables (crítica, rechazo), incluso en los propios
pensamientos y sentimientos. Esto puede llamarse: "LA
OPINIÓN CORRECTA".
DOMINGO;
Tomar una determinación, incluso sobre el asunto más
insignificante, solo después de haber llevado a cabo una deliberación
completamente razonada. Toda conducta irreflexiva, todas las acciones
sin sentido, deben mantenerse alejadas del alma. Uno siempre debe
tener razones bien sopesadas para todo. Y uno definitivamente debe
abstenerse de hacer cualquier cosa para la cual no haya una razón
significativa. Una vez que uno está convencido de lo correcto de una
decisión, uno debe aferrarse a ella, con firmeza interna. Esto puede
llamarse: "EL JUICIO
CORRECTO". habiéndose formado independientemente
de las simpatías y antipatías.
LUNES;
la conversación. Solo lo que tiene sentido y significado debe
provenir de los labios de quien se esfuerza por alcanzar un
desarrollo superior. Hablar solo por hablar, para matar el tiempo, es
perjudicial en este sentido. Debe evitarse el tipo de conversación
habitual, una mezcla inconexa de comentarios. Esto no significa
cerrarse a la relación recíproca con el prójimo; precisamente es
entonces cuando la conversación debe ser gradualmente llevada a lo
verdaderamente significativo. Hay que adoptar una actitud reflexiva
ante toda conversación y responder teniendo en consideración todos
los aspectos. No hablar nunca sin motivo, mantente alegremente
callado. Hay que tratar de no hablar ni demasiado ni muy poco.
Primero hay que escuchar en silencio; y después reflexionar sobre lo
que se ha dicho. Este ejercicio puede llamarse: "LA PALABRA
CORRECTA".
MARTES;
Las acciones externas. Estas no debería causar ninguna molestia a
nuestros semejantes. Cuando una ocasión requiera la acción del
propio ser interior, reflexionen cuidadosamente sobre cómo se puede
buscar la ocasión mas conveniente: por el bien del conjunto, y por
la felicidad duradera del hombre, por lo eterno. Cuando uno hace las
cosas por su propia cuenta, por propia iniciativa: debe considerar de
antemano el efecto de sus acciones. A eso se le llama: “LA
ACCIÓN CORRECTA”.
MIÉRCOLES;
El orden en la vida. Vivir en concordancia con la naturaleza y el
espíritu. No dejarse llevar por las trivialidades externas de la
vida. Evitar todo lo que traiga inquietud y prisa a la vida. No darse
prisa por nada, pero tampoco ser indolente. Considerar la vida como
un medio para trabajar hacia un mayor desarrollo y comportarse en
consecuencia. A esto le se llama "EL
PUNTO DE VISTA CORRECTO".
JUEVES;
El empeño humano. Hay que tener cuidado de no hacer nada que
esté más allá de nuestras capacidades, pero tampoco dejar nada sin
hacer que esté a nuestro alcance. Mirar más allá de lo cotidiano,
de lo momentáneo, y fijarse objetivos e ideales relacionados con los
más altos deberes de un ser humano. Por ejemplo, en cuanto a los
ejercicios prescritos, tratemos de desarrollarnos nosotros mismos
para que luego podamos ayudar y asesorar a nuestros semejantes,
aunque quizás no en el futuro inmediato. Esto se puede resumir como:
"CONVERTIR EN HÁBITO
LOS EJERCICIOS PRECEDENTES".
VIERNES;
El empeño por aprender lo máximo posible de la vida. Nada nos pasa
sin que nos sirva como una oportunidad para obtener experiencias que
sean útiles para la vida. Si uno ha hecho algo mal o erroneamente,
eso se convierte en un motivo para, en lo sucesivo, hacerlo de manera
correcta o más perfecta. Si uno ve a otros haciendo algo, hay que
observarlos con la finalidad de ver (sin embargo, no con frialdad o
sin corazón). Y no debe uno hacer nada sin antes reflexionar sobre las
experiencias pasadas que pueden ser de ayuda en las propias
decisiones y logros. De todos se puede aprender, incluso de los niños
si uno está atento. Este ejercicio se llama: "LA
MEMORIA CORRECTA".
(Recordando
lo aprendido de las experiencias).
RESUMEN;
Sumergirnos en nuestro interior de vez en cuando, aunque solo sea
durante cinco minutos diarios al mismo tiempo. Al hacerlo, debe uno tomar cuidadosamente el consejo haciéndolo
nuestro, probar y formar los principios de la propia vida,
reflexionar sobre el propio conocimiento, o la falta de él, sopesar
nuestras obligaciones, pensar en los contenidos y el verdadero
propósito de la vida, sentirse genuinamente apesadumbrado por los
propios errores e imperfecciones. En una palabra: trabajar para
descubrir lo esencial, lo duradero y apuntar seriamente a objetivos
en consonancia: por ejemplo, las virtudes que hay que adquirir. (No
caer en el error de pensar que se ha hecho algo bien, sino esforzarse
aún más hacia los más altos estándares). Este ejercicio se llama:
"EL EXAMEN CORRECTO".
EJERCICIO
PRINCIPAL
Temprano
en la mañana, inmediatamente después de despertarse, antes de que
otras impresiones puedan afectar al alma, el alumno ha de entregarse
a su meditación. Esforzándose por lograr la calma interior
completa, lo que significa que toda la atención se retira de las
impresiones que vienen del exterior y de todos los recuerdos de la
vida cotidiana. También debe esforzarse por liberar el alma de todas
las preocupaciones y ansiedades, que en ese momento sean susceptibles
de oprimirla particularmente. Entonces comienza la meditación.
Para
facilitar esa quietud interior, la conciencia debe dirigirse ante
todo a una sola idea, tal vez la de "Reposo", y luego hacer
que esta idea también desaparezca de la conciencia para que no quede
ninguna imagen en el alma.
El
contenido de las siguientes siete lineas debe vivir en el alma, con
exclusión de todo lo demás.
Estas
siete lineas deben mantenerse en la conciencia durante cinco minutos.
Si se entrometen otras imágenes, el alumno debe volver nuevamente a
esas siete lineas,
en
profunda contemplación:
La
Divinidad del mundo se derrama
en
la más pura y deslumbrante luz.
En
el más puro amor hacia todo lo que vive,
se
derrama la divinidad de mi alma.
Reposo
dentro de la Divinidad del mundo
Allí
me encontraré,
dentro
de la Divinidad del mundo.
En
den reinen Strahlen des Lichtes
Erglanzt
die Gottheit der Welt.
In
der reinen Liebe zu allen Wesen
Erstrahlt
die Gottlichkeit meiner Seele.
Ich
ruhe in der Gottheit der Welt;
Ich
werde mich selbst finden
In
der Gottheit der Welt.
Después
de practicar esto durante cinco minutos, el alumno pasa a lo
siguiente: Ejercita una respiración calmada y fuerte; Después de la
inhalación, exhala, con la misma calma y fuerza, para que no haya
pausa entre la inhalación y la exhalación. Luego ha de contener la respiración durante un breve período, tratando sin embargo, de dejar
que la respiración permanezca completamente fuera del cuerpo. Los
siguientes son los períodos aproximados que hay que observar. El
tiempo que se emplee para la inhalación es opcional, se puede
ajustar de acuerdo con las capacidades de cada uno. La exhalación
debe durar el doble que la inhalación, y contener la respiración
debe durar tres veces más que la inhalación. Si, por ejemplo, se
necesitan dos segundos para inhalar, se emplearan cuatro segundos
para exhalar y seis segundos para contener la respiración. Esta
inhalación, exhalación, contener la respiración se repite cuatro
veces.
Durante
la inhalación y la exhalación, la mente se vacía de todo
pensamiento y toda la conciencia se centra en la respiración; pero
mientras contiene la respiración la primera vez, el alumno ha de
concentrarse en el punto que se encuentra entre las cejas y
ligeramente por detrás, en la raíz de la nariz, dentro de la parte
delantera del cerebro, mientras llena su conciencia exclusivamente
con las palabras: yo soy.
Mientras
contiene la respiración la segunda vez, se concentra en un punto
dentro de la laringe, mientras llena su conciencia exclusivamente con
la imagen: Él piensa.
Mientras
contiene la respiración la tercera vez, se concentra en los dos
brazos y manos. Las manos se mantienen dobladas o la derecha se
coloca sobre la izquierda. Al mismo tiempo, él llena su conciencia
exclusivamente con la imagen: ella siente.
Mientras
contiene la respiración la cuarta vez, se concentra en toda la
superficie del cuerpo; es decir, se imagina a sí mismo con la mayor
claridad posible y llena su conciencia con la imagen: Él lo
quiere.
Si
estos ejercicios de concentración continúan vigorosamente durante
varias semanas, se sentirá algo en esos puntos sobre los cuales se
ha focalizado la conciencia: en la raíz de la nariz, en la laringe,
una corriente en manos y brazos y en toda la superficie externa del
cuerpo.
Durante
la concentración sobre brazos y manos, el alumno sentirá como si
una fuerza estuviera separando las manos; los deja separarse,
siguiendo la línea de la fuerza, pero sin auto-sugestionarse.
El
sentimiento debe venir por sí mismo. En "Él Piensa", el término "Él" significa el Pensamiento Cósmico universal que
debería vivir como poder impersonal en nuestras palabras. En "Ella
siente", el término "Ella" significa el Alma Cósmica;
significa que debemos sentir, no personalmente sino impersonalmente,
en el sentido de que el Alma Cósmica es impersonal. En "Él lo
quiere", aquí el término "Él" significa Dios, dentro de cuya
Voluntad instalamos todo nuestro ser. Cuando el alumno ha realizado
estos cuatro ejercicios de respiración, llena su conciencia por un
tiempo con una sola idea en la que está completamente absorto, de
modo que durante este tiempo nada más está presente en el alma.
Esta idea es: "Mi poder" o "Yo en mí" o "Yo
quiero". Luego pasamos a completar la inhalación, durante cinco
minutos, en nuestro propio Divino Ideal.
Este ejercicio debe realizarse con la mayor devoción y reverencia. Toda la meditación no necesita durar más de quince minutos. En todos los períodos especificados anteriormente, no nos guiaremos por el reloj sino por nuestro sentimiento. Se debe tener cuidado de adoptar una posición del cuerpo tal que el cuerpo mismo no pueda (debido a la fatiga, por ejemplo) ser una causa de distracción. El Mantram anterior en una forma bastante más individualizada:
Este ejercicio debe realizarse con la mayor devoción y reverencia. Toda la meditación no necesita durar más de quince minutos. En todos los períodos especificados anteriormente, no nos guiaremos por el reloj sino por nuestro sentimiento. Se debe tener cuidado de adoptar una posición del cuerpo tal que el cuerpo mismo no pueda (debido a la fatiga, por ejemplo) ser una causa de distracción. El Mantram anterior en una forma bastante más individualizada:
En la Luz más
pura derramada,
brilla la
Divinidad del mundo.
En el más
puro éter, el fuego derrama
el elevado
poder que es "el yo".
Reposo dentro
del Espíritu del mundo,
Allí me
encontraré para siempre,
En el Espíritu
Eterno del mundo.
En den reinen
Strahlen des Lichtes
Erglanzt die
Gottheit der Welt.
En dem reinen
Feuer des Aethers
Erstrahlt der
Ichheit hohe Kraft.
Ich ruhe im
Geiste der Welt,
Ich werde mich
immer finden
Im ewigen
Geiste der Welt.
EXPLICACIÓN
DEL EJERCICIO PRINCIPAL ANTERIOR
Quien
se esfuerza por el desarrollo esotérico debe, sobre todo, tener
claro que ciertas fórmulas extremadamente simples ocultan una fuerza
que surte efecto si estas fórmulas o frases se reavivan dentro del
alma. Quien trate de entender tales frases simplemente con el
intelecto, no comprende correctamente lo que esto implica. De esa
manera le dirán muy poco, para empezar. Durante cierto tiempo debe
llenar todo su ser interior con una frase así, vertiéndose en ella
con todos la potencia de su alma. Tal frase es: "Yo soy".
Todo el secreto de la existencia humana actual realmente reside en
esa frase. Solo un ser en posesión de una forma externa similar a la
del hombre terrenal, hoy en día es capaz de pensar, sentir e infundir voluntad en estas palabras.
La
forma de tal ser debe haberse desarrollado de tal manera, que el
objetivo de todas las fuerzas que trabajan en el cuerpo fuese la
forma delantera de la ceja arqueada. Esta ceja arqueada y el "yo soy"
van de la mano.
Anteriormente
en la evolución de la forma humana, hubo una etapa en la que aún no
se había proyectado hacia esa ceja. En aquél tiempo, el «yo soy»
no podía ser pensado internamente, ni deseado, ni sentido.
Ahora
bien, sería un error creer que la forma del cuerpo, como se ha
descrito anteriormente, podría por sí misma producir el «yo soy».
Este "yo soy" ya existía, solo que aún no podía
expresarse dentro de una forma apropiada. Así como ahora se expresa
en la forma corporal del ser humano, en un tiempo anterior, se expresaba
en un mundo anímico.
Y
ese mismo poder del "yo soy" es lo que, habiéndose unido
en el pasado lejano con un cuerpo humano que carecía de la formación
actual de las cejas, impulsó a la frente a asumir su forma actual.
Por lo tanto, es hundiéndose profundamente en el «yo soy», cuando
un ser humano, puede sentir dentro de sí, la fuerza que lo ha moldeado
en su forma actual. Y esta fuerza es más alta que las fuerzas que,
en su vida ordinaria, están activas dentro de él hoy.
Porque
es la fuerza creadora del alma la que forma la naturaleza corporal
partiendo del alma. Cualquiera, por lo tanto, que se incline hacia el
esoterismo debe, por un corto período, vivir completamente en el "Yo
soy". Debe pensar este "'yo soy", mientras que al
mismo tiempo va experimentando en sí mismo algo como: "Me
alegro de que yo, como ser independiente, pueda participar en el
trabajo de dar forma al mundo". Y también debe experimentar
algo como: "Quiero a mi propia existencia; Quiero situarme en
todo el contexto del mundo".
Si concentra todo esto en un solo acto interno de conciencia,
y al mismo tiempo desplaza toda la fuerza de su conciencia hacia
arriba hacia la región de la frente y los miembros internos del
cerebro que están debajo de ella, entonces se traslada a sí mismo,
a un mundo superior donde tuvo su origen la formación de las cejas.
Sin
embargo, no vaya a creer que puede alcanzar estos mundos superiores
mañana por la mañana. Debe tener la paciencia para emprender esta
meditación día a día, una y otra vez, durante mucho tiempo.
Si
se arma de paciencia, entonces, al cabo de un tiempo, notará que le
surge de dentro un pensamiento, que ya no es un mero concepto, sino
un pensamiento lleno de vida y fuerza. Podrá decirse a sí mismo:
"La fuerza contenida en la semilla de una planta, que la impulsa
a formar los órganos de la planta, debe estar internamente viva,
como este pensamiento mío''. Y pronto este pensamiento se le
revelará como si irradiara luz. En esta radiación interna de luz se
siente feliz, lleno de la alegría de la existencia. Se siente
impregnado por un sentimiento que solo puede describirse como amor
gozoso en la "existencia creadora". Y la voluntad se ve
reforzada como si el pensamiento irradiara calor a través de la
voluntad, llenándola de energía. Todo esto se puede sacar como
consecuencia de hundirse apropiadamente en el "yo soy".
Poco a poco se dará cuenta de que de esta manera nace en él, el más
elevado poder intelectual, psíquico y moral, y que es llevado hacia
una relación cada vez más consciente con un mundo superior. Una
segunda frase de este tipo es: "Él Piensa". Este "Él
Piensa" representa, de manera equivalente a la explicación dada
del "Yo soy", la fuerza a través de la cual se ha
desarrollado desde los mundos superiores, la forma de los órganos
del habla humanos. Cuando el pensar todavía se ejercía en el mundo
anímico superior, y aún no dentro de un cuerpo humano, actuaba
desde ese mundo superior de tal manera que los órganos del habla que
aún no existían en la forma humana se incorporaron a él.
Por
lo tanto, si el alumno esotérico hace llegar su pensar, sentir y su
voluntad a las profundidades del "Él Piensa", a la vez que
concentra su conciencia en la zona de la laringe, surgirá en él una
experiencia de la fuerza creadora de alma que, desde los mundos
superiores, está manifiesta en la creación de los órganos del
habla.
Si
nuevamente tiene la paciencia descrita anteriormente, experimentará
cómo de "Él Piensa" surgen irradiaciones que son como las
armonías iniciales de la música espiritual; colmándolo de un
sentimiento de devoción reverente y, al mismo tiempo, de una fuerza
que le dice: "mi voluntad como hombre, aumentará gradualmente
en sabiduría". Le llegará un indicio de esa fuerza que, como
fuerza divino-espiritual, se esparce por el Cosmos, ordenando todas
las cosas según su medida, número y peso.
Una
tercera frase es "Ella siente". En tiempos aún más
remotos, la fuerza de esta frase, tampoco estaba presente aún dentro
del ser humano, sino que habitaba en un mundo anímico superior.
Trabajando desde ese mundo superior, remodeló la forma del cuerpo
humano. Hasta entonces no había diferenciación entre manos y pies;
Eran órganos de movimiento con idéntica forma. Por lo tanto, el ser humano aún no había alcanzado su postura erguida. Fue un gran paso
adelante en la evolución humana cuando sus órganos anteriores de
movimiento se transformaron en órganos para el trabajo manual. Solo
entonces fue capaz de asumir su postura erguida y así superar su
naturaleza inferior, en la medida en que su mirada ahora se dirigía
hacia los mundos celestiales del Espíritu.
De
este modo, también, por primera vez le fue posible crear karma.
Porque solo cuando un ser posee esta forma particular, es cuando sus
actos pasan a ser de su propia responsabilidad individual. Así fue
como los Seres Espirituales transformaron al ser humano, y así fue como
la fuerza de "Ella siente", que previamente había reposado solo en
ellos, fluyó hacia el cuerpo humano. Por consiguiente, si el alumno
esotérico se sumerge en el "Ella siente", nuevamente tal como se ha
descrito anteriormente, sentirá que se eleva a las correspondientes
fuerzas creadoras de los mundos superiores. Pero junto con el "Ella
siente" debe concentrar toda su conciencia en sus brazos y
manos.
Partiendo del pensamiento “Ella siente”, le será transmitida una experiencia de vida indescriptiblemente dichosa. Este sentimiento puede describirse como el del "amor en la existencia activa". De este modo, adquiere conciencia de cómo el Amor Creativo fluye a través del espacio cósmico, y por su acción derrama en todas las cosas el aliento de vida. Una cuarta frase es “Él quiere”. Mediante la fuerza de esta frase el cuerpo humano, en su conjunto, fue cuando en un pasado primitivo, se separó por primera vez de su entorno como ser independiente. Antes de que esta fuerza trabajara sobre él desde los mundos superiores, el cuerpo humano no estaba totalmente encerrado dentro de una piel externa. Las sustancias fluían hacia el cuerpo y salían de él nuevamente desde todos los lados. No tenía vida independiente, sino que estaba completamente inmerso en la vida de su entorno. En esa época, por supuesto, el ambiente era bastante diferente al de nuestro tiempo. Si el alumno esotérico ahora volviese a sumergirse con todo su pensamiento, sentimiento y voluntad en “Él quiere”, concentrando su conciencia en toda la superficie de la piel externa, se trasladaría gradualmente a las sublimes fuerzas creadoras de los “Él quiere”. Tales son las fuerzas del mundo suprasensible por las que las cosas del mundo de los sentidos tienen su forma y figura.
Partiendo del pensamiento “Ella siente”, le será transmitida una experiencia de vida indescriptiblemente dichosa. Este sentimiento puede describirse como el del "amor en la existencia activa". De este modo, adquiere conciencia de cómo el Amor Creativo fluye a través del espacio cósmico, y por su acción derrama en todas las cosas el aliento de vida. Una cuarta frase es “Él quiere”. Mediante la fuerza de esta frase el cuerpo humano, en su conjunto, fue cuando en un pasado primitivo, se separó por primera vez de su entorno como ser independiente. Antes de que esta fuerza trabajara sobre él desde los mundos superiores, el cuerpo humano no estaba totalmente encerrado dentro de una piel externa. Las sustancias fluían hacia el cuerpo y salían de él nuevamente desde todos los lados. No tenía vida independiente, sino que estaba completamente inmerso en la vida de su entorno. En esa época, por supuesto, el ambiente era bastante diferente al de nuestro tiempo. Si el alumno esotérico ahora volviese a sumergirse con todo su pensamiento, sentimiento y voluntad en “Él quiere”, concentrando su conciencia en toda la superficie de la piel externa, se trasladaría gradualmente a las sublimes fuerzas creadoras de los “Él quiere”. Tales son las fuerzas del mundo suprasensible por las que las cosas del mundo de los sentidos tienen su forma y figura.
Si
es lo suficiente resistente, el ser humano sentirá, en la
experiencia profundamente interna de este pensamiento, como si se
elevase por encima de toda existencia sensible y corpórea y mirase
hacia el campo de la creación sensible, para trabajar en él de
conformidad con los pensamientos divinos alcanzados en el mundo
espiritual.
La fuerza que procede de este pensamiento es la de verse transportado alegremente a la espiritualidad pura, obteniendo una conciencia que desde las regiones superiores le permita brindarle al mundo de los sentidos aquello que estaba necesitando.
A medida que se sumerge profundamente en estos pensamientos que son fuerzas, el esoterista simultáneamente tendrá que enfocar la atención en su proceso de respiración y, por un corto tiempo, transformarlo de un proceso inconsciente a un acto conscientemente regulado.
Mientras que las fuerzas que trabajan desde los mundos superiores sobre la forma humana estaban logrando la transformación indicada, estas mismas fuerzas produjeron, dentro de esta forma, el sistema de respiración actual, el sistema necesario para un ser cuyo cuerpo tiene una existencia independiente, la labor de cuyas manos es su propia responsabilidad, cuyos órganos del habla pueden causar experiencias en la vida anímica en forma de sonidos audibles externamente.
La fuerza que procede de este pensamiento es la de verse transportado alegremente a la espiritualidad pura, obteniendo una conciencia que desde las regiones superiores le permita brindarle al mundo de los sentidos aquello que estaba necesitando.
A medida que se sumerge profundamente en estos pensamientos que son fuerzas, el esoterista simultáneamente tendrá que enfocar la atención en su proceso de respiración y, por un corto tiempo, transformarlo de un proceso inconsciente a un acto conscientemente regulado.
Mientras que las fuerzas que trabajan desde los mundos superiores sobre la forma humana estaban logrando la transformación indicada, estas mismas fuerzas produjeron, dentro de esta forma, el sistema de respiración actual, el sistema necesario para un ser cuyo cuerpo tiene una existencia independiente, la labor de cuyas manos es su propia responsabilidad, cuyos órganos del habla pueden causar experiencias en la vida anímica en forma de sonidos audibles externamente.
Dirigiendo
la atención de esta manera al proceso respiratorio, se fomenta el
ascenso a las regiones más altas de la creación del mundo.
Si el alumno esotérico aprende gradualmente a experimentar conscientemente las fuerzas cósmicas superiores, que de hecho siempre están latentes en él, pero de las que hasta ahora no se había dado cuenta, entonces lo que ya debería haber asimilado a través del estudio cobra vida en él, comienza a brillar como una realidad perceptible. El ya debería haber adquirido el conocimiento de que el ser humano, junto con la evolución de la Tierra en su conjunto, pasó por diferentes etapas de transformación antes de que surgiera la Tierra actual. Estas etapas de transformación se llaman: la condición de Saturno, la condición del Sol, la condición de la Luna. El esoterista también tiene que adquirir el conocimiento de que en épocas posteriores hay una cierta recapitulación de las condiciones anteriores. Por lo que, las condiciones de Saturno, Sol y Luna se han recapitulado durante la evolución de la Tierra, y de tal manera que la repetición de Saturno corresponde al trabajo creativo de los 'Él quiere' en la envoltura exterior del ser humano.
Si el alumno esotérico aprende gradualmente a experimentar conscientemente las fuerzas cósmicas superiores, que de hecho siempre están latentes en él, pero de las que hasta ahora no se había dado cuenta, entonces lo que ya debería haber asimilado a través del estudio cobra vida en él, comienza a brillar como una realidad perceptible. El ya debería haber adquirido el conocimiento de que el ser humano, junto con la evolución de la Tierra en su conjunto, pasó por diferentes etapas de transformación antes de que surgiera la Tierra actual. Estas etapas de transformación se llaman: la condición de Saturno, la condición del Sol, la condición de la Luna. El esoterista también tiene que adquirir el conocimiento de que en épocas posteriores hay una cierta recapitulación de las condiciones anteriores. Por lo que, las condiciones de Saturno, Sol y Luna se han recapitulado durante la evolución de la Tierra, y de tal manera que la repetición de Saturno corresponde al trabajo creativo de los 'Él quiere' en la envoltura exterior del ser humano.
La
recapitulación del Sol corresponde al trabajo creativo del “Ella
siente” sobre brazos y manos, y la recapitulación de la Luna al
trabajo creativo del “Él Piensa” en los órganos del habla. La
idea del cuerpo humano como un mero producto del mundo de los
sentidos, se rechaza, y el esoterista encuentra su camino hacia la
visión de esos mundos superiores de donde provienen las fuerzas que
trabajan creativamente sobre el ser humano. Así, también, los conceptos
básicos que se han adquirido de asuntos tales como Saturno, Sol y
Luna se convierten en percepciones y experiencias reales. Y, de
hecho, así debe ser cada vez más, si se ha de hallar el camino que
va de lo exotérico a lo esotérico. Por supuesto, los ejercicios
dados aquí deben considerarse solo como un comienzo. Sin embargo, el
alumno debe trabajar enérgicamente a través de ellos, y luego
llegará al punto en el que puede recibir los ejercicios adicionales
a través de los cuales se despiertan fuerzas aún mayores que laten
dentro de él.
El
objetivo es obtener una idea de los hechos espirituales que subrayan
las palabras, “Yo soy'”,
“Ello Piensa”, “Ella siente”, “Él Quiere”,
y sentir su conexión con los miembros del cuerpo humano, cuya forma
ha surgido del mundo espiritual. Hay que añadir para mayor
información, que en las palabras de poder anteriores, las tres
formas ( en inglés IT-SHE-HE) están bien fundadas en la naturaleza
de los mundos superiores.
“Ello”
es la Palabra de Poder para el Pensamiento Cósmico: es decir, para
aquellos Seres del mundo superior a quienes el pensamiento creador
pertenece, a semejanza de como la percepción sensorial pertenece a
los seres humanos.
“Ella”
es la Palabra de Poder para el Alma Cósmica que origina el
Sentimiento que fluye de ella, mientras que el sentimiento humano
fluye hacia adentro, siendo estimulado desde afuera. Este sentimiento
del alma del mundo es el amor cósmico creativo que hace que todas
las cosas existan.
“Él”
es la Palabra de Poder para la Voluntad Cósmica, el
Espíritu Cósmico cuya Voluntad actúa desde sí mismo, mientras que
la voluntad humana se pone en acción a través del mundo exterior.
Este 'Él' es el poder creador y arquetípico del mundo.