GA094 Paris, 8 de Junio de 1906 -Cosmología esotérica- El devacán

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El devacán (continuación)

RUDOLF STEINER
 
 Paris,8 de Junio de 1906
 décimo segunda conferencia.

Devacán es el término Sánscrito utilizado para definir el largo período de tiempo que se extiende entre la muerte y el nuevo nacimiento del hombre. Después de la muerte, en el mundo astral, lo primero que hace el alma, es aprender, a deshacerse de los instintos que están conectados con el cuerpo. Después de esto, el alma pasa al Devacán durante el largo período que transcurre entre dos encarnaciones.
El mundo del devacán, es un estado o condición de la existencia. Nos rodea incluso en la vida terrenal, pero no lo percibimos. Para, a modo de analogía, comprender la existencia del devacán y sus funciones en la vida terrenal y cósmica, será mejor que comencemos considerando el estado de sueño.
Para la gran mayoría de los seres humanos, el sueño es una condición llena de enigmas. Durante el sueño, el cuerpo etérico del hombre permanece unido al cuerpo físico continuando con sus funciones vegetativas y restauradoras, pero el cuerpo astral y el ego individual dejan el cuerpo físico dormido, y viven una existencia independiente.
Durante el día, el cuerpo físico se agota, se ve consumido, por así decirlo, por nuestra vida consciente. Desde la mañana hasta la noche el hombre gasta sus fuerzas; el cuerpo astral transmite constantemente sensaciones al cuerpo físico que gradualmente lo agotan. Por la noche, el cuerpo astral funciona de una manera muy diferente. Ya no transmite sensaciones procedentes del exterior; trabaja sobre ellas y aporta orden y armonía a lo que la vida de vigilia, con sus percepciones caóticas, ha puesto en desorden. Por el día, la función del cuerpo astral es recibir y transmitir; Por la noche, durante el sueño, su función es poner orden, acumular y armonizar las fuerzas gastadas.
En la etapa actual de la evolución del hombre, el cuerpo astral no puede realizar esta labor de restauración de noche y al mismo tiempo observar lo que está sucediendo en el mundo astral circundante. ¿Cómo puede, entonces, llegar el hombre hasta el punto de poder liberar su cuerpo astral de su trabajo, para liberarlo de la existencia consciente en el mundo astral?
El procedimiento adoptado por el adepto para liberar su cuerpo astral es, por un lado, entrenar y desarrollar sentimientos y pensamientos que poseen, en sí mismos, un cierto ritmo que luego pueden comunicarse al cuerpo físico y, por otra parte, evitar aquellos que dan lugar a trastornos físicos. Se evita llevar al extremo la alegría o el sufrimiento. El adepto enseña la necesidad de la ecuanimidad del alma.
La naturaleza se rige por una ley soberana según la cual, en todo lo manifiesto, está presente el ritmo. Cuando la flor de loto de doce pétalos se ha desarrollado, significa que el órgano de la percepción astral-espiritual del hombre, puede comenzar a trabajar sobre su cuerpo e imbuirlo con un nuevo ritmo por el cual su fatiga se cura. Gracias a este ritmo y al restablecimiento de la armonía, ya no es necesario que el cuerpo astral realice el trabajo restaurador del cuerpo físico durmiente, para evitar que se agote.
La totalidad de la vida de vigilia es un proceso que destruye el cuerpo físico. La actividad excesiva del cuerpo astral es la causa de las enfermedades. Comer en exceso proporciona un estímulo al cuerpo astral que reacciona de una manera desordenada en el cuerpo físico. Es por eso que en ciertas religiones se establece el ayuno. El efecto del ayuno hace que el cuerpo astral, al tener mayor calma y quietud, se separa parcialmente del cuerpo físico. Sus vibraciones son moduladas y comunicadas a un ritmo regular al cuerpo etérico. Así, se establece el ritmo en el cuerpo etérico por medio del ayuno. Aporta la necesaria armonía a la vida (cuerpo etérico) y a la forma (cuerpo físico). En otras palabras, la armonía rige entre el universo y el hombre.
Esto nos da una idea de la función que realiza el cuerpo astral durante el sueño. ¿Dónde está el yo, el ego del hombre? En el mundo del Devacán, pero él no tiene conciencia de ello. Debemos diferenciar entre el dormir que está lleno de sueños y el dormir profundamente. El dormir que está lleno de sueños es la expresión de la conciencia astral. El dormir profundamente, sin sueños, el dormir que sigue a los primeros sueños, corresponde al estado devacánico. Nada de él se recuerda porque el ser físico del hombre corriente, está en una condición de inconsciencia. Solo después de alcanzar una iniciación superior, el hombre es consciente de sus experiencias en el sueño profundo. En el Iniciado la conciencia se mantiene despierta a través de la vida de vigilia, la vida de sueño y el sueño sin sueños.
Consideremos ahora la condición del hombre en el Devacán, después de la muerte. Al final de cierto tiempo, el cuerpo etérico se disuelve en el éter cósmico viviente.
¿Cuál es la siguiente tarea del cuerpo astral y el ego? Deben construirse un nuevo cuerpo etérico para la siguiente encarnación. La existencia devacánica está dedicada, en parte, a esta labor. Las sustancias, tanto del cuerpo etérico, como del cuerpo físico, no se conservan. La sustancia de la cual se compone el cuerpo físico, está cambiando constantemente, hasta el punto de ser totalmente renovado en el transcurso de siete años. De manera similar, la sustancia etérica se renueva, aunque sus principios de forma y estructura interna siguen siendo los mismos bajo la influencia del Yo superior. Con el morir, esta sustancia se disgrega completamente en el mundo etérico y no queda nada de una encarnación a otra, como tampoco permanecen las sustancias que componen el cuerpo físico. En cada encarnación sucesiva, por lo tanto, el cuerpo etérico del hombre se renueva por completo. Es por eso que hay un cambio en la fisonomía y la forma corporal del hombre de una encarnación a otra. La fisonomía y la forma corporal no dependen de la voluntad del individuo, sino de su karma, sus deseos, pasiones y sus acciones involuntarias.
En el caso de un discípulo iniciado, es muy diferente. Él desarrolla su cuerpo etérico en la existencia terrenal de tal manera que se conserva y está en condiciones de pasar al Devacán después de la muerte. Estando aquí en la Tierra, es capaz de ir despertando, dentro de sus fuerzas etéricas, un "Espíritu de Vida" que constituye uno de los principios imperecederos de su ser. El término Sánscrito para el cuerpo etérico que se ha convertido en "Espíritu de Vida" es Budhi. Cuando este principio de "Espíritu de Vida" se ha desarrollado en el discípulo, ya no es necesario en absoluto, para él volver a moldear su cuerpo etérico entre dos encarnaciones. Su período de existencia en el devacán es, por lo tanto, mucho más corto y, por esta razón, se trasladan el mismo carácter, temperamento y rasgos sobresalientes de una encarnación a otra. Cuando el maestro en ocultismo ha alcanzado el punto de control consciente no solo de su cuerpo etérico sino también físico, se crea otro principio espiritual superior: el Hombre-Espíritu (en Sánscrito, Atma). En esta etapa, el Iniciado conserva las características de su cuerpo físico cada vez que se encarna en la Tierra. Pasa de la vida terrenal a la celestial, sin interrupción de la conciencia, de una encarnación a otra. He ahí el origen de la leyenda que se refiere a los Iniciados que vivieron durante mil o dos mil años. Para ellos no hay Kamaloca ni Devacán, sino conciencia ininterrumpida a través de muertes y nacimientos.
A veces se hace la siguiente objeción a la idea de la reencarnación: cuando un hombre ha cumplido su tarea en el mundo físico, conoce la Tierra. ¿Para qué, volver entonces? Esta objeción tendría justificación si el hombre volviera en condiciones similares. Pero, como regresa generalmente tras haber transcurrido 2000 años, ya no vuelve a encontrar una misma Tierra, ni una misma humanidad, ni siquiera una misma Naturaleza. Porque todos han evolucionado y así puede emprender un nuevo aprendizaje y cumplir una nueva misión.
Estas condiciones cambiantes de la Tierra que determinan los tiempos de la reencarnación, están determinadas por el paso del Sol a través del Zodiaco. Ocho siglos antes de Jesús Cristo, el equinoccio vernal estaba situado con el Sol en el signo de Aries (el Carnero). De la leyenda del vellocino de oro y en el nombre del Cordero de Dios, el Cristo. 2.160 años antes de eso, el equinoccio vernal coincidía con el paso del Sol por el signo de Tauro (el Toro), un hecho expresado en los cultos de Apis Egipcio o el Toro Mitra en Persia. 2.160 años antes de eso, el equinoccio vernal coincidía con el paso del Sol por el signo de los Gemelos) Géminis y esto se expresa en la cosmogonía de la antigua Persia, en las dos figuras opuestas de Ormuzd y Ahriman. Cuando la civilización de la Atlántida fue destruida y comenzó la edad de los Vedas, el Sol en el equinoccio vernal estaba en el signo de Cáncer, que indica el final de un período y el comienzo de otro.
Siempre ha habido cierta conciencia entre los pueblos de la Tierra sobre su relación con las constelaciones celestiales. Los grandes períodos de civilización humana están sujetos a los ciclos celestes y al movimiento de la Tierra en su relación con el Sol y las estrellas. Este hecho explica las diferentes características de las diversas épocas y da un nuevo significado a las encarnaciones que se producen en ellas. 2,160 años es aproximadamente el tiempo necesario para la realización de una encarnación masculina y femenina, es decir, para los dos aspectos bajo los cuales el ser humano reúne todas las experiencias de una época.
Los Devas, producen una nueva flora y una nueva fauna en la Tierra, que son una expresión de las formas del devacán.
Darwin intenta explicar el proceso de evolución terrenal mediante la lucha por la existencia, pero eso no es una explicación. El ocultista sabe que la flora y la fauna de la Tierra están formadas por fuerzas que provienen del Devacán. Cuanto más ha avanzado el hombre en su evolución, más puede participar en este proceso. Su influencia sobre el moldeado de la Naturaleza se mide por el grado en que su conciencia se ha desarrollado.
El Iniciado puede trabajar en la esfera donde germinan las nuevas plantas, ya que el Devacán es la región donde la vegetación recibe su forma. En el Kamaloca, el hombre trabaja en la construcción del reino animal. El Kamaloca pertenece a la esfera lunar; El Devacán a la esfera solar.
De este modo el hombre está ligado a todos los reinos de la naturaleza. Platón habla del símbolo de la Cruz, diciendo que el alma del mundo está unida al cuerpo del mundo como si estuviera sobre una Cruz. ¿Cuál es el significado de este símbolo? Es una imagen del alma pasando por los reinos de la naturaleza. En contraste con el ser humano, la planta tiene su raíz debajo y sus órganos de reproducción arriba, dirigidos hacia el sol. El animal se encuentra en la etapa intermedia, su organismo se encuentra, en general, en posición horizontal. El hombre y las plantas se colocan verticalmente erguidos y con el animal forman una Cruz - la Cruz del mundo.
En las edades futuras, habrá una participación consciente por parte del hombre en los mundos superiores después de la muerte, en la labor de construir los reinos inferiores de la Naturaleza. La conciencia del hombre regulará las circunstancias por las cuales una nueva civilización nace, al mismo tiempo que aparece una nueva flora. La misión divina del Espíritu es forjar el futuro. Llegará un tiempo en el que ya no será una cuestión de "milagro o suerte". La flora y la fauna serán una expresión consciente del alma transfigurada del hombre. Las obras creativas en la Tierra son creadas por los Devas (Dioses) y por el hombre. Si construimos una catedral, estamos trabajando en el reino mineral. Las montañas, las orillas del sagrado Nilo son obra de los Devas, los templos a orillas del Nilo son obra del hombre. Y el objetivo es el mismo: la transfiguración de la Tierra.
En las edades futuras, el hombre aprenderá a moldear todos los reinos de la Naturaleza con la misma conciencia con la que hoy puede dar forma a las sustancias minerales. Dará forma a los seres vivos y asumirá las labores de los dioses. Así transformará la Tierra en Cielo (devacán).

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919