GA094 París, 2 de Junio de 1906 -EL MUNDO ASTRAL Y LAS EPIDEMIAS


El Mundo astral y las epidemias
París, 2  de Junio de 1906 

novena  conferencia
¿Cómo concebimos el mundo astral? Los tres mundos diferentes de los que habla el ocultismo son los siguientes:
(1) El mundo físico.
(2) El mundo astral (purgatorio).
(3) El mundo espiritual, o Devacán en Sánscrito (El cielo cristiano).
Más allá de estos tres, hay otros mundos por encima, pero no nos conciernen en estas conferencias. Además, están más allá de toda concepción humana. Incluso los Iniciados más altos pueden tener apenas un leve presentimiento de ellos. Aquí nos ocuparemos de la evolución planetaria dentro de los límites de nuestro sistema solar.
Durante el estrecho lapso de la existencia material entre el nacimiento y la muerte, estamos confinados en el mundo físico. En el intervalo entre dos encarnaciones, vivimos y nos movemos en los mundos astral y devacánico. El núcleo del ser del hombre es inmutable, reencarnándose nuevamente pero no eternamente. El ritmo de encarnación y reencarnación tuvo un comienzo y tendrá un final. El hombre viene de un lugar y pasa a otro.
El mundo astral no es un lugar sino un estado, una condición de existencia. Estamos rodeados y sumergidos en el, mientras vivimos en la Tierra. Vivimos dentro de él como los seres que han nacido ciegos y se guían por el tacto. Si mediante una operación ellos recuperasen la vista, verían por primera vez las formas y los colores de los que siempre han estado rodeados.
Del mismo modo se abre el mundo astral a la visión clarividente. Es otro estado de conciencia. En los trabajos científicos de Goethe hay un pasaje maravilloso sobre la esencia de la luz como lenguaje de la Naturaleza:
Es inútil tratar de expresar la naturaleza de una cosa de manera abstracta. Podemos percibir los efectos, y una historia completa de esos efectos, de hecho, definirían suficientemente la naturaleza de la cosa en sí. En vano trataríamos de describir el carácter de un hombre, pero dejemos que sus actos se recopilen y que estos nos presenten una idea de su carácter.”
Los colores son obra de la luz, de sus modificaciones activas y pasivas: así considerados, podemos esperar de ellos alguna conclusión con respecto a la propia luz. Si bien los colores y la luz, están en íntima relación entre sí, no obstante, debemos pensar que ambos pertenecen a la Naturaleza en su conjunto, porque es la Naturaleza en su conjunto la que se manifiesta por sus mediación, de una manera especial para el sentido de la vista.
De manera similar, La integridad de la naturaleza se manifiesta en otro sentido. Dejen que sus ojos se cierren y que el sentido del oído se despierte, y desde el aliento más ligero hasta el estruendo más salvaje, desde el sonido más simple hasta la más alta armonía, desde el grito más vehemente y apasionado hasta la más gentil palabra de la razón, sigue siendo la naturaleza la que habla y manifiesta su presencia, su poder, su vida dominante y la inmensidad de sus relaciones; de modo que un ciego a quien se le niegue lo infinito de lo visible, todavía puede comprender una vitalidad infinita por medio de otro órgano.
Procuremos formar un concepto del mundo astral. Debemos acostumbrarnos a un modo de visión bastante diferente. Para empezar, todo es confuso y caótico.
Lo primero que hay que darse cuenta es que en el mundo astral, todo lo que existe se revela invertido, como si fuera un espejo. En la luz astral, la cifra 365 debe leerse al revés: 563. Si un evento se desarrolla ante nosotros, lo percibimos en secuencia inversa. En el mundo astral, la causa viene después del efecto, mientras que en la Tierra, el efecto sigue a la causa. En el mundo astral, el objetivo aparece como la causa, demostrando que el objetivo y la causa son idénticos, actuando en sentido inverso de acuerdo con la esfera de la vida en la que estemos obrando. El problema teológico que ningún metafísico ha podido resolver a fuerza de pensamiento abstracto se resuelve así mediante la clarividencia.
Otro resultado de este desenlace inverso de las cosas en el mundo astral, es, que enseña al hombre a conocerse a sí mismo. Allí los sentimientos y las pasiones asumen la forma de vegetales y animales. Cuando el hombre comienza a contemplar sus pasiones en el mundo astral, las ve como formas animales. Estas formas proceden de él mismo, pero las ve como si le estuvieran asaltando. Esto se debe a que su propio ser es objetivado; de lo contrario, no podría contemplarse a sí mismo. Por lo que, solo en el mundo astral es donde el hombre aprende el verdadero conocimiento de sí mismo al contemplar las imágenes de sus pasiones en las formas animales que se lanzan sobre sí. Albergar un sentimiento de odio contra otro ser, aparece como un demonio atacante.
Este auto conocimiento astral se produce de manera anormal en aquellos que tienen problemas de enfermedades psíquicas que consisten en constantes visiones de ser perseguidos por animales y entidades amenazantes. Dichos enfermos están viendo las imágenes de espejo de sus emociones y deseos.
En la verdadera iniciación, no surge ningún problema psíquico, pero un destello prematuro y repentino del mundo astral puede dar lugar a la locura. Con la clarividencia, el hombre se libera de su cuerpo físico. De ahí los peligros que pueden amenazar la mente y el cerebro de quien intente este tipo de entrenamiento sin estar absolutamente equilibrado.
La iniciación rosacruz implicaba una disciplina que estaba dirigida a hacer que el hombre fuera el propio objetivo, para producir, por así decirlo, un yo objetivo. Debemos comenzar por vernos a nosotros mismos objetivamente. Esta personificación externa del yo hace posible que el cuerpo astral salga del cuerpo físico.
¿Qué pasa en el momento de la muerte? Después de la muerte, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el ego del hombre han abandonado el cuerpo físico. Solo el cadáver permanece en el mundo físico. Poco tiempo después de la muerte se unen los cuerpos etérico y astral. El cuerpo etérico imprime en el cuerpo astral el recuerdo de la vida que acaba de pasar; después el cuerpo etérico se disuelve lentamente y el cuerpo astral prosigue solo al mundo astral.
El cuerpo astral contiene todos los deseos generados por la vida y, al estar privado del cuerpo físico, no tiene medios para satisfacerlos. Esto crea en él la sensación de verse consumido por la sed, (base de la imaginación del castigo de Tántalo en la mitología griega). También se tiene la impresión de estar inmerso en el fuego (Gehenna o Purgatorio). La idea del fuego del purgatorio, de la que los materialistas se ríen, es una verdadera expresión del estado subjetivo del hombre después de la muerte. Por el contrario, la sed (imposible de satisfacer) produce la sensación de frío en el alma, (que nace de una acción no resuelta en la Tierra) se dice que este frío, es lo que se percibe de los espíritus en las sesiones mediúmnicas. El alma que vive en el cuerpo astral debe aprender a liberarse de las fuerzas de los órganos físicos y adquirir un nuevo organismo para la existencia en el mundo astral.
El alma comienza ahora a revivir su pasada vida en sentido inverso, comenzando con la muerte y retrocediendo hasta el nacimiento. Mientras la vida no haya sido revivida en este fuego purificador, en sentido inverso hasta el momento del nacimiento, el alma no estará lista para pasar al mundo espiritual, al Devachan. Tal es la importancia de las palabras de Cristo a sus discípulos: "En verdad, en verdad os digo, que a menos que os hagáis como niños pequeños, no podréis entrar en el reino de los cielos".
El hombre se ve impelido por el deseo cuando desciende a la encarnación terrenal. En el hombre, no nace en vano este deseo por la tierra. El objetivo final es que aprenda.
Aprendemos a través de todas nuestras experiencias y con ellas se enriquece nuestra reserva de conocimientos. Pero para que el hombre pueda aprender sobre la Tierra, debe sentirse necesariamente atraído por el disfrute.
Cuando, después de la muerte, el alma experimenta la vida pasada en el mundo astral en orden inverso, debe haber una renuncia de todo disfrute, reteniendo en cambio lo esencial de la propia experiencia. El pasaje a través del mundo astral es, por lo tanto, una purificación mediante la cual el alma aprende a renunciar a todo disfrute de los placeres físicos.
Tal es la purificación del Kamaloca hindú, del "fuego devorador". El hombre debe acostumbrarse a la existencia sin un cuerpo físico. Al principio, la muerte da origen a una impresión de vacío inconmensurable.
En los casos de muerte violenta y suicidio, las impresiones de vacío, sed y fuego devorador son mucho más terribles. Un cuerpo astral que no está preparado para la existencia fuera del cuerpo físico, se separa con gran esfuerzo, mientras que en la muerte natural el desprendimiento del cuerpo astral madurado se realiza con facilidad y sin problemas. En el caso de la muerte violenta que ha sido causada por causas ajenas a la voluntad del hombre, el proceso de separación es menos angustiosa que en el caso del suicidio.
Durante la propia vida puede producirse una especie de muerte espiritual, causada por una separación prematura del Espíritu del cuerpo. El mundo astral, entonces, es confundido con el mundo físico. Nietzsche es un ejemplo de esto. En su libro Más allá del bien y del mal, Nietzsche trasladó inconscientemente al plano físico, lo que percibía del plano astral. El resultado es una confusión y un caos de ideas, que culmina en el error, la locura y la muerte.
La vida ofuscada y soñadora de muchos mediums es un fenómeno análogo. El medium invariablemente pierde su orientación entre estos mundos diferentes y es incapaz de distinguir lo verdadero de lo falso.
Una mentira en el mundo físico se convierte en un agente de destrucción en el mundo astral. La mentira es un asesinato en el mundo astral. En este fenómeno tiene su origen la magia negra. El mandamiento terrenal, "No matarás", por lo tanto, se puede traducir como "No mentirás", en cuanto al mundo astral. La mentira no es más que una palabra, una ilusión. Puede causar un daño incalculable, pero realmente no destruye nada. En cambio, en el plano astral, cada sentimiento, cada idea tiene una forma visible, es una fuerza viva. La mentira astral provoca un impacto entre las formas falsas y verdaderas, resultando en la muerte.
El mago blanco desea impartir en otras almas, la vida espiritual que lleva dentro de sí. El mago negro tiene la necesidad de matar, de crear un vacío a su alrededor en el mundo astral porque este vacío le proporciona un campo en el que sus deseos egoístas pueden desplegarse. Necesita el poder que adquiere al tomar la fuerza vital de todo lo que vive, es decir, matándolo.
Es por eso que la primera ley de la magia negra es: La vida debe ser vencida. Por esa misma razón, en ciertas escuelas de magia negra, a sus seguidores se les enseña la horrible y diabólica práctica de degollar animales vivos con un cuchillo en la parte precisa del cuerpo, que generará tal o cual fuerza al portador del cuchillo. Desde el aspecto puramente externo, hay ciertos puntos en común entre la magia negra y la vivisección. Debido a su materialismo, la ciencia moderna tiene necesidad de vivisección. Los movimientos anti-vivisección están inspirados en motivos morales profundos. Pero no será posible abolir la vivisección en la ciencia hasta que la clarividencia haya sido restaurada en la medicina. La medicina tuvo que recurrir a la vivisección, porque se había perdido la clarividencia. Cuando el hombre haya recuperado el acceso consciente al mundo astral, la clarividencia permitirá a los médicos entrar espiritualmente en las condiciones internas de los órganos enfermos y la vivisección se abandonará como inútil.
El conocimiento de la vida en el mundo astral nos lleva a una conclusión de importancia fundamental, a saber, que el mundo físico es el resultado del mundo astral.
Las epidemias que se desataron notablemente en la Edad Media son un ejemplo, entre miles, de la relación que existe entre los pecados humanos y los eventos astrales, como a su vez los pecados cometidos en la vida terrenal, repercuten en el mundo astral. La lepra fue el resultado del terror causado por las invasiones de los hunos y las hordas de los pueblos asiáticos. Los mongoles, los descendientes de los atlantes, llevaban dentro los gérmenes de la degeneración. Este contacto con la población europea produjo en el mundo astral, en primer lugar, el mal moral del miedo; la sustancia del cuerpo astral se descompuso y este campo de descomposición astral se convirtió en un campo para el desarrollo de bacterias, dando lugar, en la Tierra, a enfermedades tales como la lepra.
Todo lo que arrojemos de nosotros mismos al mundo astral en un momento reaparecerá en el futuro en el plano físico. Lo que sembramos en el mundo astral lo cosecharemos en la Tierra en tiempos futuros. Hoy estamos cosechando los frutos de los pensamientos estrechos y materialistas esparcidos por nuestros antepasados en el mundo astral.
Esto nos hará darnos cuenta de lo esencial que es nutrirnos con verdades ocultas. Si la ciencia aceptara las verdades del ocultismo, simplemente como hipótesis para empezar, el propio mundo cambiaría. El materialismo ha arrojado al hombre a tales profundidades que es necesaria una poderosa concentración de fuerzas para resucitarlo. Está sujeto a enfermedades del sistema nervioso que son verdaderas epidemias de la vida del alma.
Lo que en la Tierra conocemos como sentimientos, regresan nuevamente a la Tierra en forma de realidades, acontecimientos, sucesos. Los disturbios nerviosos que agotan al hombre tienen su origen en el mundo astral.
Esta es la razón por la que, las Fraternidades Ocultas, decidieron demostrar y revelar las verdades ocultas. Porque la humanidad está pasando por una crisis y debe ser ayudada a recuperar la salud y el equilibrio. Sólo en virtud de la espiritualidad se pueden restaurar esta salud y este equilibrio.


Traducido por Julio Luelmo  Marzo 2020
El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919