GA094 Paris, 14 de Junio de 1906 -cosmología esotérica el apocalipsis

VER CICLO COMPLETO



RUDOLF STEINER
El apocalípsis
Paris, 14 de Junio de 1906 
décimo octava conferencia.

En estas conferencias se ha dicho muchas veces que el cristianismo marca el punto de inflexión de la evolución humana. Todas las religiones tienen su razón de ser y han sido manifestaciones parciales del Logos, pero ninguna ha cambiado el mundo tan profundamente como el cristianismo.Por ejemplo, en el pasaje del Evangelio se puede sentir esta influencia: "Bienaventurados los que no vieron y creyeron". Los que no vieron, aquellos que no conocían los misterios. A través del cristianismo se dieron a todo el mundo, ciertas enseñanzas fundamentales de los antiguos Misterios, por ejemplo, aquellas que se ocupaban de la moralidad, de la inmortalidad del alma por la Resurrección o el "segundo nacimiento".
Antes del cristianismo, la verdad súprasensible era revelada en los ritos y representaciones dramáticas de los Misterios. Desde entonces, hemos creído en tales verdades, tal como fueron reveladas en la Divina Personalidad de Cristo. Pero en cada época ha habido una diferencia entre la verdad esotérica conocida por los Iniciados y su forma exotérica que ha sido adaptada a la multitud y se ha expresado en las religiones. Eso mismo es aplicable al cristianismo. Lo que está escrito en los Evangelios es el mensaje, las buenas nuevas anunciadas a todo el mundo. Pero había una enseñanza más profunda; Que está contenida en el Apocalipsis en forma de símbolos.
Hay una forma de leer el Apocalipsis que solo ahora puede hacerse pública. Pero ya se practicaba en la Edad Media, en las escuelas ocultas de los Rosacruces. Prestaban menos atención al aspecto histórico de lo escrito, a la cuestión de su autor y a todos los problemas que ocupan las mentes de los teólogos modernos que solo buscan descubrir las circunstancias externas e históricas. La teología de hoy solo conoce la cáscara del Apocalipsis y ha descuidado su esencia y núcleo. Los Rosacruces estaban preocupados con las declaraciones proféticas, con las verdades eternas.
El ocultismo en general no se ocupa de la historia de un único ciclo o período evolutivo, sino de la historia interna de la evolución humana en su conjunto. Cierto es, que el ocultismo se esfuerza por descubrir las primeras manifestaciones de la vida de nuestro sistema planetario y las etapas más tempranas de la existencia del hombre, pero mira hacia el futuro a través de los milenios a una humanidad divina, a un tiempo en que la Tierra misma habrá cambiado tanto en sustancia como en forma. ¿Es posible predecir el futuro lejano? De hecho, es posible, porque todo lo que finalmente tendrá que volverse físico en el futuro, ya existe en germen, en forma arquetípica. El plan de la evolución está contenido en el pensamiento arquetípico. Nada surge en el mundo físico que en sus líneas generales no haya sido previsto y prefigurado en el mundo devacánico. Nada sucede en las profundidades, que no existiese ya en las alturas. La libertad individual y el poder de la iniciativa dependen de la manera en que se realice esta verdad.
El cristianismo esotérico no se basa en un idealismo vago y sentimental, sino en una realización que nace del conocimiento de los mundos superiores. Tal era el conocimiento que poseía el autor del Apocalipsis, el Vidente de Patmos, quien nos dio una imagen del futuro de la humanidad.
Tratemos de imaginar este futuro a la luz de los principios cosmológicos que hemos estado estudiando en estas conferencias. Ciertas visiones del pasado y también del futuro eran reveladas a los alumnos de las Escuelas Rosacruces y luego, para que pudieran interpretar estas visiones, se les decía que estudiaran el Apocalipsis. Procederemos de la misma manera y consideraremos cómo el hombre se ha convertido gradualmente en lo que es hoy y en que futuro tiene ante el. Hemos hablado del antiguo continente de la Atlántida y de los atlantes que solo tenían una conciencia primitiva del "yo" hacia el final de su período. Las civilizaciones postatlánticas han sido las siguientes:
  1. La civilización pre-védica en el sur de Asia y en la India: los comienzos de la cultura aria.
  2. La época de Zoroastro, que comprende la civilización de la antigua Persia.
  3. La Civilización egipcia (incluidos los caldeos y semíticos). Los primeros gérmenes del cristianismo fueron depositados en esta época entre los pueblos hebreos.
  4. La civilización grecorromana, la era del nacimiento del cristianismo.
  5. Una nueva época comenzó en el momento de las migraciones de los pueblos y de las invasiones. Las razas del norte tomaron la herencia de la civilización grecorromana: los celtas, los pueblos germánicos y los eslavos. Nosotros mismos vivimos en esta época. Esta nueva época es una transformación posterior de la cultura grecorromana, producida por los impulsos estimulantes de las nuevas razas, bajo la influencia del cristianismo mezclado con la levadura del Oriente que fue traída a Europa por los árabes. La misión esencial de esta época de la civilización es adaptar al hombre al plano físico para desarrollar la razón y la lógica práctica, para sumergir la inteligencia en la materia física de modo que la materia pueda ser entendida y finalmente dominada. En esta dura y difícil tarea que está llegando a su punto culminante en nuestros días, el hombre ha olvidado temporalmente los mundos superiores de los que vino. Si comparamos nuestra intelectualidad con la de los caldeos, por ejemplo, es fácil ver cuánto hemos adquirido y, sin embargo, cuánto hemos perdido. Cuando un Mago caldeo miraba al cielo, que para nosotros simplemente representa aspectos de mecánica celestial, sus sentimientos eran muy diferentes de los nuestros. Mientras que la astronomía moderna se ocupa de los cálculos y las abstracciones, el mago de la antigua Caldea sentía la profunda armonía de los cielos como la de un ser vivo y divino. Cuando miraba a Mercurio, Venus, la Luna o el Sol, no solo percibía la luz física de estos cuerpos celestes; sino que percibía sus almas y sabía que su propia alma estaba en comunión con estas almas poderosas de los cielos. Sus fuerzas de atracción o repulsión parecían ser una maravillosa sinfonía de la voluntad divina; La música del macrocosmos sonaba en su ser. Por eso, la "Música de las esferas" era una realidad que unía al hombre a los cielos. La superioridad del erudito en nuestra era moderna reside en un conocimiento del mundo físico, de la materia mineral. Lo que una vez fue conocimiento espiritual ha descendido al mundo físico, al mundo que tan bien conocemos. Pero de ahora en adelante debemos esforzarnos por alcanzar un conocimiento del mundo astral y del mundo del Espíritu puro por medio de la verdadera clarividencia.
Este descenso en el materialismo fue necesario para que la quinta época pudiera cumplir su misión. Era esencial que la clarividencia astral y espiritual se debilitara para que el intelecto pudiera desarrollarse mediante una observación precisa, minuciosa y matemática del mundo físico. La ciencia física debe ser complementada por la ciencia espiritual. He aquí un ejemplo: a menudo se hacen comparaciones entre el mapa de los cielos de Ptolomeo y el de Copérnico. Se dice que el mapa de Ptolomeo es erróneo. Ahora bien, esto en sí mismo no es correcto. Ambos son ciertos desde diferentes puntos de vista. El mapa de Ptolomeo se refiere al mundo astral donde se ve la Tierra en el centro de los planetas, incluido el Sol. El mapa de los cielos adoptado por Copérnico se preparó desde el punto de vista del mundo físico: el Sol está en el centro del sistema solar. La importancia del sistema de Ptolomeo se reconocerá nuevamente en tiempos venideros.
A nuestra quinta época le habrá de seguir otra, la sexta. Esta sexta época verá el desarrollo de la fraternidad entre los hombres, la clarividencia y el poder creador. ¿Cómo será el cristianismo en la sexta época? Para el sacerdote en los Misterios antes de Cristo, entre la ciencia y la fe había armonía. La ciencia y la fe eran lo mismo. Cuando miraba hacia los cielos, el sacerdote sabía que el alma era una gota de agua del océano celestial, conducida a la Tierra por las grandes corrientes de vida que fluían a través del espacio. Hoy, cuando la atención de los hombres está totalmente reducida al mundo físico, la fe necesita un refugio, una religión. De ahí la separación entre ciencia y fe. La fe en la persona de Cristo, del Dios-Hombre en la Tierra, ha reemplazado temporalmente a la Ciencia Oculta y los Misterios de la antigüedad. Pero en la sexta época, las dos corrientes se unirán de nuevo. La ciencia mecánica se volverá espiritualmente creadora. Esta será la Gnosis-Conciencia espiritual. Esta sexta época, que será radicalmente diferente de la nuestra, estará precedida por poderosos cataclismos. Será tan espiritual como la nuestra ha sido material. Pero la transformación solo puede venir producida por catástrofes físicas. La sexta época será la preparación para una séptima época. Esta séptima época será el final de las civilizaciones post atlantes y las condiciones de la vida terrenal serán completamente diferentes de las que conocemos. Al final de la séptima época, habrá una revolución de los elementos análoga a la que puso fin a la Atlántida, y las eras subsiguientes conocerán una espiritualidad preparada por los dos últimos períodos post atlantes.
Así pues, hay siete grandes épocas de civilización aria en las que las leyes de la evolución se van expresando lentamente. Al principio, el hombre tiene dentro de sí lo que luego ve a su alrededor. Todo lo que realmente está a nuestro alrededor ahora, se desprendió en una época anterior, cuando nuestro ser todavía estaba mezclado con la Tierra, la Luna y el Sol. Este ser cósmico de quien el hombre de hoy y todos los reinos de la naturaleza han salido, se conoce en la Cábala como Adam-Cadmon. Adam-Cadmon abarca todos los múltiples aspectos del hombre tal como lo conocemos hoy en las diferentes razas y pueblos.
Todo lo que vive hoy en el ser interior del hombre, sus pensamientos, sus sentimientos, encontrarán expresión en el mundo exterior y se convertirán en su entorno. El futuro, reposa dentro del hombre hoy. Él es libre de hacer que sea bueno o malo. Así como él ya ha dejado atrás el reino animal, el mal que lleva consigo hoy formará una raza de seres degenerados. En nuestra era, el hombre puede, en cierta medida, esconder el bien o el mal dentro de sí. Pero llegará un tiempo en que ya no podrá hacerlo, cuando el bien y el mal se llevarán inscritos en sus rostros con caracteres indelebles, en su cuerpo, incluso en la misma faz de la Tierra.
La humanidad entonces se dividirá en dos razas. Al igual que hoy vemos rocas o animales, en esa era futura nos encontraremos con seres que serán totalmente pura malicia, totalmente horribles. En nuestro tiempo, solo el clarividente es capaz de ver la bondad moral o la fealdad moral en los seres humanos. Pero cuando las propias características del hombre expresan su karma, los seres humanos se dividirán en grupos entre sí, de acuerdo con la corriente a la que manifiestamente pertenecen, según si la naturaleza inferior ha triunfado o si ha triunfado el Espíritu. Esta diferenciación comienza a tener efecto poco a poco. Cuando partimos del pasado para la comprensión del futuro y nos esforzamos por realizar el ideal de este futuro, su plan comienza a desarrollarse ante nosotros. Se creará una nueva raza que será el vínculo entre el hombre del presente y el hombre espiritual del futuro.
En el maniqueísmo se enseñaba que a partir de nuestra era, las almas de los hombres comenzarían a transmutar el mal en bien, que se manifestará con toda su fuerza en la sexta época. En otras palabras: las almas humanas deben ser lo suficientemente fuertes como para sacar el bien del mal mediante un proceso de alquimia espiritual.

Cuando la Tierra comience a recapitular las fases previas de su evolución, primero habrá una nueva unión con la Luna, y luego la unión de esta Tierra-Luna con el Sol. La unión con la Luna marcará el punto culminante del mal en la Tierra; la unión con el Sol significará, por otra parte, la venida de la felicidad, el reinado de los "elegidos". El hombre llevará los signos de las siete grandes fases de la Tierra. El libro con los siete sellos, de los que se habla en el Apocalipsis, se abrirá. La Mujer vestida con el Sol que tiene la Luna bajo sus pies, se refiere a la edad en que la Tierra se unirá nuevamente con el Sol y la Luna. Las trompetas del juicio sonarán porque la Tierra habrá pasado a la condición devacánica, donde el principio dominante no es la luz sino el sonido. El sello distintivo del fin de la existencia terrenal será que el Principio de Cristo impregna a toda la humanidad. Habiéndose convertido a semejanza de Cristo, los hombres se reunirán alrededor de Él como multitudes alrededor del Cordero, y la gran recolección de la evolución constituirá la nueva Jerusalén.


No hay comentarios:

El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919