GA156 Dornach, 3 de octubre de 1914 -Lectura y escucha oculta como método de investigación científica espiritual.

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    RUDOLF STEINER. 


EL SER HUMANO Y SU RELACIÓN CON EL MUNDO

 Dornach, 3 de octubre de 1914

primera conferencia

No debe esperarse que estas cuatro conferencias puedan sustituir a las que estaban previstas para Munich. Intentaré dar un breve esbozo de lo que iba a ser el contenido de las conferencias de Munich, pero la información más importante y esencial que iba a darse allí debe reservarse para tiempos menos turbulentos. Me asombra que algunas personas piensen que los grandes esfuerzos necesarios para impartir enseñanzas muy importantes de la Ciencia Espiritual -como se pretendía hacer en Munich- puedan aplicarse en tiempos como los que estamos viviendo. Pero algún día se comprenderá que esto simplemente no es posible, que las verdades más elevadas no pueden ser comunicadas cuando arrecian las tormentas. Por lo que respecta a mi tema, daré una serie de conferencias sobre él más adelante, cuando el karma lo permita, en sustitución de las que se iban a dar en Munich. Pero en vista delnota deseo de oír algo sobre este tema, trataré de satisfacer este deseo en la medida de lo posible en este momento.

Los descubrimientos esenciales de la Ciencia Espiritual se adquieren por medio de la lectura oculta y de la audición oculta. Oímos algo sobre los métodos por los cuales el investigador espiritual llega a sus experiencias, cuando habla de los procesos reales de la lectura oculta y la audición oculta. Todavía prevalecen en la actualidad teorías absurdas sobre la forma en que se obtienen los resultados en la Ciencia Espiritual. Antes de pasar al tema central hablaré de un asunto trivial, -trivial, es decir, en comparación con lo que nuestra corriente de vida espiritual quisiera alcanzar. Cierto profesor moderno escribió una reseña de mi libro Teosofía. Esta reseña fue publicada hace algunos años, y el autor estaba evidentemente irritado sobre todo por lo que se dice en el libro sobre el aura humana, sobre las formas-pensamientos y demás. Entre muchas cosas que no mencionaré aquí, esta reseña también contiene algo que es absolutamente comprensible desde el punto de vista de un pensador típico de la actualidad. Se dice que si hay algo en estas afirmaciones sobre el aura y las formas-pensamiento, algunos de los que pueden ver formas-pensamiento deberían someterse a un experimento. Habría que hacer un experimento en el que varios de los que afirman poder ver tales cosas se pusieran delante de otros que tienen ciertos pensamientos y sentimientos, y entonces habría que preguntar a los primeros: "¿Qué ves en estas personas que están de pie o sentadas delante de ti?". Entonces -según el revisor- estos supuestos ocultistas deberían declarar lo que han observado, y los otros deberían confirmar que realmente habían tenido estos pensamientos y sentimientos. Si las declaraciones de los videntes coincidían, se les podía creer.

Permítanme decir aquí que no hay nada más natural que este argumento. Cualquier pensador instruido en la ciencia natural moderna debe utilizarlo porque inevitablemente parece completamente razonable. Sin embargo, una cosa es cierta. El profesor que dijo esto seguramente había leído el libro antes de escribir su crítica. En cualquier caso, debemos suponerlo. Como la reseña da la impresión de ser honesta, sin duda podemos suponerlo. Pero no pudo leerlo en el sentido real, porque, si bien es comprensible que se hagan objeciones mientras no se conozcan las verdades contenidas en el libro, también debería ser comprensible que tales objeciones no se presentaran si el libro se hubiera leído con comprensión. Con estas palabras estoy diciendo algo que será considerado escandaloso por todo pensador científico normal de hoy en día - lo considerará escandaloso porque inevitablemente debe ser incomprensible para él; simplemente no puede entenderlo. Entre las cosas que se encuentran en ese libro, está también la siguiente. - Se dice que si el vidente desea realmente asomarse al mundo espiritual y ver la verdad, debe, ante todo, practicar una autoeducación que le permita penetrar en las cosas con absoluto desinterés, acallar sus propios deseos y apetencias frente al mundo espiritual. Sí, pero si se reúnen cinco o seis personas para hacer un experimento según los métodos de la ciencia natural, como se exige, esas cuatro o cinco personas parten con el deseo de llegar a un determinado resultado, de hecho, un resultado exigido por la propia ciencia. Todo se organiza como sucede cuando hay deseos y anhelos en la vida ordinaria, que es justo lo que debe evitarse. Es obvio que cada impresión verdadera del mundo espiritual será eliminada por tal experimento. Porque este experimento está dispuesto enteramente de acuerdo con el pensamiento del plano físico y son justamente estos pensamientos del plano físico los que deben ser superados, junto con todos los deseos y anhelos relacionados con ellos. Puede decirse que se trata de ser pasivo. Ciertamente, pero tales condiciones no pueden ser arregladas desde el punto de vista del plano físico y con los métodos del plano físico. Deben ser arregladas sólo desde el punto de vista del mundo espiritual y con los métodos del mundo espiritual.

En primer lugar, el asunto en cuestión tendría que situarse en el propio mundo espiritual, no en el cerebro de un profesor curioso. Del mundo espiritual tendría que emanar la intención de que los seres humanos que son videntes aquí en el plano físico experimentaran algo de los pensamientos y sentimientos de otros seres humanos; a través del karma del mundo espiritual tendría que reunirse un puñado de personas, -reunidas, no por un profesor, sino como a través de un nexo del destino. Luego, desde el otro lado, los videntes también tendrían que ser reunidos por el karma. De nuevo, desde fuera del mundo espiritual, los sentimientos y demás dentro de los individuos tendrían que ser revelados a los distintos videntes. Si el experimento pudiera organizarse de este modo, sin duda tendría éxito.

Si alguien lee mi libro Teosofía con verdadera comprensión, sabrá que lo que acabo de decir es una verdad evidente del mundo espiritual, pero que tales procedimientos no son posibles en nuestra época. Y uno tiene, después de todo, que contar con este hecho.

Como la reseña en cuestión me mostró que la gente no es capaz de leer el libro con suficiente comprensión para descubrir por sí misma tal pensamiento, en la sexta edición, -cuyas pruebas estoy corrigiendo ahora-, he añadido lo que acabo de decirles. Uno de los puntos esenciales en un libro que ha surgido de la Ciencia Espiritual es que uno no sólo asimile su contenido real, -eso es de mínima importancia-, sino que después de haberlo leído se haya producido un cambio en el pensar y en el sentir; las normas y los juicios aplicados de otro modo en el mundo cotidiano deben haber progresado. La dificultad que aún se opone a la comprensión de los libros de Ciencia Espiritual es que las personas los leen como leen otros escritos y se imaginan que su contenido puede ser absorbido de la misma manera, mientras que la verdad es que algo cambiará dentro de nosotros cuando hayamos comprendido un libro genuinamente ocultista. Por lo tanto, es muy comprensible que la mayoría de los seres humanos rechacen hoy en día los auténticos libros de ocultismo. Porque, ¿qué debería ocurrir en alguien que lee un libro así en la actualidad? Él toma el libro... y es inteligente... como todo el mundo es inteligente hoy en día. Se considera capaz de juzgar el contenido del libro, y está convencido desde el principio de que no puede haber mejor juez de ese libro que él mismo. Y ahora, después de haberlo leído, ¿se supone que debe aprender a juzgar de otra manera? Por supuesto, no puede hacerlo; ¡ya es inteligente y tiene un juicio impecable! No admite que haya nada que cambiar en su capacidad de juicio. Ni que decir tiene que no se dará cuenta de la tendencia básica y la intención del libro. A lo sumo llegará a la conclusión de que no ha aprendido nada de su contenido y que todo son malabarismos con palabras y conceptos. Esto debe ser necesariamente así si no tiene constantemente en mente el principio básico de la Ciencia Espiritual, que es que en cualquier circunstancia, no importa cuán trivial sea, después de leer un libro genuino sobre Ciencia Espiritual, debe surgir un tipo diferente de percepción y juicio del mundo.

Para que las palabras "Lectura oculta y audición oculta" signifiquen algo para nosotros, es preciso recordar algo esencial. Debemos, por así decirlo, despedirnos del tipo ordinario de pensar, de los juicios ordinarios aplicados al mundo físico. A menudo he insistido en que, por supuesto, hay que seguir siendo un ser humano razonable. Aunque hay que adquirir un nuevo tipo de juicio, de pensar y de sentir para el mundo espiritual, hay que mantener un juicio sano en lo que se refiere a los acontecimientos y a los seres del plano físico. Esto es evidente. Pero hay algo que es necesario para los mundos superiores y no vale para el plano físico. Partiré de una experiencia que ciertamente nos es familiar


En el plano físico estamos acostumbrados a través de nuestro pensar, sentir y querer a relacionarnos con ese plano. Cuando pensamos, nos creamos imágenes mentales de las cosas y seres del plano físico y de los procesos relacionados con ellos. Cualquier cosa de la que opinamos que está presente en el espacio o tiene lugar en el tiempo, la convertimos así en nuestra propia propiedad espiritual. A través de nuestras imágenes mentales aprendemos a conocer algo. Lo mismo ocurre con los sentimientos. Nos enfrentamos a algún objeto, por ejemplo, nos deleitamos con una rosa; llevamos la rosa a nuestro mundo, a nuestro sentir, a nuestra propia alma. Hacemos algo que sale como una impresión de la rosa y actúa en nuestra alma, en nuestra propia posesión interior. Con la voluntad, incorporamos al mundo exterior algo que está contenido en nuestra intención. Las relaciones entre nosotros y el mundo exterior son claramente evidentes cuando observamos nuestro comportamiento y conducta en el plano físico. Nada de lo que así aplicamos en actos de pensar, sentir y querer, nada de lo que hacemos cuando entramos en relación con el mundo exterior por medio del cuerpo físico, nos sirve en el más remoto grado, -en la forma en que se practica en el plano físico-, para llegar a conocer nada del mundo superior. Cualquier cosa que nos ayude, por ejemplo, a conocer algo del mundo físico, cualquier cosa que apliquemos en forma de sentir o pensar para conocer las cosas del mundo físico, esto sólo puede servir como preparación para la investigación científico-espiritual.

Recordemos, por lo tanto, que en el mundo físico todo lo que hacemos pensando, sintiendo y queriendo para tener algún conocimiento de ese mundo o para hacer algo por él, todo esto sirve sólo como preparación para el conocimiento de los mundos superiores. Cualquier cosa que pensemos sobre algo perteneciente al mundo físico, por muy astutamente que lo hagamos, no nos proporciona ningún conocimiento de los mundos superiores. A través del pensar nuestra alma es meramente preparada, meramente entrenada de tal manera que gradualmente se vuelve capaz de penetrar en los mundos espirituales. Lo mismo ocurre con la voluntad y el sentir en relación con las cosas del mundo físico. Para ser doblemente claro, permítanme decir lo siguiente. Un investigador erudito, a través de sus métodos científicos, llega a conocer algo perteneciente al mundo externo. Cuando lo ha investigado, suele decir: Conozco esto y aquello que pertenece al mundo exterior. Este tipo de investigación, este tipo de pensar, no le ayuda en lo más mínimo a penetrar en el mundo espiritual. Su pensar y su investigar sólo tienen importancia porque ejercitan las facultades de su alma. El efecto, en lo que se refiere a la penetración en los mundos espirituales, es que a través de este pensar e investigar el alma se vuelve más capaz de vivir su propia vida, de activar sus propias fuerzas. Las actividades que normalmente se llevan a cabo en el mundo físico sólo son útiles para la investigación científico-espiritual como educación de la propia alma del hombre.

Elegiré aún otra comparación para aclarar el asunto. Supongamos que alguien es carpintero; ha aprendido carpintería y se propone fabricar muebles. En su trabajo como carpintero hace ciertos muebles y continúa haciéndolo durante muchos años. Este es su trabajo. Pero también ocurre algo más: se vuelve más hábil, sus manipulaciones son más eficaces; adquiere algo más, en la medida en que su propio organismo se vuelve más hábil. Es una especie de logro suplementario. Lo mismo ocurre con las actividades espirituales. Si, como botánico, pienso y hago grandes esfuerzos durante años en la esfera de la botánica, todo eso es bueno, pero además mi mente se vuelve más flexible. Eso también ayuda. Estoy mejor "entrenado" que hace algunas décadas. Por favor, no tomen la expresión en su sentido trivial ordinario, si digo que el científico espiritual debe haber sido previamente " perforado". Debe utilizar su perforación para hacer que sus poderes espirituales sean más móviles, más flexibles. Entonces, cuando todo lo que de otro modo se practica en el mundo se pone directamente al servicio de la autoeducación, como sucede en la meditación y la concentración, en los ejercicios que se dan con el propósito de penetrar en el mundo espiritual, nos preparamos debidamente para ello. Por favor, tomen las palabras, "nos preparamos", como algo infinitamente importante, porque en realidad nunca podemos hacer nada más que prepararnos para entrar en el mundo espiritual; el resto es un asunto de ese mismo mundo; el mundo espiritual debe entonces venir a nosotros. No lo hará si permanecemos en el estado habitual de los seres humanos en el plano físico. Sólo cuando hayamos transformado nuestras fuerzas anímicas de la manera indicada, podremos esperar que el mundo espiritual venga a nosotros. No puede ser nada parecido a la investigación en el mundo físico, porque entonces vamos hacia las cosas que estamos investigando. Sólo podemos prepararnos para que, cuando el mundo espiritual venga hacia nosotros, no se nos escape, sino que nos cause una verdadera impresión.

Por lo tanto, hay que decir: Todo lo que podemos hacer para desarrollar la capacidad de investigación espiritual es prepararnos dignamente, para que cuando el karma quiera que el mundo espiritual se enfrente a nosotros, no seamos ciegos y sordos a él. Podemos prepararnos así, pero la manifestación del mundo espiritual es un acto de gracia de ese mundo y debe considerarse como tal.

Y así llegamos a la pregunta: ¿Cómo se puede lograr penetrar en el mundo espiritual? - la respuesta debe ser: Debemos prepararnos adoptando todas las medidas que hagan nuestras acciones más hábiles, más móviles, que entrenen nuestro pensamiento, hagan nuestro sentimiento y percepción más delicados, más llenos de devoción. Y entonces: ¡Esperar, esperar, esperar! Ésa es la regla de oro: ser capaz de esperar en la tranquilidad del alma. El mundo espiritual no se hace accesible de otra forma que no sea ésta: el individuo debe hacerse merecedor de él y luego desarrollar una actitud de espera en la tranquilidad del alma. Esto es lo esencial. Lo adquirimos de la manera que he descrito detalladamente en mis libros, preparándonos para recibir el mundo espiritual. Pero también debemos adquirir ese reposo absoluto del alma que es lo único que hace posible que el mundo espiritual se acerque a nosotros.

En las conferencias he utilizado el siguiente ejemplo. En el mundo físico, si queremos ver algo tenemos que ir hacia ello. Quien quiere ver Roma, debe ir a Roma. Eso es muy natural en el mundo físico, porque Roma no vendrá a ellos. En el mundo espiritual es justo lo contrario. No podemos hacer otra cosa que prepararnos mediante los métodos descritos, para ser dignos de recibir el mundo espiritual: debemos adquirir reposo del alma, equilibrio en el lugar donde nos encontramos... entonces el mundo espiritual viene a nosotros. Debemos esperarlo en la tranquilidad del alma, eso es lo esencial. Y esto que viene a nosotros, ¿Dónde está? De esto también he hablado a menudo y hablaré de ello sólo a modo de introducción, para que tengamos una buena base sobre la que proseguir.

Todos ustedes conocen nuestra literatura antroposófica. ¿Dónde están los Seres Elementales, dónde están los Seres de las Jerarquías superiores? Ellos están aquí, en todas partes, -justo donde está la mesa, donde están las sillas, donde están ustedes mismos-, nos rodean por todas partes. Pero, en comparación con las cosas y los procesos del mundo exterior, son tan etéreos, tan fugaces, que escapan a la atención de los hombres. Los hombres pasan incesantemente por todo el mundo espiritual y no lo ven porque por su constitución aún no están preparados para ello. Si ustedes pudieran entrar en el mundo espiritual, como ocurre por la noche cuando duermen, se darían cuenta de que la conciencia es tan débil que, a pesar de que el hombre está en el mundo espiritual desde que se duerme hasta que se despierta, su conciencia está demasiado embotada para percibir a los Seres espirituales que le rodean. Está en el mundo espiritual toda la noche, está dentro de este mundo delicado y fluctuante, pero no es consciente de ello porque su conciencia está demasiado embotada.

¿Qué debe suceder para que el hombre aprenda a ser consciente de este mundo en el que vive realmente todo el tiempo? Aquí tenemos que considerar algo muy importante. Ante todo, debemos tener en cuenta lo siguiente. He tratado de describirlo con más precisión, también para el público, en el último capítulo del libro Enigmas de la Filosofía. Quiero ver si algunas personas que no pertenecen al Movimiento Antroposófico son capaces de comprenderlo.

¿Cómo surge la percepción externa? Como ustedes saben, la gente generalmente piensa, -especialmente aquellos que se imaginan que son muy inteligentes-, que la percepción externa surge porque los objetos están allí y entonces el hombre, dentro de su piel, recibe impresiones de los objetos; suponen que su cerebro, (si piensan materialistamente), produce imágenes internas de los objetos y formas externas. Ahora bien, eso simplemente no es así; los hechos son muy diferentes. La verdad es que el ser humano no está de ninguna manera confinado dentro de su piel. Si alguien está mirando un ramo de flores, entonces con su yo y su cuerpo astral está realmente dentro de él, y su organismo es un aparato reflector que se lo refleja. En realidad ustedes se extienden sobre el horizonte que observan. En la conciencia despierta, también están arraigados, con una parte esencial de su Yo y su cuerpo astral, en sus cuerpos físico y etérico. El proceso es como lo he descrito a menudo en conferencias. Supongamos que aquí hay una serie de espejos. Mientras caminen por el espacio y no tengan espejos, no se verán a sí mismos, pero en cuanto lleguen a un espejo, sí se verán. El organismo humano no es el productor de lo que experimentan en su alma, es sólo el aparato reflector. El alma está unida al ramo de flores exterior. Que el alma pueda ver las flores conscientemente depende de que el ojo, al unísono con el aparato cerebral, refleje hacia el alma aquello con lo que el alma está viviendo. El hombre no percibe por la noche, porque cuando duerme saca lo que lleva dentro todo el día: es decir, su yo y su cuerpo astral. Por lo tanto, los ojos y el cerebro dejan de reflejar. Irse a dormir es como si ustedes tuvieran un espejo frente a ustedes: se miran en el espejo y ven su propio rostro; quitan el espejo, ¡y de repente su rostro ya no está allí!

Y así el hombre, con su ser de alma y espíritu, está realmente dentro de esa parte del mundo que observa; y lo ve conscientemente, porque su propio organismo se lo refleja. Por la noche este aparato reflejante no está allí, y él no ve nada. Nosotros mismos somos la parte del mundo que vemos; durante la noche esa parte del mundo se retira.

Una de las peores formas de Maya es la creencia de que el hombre permanece firmemente dentro de su piel. No es así; en realidad está dentro de las cosas que ve. Cuando me enfrento a un ser humano, estoy dentro de él con mi cuerpo astral y mi yo. Si no me enfrentara a él con mi organismo, no lo vería. El hecho de que pueda verlo se debe a mi organismo; pero con mi cuerpo astral y mi Yo estoy dentro de él. No darse cuenta de esto es uno de los resultados más peligrosos de Maya.

De esta manera podemos formarnos una idea de la naturaleza de la percepción y la experiencia en el plano físico.

¿Y qué hay del mundo espiritual? Si queremos experimentar aquello de lo que he dicho que es tan fugaz, tan móvil comparado con los procesos y las cosas del mundo físico que aunque vivamos dentro de él como dentro de los objetos toscos del mundo físico, no lo experimentamos porque es demasiado tenue, -si queremos experimentar esta realidad fluctuante, etérea, entonces nuestro Ego ordinario, el portador de nuestra individualidad, nuestra yoidad, debe ser amortiguado, debe ser suprimido. Esto es lo que hacemos en la verdadera meditación. ¿Qué es la meditación? Tomamos un contenido o una imagen mental y nos entregamos por completo a ella. Nos olvidamos de nosotros mismos y suprimimos la egoidad de la conciencia despierta ordinaria. Excluimos todo lo que está conectado con la egoidad de la conciencia despierta. Mientras que estamos acostumbrados a aplicar la egoidad en el plano físico, ahora la suprimimos. En vez de vivir en los cuerpos físico y etérico, suprimiendo gradualmente la egoidad, logramos vivir sólo en el cuerpo astral.

Obsérvese aquí el punto esencial. Cuando meditamos o nos concentramos, nuestro objetivo primordial es siempre suprimir nuestra egoidad. Esta egoidad no debe transmitir experiencias físicas; tratamos de suprimirla, de presionarla para que entre en el cuerpo astral. Cuando está en el cuerpo astral no se refleja, para empezar, en el cuerpo físico.

Cuando ustedes miran este ramo de flores, están, en realidad, dentro de él. El cuerpo físico es un aparato reflector y ustedes ven el ramo de flores porque el cuerpo físico se los refleja. Si inhiben al Ego con su egoidad, entonces estarán viviendo dentro del cuerpo astral. Y el cuerpo astral es tan delicado que pueden percibir conscientemente las cosas fugaces del mundo externo; pero también ellas deben reflejarse primero para que puedan verlas en realidad.

Hay muchos entre ustedes que se dedican fiel y sinceramente a la meditación. Así consiguen suprimir la egoidad cotidiana, y comienza la experiencia en cuerpo astral. Pero para tener una experiencia consciente en cuerpo astral, primero hay que reflexionar. Hay muchos de ustedes que, por medio de la meditación, ya han alcanzado la etapa de vivir en cuerpo astral. Pero ahora se trata de reflexionar, de reflejar. Y así como en la vida ordinaria el cuerpo físico debe reflejar lo que experimentamos, así, si queremos percibir conscientemente en el mundo espiritual, las experiencias del cuerpo astral deben ser reflejadas por el cuerpo etérico.

Pero, ¿Qué sucede cuando las experiencias de un hombre en cuerpo astral son realmente reflejadas por el cuerpo etérico? Sucede algo de lo que debemos darnos cuenta, sobre todo, que es absolutamente diferente de la visión en el mundo físico. Las cosas en el mundo espiritual no son tan convenientes como en el mundo físico. Incluso un ramo de flores cortadas es un objeto autónomo; permanece como es. Podemos llevarnos un ramo de flores a casa y disfrutar de él, ponerlo en un jarrón, etcétera. No esperamos otra cosa cuando tenemos el ramo delante. Pero éste no es en absoluto el caso de las experiencias astrales que nos son reflejadas por el cuerpo etérico. Allí todo vive y se teje; nada está quieto ni un solo instante. Pero lo esencial no es cómo aparece en el reflejo. Lo esencial del ramo de flores es lo que realmente es, en ese momento. Tomo las flores y las tengo. Cuando algo me es reflejado por el cuerpo etérico, no puedo tomarlo tal como es y estar satisfecho con ello. Porque, sencillamente, no es lo que parece ser.

Compréndanme bien, mis queridos amigos. También para esto he utilizado a menudo la siguiente analogía. Supongamos que hay algunos trazos aquí (en la pizarra) digamos B ... A ... U. Ahora bien, si yo no supiera leer cuando tengo estos signos delante, diría simplemente: "Veo unos cuantos trazos como éstos que, al unirse, forman un dibujo peculiar". No puedo llevarme esto a casa como el ramo de flores y ponerlo en un jarrón. Si tomara lo que está ahí, la palabra BAU (edificio), y lo pusiera en un marco, no tendría lo esencial. Lo esencial es el edificio real que está fuera, en algún lugar. Yo expreso el edificio a través de estos signos, y sólo leo lo esencial, en los signos.

En el plano físico, lo esencial está realmente ahí, delante de mí. En la lectura ordinaria no tengo lo esencial; tengo signos para ello. Lo mismo ocurre con lo que experimento en el cuerpo astral, que luego se refleja en el cuerpo etérico. Sólo es correcto si lo tomo como tantos signos, me doy cuenta de que esos signos significan algo más y que no basta con mirar lo que se refleja y suponer que es lo esencial. No es lo esencial, como tampoco la palabra BAU es el edificio en sí. Lo esencial es lo que significan esos signos. En primer lugar, debo aprender a leerlos. Del mismo modo, debo aprender a leer lo que, para empezar, percibo en el mundo espiritual: simplemente una serie de signos que expresan la verdad. Sólo podemos adquirir conocimiento del mundo espiritual tomando lo que éste nos presenta como letras y palabras que aprendemos a leer. Si no aprendemos esto, si pensamos que podemos ahorrarnos la molestia de este aprendizaje oculto de la lectura, sería tan inteligente como una persona que coge un libro y dice: Hay tontos que dicen que algo está expresado en este libro, pero eso no me concierne. Puedo simplemente pasar las páginas y ver letras fascinantes en ellas. Una persona así simplemente toma lo que se le presenta y no se preocupa por lo que allí se expresa.

Si se ignora lo que acabo de decir, se entra en una relación totalmente falsa con el mundo espiritual. Lo esencial es aprender a leer e interpretar lo que se percibe. En las próximas conferencias veremos lo que significa leer e interpretar.

En cualquier caso, tenemos indicios que nos ayudan a comprender la cuestión: ¿Qué es la lectura oculta? La lectura oculta comienza cuando el hombre se experimenta a sí mismo en cuerpo astral, -al igual que en el mundo físico se experimenta a sí mismo en el Ego-, y cuando las experiencias del cuerpo astral se reflejan en el cuerpo etérico, no como sucede en el mundo físico, cuando las experiencias del Ego se reflejan en el cuerpo físico.

Aquí hay que recordar algo más. Como ya les he dicho hoy, no estamos totalmente dentro de los objetos que están fuera de nosotros; no sólo estamos en ellos con nuestro Yo y nuestro cuerpo astral, sino que en la conciencia despierta el Yo también envía parte de sí mismo al cuerpo físico. Sólo durante el sueño el yo se retira del cuerpo físico. Esto significa que para vivir en el mundo físico debemos ser capaces de sumergirnos en nuestro cuerpo físico. En cuanto a la percepción y la lectura en el mundo espiritual, nos damos cuenta, en primer lugar, de que podemos vivir en nuestro cuerpo astral, y de que las cosas nos llegan reflejadas por el cuerpo etérico. Pero debemos avanzar a la etapa ulterior de poder vivir en el propio cuerpo etérico, descender al cuerpo etérico del mismo modo que al despertar del sueño descendemos al cuerpo físico. Observen también que es necesario descender con el cuerpo astral al cuerpo etérico.

Cuando aprendemos a leer, aprendemos a vivir fuera del cuerpo físico. Así como al despertar descendemos al cuerpo físico, así el ocultista, sin hundirse en el cuerpo físico, debe descender al cuerpo etérico. Los ocultistas llaman a esto, con razón, "ser arrojado al abismo". Lo que es necesario es que no nos quedemos estupefactos cuando esto suceda, que bajemos con conciencia y mantengamos nuestra propia orientación, pues este descenso al cuerpo etérico no es tan fácil como el descenso al cuerpo físico. En realidad, es como ser arrojado al abismo. El ser humano está dividido en tres. He hablado de esto en el libro Conocimiento de los Mundos Superiores. El hombre se convierte en un ser triple. No puede descender conscientemente a su cuerpo etérico sin multiplicarse de la manera indicada.

Cuando el ser humano vive sólo en el mundo físico y se va a dormir, su yo y su cuerpo astral están fuera de los cuerpos físico y etérico; su conciencia está entonces demasiado apagada para permitirle ver el mundo espiritual. Cuando desciende al cuerpo físico, que le refleja el mundo físico para que lo perciba, esto también es una especie de empujón al abismo; sólo que se nos hace tan fácil que no lo experimentamos como un shock. Pero cada mañana, si a través de nuestros ejercicios progresamos a esa etapa en la que podemos experimentar algo en el mundo espiritual, si aprendemos a leer en esta condición que es como el sueño que se ha vuelto consciente, también experimentamos lo que significa ser empujado hacia abajo, ser dividido en tres. Si ahora conservamos la conciencia, también somos capaces de penetrar conscientemente en las cosas y sucesos del mundo espiritual que están fuera de nosotros.

Así, aprendemos a vivir en cuerpo astral y a tener nuestras experiencias reflejadas por el cuerpo etérico. Leemos como cuando leemos un libro. Tan pronto como hemos descendido al cuerpo etérico nos convertimos en triples. Podemos enviar estas tres partes de nuestro ser - y entonces se mueven conscientemente en el mundo espiritual. En su deambular experimentan lo que llamamos "audición oculta". Tan pronto como nos hemos introducido conscientemente en nuestro propio cuerpo etérico, comienza la audición oculta. Ahora penetramos en las cosas en sentido real. Ahora nos damos cuenta de que lo que antes habíamos aprendido a leer podemos experimentarlo realmente.

Repitamos, pues, lo que se ha dicho. Por medio de sus ejercicios ocultos, el hombre se capacita para suprimir su egoidad hasta tal punto que aprende a vivir conscientemente en su cuerpo astral. Entonces, gradualmente, los seres y acontecimientos del mundo espiritual son reflejados por su cuerpo etérico. Cuando es capaz de interpretar correctamente este mundo reflejado, ha aprendido el arte de la lectura oculta. En una etapa posterior, cuando es capaz no sólo de leer mientras está fuera de su cuerpo etérico, sino de despertar en el sentido real en el cuerpo etérico, entonces envía las tres partes de su ser al mundo y oye lo que está sucediendo, oye su tejido y actividad internos. En esta etapa lo oye.

Gradualmente desarrolla la facultad de la lectura oculta y la audición oculta de tal manera que algo muy definido se asocia con la experiencia. Consigue penetrar realmente en la realidad de las cosas. Pues lo que ocurre en el plano físico no es la realidad, ¡no lo es! La simple contemplación nos muestra en todas las regiones y rincones del mundo que lo que experimentamos en nuestro entorno no es la realidad, que a todo le atribuimos un significado falso. Alguien me dijo una vez a orillas del Rin: "Ahí está el antiguo Rin". Era una frase hermosa y profundamente sentida. Pero, ¿qué tiene de antiguo el Rin? Ciertamente no es el agua que uno ve pasar, porque al momento siguiente ya no está allí. Esto demuestra claramente que lo antiguo no es eso. Antiguo, a lo sumo, es el hueco que se ha excavado en el suelo, pero eso no es lo que se quiere decir cuando alguien habla del "Rin antiguo". ¿Qué es, en realidad, lo que se designa con la frase "el antiguo Rin"? Si se dice "la hondonada"... bueno, también hay hondonadas en el fondo del mar, y también arroyos. Cuando la Corriente del Golfo fluye por el océano, no sólo el agua es diferente en cada momento, sino que la hondonada también es diferente. Nada es permanente en lo físico, nada en absoluto. Lo mismo ocurre con todo el mundo físico. Vuestro propio organismo no es más que una corriente: la carne y la sangre que tienen hoy no eran las suyas hace ocho años. Nada es real en lo físico, todo es flujo.

Hablar del "antiguo Rin" sólo tiene sentido cuando pensamos en esos Seres elementales que realmente tienen su vida en el Rin, cuando pensamos en el elemental Dios Río Rin - un Ser espiritual que es verdaderamente antiguo. Sólo entonces habremos dicho algo que tenga sentido. Debemos entender las palabras "Rin antiguo" en un sentido espiritual, o estaremos hablando sin pensar. Es profundamente cierto que sólo penetramos en las realidades espirituales cuando nos guía el mundo espiritual. Es entonces cuando penetramos en las verdaderas realidades. Que efectivamente penetramos en estas realidades quedará claro cuando describamos los detalles de la lectura y la audición ocultas -en la medida de lo posible- en la conferencia de mañana.





















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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919