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RUDOLF STEINER
EL REGRESO DEL HOMBRE HACIA UNA NUEVA ENCARNACIÓN
Leipzig, 4 de julio de 1906.
7ª conferencia
Ayer hablé del camino seguido por el núcleo del hombre después de la muerte y de su regreso a una nueva vida terrenal. Después de la muerte surge, en primer lugar, el panorama de las imágenes del cuerpo etérico, seguido de una breve condición de sueño en la que el cuerpo causal se libera. Esto se afirma en forma de rayos que irradian en colores azul e índigo a partir de las formas semejantes a llamaradas etéricas. Cuando el cuerpo astral es dejado atrás como tercer cadáver, éste continúa viviendo por un tiempo en una existencia propia y después es absorbido por el mundo astral. Tales "sombras astrales" (espectros) a menudo son invocados por médiums en sesiones espiritistas. Luego, después de una larga preparación (en el Kamaloka), el hombre entra en el Devachan, donde transforma sus experiencias en capacidades.
Después de haber pasado por las dos primeras regiones, llega a la tercera región, la región atmosférica del Devachan. Allí experimenta todo lo que representa placer y dolor, pasiones e instintos, estos constituyen la "atmósfera" del Devachan. Para el ser humano espiritual, esto es tan vivificante como el oxígeno del ser humano.
Cuando el ser humano ha transformado así toda su vida de una manera alquimista, su cuerpo causal y su Ego regresan a la esfera terrenal. Los gérmenes humanos surgen, descritos como formas parecidas a campanas, que surgen por el hecho de que la sustancia astral viene volando hacia ellos de acuerdo con las corrientes de fuerza internas de las capacidades adquiridas por cada germen humano. Ninguna de estas formas se parece a las demás en cuanto a color ni forma; Esto expresa las diferentes individualidades. Todo su carácter está contenido en estas formas y colores y se expresa en ellas.
El nuevo cuerpo etérico surge, como hemos visto, no debido a la atracción de la sustancia etérica, sino únicamente debido a la actividad de los llamados Mahadevas. La atracción del nuevo cuerpo etérico tiene lugar cuando la forma de campana ya ha encontrado un camino que conduce al embrión. Una conexión completa del cuerpo etérico con el germen físico del hombre solo tiene lugar en el séptimo mes después de la concepción. Hasta entonces, los cuerpos están conectados, pero esta conexión no recubre el germen. Los seres llamados Lipikas conducen al ser humano hacia los padres y hacia las condiciones familiares en las que pueda vivir mejor de acuerdo con su karma.
Discutamos ahora cómo actúa el karma en el ser humano individual. Imaginemos los actos del hombre: esto nos mostrará que detrás de ellos siempre se encuentra una clara disposición de carácter. La acción externa puede ser la misma, aunque los motivos pueden diferir. En principio, los hechos y sus efectos aparecen en el karma externo favorable o desfavorable. También el carácter, las inclinaciones y los hábitos se expresan en el karma.
Estas cualidades permanentes del hombre están contenidas en el cuerpo etérico y en la próxima vida se insertan en el cuerpo físico. Una vez transformadas en fuerzas aparecerán en la próxima vida en el cuerpo físico como fuerzas formadoras de órganos. Dado que las cualidades del cuerpo etérico tienen tanta influencia en el cuerpo físico de la próxima vida, la constitución saludable o no en una vida depende de la inclinación y de los hábitos de una pasada.
En esta vida, podemos influir en nuestra próxima al cultivar inclinaciones y sentimientos nobles, haciendo que el cuerpo de nuestra próxima encarnación sea fuerte y saludable. Las causas de la enfermedad son de hecho de tipo moral.
Esta transformación de las fuerzas morales a menudo dura mucho tiempo. Los pueblos y las razas decadentes tienen una especie de proceso de putrefacción en sus cuerpos astrales. Los invasores hunos y mongoles también trajeron tanto miedo y terror a las poblaciones europeas porque tenían esta sustancia astral decadente. Pero el miedo y el terror son un buen suelo para esas sustancias astrales putrefactas. Estas fuerzas entraron en los cuerpos de los pueblos europeos y el resultado fue la terrible enfermedad de la lepra en la Edad Media. Tales sustancias putrefactas, traídas por los hunos y los mongoles, no pueden dañar a los valientes y audaces.
Dado que las cualidades morales aparecen físicamente en la próxima generación, no solo va en nuestro propio beneficio que vivamos moralmente, sino para la salud de las próximas generaciones.
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