GA089 Berlín, 9 de noviembre de 1904 -Ley de la forma: Nacimiento y Muerte; Ley de la Vida: Renacimiento; Ley del Espíritu: Karma. conferencia 11

    RUDOLF STEINER



 Ley de la forma: Nacer y Morir; 

Ley de la Vida: Renacer; 

Ley del Espíritu: Karma. 



ciclo de doce conferencias impartidas en Berlín,

9 de noviembre de 1904 décimo primera conferencia.
A menudo se habla de los principios como si fueran del mismo tipo y sólo tuvieran grados diferentes. Pero si queremos entender las correspondencias, tenemos que conocer los propios principios según su naturaleza.
Debemos distinguir tres cosas en el mundo, tres tipos de efectos. Debido a que para un ser perceptor sólo puede entrar en consideración aquello que tiene un efecto, dirigimos nuestra atención a los efectos. Por tanto, hay tres tipos de efectos: primero, el espiritual; segundo, el anímico; tercero, el físico. El efecto espiritual, todo lo que de alguna manera puede actuar como espíritu, se llama budhi; todo lo que puede actuar anímicamente se llama kama; todo lo que puede actuar físicamente se llama prana. Estos son los tres formas de acción: Budhi, Kama, Prana. Como formas de acción son similares, sólo que a niveles diferentes.
Ahora bien, hay que imaginar que los efectos serían perpetuamente fluidos, indeterminados, si no estuvieran limitados. Por ejemplo, si kama ha de aparecer de una determinada manera, debe darse a sí mismo un límite.  Así pues, para convertirse en efectos limitados, budhi, kama y prana deben autolimitarse.
En la literatura teosófica, estos límites se denominan "shariras", es decir, Cáscaras, envolturas, fundas. Si Budhi tiene un límite, se llama Karana Sharira; si Kama tiene un límite, se llama Linga Sharira; si Prana tiene un límite, se llama Sthula Sharira. Estas Shariras son, pues, los límites, las envolturas, que los tres modos de acción se fijan a sí mismos.
Ahora puede ocurrir lo siguiente, [el esquema I se desarrolla ahora en otro tablero, escrito de abajo arriba]:
esquema I
Tenemos primero el prana como efecto; después el prana se autolimita al exterior: Sthula Sharira. De modo que el prana se limita por un lado y permanece ondulantemente abierto por el otro. Luego Kama se une a Prana y se auto delimita aquí: Linga Sharira. Como resultado, el prana ya no permanece ondulantemente abierto en este lado, porque kama empuja con su límite; pero kama permanece abierto de nuevo en el otro lado. Ahora Budhi entra y se autolimita contra Kama y surge Karana Sharira. De modo que los tres principios tienen capas intermedias. Si se trata de un ser, en estos tres principios y sus estratos intermedios debe vivir todavía una conciencia del yo: a esto se le llama Atma.
El ser humano se compone de los tres principios y las capas intermedias y de la Conciencia del Yo o Atma. Cada una de ellas puede tener subdivisiones. Si lo entendemos así, hemos determinado la composición del ser humano como tal.
Aquí, en el hombre [Esquema I], el cuerpo físico forma la envoltura exterior, y Atma descansa en el interior. Ahora bien, la disposición también puede ser muy diferente. Pues [en el caso del espíritu planetario] es de tal manera que el Prana se muestra primero como efecto interior y se pone un límite. Entonces surgiría lo siguiente [esquema II]:
esquema II
Prana está entonces limitado hacia dentro por Sthula Sharira, Kama por Linga Sharira, Budhi por Karana Sharira y tendríamos ahora un ser en el que Atma está primero fuera, luego Budhi, luego Kama y por último Prana. A continuación [el esquema siguiente] Atma aparecería extendido alrededor [de una esfera], y Sthula Sharira sería un punto en el centro.
Un ser así es un Dhyan-Chohan, un espíritu planetario, y debe actuar al revés que un ser humano. En el hombre, Sthula Sharira se encuentra hacia fuera, en el Dhyan-Chohans Atma, luego viene Budhi y así sucesivamente.

esquema III
Podemos hacernos una idea clara con el siguiente ejemplo. Cuando cerramos los ojos, primero está oscuro y luego, cuando los volvemos a abrir, vemos la luz. Pero sólo vemos la luz porque la sentimos y, por tanto, podemos recibirla. Pero tiene que estar ahí antes de que podamos recibirla. Y del mismo modo que debemos estar ahí para sentir la luz, debe haber un ser fuera que revele la luz. Somos receptores de luz, fuera debe haber dadores de luz, reveladores de luz. Y así como sólo podemos sentir la luz teniendo kama, o sea, el cuerpo astral, dentro de nosotros, un ser planetario debe tener un kama que irradie luz. De modo que Kama trabaja aquí hacia el centro y allá en el radio del círculo.
esquema IV
<El círculo que es convexo hacia arriba es para nosotros, para la sensación, para el receptor, para el empeño hacia el dar. El círculo convexo hacia abajo es el kama del ser dhyánico. De este modo, el kama de la revelación actúa hacia abajo: Karana Sharira. Así como el hombre tiene un kama que se dirige hacia su centro, el espíritu planetario tiene un kama que se dirige hacia el exterior, hacia la circunferencia, que es revelador de luz, mientras que el kama del hombre es receptor de luz. Dos seres de naturalezas complementarias siempre van juntos. Una entidad debe poseer deseo: la entidad receptora; otra debe ser capaz de dar: la entidad dadora. El kama deseoso humano presupone que existe el kama dadivoso, el kama de amor. 
El budhi humano es el mediador de la cognición. Lo que nos revelan las cosas en términos de cognición lo recibimos a través de nuestro budhi. Por lo tanto, el espíritu planetario debe ser generador de pensamientos, el budhi humano debe ser receptivo. El espíritu planetario se comporta, pues, de forma totalmente opuesta y complementaria al espíritu humano.
Cada cosa individual del mundo sólo existe en el contexto del mundo, es parte del todo. Como miembro pertenece a la totalidad del espíritu planetario de la Tierra. Así, por ejemplo, la mesa tiene en primer lugar materia, por la cual es un ser que se nos presenta en el espacio; en segundo lugar, tiene fuerza, por la cual ofrece resistencia, pues de otro modo no estaría ahí para nosotros; y en tercer lugar, la fuerza no se expresa arbitrariamente, sino según ciertas leyes (leyes de la naturaleza).
¿Cuál es el poder? ¿Qué es lo que hace posible la vida en nosotros? Es una fuerza que compromete, que sostiene la vida. La fuerza vital del hombre se expresa manteniendo unido lo material que hay en él. Por eso la materia y su poder se dirigen hacia el interior del hombre, lo construye desde dentro; de otro modo no podría percibirse como un ser vivo. La mesa, en cambio, tiene la materia dirigida hacia el exterior, y esto se expresa a través de la ley. La materia en sí no puede percibirse, sólo sus propiedades, como los colores, los sonidos, etc. La materia en sí escapa por completo a la percepción. Hay un prana en la materia que elude por completo la percepción, pero que se entrega para revelarse. Además, reconocemos la ley en la materia, el pensamiento que se expresa en ella.
Budhi se expresa exteriormente en la naturaleza. Todo cuerpo, que es la expresión exterior del espíritu planetario, irradia continuamente hacia el exterior, es decir, tiene a Budhi vuelto hacia fuera. Se convierte en la luz que se percibe. Budhi está en las cualidades de las cosas, en lo que es exterior. La ley tiene que revelarse a través de karana sharira. Manas revelándose es la Ley. Al brillar un cuerpo, nos envía a Budhi. El pensamiento, la expresión de la mente a través de la cual lo envía, es Karana Sharira. Kama, en cambio, la mente planetaria lo guarda para sí; lo retira de la percepción. Su materia ... [en las notas de Marie Steiner-von Sivers se marca aquí una laguna]. - Por otra parte, revela los pensamientos cósmicos que el ser humano debe primero profundizar en su interior. Y lo que el espíritu planetario expresa, cede, enteramente en la superficie, ese es su Budhi.
Así lo expresa la Biblia. Se dice que el espíritu planetario en su primera manifestación era una manifestación de luz. Son las cualidades Budhi (luz) las que el espíritu manifiesta en la primera etapa. Esta antigua enseñanza sagrada de la oposición del hombre y el espíritu planetario está bellamente expresada en el esoterismo cristiano. En el lenguaje cabalístico, las cualidades manifiestas de Budhi se denominan "poderes". Por lo tanto, primero se revelan los poderes de la luz y de las tinieblas. De este modo, el Génesis puede tomarse de nuevo al pie de la letra.
Así pues, son las cualidades budhi las que revela el espíritu en la primera etapa. En la segunda, revela su karana sharira; ordena las cosas según las leyes. Lo que ahora está dispuesto de forma convexa en el macrocosmos es cóncavo en el microcosmos. Lo que el ser humano reconoce en último lugar llega primero al macrocosmos; el microcosmos llega en último lugar a reconocer lo sensible en el macrocosmos.
Ahora la cuestión es si existe una transición entre las dos entidades, entre el hombre y el espíritu planetario. Hay que pensar en una entidad con una sola conciencia: Esto es el hombre; tiene diferentes miembros, pero con una conciencia común. (Controversia de Patricios y Plebeyos).  Esto podría representarse así:
Cada una de las entidades tiene su propia existencia. A través [del ideal común] puede conectar otras existencias con la suya. Estas conciencias diferentes se fijan un centro común, se esfuerzan por alcanzar un ideal común. 
Éste vive entonces como un ideal espiritual común en las diversas conciencias. Cuando llegan a valorar su ideal espiritual más que a sí mismos, entonces se sienten atraídos hacia este ideal del mismo modo que antes atraían hacia sí a los miembros de su conciencia. Si antes ellos constituían el centro de estas diferentes esferas, el ideal común constituye entonces el centro de la gran esfera. Las existencias individuales se convierten entonces en integrantes de la existencia común, renuncian a su particularidad y viven en el ideal común. Dejan de ser centros ellos mismos y se dan un centro común. De este modo, se forma una logia fraternal a partir de personas individuales. Cuando existe un ideal comunitario tan fuerte que atrae a todos los centros individuales de conciencia, estas personas forman un cuerpo que tiene un alma de un tipo superior. Esto da lugar a una logia fraternal con un espíritu totalmente comunitario. Se trata, pues, de un nuevo ser. Un alma nunca podría haber descendido en el ser humano si éste no fuera una envoltura de miembros. Un ser superior nunca puede descender si las conciencias individuales no se convierten en miembros vitales, en la forma para una envoltura superior, de modo que la conciencia común se exprese en ella. 
Con esto tenemos la transición; se crea otro centro. El desarrollo humano es una inversión, una inversión de todos los principios. Puesto que el ser humano se expresa de siete maneras, no se crea un centro, sino siete centros. Estos serán los siete Elohim, los Pitris, para el siguiente planeta.
Así, el ser humano pasa de ser un ser que absorbe el entorno en sí mismo a ser un ser que se revela. Las dos entidades totalmente opuestas, el ser humano y el Elohim o Dhyani son sólo formas de una entidad. Así que lo que el ser humano es aquí, ya no lo será en el futuro, sino una entidad dhyan-chohánica. En esoterismo, esto se denomina el "secreto de que el hombre se convierta en Dios".
Cuando las conciencias individuales se vuelvan todas hacia un centro y todo lo exterior se convierta en Atma, sólo habrá un núcleo de Sthula Sharira en el interior, es decir, unidad en el más alto grado.
Esta unidad no puede lograrse en la tierra; sólo pueden formarla siete espíritus sublimes. Este es, pues, el Logos, que tiene a Atma en su periferia. En la Cábala, la corona de todo es el "reino", la unión. Este principio subyace también en la Iglesia, a saber, que todos los hombres se convierten en miembros de una misma conciencia.
La ley de la forma es el nacimiento y la muerte. La ley de la vida es el renacer. La ley del espíritu es el karma.
La vida pasa por el nacimiento y la muerte y aparece en formas siempre nuevas. La forma es pasajera, la vida se repite, el espíritu es imperecedero, eterno.
Traducido por J.Luelmo dic.2022



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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919