GA089- Berlín, 17 de octubre de 1904 -El ser humano como ser físico y como ser espiritual. Alma y cuerpo como envolturas del espíritu en desarrollo. 1ª conf.

 RUDOLF STEINER



EVOLUCIÓN PLANETARIA


ciclo de doce conferencias impartidas en Berlín,

17 de octubre de 1904 primera conferencia.
Hay que tener en cuenta que el microcosmos está en cierta relación con el macrocosmos. Tal como lo vemos en la actualidad, el hombre es una especie de ser doble, cuerpo y alma en el exterior, y a partir de la mitad del período lemúrico se ha ido formando el espíritu en el interior. El alma y el cuerpo son envolturas del espíritu, que está en proceso de desarrollo. Poco a poco, el hombre será cada vez más espíritu. El alma es la mediadora entre lo físico y lo espiritual. Debido a que el hombre espiritual actual no pudo ayudar a construirlo, multitudes de seres sublimes han construido este organismo cuerpo-alma. El cual está construido de forma inteligente. El aparato fotográfico más perfecto sería un juego de niños comparado con la sabiduría del ojo, o la construcción de un piano comparada con la sabiduría del oído. El sistema óseo está construido de la forma más sabia. Cada hueso está formado por un número ingente de pequeñas vigas que se sostienen entre sí. Tal sabiduría es mucho más profunda que toda la sabiduría a la que el hombre ha llegado en su actividad exterior. ¿Cómo se nos presenta el hombre en su dualidad? Según sus envolturas como una construcción acabada, según su espíritu como el comienzo de un desarrollo gradual.
Dos huestes de sublimes constructores de mundos trabajan sobre el ser humano. Uno tras otro, se turnan en su trabajo. La característica básica de estas dos huestes es la sabiduría. Un grupo de sabios constructores de mundos cedió realmente su cargo a los que ahora ayudan al hombre a guiar su espíritu a través de las encarnaciones, en plena época lemúrica, cuando el hombre comenzó a desarrollar su espíritu. Estos sabios constructores del mundo, que construyeron al hombre como un microcosmos, también se han desarrollado a su vez, pues todo está en desarrollo. Aprendieron su tarea en la [antigua] Luna y han pasado por el grado más elevado de desarrollo que era posible alcanzar en la Luna y, por tanto, eran competentes para emprender la construcción del cuerpo humano sobre la Tierra.  En ellos, a mediados del período Lemúrico, se desarrolló la siguiente cualidad más elevada: el amor. Su manas era perfecto en la luna; a continuación ascendieron a Budhi. El amor es la forma externa y macrocósmica de Budhi. Habían aprendido todo lo que había que aprender allí en la Luna, por lo que eran aptos para construir los maravillosos edificios del microcosmos, es decir el cuerpo humano. A mediados del período Lemúrico, desarrollaron su Budhi, al igual que habían desarrollado su Manas en la Luna. A partir de ese momento, el género humano ya no se construye desde el exterior mediante la sabiduría, sino que se guía aún más por el amor.  El refinamiento a través del amor es la nueva tarea que han asumido las entidades macrocósmicas. Sin embargo, todo desarrollo superior sólo puede lograrse si otras entidades se quedan rezagadas. Durante su desarrollo en la Luna, numerosas entidades se habían quedado rezagadas. Éstas entraron en la fase de desarrollo terrenal en estado latente y sólo ahora pudieron seguir desarrollándose en el maná individual. Sólo muy gradualmente pudieron emerger. Estos seres son los que, como seres sabios, se denominan esotéricamente el principio luciférico.  Cada vez intervienen más estos seres. Como líder del intelecto humano, Lucifer interviene ahora, mientras que las otras huestes son los guías del amor (serafines).
Pensemos en la futura etapa planetaria de evolución, Júpiter. Para entonces, todo lo mineral habrá desaparecido, habrá sido absorbido. La sabiduría se habrá transformado completamente en amor. La consecuencia será, que puesto que el macrocosmos es amor, el cuerpo astral podrá entonces alcanzar su máximo desarrollo. El reino vegetal será entonces el inferior, y el hombre tendrá un cuerpo astral tan flexible que esa astralidad será modeladora, será ley natural. Entonces se acabará el karma y el amor cobrará existencia real. El resultado será que todo lo que sienta el ser humano se expresará directamente en el mundo plásticamente. El hombre será una huella de su cuenta kármica. Uno reconocerá entonces qué karma trae consigo. El amor tendrá una existencia directa como la tiene ahora la ley natural. En esta quinta etapa Budhi se expresa.
En la sexta etapa, se expresará el Atma macrocósmico. El Ser divino estará allí directamente, expresándose en la materia manásica.... [hueco en la anotación].
Hoy la palabra sólo es físicamente posible, en la forma hablada. En la sexta etapa la palabra fluirá directamente a través del mundo, será un ser sonoro. Entonces el hombre se habrá vuelto Tonalidad. Esto es también lo que el autor del Evangelio de Juan entiende por logos. Y en cuanto a todo lo que ha de ser en el futuro, una cosa se está desarrollando de antemano para tomar protagonismo, de modo que ahora en Cristo el Verbo se hizo carne. Pero en la sexta etapa la humanidad será Verbo hecho sonido.
Si deseamos comprender la posición del principio espiritual de la evolución, debemos tomar nota de un acontecimiento significativo en la época de la raza raíz atlante. Los que al principio eran seres espirituales [todo sabiduría], ahora aparecían como los rebeldes, como los agitadores, que ahora querían conquistar su independencia. Los Suras se convirtieron ahora en asuras; hasta ese momento estaban latentes en la tierra. Son aquellas fuerzas que representan el lado intelectual y espiritual de la humanidad justo en la época actual.
Existen dos documentos, uno en el Vaticano y una copia en poder del cristiano más iniciado de Occidente: el conde de St. Germain.
Esta naturaleza de Lucifer es la que también representaba el cristianismo en los primeros siglos. Sólo gradualmente Lucifer se transformó en una especie de enemigo en la tradición cristiana. Originalmente, era amigo del hombre.
La evolución consiste, pues, en que las corrientes del universo no se desarrollan a la misma velocidad.
Algunas cosas deben ir antes, otras deben intentar ir después. Este retraso de las corrientes evolutivas da lugar a intereses contrapuestos en el mundo. Esta es una ley oculta importante. Los escritos teosóficos han mostrado ciertas evoluciones descendentes y ascendentes. Tenemos siete planetas, cada uno con siete rondas de siete estados de forma, lo que hace un total de 343 estados. Estos dan, en el punto medio, aproximadamente lo que corresponde a la mitad del período atlante. La ascensión comienza, pues, con la intervención del principio luciférico. Durante el descenso, el desarrollo se retrasa; durante el ascenso, se acelera cada vez más. Este desarrollo acelerado, sin embargo, no depende de todo el plano físico, sino de los seres individuales. Los Señores de la Sabiduría habían tenido un desarrollo ascendente al principio. A mediados del desarrollo de la Atlántida alcanzaron su clímax. Con respecto al amor, están en un principio; cincelan el amor en el macrocosmos, pero están en una línea descendente y en retraso. Los señores del principio luciférico están en su desarrollo ascendente, de ahí que la intelectualidad aumente muy rápidamente, pero el ennoblecimiento a través del amor muy lentamente. Ejemplo: El fabricante de pianos que construye un piano con el mayor amor está fuera de lugar en la sala de conciertos; el virtuoso del piano perfecto debe entrar en la sala de conciertos. Si el primero siguiera queriendo martillear con el mismo amor en la sala de conciertos, se produciría desarmonía.
Por tanto, siempre deben entrecruzarse dos corrientes. La interacción de dos corrientes que son perfectas en sí mismas da lugar al mal relativo. Jesús dice: ¿Por qué me llamáis bueno? Nadie es bueno excepto el Padre. - Nada de lo que hay en el mundo es bueno, sólo el principio inicial, el Padre. Así es como se forman macrocósmicamente las cualidades de dios atma-búdhicas en las huestes (serafines) guías del mundo.
Traducido por J.Luelmo dic.2022


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