GA089 Berlín, 25 de octubre de 1904 -Los siete estados de conciencia, las siete etapas de la vida y los siete estadios de forma. conferencia 4

   RUDOLF STEINER



Los siete estados de conciencia, las siete etapas de la vida y los siete estadios de forma.



ciclo de doce conferencias impartidas en Berlín,

25 de octubre de 1904 cuarta conferencia.
Puesto que toda evolución procede en tres principios: Conciencia, Vida y Forma, y todo ser debe pasar muchas veces por estos tres principios, debemos saber exactamente de qué etapas de conciencia, vida o forma estamos hablando. De éstos, podemos conocer a su vez unos siete. Los siete etapas de la conciencia son:
  1. El llamado estado de trance de la conciencia, también llamado trance profundo.
  2. El dormir sin soñar
  3. El dormir soñando
  4. El estado de vigilia o la conciencia objetiva
  5. El estado psíquico o la conciencia en imágenes
  6. El estado suprapsíquico o la vida consciente
  7. El estado espiritual = autoconciencia de todo.

 El primero, el estado de trance, se caracteriza por ser una conciencia omnímoda. En términos de inmensidad es la conciencia que más lo abarca todo, pero por otro lado está limitada por su opacidad; es el estado de conciencia más opaco. Un ser de nuestra tierra, colocado en este estado de trance, percibiría los movimientos de los planetas, las formas minerales, las formas de los cristales, etc., pero las plantas, los animales y la vida humana no existirían para este ser. Hoy en día, si se induce este estado de trance, el ser es capaz de ver cosas en el cosmos, pero no la vida de los seres vivos físicos. Hoy en día, cuando el trance entra en un estado patológico, o cuando este estado es inducido, quienes están en él comienzan a describir cadenas de mundos y cosas por el estilo, a veces confusamente, pero a veces produciendo cosas extrañas bastante similares a las enseñanzas teosóficas. Es una omnisciencia muy extendida, pero demasiado embotada para captar a los seres realmente vivos y sensibles.

El segundo estado de conciencia es el que llamamos estado de dormir sin soñar. La forma en que el hombre pasa por el estado de dormir es, por lo general, todavía tan opaco que la mayoría de ellos se sienten como si estuvieran inconscientes. Es una conciencia menos opaca que la anterior, pero más limitada. Quienes pasan por este estado perciben lo que ocurre en los reinos mineral y vegetal, pero el reino animal y demás, el mundo de la sensación y el pensamiento para ellos no existen. Los sonámbulos de este grado hacen dibujos extraordinarios en arabescos en este estado, pero no tienen la capacidad de elaborar sistemas de mundos. 

El tercer estado es el dormir soñando, el estado de ensoñación conocido por el hombre. Normalmente no sabe nada de la conexión entre sus sueños y los procesos del mundo. Esta conciencia del dormir soñando no es plena, pero refleja lo inorgánico, lo mineral, lo vegetal y lo animal. En estos sueños, los no desarrollados ven a menudo reflejos de sus propias pasiones, de su propia naturaleza animal.

En el cuarto, el estado de vigilia, el más ajustado pero también el más claro estado de conciencia, se percibe el reino mineral, las plantas, los animales, los seres humanos, pero sólo el exterior, la forma, no la ley, ni la sensación. En el estado de vigilia, el hombre debe primero construirlo según el gesto exterior. Le siguen los estados superiores de conciencia, en los que se conserva la claridad luminosa de la conciencia física. 

El quinto estado, la conciencia psíquica, se expande, se extiende sobre el mundo astral.  En ella se ven directamente los sentimientos. Por ejemplo, no sólo se ve la cara adusta de una persona, sino directamente el sentimiento. 

El sexto estado es la conciencia hiperpsíquica. En este estado el ser humano puede percibir todo lo que está vivo además de todo lo que es kámico. Ve el principio del crecimiento, de la vida misma. 

El séptimo estado es la conciencia espiritual: En ella, el ser humano percibe todo lo que ocurre en el cosmos con una conciencia brillante y clara.

Luego tenemos los siete estados evolutivas de vida; a éstos los llamamos:

        1. El primer reino elemental
        2. El segundo reino elemental
        3. El tercer reino elemental
        4. El reino mineral
        5. El reino vegetal
        6. El reino animal
        7. El Reino Humano.
Si queremos caracterizar estas etapas de forma similar a la de la conciencia anterior, podemos decir:
El primer reino elemental es el más subjetivo. 
El segundo reino elemental ya es menos subjetivo. 
El tercer reino elemental es aún menos subjetivo. Podemos distinguir tres grados de subjetividad en los tres reinos elementales. Donde comienza a objetivarse, es decir, donde actúa de tal manera que no sólo actúa desde dentro hacia fuera, sino que es visto desde fuera, se convierte en el reino mineral. En el primer reino elemental, el ser se afirma exteriormente. En el segundo reino elemental, la vida se afirma hacia el exterior. En el tercer reino elemental, la sensación o conciencia se empuja hacia el exterior. 
En el cuarto, el reino mineral, el ser se ha objetivado. 
En el quinto el reino vegetal: aquí la vida se ha objetivado. 
En el sexto el reino animal: aquí la sensación y la conciencia se han objetivado. 
En el séptimo el reino humano, los tres grados se objetivan. La conciencia y el yo han entrado entonces completamente en la objetividad.
Por tanto, la vida se desarrolla a través de los siete reinos, pero la forma también pasa por siete etapas. Estos son:

  1. La forma arúpica, la forma en su primera fase, cuando aún no es una forma propiamente dicha, pero ya pugna hacia el exterior.
  2. La forma rupica, la forma espiritual, la insinuación mas delicada de una forma exterior.
  3. La forma astral, comienza a hacerse visible exteriormente.
  4. La forma física. 
  5. La forma plástica, que ya no es rígida, sino que se afirma desde el interior, en la cual la vida pugna hacia el exterior, hacia la forma.
  6. La forma intelectual, que se ha vuelto aún más móvil, en la cual el espíritu pugna hacia el exterior.
  7. El arquetipo, la forma arquetípica. Esta forma se autodirige absolutamente, es completamente móvil en sí misma. Todo pugna hacia el exterior, puede dar forma a todo, es activa.
Ahora bien, si vamos a considerar la evolución de cualquier entidad, debemos tener claro que debe pasar por todas estas etapas de conciencia, vida y forma, de la siguiente manera:

Cada ser debe pasar por las siete etapas de conciencia, y cada una de éstas, en sus diversas formas, se denomina sistema planetario en los libros de texto teosóficos. Un ser atraviesa un sistema planetario, es decir: se metamorfosea en estos siete estados de conciencia. Ahora el ser humano pasa por el estado de conciencia despierta; a esto lo llamamos estado terrestre. Antes de eso, el hombre pasó por el estado de conciencia del sueño. En aquella época vivía en la fase de desarrollo lunar. Se dice: El ser humano, en su desarrollo, ha completado la luna.
En cada estado de conciencia el hombre debe pasar por todos los reinos, es decir, por todos los estados de vida. Por lo tanto, en la Luna pasó a través de los reinos elementales primero, segundo y tercero y a través de los otros cuatro reinos con conciencia del dormir soñando. Luego tuvo que pasar por las siete estados de vida en la tierra. 

Actualmente el hombre se encuentra en el sistema planetario de la tierra, es decir, en estado de vigilia, en la etapa media de vida, osea el reino mineral. En el estado de forma, el hombre es ahora físico (cuarto globo o cuarto estado de forma); en el estado de vida, mineral (cuarta ronda); en la conciencia, despierto (cuarto sistema planetario). El paso de un ser por uno de los reinos de la vida se denomina ronda. A cada sistema planetario le corresponden siete rondas. El hombre está en la cuarta ronda en la tierra. En esta ronda se completa el desarrollo mineral, en la quinta ronda el vegetal, en la sexta ronda el animal, la conciencia animal, en la séptima ronda el humano, la conciencia humana.

Cada ser tiene que pasar por las siete formas en cada uno de estos siete reinos, toma cada forma. Primero se convierte en arúpico, luego en rupico, luego en astral, luego en físico, luego en plástico, luego en intelectual y finalmente en arquetípico. Estas siete metamorfosis de la forma fueron llamadas, en los primeros tiempos del desarrollo teosófico, los siete globos:

      1. En el primer globo la metamorfosis arupica,
      2. En el segundo globo la metamorfosis rupica,
      3. En el tercer globo la metamorfosis astral,
      4. En el cuarto globo la metamorfosis física,
      5. En el quinto globo la metamorfosis plástica,
      6. En el sexto globo la metamorfosis intelectual,
      7. En el séptimo globo la metamorfosis arquetípica.

Estos siete globos no son realmente globos separados; el proceso objetivo no es tal que uno sale de un globo y llega a otro, sino que los globos juntos forman una esfera en la que estos diferentes estados de forma se interpenetran y en la que el mismo ser pasa por siete metamorfosis. Este desarrollo de los estados de forma se denomina, en el lenguaje esotérico más antiguo, estados de fase. Esto está relacionado con algo que puede describirse mediante la siguiente línea de pensamiento.

Pensamos en un ser visible físicamente e imaginamos que todos estos estados están perpetuamente presentes en el mundo. Mientras el hombre está en su nivel, otros seres se encuentran en otras etapas de desarrollo. En lenguaje esotérico, esto se denomina el comienzo de una forma espacial superior. El esoterista llama a esta región la región de la permeabilidad. Ya en el astral dos seres pueden penetrarse mutuamente. Hay que desarrollar en uno mismo el sentimiento de la región de la permeabilidad, de la penetración de nuestro mundo por otro. Cuando miramos al mundo, físicamente sólo podemos ver una parte del cosmos, una porción del total. Un cuerpo celeste es visible, es decir: está en el cuarto estado de forma, en la fase de la forma física, y dentro de las fases de vida se encuentra en el reino mineral.
Un ser que pasa por las distintas formas se hace visible gradualmente, desde la forma arúpica hacia abajo, y vuelve a desaparecer poco a poco hasta llegar a la forma arquetípica. Por eso llamamos fases a estos estados de forma. La tierra ha pasado por los estados arúpico, * rupico ** y astral antes de que se hiciera físicamente visible. Tras de la manifestación física, el estado plástico, el intelectual y el estado arquetípico.
En el plano físico existe una relación oculta entre estas fases de la forma y las fases de la luna. Por lo tanto, el paso de un ser por las siete fases/estados de forma, desde el estado arupico hasta el arquetípico, se denomina mes planetario. El paso por todos los estados de conciencia se denomina año planetario. Entre el día planetario (ciclo de la forma) y el año planetario (ciclo de la conciencia) se sitúa el mes planetario (estados de vida), que es más largo que el día planetario y más corto que el año planetario.
En lenguaje esotérico, la conciencia se llama: sol; la forma: luna; la vida para nosotros ahora: la tierra. Un estado de conciencia es el que más dura, luego un estado de vida dura menos y un estado de forma es el que menos dura. Cada estado de vida debe pasar por los siete estados de forma. Del Arupa al estado arquetípico pasando primero por el primer reino elemental, luego por el segundo y tercer reinos elementales y así sucesivamente. Así pasa por siete veces siete metamorfosis sucesivas de la vida - son las siete vueltas que pasan por cada siete metamorfosis de la forma, las siete veces siete metamorfosis o 49 que tiene que pasar cada ser: 49 en la tierra, 49 en la luna, 49 en cada uno de los siete sistemas planetarios, por lo que siete veces 49 = 343 (la suma de los cuales da 10). Estos 343 estados se denominan año planetario.
Ahora estamos en el cuarto sistema planetario (el cuarto estado de conciencia, la conciencia despierta). En la tierra estamos, de hecho, atravesando el cuarto estado de vida, la cuarta ronda, el reino mineral. El reino mineral ha llegado al cuarto globo, es decir, a la cuarta fase de forma, la física, y llegará a la perfección en esta ronda, por lo tanto el cuerpo físico del hombre en sus componentes minerales también llegará a la perfección en esta ronda. Sólo después de completar los 343 estados, el hombre se convertirá en lo que llamamos un "Dios", pero no el Dios más elevado, sino lo que llamamos el tercer Logos, que es en verdad el Logos de la forma, que habrá pasado por las 343 metamorfosis. Es la representación de la forma en su fase más elevada. Estas diferentes formas de conciencia son a su vez la forma en el plano superior. Concebidas como una unidad, estas 343 formas son, por lo tanto, el tercer Logos. El segundo Logos representará la vida en la etapa más elevada y el primer Logos representará la conciencia en la etapa más elevada. Las etapas de la forma están representadas para los esoteristas por colores y signos, las etapas de la vida por sonidos, la vida resuena. Para las etapas de la conciencia no hay signos con los cuales se pueda caracterizar el mundo físico.
Traducido por J.Luelmo dic.2022




* Devacán superior

** Devacán inferior

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El objetivo de este blog es publicar en Internet todo el material fuente existente para las transcripciones de las conferencias de Rudolf Steiner de la forma más completa posible, para que este gran tesoro esté disponible para toda la humanidad. Se trata de notas de oyentes, transcripciones de conferencias y, en su mayor parte, transcripciones en texto plano de conferencias estenografiadas, también conocidas como transcripciones en texto plano. De este modo, cualquiera puede comprobar por sí mismo, mediante comparaciones, qué dijo realmente Rudolf Steiner y cómo fue editado (y, por tanto, modificado) en las distintas ediciones. Y por último, pero no menos importante, también encontrarán mucho material inédito. La obra de Rudolf Steiner es de dominio público desde 1996 y, por tanto, pertenece legalmente a toda la humanidad. Él mismo habría elegido una fecha mucho más temprana para la publicación de su obra, como se desprende de los pasajes sobre propiedad intelectual que citamos a continuación; Incluso el período de protección de 30 años que se aplicaba entonces le parecía demasiado largo. ¿Y qué habría dicho sobre el hecho de que 85 años después de su muerte, parte de su obra docente siga inédita y acumulando polvo en los archivos? Él mismo encontró una expresión adecuada para esto: Fue puesto en un ataúd. Este sitio web está destinado a ayudar a liberarlo de este ataúd. "Lo que el hombre puede crear a partir de sus capacidades intelectuales se lo debe a la sociedad humana, al orden social humano. En realidad, no le pertenece. ¿Por qué gestionamos nuestra propiedad intelectual? Simplemente porque la produces; al producirla, demuestras que tienes la capacidad de hacerlo mejor que los demás. Mientras tengas esa capacidad mejor que los demás, gestionarás mejor esa propiedad intelectual al servicio del conjunto. Ahora la gente se ha dado cuenta al menos de que esta propiedad intelectual no se perpetúa sin fin. Treinta años después de la muerte, la propiedad intelectual pertenece a toda la humanidad. Cualquiera puede imprimir lo que yo he producido treinta años después de mi muerte. Puede utilizarlo como quiera; y eso está bien. Incluso estaría de acuerdo si hubiera más derechos en este ámbito. No hay otra justificación para la gestión de la propiedad intelectual que el hecho de que, porque se puede producir, también se tienen las mejores capacidades [...] Será una forma sana de socializar el capital si hacemos fluir en el organismo social lo que hoy se acumula como capital en el derecho de sucesiones, en el surgimiento de las pensiones, del derecho de las manos ociosas, de los derechos humanos superfluos, lo que así se acumula en capital; eso es lo que importa. Ni siquiera hace falta decir que la propiedad privada debe convertirse en propiedad social. El concepto de propiedad no tendrá ningún significado". Rudolf Steiner el 25 de abril de 1919