GA147-Münich 30 de agosto de 1913 El curso legítimo del desarrollo del alma

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RUDOLF STEINER

SECRETOS DEL UMBRAL

conferencias, celebradas del 24 al 31 de de agosto de 1913, en Münich.


SEPTIMA CONFERENCIA

 El curso legítimo del desarrollo del alma


Münich 30 de agosto de 1913

Hemos hablado durante estas conferencias sobre la forma en que la conciencia clarividente asciende a los mundos suprasensibles, donde el verdadero ser del hombre, que es nativo allí, puede ser comprendido a fondo. Y hemos tratado en estos últimos días de mostrar cómo el alma humana, al cruzar el umbral en su ascenso, pasa primero por el reino elemental y luego entra en el mundo espiritual. Hemos mostrado también cómo el alma se encuentra con lo que podemos llamar el otro yo del hombre.

El ascenso podría describirse de la siguiente manera. Al principio tenemos un ser humano que vive en el cuerpo físico en el mundo físico-sensorial. Cuando se desprende de este organismo físico, pasa a vivir en el cuerpo etérico, con el mundo elemental como entorno. (He prometido para mañana aclarar las cosas para los que se sientan turbados por una posible confusión entre los términos utilizados aquí y en mi libro Teosofía). Cuando una persona se ha desprendido también de su cuerpo etérico, asciende al mundo espiritual propiamente dicho y éste forma entonces su ambiente durante el tiempo que vive en su cuerpo astral, donde experimenta su otro yo. Hemos enfatizado que experimentamos este otro yo, que continúa de encarnación en encarnación, de tal manera que nos sentimos casi como si nosotros - como una tercera entidad - nos enfrentáramos a otras dos entidades. Como un ser puntual, nos enfrentamos a lo que podríamos llamar nuestro pasado, traído al mundo espiritual en forma de memoria y transformado en algo espiritual al ser llevado allí. Y este pasado nuestro inicia una conversación en la región donde conversan los seres pensamiento vivos. Una conversación espiritual de este tipo comienza cuando el alma, como si fuera un recién nacido, tiene que escuchar su propio pasado conversando con el entorno espiritual, madurando y creciendo así como un ser pensamiento vivo en sí mismo.

Ahora bien, se pueden observar muchas cosas en el proceso de crecimiento en estos mundos espirituales. Tomemos el caso, para una mejor comprensión, de una ascensión idealmente normal al mundo espiritual, es decir, la ascensión de un alma en una condición completamente imperturbable. Por supuesto, casi no existe tal alma. Precisamente por eso he tratado de describir el camino espiritual como lo he hecho, no sólo en términos generales, sino de forma dramática, como ocurre con cada alma que parte de su propio punto de partida particular, lo que hace que un ascenso idealmente normal quede descartado.
Cada alma tiene su propio camino espiritual individual. Naturalmente, esto sólo puede demostrarse mostrando cómo se produce la ascensión individual, como, por ejemplo, en el caso de María, Johannes Thomasius, Capesius y Strader. Pero podemos dejar esto por el momento. Imaginemos, en cambio, cómo sería la ascensión de un alma en el caso ideal, un ejemplo en el que se dieran todas las condiciones más idóneas para cruzar el umbral y entrar en el mundo espiritual. Un alma así, al encontrarse con su otro yo en el mundo espiritual, no experimentaría este encuentro como si estuviera viendo una fotografía de sí misma. En cambio, lo que es subjetivo en los mundos físico-sensorial y elemental y lo que vive en nuestras almas como subjetividad abstracta, es decir, las fuerzas anímicas del pensar, el sentir y la voluntad, que decimos que están dentro de nosotros, ya no están dentro de nosotros. El pensar, el sentir y la voluntad que tenemos en el mundo físico se enfrentan objetivamente como una trinidad al encontrarse con nuestro otro yo en el mundo espiritual. Al encontrarnos con esta trinidad, tenemos que darnos cuenta de que estos tres son el yo. He intentado representarlos en las figuras de Philia, Astrid, Luna; son figuras muy reales. Hay tantas de ellas en el mundo como almas humanas; una vez que conoces una, las conoces todas; es como conocer todos los granos de avena cuando has visto uno. Pero debemos tener claro que lo que suele ser sólo una presencia pálida y sombría en el alma humana, se convierte al encontrarse con el otro yo en una trinidad viva, experimentada como tres entidades distintas. Nosotros mismos somos Philia, Astrid y Luna, pero ellas son, sin embargo, seres pensantes vivos completamente independientes.

Lo que un alma suficientemente fortalecida debe saber es que ella misma es la unidad de estos tres seres. Y debe ser también consciente de que lo que se llama pensar, sentir y querer es maya, la sombra proyectada en el alma por estos tres. La enfermedad del alma consistiría o bien en no reconocerse como estos tres seres en el mundo espiritual, viéndolos como entidades con las que no se tiene nada que ver, o bien en la incapacidad de mantenerlos unificados, percibiendo en cambio una parte del alma como Luna, otra como Astrid y una tercera como Philia. Pero se necesita un desarrollo anímico ideal, que difícilmente se encuentra en los seres humanos, para ver este otro yo en su completa triplicidad.

Tenemos que decir, si queremos ver las cosas como son, que los seres llamados Lucifer y Ahriman envían sus impulsos al mundo físico-sensorial. Hemos notado su influencia allí en muchas áreas. Pero las almas humanas que han tomado el camino de la conciencia clarividente entran en contacto mucho más intenso con ellos al dejar el mundo físico e intentar entrar en los reinos superiores. Entonces Ahriman y Lucifer se acercan a esas almas y hacen todo lo posible para influenciarlas en varias direcciones.
Utilicemos lo siguiente para ilustrar algunas de sus acciones. El alma humana es bastante complicada y tiene muchas tendencias conflictivas que no puede controlar. Éstas viven en su interior, más allá del alcance de nuestra conciencia ordinaria. Como ya he mencionado, la experiencia de entrar en el mundo elemental puede compararse con el acto grotesco de meter la cabeza en un hormiguero. Al meter nuestra conciencia en el reino elemental, cada pensamiento se convierte en un ser-pensamiento vivo individual y comienza a llevar una vida independiente, en la que nuestra conciencia está inmersa.

Ahora el clarividente tiene la siguiente experiencia. Todos los seres humanos tienen en su alma elementos que escapan a su pleno control, elementos a los que están apegados emocionalmente. Ahriman se vuelve particularmente activo hacia estos apegos especialmente intensos. El alma contiene porciones que pueden desprenderse de su totalidad, y como no controlamos totalmente estos componentes, Ahriman se abalanza sobre ellos. A través de la actividad injustificada de Ahrimán, sobrepasando su propio dominio, surge una tendencia a que aquellas partes del ser etérico y astral del hombre que se inclinan a separarse del resto de la vida del alma y a independizarse sean formadas por Ahrimán e incluso se les dé forma humana.

De hecho, hay toda clase de pensamientos asentados en nosotros que son capaces de tomar forma humana. Cuando Ahriman tiene la oportunidad de independizar estas partes del alma y darles forma humana, se enfrentan a nosotros en el mundo elemental como nuestro Doppelgänger, o doble. Tenemos que ser conscientes de que todo cambia en cuanto dejamos nuestro cuerpo físico y entramos en el mundo elemental. Uno no puede encontrarse a sí mismo mientras está en el cuerpo físico, pero podemos estar en un cuerpo etérico al entrar en el mundo elemental y seguir viendo este cuerpo etérico desde fuera igual que se ve al doble.

En términos de su sustancia, el doble es una gran parte del cuerpo etérico. Conservamos una parte de ese cuerpo, pero otra parte se separa y se vuelve objetiva. Lo miramos y vemos que es una parte de nosotros mismos, a la que Ahrimán ha dado nuestra propia forma. Ahriman trata de exprimir todo para que se ajuste a las leyes físicas. El mundo físico está gobernado por los Espíritus de la Forma, que comparten este gobierno con Ahrimán. Por lo tanto, Ahriman puede dar forma a una parte del ser humano en el doble.

Este encuentro con el doble tiene la naturaleza de un fenómeno elemental. Puede ocurrir como resultado de impresiones e impulsos anímicos subconscientes incluso a una persona que no es clarividente. Puede ocurrir lo siguiente: Alguien puede ser un intrigante y con ello haber hecho daño a otras personas. Puede haber salido y poner en marcha otra intriga. Al volver a casa, puede entrar en su estudio, donde hay papeles sobre su escritorio, papeles que pueden contener cosas que utilizó en sus intrigas. Ahora bien, lo que puede ocurrir, a pesar del carácter cínico de su conciencia ordinaria, es que su subconsciente se deje llevar por estos impulsos de hacer intrigas. Llega, mira su escritorio, ¿y qué ve? Se ve a sí mismo sentado allí.

Es un encuentro incómodo, entrar en la propia habitación y verse sentado en el escritorio. Pero este tipo de cosas pertenecen al ámbito de lo posible; le ocurren a menudo y con mayor facilidad a los que son dados a la intriga. Lo que uno encuentra es, efectivamente, el doble. El doble es una de las muchas tareas que me he propuesto abordar en las dos obras, El guardián del umbral y El despertar de las almas. Sabemos que el doble es experimentado por Johannes Thomasius. Es debido a su peculiar desarrollo y a las extrañas experiencias que ha vivido que tiene estos encuentros con el doble en las escenas mostradas; Ahriman puede dar forma a una parte de su alma de tal manera que este fragmento de alma -esencialmente una parte de su cuerpo etérico- se llena de elementos anímicos que se buscan a sí mismos. Este tipo de cosas sólo ocurren cuando las condiciones previas son tales como las del caso de Johannes Thomasius. En el transcurso de los cuatro dramas se puede tener una idea del alma particular de Johannes. Al final de "El guardián del umbral" también se indica un determinado estadio en el desarrollo de su alma. Esta etapa la alcanzan muchos buscadores en el camino espiritual.
Hagamos un resumen de la situación que atraviesa Johannes Thomasius. Mirando hacia el Portal, lo encontramos, por así decirlo, experimentando el mundo superior. ¿Pero cómo lo experimenta? Podríamos decir que si lo observamos sólo en esta primera parte de los dramas, El Portal de la Iniciación, no ha avanzado mucho - no más allá de lo que podría llamarse "experiencias anímicas imaginativas", con todo el desequilibrio y los errores que conllevan. Todas las experiencias que allí se presentan son subjetivas, excepto las escenas que no forman parte de la acción, el Preludio y el Interludio que preceden a la Escena Ocho. Toda la demás acción es la experiencia imaginativa subjetiva de Johannes Thomasius; no pasa de esta etapa en el Portal. Todo lo que vemos en el escenario debe concebirse como si ocurriera en el alma de Johannes como una visión imaginativa. Esto se desprende claramente de las instrucciones escénicas, que -excepto en las dos escenas mencionadas- exigen que Johannes esté en escena durante todo el tiempo; esto es muy agotador para el actor. Aunque en la escena del Templo, al final del drama, Johannes Thomasius dice todo tipo de cosas que teóricamente tienen validez objetiva, podríamos estar de acuerdo en que la gente dice muchas cosas en varios templos que no reflejan la madurez, para lo cual se necesita un período de crecimiento más largo. Pero las palabras no son lo que importa aquí; vemos en toda la presentación que se trata de las imaginaciones subjetivas de Johannes Thomasius.

En La prueba del alma se producen nuevos desarrollos. Un ascenso superior se produce gracias a que Johannes logra impresiones de vidas terrestres anteriores. Esto no se queda en el ámbito de la imaginación, sino que se extiende al mundo objetivo, donde se encuentran hechos espirituales que existen independientemente de su alma. Nos alejamos de su subjetividad hacia el mundo objetivo. En el transcurso de estas dos primeras obras, Johannes se libera gradualmente de su estado subjetivo y entra en el mundo espiritual objetivo. Por eso sucedió de forma tan natural -ya que en La prueba del alma Johannes estaba alcanzando la primera etapa de la iniciación real- que Lucifer obtuviera la influencia seductora que se muestra al final de la obra. Así se dan las condiciones que permiten el desarrollo posterior de un alma como la de Johannes Thomasius, tal y como se representa en El guardián del umbral.

En esta obra, Johannes Thomasius es llevado al mundo espiritual objetivo. Su trabajo le impulsa al principio a un encuentro más subjetivo con Ahriman allí; como resultado de este encuentro, Johannes desarrolla un egoísmo contrario al orden del mundo divino. Pero ahora comienzan sus experiencias objetivas y éstas son del dominio de Lucifer. Aquí ya no se trata definitivamente de lo meramente subjetivo, sino de una imagen del mundo espiritual al margen del hombre. El mundo espiritual es una experiencia espiritual al igual que el mundo físico.
Johannes Thomasius entra ahora por primera vez en el mundo espiritual objetivo. Esto significa que puede traer consigo todas las posibilidades de errar de las que es capaz el alma, especialmente su extraña relación con Theodora. Johannes entra en el mundo superior, cargado con todas las escorias de su yo inferior, pero aun así, enfrentándose al mundo superior. Si se me permite utilizar un término superficial, tendría que decir que Johannes Thomasius se enamora ocultamente de Theodora. Ciertos impulsos físicos se inmiscuyen en el mundo superior en esta relación. Al pasar por todo esto, Johannes Thomasius llega al punto descrito al final de El guardián del umbral. Aquí experimenta su yo ordinario, perteneciente a los mundos físico y elemental, así como el otro yo que conoció al entrar en el mundo espiritual. En la escena nueve, el paseo matutino, así como en la escena once, el templo, en presencia de Hilary, Johannes llega a lo que se podría describir como su percepción interior de estos dos yoes. Pero está claro que todavía no ha creado ningún equilibrio en la relación entre el yo ordinario y el otro; vacila entre ambos. Teniendo en cuenta que al final del Guardián y, por lo tanto, al principio de El despertar de las almas, Johannes Thomasius se presenta ante nosotros como un alma que siente la actividad separada pero paralela de estos dos yoes, podemos comprender que en su ser anímico existen muchas cosas que pueden ser desenterradas, por así decirlo. Al principio Ahriman desentierra el doble. Pero hay más cosas en el alma de Johannes que pueden ser extraídas.

Permítanme subrayar que no estoy describiendo todo esto como un comentario sobre los dramas, sino para hacer uso de lo que representan para ilustrar las condiciones espirituales reales y la realidad espiritual. Si consideramos el karma humano, el orden legítimo del destino humano, debemos decir que hay una gran cantidad de karma cumplido en el alma humana, pero también mucho que está sin cumplir. Hemos pasado por muchas cosas en una vida terrestre anterior que requieren ser armonizadas; por el momento pueden estar sin resolver en las profundidades del alma. Cada alma tiene un karma no resuelto de este tipo.

Johannes Thomasius tiene que ser consciente de una cantidad especialmente grande de karma no resuelto, cuando su ser interior se separa en su ser ordinario y su otro ser. Cuando esto sucede, gran parte de su karma no resuelto se separa de él. Se desprenden aquellos elementos que toda alma que desarrolla gradualmente la clarividencia siente que se están desprendiendo. Tales almas nacen a la existencia física poseyendo las cualidades de juego que tienen todos los jóvenes. Incluso los clarividentes comienzan en la vida como lo hacen los niños ordinarios, en su propio beneficio; no siempre los encontramos listos para convertirse, en la clase de persona en que se convirtió Krishnamurti. Luego llega un momento -un momento kármicamente determinado- en que el mundo espiritual se ilumina. Pero a menudo sucede -y esto es importante- que un alma clarividente experimenta la visión de su propia juventud como si fuera un ser objetivo, cuando el alma está en un estado de ánimo extremadamente elegíaco o trágico. Contemplamos nuestra juventud superada y nos preguntamos qué habría sido de esta juventud ya casi ajena, si no hubiéramos encontrado el camino hacia una clarividencia espiritual. Se produce un verdadero desdoblamiento. Se experimenta una especie de renacimiento y se mira la propia juventud como algo ajeno. Tenemos que decir de gran parte del karma de nuestros años de juventud que no puede ser resuelto en esta encarnación. Gran parte de este karma está enterrado y tendrá que ser resuelto más tarde, o bien hay que hacer un esfuerzo para empezar a resolverlo ahora. El alma de Johannes está cargada de mucho karma no resuelto.

El karma no resuelto de este tipo y el hecho de mirar hacia atrás, hacia el yo más joven, como si fuera otra persona, se experimentan interiormente. Lucifer encuentra aquí la entrada; puede llevarse una parte sustancial del cuerpo etérico y, por así decirlo, envolverlo con el karma no resuelto. Bajo la influencia de Lucifer se convierte en la sombra de un ser como el que se representa en el Espíritu de la Juventud de Johannes. Un ser en la sombra de este tipo es un ser real. Está ahí, separado de Johannes Thomasius, pero involucrado en asuntos espantosos, yendo en contra del orden mundial. Este ser-sombra que está fuera de Johannes Thomasius debería estar realmente dentro de él; el hecho de que no lo esté ha provocado lo que sentimos como el destino trágico de este ser, que vive fuera como parte de su cuerpo etérico en los mundos elemental y espiritual.

Una persona que tiene esta importante y significativa experiencia recoge de ella la percepción de que su karma no resuelto ha cargado sobre sí mismo una carga de deuda cósmica y ha creado un ser que justamente no pertenece fuera sino dentro de él. La Otra Filia hace que Johannes Thomasius sea consciente en El despertar de las almas de que ha dado a luz a un alma-niño, que sufre una especie de existencia ilegítima fuera de sí. Lo notable de crecer en el mundo espiritual es que uno se encuentra con su propio ser, pero puede encontrarlo en múltiples copias espiritualmente objetivas. En el caso de Johannes Thomasius se trata de una duplicación múltiple. Una parte de su ser viene a su encuentro como su doble, y luego otra parte -pues el karma pertenece a la naturaleza esencial de un ser humano- viene como el Espíritu de su Juventud.

Y ahora entra en escena un tercer elemento, pues Johannes no está aún preparado para pasar por lo que ha pasado María. Ha tenido un desarrollo relativamente normal. En la novena escena se le aparecen Astrid y Luna - no en compañía de la verdadera Philia - sólo estas dos fuerzas del alma. Esto sigue siendo un desarrollo relativamente normal. Habría sido completamente normal que María experimentara la presencia de las tres, con el pensar, el sentir y la voluntad tan objetivados que María los sintiera como una unidad. Pero tal desarrollo normal apenas existe. Permítanme subrayar que las fuerzas anímicas que he tratado de caracterizar aquí son figuras reales, de modo que la situación descrita es plenamente posible. El alma consciente y el alma racional de María están más desarrolladas que su alma sensible; por eso se encuentra con Astrid y Luna, pero no con Philia. Un alma como la suya sigue teniendo un desarrollo muy normal.
Sin embargo, el desarrollo de Johannes Thomasius se desvía considerablemente de lo normal. En primer lugar, aparece su doble. A medida que se acerca a su otro yo, aparecen el doble y luego el Espíritu de su Juventud. Todo esto acompaña su acercamiento al otro yo, porque éste saca a la luz estas condiciones interiores. Si Johannes Thomasius se acercara realmente al otro yo, se enfrentaría a las tres fuerzas del alma. Pero tiene que someterse a una gran cantidad de cosas que surgen en el camino hacia su otro yo. Como Johannes no llega de inmediato al otro yo, se encuentra con la Otra Philia, que está más estrechamente relacionada con su subjetividad. La Otra Filia es, en cierto modo, el otro yo. Pero el otro yo, que aún descansa en la profundidad del alma y no se ha separado totalmente de ella, sigue conectado con lo que en el mundo físico es más parecido al ámbito espiritual. Esta fuerza del alma también está vinculada con un amor que todo lo puede y por ello puede guiarnos a mundos superiores. Así, la Otra Filia, la tercera figura, es encontrada por Johannes Thomasius en el camino hacia su otro yo. Si un alma se encontrara con las tres fuerzas anímicas, no tendría que enfrentarse a ningún obstáculo. Sin embargo, tal como es, todo el ser del hombre puede tomar forma objetiva y aparece en el mundo exterior en su totalidad. Ese es el caso cuando vemos a la Otra Filia al final de la segunda escena de El despertar de las almas.

Pues bien, ya les he explicado que a medida que el hombre crece en el mundo elemental e incluso en el mundo espiritual, debe adquirir la capacidad de transformarse, porque todo en esos mundos está siempre en estado de transformación; nada allí permanece en forma estática o acabada. La forma acabada sólo existe en el reino físico, mientras que en el mundo elemental todo es móvil y capaz de cambiar.

Pero como todo está en constante cambio, pueden producirse confusiones. Si uno no está lo suficientemente alerta, puede confundir a un ser con otro. Eso es lo que le ocurre a Johannes Thomasius: primero aparece la Otra Filia y más tarde confunde al doble con ella. Errores de este tipo pueden ocurrir muy fácilmente. Tenemos que darnos cuenta de que tenemos que trabajar muy gradualmente hasta llegar a una contemplación exacta de los mundos superiores y que, debido al cambio constante que se produce allí, pueden producirse confusiones. Y la forma en que estos errores salen a la luz es extraordinariamente significativa para el curso del desarrollo de un alma.

Johannes ha tenido una experiencia tres veces, como ustedes recordarán; la naturaleza de esta experiencia se debe a la forma particular en que se ha desarrollado. La primera es con la Otra Philia, la segunda con el doble, la tercera de nuevo con la Otra Philia - una tríada de experiencias. Todo en el mundo viene de tres en tres. Si no los encontramos, debemos buscarlos. El hecho de que Johannes Thomasius se encuentre con la Otra Filia dos veces y con el doble sólo una vez, y que en una ocasión confunda a uno con el otro, se debe al grado de desarrollo que ha alcanzado. Su percepción de su alma-niño, el Espíritu de su Juventud, se remonta al mismo hecho. Por supuesto, Lucifer ayudó a crear este niño, que ahora existe como un ser independiente. Es una de las experiencias más estremecedoras que el clarividente puede tener al encontrar el mundo espiritual poblado por seres de sombra creados por Lucifer a partir de partes de Karma no resueltas. Podemos encontrar muchos de estos seres de sombra, que nosotros mismos, incitados por Lucifer, hemos colocado en el mundo espiritual a través de nuestro karma no resuelto. Estas experiencias con los seres-sombra corresponden al punto que ha alcanzado nuestro desarrollo anímico.

Supongamos que el caso de Johannes Thomasius hubiera sido diferente. Habría cometido dos errores, se habría equivocado dos veces y acertado una, habría visto al doble dos veces y a la Otra Filia una vez. Pero el hecho real era que estaba demasiado atrapado en la subjetividad. María, en cambio, ha ido tan lejos en la dirección de la objetividad como para enfrentarse a dos fuerzas del alma. Pero Johannes tiene que fortalecer su alma hasta un punto en el que lo que sigue siendo más bien subjetivo pueda enfrentarse a él objetivamente: "Tejido encantado del propio ser". Estas palabras fortalecen su alma. Y a medida que este tejido encantado de su propio ser se hace más evidente y le acerca a su otro yo, Johannes se enfrenta a sí mismo en su doble, en el Espíritu de su Juventud y en la Otra Philia.
Johannes Thomasius tendría que tener una composición diferente para experimentar esta tríada de forma distinta: cometer dos errores, digamos, y ver el doble dos veces. No habría visto sólo un Espíritu de su Juventud, como dice El Despertar de las Almas, sino que habría visto a muchos de sus hijos del alma en el reino de las sombras. Aquí se hacen sentir los grandes secretos de la vida del alma.

De todo lo que he dicho se desprende que el camino clarividente hacia el verdadero ser del hombre es complicado, pues el alma misma es compleja. Acercarse a ella significa ascender paso a paso a los reinos espirituales. Significa también que te conviertes en un ser de la memoria, en un ser del pasado, pues tomas conciencia de que no estás en el presente ni tienes por el momento ningún futuro. Eres lo que has sido y llevas tu pasado al presente. Tu crecimiento espiritual posterior es entonces tal que lo que has llevado a los reinos del espíritu, lo que experimentas espiritualmente, inicia una conversación espiritual con el mundo espiritual circundante. Creces mientras escuchas esta conversación de tu propio pasado con los seres pensamiento vivos del mundo espiritual. Pero cuando te sientas así transpuesto al mundo espiritual en el que te encuentras con tu otro yo, también tendrás un sentimiento que puede describirse así: "Ahora estás realmente en el mundo espiritual. Puedes encontrar tu otro yo como un ser espiritual, debido a que estás viviendo en el reino del espíritu revestido del cuerpo astral. Pero todavía no puedes encontrar tu verdadero ser definitivo en este mundo. A pesar de ascender a los reinos espirituales, todavía no puedes encontrar al ser cuya sombra es tu yo en el mundo físico." Uno aprende poco a poco la importante experiencia que aún debe vivir para penetrar en el verdadero yo, en el verdadero ser interior, envuelto en el otro yo.

El ser del hombre es, en efecto, complejo y vive muy abajo en las profundidades del alma. Y, en realidad, para llegar al verdadero yo es necesario vivir una serie de experiencias. Se ha subrayado cómo se puede penetrar en el mundo espiritual con la memoria, cómo no se reciben nuevas impresiones, cómo hay que dejar hablar a lo que se ha sido y cómo uno, ahora un ser puntual, debe escuchar la conversación espiritual entre su pasado y su entorno espiritual. Conservamos este recuerdo. También permanece con nosotros entre la muerte y el renacimiento.

El recuerdo de la existencia sensorial real entre el nacimiento y la muerte permanece firmemente presente en el alma entre la muerte y el renacimiento. Pero si uno penetra en el verdadero yo después de haberse vuelto clarividente, se da cuenta de que es necesaria una decisión, un acto espiritual. Y se puede decir de ello: Debe ser una decisión fuerte y decidida de la voluntad, para desarraigar, para olvidar el recuerdo de lo que hemos sido, en todos sus detalles. Con esto llegamos a algo que también era tenuemente aparente en anteriores etapas clarividentes y cognitivas de la experiencia. En la tercera escena de El despertar de las almas, en la que Strader se encuentra en el abismo de su existencia, hay un presagio de esta experiencia que se tiene en los reinos espirituales. Pero uno se encuentra, en el sentido más amplio de la palabra, en el abismo de la existencia cuando toma la decisión, con verdadera libertad y energía de voluntad, de borrarse y olvidarse de sí mismo.

Todo esto es completamente cierto para todos los seres humanos; sin embargo, la gente no es consciente de ello. Todas las noches se nos pide que nos borremos, sin ser conscientes de ello. Pero es un asunto completamente diferente entregarse a la destrucción y olvidar el propio yo recordador, estar en el mundo espiritual como una nada al borde del abismo de la nada. Esta es la experiencia más demoledora que uno puede tener; uno debe acercarse a ella con gran confianza en que el verdadero yo será traído a nosotros desde el cosmos. Y esto es así.

Sabemos, después de haber logrado el olvido al borde del abismo, que todo lo que hemos experimentado se ha borrado, y esto lo hicimos nosotros mismos. Pero desde un mundo aún desconocido -un mundo que podría llamar superespiritual- nuestro verdadero yo, cuyo único encubrimiento restante ha sido el otro yo, viene hacia nosotros. Sólo ahora nos encontramos con nuestro verdadero yo, cuya sombra o maya, tal como existe en el mundo físico, es el ego inferior. Porque el verdadero yo del hombre pertenece al mundo superespiritual. Todo esto es una experiencia interior: el ascenso al reino superespiritual, la percepción de un mundo completamente nuevo al borde del abismo, la recepción del verdadero yo de este mundo.

Quería que esta descripción sirviera de puente para la conferencia de mañana. Deberíais reflexionar sobre ella. Continuaremos mañana, enlazando con lo que he dicho hoy respecto al encuentro que tiene lugar al borde del abismo.
Traducido por J.luelmo.jul.2021







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