Rudolf Steiner
cuarta conferencia
Ayer pusimos ante nuestras almas la imagen que nos muestra el autor del Apocalipsis, la imagen de la Aparición de Jesucristo, ofrecida por el Dios Padre; y me permití comentar que la explicación diseñada para conducir a una comprensión de la imagen puede ser concebida como una carta enviada por Dios mismo a Juan.
Es parte integrante de los Misterios y de la manera en que uno habla de los Misterios y los presenta, que de ahora en adelante el autor del Libro del Apocalipsis sea asimismo contemplado como el autor de la carta. Subyace en la naturaleza de los Misterios que el redactor de un documento como éste no se sienta autor en el sentido en que consideramos el autor de una obra hoy en día. Él se sentía una herramienta del Autor espiritual. Él sentía que no quedaba nada personal en la escritura. Así Juan está perfectamente justificado al actuar como si estuviera escribiendo lo que tiene que escribir bajo el mandato de Dios, como un mensaje de Dios. En todo lo que sigue esto se hace obvio de una manera que ciertamente se adecua a los Misterios.
Es perfectamente cierto decir que en nuestro tiempo actual necesitamos una vez más comprender tales cosas como la transición desde la Aparición de Jesucristo en los primeros versos del Libro del Apocalipsis con lo que sigue después, es decir, las siete Cartas enviadas a las diferentes congregaciones (Comunidades). Nuestra época actual ha olvidado completamente cualquier comprensión de tales cosas, que una vez existieron como hechos de facto en los Misterios e incluso aún de la forma en que los cristianos primitivos pensaban.