GA123 6 de septiembre de 1910 -Evangelio de S. Mateo 6ª conferencia

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LOS DISCÍPULOS DE JESHU BEN PANDIRA LOS DOS NIÑOS JESÚS

6 de septiembre de 1910

Un estudio de la genealogía de Jesús tal como se da en el Evangelio de San Lucas mostrará que lo que el escritor deseaba transmitir está de acuerdo con las declaraciones hechas en la conferencia anterior. Vimos que de la misma manera que un Poder Divino (Kraftwesenheit) debía impregnar los cuerpos etérico y físico del Jesús Salomónico del Evangelio de San Mateo, también fue un Poder Divino el que impregnó el cuerpo astral y el Ego (o el vehículo del yo) de la personalidad que conocemos como el Jesús Nathanico del Evangelio de San Lucas. En este último Evangelio, está claramente indicado que este Poder Divino fluye a través de todas las generaciones sucesivas, en una línea ininterrumpida, desde aquella etapa de la existencia de la Tierra, en la que el hombre aún no había descendido a una encarnación física. La ascendencia de Jesús se remonta a través de las generaciones hasta Dios. Adán es nombrado como el Hijo de Dios. Esto significa que para encontrar el Principio Divino dentro del cuerpo astral y el Ego del Jesús Nathanico debemos mirar hacia aquél estado de existencia primordial que experimentaba el hombre antes de descender a la encarnación física en la Tierra, cuando aún vivía en los reinos divino-espirituales y realmente se le puede llamar un ser divino. El Evangelio de San Lucas remonta el linaje de Jesús hasta ese período, en que la naturaleza divina del hombre aún no se había visto afectada por las influencias luciféricas. Toda investigación antroposófica indica que dicho período fue en la Época Lemúrica.

En aquellas escuelas de Misterios donde los alumnos eran entrenados para la Iniciación, que ayer describíamos como el logro del conocimiento de los grandes secretos del Cosmos, el objetivo era guiar al hombre hacia más allá de todo lo terrenal y más allá de lo que él mismo había llegado a ser a consecuencia de las influencias terrenales. Se le debía enseñar qué visión del Universo se le puede revelar, si se abstiene deliberadamente de usar los instrumentos de cognición de que dispone desde el tiempo de la influencia luciférica. La primera gran pregunta para los alumnos de estos Misterios era esta: ¿Qué visión del Universo se encuentra ante la visión clarividente cuando un hombre se libera de las percepciones dadas a través de los cuerpos físico y etérico y de todas las influencias terrenales circundantes? Tal libertad había sido el estado natural del hombre antes de que entrara en la encarnación terrenal y se convirtiera en el "Adán terrenal", hablando ahora en el sentido bíblico y particularmente en el Evangelio de San Lucas. Por lo tanto, podemos ver que hay dos únicas condiciones en las cuales el hombre puede ser considerado correctamente como un ser divino-espiritual: una es la que se obtiene a través de la alta Iniciación alcanzada en los Grandes Misterios; la otra es la que estaba presente en una etapa elemental de la existencia humana y que no puede cumplirse en ningún período opcional de la Tierra. La que tenía antes del descenso del Hombre Divino en la época lemúrica en el "hombre de la Tierra", como lo describe la Biblia; porque "Adán" significa "hombre de la tierra", es decir, un ser cuya naturaleza ya no es puramente espiritual, sino que ahora está revestida de los elementos de la tierra, del "polvo".

Para obtener las fechas históricas, incluso aproximadamente correctas, no debemos calcular considerando lo que ahora sería un número promedio de años de tres generaciones, por ejemplo, Abraham, Isaac y Jacob, sino que tendrían que calcularse unos 215 años para las tres generaciones. Esto también se confirma por la investigación oculta. El hecho de que en aquellos primeros tiempos el período de una generación fuera más largo de lo que es hoy en día, es aún más evidente para las generaciones que trascurren desde Adán hasta Abraham. Con respecto al linaje desde Abraham en adelante, será obvio para todos que una generación tenía mayor duración, puesto que los descendientes de los Patriarcas Abraham, Isaac y Jacob nacen, cuando sus progenitores tenían ya una edad avanzada. Así como ahora es habitual calcular 33 años para una generación, aquellos que enumeraron el Evangelio de San Mateo tenían razón al asignar a una generación entre 75 a 8o años, y aún más. Debe hacerse hincapié en que hasta Abraham, este Evangelio se refiere a individuos. Los nombres de los predecesores de Abraham dados en el Evangelio de San Lucas, sin embargo, ya no se refieren a individuos simplemente. En este caso, es esencial recordar algo que es un hecho, aunque puede parecer increíble para las mentes materialistas.

Lo que hoy llamamos nuestra memoria, la conciencia en nuestro recuerdo de la identidad invariable de nuestro ser más íntimo, se remonta de manera normal solo a los primeros años de nuestra infancia. Cuando alguien actualmente retrocede con el recuerdo al pasado de su vida, encontrará que en algún momento los recuerdos cesan. Alguien recordará más de la infancia, otros menos; pero, en cualquier caso, la memoria de hoy está limitada a la vida personal, y de hecho ni siquiera abarca toda esa vida desde el día del nacimiento. Si nos damos cuenta de cuáles eran las facultades anímicas y las características de la conciencia del hombre en la antigüedad, recordando que en épocas pasadas de evolución era normal un cierto estado clarividente de la conciencia, no nos sorprenderá descubrir que en períodos no muy lejanos, la conciencia estaba conectada con la memoria en un grado completamente diferente de como quedó establecida después.

Antes de la época de Abraham, toda la constitución anímica del hombre era diferente de cómo llegó a ser posteriormente, y esto se aplica sobre todo a la capacidad de la memoria. Durante la época aún más antigua de la Atlántida, la diferencia de esta capacidad era mucho mayor aún. Un hombre no solo recordaba, como hace hoy, las experiencias de su propia vida personal, sino que su memoria se extendía más allá de su propio nacimiento y a través de lo que su padre, abuelo y otros antepasados habían experimentado. La memoria era algo que fluía en la sangre a través de una serie de generaciones y solo más tarde llegó a limitarse a un solo período y a la vida individual.

En la antigüedad, un nombre tenía unas connotaciones distintas de las que hoy van asociadas con el nombre. De hecho, la designación de un nombre en la antigüedad era un asunto, que hoy para entenderlo requeriría un estudio muy especifico, ya que lo que la filología moderna conoce al respecto no es gran cosa. En el pasado habría sido imposible concebir que los nombres pudieran estar unidos a seres o cosas de forma puramente externa como es corriente hoy en día. En aquél entonces, un nombre era una realidad esencialmente unida con el ser que lo recibía, con la pretensión de expresar en sonido o tono la naturaleza interna de ese ser. El nombre estaba destinado a ser un eco sonoro del ser. En aquellos tiempos en los que la facultad de la memoria era diferente, el nombre no se aplicaba simplemente a la vida personal de un ser humano individual, sino que se extendía a todo lo que permanecía unido a través de la memoria; por lo tanto, se usaba el mismo nombre hasta donde alcanzaba esta experiencia retrospectiva. El nombre "Noé", por ejemplo, no se refería a un único individuo; sino que, en primer lugar, aglutinaba lo que un individuo recordaba de su propia vida y luego, más allá de su nacimiento, lo de la vida de su padre, de su abuelo, etc., hasta donde el hilo de la memoria alcanzara. El mismo nombre era usado por los sucesivos individuos entre quienes el hilo de la memoria conectaba. Por lo tanto, nombres como "Adam", "Seth", "Enoc", implicaba tal número de personalidades, tantas como personas estuvieron unidas a través de la memoria. Por lo tanto, cuando se hace referencia al nombre de un individuo perteneciente a tiempos de la antigüedad, diciendo que era 'Enoc', debemos interpretar que significa que en un individuo que era hijo de alguien con un nombre diferente, ha surgido un nuevo hilo de memoria. El recuerdo del anterior individuo no se remontaba al de sus predecesores. Sin embargo, el nuevo hilo de la memoria no se corta, con la muerte del primer individuo que lleva el nombre de 'Enoc', sino que continúa a través de las generaciones hasta que nuevamente aparece un nuevo hilo de memoria y, con él, un nuevo nombre que se utilizará hasta que se rompa el nuevo hilo. Por lo tanto, cuando se hace referencia a "Adán", el nombre designa a varias personalidades sucesivas en la secuencia de generaciones.

Ese es el significado que hay que darle a los nombres en la tabla genealógica del Evangelio de San Lucas. La intención del escritor es transmitirnos que el Poder divino-espiritual que entró en el Ego (portador del Ego) y en el cuerpo astral del Jesús Nathanico, lo encontraremos si nos remontamos hasta la etapa en que el hombre descendió por primera vez a la encarnación terrenal. En el Evangelio de San Lucas, por lo tanto, encontramos, en primer lugar, los nombres de las individualidades personales y luego, después de llegar al nombre de Abraham, llegamos en retrospectiva hasta la época en que la memoria abarca períodos más largos y se incluyen varias individualidades, combinadas por la memoria, con un mismo nombre por así decir, en un mismo Ego.

De ese modo será más fácil entender que los 77 nombres que figuran en el Evangelio de San Lucas, abarcan grandes períodos de tiempo, en realidad se remontan al tiempo en que el Ser que podemos denotar como la entidad divino-espiritual en el hombre, se encarnó por primera vez en un cuerpo físico humano. El otro aspecto presentado en el Evangelio es este. En los Grandes Misterios, quien conseguía pasar por las 77 etapas había logrado purificar su alma de todo lo absorbido por la humanidad en la existencia de la Tierra, alcanzaba el estado que hoy en día solo es posible, cuando un hombre se libera de su cuerpo físico y puede vivir completamente en el cuerpo astral y el ego. Entonces, es capaz ,de expandir su ser sobre todo el Cosmos circundante del que ha surgido la propia la Tierra. Tal era el objetivo de la Iniciación en estos Misterios. Entonces, un hombre había alcanzado el grado del Poder Divino-Espiritual que tomó posesión del cuerpo astral y el portador del Ego del Jesús Nathanico.

El Jesús Nathanico, debía representar lo que el hombre recibe, no de las condiciones terrenales sino de las condiciones de existencia celestiales. De ahí que el Evangelio de San Lucas describa el Poder Divino-Espiritual que impregnó el cuerpo astral y el Ego del Jesús Nathanico. El Evangelio de San Mateo describe el Poder DivinoEspiritual que había creado en Abraham el órgano interno que le permitió abrir su conciencia a Jahve; y este mismo Poder estuvo obrando en el cuerpo físico y el cuerpo etérico a través de 42 generaciones, constituyendo una línea de herencia.

Estas fueron las enseñanzas, especialmente las del Evangelio de San Mateo sobre la línea de consanguinidad de Jesús de Nazaret, que fueron cultivadas y estudiadas en las comunidades de los Terapeutas y de los Esenios, entre los cuales trabajaba Jeschu ben Pandira para prepararse para la llegada del Cristo Jesús. Su misión era preparar al menos algunos pocos, impartiéndoles el conocimiento de que al final de un período de tiempo definido, es decir, 42 generaciones después de Abraham, el desarrollo alcanzado por el pueblo hebreo hiciese posible que la Individualidad de Zarathustra, se encarnase en una rama del linaje de Abraham en la línea de Salomón de la Casa de David. Esta fue una enseñanza anticipada. En aquél tiempo no solo se enseñaba en las Escuelas de los Esenios, sino que había alumnos en esas Escuelas que habían vivido las 42 etapas en la experiencia real y, por lo tanto, podían ver en visión clarividente la naturaleza del Ser que descendía Las 42 etapas. El conocimiento de esto debía darse al mundo a través de las enseñanzas apropiadas y era tarea de los Esenios asegurarse de que, al menos, entre unos pocos seres humanos, se entendiera lo que significaría para la Tierra la venida de Cristo.

Ya hemos oído hablar de eventos relacionados con la historia de esa Individualidad humana que encarnó en la sangre especialmente preparada de la que habla el Evangelio de San Mateo. La sabiduría que en los primeros tiempos este gran Maestro, conocido por el nombre de Zaratustra, había impartido en Oriente, le capacitó para la encarnación posterior. Él fue, como sabemos, el precursor de la cultura hermética de Egipto, puesto que con este fin había renunciado a su cuerpo astral, que luego fue utilizado por Hermes. También había renunciado a su cuerpo etérico, el cual fue a su vez utilizado por Moisés, como creador de la civilización mosaica, Moisés fue pues, portador del cuerpo etérico de Zarathustra. Zarathustra mismo encarnó más tarde en otros cuerpos astrales y etéricos. De particular interés para nosotros es su encarnación como Zarathas o Nazarathos en la antigua Caldea en el siglo seis antes de Christo, donde los sabios caldeos fueron sus alumnos y donde los mas sabios de entre los alumnos de las escuelas ocultas de los hebreos, entraron en contacto con él durante el cautiverio babilónico. Durante los siguientes seis siglos los alumnos de las escuelas de ocultismo caldeo, se ocuparon con las tradiciones, ritos y cultos que se originaron con Zarathustra en la personalidad de Zarathas o Nazarathos. Todas las generaciones de alumnos, caldeos, babilonios, asirios, etc., que vivían en aquellas regiones de Asia, veneraban profundamente el nombre de este gran Maestro. Esperaron ansiosos su siguiente encarnación, porque sabían que después de seiscientos años volvería. El secreto de su llegada era conocido por ellos y era como la luz de un faro que brilla desde el futuro.

Y a medida que se acercaba el tiempo en que la sangre estuviese adecuadamente preparada para la nueva encarnación de Zarathustra, partieron del Este tres enviados, los tres reyes magos que sabían que el venerado nombre del propio Zarathustra los conduciría como una Estrella al lugar donde iba a tener lugar su nueva encarnación.

Fue la propia Entidad del gran Maestro quien, como "Estrella", llevó a los tres Reyes Magos al lugar de nacimiento del Jesús del Evangelio de San Mateo. La propia filología ordinaria confirmará que la palabra "Estrella" se usaba en la antigüedad para denotar la individualidad humana. No es únicamente la investigación espiritual la que de sus propias fuentes nos dice más claramente que cualquier otra cosa, que los tres Reyes Magos en aquél tiempo fueron guiados por Zoroastro, la 'Estrella de Oro', hacia el lugar donde debía reencarnarse, sino que se deduce del mismo uso de la palabra 'Estrella' por las individualidades humanas altamente desarrolladas, que la estrella por la cual los sabios fueron guiados era el propio Zarathustra.

Así pues, seiscientos años antes de la era cristiana, los Reyes Magos de Oriente ya habían entrado en contacto con la Individualidad que posteriormente se encarnaría como el Jesús del Evangelio de San Mateo. Fue el mismo Zarathustra quien los condujo a Palestina y ellos le siguieron. Porque fue la Estrella de Zarathustra moviéndose hacia Palestina la que guió a los Magos en su camino desde los Misterios Caldeos en el Este, hasta Palestina, donde Zarathustra estaba a punto de encarnar.

El secreto de la futura encarnación de Zarathustra, de Zarathas o Nazarathos, era conocido en los Misterios de Caldea. Pero el secreto de la sangre del pueblo hebreo era, que a su debido tiempo sería la adecuada para la nueva constitución corporal de Zaratustra: esta era una enseñanza de los esenios, quienes en sus misterios fueron transportados anímicamente a través de las 42 etapas.

Así que inicialmente, había dos grupos que sabían algo sobre el secreto del Jesús del Evangelio de San Mateo: los iniciados caldeos, que poseían conocimientos relacionados con la individualidad de Zarathustra y su futura encarnación en sangre hebrea, y la secta de los Esenios, que se ocupaban de otro aspecto de la constitución física, de la sangre para el Ser que había de venir. En las Escuelas de los Esenios, durante más de cien años se había impartido la enseñanza sobre el inminente advenimiento del Jesús del Evangelio de San Mateo, en cuyo ser se cumpliría todo, no solo aquellas condiciones en las que ya hablado, sino también otras que pueden caracterizarse de la siguiente manera.

En estas Escuelas, el alumno era sometido a un largo período de entrenamiento con el propósito de lograr, mediante ejercicios y otros métodos, la para él necesaria purificación del alma antes de ser guiado a través de las 42 etapas para contemplar los secretos del cuerpo etérico y del cuerpo físico. Pero en estas comunidades se sabía que el Ser para el que ellos se preparaban, descendería de las alturas ya poseyendo esas cualidades que eran un requisito previo para el desarrollo de las facultades capaces de percibir estos secretos.

El sistema empleado por los esenios para la purificación del alma era, en efecto, una continuación de la antigua disciplina de los nazareos. Esta forma de entrenamiento oculto había existido en el judaísmo desde tiempos inmemoriales. Mucho antes de la llegada de los Terapeutas y de los Esenios, ciertos hebreos se habían dedicado a ello, adoptando métodos muy especiales para promover el desarrollo en el alma y el cuerpo. En primer lugar, los nazareos se sometían a una dieta que, en cierto sentido, sigue siendo útil hoy en día cuando alguien desea progresar más rápidamente en el desarrollo del alma dentro de lo posible. Se abstenían por completo de comer carne y beber vino. Esto les facilitaba las condiciones porque comer carne en realidad puede retrasar el desarrollo de quien busca el espíritu. Aunque aquí no se pretende promover el vegetarianismo, ciertamente la abstinencia de comer carne hace que todo sea más fácil; Es posible desarrollar una mayor resistencia interna a los obstáculos, una mayor capacidad para superar los obstáculos que surgen de los cuerpos físico y etérico. Naturalmente, esto no se debe por completo a la abstinencia de comer carne, sino ante todo al hecho de que tal hombre está fortaleciendo su alma. Evitando la carne como alimento simplemente produce cambios en el cuerpo físico; pero si está ausente el componente anímico y no penetra el cuerpo como debiera, no tiene un propósito particular abstenerse de comer carne. Estas prácticas de los nazareos eran seguidas, pero en una forma mucho más estricta, por los esenios que también recurrieron a otros usos de los que ayer y anteayer les hablé. Sobre todo, sin embargo, practicaban la abstinencia más estricta del consumo de carne, con el resultado de que aprendían, comparativamente hablando más rápidamente, a expandir su memoria más allá de 42 generaciones y contemplar los secretos de la Crónica Akáshica. Se convirtieron en lo que podría llamarse un "brote" en una rama, en un árbol o en una planta, un brote que perduraba durante muchas generaciones. No quedaban al margen del tronco de la humanidad, sino que eran conscientes de los hilos que los unían con ella. En cierto sentido, eran diferentes de los hombres que se separaban de la población tribal y cuya memoria se limitaba a la vida de la personalidad individual. El nombre dado a los antiguos individuos en las comunidades de los Esenios también era una palabra que significa "una rama viva", en contraste con una rama cortada. Eran hombres que se sentían integrados en la línea de las generaciones, de ninguna manera separados del tronco de la humanidad. Los alumnos que cultivaban particularmente esta tendencia en el essenismo y que habían pasado por las 42 etapas en su propia experiencia se llamaban "Netzers".

Jeschu ben Pandira, de quien hablé ayer, es una figura bastante conocida por los ocultistas como gran Maestro en las comunidades Esenias. Jeschu ben Pandira tenía cinco discípulos, cada uno de los cuales se hacía cargo de una rama especial de su enseñanza general y continuaba desarrollándola. Los nombres de estos cinco alumnos eran: Mathai, Nakai, el tercero recibía el nombre de Netzer porque procedía especialmente de esa categoría, luego Boni y Thona. Estos cinco alumnos de Jeschu ben Pandira, quien cien años antes de Cristo sufrió el martirio a causa de una supuesta blasfemia y herejía, propagaron sus enseñanzas en cinco secciones diferentes. La investigación científico-espiritual encuentra que después de la muerte de Jeschu ben Pandira, la enseñanza relacionada con la preparación de la sangre para el que iba a ser el Jesús del Evangelio de San Mateo fue propagada especialmente por Mathai. Otro gran alumno de Jeschu ben Pandira, de nombre

Netzer, continuó la enseñanza sobre las cualidades internas y la naturaleza del alma, una enseñanza relacionada con el antiguo nazareo pero también con el nezerismo en su forma posterior. Netzer fue elegido especialmente para ser el fundador de una pequeña colonia. Había muchas de esas colonias en Palestina, en cada una de las cuales se cultivaba una rama particular del Essenismo. La preocupación especial del alumno Netzer, osea, el cultivo del netzerismo, era el objetivo principal de la colonia que llevaba una existencia aislada y que, en la Biblia, recibió el nombre de "Nazaret". En dicha población de Nazaret, el alumno de Jeschu ben Pandira, estableció una colonia esenia. Aquellos cuyas vidas estaban dedicadas a la antigua orden nazarita vivían allí en reclusión bastante estricta. Por lo tanto, después de los acontecimientos de los que aún tengo que hablar, después de la huida a Egipto y el posterior regreso, nada resultaba más natural que el Jesús del Evangelio de San Mateo fuese llevado a la atmósfera del Netzerismo. Esto se indica en el Evangelio de San Mateo, donde se dice que después del regreso de Egipto, Jesús fue llevado a la pequeña ciudad de Nazaret, "para que se cumpliera lo dicho por los profetas: se le llamará Nazareno". Ha habido muchas interpretaciones diferentes de estas palabras porque ninguno de los traductores sabía lo que realmente significaba, a saber, que allí había una colonia de esenios donde iban a transcurrir los primeros años de la vida de Jesús.

Antes de entrar en otros detalles y en cómo se relacionan con el Jesús del Evangelio de de San Lucas, haremos ahora en un amplio resumen de ciertos asuntos relacionados con la vida del Jesús del Evangelio de San Mateo.

En los primeros capítulos del Evangelio de San Mateo, aparecen todos los secretos y enseñanzas impartidas por Jeschu ben Pandira entre los esenios y posteriormente propagados por su alumno Mathai. Todos los procesos a que hacían referencia estas enseñanzas, estaban relacionados con la preparación del cuerpo físico y del cuerpo etérico del Jesús del Evangelio de San Mateo, aunque no hace falta decir que dentro de Las 42 generaciones, también se trataron las influencias ejercidas sobre el cuerpo astral . Así pues, cuando decimos que lo que se tenía en cuenta durante las primeras 14 generaciones era el cuerpo físico, durante las siguientes 14 generaciones era el cuerpo etérico y durante las terceras 14 generaciones, a partir del cautiverio de Babilonia, el cuerpo astral, sin embargo, debe ser tenido en cuenta firmemente que lo que se preparaba adecuadamente de esta manera para Zarathustra, solo podría ser utilizado plenamente por esta individualidad, aquello correspondiente a los cuerpos físico y etérico.

Recordemos ahora el desarrollo de un ser humano individual: desde el nacimiento hasta aproximadamente el séptimo año, es fundamentalmente el cuerpo físico el que está en proceso de desarrollo, durante los siguientes siete años, desde la segunda dentición hasta la pubertad, el cuerpo etérico; y solo después comienza el libre desarrollo del cuerpo astral. En el caso de los cuerpos físico y etérico preparados para Zarathustra a lo largo de las generaciones desde Abraham, este proceso de desarrollo debía alcanzar la culminación y en estos cuerpos Zarathustra debía descender en la nueva encarnación. Pero cuando el desarrollo del cuerpo etérico llegó a su conclusión, lo que se había preparado para él ya no era adecuado y hubo que proceder al desarrollo del cuerpo astral.

Para este fin, tuvo lugar un acontecimiento maravilloso e inspirador, sin cuya comprensión es imposible comprender las profundidades del gran Misterio de Cristo Jesús. Durante la infancia, la individualidad de Zarathustra evolucionó en los cuerpos físico y etérico del Jesús del Evangelio de San Mateo hasta el duodécimo año. A consecuencia del clima, el punto de desarrollo que en nuestras regiones se produce a la edad de 14 a 15 años, en el caso de esta individualidad se produjo un poco antes. Para el duodécimo año, todo lo que podría lograrse en los cuerpos físico y etérico adecuadamente preparados del linaje de Salomón ya se había alcanzado. Así pues, la Individualidad de Zarathustra abandonó aquellos cuerpos a los que el Evangelio de San Mateo se refiere principalmente y pasó al Jesús del Evangelio de San Lucas. Por el curso de conferencias sobre este último Evangelio, conocemos la explicación de la historia de Jesús a los 12 años en el Templo. Cuando los padres de Jesús repentinamente fueran incapaces de entenderlo porque había cambiado por completo, lo causa era que había entrado en él la Individualidad de Zarathustra que había vivido hasta entonces en los cuerpos físico y etérico del Jesús Salomónico. - Tales cosas ocurren en la vida, aunque es difícil darles crédito para el pensar materialista. El hecho de que una Individualidad pase de un cuerpo a otro realmente ocurre, y eso fue lo que ocurrió cuando la Individualidad de Zaratustra dejó el cuerpo original y pasó al Jesús del Evangelio de San Lucas cuyo cuerpo astral y el vehículo del Ego habían sido especialmente preparados.

A partir del duodécimo año, por lo tanto, Zarathustra pudo continuar su desarrollo en el cuerpo astral y el vehículo del Ego del Jesús Nathánico. Esto esta representado magníficamente en el Evangelio de San Lucas, en el pasaje que se refiere a la asombrosa escena en la que Jesús, de 12 años, está sentado entre los sabios rabinos y dice cosas que suenan completamente extrañas. ¿Cómo podría el Jesús de la línea Nathanica ser capaz de esto? La explicación es que en ese momento la individualidad de Zarathustra había entrado en él. Hasta el duodécimo año, Zarathustra no había hablado por boca del niño que por aquél tiempo había sido traído a Jerusalén y, por lo tanto, el cambio de carácter fue tan grande que los padres no lo reconocieron cuando lo encontraron sentado entre los eruditos escribas.

Por lo tanto, se trata de dos grupos de padres, ambos llamados "José" y María ", nombres comunes en aquél tiempo, y con dos niños, cada uno llamado Jesús. Pero derivar algo de los nombres de José y María en la forma en que uno entiende los nombres hoy en día es algo que contradice cualquier investigación verdadera. La genealogía dada en el Evangelio de San Mateo es la del hijo único: Jesús de la línea de Salomón de la Casa de David. En el Evangelio de San Lucas se habla del otro niño, Jesús de la línea de Natán, que es hijo de padres completamente diferentes. Los dos muchachos crecieron muy cerca el uno del otro hasta que tuvieron doce años. Esto se puede leer en los Evangelios; lo que relatan es correcto en ambas partes. Pero mientras se prefería que la gente no conociera la verdad o que la propia gente no quisiera oírla, se les ocultaban los Evangelios. Es solo cuestión de entender lo que dicen los Evangelios, porque hablan de verdad.

El Jesús de la línea Nathanica creció con una naturaleza profundamente interna.

Tenía poca aptitud para adquirir sabiduría externa y asimilar hechos de conocimiento ordinario. Pero las profundidades de su alma eran insondables y tenía una capacidad ilimitada para el amor, porque en su cuerpo etérico estaba contenido el poder que fluía desde el tiempo en que el hombre aún no había entrado en la encarnación terrenal, cuando todavía llevaba una existencia Divina. Esta existencia Divina se manifestada en este niño en forma de una capacidad infinita de amor. Por lo tanto, era natural que él no estuviese bien adaptado a todo lo que los hombres habían adquirido en el curso de encarnaciones a través de la instrumentalidad del cuerpo físico, mientras que, por otra parte, un cálido e indescriptible amor impregnaba su vida interior. Para aquellos que lo sabían, un episodio en particular era una señal de las facultades internas del niño. Una facultad que de otro modo solo puede ser despertada en el ser humano por estímulos externos, en el caso del Jesús del Evangelio de San Lucas actuó desde el principio, directamente después de su nacimiento, pronunció ciertas palabras que fueron inteligibles para quienes lo rodeaban. Con respecto a todas las cualidades internas, era infinitamente grande; sin embargo, con respecto a lo que se pueda adquirir a través de las generaciones de la humanidad en la Tierra, no estaba capacitado.

Qué maravilla que los padres se sorprendieran en el Templo cuando de repente había ante ellos un niño que, habiendo crecido en este cuerpo, ahora estaba lleno de una sabiduría que de otro modo solo se podía obtener por medios externos. Este cambio repentino y radical fue posible porque en ese momento la Individualidad de Zarathustra había pasado del Jesús Salomónico al Jesús de la línea Nathanica. Era Zarathustra (o Zarathas) quien ahora hablaba por boca del niño en el momento que se nos describe, cuando sus padres lo buscaban en el Templo.

Zarathustra había adquirido naturalmente todas las facultades que es posible adquirir utilizando los instrumentos del cuerpo físico y el cuerpo etérico. Tuvo que elegir necesariamente el linaje de Salomón, porque en la constitución corporal producida por esta sangre había fuerzas poderosas y altamente desarrolladas. De dicha constitución corporal sacó todo lo que pudo integrar en su propio ser que luego fusionó con la profunda interioridad manifestada en la naturaleza del Jesús del Evangelio de San Lucas y derivada de una época anterior al comienzo de las encarnaciones terrenales del hombre.

Así las dos corrientes se convirtieron en una. Ahora había una sola entidad. En el Evangelio, se nos llama la atención especialmente a lo siguiente. No solo los padres notaron un cambio sorprendente, detectando algo que posiblemente no podrían haber esperado, sino que este cambio también se mostró externamente. Cuando el niño Jesús fue encontrado por sus padres entre los escribas en el Templo, se dice específicamente: "Y él fue con ellos y vino a Nazaret ... Y Jesús creció en estatura física, en los más nobles hábitos y en sabiduría." ¿Por qué se mencionan estos atributos particulares? Fue porque formaban parte de su naturaleza en un sentido muy especial ahora que la individualidad de Zarathustra estaba en él. Debo llamar aquí la atención especialmente sobre el hecho de que las palabras que se refieren a los tres atributos en ciertas traducciones de la Biblia a veces son las siguientes: Y Jesús creció en sabiduría y edad y en favor de Dios y el hombre. ¿Realmente necesitamos un Evangelio que nos diga que la edad aumenta en un niño de doce años? La traducción de Weizsäcker es: "Y Jesús creció en sabiduría, en estatura y en favor con Dios y el hombre". Pero esto no transmite el significado real. El verdadero significado es que en el niño Jesús Nathanico había ahora una individualidad diferente, una cuya naturaleza ya no era, la que se había mantenido, puramente interna, sino que, habiéndose desarrollado hasta ahora en un cuerpo físico perfeccionado, fue capaz de manifestarse en la dimensión física externa también. Además, los hábitos que uno adquiere en la vida y se desarrollan en el cuerpo etérico, habían estado previamente ausentes de la naturaleza del Jesús Nathanico. Su capacidad de amar era tan grande que podría ser la base sobre la cual construir; pero esta capacidad era una realidad espontánea y no podía plasmarse en los hábitos de vida adquiridos. Sin embargo, ahora la otra Individualidad estaba presente, teniendo en su propia naturaleza los poderes resultantes de la madurez alcanzada por los cuerpos físico y etérico, y en estas condiciones era posible que los hábitos llegaran a una expresión visible y se impresionaran en el cuerpo etérico. Ese fue el segundo atributo. El tercer crecimiento "en sabiduría" en el sentido ordinario de la palabra es más fácil de entender. El Jesús del evangelio de San Lucas no era "sabio"; Era capaz de un amor infinito y supremo. El crecimiento en sabiduría se debió a la presencia en él de la individualidad de Zaratustra.

Al hablar sobre el Evangelio de San Lucas, me referí al hecho de que es muy posible que un ser humano del que la Individualidad se haya alejado y que solo disponga de tres envolturas, física, etérica y astral, siga viviendo por un tiempo, pero aquel de quien hablan los primeros capítulos del Evangelio de San Mateo -Jesús de la línea Salomónica- se consumió y murió, relativamente poco después de su duodécimo año.

Inicialmente pues, había dos niños; después los dos se convirtieron en uno. En registros muy antiguos a menudo hay expresiones notables que no se pueden entender a menos que se conozcan los hechos relevantes. Más adelante entraremos en el aspecto más íntimo de la unión de los dos niños; por el momento me referiré solo a lo siguiente.

En el llamado "Evangelio de los egipcios" hay un pasaje que ya en los primeros siglos de nuestra era se consideraba extremadamente herético, porque los círculos cristianos o no querían escuchar la verdad o no querían que la verdad saliera a la luz. Sin embargo, en una escritura apócrifa se conservó algo en la que se dice que la salvación (el Reino) vendrá al mundo cuando los Dos se vuelvan Uno y lo Externo se convierta en lo Interior. Esta oración expresa exactamente la realidad oculta que les he dicho. La salvación depende de que los Dos se vuelvan Uno. Y los Dos se convirtieron en Uno en verdad cuando, en el duodécimo año de su vida, la Individualidad de Zarathustra pasó al Jesús Nathanico y las cualidades que al principio habían sido completamente internas se volvieron externas. La interioridad del alma en el Jesús del Evangelio de San Lucas era inmensamente profunda. Pero esta cualidad se manifestaba externamente también cuando la Individualidad de Zaratustra, cuyo desarrollo había procedido en los cuerpos físico y etérico del Jesús Salomónico, impregnando esa interioridad con las fuerzas engendradas por su contacto con esos cuerpos. Un impulso de tal poder impregnaba los cuerpos físico y etérico del Jesús Nathanico desde adentro, que lo externo podía convertirse en una expresión de lo interno, de la naturaleza interna como lo había sido antes de que la individualidad de Zaratustra hubiera pasado al Jesús del Evangelio de San Lucas -Los dos se habían convertido en uno.

Hemos seguido a Zarathustra desde su nacimiento como el Jesús del Evangelio de San Mateo hasta su duodécimo año, cuando dejó su cuerpo original y pasó a la constitución corporal del Jesús Nathanico; esto lo desarrolló hasta un grado tal, que más tarde fue capaz de ofrecer sus propios tres cuerpos en los que pudiera recibirse el Ser que llamamos Cristo.

traducción de Julio Luelmo abril 2020

GA123 5 de septiembre de 1910 -Evangelio de S. Mateo 5ª conferencia

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JESHU BEN PANDIRA Y LA INICIACIÓN DE LOS ESENIOS

5 de septiembre de 1910

Debe recordarse estrictamente que no hay conexión de parentesco u otra relación similar entre el Jesús hijo de Pandira, Jeschu ben Pandira, con la figura central de los Evangelios de San Mateo y San Lucas, o cualquier otro Evangelio. Cien años antes de nuestra era, es decir cien años antes de la venida de Cristo, Jeschu ben Pandira fue apedreado y luego colgado de un árbol, y no debe confundirse con ninguna figura en los Evangelios. Sin embargo, quiero insistir en el hecho que hablar sobre la personalidad o la existencia de Jeschu ben Pandira, no requiere conocimiento oculto ni facultades clarividentes, porque si se desea, se puede obtener información sobre él, de los registros hebreos y en el talmud. Constantemente ha habido confusiones con el verdadero Jesús, por primera vez en realidad ya en el siglo II d. C. Aunque Jesús, el hijo de Pandira, no debe identificarse con el Jesús de los Evangelios, existe una conexión histórica entre ambas personalidades. Esta conexión hoy solo puede establecerse a través de la investigación científico-espiritual y, para comprenderla en toda su profundidad, debemos hablar brevemente de nuevo sobre la evolución de la humanidad y sus guías.

Mirando hacia aquellos Seres que son los grandes Guías de la evolución, finalmente llegamos a las Elevadas Individualidades generalmente conocidas con el nombre oriental de Bodhisattvas. Hay varios Bodhisattvas. Su tarea como grandes Maestros de la humanidad es hacer que la sabiduría de los mundos espirituales fluya a través de las Escuelas de Misterios de acuerdo con el grado de madurez alcanzado por los hombres en una época determinada. Los dos Bodhisattvas, a quienes nos hemos referido a menudo, cada vez que hemos hablado de la evolución de la humanidad, que son de interés primordial para nuestros tiempos son, el hijo del Rey Suddhodana, que se convirtió en Buda, y el que le sucedió en el cargo de Bodhisattva, cargo que todavía ocupa hoy y lo seguirá ejerciendo durante los próximos 2.500 años. Este Bodhisattva se convertirá en el Buda Maitreya, alcanzando el santo: rango como hizo su predecesor, el Buda Gautama.

En la evolución, los Bodhisattvas se suceden unos a otros como grandes Maestros de la humanidad, y no deben confundirse con Aquel que es la auténtica fuente de sus enseñanzas, del cuál reciben la que constituirá su misión a impartir a las diversas épocas. Debemos representarnos una "institución colegiada" de Bodhisattvas y en su centro la fuente viva de las enseñanzas. Esta fuente viviente no es otra que aquél a quien estamos acostumbrados a llamar "Cristo". Es de Cristo de quien todos los Bodhisattvas reciben lo que tienen que impartir a los hombres a lo largo de los siglos. Mientras un Bodhisattva ocupa este cargo, se dedica principalmente a la tarea de enseñar; porque, como hemos escuchado, cuando alcanza el rango de Buda, ya no vuelve a encarnarse de nuevo en un cuerpo físico. Una vez más, de acuerdo con toda la filosofía oriental, se puede decir que Gautama Buda, quien pasó por última su encarnación en un cuerpo físico como hijo del rey Suddhodana, desde entonces ha asumido la encarnación solo hasta el cuerpo etérico. En las conferencias sobre el Evangelio de San Lucas, se habló sobre la siguiente tarea de este Bodhisattva después de convertirse en Buda. Cuando nació el llamado Jesús Natánico del Evangelio de San Lucas (no es el mismo que el Jesús del Evangelio de San Mateo), el Buda que en aquél tiempo estaba encarnado hasta el cuerpo etérico, penetró en el cuerpo astral de este niño Por lo tanto, podemos decir que desde su encarnación como Gautama Buddha, la función de ese Ser ya no era dar enseñanza sino trabajar como un poder viviente del mundo espiritual en el mundo físico. Trabajar a través de la enseñanza y trabajar como un poder viviente que promueve el crecimiento son asuntos completamente diferentes. Un Bodhisattva es un Maestro hasta que se convierte en Buda; a partir de entonces él es un poder, un poder organizador, que otorga vida. Y el Buda trabajó como tal en la constitución del Jesús Nathanico. Desde el siglo VI a.C., el sucesor de aquél Bodhisattva que luego se convirtió en Buda, ha venido ocupando el lugar de aquél en la serie de grandes Maestros. Este Bodhisattva es quien más tarde devendrá el Buda Maitreya. Por lo tanto, debemos buscar las enseñanzas que necesita la humanidad desde la época de Gautama Buda, donde ha derramado su inspiración el Bodhisattva que le sucedió, inculcando en sus discípulos cuál es la misión que ha de comunicar al mundo. -Ayer en la conferencia dije que las actividades centradas en las comunidades de los Terapeutas y los Esenios fueron elegidas como instrumento para el trabajo de este Bodhisattva, y que una de las personalidades más nobles y puras de las comunidades esenias era Jesús, el hijo de Pandira. Así que fue a través de los esenios, como la enseñanza del Bodhisattva envió su resplandor a la humanidad en la Tierra.

Las comunidades Esenias, respecto a las enseñanzas más profundas, desaparecieron relativamente, poco después del evento de Cristo, de lo cual la historia externa proporciona evidencias. Por lo tanto, ciertamente no parecerá increíble si les digo que fundamental y esencialmente las comunidades de los Terapeutas y de los Esenios se instituyeron para que pudieran servir de instrumento para hace llegar desde los reinos espirituales, desde las esferas de los Bodhisattvas, algo que permitiera a los hombres comprender el acontecimiento trascendental de la aparición de Cristo. De las comunidades de los Terapeutas y de los Esenios surgieron las enseñanzas más importantes dadas a la humanidad con el objeto de promover la comprensión del Evento de Cristo. De modo que, Jesús, el hijo de Pandira, inspirado por el Bodhisattva que se convertirá en el Buda Maitreya y cuya influencia estaba actuando en estas comunidades, fue elegido para dar enseñanzas por medio de las cuales el hombre pudiera alcanzar la comprensión del Misterio de Palestina, el Misterio de Cristo. Sobre ellos se sabe muy poco en la historia externa. Solo se puede obtener información más detallada sobre los Terapeutas y los Esenios, mediante una investigación científico-espiritual. Y como estamos entre antropósofos, no dudaremos en extraer de los secretos que poseen los Terapeutas y los Esenios, lo que es necesario para una comprensión más profunda del Evangelio de San Mateo, así como de los otros Evangelios. Hablaremos pues, de los secretos de una manera que coincida con la imagen que un científico espiritual debe tener de estas comunidades que florecieron un siglo antes del Evento de Cristo para prepararse a través de enseñanzas especiales.

La característica esencial en estas comunidades era la iniciación a la que estaban sometidos los miembros de la secta. Esta Iniciación estaba especialmente adaptada para promover la comprensión, mediante la visión clarividente, del significado del papel desempeñado por los hebreos y por Abraham en la preparación de la venida de Cristo. Ese era el misterio que preocupaba especialmente a las comunidades de Terapeutas y Esenios. El verdadero propósito de la Iniciación experimentada por sus discípulos era promover una visión clarividente más profunda y exacta de la relación que acabamos de mencionar. En primer lugar, por lo tanto, era necesario que un esenio aprendiera a evaluar el significado completo de lo que había sucedido en el pueblo hebreo a través de Abraham, y así poder ver en él al progenitor de ese pueblo.

A través de su propia visión, un esenio debía darse cuenta de que se había implantado en Abraham la facultad de la que he hablado en las conferencias anteriores, que luego tuvo que filtrarse a través de muchas generaciones, fluyendo a través de la sangre.

Para comprender cómo se puede lograr algo importante para toda la evolución de la humanidad a través de una personalidad como Abraham, debe tener presente esta verdad muy significativa: que siempre, cuando se elige una personalidad para ser un instrumento especial en el gran proceso de evolución, un Ser divino-espiritual debe tener un control directo en esa personalidad.

Dado el papel tan trascendental que se le había asignado a Abraham en la evolución, fue necesario que el Espíritu, que está entretejido en el mundo exterior, (entonces aún perceptible para los hombres en tiempos atlantes), penetrara en su constitución orgánica interna. Abraham fue el primero en quien esto sucedió y con ello se hizo posible un cambio fundamental en la facultad de la percepción espiritual del hombre. Esto solo podía lograrse mediante la influencia de un Ser divino-espiritual, y tal Ser, de hecho, puso en la constitución orgánica de Abraham la semilla para los cuerpos que serían sus descendientes en la línea de las generaciones.

Por consiguiente, un esenio habría dicho: El poder que pudo realmente hacer que el pueblo hebreo existiera, el poder que permitió que este pueblo se convirtiera en el portador de la misión que preparaba la venida de Cristo, cuyos primeros rudimentos se establecieron, por un misterioso Ser hasta el cuál solo se llega, cuando el alma asciende pasando por toda la secuencia de generaciones hasta Abraham, hasta el punto en que este Ser entró en la constitución corporal de Abraham, para luego trabajar a través de la sangre como una especie de Espíritu nacional en el pueblo hebreo. Por lo tanto, si se entiende este secreto de la evolución de la humanidad, un hombre debe elevarse anímicamente hasta el Espíritu que implantó ese poder y buscarlo en el reino donde debía encontrarse antes de que penetrara en Abraham. Los Esenios dijeron: Si un hombre desea ascender anímicamente hasta el Espíritu inspirador del pueblo hebreo y conocerlo con toda pureza, tal hombre, si es un Esenio o un Terapeuta, debe experimentar un cierto desarrollo que lo purifique de todo lo que desde la época de Abraham se ha acercado al alma humana desde el mundo físico. El Ser espiritual dentro del hombre y todos los Seres espirituales que trabajan conjuntamente para lograr la evolución de la humanidad, deben ser experimentados en su pureza solo en el mundo espiritual, pues en el estado en que existen dentro del hombre, han sido contaminados por las fuerzas del mundo físico-sensorial.

Según el punto de vista que sostenían los Esenios, (y en cierta área del conocimiento, por supuesto, es absolutamente correcto) cada ser humano alberga dentro de sí las impurezas que se han ido introduciendo en el alma en el pasado, nublando la visión del Ser espiritual que había establecido en Abraham el poder del que hemos hablado. Por consiguiente, era esencial que el alma de cada esenio se limpiara de todo lo que había penetrado en este poder como factor perturbador, atenuando la visión del Ser que mora en la sangre de las generaciones. El objetivo de todos los métodos de purificación interna, de todos los ejercicios practicados por los esenios, era liberar el alma de los rastros e influencias heredados que pudieran oscurecer la visión del Ser que fue el inspirador de Abraham. Se dieron cuenta de que el alma y el espíritu dentro del hombre, este núcleo íntimo de su naturaleza, había sido nublado y manchado por los rasgos heredados.

Existe una ley espiritual según la cual, a través de sus estudios y su percepción clarividente, los esenios fueron capaces de comprender, que la influencia de la herencia únicamente cesa después de 42 etapas en la línea de las generaciones. Solo después de 42 etapas todos los rastros de herencia son eliminados del alma de un hombre. Hereda algo de su padre y su madre, algo de su abuelo y abuela, etc., pero cuanto más asciende hacia las primeras etapas en la secuencia de generaciones, menos son las impurezas heredadas dentro de él, y después de 42 generaciones no hay ninguna; La influencia de la herencia ya no existe. Por lo tanto, el objetivo de los métodos de purificación practicados por los esenios era eliminar, mediante ejercicios y entrenamiento estricto de la vida interior, cualquier impureza que hubiera manchado el alma en el transcurso de 42 generaciones. Todos los esenios estaban obligados a someterse a una disciplina severa y a experimentar experiencias místicas difíciles que atraviesan 42 etapas. Hubo 42 etapas distintas en este camino místico hacia la purificación; cuando las había atravesado en la experiencia real, un esenio sabía que estaba libre de todas las influencias del mundo de los sentidos, de todas las impurezas en su naturaleza interna resultantes de la herencia.

Por lo tanto, un Esenio se elevaba anímicamente a través de 42 etapas, hasta el nivel más alto donde sentía que el núcleo más íntimo de su propio ser entraba en contacto con lo Divino-Espiritual. Se decía: ¡Al pasar por estas 42 etapas llego hasta el Dios al que aspiro! -Los Esenios tenían una clara percepción de cómo un hombre podía elevarse anímicamente hasta un Ser Divino que aún no había descendido a la materia, porque el camino de ascenso era conocido por ellos por su propia experiencia. Entre todos los que vivían en la Tierra en aquél tiempo, los Terapeutas y los Esenios eran conscientes de la verdad sobre lo que había pasado a través de Abraham. Sabían la verdad sobre la herencia a través de las generaciones y también sabían que para ascender a un Ser que ha entrado en la corriente de la herencia y alcanzar la etapa donde ese Ser aún no había descendido a la materia, un hombre debe ascender anímicamente a través de 42 etapas, correspondiente a las 42 generaciones; entonces se encontraría el Ser. Pero también sabían algo más, a saber, que así como un hombre debe ascender anímicamente a través de las 42 etapas para llegar a este Ser Divino, el mismo Ser Divino debe tomar el camino en la dirección opuesta, descendiendo a través de 42 etapas si quiere penetrar en la sangre de un hombre. Así como hay 42 etapas en el camino de ascenso al Ser Divino, así el Ser Divino debe descender a través de 42 etapas para convertirse en un hombre entre los hombres.

Tales fueron las enseñanzas impartidas entre los esenios, sobre todo por Jeschu ben Pandira, bajo la influencia del inspirador Bodhisattva. Por lo tanto, era una doctrina de los esenios que el Ser que había inspirado a Abraham a recibir la Semilla Divina en su propio organismo, necesitaba 42 generaciones para descender a la humanidad. Conociendo esto, se conoce a su vez, la fuente del conocimiento que permitió al escritor del Evangelio de San Mateo enumerar precisamente esas 42 generaciones. Y fue Jesús, el hijo de Pandira, quien llamó la atención de los esenios sobre un punto en particular. -Las 42 generaciones no se completarían hasta que hubieran transcurrido otros cien años después del siglo en que vivía. Por lo tanto, enseñó a los esenios que podían ascender anímicamente a través de las 42 etapas solo hasta el punto en que establecieran un vínculo con los acontecimientos históricos, y que a partir de ese punto cualquier avance adicional solo podría deberse a una medida de gracia de arriba. Pero eso que les enseñó, llegará el momento en que, como un evento natural, nacerá un hombre para el cual será posible elevarse a través de su propia sangre a una altura tan elevada que pueda descender sobre él el Poder Divino que le permitirá manifestar el Espíritu del pueblo hebreo, el Espíritu Jahve, en la sangre de ese pueblo. Jeschu ben Pandira enseñó: Si Zarathustra, el heraldo de Ahura Mazdao, se encarna en un cuerpo humano, este cuerpo debe haber sido preparado de tal manera que el Ser divino-espiritual que mora en él haya descendido a través de 42 generaciones. Las comunidades esenias, por lo tanto, fueron la fuente de donde surge la enseñanza sobre las generaciones con las que comienza el Evangelio de San Mateo. Pero para comprender estos hechos a fondo, se debe hacer referencia a un aspecto aún más profundo del tema.

Dado que el hombre es un ser doble, todo lo relacionado con su desarrollo se nos presenta desde dos aspectos. Durante la conciencia de vigilia, los cuatro miembros del ser del hombre están ensamblados y su doble naturaleza no se evidencía de inmediato. Pero durante el sueño, es claramente doble: sus cuerpos físico y etérico permanecen en el mundo físico y su cuerpo astral y su Ego se separan de los otros dos cuerpos. Si nos ceñimos a lo que hace que el hombre forme parte del mundo físico, solo podemos hablar de los cuerpos físico y etérico. Verdaderamente todas las actividades y asuntos creados por el hombre en el mundo físico conciernen al cuerpo físico y al cuerpo etérico, aunque también está involucrada la actividad de los otros miembros, salvo durante el sueño. Durante las horas de conciencia despierta, el hombre actúa desde su Ego y su cuerpo astral en los otros dos miembros; durante el sueño, deja a estos últimos, digamos, durmiendo. Pero en realidad, desde el momento en que se duerme, desde el Cosmos otros seres y fuerzas comienzan a trabajar y a impregnar los miembros que ha abandonado temporalmente; Es por lo tanto un hecho, que sobre sus cuerpos físico y etérico se ejerce una influencia constante del Cosmos. Estos cuerpos que permanecen en la cama durante el sueño constituyen el aspecto externo de la estructura del hombre y sus atributos están comprendidos dentro de las 42 generaciones, durante las cuales estos atributos se transmiten por la herencia. Si tomamos todo lo que pertenece a la naturaleza física en la primera generación y luego pasamos a través de 42 generaciones, cuando se hayan completado, no hallaremos rastros de las mínimas cualidades que eran fundamentales en la primera generación. En otras palabras, las características y fuerzas activas en los cuerpos físico y etérico de un ser humano están comprendidas en 6 veces 7 generaciones. Cualesquiera que sean los rasgos heredados en estos dos cuerpos, deben buscarse entre los antepasados, pero solo en el transcurso de 42 generaciones. Más allá de eso, no se encuentra nada; todo lo que pertenece a una generación anterior ha desaparecido. Por lo tanto, las fuerzas inherentes a la constitución externa de un ser humano están esencialmente conectadas con 42 generaciones.

En este sentido, la evolución o el desarrollo humano en el tiempo se basa en un principio numérico. Esto debe estudiarse más de cerca, ya que tiene una relación importante con la genealogía dada en el Evangelio de San Mateo.

Todo lo relacionado con el cuerpo físico está conectado con 42 generaciones, porque todo lo que tiene que ver con el desarrollo o la evolución en el tiempo se rige por el número 7. Los esenios sabían que la evolución a través del período durante el cual se heredan los atributos físicos está relacionada con este número. Un Esenio se decía a sí mismo: "He de pasar 6 veces 7 etapas = 42 etapas; después llegan las siguientes 7 etapas que completan los múltiplos de 7: 7 veces 7 = 49 etapas". Sin embargo, se da el caso de que lo que se halle más allá de las 42 etapas ya no pueden atribuirse a las fuerzas y seres que actúan como factores activos en los cuerpos físico y etérico. De acuerdo con la ley que rige el número 7, toda la evolución de los cuerpos físico y etérico se logra solo después de 7 veces 7 generaciones; pero en las últimas 7 generaciones ya ha tenido lugar la transformación completa y por tanto, ya nada de las generaciones anteriores está presente. Los esenios sabían que lo que les concernía principalmente estaba comprendido dentro de las 6 veces 7 generaciones; porque cuando se completaban los múltiplos de 7, ya se producía algo nuevo. Cuando entraba la siguiente etapa después de las 42 generaciones, se daban cuenta de que ya no guardaba relación con la existencia humana sino con la sobrehumana. Decían: 6 veces 7 generaciones están conectadas con la Tierra, y lo que está más allá de ellas que suman 7 veces 7, ya traspasa el ámbito de la Tierra: ya es un fruto para el mundo espiritual. Después de las 6 veces 7 generaciones, se produce el fruto que luego, con la finalización de las 7 veces 7, emerge para el mundo espiritual. 

Por lo tanto, los pensamientos de aquellos entre quienes se originó el Evangelio de San Mateo se dijeron: "El cuerpo físico usado por Zarathustra debe ser de tal madurez que después de las 42 generaciones ya esté en el punto de espiritualización, osea de deificación. Dando comienzo la 43 generación, pero en lugar de proseguir a etapas posteriores, este cuerpo es compenetrado por otro Ser, por el espíritu de Zarathustra que encarnó en la Tierra como Jesús de Nazaret." Así pues, a través del cumplimiento del misterio de los números, en Jesús de Nazaret, se cumplieron el cuerpo más adecuado y la sangre más adecuada para el alma de Zaratustra. En la evolución humana, tal es la preparación de cuanto se relacione con el cuerpo físico y etérico. Si bien, el hombre no solo está constituido por un cuerpo físico y un cuerpo etérico, (también aquel que iba a ser el portador del Ser Crístico), sino que también posee un cuerpo astral y un Ego. Por lo tanto, el cuerpo astral y el Ego también tuvieron que ser adecuadamente preparados. Para un evento de tan relevante importancia, esto no podía lograrse en una sola personalidad, fueron necesarias dos. Los cuerpos físico y etérico se prepararon en la personalidad a la que se refiere principalmente el Evangelio de San Mateo; El cuerpo astral y el principio del Yo fueron preparados en la personalidad de la que nos habla el Evangelio de San Lucas y que conocemos como el Jesús Nathánico. Durante los primeros años, esta era una personalidad diferente. Mientras que el Jesús del Evangelio de San Mateo recibía los cuerpos físico y etérico adecuados, el Jesús del Evangelio de San Lucas debía recibir el cuerpo astral adecuado y el principio del Ego. ¿Cómo pudo suceder?

Hemos visto que fue necesario preparar de un modo bien definido las 42 generaciones para lograr los vehículos apropiados para el Jesús del Evangelio de Mateo. Pero también debieron prepararse el cuerpo astral y el yo para que mas tarde estos pudiesen unirse con aquellos. Mas adelante veremos como pudieron unirse. Consideremos ahora el sueño con el fin de comprender los preparativos a que se refiere el Evangelio de Lucas. Como Ya dije antes, es una falacia creer, (por culpa de afirmaciones de un tipo de clarividencia inferior), que el conjunto que forman el cuerpo astral y el Ego de un hombre están contenidos en una forma de nube suspendida sobre los cuerpos físico y etérico de alguien que duerme. La verdad es que cuando el hombre sale de los cuerpos físico y etérico durante el sueño, su ser se expande por todo el Cosmos, en todo lo que pertenece al Cosmos. El misterio de nuestro sueño es que del mundo de las estrellas extraemos, las fuerzas cósmicas más puras. Luego, al despertar, cuando descendemos a los cuerpos físico y etérico, incorporamos estas fuerzas en nosotros. Salimos del sueño fortalecidos y revitalizados por todo lo que hemos podido extraer del Cosmos.

Cuando un hombre hoy desarrolla la clarividencia en su forma más alta, y esto se aplica también al tiempo de Cristo Jesús, ¿qué experiencias debe experimentar? En condiciones normales en la actualidad, cuando sale con su cuerpo astral y su Ego, de los cuerpos físico y etérico, el hombre se vuelve inconsciente. Sin embargo, la conciencia clarividente debe ser llevada a la etapa donde pueda seguir habiendo visión, a través solo del cuerpo astral y del Ego, aunque no participen los cuerpos físico y etérico. Esta conciencia clarividente participa y percibe los sucesos del mundo de las estrellas, no solo mira ese mundo sino que realmente lo penetra. Así como la conciencia desplegada por los esenios se elevaba hacia arriba a través de la secuencia cronológica de las generaciones gobernadas por el número 7, el hombre también debe pasar por las etapas que le permitan tener una visión clarividente del Cosmos.

A menudo he señalado dónde radica el peligro para el desarrollo, tanto en una dirección como en la otra. Entre los esenios se trataba fundamentalmente de descender a los cuerpos físico y etérico para que después de atravesar las 42 generaciones pudieran encontrar la Divinidad. Para ellos era como si, al despertar, en lugar de ver el mundo a su alrededor, un hombre se sumergiera en sus cuerpos físico y etérico para observar sus fuerzas, en otras palabras, percibir su naturaleza externa desde adentro. Normalmente, el hombre no desciende conscientemente a estos cuerpos al despertar; él está protegido de hacerlo porque en el momento de despertar su conciencia se desvía hacia el entorno y no se dirige a las fuerzas de los cuerpos físico y etérico. Lo esencial para los esenios era aprender a percibir todas las fuerzas y capacidades originadas en las 42 generaciones, aprender a ignorar por completo lo que los ojos observan en el mundo exterior y sumergirse de inmediato en sus propios cuerpos físico y etérico donde luego veían El producto vivo del secreto de 6 veces 7 = 42 generaciones.

En un sentido similar, el hombre debe elevar su conciencia si su objetivo es ascender al Cosmos para aprender de los misterios que subyacen en la existencia cósmica. Esta es una tarea más poderosa. Al descender a su propia naturaleza interna, el único peligro al que se enfrenta es el de verse atrapado por sus fuerzas, deseos, pasiones y otras tendencias en el alma a las que generalmente no presta atención o incluso no tiene la menor idea de que existen. En circunstancias ordinarias, sus intereses externos le impiden conocerlos directamente. En circunstancias normales, no hay posibilidad de que sea dominado por esas fuerzas, porque en el momento mismo del despertar su atención se desvía al aparecer el mundo exterior. Por lo tanto, mientras que, al descender a su naturaleza interior, el peligro es que un hombre se vea abrumado por sus propios impulsos más bajos y más egoístas, el peligro al que se enfrenta es diferente, si lo que está viviendo es la experiencia de expandirse por el Cosmos. Este peligro no se puede describir muy exactamente, salvo diciendo: Si en el momento de irse a dormir, uno no pierde la consciencia sino que retiene tanta conciencia que en su cuerpo astral y Ego tiene un instrumento para la percepción del mundo espiritual. Para él, el peligro puede consistir en que se quede completamente deslumbrado, como si estuviera frente a los rayos cegadores del sol. Quedando deslumbrado y desconcertado por la fascinante grandeza de las impresiones. Si bien era necesario que los Esenios reconocieran que todos los atributos heredados en los cuerpos físico y etérico estaban conectados con el secreto del número 6 veces

7, cierto secreto del número también estaba relacionado con el logro del conocimiento de los misterios del Cosmos, del gran Universo. Una vez más, el mejor enfoque para este secreto era recurrir a movimientos y constelaciones en el Cosmos, a las manifestaciones de las propias estrellas. Como hemos escuchado, ha de cumplirse la condición de ascender 6 veces 7 etapas, para que nos conduzcan hacia los secretos de la naturaleza interior del hombre; En cambio los misterios del espacio cósmico se alcanzan después de 12 veces 7 = 84 etapas. Un hombre que ha pasado 12 veces 7 etapas llega al punto donde el laberinto de las fuerzas espirituales del Cosmos ya no le desconciertan; sino que alcanza el estado de calma en el que puede orientarse en este laberinto y ver a través de sus complejidades. En cierto sentido, esa también era una enseñanza que impartían los esenios.

Cuando un hombre que posee las facultades clarividentes aquí descritas se duerme, su ser fluye hacia las condiciones expresadas en el secreto del número 12 veces 7.

Pero en la última de estas etapas ya está en lo súprasensible; porque cuando ha completado las 12 veces 7 etapas, ha alcanzado el límite de las condiciones a las que se aplican los secretos numéricos. Así como las 7 veces 7 etapas ya han conducido a lo Espiritual, lo mismo ocurre con las 12 veces 7. Para alcanzar lo Espiritual a lo largo de este camino, un hombre debe haber pasado 12 veces 7 etapas en el cuerpo astral y el Ego. Esto se indica en la propia escritura estelar, 7 es el número de planetas y 12 el de las constelaciones del zodiaco que el alma debe atravesar en el espacio cósmico. Así como los siete planetas se agrupan dentro de las doce constelaciones zodiacales y pasan frente a ellos, cuando un hombre asciende en alma al Cosmos, debe pasar 7 veces 12, o más bien 7 veces 12 etapas para alcanzar lo Espiritual.

Pueden imaginar si quieren, las 12 constelaciones del zodíaco como representación de la periferia espiritual, con el propio hombre en el centro. Si quieren llegar a lo espiritual, no pueden comenzar expandiéndose digamos, desde el centro, sino que deben expandirse en espirales, girando en 7 espirales y pasando las 12 constelaciones por cada circulo completado, por lo tanto, 7 veces 12 etapas. El hombre se expande en espirales gradualmente hacia el Cosmos, todo esto es, por supuesto, solo una descripción figurativa, al circundar de esta manera, pasando por las 12 constelaciones por séptima vez, habrá alcanzado lo Divino-Espiritual. Luego, en lugar de mirar hacia el Cosmos desde el centro, mirará hacia adentro desde la periferia espiritual, desde las doce constelaciones, y desde estos puntos estratégicos puede contemplar el mundo externo y todo lo que hay en él. Debe haber doce de estos puntos de vista; uno solo no es suficiente. Por tanto, un hombre que aspire a alcanzar lo DivinoEspiritual debe sublimar el cuerpo astral y el Ego a través de 11 veces 7 etapas; cuando las 12 veces 7 etapas hayan sido completadas, él estará dentro de lo espiritual.

Para elevarse a lo divino-espiritual, el cuerpo astral y el ego tuvieron que pasar de esta manera 12 veces 7, o más bien 11 veces 7 etapas para alcanzar lo Divino. Si lo Divino ha de descender y un Ego humano debe estar preparado para ser su vehículo, el descenso debe realizarse igualmente 11 veces en 7 etapas.

Por lo tanto, al describir estas fuerzas espirituales mediante las cuales el cuerpo astral y el Ego se hicieron aptos para ser portadores del Cristo, era natural que el Evangelio de San Lucas indicara cómo el Poder Divino-Espiritual descendió 11 veces en 7 etapas. Y esto es lo que hace el Evangelio. Puesto que el Evangelio de San Lucas está describiendo otra Personalidad para la cual el cuerpo astral y el Ego portador estaban preparados, no describe, -como hace el Evangelio de San Mateo-, 6 veces 7 generaciones, sino una secuencia de 11 veces 7 etapas a través de de la cual el Poder que mora en la Individualidad de Jesús de quien habla este Evangelio, descendió de Dios mismo. Esto se afirma explícitamente. Si cuentan las etapas enumeradas en el

Evangelio de San Lucas como aquellas a través de las cuales desciende el Poder Divino, encontrarán que hay 77. Puesto que el Evangelio de San Mateo describe el secreto de lo que se está efectuando durante el descenso del Poder Divino que actúa formativamente en los cuerpos físico y etérico, el número dominante es 7 veces 7. Y en el Evangelio de San Lucas, debe aparecer necesariamente el número 11 veces 7, porque este Evangelio describe el descenso del Poder Divino por el cual el cuerpo astral y el Ego se transforman. De esto podemos darnos cuenta de los fundamentos profundos que subyacen a estas presentaciones y cómo, en los Evangelios de San Mateo y San Lucas, en verdad se están indicando los secretos de la Iniciación, las etapas en el descenso de lo Divino-Espiritual a una individualidad humana y en la expansión hacia el Cosmos. En la próxima conferencia explicaremos por que en el Evangelio de Lucas también hay una genealogía y por que en la época en que muy pocos conocieron el misterio del Cristo Jesús, este Evangelio se refiere, no obstante, a las 77 generaciones que corren desde Dios y Adán hasta el Jesús natanico.


traducción de Julio Luelmo abril 2020