GA091 Berlín, 18 de junio de 1905 - Los seres que pertenecen a nuestro cosmos

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LOS SERES QUE PERTENECEN A NUESTRO COSMOS


Berlín, 18 de junio de 1905

El ser humano, que constituye el centro de nuestro cosmos, tiene cuatro niveles, que son: su existencia, su vitalidad, su sensibilidad y su autoconciencia. Es correcto distinguir estos niveles, porque en la Tierra hay seres que solo tienen un nivel, solo la existencia: los minerales; seres que tienen dos niveles, la existencia y la vitalidad: las plantas; y aquellos que tienen tres niveles: existencia, vitalidad y sentimiento: los animales. En cuanto a los seres que están por encima del ser humano, los dioses, tienen niveles aún más elevados. El ser humano tiene estos cuatro niveles en el plano físico. A través de la percepción sensorial conocemos su existencia; cuando el ser humano se mueve y se agita, su vitalidad; cuando siente placer y disgusto, su sentimiento y cuando habla, su autoconciencia. Todo esto se encuentra en el plano físico.

Para los demás seres, solo percibimos los niveles que se les atribuyen. Sin embargo, esto no significa que no tengan los demás niveles. Solo que su conciencia no se encuentra en el plano físico, como la de los seres humanos, sino que actúa desde un plano superior. El clarividente observa que el animal tiene su conciencia en el plano astral, y no es un solo animal el que tiene conciencia, sino que toda una serie la tiene en común. A esto se le llama alma grupal; es una conciencia colectiva en el plano astral. Es el regulador, el regente de toda la especie animal. Las plantas han desarrollado una autoconciencia similar, pero en el plano mental inferior. Desde allí bajan como hilos los conductos, y estos dirigen las plantas individuales. Los minerales tienen su conciencia colectiva en el plano arupa.

Cuando observamos una especie animal, parece como si hubiera hilos que bajan desde el plano astral y dirigen a cada uno de los animales. Pero no es ese plano astral en el que estamos en sueños [- el mono está allí]. Más bien, todos los animales que se separaron del ser humano antes de la separación de la Luna tienen su conciencia en el plano astral lunar. Por eso los animales tienen una cierta relación con la Luna. Cambian con la luna creciente y menguante. Nuestras plantas tienen en parte su alma grupal en el sol, porque se separaron del ser humano cuando el sol se separó de la Tierra. De modo que el sol no solo da luz y calor a las plantas, sino también la conciencia reguladora. Así, todo está relacionado con el cosmos entero. Nuestro sistema solar es un cuerpo comunitario que ejerce una fuerza magnética entre sí. Son las líneas de fuerza magnética.

Ciertas instituciones de nuestra Tierra solo pueden explicarse de manera oculta. Descubrimos que entre los antiguos, la convivencia estaba regulada de manera razonable; estaba implantada en ellos, no podían actuar de otra manera. Luego, el ser humano se volvió más libre; lo que antes era instinto, ahora lo regula mediante la razón. Entre los iroqueses, esto aún se puede observar en la formación del lenguaje. Entre los mongoles aún existía una conciencia instintiva de la conexión a través de dieciocho generaciones; luego surgieron dos corrientes que se unieron de nuevo y formaron una tribu.

Los griegos se sentían parte integrante de la polis en relación con los demás. Los romanos se sentían romanos y luego miembros de un determinado género. Solo los pueblos germánicos del norte dieron tanta importancia a lo personal. El futuro desarrollará el altruismo en la comunidad; las personas se unirán en grupos. La base ya se sentó en la época de la raza lemúrica, cuando los seres humanos fueron dotados de Manas. Manas, que asciende a Budhi, es el principio que crea la sociedad. En nuestra Tierra hay asociaciones de gran regularidad interna, por ejemplo, en grupos de animales como las abejas y las hormigas, que construyen las cosas de tal manera que ni siquiera la mayor inteligencia humana podría hacerlo mejor. El perro no puede comprender de dónde proviene en el ser humano lo que escapa a su conciencia.  Esto es lo que le sucede al ser humano que observa la colmena: no ve el principio Budhi-Manas correspondiente, lo cual parece razonable. El principio Budhi-Manas que descendió a la Tierra se formó en otro lugar, concretamente en el planeta Venus. Con los hijos de Venus, —Manasaputras—, descendieron almas grupales de una belleza peculiar, concretamente las de las abejas y las hormigas. Esa es la razón por la que estas colonias se distinguen de manera tan especial. Son meramente los eslabones finales de una conciencia superior, como las yemas de los dedos en comparación con el cerebro humano. Nuestras mascotas son más individuales, pero sus almas grupales están muy por detrás de las de las abejas y las hormigas.

El ser humano perspicaz habla tanto de maya y de ilusión porque cree que las cosas son opacas si no se contemplan desde planos superiores: aquí son ramificaciones.


Traducido por J.Luelmo nov,2025

GA091 Haubinda, 11 de agosto de 1905 - La evolución y las jerarquías

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LA EVOLUCIÓN Y LAS JERARQUÍAS

Haubinda, 11 de agosto de 1905

Hoy queremos abordar la evolución desde el punto de vista teológico y espiritual.

En el planeta Saturno, el ser humano se encontraba en el estado de conciencia más bajo, mucho más profundo que la conciencia del sueño. Sin embargo, otros seres tenían otros grados de conciencia. Se trataba de entidades espirituales que dirigían y guiaban la evolución en Saturno. Hay seis tipos de espíritus divinos, compañeros del ser humano en Saturno.


1. En primer lugar, están los seres que tienen una conciencia espiritual, que son dioses muy elevados. En el esoterismo occidental se les llama «vidas radiantes» o también «llamas radiantes», porque son seres completamente radiantes; también se les llama espíritus de la voluntad.
2. Espíritus de la sabiduría. Espíritus muy elevados, pero un escalón por debajo de los primeros. Tienen una conciencia suprapsíquica.
3. Espíritus del movimiento, seres creadores, mientras que los demás infunden el espíritu.
4. Espíritus de la forma, que dan origen a las figuras.
5. Espíritus de la oscuridad, del egoísmo, de la personalidad (Asuras). Ya en Saturno aportan todo lo relacionado con el egoísmo. Actúan en la quinta ronda de cada planeta. Por eso, en la ciencia oculta, el «5» es el «número maligno». En Saturno tienen la conciencia despierta, como los seres humanos actuales.
6. Hijos del fuego (Agnishvattas), que tienen conciencia onírica.
7. Hijos del crepúsculo (Lunar-Pitris), que tienen conciencia del dormir sin sueños.

La mística cristiana denomina a estos espíritus del primer grupo «tronos», al segundo «dominios» (Kyriotetes), al tercero «poderes» (Dynameis), al cuarto « potestades» (Exusiai), al quinto «fuerzas primigenias» (Archai), al sexto «arcángeles» y al séptimo «ángeles». En realidad, hay doce niveles de conciencia, pero no se pueden seguir. La mística cristiana indica dos más: querubines y serafines.

Aquí tenemos la sociedad de los espíritus alrededor de Saturno, mientras que el ser humano se desarrolla por debajo. En la primera ronda de Saturno, el ser humano alcanza la conciencia de trance profundo. Las otras rondas de Saturno están destinadas a que los otros espíritus puedan completar su desarrollo, de modo que en la cuarta y quinta ronda de Saturno, los asuras se convierten en seres que se pueden comparar con los seres humanos actuales; son una especie de seres humanos.

En la quinta, sexta y séptima ronda de Saturno se perfeccionaron otros espíritus. En la séptima ronda, el cuerpo humano se volvió completamente sólido y, al mismo tiempo, se formó en las regiones espirituales lo más elevado del ser humano: Atma, el hombre espiritual.

El Sol: La primera ronda del Sol es una repetición de Saturno. En la segunda ronda, el ser humano alcanza la conciencia del dormir profundo; se forma el cuerpo etérico. Durante la cuarta ronda, los espíritus de los hijos del fuego se convierten en «seres humanos» y utilizan el cuerpo etérico del ser humano para encarnarse en él. En la quinta ronda, los asuras vuelven a reclamar el cuerpo físico. Durante la séptima ronda, el cuerpo físico humano vuelve a ser el más denso, el cuerpo etérico también lo es en proporción, y en lo espiritual surge su contraimagen: Budhi.

Durante la primera ronda de Saturno, las «vidas radiantes» o «llamas radiantes», los «espíritus de la voluntad», estaban presentes, pero luego se marcharon. Saturno se oscurece y está completamente oscuro en la cuarta ronda, cuando los asuras nacen en la noche más profunda. Ahora permanece la noche hasta que, en la cuarta ronda solar, los espíritus de los «Hijos del Fuego» iluminan el cuerpo etérico humano. Así que tenemos el oscuro Saturno y el brillante Sol.

En la Luna, las dos primeras rondas son repeticiones. Durante la tercera ronda, el ser humano entra en su conciencia onírica. Después de que su cuerpo se haya endurecido un poco, los Pitris lunares se convierten en «seres humanos», los «espíritus del crepúsculo» o ángeles. Habitan el tercer cuerpo formado, el cuerpo astral del ser humano. Durante la quinta, sexta y séptima ronda lunar, el cuerpo humano se endurece cada vez más y, finalmente, se forma la contraparte del cuerpo astral: Manas. Y así tenemos: Atma, Budhi, Manas.

Ahora pasamos a la Tierra. En las tres primeras rondas se repiten la existencia de Saturno, el Sol y la Luna. En la cuarta ronda se añade la conciencia humana. Sólo ahora el ser humano se convierte en humano. Atraviesa su estado de vigilia.

[Ocurrió lo siguiente:] Hubo una serie de entidades que fueron expulsadas y se convirtieron en «seres humanos»; utilizaron los cuerpos humanos de aquella época para seguir desarrollándose en ellos. Ahora, en el planeta Tierra, el cuerpo humano está ahí para el propio ser humano, que debe tomar posesión de sí mismo. Mientras que antes los cuerpos humanos estaban habitados por dioses, ahora el ser humano está abandonado a su suerte y tiene la libertad de elegir entre convertirse en un ser que desciende o uno que asciende. El ser humano se convierte en el campo de batalla de los seres ascendentes y descendentes. En el esoterismo indio, este campo de batalla se llama campo Kshetra, y esta lucha se expresa simbólicamente en la verdad del Bhagavadgita. Ahora el ser humano comienza su actividad. Su «yo», es decir, él yo, ha surgido. Debe su cuerpo astral a los Pitris lunares, su cuerpo etérico a los Agnishvattas y su cuerpo físico a los Asuras.

¿Qué le sucedió realmente al cuerpo físico? Antes, [el ser humano] tenía una conciencia imaginativa en la Luna, ahora puede percibir objetos. Esto se lo debe a los asuras. Por eso, toda percepción sensorial está calculada en función del egoísmo, y en nuestra percepción están continuamente presentes los consejos de los asuras. Primero enseñaron las artes y las ciencias, concretamente en la raza atlante, cuando esta se inclinaba hacia la quinta. Y fue el gran Asuramaya, el primer astrónomo, quien enseñó [para que las artes y las ciencias se volvieran tan materiales]. El ser humano estará en el vulcano cuando haya desarrollado su conciencia espiritual. En Saturno, los espíritus de la voluntad, de la llama, habían pasado por su estado vulcano. Ellos sentaron las primeras bases para el cuerpo físico del ser humano; este se ha desarrollado continuamente hasta la existencia terrenal, donde se ha vuelto más material. El ser humano tiene ahora su cuerpo material más denso, pero quiere superarlo. Poco a poco, su cuerpo material se va perdiendo. Vemos la profunda intuición de la mitología: Hefesto o Vulcano siempre se representa como un dios cojo; su parte inferior se pierde, se vuelve coja.

En Júpiter, el ser humano alcanza su conciencia psíquica. Allí se decide todo. La gran batalla en el campo de Kshetra ha decidido lo siguiente: la humanidad se divide en razas del bien y del mal. Aquellos seres humanos que han abandonado su cuerpo se han convertido en espíritus; aquellos que han conservado su cuerpo son rezagados. Para estos, los asuras se convierten ahora en los verdaderos dioses de la forma, que les dan su cuerpo. Así, los asuras consiguen lo que siempre han ansiado: convertirse en los amos absolutos de los cuerpos físicos. A partir del karma maligno no expiado del mundo, los asuras forman la primera raza de demonios.

En Venus, el ser humano alcanzará la conciencia suprapsíquica solo en la sexta ronda. Y durante la séptima ronda, en lugar de los asuras, el grupo inmediatamente inferior, los agnishvattas, obtendrá el poder sobre los cuerpos. Y finalmente, como fruto de Venus en Vulcano, los pitris lunares obtendrán el poder sobre los cuerpos.

Traducido por J.Luelmo nov,2025




GA091 Berlín, 21 de junio de 1905 - La designación de los días de la semana

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LA DESIGNACIÓN DE LOS DÍAS DE LA SEMANA

Berlín, 21 de junio de 1905

Los iniciados no dieron los nombres a los días de la semana de forma arbitraria, sino basándose en su conocimiento del mundo. Querían que cada día se recordaran los grandes acontecimientos.

Lo primero que se desarrolló en el ser humano fue el cuerpo físico. En esta primera etapa era muy diferente al actual. Hoy en día, tal y como es, está entremezclado con otros cuerpos, con el cuerpo etérico y el cuerpo astral. Sin los otros, solo como cuerpo físico, surgió primero en el planeta Saturno. No es el Saturno de hoy, pero el actual también tiene algo que ver con el de entonces, es un resto de él. Allí, el ser humano se formó como una concha, una cáscara de caracol, en materia fina. Era un estado de conciencia apagado. Esa es la primera etapa; cada etapa tiene siete rondas y cada ronda recorre siete globos.

La segunda etapa, el desarrollo del cuerpo etérico, tuvo lugar en el Sol. Este último era entonces un planeta que no irradiaba a seres que se encontraran en un planeta secundario, sino que el ser humano estaba allí mismo y tenía una constitución que soportaba esa luz y ese calor. El cuerpo físico se formó de nuevo y luego fue penetrado por el cuerpo etérico. Ahora, en Saturno, además del ser humano, se formó una especie de mineral; todas las fuerzas que no eran aptas para la construcción del ser humano formaron el reino mineral. En el Sol se formó el reino vegetal. Para que el ser humano pudiera formar su cuerpo etérico, otras partes etéricas tuvieron que ser empujadas hacia abajo, formando así el reino vegetal.

La tercera etapa tiene lugar en la Luna. El Sol se transformó en Luna y solo más tarde se separó. La Luna se desprendió y orbitó alrededor del Sol, comportándose tal y como lo hace hoy con respecto a la Tierra. Solo tenía habitantes en el lado que miraba hacia el Sol. Entonces el ser humano desarrolló su cuerpo astral; las fuerzas que no utilizó para su formación astral formaron el reino animal. Así que tenemos el reino mineral, el vegetal, el animal y el ser humano en el nivel animal.

La cuarta etapa es la Tierra. Cuando los seres humanos completaron la etapa lunar, el sol y la luna se unieron de nuevo y se disolvieron en el pralaya. El desarrollo de la Tierra comenzó cuando el Sol y la Luna eran uno. Todos los gérmenes lunares renacieron en la Tierra. [El ser humano había desarrollado el cuerpo físico, el etérico y el animal]. El cuerpo astral estaba listo para desarrollar impulsos y deseos como los animales. Tenía que producirse un nuevo impacto, y eso no se podía encontrar en la propia Tierra. Por lo tanto, los dioses rectores de la Tierra tuvieron que añadir al cuerpo humano una fuerza que tomaron de otro lugar. Los Manus o líderes tuvieron que obtener este impacto de un cuerpo planetario que estaba tan avanzado que sus seres estaban un poco por encima de los humanos, que habían dejado atrás, por así decirlo, lo que los humanos necesitaban ahora; así que lo trajeron de Marte.

De modo que las fuerzas marcianas fueron traídas como algo nuevo.

El desarrollo de Saturno, el Sol, la Luna y Marte deben considerarse en conjunto como la primera mitad del desarrollo de la Tierra. Si el ser humano solo hubiera recibido el desarrollo marciano, nunca habría avanzado más allá del mero egoísmo. Sin embargo, debía llegar al idealismo y, por lo tanto, necesitaba recibir otro impacto de otro mundo. El belicoso marciano debía convertirse en un ser humano inteligente. Este segundo impacto fue traído por Mercurio, y se formó el alma racional. El ocultista no habla de la Tierra, sino de Marte y Mercurio; nuestra Tierra es hija de estas fuerzas, a las que debe su desarrollo.

De Júpiter proviene el alma consciente, que tiene como envoltura los [miembros del alma] anteriores. Ahora, en el seno del alma racional y consciente, madurará el yo espiritual. Y la envoltura atraerá al yo espiritual, cuando haya madurado, hacia Júpiter, y cuando esta envoltura se desprenda, el núcleo más íntimo, el yo espiritual propiamente dicho, vendrá al planeta Venus. Vulcano es el último, el octavo planeta, del que se dice que ninguna alma ligada a un cerebro puede concebirlo.

Los sabios trasladaron la sucesión de los planetas a la semana para que el hombre recordara cada día el pasado y el futuro.

Saturno — sábado
Sol — domingo
Luna — lunes
Marte — martes
Mercurio — miércoles
Júpiter (Donar) — jueves
Venus (Freya) — viernes

Recuerden que su pasado y su futuro están relacionados con estas siete estrellas.


Traducido por J.Luelmo nov,2025

GA091 Haubinda, 9 de agosto de 1905 - Seres elementales

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

SERES ELEMENTALES
Haubinda, 9 de agosto de 1905

Según su cuerpo físico, el ser humano posee dentro de sí tres reinos elementales y el reino mineral. Hoy queremos situar al ser humano en medio de la naturaleza. El cuerpo físico tuvo su primer origen en Saturno. Las fuerzas superiores vertieron la sustancia del cuerpo físico. Por lo tanto, había algo antes de Saturno. Lo divino vertió la materia que hoy es la más densa. Lo que llamamos «tierra» es, en términos ocultistas, simplemente la materia más densa. «La tierra está fuera y dentro del cuerpo humano. Todo lo sólido pertenece a la tierra, por lo tanto, también un cristal. La materia es la suma de todo lo sólido. En el ser humano hay poca tierra, lo que queda cuando se incinera el cadáver. Si piensan en las cenizas de la urna, tienen lo que del ser humano se vertió en Saturno en el primer reino elemental.

¿Por qué la tierra exterior es diferente de la que forma el cuerpo humano? Porque al cuerpo físico se le añadió el cuerpo etérico en el sol y, en la medida en que pertenece al ser humano, ha transformado la tierra. En Saturno, la tierra no era suelta, sino que se utilizaba por completo para la encarnación de los seres humanos y de los seres que se encarnaban junto a él y que aún hoy tienen una existencia saturnal. Son los gnomos, los espíritus de la Tierra. En Saturno no había agua; esta apareció en el Sol, y el ser humano formó su cuerpo etérico, que era capaz de absorber su antiguo cuerpo terrestre y moldearlo según el cuerpo etérico.

En los nodos de la red se encontraban los granos individuales. Este cuerpo reticular era adecuado para absorber y expulsar agua. En el agua se encarnaban los seres solares propiamente dichos: las ondinas. Al haber sido arrebatada a los gnomos la tierra que podía dar vida, estos han adquirido cierta influencia sobre el cuerpo físico del ser humano; han sido expulsados por él al reino astral. En la Luna, el cuerpo astral se une al cuerpo etérico; de este modo, el ser humano impregna todo su cuerpo de agua. Se produce una mezcla de tierra y agua, algo que recuerda a la proteína, una masa gelatinosa, como medusas, en la que se disuelven los antiguos granos de tierra en el agua; y el ser humano podía ahora absorber y expulsar el aire. En el aire se encarnaban las sílfides.

Entonces, el ser vino a la Tierra y con él llegó el fuego. El ser humano recibió, además de su cuerpo astral, su yo. Esto significa que el ser humano organiza sus tres cuerpos de una manera aún más elevada. El cuerpo físico está compuesto hoy en día por tierra, agua y aire. Al absorber el aire en el que puede encarnarse, el ser humano lo ha sustraído a los silfos y los ha expulsado. Hasta la época lemúrica, el ser humano respiraba fuego. El fuego es calor. El ser humano obtenía el calor de su entorno, y fuera vivían las salamandras, que eran las que realmente se encarnaban en el fuego. Son los últimos seres de este tipo de cuya materia se apropió el ser humano.

En la Edad Media, esta teoría aún está presente. Al apropiarse el ser humano del fuego, su yo ascendió al Kama-Manas.

Ahora hemos formado el cuerpo con una quinta facultad, de ahí el pentagrama.

En primer lugar, está compuesto por lo sólido; los componentes de ceniza forman la base de su sistema óseo. Luego, en el sol, lo acuoso, que forma los tejidos blandos del ser humano, el cartílago y el sistema muscular. En tercer lugar, en la luna, el sistema respiratorio con los pulmones. En cuarto lugar, el sistema cardíaco, que genera calor a través del corazón, y desde la época lemúrica, el sistema nervioso y los sentidos.

Cuando se añade un nuevo eslabón más allá de este cuarto, se produce un cambio enorme. Desde la época lemúrica, el ser humano depende de la Tierra de dos maneras: en primer lugar, está construido por ella y, en segundo lugar, se mantiene gracias a los alimentos que ingiere y expulsa. El cuerpo está demasiado maduro; no puede mantenerse por sí mismo y debe renovarse cada siete años. Así pues, el cuerpo humano se encarna cada siete años.

Son las cosas que les muestran cómo el ser humano se encuentra dentro de un gran mundo universal, rodeado no solo por el reino animal, vegetal y mineral, [sino también por] los seres que él mismo ha expulsado a reinos superiores. El físico los llama fuerzas. Hay que reconocer a los seres que pertenecen a ellos. La mayor superstición es no dar importancia a la mitología. Es una ciencia ancestral, la expresión de experiencias espirituales ancestrales.

Paracelso sabía que si este jugo está enfermo en el ser humano, el jugo de esta planta es el que se necesita para restablecer el equilibrio.

Traducido por J.Luelmo nov,2025

GA091 Haubinda, 7 de agosto de 1905 - Los Reinos Elementales

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LOS REINOS ELEMENTALES
Haubinda, 7 de agosto de 1905

Hemos conocido el reino elemental superior como un reino de colores radiantes. Si contemplamos el maravilloso mundo resplandeciente en relación con un estado de conciencia, obtenemos una idea correcta del mismo. Es una conciencia que se expresa directamente a sí misma. La conciencia humana es muy subordinada, solo percibe el objeto desde fuera, como en un espejo. La conciencia divina irradia luz desde sí misma. Se llama emanación, en contraposición a la evolución, que es desarrollo.

Si algo irradia desde sí mismo, se puede pensar que cuanto más lejos llegan los rayos, menor es su conciencia, la cantidad de luz que antes estaba en el punto ahora se distribuye en el perímetro. A medida que la luz se vuelve cada vez más tenue, la conciencia se vuelve cada vez más débil, y así el primer reino elemental pasa al segundo. Esto da lugar a lo material: una conciencia cada vez más débil. En el tercer reino elemental tenemos una conciencia aún más debilitada, es decir, una materia cada vez más fuerte.

Cuando el círculo se expande hasta formar una línea recta, surge el reino mineral. En el reino mineral, la radiación ha perdido su fuerza. Pero ahora tenemos cuatro reinos: el primer, segundo y tercer reino elemental y el reino mineral. La conciencia está donde es inmediatamente radiante, luminosa, con la radiación en un mismo plano. Si pasamos al segundo reino elemental, la conciencia se encuentra un plano por encima de la materia. Y si pasamos al tercer reino elemental, la conciencia se encuentra dos planos por encima de la materia; y en el reino mineral, la conciencia se encuentra tres planos por encima de la materia que dirige. La curvatura de la materia se convierte en un equilibrio. Si seguimos avanzando, la conciencia no se eleva más, sino que comienza a captar la materia desde el otro lado. Se produce gravedad en lugar de emanación. La materia se aglomera de nuevo.

En el quinto nivel tenemos el reino vegetal. Todavía experimentamos la gravedad. Cuando una piedra cae al suelo, la tierra la atrae. Es la misma fuerza que realmente solo se manifiesta en el reino vegetal. Cuando la gravedad avanza, surge la contraimagen del segundo reino elemental: el reino animal. Cuando lo material se une de nuevo con la conciencia, nos encontramos ante el reino humano.

En el ser humano, el centro de gravedad es su yo, al que todo se refiere. Aquí, el centro de la conciencia vuelve a coincidir con la materia. Contemplemos desde aquí el desarrollo del ser humano:

Saturno: el desarrollo del cuerpo físico en el primer reino elemental. Una radiante onda de luz. Cuando el desarrollo pasa de Saturno al Sol, el ser humano experimenta esta radiación y el cuerpo físico entra en el segundo reino elemental; en la Luna, en el tercer reino elemental. En la Tierra, el cuerpo físico se encuentra en el reino mineral.

En Saturno, el ser humano aún no tiene cuerpo etérico; este se desarrolla primero en el Sol, donde se encuentra en el primer reino elemental, y es la misma estructura radiante. En la Luna, el cuerpo etérico se encuentra en el segundo reino elemental, y en la Tierra, en el tercero.

En Saturno aún no existe el cuerpo astral, ni tampoco en el Sol. Se desarrolla en el primer reino elemental en la Luna; en la Tierra se desarrolla en el segundo reino elemental. Después del cuerpo astral llegamos al yo. Este aparece por primera vez en la Tierra en el primer reino elemental.

Si ascendemos ahora, llegamos al desarrollo en Júpiter. Allí, el cuerpo físico del ser humano pasa del reino mineral al reino vegetal. Para ello, el cuerpo etérico asciende al reino mineral. El cuerpo astral asciende del segundo al tercer reino elemental, y el yo del primero al segundo reino elemental.

En Venus, el cuerpo físico avanza hacia el reino animal, es decir, es dueño del placer y el dolor. El cuerpo etérico se encuentra entonces en el reino vegetal, el cuerpo astral en el reino mineral y el yo en el tercer reino elemental.

Ahora avancemos hacia vulcano. Allí está [el cuerpo físico], en el reino humano propiamente dicho, el cuerpo etérico está entonces en el reino animal, el cuerpo astral en el reino vegetal y el yo en el reino mineral. Estar en el reino mineral significa producir materia, como por ejemplo esta mesa.

Produce materia física a su alrededor. Luego deja que crezcan plantas sobre él; deja que los animales caminen sobre él. Y finalmente da origen al ser humano. El yo se ha convertido entonces en espíritu planetario.

Todos los planetas son yos mineralizados.

[Lo que es materia planetaria radiante son yos mineralizados].

Traducido por J.Luelmo nov, 2025

GA091 Berlín, 27 de junio de 1905 - Leyes evolutivas del Karma Interior

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LEYES EOLUTIVAS DEL KARMA INTERIOR

Berlín,  27 de junio de 1905

El cuerpo sensorial está relacionado con la percepción sensorial, la capacidad de ver y oír. Nuestra relación con el entorno está relacionada con nuestras percepciones sensoriales, con lo que somos capaces de absorber de él, relacionado con que tengamos o no un oído o un ojo bien organizados. Nuestras percepciones están reguladas por ello. De ello depende lo que somos capaces de absorber en nuestro interior a lo largo de una vida. El cuerpo sensorial solo tiene importancia para una encarnación del ser humano entre el nacimiento y la muerte; no tiene ninguna influencia en la encarnación inmediatamente posterior. Ahora, el alma sensible envía sus indriyas a las percepciones. Algo superior es la forma en que el ser humano procesa las impresiones. Esto se imprime en el alma sensible y tiene importancia para la siguiente encarnación. Algo aún más elevado es la impresión que el ser humano causa en su alma racional, —como memoria, sentimiento—, cómo se disfruta algo en el alma racional, y eso tiene importancia para la tercera encarnación. De modo que el ser humano, con la estructura de sus sentidos externos, solo pertenece al presente, pero lo que procesa con ellos pasa a otras encarnaciones.

Aquellos que procesan poco no aportarán nada por sí mismos a la próxima encarnación; el otro añade algo de su interior que tiene un efecto duradero. Pensemos en esas personas frente a individualidades líderes. A quien procesa poco, se le puede implantar poco. A través del alma racional receptiva, los logros se transfieren al futuro.

Lo que el ser humano incorpora en el alma consciente llega hasta la cuarta encarnación. Los conceptos pertenecen al alma consciente, de modo que los conceptos que parecen innatos se han adquirido antes de [cuatro] encarnaciones. Ahora bien, las ideas más elevadas, como las que experimentamos sobre lo divino, pasan al yo espiritual y actúan en la quinta encarnación.

A partir de ahí se puede calcular cómo debe guiar a la humanidad un iniciado. Si en la quinta subraza debe surgir la teosofía, en la quinta raza anterior debe surgir lo divino. «Aquellos a quienes ahora puedo influir a través de mis rishis estarán entonces maduros para asimilar lo mismo en términos conceptuales», se dijo el Manu.

Lo que el ser humano desarrolla en su espíritu vital a través de la meditación, lo lleva consigo a su sexta encarnación. Y cuando ha aprendido a influir en su cuerpo etérico a través de la meditación, lleva consigo lo que ha aprendido como chela a la séptima encarnación. Cuando se forma el ser espiritual, pasa a la octava encarnación. Y el maestro influye en la novena encarnación.

Así vemos que los seres superiores influyen en el cuerpo etérico desde siete encarnaciones, y que los poderes de la cuarta subraza de los atlantes influyen en nuestro cuerpo físico a lo largo de nueve encarnaciones. Por lo tanto, los cuerpos actuales están construidos por los seres que en su día influyeron en los atlantes.


Leyes evolutivas del karma interno Así vemos la acción del karma interno y comprendemos lo que hizo Manu cuando, en la quinta subraza de los atlantes, —los proto-semitas—, preparó al pequeño grupo que se convertiría en la siguiente raza troncal. Era necesario preparar algo que pudiera surtir efecto después de que pasaran la sexta subraza, —los Acadios- y la séptima subraza de los atlantes, —los Mongoles-, durante cuatro encarnaciones más. Después de cuatro encarnaciones, sale a la luz lo que se implantó en el alma consciente: el yo.

En base a este esquema, los iniciados calculaban el plan futuro de los seres humanos.

Traducio por J.Luelmo nov.2025

GA091 Berlín, 25 de junio de 1905 - El proceso de encarnación y el vínculo con las relaciones celestes

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

EL PROCESO DE ENCARNACIÓN Y EL VÍNCULO CON LAS RELACIONES CELESTES

Berlín, 25 de junio de 1905

Si se observa la salida del sol, se ve que no sale todos los días en el mismo punto, sino que en primavera sale en un punto determinado y luego avanza gradualmente. Este [punto] se determina según un signo del [zodíaco]: Ahora el sol sale en el signo de Piscis,antes lo hacía en el signo de Aries, y antes aún en el signo de Tauro, y si seguimos retrocediendo en el círculo, llegamos al signo de Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio y Acuario.

Aproximadamente en el año 800 a. C., el sol comenzó a salir en el signo de Aries o del Cordero. Las constelaciones están tan alejadas entre sí que siempre representan aproximadamente una doceava parte del círculo. El sol pasa de una constelación a otra. Alrededor del año 1800, el sol entró en la constelación de Piscis, por lo que tardó 1800 + 800 = 2600 años en pasar de una constelación a otra. Esto siempre va acompañado de grandes transformaciones en la Tierra. Siempre se producen cambios culturales significativos. Los cambios en las condiciones de la Tierra están relacionados, naturalmente, con la gran influencia que ejerce el Sol sobre ella. Todo lo que en el ser humano se denomina mental está relacionado con el Sol, y todo lo físico, con la Tierra. Cuando el ser humano vive en la Tierra, [depende de ella y se desarrolla según las condiciones terrestres]. Hace 2600 años, el ser humano asimilaba cosas diferentes a las actuales; entonces se le formaba, por ejemplo, para ser atleta, ahora para ser calígrafo.

Las condiciones también cambian en el Sol. Podemos decir que los cambios tienen una gran importancia para el Sol y para la Tierra. Cuando el ser humano está encarnado espiritualmente, vive en las condiciones del Sol, en el Devachán. Mientras está en la Tierra, está vinculado a la gravedad terrestre. Cuando muere, entra en contacto con la gravedad solar. La Luna se encuentra en medio, está conectada con el cuerpo astral y forma el estadio intermedio entre la Tierra y el Sol: el Kamaloka.

Las encarnaciones tienen el propósito de que el ser humano realmente experimente lo que puede experimentar. Las encarnaciones no son aleatorias, sino que el ser humano está conectado con la existencia del sol, de modo que se desarrolla mentalmente de la misma manera que el sol se mueve en su [eclíptica]. En 12 veces 2600 años, es decir, en 31200 años, el sol recorre todas las constelaciones. Ese es también el tiempo en el que el ser humano atraviesa su desarrollo mental. Atraviesa doce etapas en un ciclo y siempre se encuentra con diferentes etapas en la Tierra en las que aprende cosas nuevas. Lo femenino y lo masculino se suman de forma oculta, de modo que debe atravesar veinticuatro encarnaciones. Esa es la ley del intervalo entre un nuevo nacimiento y la muerte. Esto coincide aproximadamente con la formación de las razas. Entre dos de estas [constelaciones] surge una nueva raza. En cada raza, el ser humano se ha encarnado dos veces, como hombre y como mujer. Se encuentra con diferentes circunstancias y aprende de diferentes maneras. No existe una regularidad pedante en las encarnaciones, porque no solo depende de las circunstancias internas del ser humano. [Si la Tierra necesita a alguien, se rompe la ley]. En general, solo este ciclo de individualidad coincide con el ciclo racial. El intervalo también está relacionado con las leyes del cielo.

El ser humano llega al Kamaloka porque su cuerpo astral sigue ligado a los instintos y deseos que solo puede satisfacer en la Tierra, en su envoltura física. Esto durará hasta que el ser humano haya dejado de desear. El ser humano ha alcanzado la perfección en su estado físico actual gracias a la aparición de la Luna. Por eso, su vida instintiva está ligada a la Luna. El impulso hacia el cuerpo físico está implantado por la Luna y está relacionado con las fuerzas lunares. Por lo tanto, el ser humano está encarnado en la esfera de la Luna mientras estos instintos perduren en él. Un ciclo lunar dura dieciocho años. Ese es también el tiempo que el ser humano debe permanecer en Kamaloka.

Todas estas verdades profundas se expresan en las fórmulas religiosas y rituales. Con ello tenemos también la puerta de entrada a la llamada astrología.

Un nuevo ciclo es la repetición de las mismas circunstancias. El desarrollo discurre a lo largo de una espiral, de modo que cada vez comienza en un punto ligeramente más elevado.

Traducido por J.Luelmo nov.2025

GA091 Berlín, 23 de junio de 1905 - Las festividades anuales en relación con la cosmología

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

LAS FESTIVIDADES ANUALES EN RELACIÓN CON LA COSMOLOGÍA

Berlín, 23 de junio de 1905

[Es una profunda verdad:] Los dioses fueron en el pasado seres similares a los humanos, y el ser humano será en el futuro un ser similar a los dioses. Los dioses pasaron por un periodo de aprendizaje en el pasado; los humanos lo están pasando hoy. ¿A qué han llegado los dioses en su desarrollo, que precedió al de la Tierra? A poder co-crear todo lo que nos rodea. Los reinos mineral, vegetal y animal son una creación de los dioses.

Hubo un tiempo en que los dioses, —los devas—, se encontraban en un estado en el que aprendían exactamente lo mismo que aprende hoy el ser humano. Todo arte consumado presupone que se han aprendido las lecciones. [Si estudian a Rafael, verán que tuvo precursores que poco a poco fueron probando lo que él llevó al más alto nivel]. Para que surja la armonía, primero hay que hacer intentos y superar las desarmonías.

Hoy en día, el ser humano aprende a dominar el reino mineral. Cuanto más atrás miramos en la historia, más nos damos cuenta de que, al principio, el ser humano no era capaz de dominar el reino mineral. Solo poco a poco fue aprendiendo a hacerlo. Molía el grano con dos piedras hasta que, gradualmente [tras muchos intentos], consiguió crear el molino. Aprendió a transformar las fuerzas del reino mineral en productos artísticos. En el fondo, toda actividad humana es una transformación de las fuerzas y sustancias minerales en productos artísticos. Hubo épocas en las que el ser humano aún no había puesto mano al reino mineral, sino que comenzaba a arar la tierra. Podemos vislumbrar un futuro en el que el ser humano habrá transformado todos los minerales en productos artísticos. En un milenio no se han hecho tantos descubrimientos como en el siglo XIX. En el futuro, todo irá aún más rápido. La telegrafía inalámbrica ya nos da una idea de ello. [Desde aquí, por ejemplo, se podrían volar las Tullerías]. Si el ser humano no se vuelve altruista, puede causar grandes estragos.

Hoy en día, el ser humano no puede transformar el reino vegetal y animal, solo el reino mineral. En la próxima ronda, todo lo que el ser humano haya transformado florecerá como planta. A través del pralaya, el ser humano obtendrá la semilla [de lo que hoy está desarrollando]. Todo lo que logre al superar el reino mineral le será revelado. La catedral de Colonia, por ejemplo, florecerá en la quinta ronda como una catedral vegetal. Ahora el ser humano intenta ensamblar las cosas en su forma exterior, y entonces están ahí. Del mismo modo, los devas intentaron anteriormente ensamblar lo que hoy puede florecer como planta.

Cuando contemplo un ritmo infinitamente bello, debo aprender que está compuesto por lecciones. Vemos el ciclo a lo largo de todo el año: la naturaleza muere y renace. Esto solo es posible gracias a que el sol se encuentra en una relación regular con la Tierra. En el periodo solar, en el segundo planeta, aprendió a realizar el cambio. Los devas solares primero probaron cómo se producía el ritmo. Así ocurre con todas las actividades. En el período de Saturno se tardó mucho tiempo en producir el cristal de cuarzo. Y así tenemos a los devas de Saturno, del Sol y de la Luna, que crearon los tres reinos y también el ciclo anual. Todo ello son efectos de largas actividades y signos de una actividad futura. El ser humano ha participado en este trabajo y, gracias a él, se ha convertido en lo que es. Así es como el ser humano está vinculado a los tres reinos. ¿Para qué se colocaron el sol, la luna y demás en determinadas órbitas? Para el ser humano. Por él, el sol ha dado la vuelta y ha comenzado su nueva órbita. En Navidad tenemos el día más corto. Fue un momento infinitamente importante cuando el sol se separó [de la Tierra]; la Tierra quedó abandonada a su suerte y tuvo que desarrollar por sí misma la fuerza que antes le había sido otorgada por el sol. A partir de la festividad de Pascua, el sol está realmente ahí, en todo su esplendor.

Todo lo que ocurre en verano es una época relacionada con el período anterior, en el que había una unión [entre el sol y la Tierra]. Y el invierno es el reino de la oscuridad, que ahora le corresponde a la Tierra, de modo que el ser humano puede decirse a sí mismo en Navidad: aquí ocurre cada año algo, como entonces, cuando el sol se marchó. Por eso, cada año se retira la fuerza etérica que le corresponde a la Tierra. La Navidad no solo tiene un significado simbólico, sino también natural. Una fuerza que de otro modo le correspondería al ser humano, se retira de él. 

Una consecuencia natural es que el ser humano adapta su vida a estos cambios en la Tierra. Cuando el alumno está preparado, debe prestar atención a ello. El ser humano debe desarrollar desde su interior las fuerzas que, de otro modo, le llegan desde el exterior. Debe desarrollar la fuente que hay en su interior. Esta fuente debe cultivarse durante el invierno. Al final del invierno debe estar maduro para recibir de nuevo la vida exterior. Esto se insinúa en las festividades.

Cristo es el renacer de las fuerzas etéricas internas y se sitúa en la época en la que la Tierra gasta menos fuerzas. En la época de Pascua, debe enfrentar la vida con vida. En estas festividades anuales, el ser humano se da cuenta de una cosa: aquí surge en él una fuerza que también fluye hacia él desde el exterior. Entonces, el ser humano recuerda el tiempo en que aún era uno con el sol. El ser humano estaba en el seno de los dioses; luego se separó junto con la Tierra y ahora debe comenzar a brillar desde dentro.

Vemos por qué los grandes mitos de todos los tiempos atribuyeron nombres de dioses a los planetas. Lo que es espiritualmente el dios, el planeta lo es físicamente. Las festividades no son algo arbitrario, sino que se deducen del cielo. El calendario festivo es la cosmología. En los tiempos en que los seres humanos comprendían la relación entre la vida humana y la vida celeste, los sacerdotes elaboraban los calendarios. Esto es importante para aquellos que, en un nivel superior de desarrollo, dirigen su mirada hacia los astros para armonizarse con las fuerzas del mundo, lo que a su vez es la base de la astrología. El cuerpo etérico se desarrollará de manera diferente si es hijo del sol o hijo del invierno. Al trasladar el nacimiento de las personas a determinadas fechas, los maharajás pueden hacer que las fuerzas etéricas actúen sobre ellas según lo requiera su karma. A partir del momento del nacimiento se puede deducir el karma.

Traducido por J.Luelmo nov,2025


GA091 Berlín, 2 de septiembre de 1905 - ​​Marte, Mercurio y Júpiter Efecto en la formación del yo humano

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 RUDOLF STEINER. 

EL SER HUMANO, LA NATURALEZA Y EL COSMOS   

MARTE, MERCURIO Y JÚPITER EJERCEN SU EFECTO EN LA FORMACIÓN DEL YO HUMANO

Berlín, 2 de septiembre de 1905

Los diferentes miembros del ser humano están relacionados con los siete grandes planetas sucesivos. Debemos tener claro que el cuerpo humano como tal tiene los grados físicos, luego el cuerpo etérico y el cuerpo astral. Estos se han desarrollado en Saturno, el Sol y la Luna.

Debemos tener claro que cuando comenzó la cadena de Saturno ya debía existir algo. Debemos preguntarnos: ¿cómo se originó el cuerpo físico? Este se formó a partir de un cuerpo astral. Este se divide en tres partes, del mismo modo que los trozos de hielo se condensan en el agua. Podemos considerar este cuerpo físico como una condensación. Era exactamente una huella del anterior cuerpo astral divino. Durante todo el desarrollo de Saturno, este cuerpo físico se va dividiendo gradualmente. Poco a poco se van desarrollando los siete gérmenes sensoriales del ser humano. En el Sol se divide el cuerpo etérico. Esta división provoca al mismo tiempo que los sentidos, que se habían formado anteriormente en Saturno, adquieran una cierta capacidad. Antes eran solo aparatos físicos en Saturno. Al añadirse el éter en el Sol, el ojo irradia y el oído suena. De modo que podemos decir que el cuerpo físico y el cuerpo etérico actúan juntos en el Sol, mientras que permanece un resto del cuerpo astral. En la Luna se añade una nueva disposición: masculina y femenina, de tal manera que en la Luna el cuerpo físico es siempre lo masculino y el cuerpo etérico lo femenino. El cuerpo astral es neutro.

Ahora hemos diferenciado claramente tres cuerpos en la Luna: el cuerpo físico, el cuerpo etérico y el cuerpo astral, que llegan a la Tierra como fruto de la Luna. ¿Qué debe suceder? El ser humano debe adquirir conciencia de sí mismo, debe obtener un «yo». No podría obtener un yo si solo tuviera en su interior las fuerzas que provienen de la Luna; esto debe provenir del exterior. Es la fuerza que proviene de Júpiter. Del próximo planeta al que llegaremos proviene la fuerza que forma nuestro yo. El centro de fuerza de Júpiter ya está ahí, pero el Júpiter terrestre aún no. Los seres que ahora han llegado a Júpiter atraen al ser humano y le dan la fuerza del yo. El cuerpo astral debe ahora prepararse para convertirse a su vez en portador de este yo, y se le dotará de dos tipos de fuerzas: las de Marte y las de Mercurio. Las fuerzas de Marte lo liberan primero de las fuerzas lunares, y las fuerzas de Mercurio lo preparan para los tres planetas siguientes; lo hacen apto para el ascenso.

Lo que ocurre con el cuerpo astral cuando ha absorbido las fuerzas de Marte lo llamamos alma sensible; cuando ha absorbido las fuerzas de Mercurio, alma racional, y cuando se ha acercado a Júpiter, alma consciente.

Ahora se ha producido un gran cambio en el cuerpo astral. Esta revolución provoca que toda su naturaleza cambie, se divide en dos. En el cuerpo astral del ser humano actual siguen presentes las fuerzas lunares: este es el polo inferior del cuerpo astral; y el que tiende hacia Júpiter es el polo superior: son los polos físico y espiritual. Lo que ocurre con el polo físico está sujeto al nacimiento y la muerte. El polo espiritual es todavía un bebé, se forma gradualmente y se convierte en el cuerpo causal. Lo que este último ha logrado permanece, mientras que el polo inferior reconstruye constantemente su cuerpo físico y etérico. Este polo inferior del cuerpo astral sigue siendo hermafrodita, masculino-femenino. Y mientras que en la Luna el cuerpo físico era siempre masculino y el cuerpo etérico siempre femenino, ahora en la Tierra esto cambia de tal manera que el ser humano es masculino en una encarnación y femenino en otra. Del mismo modo, el cuerpo etérico también cambia. Cuando el cuerpo físico es pasivo, el cuerpo etérico es activo. Las fuerzas son polares.

Ahora bien, cuando el cuerpo etérico está activo, —masculino—, manifiesta la cualidad que Platón denomina valor, y por eso encontramos que ciertos actos de valor, especialmente cuando se trata del amor, son más frecuentes en el sexo femenino que en el masculino, mientras que en el hombre medio se manifiesta más la faceta receptiva en el amor.

¿Cómo son los cambios en el cuerpo astral provocados por las fuerzas de Marte, Mercurio y Júpiter? Cuando las entidades divinas consideraron que era el momento adecuado, bajaron las fuerzas de Marte y las colocaron en el ser humano. Estas fuerzas son principalmente el sonido y el tono. Por el contrario, las fuerzas de Mercurio son principalmente fuerzas de luz, fenómenos cromáticos. De este modo, el cuerpo astral brilla de una nueva manera. Aproximadamente en la mitad de la raza atlante, las fuerzas de Mercurio comienzan a actuar. Entonces, el ojo único se transforma en dos. Las fuerzas de Mercurio iluminan el cuerpo astral, las fuerzas de Júpiter lo impregnan con fuerzas similares a las eléctricas. Así se sientan las bases para lo que se ha descrito anteriormente en relación con el carbón.


Fuerzas sonoras Fuerzas de Marte: alma sensible
Fuerzas luminosas Fuerzas de Mercurio: alma racional
Fuerzas eléctricas Fuerzas de Júpiter: alma consciente

Traducido por J.Luelmo nov.2025