GA346 Dornach, 7 de septiembre de 1924 Condiciones anteriores y futuras de la consciencia

Rudolf Steiner

Tercera conferencia

Dornach, 7 de septiembre de 1924

Ayer consideramos el importante punto de inflexión que surgió en la evolución humana, debido a que desde la tercera época de Misterios en adelante, la participación del ser humano en el mundo cósmico, a través del acto de consagración del hombre –es decir, en la Transubstanciación— tenía lugar en el cuerpo astral, ese miembro del ser humano que durante el sueño, para la consciencia ordinaria, sale del cuerpo físico y que durante el tiempo que está separado del cuerpo físico no es receptivo a las percepciones del mundo circundante.

Aclaremos cómo este cuerpo astral actúa en nosotros hoy. Es el cuerpo astral el que nos trae los pensamientos sobre lo que nos rodea, los pensamientos a través de los cuales comprendemos el mundo. El momento en que el cuerpo astral sale de nuestro cuerpo físico y de nuestro cuerpo etérico, los pensamientos sobre nuestro entorno ya no están allí.

Esta comprensión puede ser complementada añadiendo que la organización del ‘Yo’, el ‘Yo’ de los seres humanos como está constituido hoy, es el recipiente de las impresiones sensoriales. Las impresiones sensoriales se desvanecen cuando la organización del ‘Yo’ se retira de los cuerpos físico y etérico. Se podría dibujar así: Este es el cuerpo físico del ser humano, y aquí está su cuerpo etérico.