GA098 Munich 17 de marzo de 1908 -LA TIERRA Y EL DESARROLLO HUMANO

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RUDOLF STEINER

LOS REINOS ELEMENTALES, SU NATURALEZA Y SUS EFECTOS SOBRE EL SER HUMANO


 Munich 17 de marzo de 1908

La última vez que se me permitió hablarles, echamos una mirada hacia los cielos, hacia los planetas, que tienen cierta relación con nuestro organismo humano, con nuestra vida inmediata. Hoy queremos examinar más de cerca el desarrollo de nuestro sistema planetario, en la medida en que está relacionado con el ser humano. Ustedes saben que, en el fondo, siempre miramos todos los desarrollos del cosmos desde el punto de vista del desarrollo de la humanidad. Si dejamos que nuestra mirada se remonte tan atrás, siempre lo hacemos con la intención de comprender con precisión la naturaleza del hombre. Al hacerlo, nos vemos obligados a contemplar la historia de la evolución de nuestro propio ser desde los ángulos más diversos. Pues es de imaginar que las condiciones anteriores de nuestra Tierra y de otros cuerpos celestes no eran menos complicadas que nuestras condiciones actuales. Y no se puede comprender el desarrollo de nuestro sistema con unas pocas ideas; sólo se puede abordar este desarrollo desde diferentes puntos de partida. Puede parecer a uno como si hubiera contradicciones entre los esbozos individuales que se bosquejan.  Pero los hechos ocultos sólo se describen desde diferentes puntos de vista, como si uno pintara un árbol desde diferentes lados. Se podrían hacer cien cuadros del mismo árbol y siempre se habría pintado el mismo árbol, pero los cuadros serían diferentes. Así, si uno quiere obtener un concepto global, debe describir desde distintos puntos de partida. Y cuando haya obtenido muchas características, éstas se unirán como diferentes fotografías tomadas desde distintos puntos de vista espaciales. 

Hoy describiremos el desarrollo terrenal tal como se presenta ante la mirada espiritual. Sabemos que nuestra encarnación terrestre actual fue precedida por otras tres. Saturno, el Sol y la Luna. También sabemos cómo imaginar el estado de Saturno. No podemos imaginar que tuviera una composición tan material como nuestra materia actual. Distinguimos en la materia: nuestra tierra sólida, material; la líquida, nuestra agua; la gaseosa, el aire, y el primer estado más sutil, la materia calorífica. Si alguien se hubiera acercado al antiguo Saturno, sólo habría notado su existencia al entrar en un espacio más cálido, como en un horno. Dentro de esta materia de fuego se produjo la primera formación del cuerpo físico. Pero esto no era más que un reflejo que era devuelto al espacio cósmico. 

Tras un pralaya, Saturno pasó al estado solar. La materia se condensa y se vuelve gaseosa. El cuerpo humano se compenetra con el cuerpo etérico, pero todo sigue siendo materia muy sutil, gaseosa. Y lo que hay de cuerpo físico y etérico se muestra como un espejismo, como una fata morgana en este sol. 

De nuevo, tras un estado pralaya, el sol pasa al estado lunar. La materia se vuelve líquida. El hombre se compenetra con el cuerpo astral. Ahora tenemos que registrar un acontecimiento esencial durante la evolución lunar. Lo que estaba presente en su materia acuosa era una mezcla del sol, la luna y la tierra actuales.  Pero llega un momento en que se separa una especie de sol, con la materia más fina y viva y los seres más elevados. Ahora la composición luna + tierra quedó atrás como la antigua luna. En el momento de la separación, las entidades que habían quedado atrás se endurecieron.

Toda la esfera de la luna se convirtió en un cuerpo planetario semivivo. El reino más bajo está entre los reinos mineral y vegetal actuales, el segundo entre los reinos vegetal y animal, el tercero entre los reinos animal y humano. Lo que hoy son rocas eran como la madera de los árboles. Toda la masa de la tierra era como turba o espinaca. Las montañas eran leñosas. A partir de esta sustancia básica crecieron entidades que estaban entre nuestros reinos vegetal y animal. El muérdago ha conservado el hábito de crecer en tierra viva. Pero en aquella época tenía una sensación crepuscular; ya no la tiene, porque ha degenerado. La tercera etapa, los animales humanos, fueron los antepasados del hombre. Esta forma de la antigua luna se desarrolló sólo después de la separación del sol y lo orbitó.  

Entonces se produjo una reunión y, después de un pralaya, surgió nuestra tierra. Nuestra tierra tuvo que pasar repetidamente por los estados anteriores: Saturno, sol y luna. Sólo entonces surgió su forma terrestre actual. Que primero tuvo una naturaleza ardiente es algo que se ha conservado como una medio-sugestión. Los físicos dicen que la Tierra se desarrolló a partir de un estado ardiente. Pero el estado ardiente no era gaseoso, sino algo muy diferente del gas, como ellos creen. En él, a su vez, se formó la primera implantación del cuerpo físico. Pero lo que salió de ella fue diferente de lo que había salido en Saturno. Pues ya había madurado en estados anteriores en Saturno, el Sol y la Luna. Ahora era una estructura humana más complicada, resultado de los estados anteriores, hecha de materia etérea. La Tierra consistía en un conglomerado de tales sistemas humanos. Se parecía a una mora en la materia calorífica más fina. No es otra cosa que un conglomerado de plantas humanas en materia calorífica.

Me corresponde ahora dar una idea de cómo era esta primera disposición. Hay que tener en cuenta lo que ha quedado de esta primera disposición humana en épocas posteriores. Está rodeada de otros miembros de la naturaleza humana. Hoy palpita en nosotros como el calor inherente de la sangre. Ese es el remanente de la primera disposición humana. Lo que apareció como líneas de calor se ha transformado mucho con el paso del tiempo. En la parte superior de la cabeza el niño tiene un punto blando. Esta es la abertura que el ser humano tenía allí en los tiempos primitivos. En medio del desarrollo de la humanidad, surgió una especie de órgano de calor, una radiación de llama, como brazos de succión, como una linterna etérica - el ojo ciclópeo. Pero no era un ojo, era un órgano de calor. El hombre necesitaba este órgano para orientarse. En aquella época vivía entre elementos líquidos más calientes y más fríos. Este órgano le indicaba qué ambiente era útil o perjudicial para él. Este órgano es una transformación de un órgano del estado ardiente de la tierra. De él hay que pensar en líneas de fuerza que salen hacia el corazón, una independencia sin los otros miembros ya presentes, de modo que parecía una especie de linterna, brazos de succión que salen de él, como rayos hacia abajo, que más tarde se convierten en venas. Ese es el hombre térmico.  

En este primer tiempo de calor terrestre, la tierra estaba aun unida al sol, la luna y aun otros planetas. Más tarde, se produjo una compresión. El estado de materia calórica se convirtió en un estado gaseoso. Esta etapa de desarrollo es de gran importancia para el hombre. Pues el paso del calor al aire fue tal que se formaron líneas de aire alrededor de las líneas de fuerza de la materia calorífica. Se estableció por primera vez el ciclo en el proceso de respiración en la evolución de la tierra. Ahora viene un hecho muy importante. Siempre que la materia calórica se condensa en materia aérea, por otra parte se diluye en un estado aún más sutil, osea en materia luminosa. Así fue cuando Saturno se formó en Sol; el estado gaseoso estaba impregnado de luz, que brillaba en el espacio cósmico. Así fue también ahora, cuando la tierra se condensó en el estado de aire; estaba completamente impregnada de luz, brillaba en el espacio cósmico. La tierra se convirtió en un sol, por así decirlo. La luz es la causa de otra cosa; penetra en la oscura materia caliente. Las primeras plantas humanas no eran luminosas; a lo sumo podían percibirse a través de las diferencias de calor. Ahora la luz resplandece y brilla alrededor de todo este sistema, esta corriente de sangre caliente. Esta luz se instala en el cuerpo humano para ir dando forma al sistema nervioso. Las líneas de fuerza, las líneas estructurales del sistema nervioso son luz que ha tomado forma. El cerebro estaba encapsulado como una fuerza de luz alrededor de la materia ardiente, alrededor de la linterna. El sistema nervioso, que percibe la luz, fue una vez la luz misma. Y toda la tierra brillaba en el espacio cósmico.

Llegó el momento en que el sol volvió a desprenderse de la tierra. La materia más fina y las entidades formaron un cuerpo planetario independiente de modo que nuestra tierra orbitó alrededor del sol. El surgimiento de la materia más fina estuvo relacionado con una condensación de la materia que quedó atrás. Por un lado emerge el cuerpo finamente luminoso del sol, por otro lado la materia de la tierra se hace mucho más densa. Pasa a un estado acuoso, más denso que nuestra agua de mar, pues también contenía todo lo que hoy es sólido. Al volverse líquida, aparece un nuevo elemento. 

En la medida en que aparece el agua, la música de las esferas, los sonidos del mundo, salen del cosmos y de la tierra. No es una música como la actual, que se propaga a través del aire. El desarrollo de la tierra está ahora bajo la influencia de la música del universo. La materia surge como sustancias individuales de la gran materia indiferenciada. Las sustancias terrestres comienzan a danzar bajo la influencia de la música del universo. Esta es la diferenciación de la materia en materia orgánica, por ejemplo en proteína. Así, la materia orgánica, el protoplasma, surgió bajo la influencia de la música del universo, similar a las figuras sonoras chladnianas actuales.

 Estas sustancias, similares a las proteínas, la materia glutinosa, son empujadas hacia las líneas de fuerza anteriores del sistema humano. Las células, que hoy se consideran las primeras en la historia del desarrollo de los organismos, nacieron mucho más tarde. Sólo nacieron de ciertos seres.  El átomo tampoco es nunca el original, es siempre lo que se desprende del todo. El todo nunca se compone de las células. Todo el proceso fue promovido por el hecho de que la luna estaba todavía en el cuerpo terrestre. Las tres razas humanas que pasaron por estos tiempos son la Polar, la Hiperbórea y la Lemúrica. Después la luna se separó de la tierra.  

Mientras la luna aún estaba unida a la tierra, surgió algo más. Es un tiempo de continua condensación. En el último tiempo de conexión de la tierra con la luna, ocurre algo especial. El fuego original, al igual que el calor de la sangre, era fuego vivo. El fuego exterior surgió al final del periodo lunar. Lo que surgió bajo la influencia de la combustión física puede imaginarse mejor observando un cadáver que arde físicamente. Lo que cae como cenizas puede compararse con los residuos de la combustión de la tierra. Este es un nuevo impacto de la evolución de nuestra tierra. Así es como surgió todo lo mineral. De las sustancias orgánicas cae lo mineral, lo parecido a la ceniza, como un oscurecimiento, una evaporación. Antes sólo había sustancias parecidas a las proteínas. Ahora aparecen nubes de ceniza incrustadas en la proteína. Estas nubes de ceniza se integran en las sustancias orgánicas de todos los reinos de la naturaleza, de los reinos vegetal, animal y humano.

Si el desarrollo hubiera continuado por este camino, todo se habría vuelto momificado, rígido. Ya hemos mencionado el significado de la separación del sol y la luna. El significado de esta separación es que si todas las fuerzas y entidades hubieran permanecido conectadas, entonces el hombre no podría haber asumido las condiciones de vida que tiene hoy. Si el sol hubiera permanecido conectado con la tierra, el hombre habría tenido condiciones de vida demasiado rápidas. Si hubiera nacido, habría envejecido de nuevo inmediatamente. Sólo los seres altamente desarrollados podían participar en el vehemente desarrollo de la vida. Ellos se fueron con el sol. Los demás seres tenían que endurecerse. Pero el endurecimiento habría llegado a ser completo; entonces la luna habría tenido que salir de la tierra. Así el hombre se mantiene en el centro correcto. El sol da el poder del crecimiento progresivo y vivo.  La luna frena este desarrollo en la medida que conviene al hombre.  El hombre se sitúa en el medio entre los seres que se desarrollan mucho más rápidamente que él y los que lo hacen mucho más lentamente. El sol se ha encargado del desarrollo de la vida, la luna del desarrollo de la forma. Al hombre se le dio la oportunidad de transformar la forma que había alcanzado. Ahora estaba preparado de tal manera que el germen del yo pudiera penetrar en él. A través de esto, se encendió el desarrollo del ser humano en la dirección anímico-espiritual. Eso fue al final del periodo Lemúrico. Ahora el hombre tuvo que desarrollar su yo en la tierra con la ayuda de los otros miembros. Este desarrollo tuvo lugar durante el último período lemúrico, en el atlante y en nuestro tiempo. 

Pero el yo humano solo puede hacerse cargo de si mismo lentamente. Al principio, cuando la corporalidad fue fecundada con el yo, este todavía no podía haber tomado su desarrollo en sus propias manos. Si seguimos todo este desarrollo de la tierra, primero vemos la tierra en un estado de calor. Todavía no estaba separada de los otros planetas que pertenecen a su sistema. Este punto de partida también lo conoce la física, pero sólo desde el aspecto físico. Habla de una bola de gas muerta. Pero de dónde viene entonces la vida, eso no lo responde. Se ilustra la formación de un sistema planetario con una gota de aceite sobre agua; entre las gotas se empuja una tarjeta que se hace girar con una aguja. También se desprenden pequeñas gotas. Pero los que hacen el experimento olvidan que ellos están allí haciéndola girar. No dicen como el experimento sale sin ellos. Las entidades espirituales estaban conectadas con este cuerpo gaseoso, con la materia calorífica. La razón por la que se han formado los planetas hay que buscarla en el hecho de que en nuestra Tierra no sólo se han desarrollado seres humanos, sino también seres superiores e inferiores a los humanos. En el antiguo Saturno ya había seres que pasaron allí por su etapa de humanidad. Hoy han progresado mucho más allá del nivel de humanidad. Los espíritus del fuego en el sol están hoy dos niveles por encima, los de la luna un nivel por encima de los seres humanos. Los seres humanos en Saturno eran los espíritus de la personalidad, pero en aquella época vivían allí al mismo tiempo seres superiores que habían sido seres humanos incluso antes. Todos estos seres permanecen en conexión con el sistema planetario.

El sol se separó de la tierra, porque conectados con él había seres superiores que necesitaban otro escenario. Si se hubieran quedado en la Tierra, habrían visto frenado su desarrollo. Necesitaban el ritmo rápido. Ahora no sólo estaban los seres que necesitaban el sol, sino también los más diversos seres en las más diversas etapas de desarrollo. Algunos apartaron a Urano para sí mismos, Para otros seres hicieron lo propio con Saturno. Júpiter se había convertido en otro escenario. Surgió cuando la tierra ya era luminosa. Así, escena tras escena se fue dividiendo según las necesidades de los seres espirituales. Cuando el sol se separó, se llevó consigo a ciertas entidades que no podían permanecer unidas a la tierra, pero que aún no podían seguir el ritmo tan rápido del sol. Estas entidades eran más excelsas que los seres humanos, pero aún no tan maduras como las demás entidades del sol. Así que el Sol separó planetas para estos seres: Mercurio y Venus, cuyas entidades se situaban entre las entidades terrestres y las solares. Fueron estas entidades las que guiaron y dirigieron el desarrollo del yo, cuando el yo mismo aún no era capaz de hacerlo. Desarrollar el yo es la misión de la evolución terrestre. Sólo cuando el cristianismo dé sus frutos más maduros, los seres humanos alcanzarán su nivel. Las entidades venusinas trabajaban a través del mundo astral o devacánico, o se encarnaban en los seres humanos y se convertían en sus guías. De un modo inconsciente para el hombre, pusieron en él la semilla del desarrollo ulterior. Desde otro punto de vista se les llama seres luciféricos. Los Seres de Mercurio también estaban relacionados con la evolución de la Tierra. Fueron los primeros grandes maestros de los Misterios. Ellos guiaron secretamente la enseñanza de los iniciados más antiguos. Mientras que los seres de Venus tienen una vida muy larga, los seres de Mercurio no saben nada en absoluto del nacimiento y de la muerte porque han desarrollado Budhi. Su conciencia perdura a través del nacimiento y la muerte.  

Así pues hemos discutido algunas cosas sobre el desarrollo de la tierra, el significado del origen de la esfera del mundo y del hombre. Esta es una nueva imagen de la evolución. Describiéndola desde diferentes puntos de vista, se obtiene una verdadera idea de la realidad. En el momento en que uno dogmatiza, nunca puede penetrar en el ocultismo real. Entonces uno puede vislumbrar gradualmente la vida espiritual en su realidad, si uno busca obtener una visión general como la que se describió al principio. 

Traducido por J.Luelmo.mar2023

GA098 Heidelberg 2 de febrero de 1908 -Sobre las almas grupo de los animales - El yo grupal vegetal y el yo grupal animal -II-

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RUDOLF STEINER

LOS REINOS ELEMENTALES, SU NATURALEZA Y SUS EFECTOS SOBRE EL SER HUMANO


 Heidelberg 2 de febrero de 1908

Ciertos hechos que reconocemos a través de la ciencia secreta nos muestran cómo el mundo se convierte en algo muy diferente a través de la teosofía o ciencia oculta. Hablemos en primer lugar de la inspiración de los diversos elementos de la naturaleza, del mundo que nos rodea. En la Teosofía se nos muestra que el hombre consta de cuatro miembros: el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el yo. Los otros tres miembros superiores son el desarrollo progresivo de estos cuatro miembros.

Si decimos que el mineral tiene el cuerpo físico en común con toda la naturaleza sin vida, que las plantas también tienen el cuerpo etérico, que los animales también tienen el cuerpo astral, y que los seres humanos todavía tienen el "yo soy", tal explicación se refiere a nuestro mundo físico. En el caso del mineral, incluso con la visión más desarrollada del clarividente, podemos encontrar sólo un cuerpo físico en el plano físico, en el caso de la planta también sólo el cuerpo etérico, en el caso del animal también el cuerpo astral, y en el caso del ser humano todavía el "yo soy" dentro del mundo físico. Si examinamos estas entidades en mundos superiores, no es el caso que la planta tenga solamente un cuerpo físico y un cuerpo etérico, entonces esta planta se nos presenta como un ser bastante complicado. Si examinamos primero la planta, la encontramos bajo la tierra con su raíz, y sobresale de la tierra con su tallo y brota hoja tras hoja del tallo. Si miramos el mundo astral con la visión del clarividente por encima de la planta, entonces vemos por encima de ella una luz astral resplandeciente que envuelve la flor de la planta. Si ahora podemos examinar también el mundo de Devacán, entonces aparece algo extraño. La planta está envuelta en una cubierta que llega hasta el centro de la tierra y tiene su extremo allí, en el centro de la tierra. Esto es sólo en realidad toda la planta. Cuando miramos toda la cubierta vegetal de la tierra, vemos estas luces resplandecientes en el astral.

El cuerpo etérico de la planta es un cuerpo de fuerza. Tiene una tarea muy específica en la vida de la planta. Tiene la tarea de producir hoja tras hoja en una especie de repetición. Si en la planta sólo estuviera el cuerpo etérico, nunca produciría una flor. Sólo desarrollaría una hoja tras otra. El cuerpo etérico es el principio de la repetición. También podemos observar esto en el propio hombre. El ser humano está formado por el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral y el yo. No todas las partes del ser humano participan de la misma manera en estos cuatro miembros. Hay partes de las que el cuerpo astral se ha retirado. Ya no interviene en algunos de estos órganos, allí no tiene poder. En la parte superior de la cabeza se ha retirado; allí sólo el cuerpo etérico trabaja con la repetición y produce los cabellos repetidos en la misma forma. En otro lugar se puede ver cómo el principio del cuerpo etérico pasa al principio del cuerpo astral. En las vértebras de la columna vertebral funciona el principio del cuerpo etérico. Al final, el cuerpo astral interviene e impulsa las vértebras hasta la cavidad de la cabeza.

La luz resplandeciente sobre la planta es también sustancialidad astral, que aquí, sin embargo, debe ser impregnada por la fuerza espiritual de los rayos del sol. La fuerza que aquí rodea y reviste la planta es estimulada por las fuerzas espirituales de la luz solar y transforma el principio de repetición, de las hojas, del cuerpo etérico, en la flor por el principio del astral. Tal intervención del astral es una inhibición. Si seguimos entonces el rastro de la envoltura de la planta hasta el interior de la tierra, tenemos allí el yo de la planta. Nadie puede objetar que allí, en el centro de la tierra, no hay lugar para todos los yoes vegetales. En el reino espiritual se aplica el principio de permeabilidad. Todos los yoes vegetales están juntos en el centro de la Tierra. Si observamos la Tierra desde este punto de vista, no sólo se nos aparece como una esfera en el espacio planetario, sino que parece estar permeada. Las plantas individuales crecen de la tierra como las uñas de nuestro organismo.  Sólo que hay muchos yoes vegetales juntos en la tierra. Pero no todas las plantas tienen un yo, sino que grupos enteros de plantas tienen un yo común. 

Es lo mismo con los animales. Allí, también, grupos enteros tienen un yo en común. Si un león está en África y el otro en una casa de fieras, no importa; son miembros del único yo del león. Pensemos en nuestra mano oculta por una pantalla de la cual solo sobresalen los dedos. Debemos decirnos a nosotros mismos: a esos dedos les corresponde un yo. Así que todos los leones de la tierra pertenecen a un yo, todos los tigres de la tierra pertenecen a un yo tigre. Todos los leones, todos los tigres son miembros respectivamente de un yo grupal común.

En primer lugar, es interesante familiarizarse un poco con estos yoes animales. Cuando una persona observa el mundo desde un punto de vista materialista, piensa que sólo pasa por sustancias materiales. Pero esto no es así. Las almas grupo animales corren como los vientos alisios alrededor de la tierra en las más múltiples direcciones. Recorren la tierra en círculos, pasando por la médula espinal del animal. La característica principal de este yo grupal es ésta: El plano astral tiene entidades autónomas, sólo que éstas no tienen cuerpos autónomos. Pero, por ejemplo, a todos los leones pertenece una entidad autónoma astral. Estas entidades están allí como una población. Los yoes grupales animales son mucho más inteligentes que los yoes humanos; son más sabios. Todo lo que es sabio en el reino animal proviene del yo grupal animal.

Cuando vemos a los pájaros volar hacia el sur en otoño, cuando oímos al castor trabajar en su madriguera, vemos los efectos del yo grupal animal. El castor individual no es inteligente, pero el yo grupal del castor es sabio. Entramos en un mundo de sabiduría e inteligencia cuando nos acercamos a estos seres circunscritos en el plano astral. Básicamente, es muy bueno hablar con estos seres. Ellos saben mucho más que nosotros sobre la sabiduría del mundo. Los yoes vegetales están situadas en el centro de la tierra. Cuando las visitamos, también llegamos a conocer la alegría y el dolor de la planta. 
Lo que la planta emite sobre la superficie de la tierra, aunque sea verde, aunque sea sólido, puede compararse a la leche que sale del animal. Es realmente como si todo el organismo terrestre enviara algo desde la tierra como la leche que sale del animal. Cuando arrancamos la planta, provoca en el alma vegetal una especie de placer como el que siente la vaca cuando el ternero mama de la ubre. Cuando el ser humano se pone en el alma de la planta, entonces el ser humano aprende un conocimiento y sentimiento en conjunto con toda la naturaleza. Si nos hacemos conocedores de toda la naturaleza, entonces el alma se sintoniza de tal manera que también siente con otras personas. 

Uno aprende a reconocer cuando el segador recorre los campos en otoño con su guadaña y siega tallo tras tallo y gavilla tras gavilla, que hay algo así como bocanadas de sentimientos gozosos recorriendo los campos. Es una observación maravillosa darse cuenta, cuando el granjero está segando, de cómo algo parecido a alientos de sentimientos gozosos recorre la tierra. Cuando se arrancan las plantas, se causa dolor al alma vegetal. Lo que se aplica a nuestro plano físico no siempre se aplica a los otros mundos. Cuando alguien se arranca el pelo blanco, puede que corresponda a su sentimiento de belleza, pero aun así duele. De la misma manera, hace daño a la planta si se la arranca de raíz, aunque se piense que esto es más correcto desde el punto de vista del plano físico. No debemos creer, cuando sabemos que el dolor es causado aquí o allá en la naturaleza, que podemos evitar el dolor.

Así hemos visto cómo el hombre aprende a vivir en el prójimo a través de la percepción de la naturaleza. Las almas de las piedras también sienten placer y sufrimiento. Si miramos una cantera y vemos a los trabajadores volando piedra tras piedra, podríamos pensar que cuando las piedras se astillan, esto causa dolor a la roca. Pero no es así.  Corrientes enteras de bienestar se astillan allí con las piedras y salen de la cantera. Si tomamos un vaso de agua y disolvemos sal en él, el vidente ve que en la disolución de la sal se extienden corrientes enteras de bienestar. Si luego enfriamos el agua y la sal vuelve a solidificarse, causa dolor. 

Cuando encendemos una cerilla, cuando quemamos algo, esto provoca en el ser anímico que participa activamente en este proceso de combustión corrientes interiores enteras de voluptuosidad. La luz, que se propaga por todo el universo, no sólo se propaga como substancia física, sino que con ella se propagan corrientes de sentimiento de dicha. Los seres espirituales que viven en la luz regalan con gusto la luz; eso es sentimiento de bienaventuranza. Se sienten dichosos en la corriente de vida en la luz. De este modo llegamos a conocer todo el mundo interiormente. Si aprendemos a reconocer cada vez más la vida que nos rodea en nuestras almas, aprenderemos secretos maravillosos de la evolución humana. 

Queremos retroceder a épocas anteriores. <Entonces la tierra estaba a una temperatura tan alta que todos los metales, todos los minerales estaban disueltos. Podemos mirar atras a un estado en el que todo estaba disuelto en el calor. En aquel tiempo el hombre estaba conectado con la tierra como un ser espiritual. ¿Por qué la tierra se convirtió en el escenario de los seres humanos actuales, en su forma actual?  Las sustancias de la tierra tuvieron que solidificarse, cristalizarse.  Este proceso ha tenido lugar en nuestra Tierra. En el futuro, la Tierra experimentará este proceso a la inversa. La Tierra y todos los seres humanos se espiritualizarán. Para la vida física, la espiritualización significa "desmoronarse en las partes más pequeñas". Cuando, después de mucho tiempo, un cuerpo planetario ha cumplido su tarea, las partículas de este cuerpo planetario se disuelven poco a poco. La aglomeración de la materia se alterna con la disolución de la materia. Ya podemos ver en el radio que la tierra empieza a disolverse, a espiritualizarse. Empezando por la evolución de la tierra, tenemos la tierra en estado ardiente, luego la condensación en rocas, la aglomeración. Las almas de las rocas tienen que pasar por el dolor. Sólo cuando el cuerpo del mundo se acerca de nuevo a la espiritualización, surge el sentimiento de goce, el sentimiento de placer, a través de la fragmentación. 

El iniciado ha dicho esto con palabras profundas. "Todas las criaturas gimen de dolor, esperando ser adoptadas como hijos", dice Pablo; es decir, esperando el momento en que todo vuelva a pasar a la espiritualidad. Así es como la sabiduría secreta nos enseña mejor a comprender de nuevo los documentos religiosos.  -Entonces obtenemos el sentimiento correcto hacia estos documentos. El hombre materialista de hoy, que dice: "Cómo hemos llegado tan lejos", no sabe nada de esta evolución. Estas palabras paulinas se interpretan hoy a menudo de un modo infinitamente trivial. Pero un escalofrío de asombro invadirá de nuevo al hombre cuando contemple la tierra de este modo. No sólo nuestra tierra, sino todos los miembros individuales del cosmos no son sólo mundos físicos, sino también mundos espirituales. 

Cuando el hombre atraviesa la puerta de la muerte, tiene que morar durante un tiempo en un mundo puramente espiritual, y luego volver a una nueva encarnación. Aquí, en la tierra física, el hombre fabrica sus instrumentos, sus aparatos, etc. ¿Acaso el alma del ser humano sólo se ocupa de sí misma entre la muerte y un nuevo nacimiento?  - El alma no está en absoluto inactiva ni tampoco está en otro mundo que el nuestro. Los seres que pasan por este estado están realmente a nuestro alrededor y todos están trabajando. Cuando un ser humano ha muerto y reaparece en la superficie de nuestra tierra en una nueva encarnación, suele suceder de tal manera que vuelve a encontrar la tierra con una nueva fisonomía. 

Sólo hay que darse cuenta de cómo está cambiando la faz de la Tierra. Basta pensar que las condiciones climáticas, las plantas y los animales, las condiciones culturales son completamente diferentes ahora que en la época de Cristo Jesús. Aquellos que realmente conocen la historia saben como cambia todo en la tierra. ¿Quién está cambiando la faz de la tierra externamente, físicamente? Lo que cambia la tierra, lo hacemos nosotros mismos entre la muerte y un nuevo nacimiento, aunque bajo la dirección de seres superiores. 

Así pues, el clarividente ve las plantas continuamente rodeadas por las almas de los hombres que preparan el lecho para una nueva encarnación. Son seres superiores los que gobiernan todo este proceso. Pero nosotros mismos estamos trabajando en esta transformación de la tierra. El ser humano es el obrero, el remodelador de la construcción de nuestra tierra misma. Así es como se nos presenta una vida maravillosa en nuestra tierra, si la contemplamos en su conjunto, en su contexto. De este modo reconocemos también cómo vivimos entre seres superiores que están en contacto con nuestra tierra, que no descienden a la encarnación física. 

Nuestra Tierra pasa por encarnaciones al igual que el ser humano individual. La tierra ha pasado por encarnaciones anteriores y pasará por otras encarnaciones en el futuro. Si juntásemos nuestra tierra actual con la luna actual, obtendríamos la antigua luna. En una encarnación aún más antigua, la tierra era el planeta sol. Si hoy juntáramos la Tierra, la Luna y el Sol, obtendríamos el antiguo planeta solar. En tiempos posteriores, la Tierra ser encarnará como Júpiter, como Venus, como Vulcano. Los seres espirituales están conectados con cada una de estas existencias. La tierra va de encarnación en encarnación. Las entidades espirituales siempre se desarrollan a alturas más elevadas, a medida que tal planeta progresa a más encarnaciones. 

Cuando se desarrolló la antigua luna, primero apareció un cuerpo. Después surgieron dos cuerpos. Cuando se desarrolló nuestra Tierra, surgió un cuerpo planetario de la oscuridad del cosmos. Entonces primero el cuerpo planetario se dividió en dos. Después la luna volvió a separarse de la tierra, de modo que tenemos tres cuerpos planetarios: Sol, Luna y Tierra. La humanidad también estaba conectada con todas estas personificaciones. En Saturno se puso la disposición al cuerpo físico, en el Sol la disposición al cuerpo etérico, en la Luna la disposición al cuerpo astral. Los seres superiores están por encima de los seres humanos. Ellos no podían pasar por su desarrollo más rápido cuando la tierra todavía estaba conectada con el sol y la luna. Por eso tuvieron que separarse y sacar las mejores sustancias, de modo que el sol está habitado ahora por seres sublimes a los que llamamos los creadores divinos del hombre. Ellos habitan el sol. Aquello que fluye en la luz habita el sol que es quién experimenta esa dicha que se siente cuando la luz fluye hacia fuera.

En la luna, sin embargo, hay al principio seres inferiores. Hubo seres en la evolución anterior que no tuvieron la posibilidad, por así decirlo, de elevarse a la existencia solar. No podían soportarlo en el sol, pues eso estaba reservado a los seres superiores. Pero tampoco podían estar en la tierra, era demasiado poco avanzada para ellos. No podían vivir en ninguno de los dos mundos. Por eso el sol tuvo que separar otros dos planetas en los que viven estos seres. Se trata de Mercurio y Venus. En Mercurio viven seres parecidos a los humanos, pero no conocen la muerte. La vida de los seres de Mercurio transcurre de tal manera que esa transición es sólo como una transformación, igual que nosotros cambiamos de cuerpo entre el nacimiento y la muerte. Así viven las almas de los seres de Mercurio cuando se revisten de sus cuerpos espirituales y los pierden de nuevo, pero no conocen la muerte. Así también viven en Venus los seres que se interponen entre los seres humanos y los seres solares. Habitan en Venus e incluso pueden hacerse efectivos en la Tierra. Se hacen efectivos en el cuerpo humano. Llamamos a estas entidades entidades luciféricas. En cierto sentido tienen su hogar en Venus. Por eso Venus también se llama "Lucifer".

Cuando miramos las estrellas, se nos revelan de tal manera que reconocemos en ellas a seres espirituales. Sólo conocemos el mundo cuando avanzamos por todas partes de lo físico a lo espiritual. Descubriremos cómo nosotros, como seres humanos, caminaremos por el mundo de una forma completamente diferente y consciente cuando aprendamos a simpatizar con todo lo que nos rodea. Esto hará que nuestras vidas sean infinitamente más ricas. Nosotros mismos nos convertimos en colaboradores de lo espiritual. El conocimiento sólo adquiere su valor cuando se convierte en vida, cuando aprendemos a vivir de otra manera y no sólo a saber algo. 

Traducido por J.Luelmo mar.2023