GA094 París, 30 de mayo de 1906 -cosmología esotérica - los siete grados de iniciación.

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 RUDOLF STEINER
Los siete grados de la iniciación
París, 30 de mayo de 1906
sexta conferencia
En primer lugar, hay que decir que el yoga o la iniciación no es un acontecimiento tormentoso, sino un entrenamiento lento, un cambio muy íntimo. A menudo se imagina que consiste en una serie de prácticas externas y ejercicios ascéticos. Nada de esto es cierto. Todo debe tener lugar en las profundidades del alma.
Hablemos primero de las reglas prácticas de esta formación.
A menudo se ha dicho que el comienzo de la iniciación es peligroso y que quien la emprende se expone a graves peligros. Hay algo de verdad en esto, y trataremos de explicarlo científicamente.
La iniciación es una especie de nacimiento del alma humana superior que está oculta en cada ser humano. Para el alma inferior o, para ser más precisos, para el cuerpo astral, implica peligros similares a los del nacimiento físico; la similitud es que el alma divina se separa del alma pasional con dolor, lo mismo que el niño del vientre de su madre, pero con la diferencia de que el nacimiento espiritual dura mucho más tiempo.
Hagamos otra comparación. El alma superior está íntimamente ligada al alma animal. Es su conexión con los demás lo que modera las pasiones, las espiritualiza y las controla según el grado de la razón y la voluntad. Esta conexión tiene una ventaja para el hombre. Pero paga esta ventaja con la pérdida de su clarividencia. Imaginemos un líquido de color verde, compuesto químicamente por azul y amarillo. Si se consigue separarlos químicamente, se verá, por ejemplo, que el líquido amarillo se deposita en el fondo mientras que el azul sube a la superficie. Lo mismo ocurre con el hombre cuando el camino iniciático separa el alma animal del alma espiritual. Para el alma superior esto se traduce en clarividencia, pero el alma animal, dejada sola, se entrega ahora sin control al exceso de las pasiones, siempre que no haya sido aún purificada por el ego. Este hecho puede observarse a menudo en los médiums. Estar alerta a este peligro se indica a veces en la iniciación con la palabra: el guardián del umbral.
Por eso, la primera exigencia que se hace al discípulo es que tenga un carácter firme y sea dueño de sus pasiones. Por ello, los ejercicios de iniciación van precedidos de una estricta disciplina y de ciertas condiciones, la primera de las cuales es la tranquilidad y el recogimiento. La moral ordinaria no es suficiente, pues sólo se refiere a la conducta del hombre en el mundo exterior. La iniciación, sin embargo, hace referencia a la hombre interior.
Si alguien objetara: la piedad es suficiente - responderíamos: la piedad es algo hermoso y necesaria, pero no tiene nada que ver con la práctica oculta. La piedad sin sabiduría es poco creativa.
Para el ocultista, el verdadero iniciado, se trata de cambiar el rumbo de su vida. El hombre de hoy en día está determinado e impulsado en sus acciones por las impresiones de los sentidos, es decir, por el mundo exterior. Pero todo lo que está ligado al espacio y al tiempo no tiene importancia. Se puede pasar por alto.
Ahora bien, ¿Cuáles son los medios para lograr este fin?
  • En primer lugar, dirigir el poder del pensar a un solo objeto y dejarlo reposar en él. Esto se llama adquirir el control mental.
  • En segundo lugar, actuar de la misma manera con respecto a todas las actividades, sean grandes o pequeñas, dominarlas, regularlas, ponerlas bajo el control de la voluntad. En adelante, todo debe proceder de una iniciativa interior. Esto es el control de las acciones.
  • Tercero: El equilibrio del alma. Hay que tener moderación en el dolor y en la alegría. Goethe decía que el alma que ama está a veces "exultante" y a veces "entristecida hasta la muerte". El ocultista debe soportar la mayor alegría y el mayor dolor con la misma ecuanimidad mental.
  • En cuarto lugar: la positividad. El estado de ánimo que consiste en buscar el bien en todo. Una leyenda persa cuenta: Cuando Cristo pasó una vez con sus discípulos por delante de un cadáver de perro que olía mal, sus discípulos se apartaron con asco. Pero él, tras contemplar el repugnante espectáculo, se limitó a decir: "¡Qué bonitos dientes tiene el animal!
  • Quinto: Imparcialidad. La apertura mental a todo fenómeno nuevo; la capacidad de no dejar nunca que el pasado determine el propio juicio.
  • Sexto: El equilibrio interior que surge de todos estos ejercicios preparatorios. Ahora uno se encuentra maduro para el entrenamiento interior del alma. Uno está preparado para emprender el camino.
  • Séptimo: Meditación. Hay que hacerse ciego y sordo al mundo exterior y a sus recuerdos, hasta el punto de que un disparo de cañón no nos perturbe. Esta es la preparación para la meditación. Cuando uno se ha vaciado interiormente, es capaz de recibir en su interior lo que viene de fuera. Se trata entonces de despertar las capas más profundas del alma a través de ciertas ideas que son adecuadas para permitir que el alma se eleve a la fuente.
En "Luz en el sendero" hay cuatro enseñanzas que son adecuadas para ser utilizadas como objetos de meditación, de concentración interior.  Son principios muy antiguos que han sido utilizados por los iniciados durante siglos y cuyo significado es profundo y múltiple. 

Primera lección: Antes de que el ojo pueda ver,
debe prescindir de las lágrimas.
Segunda lección: Antes de que el oído pueda oír, 
tiene que deshacerse de la sensibilidad.
Tercera lección: Antes de que la voz pueda hablar ante los maestros,
debe aprender a no ser hiriente. 
Cuarta lección: Antes de que el alma pueda estar ante ellos,
con la sangre de su corazón debe mojar sus pies.

Estas cuatro enseñanzas tienen un poder mágico. Pero para sentirlos vivamente, es necesario dejarlos vivir en ti y amarlos incansablemente, como una madre ama a su hijo.

El primer ejercicio tiene el poder de desarrollar el cuerpo etérico, especialmente su parte superior, que corresponde a la cabeza.

 Habiendo tratado así la parte superior del cuerpo etérico, es necesario desarrollar una parte más profunda del ser: el sistema sanguíneo y respiratorio, el corazón y los pulmones. Hace tiempo, en las épocas de desarrollo de la tierra, el hombre vivía en el agua y respiraba por las branquias como lo hacen hoy los peces. Los escritos sagrados de las naciones han registrado el momento en que el hombre comenzó a respirar el aire del cielo. El Génesis dice: "Dios insufló al hombre su aliento". El discípulo tiene que cambiar y purificar su sistema respiratorio. Todo la evolución consiste en pasar del caos a la armonía, de lo arrítmico a lo rítmico. El hombre debe armonizar sus instintos.

En la antigüedad, los diferentes grados de iniciación se designaban con nombres especiales: 

  1. Primer grado: el cuervo. Denota al que está en el umbral. El cuervo aparece en todas las mitologías. En las Edda 1, susurra al oído de Wotan lo que ve en la distancia.
  2. Segundo grado: el estudiante secreto u ocultista.
  3. Tercer grado: el guerrero (batalla, lucha).
  4. Cuarto grado: el león (fuerza).
  5. Quinto grado: el iniciado lleva el nombre del pueblo al que pertenece: persa o griego, porque su alma se ha extendido a todo su pueblo.
  6. Sexto grado: Héroe del sol o corredor del sol, porque su curso se ha vuelto tan armonioso, tan rítmico como el curso del sol. El sol representaba el movimiento rítmico y vivo del sistema planetario. La leyenda de Ícaro se refiere a la iniciación. Ícaro intentó alcanzar el sol demasiado pronto, sin la suficiente preparación, y se estrelló.
  7. Séptimo grado: el Padre, porque ahora ha llegado a ser capaz de levantar discípulos y ser el protector de todos los hombres; y porque es el Padre del hombre nuevo, nacido por segunda vez en el alma despierta.

En el curso de la meditación, el pensar purifica el aire. Incluso se pudo probar y demostrar químicamente que el ácido carbónico se exhala en cantidades menores.

El nuevo ritmo respiratorio provoca un cambio en la sangre. El hombre se purifica hasta el punto de poder construir la sangre por sí mismo sin la ayuda de las plantas. A largo plazo, la meditación cambia la naturaleza de la sangre.  El hombre exhala menos ácido carbónico porque retiene el ácido carbónico en su interior y lo utiliza para construir el cuerpo. Sólo exhala aire puro.

Así, el hombre llega a ser capaz de vivir con su propio aliento. De este modo, lleva a cabo una transformación alquímica.

¿Cuáles son las etapas superiores de la iniciación? 

    • Primera etapa: El iniciado encuentra el silencio total en el alma. Entonces surge en él la visión astral, donde todo es una imagen simbólica de la realidad. Esta visión astral, percibida durante el sueño, sigue siendo imperfecta.
    • Segunda etapa: Los sueños dejan de ser caóticos y se vuelven regulares. Se siente la verdadera relación entre el simbolismo de los sueños y la realidad, se llega a dominar el plano astral. Ahora la luz astral, que viene de dentro, se enciende en el alma, que aprende de ese modo a ver las otras almas como realidades, por así decirlo.
    • Tercera etapa: Se establece la continuidad de la conciencia entre el estado de vigilia y el estado de sueño. Si antes la vida astral se reflejaba en los sueños del sueño ligero, ahora aparece en el sueño profundo en otras percepciones que son puros procesos auditivos y se manifiestan en forma solemne. El alma escucha entonces la palabra interior de todos los seres en forma de una maravillosa armonía, y esta armonía manifiesta la vida real.
Platón y Pitágoras llamaron a esta armonía la armonía de las esferas.  No se trata de una metáfora poética, sino de una vibración profunda del alma más íntima entre las ondas sonoras que emanan del alma del mundo. Goethe, que se inició en su juventud en el periodo entre Leipzig y Estrasburgo, conocía esta armonía de las esferas. Lo cantó al principio de Fausto, donde el arcángel Rafael dice estas palabras.

"El Sol hace música como antaño

    En medio de las esferas hermanas del cielo.

En su círculo predestinado rueda

    Con el rugido del trueno".

 En el sueño profundo, el iniciado oye estos sonidos como el estruendo de las trompetas y el retumbar de los truenos.

1 Las Edda son compilaciones de historias relacionadas con la mitología nórdica.

Traducido por J.Luelmo

GA094 París, 31 de mayo de 1906 -cosmología esotérica -el evangelio de san Juan



 

RUDOLF STEINER
El evangelio de s. juan
París, 31 de mayo de 1906
 séptima conferencia.
El papel del cristianismo en la historia humana es único. La llegada del cristianismo representa, en cierto sentido, el momento central, el punto de inflexión entre la involución y la evolución. Es por eso que irradia una luz tan brillante, una luz que en ninguna parte está tan llena de vida como en el Evangelio de San Juan. En verdad, solo en este Evangelio es donde se manifiesta el pleno poder de la luz.
No se puede decir que la teología moderna tenga este concepto del Evangelio. Desde el punto de vista histórico, se le considera mas bien, inferior a los tres evangelios sinópticos, por ser, en cierto sentido, apócrifo. El hecho de que algunos atribuyen que su autoría tuvo lugar en el segundo siglo después de Cristo, hizo que algunos teólogos de la escuela crítica de la biblia, lo consideraran una obra de poesía mística y filosofía alejandrina.
El ocultismo tiene otro concepto del Evangelio de San Juan.
Durante la Edad Media, varias Fraternidades vieron en este Evangelio la fuente esencial de la verdad cristiana. Tales Fraternidades eran los Hermanos de San Juan, los Albigenses, los Cátaros, los Templarios y los Rosacruces. Todos se dedicaban al ocultismo práctico invocando este Evangelio como su Biblia, su breviario. Se puede decir en un sentido que la leyenda del Grial, Parsifal y Lohengrin emanó de estas Fraternidades y que fue la expresión popular de las doctrinas secretas.
Se consideraba que todos los miembros de estas diferentes órdenes, emparentadas entre sí, poseían el secreto. Eran los precursores de un cristianismo que habría de extenderse por el mundo en tiempos posteriores. En el Evangelio de San Juan encontraron el secreto, porque sus palabras contenían verdad eterna, verdad aplicable en todo momento. Una verdad como esta regenera las almas de todos los que se dan cuenta de ello en lo más profundo de su ser. El Evangelio nunca fue considerado o leído simplemente como una joya de la literatura. Fue utilizado como un instrumento para desarrollar la vida mística del alma. Para empezar, dejemos su valor puramente histórico fuera de consideración.
Los primeros catorce versos de este Evangelio eran tema de meditación diaria entre los Rosacruces. Sostenían que estos versos poseían un poder mágico, un hecho bien conocido por los ocultistas. Al repetir estos versos a la misma hora, día a día, sin interrupción, los Rosacruces comenzaban a ver en las visiones de los sueños todos los eventos registrados en el Evangelio y los experimentaban internamente.
Así, mediante la visión espiritual, los Rosacruces vieron la vida de Cristo; es más, el mismo Cristo nacía en las profundidades de sus almas. Creían, por supuesto, en la existencia real e histórica de Cristo, porque conocer al Cristo interior es también reconocer al Cristo exterior.
Un materialista de hoy podría preguntarse si el hecho de que los Rosacruces tuvieran estas visiones, es una prueba de la existencia real de Cristo. A esto el ocultista responderá: "Si no hubiera ojos para percibir el sol, no habría sol; pero si no hubiera sol en los cielos, no habría ojos para percibirlo. Porque es el sol el que a lo largo de los tiempos, ha formado y construido el ojo para que pueda contemplar la luz. "En este sentido, los Rosacruces decían:" El Evangelio de San Juan despierta los sentidos internos, pero si no hubiera ningún Cristo viviente, Él no podría vivir dentro de ti '.
La misión llevada a cabo por Cristo Jesús, no puede entenderse en todas su profundidad, a menos que nos demos cuenta de la diferencia entre los Antiguos Misterios y el Misterio Cristiano.
Los Antiguos Misterios se llevaban a cabo en los santuarios del templo. Los Iniciados eran despertados. Habían aprendido a trabajar sobre el cuerpo etérico y eran los "nacidos dos veces" porque podían percibir la verdad en un doble sentido: directamente, a través del sueño y la visión astral, e indirectamente, a través de la percepción sensorial y de la lógica. La iniciación a través de la cual pasaban se realizaba en tres etapas: vida, muerte y resurrección. El discípulo pasaba tres días en un sarcófago en una tumba del templo. Su Espíritu era liberado de su cuerpo; pero al tercer día, a la llamada del hierofante, el Espíritu descendía nuevamente al cuerpo desde los espacios cósmicos de la vida universal. El hombre pasaba a ser un recién nacido transformado. Los más grandes escritores griegos han hablado de estos misterios con gran asombro e inspiración. Platón va aún mas lejos, tanto como para decir que solo el Iniciado es digno de llamarse hombre. Esta antigua iniciación tiene su punto culminante "en Cristo". Cristo representa la iniciación cristalizada de la vida sensorial. Todo lo que se veía supra sensiblemente en los Antiguos Misterios, en Cristo se convierten en un hecho histórico en el plano físico. La muerte que experimentaban los antiguos Iniciados, era solo una muerte parcial en el plano etérico. La muerte de Cristo, fue una muerte completa en el plano físico.
La resurrección de Lázaro puede considerarse como un momento de transición de la antigua iniciación, a la iniciación cristiana. En el cuarto Evangelio no se menciona a Juan hasta después de la historia de la muerte de Lázaro. "El discípulo a quien Jesús amó" es aquel que pasó por las etapas de muerte y resurrección en la iniciación y que fue llamado a una nueva vida por la voz de Cristo mismo. Juan es Lázaro que salió de la tumba después de su iniciación; Vivió la muerte de Cristo. Tal es el camino místico oculto en las profundidades del cristianismo.
Las bodas de Caná, expresan uno de los misterios más profundos de la historia espiritual de la humanidad. Está relacionado con el dicho de Hermes: "Como es arriba, es abajo". En las bodas de Caná, el agua se transforma en vino. El significado simbólico de este milagro es que en el culto religioso, la ofrenda del agua, debía ser reemplazada por un tiempo por la ofrenda del vino.
Hubo épocas en la historia del hombre, en las que el vino no era conocido. En los tiempos de los Vedas era prácticamente desconocido. En las épocas en las que no se consumía alcohol, la noción de vidas anteriores y de haber vivido muchas vidas se mantuvo universalmente; Nadie dudaba de su verdad. Sin embargo, tan pronto como el hombre comenzó a beber vino, el conocimiento de la reencarnación se desvaneció rápidamente, y finalmente desapareció por completo de la conciencia del hombre. Sólo se conservó entre los Iniciados que no tomaban alcohol. El alcohol tiene un efecto peculiarmente potente en el organismo humano, especialmente en el cuerpo etérico que es la sede de la memoria. El alcohol oscurece las profundidades íntimas de la memoria. "El vino induce al olvido", como dice el dicho. El olvido no es solo superficial o momentáneo, sino que también es profundo y permanente, y hay una disminución del poder de la memoria en el cuerpo etérico. Por eso, poco a poco, los hombres perdieron su conocimiento instintivo de la reencarnación cuando empezaron a beber vino.
La creencia en la reencarnación y la ley del Karma tenía una gran influencia no solo en el individuo sino en su sentido social. Le ayudaba a soportar las desigualdades de la vida humana. Cuando el infeliz obrero egipcio trabajaba en las pirámides, o la casta más baja de los hindúes que construían los gigantescos templos indios en el corazón de las montañas, se decía a sí mismo que otra existencia lo compensaría por los trabajos realizados con paciencia, que su maestro si era bueno, es porque ya se habría visto sometido a pruebas similares o que tendría que someterse a ellas en el futuro si fuera injusto y cruel.
A medida que se acercaba la era del cristianismo, el hombre estaba destinado a entrar en una época en que debía concentrarse en esfuerzos terrenales; debía trabajar para mejorar la existencia terrenal, el desarrollo del intelecto, de la comprensión lógica y científica de la Naturaleza. El conocimiento de la reencarnación, por lo tanto, debía perderse por dos mil años y el vino era el medio para este fin.
Tal es el fondo profundo del culto de Baco, el Dios del vino y la embriaguez. (Baco es la expresión popular del Dios Dionisio de los Antiguos Misterios, a quien se le debe asignar un significado bastante diferente). Este es también el significado simbólico de las bodas de Caná. El agua servía a los propósitos de los antiguos sacrificios; El vino serviría al propósito de los nuevos. Las palabras de Cristo: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”, hace referencia a la nueva época en la que el hombre, totalmente entregado a sus tareas terrenales, debía vivir sin el recuerdo de sus encarnaciones y sin una visión inmediata del mundo divino.
En el pasaje sobre el Monte Tabor, Cristo nos ha dejado un testamento en la Transfiguración en presencia de Pedro, Santiago y Juan. Los discípulos lo ven entre Elías y Moisés. Elías representa el Camino de la Verdad; Moisés, la Verdad misma; Cristo, la vida que los personifica. Es por eso que Cristo puede decir de sí mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida".
Por consiguiente, toda la vida está concentrada, iluminada, profundizada y transfigurada en Cristo. Él personifica el pasado del alma humana de regreso a su fuente primordial y prefigura su futuro al punto de unión con Dios. El cristianismo no es solo un poder del pasado sino del futuro. En común con los Rosacruces, el ocultista de nuestros días enseña acerca de Cristo en el ser interior de cada individuo y en el futuro, de Cristo en toda la humanidad.