Rudolf Steiner
El Acto de Consagración del Hombre y el Libro del Apocalipsis.
Mis queridos amigos, para comenzar respondiendo a vuestras amables palabras, me gustaría deciros que es plenamente justificable que las hayáis planteado justo ahora en nombre del círculo de sacerdotes. No siempre se puede considerar plenamente justificable algo planteado con las mejores intenciones por seres humanos, pero en este caso uno puede hacerlo. Digo esto porque el impulso espiritual interno que se pretende que fluya desde el Goetheanum a través del movimiento antroposófico siempre contiene un aspecto que va mucho más allá de cualquier comprensión teórica, y ciertamente más allá de cualquier comprensión en general. Una manera de expresar de manera aproximada lo que se pretende, sería decir: Las tareas que los seres humanos deben emprender hoy están agrandándose de nuevo. Se están agrandando porque las fuerzas que una vez estuvieron disponibles en los tiempos en que la humanidad era capaz de alejarse más o menos de los impulsos de los antiguos Misterios están ahora agotadas.
Los antiguos Misterios desarrollaron sustancias divinas reales y fuerzas divinas sobre la tierra con plena realidad. La humanidad tenía que desarrollarse suficientemente pues debía haber un momento en que la gente fuera abandonada más o menos a sus propios recursos. Las fuerzas que dominaban sobre la humanidad terrenal durante aquel período intermedio de la evolución humana se han agotado ahora. Aunque no sea la más excelsa, es quizás un verdad oculta significativa, importante y de largo alcance, que las fuerzas que fueron capaces de hacerse efectivas en la evolución humana sin la ayuda de los Misterios están ahora agotadas, de tal modo que la evolución humana no puede avanzar más a menos que las fuerzas de los Misterios entren en la evolución de nuevo.