La formación de la personalidad segura de sí misma. El precipitarse en el abismo. La raza del bien y del mal
Nuremberg 24 de junio de 1908
Séptima conferencia
Para el hombre moderno siempre parece haber algo peligroso en la profecía de los eventos futuros. Ya hemos visto que en los siete sellos tuvimos que señalar los hechos que vendrán en la evolución de la humanidad, y a medida que desvelemos el Apocalipsis de Juan, cada vez más tendremos que ejercitar este arte profético. La pregunta ahora es: ¿Qué motivos hay para hablar de todas estas cosas? Ya nos hemos referido en parte al principio de nuestras conferencias a lo que se encuentra en la base de esto. Dijimos que en una cierta etapa de la iniciación el Iniciado ve en el mundo espiritual lo que desciende más tarde y se convierte en un acontecimiento físico. Pero en las dos últimas conferencias hemos demostrado que hay otra base para el arte profético. Mostramos cómo el hombre se ha desarrollado desde las esferas espirituales hasta su existencia actual. Ahora el futuro es en cierto sentido una repetición del pasado; no es que las cosas del pasado vuelvan a suceder de la misma manera, sino que los eventos del pasado se repiten en una forma cambiada.
En nuestras
últimas conferencias señalamos que en la antigua época atlante el
hombre tenía una especie de clarividencia, y que, especialmente
durante su condición nocturna, ascendía conscientemente a los
mundos espirituales; y debemos comprender claramente que la condición
de cierta clarividencia se repetirá en la humanidad. Entre la época
atlante y la que vendrá después de la Guerra de Todos contra Todos,
está nuestra época, que acabamos de describir. En cierto modo, lo
que existía antes, lo que había en la época atlante, se repetirá
después de nuestra época, pero habrá una gran diferencia. En la
época atlante el hombre tenía una conciencia soñadora, nebulosa y
clarividente, y cuando ascendía a los mundos superiores su clara
autoconciencia se desvanecía y se sentía entonces dentro del alma
grupal. Después de la gran Guerra de Todos contra Todos, el hombre
volverá a ver los mundos superiores de una cierta manera. Volverá a
tener la antigua clarividencia nebulosa, pero además poseerá lo que
ha adquirido gradualmente en el mundo físico externo.
Entre
el diluvio atlante y la gran Guerra de Todos contra Todos, el hombre
ha tenido que renunciar por un tiempo al poder de ver en el mundo
espiritual. Ha tenido que contentarse con ver sólo lo que está a su
alrededor en el mundo físico en la llamada conciencia despierta.
Esta es ahora la condición normal. Pero en su lugar se ha hecho
posible para él desarrollar plenamente su autoconciencia, su "yo"
individual, durante este tiempo, para sentirse dentro de su piel como
un "yo" separado -personalidad, por así decirlo. Esto lo
ha ganado. Ahora también conserva esta individualidad cuando se
eleva de nuevo a los mundos espirituales superiores, y este ascenso
será posible para él después de la gran Guerra de Todos contra
Todos. Pero este ascenso no sería posible si no hubiera participado
en ese gran evento cósmico en medio de nuestra época que sigue su
curso en el mundo físico, como se mostró en la última conferencia.
El hombre se habría visto obligado a hundirse en una especie de
abismo si no hubiera sido preservado de él por la entrada de Cristo
en nuestro mundo. Debemos tener en cuenta que el hombre ha descendido
completamente al mundo físico en esta época nuestra.