Buenos días, señores. Intentemos ahora terminar lo que hemos empezado a ver, al menos por el momento. Verán, la comprensión de la vida sólo se consigue empezando, como ya les he mencionado varias veces, por considerar el dormir de una persona. Porque cuando se está en la vida de la mañana a la noche, se suele pensar que el dormir nos proporciona fuerzas, nos quita el cansancio, etc. Pero el dormir hace mucho más. Piensen en ello por un momento. Reflexionen, cuando recuerdan su vida, los sueños que tuvieron mientras dormían, no siempre los recuerdan. Los sueños son algo que se olvida pronto, como todos ustedes saben. Como mucho, habrán tenido un sueño aquí o allá que han contado a menudo. Después lo recuerdan contándolo. Pero los sueños que no se cuentan se desvanecen muy rápido. Si recuerdan su vida cuando eran niños, recordarán algunos recuerdos de su niñez hasta más tarde en la vida. Pero estos recuerdos siempre se interrumpen. Si hoy recuerdan el pasado, hay un momento en el que estaban dormidos.
Esa es una interrupción que no se recuerda. El recuerdo sólo vuelve a empezar ayer por la mañana y continúa hasta ayer por la tarde. Luego hay una pausa de nuevo. Así que cuando uno rememora el pasado, en realidad no tiene toda su vida, sino que cuando uno rememora el pasado, lo que hay en la noche en realidad siempre se anula. Si se traza una línea de recuerdo, pasa un tiempo de la noche a la mañana sin recuerdo, luego de nuevo recuerdo de la mañana a la tarde, de nuevo una pausa de la noche a la mañana y así sucesivamente. En realidad, sólo recordamos nuestras vidas de tal manera que no recordamos una parte entera de nuestras vidas. Eso está muy claro. Ese tiempo es el que hemos dormido.
Ahora veamos a una persona que no puede dormir. Algunas personas se quejan de que no pueden dormir. Pero muchas de estas quejas no deben tomarse tan en serio, porque algunas personas te dicen que nunca duermen por la noche. Y si luego les preguntas cuánto tiempo llevan sin dormir por la noche, y te dicen: Sí, desde hace diez años. Pues bien, cualquiera que no pudiera dormir durante tanto tiempo habría muerto hace tiempo. La gente duerme, pero como mientras duermen tienen sueños tan vívidos, les parece como si hubieran estado despiertos. Deberían decirle a una persona así: Túmbate una vez, no necesitas dormir; simplemente túmbate. Ya está dormido, y aunque no lo sepa, sigue dormido. Sólo quería contárselo para que vean que el hombre realmente necesita dormir para vivir. El dormir es más necesario para la vida que la comida. Y el que no puede dormir no puede vivir.
Bien, durante toda nuestra vida entre el nacimiento y la muerte ¿Cuánto dormimos de más? Sí, señores, verán, este exceso de dormir es más prolongado en el niño muy pequeño. Cuando el niño nace, casi siempre duerme. Luego, poco a poco, el tiempo durmiendo se acorta, duerme cada vez menos. Y cuando se hace un poco mayor y hace una retrospección, tiene que decir que en realidad ha dormido durante un tercio de su vida. Eso también es saludable. En realidad se ha dormido un tercio de la vida.
La gente lo sabe desde hace mucho tiempo. Lo que pasa es que a la gente de hoy no le gusta recordar cosas que sabe desde hace mucho tiempo. Ya en el siglo XIX, al principio, la gente que escribía sobre este tema decía: una persona debe trabajar 8 horas, dedicarse a sí misma 8 horas y dormir 8 horas. Eso suma 16 horas de vigilia y 8 horas de sueño, es decir, 3 veces 8 = 24 horas.
Eso da una tercera parte de las 24 horas que pasamos durmiendo. También es una observación muy acertada. Del total de su vida, una persona necesita un tercio que dedica a dormir. Pero en verdad, a la gente no le preocupa lo importante que es el sueño para la vida, porque hoy en día no les preocupa en absoluto lo que es el anímico-espiritual. Sólo les importa lo que la gente experimenta para sus cuerpos cuando están despiertos, pero no lo que es anímico-espiritual. Es como la gente de hoy dice a menudo en la vida práctica: Dios, sí, dormir está muy bien, pero no necesitas nada más que la necesaria pesadez de la cama. Y beben tanta y tanta cerveza por la noche para poder dormir. Pero no se trata de tener la energía necesaria para irse a la cama, sino de darse cuenta de lo importante que es dormir en realidad.
Y ahora vamos a aclarar lo que realmente significa dormir. Verán, caballeros, a la gente básicamente le gusta dormir. Pueden ver eso especialmente en la gente enferma. Los enfermos ya muestran cuánto se quieren a sí mismos, porque cuando algo les duele, se cuidan terriblemente y demás. Todo eso es muy cierto, pero demuestra que la gente se tiene un aprecio enorme a sí misma. ¿Qué es lo que realmente le place a una persona cuando se aprecia a sí misma? Sí, aprecia su cuerpo. Y ese es el gran secreto de la vida, me gustaría decir, que el hombre aprecia su cuerpo. Y el aprecio que el hombre tiene por su cuerpo se revela cuando este cuerpo no está del todo bien.
Pero este aprecio por el cuerpo también tiene sus desventajas. El cuerpo se mueve todo el día. El cuerpo trabaja todo el día. Y lo anímico-espiritual que está en él llega a apreciar al cuerpo cada vez menos en el transcurso del día, sin que la persona se dé cuenta. Eso es lo extraño, y hay que saberlo. Mientras el hombre vive durante el día y tiene que mantenerse activo, lo anímico-espiritual siente cada vez menos aprecio al cuerpo. Por eso el niño duerme tanto. Él aprecia mucho su cuerpo y siempre quiere disfrutarlo. Cuando se observa a un niño, siempre se ve cómo disfruta de su cuerpo. Piensen en cómo es cuando el niño ha bebido su leche y se queda dormido. Mientras duerme, el niño disfruta de la digestión. Disfruta de lo que ocurre en su cuerpo. Y sólo vuelve a despertarse cuando tiene hambre. Porque lo que ocurre cuando tiene hambre es menos placentero. Entonces vuelve a despertarse. Como ven, el niño quiere disfrutar de su cuerpo incluso cuando está dormido. Se pueden hacer las observaciones más maravillosas. Pero los eruditos no lo hacen porque no tienen la capacidad.
Observa un rebaño de vacas en un pasto, comiendo, y luego las vacas se tumban tan cómodamente y disfrutan de su digestión. Están disfrutando de lo que está teniendo lugar en sus cuerpos.
Eso es lo que hay que saber: que el hombre quiere disfrutar de su cuerpo. Pero con los humanos sigue siendo un poco diferente que con las vacas, y con los adultos sigue siendo un poco diferente que con los niños. Un niño pequeño aún no trabaja, de modo que mientras duerme disfruta de su cuerpo. Las vacas lo hacen todo por instinto, por lo que también disfrutan de su digestión mientras duermen. El hombre ni siquiera llega a disfrutar de su digestión. El hombre se vuelve tal que, si usa su cuerpo todo el día, por la tarde está tan agotado que ya no aprecia tanto su cuerpo. Ya no lo ama. Y he aquí, por eso duerme. Duerme porque ya no aprecia su cuerpo. La antipatía que el hombre desarrolla hacia su cuerpo a lo largo del día le hace dormirse por la noche, y duerme hasta que ha superado esta antipatía en su alma, y se despierta de nuevo cuando la simpatía por su cuerpo vuelve a estar presente. Lo primero que hay que entender es que el despertar se basa en el hecho de que la persona vuelve a desarrollar simpatía por su cuerpo. Y esta simpatía se extiende a todos los órganos individuales del cuerpo. Por lo tanto, cuando una persona se despierta, se desliza dentro de sus órganos, por así decirlo.
Piensen ustedes en cómo son sus sueños cuando se despiertan. Al despertarse, sus sueños son como soñar con serpientes, por ejemplo. Se sumerge uno en los propios intestinos y sueña con serpientes. Las serpientes representan los intestinos.
Así que cuando se despierta, el ser humano por simpatía con su cuerpo, se desliza con lo anímico-espiritual dentro de él. El hombre debe sentir este aprecio o simpatía, de lo contrario siempre querría abandonar su cuerpo.
Y ahora imagínense: Que la persona haya muerto, que se ha desprendido de su cuerpo; el cuerpo ya no está con la persona. Lo primero que ocurre, ya se lo he contado, es que la persona tiene sus pensamientos como recuerdo de toda su vida, pensamientos que se pierden al cabo de unos días dispersándose por todo el orbe. Pero entonces retiene su simpatía con lo que su cuerpo ha experimentado. Y se encuentra con que ahora debe perder gradualmente esta simpatía en relación a lo que su cuerpo ha experimentado. Eso es lo primero que pasamos después de la muerte, que tenemos que perder la simpatía hacia nuestro cuerpo.
¿Cuánto tiempo se tarda en restablecer esta simpatía con el cuerpo si vivimos un día? Se tarda la tercera parte de un día. Por eso después de la muerte la pérdida de simpatía también tarda un tercio de la vida. Cuando tras la muerte una persona ha alcanzado, digamos, los treinta años de edad, necesita unos diez años para deshacerse de todo el cuerpo, para no tener más simpatía con el mundo y la vida -, por supuesto, eso es más o menos todo. De modo que el hombre tiene primero unos pocos días en los que tiene un recuerdo, y luego tiene este apagamiento, diría yo, del recuerdo, que dura un tercio de toda la vida que ha pasado en la tierra. Ahora bien, esto es válido por término medio para las personas en general, pero también es más largo para unos o más corto para otros, porque una persona tiene más simpatía por su cuerpo, se gusta más a sí misma, la otra se gusta menos, etc. Así que después de la muerte pasamos por lo que podríamos llamar un proceso: El ser humano se deshace de todas las cosas que lo mantienen unido a su cuerpo.
Pero ahora ustedes pueden decir: Lo que nos están diciendo es en realidad todavía algo teórico. ¿Cómo se puede saber que una persona sigue teniendo algo dentro cuando se ha deshecho de su cuerpo físico? ¿Cómo se puede saber eso? - Sí, para eso, señores, hay que estudiar cómo se desarrolla el hombre en la vida.
Hay un primer período de la vida en el que el hombre se desarrolla, el primer período de la vida; eso es hasta que el hombre tiene sus segundos dientes. Primero tiene los dientes de leche, luego los segundos. Sí, se puede decir que una persona tiene dientes de leche por herencia. Pero los segundos dientes ya no los tiene por herencia. Sus segundos dientes los obtiene de su cuerpo etérico. El cuerpo etérico está activo en él y él es quién le da los segundos dientes. Así que por una parte tenemos el cuerpo físico, que como les describí el otro día, le da los primeros dientes. Luego está el cuerpo etérico, que le da los segundos dientes, los dientes que luego permanecen.
Ahora se ha de adquirir la capacidad de observar, hoy en día la gente sólo adquiere la capacidad de pensar abstractamente, de formar teorías, pero no de observar lo que acabo de describir en mi libro «¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?». Si realmente observan ustedes al niño mientras desarrolla gradualmente sus segundos dientes, verán este actuar suprasensible del cuerpo etérico. Y este es el mismo cuerpo que el hombre retiene cuando muere, lo retiene durante unos pocos días y luego se dispersa por todo el orbe. Así pues, si estudian bien lo que da al hombre sus segundos dientes, entonces descubrirán que después de la muerte el hombre conserva su cuerpo etérico durante unos días y lo abandona pocos días después, es decir, se dispersa por el orbe.
Ahora todavía conserva su cuerpo astral y su yo. Este cuerpo astral es el que siempre anhela el cuerpo físico. Este cuerpo astral, (con el yo dentro de él), siempre anhela el cuerpo físico. Así que podemos decir: El hombre desarrolla, -ya lo comenté el otro día-, la necesidad en su cuerpo astral. Todas las necesidades se desarrollan en él, no están en el cuerpo físico. Cuando el cuerpo físico es un cadáver, cesan las necesidades.
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Así que podemos decir: Lo que le da al ser humano los segundos dientes también desaparece unos días después de la muerte. ¿Qué queda ahora? Debemos aprender de nuevo a estudiar lo que comienza a ser particularmente activo en el ser humano desde el momento en que tiene los segundos dientes hasta el momento en que llega a la madurez sexual. Este es de nuevo un período importante de la vida humana. Nuestra ciencia actual no puede estudiar tales cosas porque no les presta ninguna atención.
Cuando el niño tiene la segunda dentición, todavía no está dentro, es entonces cuando empieza a entrar este cuerpo astral en todo su cuerpo, de modo que lo impregna. Entonces el niño se vuelve más y más maduro. Y cuando el cuerpo astral está completamente dentro del cuerpo, entonces el niño es sexualmente maduro. Eso es lo importante que hay que saber: el cuerpo astral es lo que trae la madurez sexual al niño.
Por supuesto, estas cosas no pueden estudiarse como quieren hacerlo los eruditos de hoy. Los eruditos de hoy sólo quieren estudiar lo que es tangible. No observan la vida humana. Pero aquellos que han aprendido a observar correctamente qué es lo que se va abriendo paso en el cuerpo a partir de la segunda dentición hasta la madurez sexual, saben que se trata del cuerpo astral. El produce todas las necesidades. Por supuesto que antes de la segunda dentición el niño tiene necesidades, porque el cuerpo astral está principalmente en la cabeza; pero más tarde se extiende por todo el cuerpo. Esto puede percibirse muy bien en un niño, cómo se extiende el cuerpo astral. La voz del muchacho cambia, y con ello también madura sexualmente. Esto es la entrada del cuerpo astral en todo el cuerpo físico. En la mujer puede percibirse por el hecho de que se desarrollan los órganos auxiliares de la vida sexual, los senos y demás. Esta es la entrada del cuerpo astral. Y este cuerpo astral el ser humano lo conserva ahora después de la muerte, cuando ya ha desechado el cuerpo etérico.
Verán, este cuerpo astral es el que quiere volver a entrar en el cuerpo físico cada mañana. Porque mientras el ser humano está dormido, no tiene necesidades, ni sexuales ni de otro tipo. Éstas surgen cuando estamos despiertos. Surgen cuando el cuerpo astral quiere entrar en el cuerpo físico por la mañana. Y este cuerpo astral está, por lo tanto, completamente decidido a entrar en el cuerpo físico todas las mañanas durante la vida. Naturalmente, también quiere hacerlo después de la muerte, y primero debe acostumbrarse a ello.
Cuando alguien tiene treinta años, ¿cuánto tiempo ha estado en su cuerpo físico? Veinte años estuvo dentro, diez años no estuvo dentro. Esos diez años que no estuvo en su cuerpo físico, porque los pasó durmiendo, quiere volver a estar en él después de la muerte. Y así, después de la muerte, trabaja en su cuerpo astral durante un tercio de la vida que vivió aquí en la tierra. Después de este tiempo el cuerpo astral está satisfecho. Entonces el ser humano vive sólo en su yo. De modo que el ser humano, después de haber pasado alrededor de un tercio de su vida después de la muerte, vive sólo en su yo.
Pero este yo, este ser espiritual real en el hombre, necesita muchísimo si quiere seguir viviendo. Como ven, no es sin razón que siempre les he dicho que en realidad la mente, el intelecto, los pensamientos están esparcidos por el orbe. Les he dicho que todo en el orbe, si lo estudian adecuadamente, está en realidad organizado inteligentemente. Se lo expliqué claramente cuando traté del mundo animal. Todo este mundo es tal que no debemos creer que nuestro intelecto es lo único, sino que el intelecto que poseemos sólo está sacado del intelecto esparcido por el orbe. La mente está en todas partes. Y el que cree que su mente es lo único es tan tonto como el que cree lo siguiente: Tengo un vaso de agua aquí, este vaso de agua estaba vacío al principio, luego se llenó, es decir, el agua ha crecido a partir del vaso. Primero hay que sacar el agua del pozo, separándola de toda la masa de agua. Y de la misma manera, la mente que poseen primero debe ser diferenciada de la mente de todo el orbe.
Simplemente durante nuestra vida no somos conscientes. ¿Por qué no somos conscientes? Porque se encarga de hacerlo nuestro cuerpo. Señores, si supieran, -y ya se lo expliqué una vez-, lo que hace su cuerpo con un pequeñísimo trozo de azúcar que se han tragado, cómo este pequeño trozo de azúcar no sólo se disuelve en el cuerpo, sino que se transforma en toda clase de otras sustancias, si supieran lo que ocurre allí, se quedarían asombrados. Ya lo están y tan sólo les he contado, yo diría, lo básico de lo que ocurre en el cuerpo humano. Pero no importa cuánto se mire de lo que ocurre en el cuerpo humano, sólo se ve una parte a la vez. Ustedes inspiran. El aliento que inhalan debe utilizarse siempre en todo tu cuerpo. Piensen que inspiran unas dieciocho veces por minuto. Lo que inhalan debe utilizarse constantemente en todo su cuerpo. Esto requiere una enorme cantidad de sabiduría, una enorme cantidad de racionalidad.
Pues bien, nuestro cuerpo hace todo eso. Nuestro cuerpo trabaja realmente para nosotros con una inteligencia tremenda. Es admirable lo que uno siente cuando se da cuenta de lo que el cuerpo humano consigue en términos de inteligencia. Es enorme. Hace mucho por nosotros a lo largo de nuestra vida.
Pero ahora, después de la muerte, ya no disponemos de él. Ahora ya ni siquiera tenemos el cuerpo etérico. Tampoco tenemos el cuerpo astral, ni siquiera el anhelo del cuerpo físico. Así que sólo tenemos el yo, y éste yo ahora se da cuenta de que no tiene el cuerpo y ha de empezar a familiarizarse con todo lo que es necesario para el cuerpo.
Y ahí es donde empieza lo poderoso que hay que entender. La ciencia actual se lo pone especialmente fácil. La ciencia actual dice: ¿De dónde viene el hombre? - Pues bien, el ser humano viene de la fecundación, del germen fecundado en la madre. Así que la ciencia dice: ahí está el germen fecundado, y dentro, bueno, de alguna manera el ser humano ya está ahí. Si uno no sabe nada, dice: hay una predisposición; de ahí viene toda la persona. - Sí, ya ven, la gente se ha dado cuenta de esto desde hace mucho tiempo, pero a su manera, es decir, lo han hecho confuso.
Piensen que es como el huevo de la madre (está dibujado) del que ustedes mismos salieron. Así que habrían estado metidos ahí dentro, habrían sido una personita ahí dentro, por así decirlo. Pero este huevo materno nació a su vez de otro huevo materno. Por tanto, el pequeño ser humano debe haber estado a su vez en el vientre y el huevo de otra madre, que a su vez debe haber estado en el vientre de la abuela, y más allá hasta la bisabuela, la tatarabuela, hasta Eva.
Y se llega a la peculiaridad de que toda la humanidad estaba dentro de la madre original Eva, pero anidada así. El Sr. Müller estaba dentro del huevo, que a su vez estaba dentro del huevo junto con todos los demás huevos humanos, sólo que estaba anidado así. Toda la raza humana estaba en la madre Eva original. Esta teoría, que entonces también se llamaba teoría de la evolución, más tarde se llamó burlonamente teoría de la anidación.
A principios del siglo XIX, la gente llegó a esta conclusión: La historia no funciona, imaginar que toda la raza humana estaba anidada en la madre original Eva, que una estaba siempre dentro de la otra, y luego tan terriblemente muchas; eso no funciona. Así que adoptaron una teoría diferente. Entonces dijeron: No, en realidad dentro del óvulo todavía no hay nada; pero cuando es fecundado, todas las condiciones externas, el viento y el clima y el sol y la luz y todo tipo de cosas entran en contacto con este óvulo. Y de la influencia de toda la naturaleza sobre este óvulo nace el ser humano.
Sí, señores, eso es algo que el materialismo hace muy bien si puede imaginar tal cosa. Pero no resiste un examen con más detenimiento. Piensen en lo que nos convertimos cuando toda la naturaleza trabaja constantemente sobre nosotros. Nos volvemos lo que la gente llama nerviosos. La persona que es sensible a cada brisa y a cada rayo de luz no se convierte en una persona de verdad, sino en un juguete. Nos convertimos en inquietos de la naturaleza circundante. Así que tampoco puede ser eso.
Un estudio adecuado nos muestra algo completamente diferente. Un estudio adecuado muestra que no hay nada en absoluto dentro de este óvulo. Antes de ser fecundado, todavía está, yo diría, a medio camino, de modo que se pueden ver todo tipo de cosas en su interior. Allí tiene forma. Así que en el óvulo no fecundado aún se pueden ver todo tipo de hilos y demás. Pero cuando el óvulo es fecundado, estos hilos se destruyen, y entonces todo el óvulo no es más que una auténtica «maraña», si se me permite la expresión. Para decirlo más formalmente, es un desastre. Es una sustancia completamente desorganizada.
Como ven, una sustancia así, completamente desorganizada, no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. De un modo u otro, todas las sustancias están organizadas internamente, dispuestas de una determinada manera. Si toman la sustancia más arbitraria, si simplemente toman una mota de polvo y la observan a través de un microscopio, verán cuán fina y hábilmente está organizada en su interior. El óvulo fecundado es la única cosa que está completamente desolada por dentro. Y para que la sustancia se convierta en un ser humano, primero tiene que estar completamente desolada, ya no tiene que ser nada por sí misma. La gente siempre está pensando en la clara del huevo, por ejemplo. Siempre quieren estudiar cómo se organiza internamente la proteína. Sí, la clara del huevo está estructurada internamente mientras no esté fecundada. Cuando es fecundada, es lo que yo he llamado un «desorden», es decir, un caos, una sustancia completamente desordenada. Y esto es lo que da origen al ser humano. Incluso con la madre original Eva, si es que existió, no estaba presente toda la raza humana, ni tampoco de alguna manera en un germen de óvulo fecundado posteriormente, sino que el germen de óvulo es completamente caótico, desordenado, y también estaba desordenado con la madre original Eva. Y si de este germen de huevo tiene que surgir un ser humano, entonces esto tiene que producirse desde fuera, es decir, el ser humano tiene que entrar en este germen de huevo. Un estudio científico adecuado muestra que el hombre debe entrar en este óvulo desde el exterior. Esto significa que el hombre viene del mundo espiritual. No viene de la materia. La materia debe ser destruida primero.
Esto ya ocurre con las plantas. Con las plantas tenemos el suelo y en el suelo tenemos la semilla de la planta. Ahora, de nuevo, la gente no estudia adecuadamente cómo actúa el germen de la planta en la tierra. Primero debe ser destruido, y luego la nueva primavera hace que la nueva planta emerja espiritualmente desde el exterior del material destruido. Lo mismo ocurre con los animales y con el hombre en particular. Sólo la planta lo tiene más fácil. Todo el universo le da forma. En el caso del hombre, el universo entero no forma inicialmente su forma. Él mismo tiene que formarla. En realidad, el hombre debe entrar él mismo en esta materia destruida, de lo contrario ningún hombre podría surgir de esta materia destruida. Por lo tanto, el hombre debe surgir primero del mundo espiritual y entrar en esta sustancia destruida. Toda la fecundación sólo está ahí para que el ser humano que quiera entrar en el mundo se encuentre con una sustancia destruida, que tenga una sustancia destruida. No podría hacer nada con una sustancia no destruida. No puede entrar en el mundo como una planta, porque allí sólo podría convertirse en una planta. Realmente debe formar todo el universo dentro de sí mismo. Y también lo forma. Pues es bastante maravilloso cómo el hombre forma ahora el universo en esta sustancia destruida.
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Me gustaría mostrarles un ejemplo de cómo el hombre forma ahora el universo en este material destruido. Si tenemos aquí la superficie de la tierra (fig. 2 ), podemos simplemente representarla, porque si sólo pasamos por alto un trozo de tierra, tiene este aspecto. El sol sale por la mañana, sube hasta cierta altura y luego vuelve a bajar. Ese es un ángulo determinado hasta el que sale el sol. Es muy interesante que el sol siempre salga hasta un cierto ángulo y luego vuelva a bajar. El ángulo es, por supuesto, algo mayor en verano que en invierno, pero el sol sale hasta un cierto ángulo. Este ángulo es, por tanto, una inclinación del sol con respecto a la tierra.
Este ángulo lo podemos encontrar en otra parte. Verán, cuando la luz entra en nuestro ojo, hay un llamado punto ciego donde el nervio óptico entra en el ojo desde el cerebro - he dibujado el ojo para ustedes. Ahí no se puede ver. Sólo se puede ver con mayor claridad en los lugares que están ligeramente alejados de este punto ciego, donde entra el nervio óptico. Y aquí está lo interesante: la misma inclinación que tiene el sol con respecto a la tierra en su órbita, la misma inclinación tiene este punto de aquí, donde percibimos lo más brillante en nuestro interior, con respecto al punto ciego.
Y algo más. Si se toma el corazón, está ligeramente inclinado. Tiene la misma inclinación que el sol con respecto a la tierra. Podría mostrarles innumerables cosas como esta y lo verían: Todo lo que está fuera en el universo, de alguna manera lo llevamos dentro. Llevamos la inclinación del sol en la inclinación de nuestro ojo y en la inclinación de nuestro corazón. Estamos formados enteramente a partir del ordenamiento del universo.
Oh, señores, ahí es donde, cuando se adquiere gradualmente cierta conciencia, se empieza a decirse realmente cómo el hombre es en realidad todo un pequeño mundo. Todo lo que está afuera en el mundo está modelado dentro del ser humano.
Piénsenlo, si les dieran esta materia destruida, ¡y tuvieran que recrearla ahí dentro! No serían capaces de hacerlo. Verán, cuando el yo está solo después de la muerte, tiene que aprender partiendo del mundo entero cómo puede reproducir el mundo entero. De modo que el ser humano, habiendo rechazado la simpatía con el cuerpo durante este tercio de la anterior vida, comienza ahora a aprender del universo entero cómo volver a ser un ser humano. Y eso dura más de lo que dura la vida en la tierra, porque en la tierra es así, bueno, que se puede aprender mucho o poco. En realidad, hoy en día la mayoría de la gente aprende muy poco. Y por extraño que parezca, los eruditos son los que menos aprenden, porque lo que aprenden no sirve para nada. Sólo sirve para entender cómo es un cadáver, pero no cómo se produce un cuerpo vivo dentro de sí mismo. Pero eso es lo que el yo debe aprender después de la muerte. Debe aprender del mundo entero los secretos de cómo se construye un cuerpo. Y aquí uno puede señalar este tiempo que el yo pasa ahora aprendiendo del mundo entero cómo una persona trabaja y vive interiormente.
Verán, cuando una persona consigue, mediante los ejercicios que he descrito en el libro «¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?», recordar la época que de otro modo no recuerda, cuando era un niño muy pequeño, entonces se da cuenta de en qué consiste realmente esta vida infantil que todavía no sabe nada del mundo, que sólo utiliza su cuerpo, sólo se mueve, sólo vive en sus ojos, vive en sus oídos, pero todavía no comprende nada de todo esto. En la vida ordinaria, a la gente no se le ocurre mirar atrás. Dicen: Oh, qué me importa mi infancia; simplemente estoy ahí. Pero cuando uno echa la vista atrás hacia este breve periodo de tiempo, que de otro modo no recuerda, se da cuenta de lo que realmente hizo. Sí, al principio se tiene una sensación terriblemente desagradable cuando uno se da cuenta. Porque esta inquietud del niño muy pequeño es que uno se esfuerza por olvidar todo este conocimiento del universo. Uno se lo transmite a su cuerpo, y éste lo sabe después. Por lo tanto, puede asumirlo más tarde en la vida.
El niño pequeño transmite al cuerpo toda una sabiduría del mundo. Es tan terriblemente doloroso, tan terriblemente triste que la ciencia actual no tenga ni idea de lo que ocurre en la vida, de cómo el niño pequeño traslada al cuerpo una sabiduría del mundo que ha adquirido, de cómo crece gradualmente en los ojos, en las manos. Gradualmente crece en él, transfiere toda la sabiduría del yo al cuerpo, mientras que el yo en realidad solía poseer toda la sabiduría del mundo.
Puede parecerte extraño, pero en realidad es cierto: si realmente se domina la antropología, ¿cómo se puede decir a la gente algo sobre el universo? Simplemente se le puede contar a la gente algo sobre el universo porque uno se acuerda de su primera infancia, de la niñez, cuando todavía lo sabía todo por experiencia antes de entrar en el cuerpo. Y la antroposofía consiste realmente en el hecho de que toda esta sabiduría del mundo, que uno ha entregado al cuerpo, se recibe gradualmente de nuevo saliendo del cuerpo.
Sí, señores, la ciencia ordinaria actual no da ninguna orientación al respecto. No da ninguna instrucción en cuanto a cómo uno puede encontrar en el cuerpo el conocimiento que uno mismo depositó previamente en él. La ciencia conduce al hombre hacia lo experimentable, y se supone que sólo aprende lo que experimenta allí externamente; mientras que lo correcto sería conducir al hombre al cuerpo vivo. Nuestros alumnos, que son conducidos al cuerpo muerto, que ya es un cadáver, no aprenden nada del ser humano vivo. Ese sería, sin embargo, un estudio más difícil, porque el ser humano debe practicar el auto-conocimiento, debe mirar dentro de sí mismo, porque el ser humano debe volverse más perfecto. Pero eso es precisamente lo que el hombre nuevo no quiere: no quiere llegar a ser más perfecto, quiere que la escuela le impresione un poco, y luego quiere detenerse ahí, no quiere llegar a ser más perfecto. El hombre no quiere eso, porque en la educación de la que disfruta hoy es, diría yo, ya demasiado arrogante para admitir que debería perfeccionarse de alguna manera.
Bien, me gustaría decir que les he hablado un poco del yo. Pero hablaremos más cosas en las próximas horas, para que oigan mucho más y poco a poco encuentren todo más comprensible.
Ya ven, les he dicho un poco de lo que el yo tiene que hacer en el tiempo hasta que el hombre baje de nuevo a la tierra. Pero ahora hay gente que dice: ¡Oh, lo que el yo tiene que hacer después, eso no me interesa! Podemos esperar a morirnos, y entonces lo veremos". - Eso es lo que dice la gente.
Sí, señores, eso sería igual que si el germen, después de haber sido creado y fecundado y de haber nacido en él el ser humano, dijera en el vientre de la madre: Oh, es demasiado aburrido para mí vivir en el vientre de mi madre, me iré antes. Sí, pero si no quiere vivir sus nueve meses reales en el vientre de su madre, no puede convertirse en un ser humano. Primero tiene que pasar por eso. Igual de poco puede el yo experimentar nada después de la muerte si no vive aquí de tal manera que se le estimule a hacerlo. Por lo tanto, es bastante erróneo que alguien diga: voy a esperar a que se produzca la muerte, entonces veré si soy algo o nada etc. La gente no es muy lógica. La gente de hoy es en realidad tan lógica como aquella persona que afirmaba y juraba que no reconocía a Dios, y juraba: «¡Tan seguro como que hay un Dios en el cielo, soy ateo!». Así es más o menos la gente de hoy. Repiten los viejos refranes. Repiten los dichos inconscientemente, incluso cuando son contradictorios. Y así la gente cree: Voy a esperar y ver si sigo siendo algo o nada. La gente se dice a sí misma: ¿Creo en la inmortalidad o no creo en la inmortalidad? Sí, si no creo en la inmortalidad y después de todo existe, entonces podría estar mal. Pero si creo en la inmortalidad y no existe, entonces no hay mal que por bien no venga. Así que sin duda es mejor que crea en la inmortalidad.
Pero, no es correcto, uno no debe jugar a la pelota con las ideas, sino que es importante que uno realmente sea consciente de los hechos. Y entonces uno debe decir: Aquí en la tierra el hombre debe recibir el estímulo de que su yo puede realmente entrar vivo en el mundo después de la muerte. Y cuando la gente ya no es consciente de los hechos reales, este estímulo es completamente disipado por la ciencia actual. No se admite, pero hoy en día en realidad interesa mantener al hombre lo más estúpido posible, para que después de la muerte duerma y no tenga ni idea de cómo debe penetrar en los secretos de todo el universo para volver a ser un verdadero ser humano.
Verán, señores, si la humanidad siguiera viviendo como hasta ahora, preocupándose sólo de lo externo, en el futuro nacerán personas que no podrán mover las manos en absoluto porque en ésta vida no habrán aprendido nada para la siguiente vida.
Volveremos a tocar el tema de cómo se repiten las vidas. Hoy sólo quería darles conceptos para que vean que no se trata sólo de una afirmación frívola sobre cómo es el yo después de la muerte, sino que desde el propio conocimiento se puede señalar, que el hombre vuelve a bajar y tiene que formar su propia vida en la confusa materia. Esto se reconoce realmente sobre la base de hechos objetivos.
De eso es de lo que hemos estado hablando aquí. Sólo que no sucede tan rápidamente, pero responderé a la pregunta completamente si tomamos juntos lo que sabemos sobre el final de la vida humana, de cómo el hombre pierde gradualmente su cuerpo etérico y su cuerpo astral, y de cómo el yo tiene entonces que descender para formar su cuerpo astral y así sucesivamente. Entonces uno se da cuenta de cómo el ser humano desciende una y otra vez. Y entonces también se da cuenta en el transcurso del tiempo, cuando el ser humano se libera de toda su vida terrenal, cuando ya no tiene que descender. ¿Cuándo empezó? - también tendrá respuesta. Debió de empezar como una especie de planta. Para eso no necesita ser un ser humano. - Pero también les describí que una vez la tierra fue una gran planta, y veremos que la tierra volverá a ser una planta, y entonces el hombre se liberará de su humanidad.
Entonces analizaré toda la cuestión desde un ángulo diferente. Por supuesto, tendrán que tener la paciencia suficiente para no decir durante las primeras lecciones: «No puedo seguir con esto». - Verán que cuanto más detallado sea, más plausible les parecerá.
Traducido por J.Luelmo jul.2025