GA346 Dornach, 12 de septiembre de 1924 El genio y el demonio del sol

Rudolf Steiner

La relación de Cristo con el sol. El Genio y el Demonio del Sol. Sorat y el número 666. La
necesidad de esforzarse por la espiritualidad. El misterio de Micael, el misterio de Cristo y el misterio de Sorat.

Octava conferencia

Dornach, 12 de septiembre de 1924

Al traer ante nuestras almas los puntos centrales en los que las revelaciones del escritor del
Apocalipsis culminan –como ya hemos hecho con ciertos aspectos- podemos llegar pronto a la
composición general así como al contenido consecutivo del Libro del Apocalipsis. Por tanto, hoy
continuaremos con nuestras consideraciones sobre los puntos centrales, de tal forma que mañana
podamos realmente bajar hasta el fondo del contenido consecutivamente.
Ayer hablé sobre cómo el escritor del Apocalipsis en cierto sentido vio algo que estaba amenazando
con engullir al Cristianismo –aquello que él creía que era el verdadero Cristianismo- algo que lo alejaría del Principio de Cristo y lo conduciría de vuelta al Principio del Padre que, si triunfara, sólo asumiría formas materialistas, naturalistas en esta época.
El escritor del Apocalipsis vio cosas y procesos en concordancia con el secreto de los números o,
mejor aún, él vio y sintió en concordancia con el secreto de los números. Igual que el músico siente la manera en que las notas suenan juntas en concordancia con el secreto de los números, aunque él se hace consciente de esto la mayoría de las veces esporádicamente, así el escritor del Apocalipsis siente más o menos conscientemente los secretos que están vinculados a un número como el 666.
Ahora miremos nosotros mismos en el cosmos para recoger de él más secretos del número 666.
Consideremos que la revelación Cristiana como un todo es realmente una revelación Solar, que Cristo es el Ser que proviene del Sol y que envía a Micael con sus huestes por delante, igual que de un modo diferente el Jehová de la antigüedad envió a Micael por delante. Si consideramos que nosotros mismos estamos ahora viviendo en una época Micaelita encontraremos que el impulso de Cristo como un Misterio Solar aparece ciertamente muy profundamente ante nuestra alma.
Debemos ser profundamente conscientes en nuestra alma que en la lucha contra el Cristianismo,
contra lo que se está luchando es el hecho de que el elemento espiritual real del Cristianismo está
conectado con el Sol. Nada agradaría más a los opositores del Cristianismo que los seres humanos
perdieran completamente su visión del Sol como un ser espiritual y retuvieran sólo el punto de vista del Sol en su existencia física, como ya he mencionado en otras ocasiones durante estas conferencias.

GA346 Dornach, 13 de septiembre de 1924 diferencia entre cristianismo y otras creencias

Rudolf Steiner

El Libro del Apocalipsis como una imagen profética que muestra el desarrollo del Cristianismo después del Misterio del Gólgota. La diferencia esencial entre el Cristianismo y otras creencias religiosas. La construcción de la Antigua y la Nueva Jerusalén.

Novena conferencia

Dornach, 13 de septiembre de 1924

Ahora que hemos reunido varios elementos para ahondar en la esencia del Libro del Apocalipsis, dirijamos nuestra atención al Libro en sí. Comenzaremos por dirigir algunas preguntas relativas al final, la meta de lo que el escritor del Apocalipsis ve en su visión y quiere impartir a la humanidad. Veréis después por qué he elegido estructurar nuestras consideraciones de esta manera particular.

Lo que el escritor del Apocalipsis nos da es lo que se podría llamar una comunicación a la humanidad, una revelación a los seres humanos, pero una revelación que es muy diferente en su esencia de otras comunicaciones que no surgen de la clarividencia. Así el escritor del Apocalipsis señala que el suceso que le permitió hacer su comunicación a la humanidad fue un suceso especial, una poderosa iluminación. El Libro del Apocalipsis es así mostrado como un suceso, un hecho que pertenece al desarrollo adicional del Cristianismo.

El gran punto de partida del desarrollo Cristiano sobre la tierra, que antes de que sucediera sólo podía ser previsto y esperado, es por supuesto el Misterio del Gólgota mismo. Tras este vienen los diversos hechos que deben surgir si el Cristianismo ha de seguir desarrollándose, desde el Misterio del Gólgota en adelante, a través de todo el tiempo y la eternidad. El Libro del Apocalipsis contiene uno de tales hechos. El escritor del Apocalipsis es plenamente consciente de que no sólo está diciendo a otros algo que él mismo ha experimentado y que contribuirá al desarrollo de su tiempo; él sabe que la recepción y transmisión misma del contenido del Libro del Apocalipsis es un hecho en sí mismo.

El aspecto importante que distingue al Cristianismo de otras creencias religiosas es que las religiones antiguas eran enseñanzas, mientras que el aspecto esencial del Cristianismo es el hecho del Gólgota, y este esencial aspecto debe ser seguido por más hechos. Por tanto no es una prioridad fundamental y primordial que se le explique a la gente el contenido de los Evangelios. Lo esencial es que el Cristianismo debería buscar una conexión real y genuina con el Misterio del Gólgota. Bajo la influencia del intelectualismo en los tiempos recientes, el Cristianismo ha adoptado formas intelectuales propias. Esto ha conducido incluso a la famosa afirmación de que Jesús no tiene lugar en los Evangelios1. Esto significaría más o menos que el contenido de los Evangelios puede ser aceptado como enseñanza mientras no se necesite tener en cuenta al maestro del que proviene. Sólo Dios Padre tiene un lugar en los Evangelios, se dice. Esto es equivalente a postular que lo importante del Misterio del Gólgota fue que Jesucristo apareció y dió enseñanzas sobre el Padre. Pero éste no es el aspecto esencial en absoluto. El aspecto esencial es que el Hecho sucedió en el Gólgota, que Jesucristo vivió sobre la tierra y realizó el Hecho sobre el Gólgota. Las enseñanzas son accesorias, son secundarias y no esenciales. El Cristianismo debe luchar por volver a reconocer esto, y también para llevarlo realmente a cabo.